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Mi primer oral: Aún recuerdo el calor de sus labios

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Fue hace ya unos años, tenía ya unas semanas saliendo con una muchacha, me atreveré a describírselas... (le llamare María, para guardar su identidad).

Ella es muy delgada, era un poco mayor que yo (pero eso nunca fue molestia, al contrario) caminaba mucho, lo cual le produjo unas piernas firmes, al igual que su trasero, que no era muy grande, pero si antojable, sus pechos, igual, no muy grandes, pero eran proporcionales a su cuerpo. Su cabello chino y largo, con unos ojos enormes, que me cautivaban la mirada.

Era ya noche, habíamos salido por unos churros después de su trabajo, yo traía la camioneta de la empresa, lo cual nos daba siempre oportunidad de estacionarnos por ahí para besarnos, acariciarnos y sentir nuestros cuerpos.

Estábamos acostados en la parte trasera, platicando, besándonos, nuestras lenguas se entrelazaban, y alternadamente mordíamos nuestros labios y nuestras lenguas, eso me prendió demasiado, quería llenarla de besos y recorrer todo su cuerpo con mis labios, María estaba arriba de mí, María movía su cadera, obviamente mi pene erecto sentía como se movía y el calor de su cadera hacía que me excitara aún más.

Mi pene no es, creo yo, tamaño normal, mide 19 cm y 4 de ancho, con una ligera curvatura a la izquierda.

Para ese entonces, ya mi camisa, y su blusa salían sobrando, se la había quitado, lo cual me dejaba acariciar sus pechos libremente, y sentir esos pezoncitos duros y ricos, los acariciaba suavemente mientras los besaba, en eso ella recorrió su mano por mi pantalón, metiéndola lentamente y me dijo: "puedo tocarte???"

Mi respuesta inmediata fue... ¡Si!

Metió su mano, y empezó a acariciar mi pene, desabroche mi pantalón, y ella recorrió mi bóxer y empezó a chuparme mientras me masturbaba, era la primera vez que alguien lo hacía, movía su boca de arriba a abajo, aun puedo sentir ese calor, el calor de su boca saboreando mi pene, yo acariciaba su cabello, después de un rato, empezó a acelerar el ritmo, haciendo que me viniera, cuando le dije que iba a correrme, se lo saco de la boca y dejo que vertiera todo sobre sus pechos.

Me abrazo y comencé a besarla y a morder esos labios carnosos, recuerdo muy bien, que uno era más ancho que el otro, muy besable, muy mordible.

Quise devolverle el favor, pero no quiso, porque era tarde y tenía que llegar a su casa.

Estuvimos saliendo un tiempo, lamentablemente por causas de fuerza mayor nuestras vidas tomaron caminos distintos, pero siempre recordare a María, a esos labios, su voz, su cuerpo, y sobre todo el tiempo que pasamos juntos.

Me hubiera gustado podido devolver el sexo oral, probar su conchita, acariciarla, chuparla, ¡y hacerla sentir lo que yo sentí ese día!!!

Espero un día nuestros caminos se junten, por lo menos para eso... Y se puede más, ¿por qué no??

 

¡Saludos!

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