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Crónicas de Diana (IV)

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Quizás alguno recordáis esos tres relatos que escribí hace un año. La historia de mi alter ego Dianita, que por un despiste perdió su disco duro portable, con centenares de fotos, trabajos e información personal, y empezó a sufrir un chantaje por parte de un desconocido.

Después de un año la historia no puede seguir donde la dejé. Así que intentaré hacer una contextualización y hacer una maravillosa entrega de esta saga que empecé.

Espero que lo disfrutéis.

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Ha pasado mucho tiempo.

La última vez que escribí mis vivencias fue cuando el suceso con el guardia de la biblioteca. El suceso que para mí, marcaría el inicio de la degradación. Anteriormente a eso, mi chantajeador había jugado con exhibicionismos, pero lo que ocurrió en ese baño, abrió una puerta que nunca quise abrir.

Después de lo sucedido, pensaba realmente que mi chantajeador me devolvería mi disco duro. Y así fue. Un día me llegó un paquete en casa con mi HDD dentro de él. Me dejo tranquila durante meses, lo que hizo que dejará de explicar mis vivencias aquí, porque mi vida volvía a ser normal, la de una estudiante cualquiera.

Pero supongo que el poder es como una droga, una vez lo pruebas ya no puedes dejarlo. El control que sabía que le daban esas fotos sobre mí, le atraía. Tenía fotos mías en el gimnasio, mostrándome en situaciones en las que solo una puta se metería. Aparte claro de una colección de fotos mías con mis exnovios cortesía de mi HDD. Así que volvió a ponerse en contacto conmigo vía whatsapp. Me decía que solo era un juego, en el que los dos podíamos pasárnoslo bien, pero que debía obedecer si no quería que toda esa información se filtrara por internet. Mi pesadilla volvía de nuevo.

El primer juego que se le ocurrió fue meter mano en mis redes sociales, concretamente Instagram. Hasta la fecha mi cuenta era la de una chica normal. Desde fotos mías en el gimnasio hasta fotos en la playa y en viajes, o photoshop que hacía con amigas. Reconozco que me gustaba Instagram. Había llegado a la cifra de 3000 followers, y básicamente lo que hacía era modelaje y blogger de mi día a día. Pero claro, mi chantajeador quiso cambiar la estética de mis fotos. La primera foto que me hizo subir ya era excesiva. Aún recuerdo ese día como si fuera hoy.

Estaba estudiando en la biblioteca de la universidad cuando vibro el móvil y vi todo su "plan" de mejora de mi cuenta. Al enterarse de que estaba en la biblioteca de mi universidad (típica biblioteca enorme, con paredes de tochanas, y libros a montones) me explico su idea de cómo debía ser la foto.

- De fondo difuminado, pero que quede claro que estas en la biblioteca, debe ser una foto de busto, desde la parte baja de los hombros hasta toda la cara. No puede verse tu blusa y aquí viene el juego... Quiero ver tu boca abierta, y en ella introducido tu tanga. - Esa fue su descripción exacta.

Me pareció algo exagerado, fuera de todo lo aceptable. Me seguían 3000 personas, entre ellas conocidos y amigos. Pero peor era que se publicaran fotos mucho más sexuales y degradantes para mí. Así que jugué mis cartas, me fui al baño y me deshice de mi tanga, lo guarde en el bolsillo de atrás de mis shorts y me fui a un pasillo de la biblioteca que a lo lejos se viera el gran salón de estudio. Si debía subir una foto así, debía quedar al menos preciosa, para no bajar la calidad de mis fotos, y para poder excusarme a las posibles críticas que recibiría. Me abrí el cuello de la camiseta dejándola por debajo de mis hombros, y asegurándome que nadie estaba cerca, saque mi tanga del bolsillo y me lo introduje en la boca, cerré con fuerza para que no se pudiera distinguir que era lo que tenía en la boca, y apreté el botón. El fondo difuminado, mis ojos llorosos, y mi cabello castaño rubio desatado y rabioso hacia un lado, y mis labios creando una semicircunferencia que dejaba ver una tela en su interior. Todo eran colores carne y rosados. La foto me gustaba en cuanto a calidad, pero no podía subir eso. Así que conseguí convencerle, que al ser la primera, me dejara publicarla como un storie, adornada con un corazón y un mensaje de "aburriéndome en la biblio". A día de hoy esta foto esta publicada como foto permanente de mi muro y alcanzo la escandalosa cifra de 2000 likes y más de 100 comentarios, de los que tuve que borrar más de 20 por ser ofensivos.

Después de ese storie, cada foto que subía era ya por petición de mi chantajeador, al no poder contaros todas, si queréis que las explique, pedírmelo por los comentarios. La cuenta a día de hoy tiene 10.598 followers, y las fotos una media de 6.000 likes.

Aparte del control de mi cuenta Instagram, empezó a ponerme normativas de vestimenta y conducta. La primera normativa de vestimenta era dejar de usar sujetador. Por otro lado, me envió a mi casa una gargantilla de cuero con una chapa en forma de diamante, con la letra D mayúscula grabada. Y la debía llevar siempre que estuviera en público puesta. Mis muslos debían estar siempre expuestos en verano, es decir, usar shorts o minifaldas, y en la parte superior, cualquier cosa, siempre que fuera blanca, escotada o muy prieta. Su indicación fue concretamente que me comprara siempre una talla menos de cualquier prenda que comprara. Y por último me dio otra norma, y es que no podía dar negativas sexuales al salir de fiesta. Es decir que si salía de noche con mis amigas y un guarro me pedía una felación en la disco, debía dársela. Claro que por suerte, no me he encontrado aún con ningún depravado que se atreva a pedirme eso tan directamente, aunque sí que he sufrido magreos excesivos por culpa esa norma.

Y con esto termino lo sucedido hasta ahora.

Pero hace un par de días sucedió algo que me ha llevado a una situación que creo debo explicaros. Al crecer tanto mi cuenta de Instagram, recibo DM todos los días. A lo que un día vi una oferta de colaboración con un fotógrafo que lleva una cuenta con 30k followers y que se dedica a hacer fotos, para mi demasiado sexuales, a chicas que tienen un gran número de followers en insta. El mensaje era el siguiente:

Hola Di****

He estado siguiendo tu evolución con tu cuenta desde hace ya un par de meses, y tu crecimiento ha sido brutal.

Me he sentido atraído por tu estilo desde ya hace un tiempo, y me gustaría hacer una colaboración, ya que creo que nos dejaría un resultado increíble.

Tus fotos tienen un carácter sumiso que te hace parecer un diamante a punto de romperse (como el que llevas en la gargantilla) Y me encantaría que aceptaras esta colaboración.

Obviamente yo iba a negarme a ello, pero mi chantajeador (vamos a llamarlo M) respondió ese mensaje por mí, ya que tiene el control de mi cuenta, como ya he comentado, aceptando encantado. Estableció la fecha del photoshop para hoy y me ha dicho que debo hacer todas las fotos que él quiera, que el resultado puede ser increíble. Nunca he asistido a una sesión de fotos y estoy asustada, aún más sabiendo mis normativas impuestas y las situaciones que se pueden dar. La ropa que llevo, es unos shorts tejanos medio desquebrajados a propósito, con un aire a viejo, un cinturón marrón de cuero viejo y grueso, y una camiseta a tirantes ancha, pero generosa en tamaño, que cubre bien toda la parte frontal de mis pechos. Bajo el short, una parte de abajo de un bikini a crochet demasiado pequeño para mí, y unas simples vans como calzado. Sin la falta de mi gargantilla.

Ya en el metro notaba miradas que se dirigían al hueco lateral de mi camiseta, intentando algunos ver el lado de mis pechos, intuyendo que no llevaba la parte de arriba del bikini, pero me hacía totalmente la tonta, intentando pasar desapercibida. El viaje hasta la parte trasera del Hotel Wela, lugar donde haríamos la sesión de fotos, fue más tranquilo, debido que es zona playera y mi estilo no se veía exagerado en esa zona. Obviamente había chavales que miraban de golpe, soltando soeces en voz baja entre ellos, pero nada fuera de la normalidad de una chica.

Estaba llegando y mi corazón iba a mil, aunque había menos gente, aun habían parejas, abuelos, y jóvenes por esa zona. Las instrucciones eran claras: Hazte todas las fotos que él te pida, sin rechistar. Al verlo de lejos me pareció una persona normal. Con su cámara réflex, con diferentes objetivos y su camiseta de manga corta al igual que sus pantalones. Lo que es una persona normal.

- Hola! Tú debes ser Diana!

- Hola! si! soy yo! encantada de conocerte Austeen, no?

- Si jaja! bueno! veo que vienes con un modelo muy playero! seguro que sacamos fotos preciosas! Yo me pongo bastante profesional en estas sesiones, porque sabrás que mis fotos contienen casi desnudos, y entiendo que es mucho más confortante una actitud profesional.

- Si claro, lo entiendo... Supongo que es lo mejor, y a ver, intentare ser lo menos vergonzosa posible jaja.

- Bueno! nosotros vamos a hacer contenido de gran calidad Diana! tus fotos son muy buenas, pero ahora haremos algo que la gente adorará!

Parecía un chico bastante encantador, estaba claro que sabía tratar con las chicas a las que fotografiaba, y la zona que había elegido era preciosa para la sesión de fotos. Nos pusimos rápidamente manos a la obra. Constantemente me pedía poses que a mí me parecían de auténticas modelos, como ponerme un dedo en el labio y poner caras de seducción, moverme el pelo constantemente, y enseñar mi ombligo de forma juguetona. Hasta ahora la sesión iba perfecta! incluso la estaba disfrutando.

Pero obviamente había visto sus fotos y sabía que en algún momento me pediría más. Seguía habiendo gente por los alrededores que miraban interesados la sesión de fotos. El chico lo tenía todo preparado. Se acercó a un chiringuito con el que ya había hablado anteriormente y vino de nuevo con un hielo. Me hacía jugar con él. Desde fotos con el hielo deshaciéndose en mi boca hasta la foto que empezó a hacerme sentir vergüenza.

- Puedes desabrocharte el cinturón, bajarte la cremallera del short y hacer que caigan gotitas del hielo por tu tripa?

- Mira Austeen, es que llevo un bikini un poco pequeño, es de crochet y hay gente mirando.

- Tranquila! estas preciosa en serio, y estamos en la playa, el bikini aquí es normal.

- En cierto modo tienes razón...

Acaté su petición como se me había ordenado. Cada vez que pensaba en todas mis fotos pululando por internet o en mi cuenta del Instagram, desnuda haciendo cosas inimaginables, veía sus peticiones como un mal muy menor. Al enseñarme la foto la veía increíblemente sensual, el bikini se veía saturado de colores y mi piel morena contrastaba perfectamente, sin duda serian un bombazo cuando las subiera a la cuenta.

- Vamos ahora, cógete el short, ponte de espaldas a mí, y bájatelo presionándolo contra tus nalgas hacia arriba.

No me quedaba más que acatar y obedecer, aunque ya estaba roja viendo a unas cinco personas mirándome hacer estas cosas. Empezaba a temblar pero intentaba hacerlo decidida.

- Arquea más la espalda.

Arqueaba la espalda cuanto podía.

- Más!

- Así Austeen?

- Perfecto! es preciosa! ya puedes ponerte bien el short, pero no te subas la cremallera.

Austeen se acercó mostrándome las fotos una a una. Eran increíbles aunque la de mi pompis me parecía demasiado vestía como para subirla a insta, me imaginaba comentarios de mis amigos y amigas llamándome de puta para arriba. Veía a Austeen absorto en su trabajo, y ya apenas me escuchaba, simplemente me mandaba que hacer, y se le notaba que el resultado le estaba encantando.

- Vale Diana, haremos ahora fotos sin tu camiseta, con la parte de arriba del bikini.

- Espera Austeen tengo que comentarte algo...

Mierda, sabía que esto terminaría pasando, y las normas que me había puesto M me prohibían llevar sujetador. Sabía que M estaba por allí observando.

- Vamos tranquila, sácate la camiseta.

- Pero...

- Venga venga que estamos on fire.

Obedece lo que te pida, me había dicho M y a mí me retumbaban estas palabras en la cabeza. Cerré los ojos, roja como un tomate, medio temblando intentando aguantar las lágrimas que querían salir por lo que iba a pasar. Y saque las manos de las mangas sin quitarme la camiseta, con un brazo me tape los pechos y con la otra mano me deshice de la camiseta. Empezaba a hacer viento, y mis pezones estaban erectos, como el diamante de mi gargantilla.

- Hostia... Pensaba que llevabas...

- Intentaba decírtelo... - y calló la esperada lágrima.

- Que guarra - se escuchó flojo de lejos.

- Bueno tranquila, sonríeme, posa.

Empezó a disparar la cámara como un loco. Mientras me indicaba como debía cubrirme los pechos. Desde con un brazo sacando el culo en pompa hasta cubrirme los pezones con la yema de los dedos sacando pecho, hasta una foto donde solo se veía mis labios entreabiertos, mi gargantilla y mis manos cubriendo mis tetas. Me sentía como un objeto para que la gente disfrutara viéndolo, y de momento sin hacerle más.

- Austeen me siento incomoda ya...

- Vale, hagamos unas últimas y lo dejamos. Sácate los shorts.

- Que? No puedo!

- Como que no? con una mano hija.

Como pude me cubrí con un brazo otra vez y empecé a sacarme el short, veía los flashes de los móviles de los que me miraban y escuchaba el sonido del obturador de las cámaras. Austeen empezó a hacerme fotos de nuevo. Sufría por mi ropa amontonada en el suelo por el viento que hacía ya.

- Vale, te veo incomoda. Última y nos vamos. Desabróchate el bikini por los lados y aguántatelo tú para que no te caiga, haremos esa foto y nos vamos.

- Austeen no quiero que me hagan fotos así esos tíos...

- Chavales, ni una foto u os metemos una denuncia, ok?

- Austeen...

- Vamos Diana, no te van a hacer ninguna foto.

- Pero me verán las tetas...

Estaba tensa hasta no poder más, temblaba toda por la vergüenza y la humillación que sentía. No estaba en absoluto acostumbrada a mostrarme de esa manera.

- Cuanto más tiempo pases así peor será Diana.

Deje mis pechos a la vista de todos nerviosa y medio llorando... Desaté torpemente un lateral del bikini y con la otra mano, tarde mucho en desatar el segundo lado. Empecé a temblar y Austeen ya estaba disparando. Mi pelo largo y lacio me tapaba la cara por las ondanadas de aire y mis pezones estaban duros como diamantes. Temblaba todo mi cuerpo sin control cuando una ráfaga de aire me golpeo levemente, y de golpe escuche el inconfundible sonido de un obturador de móvil. Me giré rápido y vi a uno de esos chavalos tomando una foto. Automáticamente mi cuerpo dio un respingo por el miedo y ocurrió lo temido, se me escapo de las manos el suave hilo y mi tanga empezó a rodar por el suelo.

- HE DICHO QUE NO ME TOMÉIS FOTOS!

- Eso le pasa por guarra joder!

- Pues yo me la follaba aquí mismo.

Mientras escuchaba esto yo me tiraba por el suelo intentando agarrar el escurridizo tanga mientras seguía gritando entre lloros: NO ME HAGÁIS FOTOS. Estaba totalmente desnuda a ojos de tres adolescentes y dos abuelos, aparte de Austeen, arrastrándome por el suelo intentando coger un tanga que se cayó por la cornisa que daba al mar. Ahora todos tomaban fotos sin control excepto Austeen que tardo unos segundos en reaccionar y acercarme mis shorts y mi camiseta. Me vestí tan rápido como pude.

- Estas bien Diana?

- Déjame - dije aún medio llorando.

- Te llevo a casa en coche.

Nos dirigimos a su coche, donde empezamos a mirar todas las fotos. Automáticamente le pedí que las subiera todas a mi dropbox para saber exactamente qué tenía. Al ver las fotos del final vi algunas donde se me podía ver totalmente desnuda.

- Borra estas por favor.

- Diana... Estas fotos son buenas.

- Austeen se me ve todo, desde las tetas hasta la vagina, me has hecho fotos incluso cuando me he tirado al suelo, BÓRRALAS.

- A ver...

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Y aquí termina el regreso de mi saga! Me encantaría que me hicierais llegar ideas para lo que puede pasar con Austeen ahora en el coche, y qué fotos subirá M a la cuenta de Insta! Decidme por favor si os ha gustado, y si recibo más de 20 comentarios en el siguiente relato habrá sexo tan bestia como me pidáis!

Por favor mucho feedback!

Atentamente la Dianita real!

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