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La primera vez que tuvimos sexo fue una noche de año nuevo; ya siendo mayores de edad, estábamos bebiendo y riendo de mil y un cosas; sonaba la música y nos pusimos a bailar; mis demás familiares comenzaban a quedarse dormidos o estaban muy ebrios para ponernos atención
Estaba en la universidad, venía de una familia de clase media promedio. La mayoría de mis amigas, si no es que todas, ya habían tenido su primera experiencia y hablaban abiertamente de ello
Conocí un hombre maduro, divorciado, que me atraía y quería tener sexo con él. Era gerente en una empresa transnacional, con buen puesto, discreto, con un cierre cuidado sin exagerar; buena loción y ademanes de caballero
Hay ocasiones en que las mujeres tenemos la necesidad de sentir un orgasmo y recibir el líquido caliente de un hombre, y ese era uno de esos días. La noche había sido corta. Había cogido con mi marido, aún sentía su leche saliendo de mi y la necesidad estaba presente
Le dije que no estuviera molestándome; me contestó que esa ropa me quedaba bien. Al poco rato, se me acercó por la espalda y empezó a hacerme cosquillas; estábamos jugando; pero, él aprovechaba para tocarme los pechos, las piernas y las nalgas; no le dije nada porque me gustaba el roce de sus manos
A veces tengo la necesidad de experimentar cosas nuevas para no caer en la rutina de una relación. Sin embargo, nunca imaginé lo que podía suceder. Soy casada, con una relación estable de 15 años. Amo a mi marido y nuestra vida íntima está bien; tratamos de probar cosas distintas y nos va bien
Tengo varios años de casada con mi marido; como toda pareja, tenemos nuestros días buenos y malos; pero sexualmente, creía que no nos faltaba nada. El único problema es que él es muy dependiente de sus amigos; esto provocó lo que voy a contar
A partir de la primera vez que me hizo suya, mi padre aprovechaba cualquier oportunidad para seguir gozando de mi cuerpo; y me di cuenta que la experiencia de un hombre mayor da muchas satisfacciones
Dicen que a las mujeres no nos excita lo visual; que preferimos una situación sentimental para alcanzar orgasmos más intensos; sin embargo, viví una situación que me dio uno de los orgasmos más intensos de mi vida.
Me gusta abrir mis piernas, tocarme, acabar; más aún, abrir las piernas mientras un hombre ve como me complazco y terminar mirándolo masturbarse; pero, me sucedió algo que me excita hasta hoy, que ni en mis más perversas fantasías hubiera imaginado.
Quizá es algo que no le ocurre a todas las mujeres; quizá es una parafilia, no lo sé; pero, me excita ver el semen salir del falo; el chorro, el goteo, el líquido blanco, el líquido preseminal, me pone caliente…