Qué bella libertad se vive arropada entre tus brazos,
cuánta emoción sentir tus manos a las mías enlazadas,
sentirme en tus pensamientos todo el día, qué sublime,
saberme llenando tu cálida mirada, qué embeleso.
No saber de tu persona oprime día y noche el corazón
y en silencio se sufre la esperanza del regreso,
qué doloroso cautiverio y qué vacío tan infinito,
cuántos ríos de lágrimas por la necesidad de tu abrazo.
Así es el amor que quema la sangre y obnubila la mente
y al tiempo desgarra el corazón y sufre el pensamiento,
torna al más hermoso y paradisíaco jardín primaveral
en un tórrido e inerte desierto en verano candente.