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Laura, mi ex cuñada. Mi premio

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Esta es la continuación de mi primer relato, si no lo han leído, acá les dejo el link, para que vayan directamente: "Laura, mi ex cuñada".

Y así terminó nuestro primer encuentro sexual con mi ex cuñada Laura...

Seguíamos sentados en el sofá, cuando ya era momento de irme a casa, le dije a Laura: - Mi premio “cuñadita”- Ya debo irme-. Decirle “cuñadita”, me causaba un morbo que ni se imaginan.

- Ay! Si “cuñado”- Me respondió. Con un tono de putita, que con antelación, ya me puso la calentura arriba.

Se paró y tomándome de las manos, me hizo parar a mí, se agachó quedando frente a mi bulto. Me despojó el cinto, me desató las zapatillas e hizo lo mismo, desprendió el botón de mi jean y me lo sacó, e hizo lo mismo con el bóxer, quede completamente desnudo de la cintura para abajo, frente a su cara, mi pene aún flácido.

Me empujó para hacerme sentar de vuelta en el sofá, abrió mis piernas y tomando una almohada la puso bajo sus rodillas colocándose en medio de mis piernas. Comenzó a besarme la parte interior de mis muslos, de manera lenta y torturante. Mi pene empezó a agrandarse al instante. Sin prisa, subía por mis muslos con sus labios, como si ella estuviese degustándome. Saltando mi entre pierna, subió un poco mi remera y ahora la tortura se dirigía en mi abdomen. Me besaba con pasión y su lengua recorría la parte baja de mi torso. Ya tenía para eso mi pene a mil, como una roca. Interiormente rogaba que ya se lo metiera en la boca, pero Laura estaba dispuesta a hacerme sufrir antes de hacerlo. Y yo. No iba a interrumpir mi premio.

En un momento se levantó y fue hacia su pieza, cuando volvió tenía en la mano un aceite de bebé, volvió a arrodillarse entre mis piernas, abrió el pote y me puso un poco en el abdomen, comenzando a hacerme masajes lentamente, eso era un tormento, aun no tocaba mi pene, pero ya lo tenía rígido, ella se daba cuenta que no daba más, y reía con ello. Le divertía que sufriera. Hizo lo mismo con mis piernas. Estaba relajado y caliente. Una combinación mortal. Comenzó a besarme los testículos. Primero de manera calma, para luego metérselos en la boca de manera urgente, primero uno, luego otro, para repetir la operación una y otra vez. Yo suspiraba del placer que me daba.

Colocó un poco de aceite en mis testículos, y empezó a masajeármelos, me lo hacía como toda una experta, mientras no dejaba de poner su cara de viciosa. Inclinó su cabeza y empezó a besar el tronco de mi pene, desde la base subiendo lentamente hasta el glande. La tortura era impresionante. Ella sabía muy bien lo que hacía. Tomó el tronco de mi pene con una mano. Abrió su boca y se metió mi glande. Sus chupadas eran intensas y lentas. De a poco se metía más y más mi verga, dura como hierro, de arriba hacia abajo sus labios acariciaban mi pene, mientras una de sus manos lo sujetaba y la otra seguía masajeando mis testículos. Soltaba por un momento para lamer el tronco para luego volver a metérselo en la boca. Una de las mejores chupadas que me habían dado sin dudas.

Laura no dejaba de chupármela, estaba como poseída por mi pene, gemía como putita con cada movimiento brusco de su boca, mi pre semen salía como si no hubiera tenido sexo en varios días. Rozaba sus labios por el glande, de un lado hacia el otro, mientras me miraba. Sus ojos de viciosa a través de sus anteojos me causaban tanto morbo que debía aquietarla por momentos agarrándola del cabello. Quería alargar lo más que pueda el momento. Pero sabía que no sería por mucho. Su boca me sacaba de control. Sin dudas aprendió a dar chupadas como una diosa. Sacó mi pene y se comenzó a golpear los labios, sus cachetes con él, se frotaba la cara gimiendo. Sopló un rato el glande y se lo volvió a meter.

-¿Me vas a dar tu lechita cuñadito?- ¿Calentita?- Me dijo Laura, mientras masajeaba mis testículos. Esas palabras me hicieron perder el control que había tenido por completo. Ya quería bañar su cara y su boca de semen.

- Si cuñadita- Sacamela- Que no aguanto más- Le dije.

Ella tomó el pote de aceite y me lo tiró por todo el pene, cayendo por mis testículos. Apretó fuerte el tronco y empezó a masturbarme lentamente. La cabeza de mi verga esta por explotar, ella bajaba y subía su mano por toda la extensión del mismo.

-¡Que rica verga cuñadito!- Me dijo. Mientras seguía masturbándome. Puso su cara frente a mi pene y apuró sus movimientos. Yo ya estaba a punto de venirme.

- ¿Ya viene?- Me dijo con la mejor voz de putita.

- ¡Si!- ¡Ya!- ¡No pares!-. Al decirle eso freno de golpe de masturbarme.

- ¡Noo, noo, nooo!- ¡No seas asi! -Le dije. Mientras ella reía. Y abría su boquita sobre el glande sin metérselo. No pararía de torturarme hasta el final.

Tomo el pote de aceite y nuevamente, puso abundante en mi pene, agarró el troco y empezó con la misma secuencia, masturbándome lentamente.

¿Ahora si cuñadito?- ¿Me vas a dar tu lechita?- Me dijo Laura. Aumentando la velocidad y colocando su cara frente a mi pene y su boquita abierta para recibir todo.

- ¡Si, ahora ya viene!-. – ¡No seas mala y dejame acabarte!- Le dije.

-¡No lo voy a hacer, dame la lechita cuñadito!- Me dijo.

Y así comenzaron a salir los chorros de semen, en su cara y en su boquita, no paraba de largar todo lo que me había hecho acumular. Sus anteojos estaban bañados en esperma. Ella seguía exprimiéndome con fuerza en el tronco. Yo temblaba con cada bajada de su mano.

Cuando la calma empezaba a llegar sentí alivio, ella limpio como pudo sus anteojos, mientras seguía masajeando mi pene aun erecto. El semen en su cara y en su boca caía por su remera y por el piso, yo no podía creer todo lo que había largado. Chupo mi pene profundamente unas cuatro veces. Me lo dejo limpio.

-¡Que rica lechita cuñado!- Me dijo. Mientras se mordía los labios. Mi pene comenzó a relajarse de a poco. Eso había sido increíble. Unas de las mejores chupadas que me habían dado. Qué premio había conseguido. Había salido increíble. No lo podía creer. Estaba alucinando. Me había cogido a mi ex cuñada y recibido una tremenda chupada de pene.

-Voy a limpiarme esta bañada- Me dijo Laura. Riendo. Y fue hasta el baño. Yo tome mis ropas y empecé a vestirme. Me puse las zapatillas. Ella salió del baño y yo entre a lavarme.

Encendimos un cigarrillo cada uno y reíamos de la tremenda acabada que le había dado, mientras me preparaba para irme.

Salimos afuera y saqué mi moto a la vereda. Me subí y nos besamos. Antes que pueda preguntarle, Laura me dijo para seguir viéndonos cuando podamos. Había adivinado lo que pensé. Sin dudar un instante accedí. Arranque la moto y me fui.

Y así culmino esa increíble tarde- noche, en el camino a casa recordaba cada momento. Y aún no lo olvido, recuerdo cada detalle.

Seguimos escribiéndonos bastante seguido después de lo que sucedió. En el próximo relato les contaré el segundo encuentro. Que no fue menos caliente que el primero.

Hasta la próxima...!

-Alexander 0022-

(9,17)