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Desafío de galaxias (capitulo 83 ultimo)

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Dos años después de la victoria aliada en Faralia y del fin de la guerra, Marisol arrinconaba definitivamente, en el Sector 103, a las naves piratas que habían estado atacando las rutas comerciales y de las que no quedaban más de un par de docenas. Después de eso, ya no hubo misterio: los pocos supervivientes fueron cazados como conejos hasta que las dos últimas se entregaron y sus tripulaciones fueron puestos a disposición de la justicia federal.

Para entonces, Marión ya era presidenta de la República después de que el gran presidente Fiakro presentara su dimisión por motivos personales. En el siguiente periodo electoral, Marión arrasó a sus rivales políticos y encadenó seis legislaturas seguidas. En ese viaje la acompaño siempre su fiel Hirell, primero como representante por Ursalia en el Parlamento Federal, y finalmente como ministro en sus últimas legislaturas. El trabajo de Marión fue tan importante, que en los libros de historia, su figura se equipara a la del presidente Fiakro: este, por su liderazgo al frente de la guerra, y ella, por su liderazgo al frente de la paz.

Opx fue elegido canciller de Nar, su planeta natal. Bajo su dirección, los naritas regresaron a su planeta de origen, comenzando el desmantelamiento de todas las infraestructuras militares, y la reconstrucción. Tantos años de presencia militar habían pasado factura, pero finalmente, y con mucho esfuerzo, Nar volvió a ser el precioso planeta que ya era en la época de Matilda.

Al igual que su señor Opx, Oriyan, varios años después, avandonó el ejército y termino siendo elegida princesa regente de la República de Faralia. Veinte años después de la victoria, Faralia no presentaba el más mínimo rastro de la destrucción que soportó, e incluso, la zona de contaminación radioactiva había sido limpiada. El túnel que construyeron los ingenieros militares, se ha convertido en una atracción turistica que visitan millones de turistas todos los años, y en el que se ha montado un parque temático que explica el desarrollo de la batalla final, y donde la figura de Marisol tiene, logicamente, un papel preponderante.

Felipe Pardo, también fue elegido canciller de Nueva España. Sarita, su esposa, continuó en el ejército al lado de Marisol, hasta que esta, termino de organizar las Fuerzas Federales de Defensa y se retiró definitivamente cinco años después del fin de la guerra. Después, se convirtió en la jefa de gabinete de su marido. Como decía Marión, los buenos están donde deben estar.

Cuando Loewen murió, treinta y dos años después del fin de la guerra, el monasterio de Akishar había alcanzado, y sobrepasado, el prestigio que tenía durante la dirección de Marión, y se había equiparado a Konark en importancia cultural y religiosa. La reconstrucción del monasterio fue laboriosa y concienzuda, y el rescate, restauración y clasificación de los fondos sepultados durante los combates y la ocupación bulban, duraron varios lustros.

J. J. dejo el ejército y abrió un restaurante en la plaza Mayor de Almagro la Nueva. Ese primer restaurante fue el embrión de una pequeña cadena que se expandió por varias importantes localidades manchegas, convirtiéndose en un restaurador de éxito, y consiguiendo, incluso, alguna Estrella Federal de Gastronomía, una especie de estrella Michelin de la galaxia. También abrió restaurantes de cocina manchega en la capital federal y en Mandoria.

Como no podía ser de otra manera, Anahis sucedió a su padre en la cancillería de Mandoria, cargo para el que fue elegida por aclamación popular. El temor de los políticos de entonces se hizo realidad: casi todos los lideres militares terminaron en las cancillerías o en el Parlamento Federal. Marisol permaneció siempre a su lado, primero, mientras siguió siendo comandante de las Fuerzas Federales de Defensa (FFD): el cuartel general siguió estando en Mandoria. Y luego, como civil, compartiendo su vida con Anahis en los aposentos del Palacio de la Cancillería.

Las FFD, sustituyeron a las antiguas Milicias Federales, y estuvieron asociadas a la Policía Federal como tropas de complemento, así como al servicio federal de Protección Civil. Nueva España y Faralia, continuaron teniendo presencia militar como antes de la guerra, y se instalaron nuevos acuartelamientos en lugares estratégicos del Sector 26, para prever cualquier contingencia, con la hipotética apertura del corredor con Magallanes, o un posible conflicto con el Mundo Bulban, cuya adaptación a las leyes federales no estaba exenta de problemas.

La enorme flota federal fue adaptada a las nuevas necesidades. Parte pasaron a depender de la Policía Federal como unidades de patrulla estelar. Otra parte siguió dependiendo de las FFD, y el resto, fue almacenado en lugares estratégicos. Lo mismo ocurrió con el material de la Infantería: parte de los carros de combate y de los autopropulsados, se almacenaron en depósitos de Mandoria, Numbar, Maradonia y Nueva Turquía, y el resto, se mandó a las plantas de reciclaje. Igualmente, la Fuerza Aérea almacenó parte de sus interceptores y bombarderos, vendió para usos civiles otra parte después de desarmarlos, y desguazó el resto. Otro trabajo que emprendió Marisol fue recuperar las millones de armas cortas, rifles de asalto y artillería portátil y lanza misiles, que se fabricó y distribuyó durante la guerra. Lo mismo ocurrió con las armas cortas bulban, que pasaron también a ser controladas por el FFD. Tanto el presidente Fiakro, como la nueva presidenta Marión, no estaban dispuestos a permitir que millones de armas circularan sin control por la galaxia.

Los kedar, se integraron definitivamente en la República, seis años después del fin de la guerra, una vez que adaptaron sus leyes a las federales y la canciller Aunie, acabo con la influencia nociva de los lideres étnicos y religiosos. La batalla principal y definitiva se libró, por la pretensión del clero kedar de querer controlar los medios locales de televisión y los contenidos docentes de las escuelas públicas, en un intento de adoctrinar al pueblo. Fracasaron, y con el paso de los años, de ellos no quedó ni el recuerdo, convirtiéndose, el pueblo kedar, en una sociedad moderna y libre de prejuicios étnicos, morales o religiosos.

Los bulban tardaron mucho más en integrarse, en concreto veinticuatro años. Se crearon dos sociedades bulban: una, la Unión Bulban de Manixa, que englobaba al antiguo Mundo Bulban, y la otra, la Confederación Bulban, creada en los primeros asentamientos de refugiados creados durante la guerra. Unir las dos sociedades era imposible a causa de la enorme distancia existente entre ella, y la separación se consumó, después de que por primera vez, los bulban votaran en referéndum y decidieran ir por caminos distintos. La Confederación Bulban gozó del apoyo decidido de Marisol a su amiga Iris, que también termino convirtiéndose en la primera canciller elegida democráticamente. Trems y Hoz, decidieron fijar su residencia en la Confederacón Bulban bajo la protección de Iris.

Los convertidores que estabilizaban el antiguo Sector Oscuro, volvieron a funcionar y el tráfico de cualquier tipo de nave fue nuevamente posible en el Sector 26. Las rutas comerciales se abrieron y la prosperidad, poco a poco, regreso nuevamente al sector.

Cuando Marisol se retiró del ejército, y a propuesta suya, le sucedió el general Cimuxtel, hasta ese momento, segundo al mando. Marión lo acepto sin reparos, como no podía ser de otra manera. Mientras Anahis se dedicaba a la política, Marisol se dedicó a inaugurar, por toda la galaxia, colegios, hospitales y centros cívicos y culturales que llevaban su nombre, hasta que, finalmente, tomó, junto a Anahis, una decisión largamente meditada desde antes de que terminara la guerra: se quedaron embarazadas. Pero antes de eso se casaron. La ceremonia, civil, sé desarroyó en la plaza Mayor de Almagro, con la asistencia de las personalidades políticas y militares más importantes de la República. También asistió la reverenda madre que actuó como testigo.

Mediante ovulación e inseminación artificial, y no sin dificultades, Anahis dio a luz a un niño humano y español, los donantes lo eran, y Marisol, a una niña mandoriana: mi madre. Para escribir esta crónica he utilizado los diarios personales de mis abuelas: para mí, Anahis también lo es. También utilice los de Sarita, que durante los años que estuvo junto a ellas, llevó en secreto, un relato pormenorizado de todos los hechos de los que fueron protagonistas. También tuve acceso ilimitado a los archivos personales de Fiakro y Marión, y a los de las cancillerías principales y las propias FFD.

A pesar de los terribles momentos que pasaron, me hubiera gustado estar con ellas, y ser testigo de todo. La paz no tiene precio, pero que duda cabe, que lo que ellas vivieron, no lo volverá a vivir nadie en miles de años. Al menos, eso queremos creer todos.

Pulqueria y Bertil, permanecieron en el ejército hasta su muerte. Fueron los últimos guerreros místicos de los que se tiene noticia, los últimos de su linaje, y sus descendientes, no heredaron sus poderes. Sus legendarias espadas: Eskaldár y Surgúl, permanecen depositadas en el Monasterio de Konark. Tal vez esperan que un nuevo y aterrador peligro haga aparecer a un nuevo portador que enarbole la bandera de la libertad, aunque a Marisol, no la hicieron falta poderes misticos. Ella sola se bastó para liderar la mayor epopeya de la historia de la galaxia.

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