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Delicia carnal

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Habiendo comprado mi entrada casi un mes antes, yo estaba como loco por ir al partido, así que pasé a recoger a mi cuñado antes de la hora acordada. Él no había llegado de trabajar y mi hermana me puso un café y charlamos mientras yo fumaba. Acabados los cafés y yo el cigarro, mi hermana se levantó y desabrochándose la camisa dijo que iba a ducharse. No me extrañó que se desvistiera delante de mí, ya que siendo hermanos, infinidad de veces la había visto tanto en ropa interior como desnuda. Si llamo mi atención qué saliendo de la cocina, ya sin la camisa, se dio la vuelta y dijo:

-recuerdo cuando éramos niños y mamá nos duchaba juntos. Yo me reía cuando se te ponía el "pito" duro. Que tiempos... podías ducharte conmigo y los recordábamos.

En aquel momento sentí asco de mis pensamientos... siempre había visto a una hermana y de repente vi a una mujer y me gustó lo que vi, me gustaron aquellas tetas apretadas en el sujetador, me serene  y lo achaque a llevar dos meses "sin compañía femenina" luego tomé asiento para fumar otro pitillo.

Con el ruido de la ducha de fondo mi hermana insistió:

-vamos!!! Te estoy esperando!!!

Fui al baño con la intención de decirle que ya no éramos niños y que eso no estaba bien visto, pero al entrar en el baño me la encontré quitándose el sujetador y mirándome a los ojos se quitó las braguitas y me invitó a entrar. Yo no sabía que pensar, estaba en "tiempos de sequía", ella estaba muy buena y al verla rasuradita no me lo pensé.

Cuando entre en la ducha el agua corría por su cuerpo formando una cascada al caer de su culo y al romper en los pezones salpicaba levemente. Ella me miro y me dio una esponja y al darse la vuelta enjabone su espalda parando donde esta pierde su nombre, se giró hacia mí y enjabone sus hombros cortándome de seguir pero tomó la mano con la que yo sujetaba la esponja y la guio para enjabonar sus pechos con movimientos suaves y circulares teniendo yo que abrir mis dedos para notar el suave tacto con mis yemas. Al abrir la mano se cayó la esponja y al agacharme a recogerla me quedé mirando el perfecto rasurado, ella abrió un poco las piernas y empecé a frotar hacia arriba y hacia abajo, muy suave, viendo cómo se abrían sus carnes al paso de la esponja. Ella me dio su mano para que me levantase y me quito la esponja, luego la lanzó por encima de su hombro diciendo que se le había caído. Se dio la vuelta para recogerla y al agacharse su culo rozó mi pene fingiendo ella que se asustaba pero, mirando de reojo, estiró las piernas para alzarse y retrocedió rodeado mi polla con sus piernas, luego empezó a moverse adelante y atrás, arriba y abajo, gimiendo muy bajito y yo no aguante y la agarré por las caderas y empuje pero apenas había entrado la puntita ella saltó como un resorte y salió corriendo de la ducha. Salí tras ella hasta su habitación y la abracé por detrás para pedir perdón pero levantó la cabeza girándola hasta sentir mi aliento en su oído y dijo:

-necesito que me follen y quiero que seas tú, pero tengo miedo.

Yo la giré y sujetando sus caderas pregunte a que tenía miedo y ella respondió que a mi rechazo. La miré a los ojos y con mi mano ya en su culo dije:

-eres preciosa y con esos ojitos que me pones como voy a decir que no.

Sonriente se lanzó a besarme pero me aparte cayendo ella a cuatro patas en la cama y cogiéndola con fuerza empuje y dije:

-ya no te escapas.

Creí oír un alarido pero al mirarla reflejada en el espejo una sonrisa invadía su cara. Las tetas le bailaban al ritmo de mis empujones y con su culo entre mis manos, temblando cada vez que mi pelvis chocaba, no podía dejar de mirar al espejo y desear aún más sus tetas. Me eché hacia adelante para llegar a tocarlas y al sentir mi pecho en su espalda giro la cabeza intentando nuevamente besarme pero con dos empujones más tuve que sacarla y soltar todo el chorro en la cama. Tras darle un azote empecé a limpiarla y vi como se ponía boca arriba y tocándose dijo:

-no no no, tú has acabado pero yo no.

Pues nada... seguiremos al lío. Me eché sobre ella lamiendo sus pechos y saciando así el ansia que me habían provocado y al levantar la cabeza la miré a los ojos y suave empuje hasta el fondo, ahora si vi claro el alarido y paré preocupado pero ella dijo que era normal y que no parara. Una y otra vez iba contra ella, mirando sus pechos, acariciando sus caderas, disfrutando como nunca en tantos años juntos hubiese imaginado, pero nuevamente antes que ella yo ya terminaba y me rodeó por el culo con sus piernas y mirándome dijo:

-hermanito, si me la sacas te la corto.

Y ahora sí, me abrazó por el cuello, me beso con ansia y tras dar unos últimos coletazos juntos habíamos acabado.

Aún dentro de ella, ambos nos movíamos muy suave. Sin querer terminar yo acariciaba sus piernas mientras me perdía en sus ojos y dejaba que ella me regalara algún beso perdido y ella, que no soltaba mi cuello, dijo:

-hermanito, tendrás que quedar más con mi marido para ir al fútbol.

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