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Una propuesta indecorosa a la amiga de mi esposa

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Mi nombre es Julián y esta es mi increíble historia.

Durante casi un año, Brenda (mi esposa) y yo habíamos estado considerando la posibilidad de hacer un trío para darle un toque a nuestra vida sexual, que ya había caído en la inevitable monotonía.

Sin embargo, no nos animábamos. Como que nos daba miedo experimentar o el simple hecho de pedírselo a alguien de confianza nos daba pena.

Después de mucho pensarlo, optamos por elegir a una amiga de Brenda, por diferentes razones.

Jessica era casi de la misma edad que mi esposa, y se conocían desde hace ya casi 5 años.

Cuando Brenda me habló de ella me pareció una opción interesante: era joven, atractiva y tenía un pequeño tatuaje en su tobillo, lo cual podría indicar que le gustaba experimentar cosas.

Nos reunimos con ella en una cafetería.

Jessi, - comenzó a decir mi esposa - queremos darle un toque a nuestra relación íntima pero no lo hemos hecho porque no hemos encontrado a alguien de confianza, que reúna algunas características. Entonces pensamos en ti.

Jessi comenzó a reír, como que comenzó a acalorarse.

- Mmm no lo sé amiga, no quisiera arriesgar mi amistad contigo por algo así.

Mi esposa y yo bajamos la cabeza como desilusionados.

No voy a mentir, la conversación fue un poco incómoda y tensa. Jessi, sencillamente no estaba convencida de vivir algo así con nosotros.

Entonces, se me ocurrió algo que lo cambió todo.

- ¿Y si estableciéramos algunas reglas o límites?

Ambas voltearon a verme con cierto interés.

- ¿Cómo qué reglas? - Preguntó mi esposa

- No lo sé - dije - Como utilizar condón por ejemplo

- Suena bien - Comentó Jessi

- A mí me gustaría - replico mi esposa - que no se besaran en la boca

Jessi y yo estuvimos de acuerdo, y Jessi añadió

- A mí me gustaría una regla en la que no pudiera ver a tu esposo en ningún otro lugar a solas, solo cuando estés tu presente amiga.

Y con esas tres reglas fue suficiente para "protegernos" de que surgiera algún tipo de problema de salud o de celos.

De pronto todos estábamos contentos, ilusionados.

Acordamos una cita con Jessi en nuestra casa el sábado por la noche.

Coloque sobre la mesa bebidas, preservativos, lubricantes, en fin, todo lo que podríamos llegar a necesitar. Queríamos que Jessi se sintiera lo más cómoda posible.

Mi esposa y yo estábamos nerviosos y ansiosos de que ya llegara. Nunca habíamos hecho algo así, así que nos arreglamos lo mejor que pudimos.

Yo como hombre, estaba preocupado de no poder satisfacer a ambas por mucho tiempo.

Finalmente el momento llego. Jessi tocó a nuestra puerta.

Brenda y yo le abrimos. Jessi llegó con un vestido negro tipo minifalda, medias y tacones negros. Se veía hermosísima. Nos saludó con un beso en la mejilla, visiblemente emocionada.

Pasamos a la sala. Le ofrecí algo de tomar.

Mientras le servía la bebida mi mano temblaba ligeramente. Me sentía demasiado nervioso.

Mi esposa se sentó junto a ella.

- ¿Cómo estas Jessi? - le preguntó mi esposa

- Muy bien amiga, muy nerviosa, no podía dormir, no dejaba de pensar en todo esto.

Están muy locos ¿saben?

- Jajaja. Nosotros también estamos muy contentos y emocionados de que estés aquí - le dijimos

Mi esposa aprovechó que estaba a su lado para acariciarle el cabello y acercarse a su boca.

Jessi volteó a verla, aunque su semblante era ahora un poco más serio, dándose cuenta de que mi esposa quería besarla por primera vez.

Sus rostros se acercaron poco a poco, hasta que sus labios se encontraron.

Fue un beso suave, tierno, por primera vez en cinco años y yo estaba ahí para verlo.

Todo esto sucedía mientras mi esposa le acariciaba ligeramente las piernas.

Al terminar de besarse, se veían sonrientes... sumamente emocionadas.

- ¿Por qué no nos ponemos más cómodos? Dijo Jessi sonriendo.

Entonces ambas se pusieron de pie sobre sus tacones y comenzaron a quitarse los vestidos.

Jessi traía una hermosa lencería roja con encaje y liguero.

Mi esposa también traía lencería, pero de color blanco.

Ambas lucían hermosas.

Yo también me quité la ropa, quedando solo en boxers.

Empezaron a bailar sensualmente y a juguetear entre ellas para seducirme.

Los besitos y los toqueteos entre ellas empezaron a ser un poco más frecuentes.

Yo estaba excitadísimo sólo de verlas.

Comencé a tomarles fotos con el celular.

Poco después, me acerque a ellas para acariciarles el cuerpo, las piernas, el cabello... sus figuras.

Entonces, Brenda se hincó y tomó las bragas de Jessica. Poco a poco fue deslizándolas hacia abajo dejándonos ver su suave vello púbico en forma de triángulo aterciopelado de color negro que invitaba a acariciarlo.

Sentamos a Jessi en el centro del sofá. Ella era la novedad para nosotros, queríamos besarle el cuerpo entero y hacerle el amor... cada quién a su manera.

Los pezones de Jessi, visiblemente erectos, se asomaban a través de unas pequeñas aberturas que tenía sus sostén de color rojo (sabía a lo que venía)

Brenda lo notó y se acercó a uno de sus ellos. Sus labios hicieron contacto con éste, Jessi cerró los ojos y gimió casi imperceptiblemente. Fue un momento mágico.

Mi esposa tomó confianza y comenzó a besar y a lamer el pezón derecho de Jessica, mientras yo hacía lo mismo con el izquierdo mientras acariciaba esa zona velludita en forma de triángulo.

La respiración de Jessi comenzó a agitarse.

Jessi abrió las piernas instintivamente, el mensaje era claro. Quería comenzar a tener sexo de inmediato.

Mi esposa se hincó y acerco su rostro a su vulva lentamente admirando por primera vez el terreno en el que se iba a mover. No todos los días le veía la vulva a otra mujer.

Con su mano derecha empezó a tocarla y a acariciarle esa parte tan íntima.

- ¿Te gusta mi puchi amiga?

- Si Jessi, es muy bonita

- Acércate más, quiero sentir tus labios

- Entonces mi esposa empezó a darle pequeños besos en la vulva. Su inexperiencia era evidente.

Aun así, las mejillas de Jessica se encendieron.

- Mi amor, usa tu lengua - le dije

Brenda empezó a mover su lengua con cierta rapidez.

Los gemidos de Jessi empezaron a inundar la sala, mientras Brenda se la comía con la lengua.

Comencé a acariciarle el cabello a mi esposa. Nunca la había visto hacerle algo así a una mujer.

De pronto, Jessi me sujeto por la mano fuertemente. Su mano se sentía muy caliente.

En ese momento sentí como los tres nos conectamos. Fue un momento muy íntimo, difícil de explicar.

Sobre todo cuando Jessi empezó a gemir más fuerte.

Me sentía contento de poder compartir nuestra intimidad con alguien de confianza, sin prejuicios, sin ningún afán más que el de disfrutarnos entre sí.

Brenda se levantó, me tomó de la mano y con una mirada me invitó a probar del delicioso manjar.

Me acerque a la vulva de Jessi, visiblemente húmeda por los jugueteos de Brenda.

Nuestras miradas se cruzaron como queriéndonos decir algo.

Pude notar un pequeño lunar en el labio mayor derecho de Jessica y algunos vellos pequeños de color negro que sobresalían tímidamente como si fuera un jardín... me pareció muy hermoso.

Los gemidos de Jessica se hicieron más intensos al contacto con mi lengua mientras se acariciaba el pezón izquierdo.

Cerré sus piernas para que sus labios mayores se juntaran y saborear mejor su intimidad.

Mientras le lamía la vulva de arriba a abajo, no pude evitar que mi lengua hiciera contacto con su esfínter, el cual dicho sea de paso, sabía bien.

Brenda no se dio cuenta del romance que había entre mi lengua y ciertas zonas íntimas de Jessica.

Lo inevitable sucedió: sus fuertes gemidos me indicaban que Jessica estaba llegando al orgasmo.

Esas caricias húmedas e íntimas fueron demasiado excitantes para Jessica.

De pronto, noté como un líquido semitransparente escurría por la parte baja de su vulva hasta llegar a su ano.

Definitivamente se había venido... y muy rico.

La zona de mis labios quedó barnizada con la humedad de Jessica. Brenda lo notó y se acercó a mí para besarme y poder saborear la esencia de Jessi en mis labios.

Ese fue su primer orgasmo de la velada. Calculo que esa noche tuvo alrededor de siete u ocho orgasmos. Vaya que nos habíamos enfocado en ella mi esposa y yo.

Fue una noche muy placentera para todos.

Los tres sonreímos.

- ¿Qué te pareció? - le preguntó mi esposa

- Riquísimo - respondió Jessi visiblemente agitada - Quiero hacerte lo mismo Brenda

- Lo sé - dijo Brenda

- También quiero sentir a Julián por detrás si es posible - dijo un poco más seriamente

- Claro Jessi, lo que tú quieras amiga. Estamos aquí para complacerte. - le respondió Brenda

Brenda asintió. Nos fuimos a la cama para estar más cómodos.

- Vuelvo en un momento - nos dijo Brenda

- Jessica se acercó a mi oído y sonriendo me dijo: Me encantó lo que me hiciste Julián.

- A mí me encantó aún más - le dije

Brenda se recostó en la cama boca abajo con las piernas cerradas.

Jessica empezó a acariciarle las nalgas y poco después hizo a un costado la braga de Brenda para saborear su vulva.

Yo disfrutaba del espectáculo y seguía tomando fotos.

Jessica le quitó las bragas a Brenda y siguió comiéndole su vulva.

Brenda se volteó y se abrió de piernas. Jessi se acercó a ella sobre sus cuatro puntos.

Sabía que mi momento había llegado.

Me coloqué detrás de Jessica. La imagen que tenía de sus nalgas y de su esfínter mirándome era incomparable.

Después de ponerme el preservativo conforme a lo acordado, me acerque a ella por detrás.

De pronto me vino a la mente aquellas veces en que la había visto platicando mi esposa y también el día que me la presentó hace ya cinco años.

Y ahora estaba ahí, a la puerta de su intimidad a punto de entrar en ella.

Brenda gemía a causa del húmedo amor que Jessica le estaba dando, mientras Jessica empezó a gemir a causa de mis penetraciones.

La recámara olía a sexo y a pasión volviéndose un concierto de gemidos.

Seguí penetrando a Jessica mientras la tomaba por el culo y le acariciaba ocasionalmente el esfínter, el cual ya tenía el gusto de conocer.

Aquí entre nosotros, lo que más me gustaba de Jessica era el tono de su piel. Era muy blanca mientras Brenda mi esposa tenía un tono diferente.

Brenda se colocó de ella en forma invertida creando un 69. Al parecer quería ver un poco más de cerca lo que sucedía entre Jessica y yo.

Esa posición fue ideal para que Jessica siguiera divirtiéndose con la vulva de Brenda mientras ella veía como le hacía el amor a Jessica.

Brenda me acariciaba los testículos mientras le daba place a Jessica, hasta que todos llegamos al orgasmo.

Me ayudaron a quitarme el condón lleno de semen y no pudieron evitar saborear un poco del que quedaba en la punta de mi pene.

Evidentemente también tuvimos momentos de descanso.

- ¿Que te ha parecido todo esto Jessi? - Le preguntaba mi esposa, mientras le acariciaba el cabello

- Rico, amiga, muy rico. Te amo, los amo en el buen sentido de la palabra - nos dijo -

Nunca había hecho algo así, me siento tan conectada con ustedes, tan... amada

- Nosotros a ti también te amamos Jessi - Le dijimos

Poco después, ellas se quitaron la lencería quedando completamente desnudas.

Ellas seguían jugueteando con sus lenguas, reían, platicaban, se venían,... la estaban pasando muy bien.

Volví a excitarme y le hice el amor a Jessica, esta vez de frente mientras Brenda, mi esposa le besaba las tetas.

Después de me recosté y Jessica se colocó encima de mí para cabalgarme mientras mi esposa se puso encima de mi cara para que le lamiera la vulva.

Jessica disfrutaba mientras le acariciaba las nalgas mientras que Brenda también gemía a causa de mi lengua.

Entonces Brenda me quitó el condón

- No me lo quites - le dije, - aún no llego

- Quiero verte con Jessi, no hay ningún problema - me dijo

- ¿De verdad amiga? - Le preguntó Jessi

- Si amiga, no hay problema. Si voy a compartirte algo, te lo voy a compartir bien

- No termines dentro de ella - me advirtió Brenda sonriendo

Fue ahí donde conocí el dulce y cálido interior de Jessica, tan dulce que terminé casi de inmediato.

La velada estaba llegando a su fin y Jessica se despidió de nosotros con un beso en la mejilla y un cálido abrazo con la esperanza de volver a reunirnos pronto.

Después esta experiencia, nuestra vida sexual de pareja mejoró para bien y también seguimos teniendo sexo con Jessica en nuestra casa, en su casa y hasta en hoteles.

Tiempo después ella se tuvo que ir a Europa por cuestiones de trabajo.

A la fecha no hemos podido hallar a alguien de confianza con quién poder compartir nuestra intimidad. ¿Conoces a alguien?

FIN

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