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Las hijas de papá (2)

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Aura estaba sentada en un taburete frente al espejo de la cómoda aparador. Marcelo en el borde de la cama. Seguían dándole vueltas a lo que habían visto.

-Yo creo que deberíamos llevarlas a mi psiquiatra, Marcelo.

-Si se las llevas a Celia te las folla a las dos. Sabes que le va la carne y el pescado, y si es fresquita, más.

-Bájame la cremallera.

Aura se levantó del taburete. Marcelo fue a su lado y le bajó la cremallera. Aura dejó caer, sensualmente, el vestido de noche de color negro sobre la alfombra. Marcelo vio la nueva lencería negra de su esposa. La polla le comenzó a latir.

-¿No crees que Celia se las follaría?

-Sí, pero si eso ayuda a que dejen de acostarse juntas...

Aura y Marcelo tenían una relación abierta, por eso le preguntó:

-¿Te folló el martes en su consulta?

-Sí, y me habló de hacer un trío contigo.

-No me habías dicho nada.

-Te lo digo ahora. ¿Te apetece?

-Buscar un día. Por cierto. ¿Te follaste al marqués?

-Nos follamos. ¿Y tú ya te tiraste a la nueva secretaria?

-Con menos ganas de las que te follaría a ti en este momento.

Aura le echó mano a la entrepierna y le dijo:

-¿Quién te impide que lo hagas?

Aura le sacó la polla morcillona del pantalón. Se agachó. Le lamió el glande y el frenillo. Se la chupó y los 23 centímetros de polla se pusieron en erección. Estaba Aura agachada chupando polla cuando Alexia abrió la puerta de la habitación y asomó la cabeza. Se relamió al ver la gran polla de su padre... Un minuto más tarde eran dos las cabezas que asomaban por la puerta y dos las lenguas que se relamían.

Marcelo que tenía 40 años, y era moreno, alto y musculado, se desnudó. Aura, que ya se había echado en la cama, tenía 38 años, era rubia, de estatura mediana, tenía grandes tetas, anchas caderas y estupendo culo.

Marcelo se echó al lado de Aura, la besó en el cuello y en los labios, Aura se quitó el sujetador. Marcelo le acarició, chupó y lamió las tetas y jugó con sus pezones. Aura se quitó el liguero, las medias y las bragas. Marcelo le comió el coño bien comido. Aura comenzó a gemir. Tras la puerta, en el pasillo, Eloísa y Alexia se besaban y se masturbaban la una a la otra. Marcelo penetró a Aura, que le dijo:

-No pienses en mis hijas mientras me follas.

-¿Por quién me has tomado?

-Por su padrastro.

-¿A qué viene eso?

-A que hace un rato te empalmaste al ver como se corrían, viene a eso.

Al oír las palabras de su madre, Eloísa y Alexia, sonrieron. Después se siguieron besando y masturbando.

Un rato más tarde, Aura cogió un consolador y una crema en el cajón de la mesita de noche. Le dio crema al consolador, después se la dio a su marido, y le dijo:

-Hoy me apetece una doble penetración.

Al oír esas palabras, dos cabezas volvieron a asomar por la puerta. Eloísa y Alexia vieron como su padre se untaba de crema la polla empalmada. Como le metía la lengua en el ojete a su madre. Como se lo untaba con crema y después como se la iba clavando en el culo. Al volver al pasillo, se arrimaron con la espalda a la pared, cerraron los ojos y masturbaron sus coñitos oyendo los gemidos de su madre... Unos minutos más tarde, Aura, metiendo el consolador a tope, dijo:

-¡¡Lléname el culo, lléname el culo!! ¡¡¡Me cooooorro!!!

Aura se corrió entre sacudidas y gemidos. Marcelo lanzó un alarido con el primer chupinazo de leche que empezaba a llenar el culo de su esposa. A Aura y a Eloísa les comenzó a bajar el flujo por los muslos, y mordiendo sus manos, para acallar sus gemidos de placer, se corrieron con temblores de piernas.

Al acabar de correrse, le dijo Aura a Marcelo.

-¿Nos oirían las niñas?

-¿Niñas, qué niñas? Son dos mujeres y de lo más lindo del planeta.

-Yo las veo como dos hijas de papá, bonitas, pero muy consentidas. ¿Nos oirían?

-Probablemente.

De vuelta a sus habitaciones, Eloísa le dijo a Alexia:

-Mañana me follo a Marcelo.

-Lo follamos, hermana, lo follamos.

Continuará.

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