Nuevos relatos publicados: 0

Mi trio favorito

  • 8
  • 15.510
  • 9,24 (37 Val.)
  • 2

Pase un par de años trabajando fuera de la ciudad, el cambio fue difícil para mi marido y para mí, específicamente en lo sexual, mi marido cada que podía se iba con alguna "amiguita" y se daban sus revolcones, cada vez que quedaba de verse con ellas me avisaba, y yo me la pasaba imaginando cada detalle de lo que estarían haciendo, me calentaba solo sabe que se la estaba metiendo a alguien más o que ella se la estaría mamando a mi marido, moría de ganas de que llagara y me contara todo con lujo de detalle mientras me lo hacía a mí también, eso sí él no estaba tan cansado de su faena o si yo no me masturbe como loca, pero la mayoría de las veces le pedía que me recreara su aventura. Como en todo matrimonio siempre es necesario, hacer cambios ya sabes las cosas llegan a ser monótonas, en cierto tiempo llegamos al momento en que queríamos experimentar más cosas, yo moría de ganas de verlo en acción con alguien más, ya no quería que solo me lo contara quería verlo, mientras él también comenzó con la idea de verme a mí, así que fuimos a un bar SW, y esa noche no estábamos muy seguros de lo que pasaría solo sabíamos que dentro las personas se intercambiaban mientras, haciendo una especie de orgia, yo estaba un tanto nerviosa y excitada, mi marido solo se dejó llevar, llego el momento en que podíamos pasar al cuarto oscuro y nos dedicamos a ver, mientras mi marido estaba sentado me levante y me pare frente a él, se me antojo inclinarme, bajarle el zipper y darle una mamada, pensé que para empezar, yo llevaba una minifalda con una tanga así que mientras le daba lengua me estarían viendo el trasero, y pues si de repente llegó alguien y le pidió permiso a mi marido de "darme", pues adelante, vi que sus pantalones caían al suelo, escuche como rompía el paquetito y lo tiro, unos cuantos segundos más en lo que se lo ponía, y pum adentro, me la metió sin contemplaciones, lo bueno es que yo está más que caliente con toda esa situación, el cuate bombeaba bastante bien, se escuchaba fuerte y claro cómo me los estrellaba en mis nalgas, mientras me sujetaba fuertemente de la cadera, yo no dejaba de mamársela a mi marido que sabía que él estaba viendo cómo me cogían mientras se la chupaba, sentí un buen orgasmo vaginal, y sentí como también el término, sobre todo por que hizo mucho ruido al momento de terminar.

A partir de ese momento, los dos siempre queríamos vernos en acción, yo quería verlo a él y el a mí, decidimos que buscaríamos un trio para que tuviéramos lo que queríamos, pero...

Me mandaron fuera de la ciudad para trabajar, por allá no tenía idea de cómo sería, así que tarde mucho tiempo en siquiera enterarme de que ni siquiera se hablaba de eso, era muy mal visto que "yo" siquiera hiciera broma de eso. 

Por suerte me hice buena amiga de un chico que además de gustarme mucho, podía platicar muy a gusto y no se espantaba ni me juzgaba. Con el tiempo el chico me gustaba cada vez más, y él no dejaba de tener muchas atenciones conmigo, era demasiado atento, muy lindo, note que hacía que me gustará más y más, de siempre me pareció guapo, delgado, le gusta hacer ejercicio, blanco de piel, su cabello rizado castaño. 

Le platiqué a mi marido de este compañero, de hecho siempre le platicaba todo lo que me pasaba diario, y de repente mi marido sin más me dijo, quiere tener sexo contigo, le gustas tanto como el a ti, me sorprendió muchísimo, pero la idea me encanto, me sentía como pavo real cada vez que lo veía, y no lograba evitar imaginarme teniendo sexo, rico y desenfrenado, así que me hacia todo para proyectar lo que quería, muero él se las daba de muy modoso, así que mi marido y yo planeamos decírselo directo, total lo único que pasaría era aceptara gustoso o que se asustara y hasta ahí llegara la amistad. 

Un día me invitó a comer, lo note muy nervioso, estaba demasiado ansioso, no quise insistir, la verdad es que yo hacía todo por coquetearle, pero en ese momento me dijo que me quería confesar que estaba loco por mí, que no aguantaba más, me deseaba mucho que todo el tiempo notaba mi cuerpo y se excitaba con cualquier movimiento o comentario que yo hiciera, pero se sentía muy apenado por qué tanto a mi como a mi marido nos tenía gran aprecio, siempre lo habíamos tratado bien y hasta escuchado cuando tuvo problemas. La verdad de la emoción le pedí que cuando saliéramos me acompañara a mi casa, mientras le pedía un favor. Ya a la hora de la salida él estaba muy desconcertado, me abrió su corazón y yo solo me río y lo dejo en ascuas, pero de camino a casa le dije disculpándome, me gustas mucho desde siempre, e igual te deseo, de la misma manera que te pasó a ti me pasa a mí, no quiero arruinar la amistad ni mi matrimonio, me llevo muy bien con mi marido y nos compartimos con otras personas, llegamos al acuerdo de pedirte que seas mi trío, me encantas, me gustas mucho, mientas más te veo más ganas tengo de besarte hasta perder la cabeza, quiero tener sexo contigo, pero también me encanta la idea de que mi marido me vea y porque no que los dos al mismo tiempo me penetren.

Me quede esperando una respuesta, solo note que sus manos temblaban, tenía media sonrisa en su boca, pero como yo iba manejando no logre ver más, así que me detuve, le pregunté que si todo estaba bien, lo tome por su cara, me acerqué para besarlo, el solo se dejó, me abrazo como pudo y siguió besándome, me dijo que parecía un sueño que le estuviera pidiendo eso, llevaba tiempo queriendo proponerme irnos a un hotel, sin que nadie lo notara pero que yo ahora le propusiera eso con todo y mi marido, le voló la cabeza, estaría encantado, en hacerlo, le pregunte si estaba de acuerdo en que fuéramos a mi casa de una vez para poner manos a la obra, con una enorme sonrisa acepto, a medio camino pare en una farmacia y le pedí que si por favor compraba condones, mientras le llamaba a mi marido, bajo y le llama para decirle lo que había conseguido, pero mi marido no estaba en casa, pero que empezara sin el de todos modos no tardaría mucho y le encantaría entrar y encontrarme en plena acción, regreso al auto y directo a casa, ya dentro bien instalados, no besamos mientras nos arrancábamos la ropa, les daba mucha atención a mis senos, no los dejaba ni por un momento, descubrí, que tiene un rico pene mediano, blanco muy derechito, bastante bonito por decirlo así, me parecía muy similar al de mi esposo, me di a la tarea de saborearlo por largo rato, sentía como lo estaba disfrutando pero no quería que se me viniera en la boca tan pronto yo también quería más que eso, sin soltarlos nos recostamos en el sillón, se bajó para mamar mi vagina que estaba que ardía de ganas de que le prestaran atención, debo decirles que sus besos me hacían perder la cabeza, duraba mucho tiempo besándolo, le supliqué que me la metiera ya no aguantaba más además que me contuve mientras me daba de su lengua en mi rajita, así que ya quería venirme, me puse encima de él y me frotaba con vigor, por suerte escuche que llegaba mi marido, note que se turbo un poco, pero le dije que estuviera tranquilo ya le había avisado que estaríamos en casa y que empezaríamos, así que solo se relajó y le pedí que me la metiera por detrás para que mi marido cuándo entrará me viera así, por suerte así fue, me encanto ver su cara de placer y excitación, dijo buenas noches cerro detrás de él  dejó sus cosas a un lado y se sentó en el sillón de enfrente, nos dijo pueden seguir, se ven muy bien, así que me deje que siguieran, ya por fin volví a ponerme encima de él y me vine, como soy multiorgásmica, no hubo necesidad de que me dejara descansar así que seguí hasta que sentí como se venía, lo deje descansar y le pedí a mi marido que siguiera el, así duramos un rato, lo malo de que fuera media semana, nos pusimos de acuerdo para que el fin de semana, se quedara en casa para que estuviéramos tranquilos y poder desvelarnos, por fin tuve mi primer sándwich y me hice adicta a ellos, no hay nada mejor, duramos mucho tiempo, con él,  nos llevamos muy bien, todo era muy rico, de vez en cuando él nos platicaba que tenía sexo con algunas personas y me daba mucho gusto, llego un momento en el que ya no usábamos preservativo, me dejaba llena de leche y a mi marido le encantaba metérmela después de eso.

Pero como todo cuento de hadas la historia llega a su final, termino el tiempo de tener que estar trabajando por allá, así que teníamos que volver a la ciudad, tristemente nos despedimos, nos prometimos seguir viéndonos no alejarnos, pero la verdad es que es muy difícil, se volvió muy necesario y lo extraño mucho, llegamos al acuerdo de que nos daremos a la tarea de conseguir un trio por acá por la Ciudad de México, así volveríamos a estar completos.

(9,24)