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(9) Los amores de Ana Etxeberría

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No fue difícil encontrar a Martín Valdemoro. Principalmente por la fila de unas 25 chicas que conducía a una sala preparada con una cámara digital con trípode de la que se encargaba Martín. Y una mesa cercana con tres chicos de la fraternidad OMEGA tomando anotaciones en fichas.

-Nombre –preguntó uno de los tres miembros de la fraternidad.

-Eva Salgado.

-Muy bien, venga.

Y la chica se quitó el top para enseñar sus tetas sonrosadas. Una rápida verificación de los tres chicos y…

-Tetas perfectas. Tienes el número 37.

Eva se alegra.

Martín hizo las fotos pertinentes de las tetas de Eva.

-Gracias, Eva.

Ella dio las gracias con un meneo alegre de tetas.

-Así nos gusta. Siguiente.

A todo esto, el inspector Balaguer no salía de su asombro.

-¿Tú eres Martín Valdemoro? –se acercó a él.

-Eso dicen.

-Soy policía. Investigo los asesinatos del campus.

-¿Y por qué viene a verme? ¿Acaso soy sospechoso?

-Podríamos decir que eres un candidato.

-Nombre.

-Rosa Arjona.

-Venga, tetas al aire.

-¿Tengo aspecto de asesino de sádico? –le hizo gracia a Martín.

-Todos llevamos una doble vida. Ocultamos nuestros pecados tras una máscara invisible.

-¿Usted también?

-Soy policía. No San Bernardo.

-¿Qué cojones es eso? ¿Dos tetas o dos pimientos del Padrón? ¡Largo! ¡Siguiente!

-¿Me va a interrogar? Tendrá que esperar media hora. Ahora ando ocupado.

-¿Qué es todo esto?

-Un casting para un concurso de camisetas mojadas. Seleccionamos a las más idóneas. No hay sitio en el escenario para las 233 apuntadas.

-No sabía que estos concursos estaban tan solicitados.

-Damos 200 euros a cada aspirante. Supongo que ha funcionado el reclamo.

-Nombre.

-Aída Salcedo.

-Pues venga, a destetarse.

-Doscientos euros es mucha pasta. ¿Quién lo financia?

-Eso no es relevante para su investigación. Son asuntos internos de la fraternidad universitaria.

-¿Conoces a Ana Etxeberría?

-Todo el campus la conoce. A ella y a sus vídeos pornos.

-Pues he hablado con Ana esta mañana. Parece ser que anoche estuvisteis en la misma fiesta y hablasteis un buen rato.

-¿Y eso es delito?

-No, pero intento protegerla de peligros externos y no me gustas, Martín. No te va el papel de niño bueno.

-¿Estás operada? Eso son dos tazas de café. Una apuntando a Cuenca y otra a la Yunquera. ¡Largo de aquí! ¡Siguiente!

-¿Y quién dice que yo sea un niño bueno? Me va la marcha y el cachondeo. Por eso estaba anoche en la fiesta de Ricky.

-Sí, ya te veo. Catando tetas con la cámara.

-He cursado fotografía y me llevo un dinero extra. ¿Eso es malo?

-Depende de cómo se mire.

-Nombre.

-Catalina Hurtado.

-Pues venga, tetas afuera.

-No soy su asesino, inspector. Busca donde no debe.

-¿Y dónde debo buscar?

-Ana tiene a mucha cabreada. Sobre todo chicas. Ella se lleva siempre toda la tarta y muchas se quedan sin probar. ¿Entiende la metáfora?

-Muy buenas tetas, Catalina. Tu madre te parió de maravilla.

-Gracias.

-¿Puedes ponerte hielo en los pezones para las fotos?

-Claro.

-Martín, el hielo.

-Dame un nombre –exigió el inspector Balaguer.

-Pruebe con Irene Fernández. Cursa segundo año. Considera a Ana su enemiga más acérrima. No la puede ver ni en pintura. No digo que sea una asesina pero podría ver correcto todo lo que está sucediendo.

-Martín, el hielo, joder.

-Voy.

-Visitas para luego. Ahora hay que trabajar.

-¿Y los nombres de ustedes? –se encaró el inspector Balaguer con los tres miembros de OMEGA. Su placa les despejó las dudas.

-Vaya, un poli. Yo soy Darío Anglada, presidente de la fraternidad OMEGA. Él es Isaac Belmonte, vicepresidente. Y él Óscar Lozano, hace las veces de secretario y tesorero.

-¡Au, está muy frío! –rio Catalina con un hielo pegado a cada pezón.

-Ya están erectos –informó Martín.

-Igual que yo –se relamía Óscar Lozano-. Se han puesto como dos pitones de Miura.

-Martín, cinco fotos por teta –ordenó Darío Anglada-. ¿Alguna cosa más, señor poli?

-Sí, que os tendré vigilados –amenazó el inspector Balaguer para hacer más mella-. No olvidéis mi cara porque no olvidaré las vuestras. ¿Queda claro? –Y se marchó.

-¿Quién es ese gilipollas? –se interesó Darío.

-Inspector de policía. César Balaguer de la Vega. Un grano en el culo –informó Óscar.

-Ya lo noto en el mío –torció Darío la cara-. Habla con la cúpula. Quiero saber todos los trapos sucios de ese gili. Nos vendrá muy bien tener esa información.

-Hecho.

... continuará.

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