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Un trío inesperado (segunda parte)

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Después de esa noche impensada que relate anteriormente, mi señora (Gimena) y yo (Ariel) pactamos volver a repetir algo igual solamente si estuviéramos juntos y a partir de allí nuestros momentos de sexo se alimentaban con fantasías mutuas.

Dos semanas después de nuestro encuentro con Eugenia volvimos a combinar para cenar y pasar otra noche juntos. Esta vez fue sin los chicos y en la casa de ella. Llegamos cerca de las 22hs. Gimena vestía una calza negra muy apretada y una blusa con escote. Eugenia, la anfitriona, un enterito de los que llaman mono el cual resaltaba toda su figura. Entramos y al saludarnos ella me dio un pico y a mi señora un tremendo beso de lengua, lo cual me dejo paralizado. Se miraron, rieron y siguieron como si nada.

Eugenia sirvió unos tragos y manifestó estar esperando el delivery. Mientras tanto picamos unos snack mientras íbamos entrando en terreno hot. Comenzaron hablando de sus fantasías. La dueña de casa trajo dos pañuelos de seda y junto con Gimena me ataron las manos al respaldo del sillón sin emitir explicación alguna. Era obvio que habían tenido tiempo para tramarlo en la semana. Gimena comenzó a tocarme para que mi pene se ponga a pleno, mientras me preguntaba si me molestaba que jugara un rato con la anfitriona, obviamente le dije que no, “la noche estaba comenzando” ¿Qué sería lo que habían tramado? Mientras tanto Eugenia ponía música y comenzaba a moverse muy provocativamente a lo que rápidamente se sumó mi señora. Estando atado, ellas dos comenzaron a intercambiar besos de lengua a tocarse y a desnudarse muy lentamente al ritmo de la suave música. Una le sacaba algo a la otra entre besos y caricias. Gimena se acercó se arrodillo en el sillón al lado mío y me dio sus grandes 118cm de tetas para que se las chupara. Mientras tanto Eugenia le sacaba la diminuta bombachita que traía. En ese momento sonó el timbre “el delivery” Eugenia se acomodó una bata y salió a recibirlo. A los segundos entro con una bolsa papel madera y la dejo arriba de la mesa. Eugenia se incorporó sacándose la bata y esta vez fue ella quien, por pedido de Gimena, me dio sus hermosas tetitas. Mientras me volvía loco chupándoselas y mordiscando sus grandes pezones, mi señora me despojaba de mis pantalones. Una vez la pija afuera comenzó a chuparla, mientras lo hacía miro a Eugenia y la invito a sumarse. Me la chuparon entre las dos, en un momento Eugenia deslizo un dedo por mi ano el cual uso para estimularme y lograr que acabara de una manera que jamás lo había hecho antes.

Una vez que acabé, Gimena me dijo” ya tuviste lo tuyo” ahora nos toca a nosotras, nuestra amiga quiere cumplir una fantasía y debemos satisfacerla. Eugenia saco de la bolsa del delibery una tremenda pija con un arnés que rápidamente le hizo poner a Gimena. Esa era su fantasía ”ser cogida por una mujer”, Rápidamente Eugenia se acomodó en la mesita ratona del living abrió sus piernas y con un poco de dificultad Gimena logro penetrarla. Se le movían los melones y se golpeaban unos con otros provocando en mí un éxtasis total. Cuando lograron tomar un ritmo juntas Ambas se tocaban las tetas y se pellizcaban los pezones. Las dos gemían y gritaban de placer mientras que yo no podía mover mis manos atadas para tocarme ya que estaba en un éxtasis total. Después de un rato Eugenia acabo gimiendo de una manera brutal. Pasados unos minutos se incorporó y mientras se ponía el arnés Gimena me pregunto si no me molestaba que cambiaran de roles. “Si es lo que querés no tengo problema” le respondí, era evidente que lo habían planeado todo, ambas fantaseaban con esa pija grande de 22cm que habían comprado en el sex-shop. Esta vez Gimena se puso en 4 y fue penetrada por su amiga Después de gemir desaforadamente acabo y Eugenia le limpio toda la concha.

Mientras tanto yo seguía atado y parecía que mis 16cm de pija ya no importaban, mi calentura era tremenda. Eugenia le ofreció a Gimena darse una ducha y esta acepto. Al pasar por mi lado me dijo “vos ya tuviste lo tuyo de entrada, no podes quejarte” y tirándome un beso se alejaron juntas. Al rato se acercó Eugenia me miro y me dijo” yo no voy a desaprovechar esa calentura” me desato y poniéndose en 4 me pidió que la cogiera por detrás. Dude por un instante ya que el pacto con Gimena era que lo que hiciéramos era estando juntos. En ese instante apareció mi señora y dijo “déjame a mi” se subió arriba mío y me cabalgo con todas sus fuerzas.

Nos cambiamos y nos fuimos a casa sin cenar después de haber pasado una noche espectacular… noche arreglada por ellas para ellas.

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