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Mi madre y yo en la playa

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Mi madre y yo vivimos juntos desde que ella enviudó hace once años. Yo me llamo Rubén, tengo 50 años, soltero y sin intención de casarme. Mi madre se llama Isabel y tiene 74 años. Ella siempre ha sido una mujer muy liberal y abierta respecto al sexo, lo mismo que yo. Su cuerpo es hermoso, con unas grandes tetas que no han perdido mucho a pesar de sus años y un culo muy sexi. Es muy coqueta y presumida. Le gusta vestir elegantemente. Es una mujer que llama la atención de los hombres incluido yo.

Me he masturbado infinidad de veces con ella dentro de mi cabeza, oliendo sus bragas y con la imagen de sus grandes tetas transparentadas en su camisón.

Vivimos en una ciudad costera del norte de España con infinidad de playas. Empezó el mes de julio y el buen tiempo invita a disfrutar de la playa.

-¡Ruben! ¿Te parece bien si hago unos bocadillos y pasamos el día en la playa?

-Me parece perfecto mami, me apetece mucho ir a la playa.

Cuando terminó de preparar los bocatas yo estaba listo para salir. Una camiseta de manga corta, el bañador y unas deportivas era todo lo que necesitaba para un día de playa. En cambio mi madre necesitaba más, mucho más.

Las toallas, la crema solar, su vestido playero, su sombrero, la sombrilla, un bañador, un bikini, etc., etc.

En fin, qué me vi cargando con dos bolsas de playa a reventar.

-¡Rubén! ven un momento a mi habitación, necesito tu opinión.

Entré en su habitación y mi madre estaba en camisón, su silueta se transparentaba dejándome entrever sus grandes tetas y sus oscuros pezones, así como el contorno de su vagina y su vello púbico.

Mi polla empezó a palpitar y a ponerse dura ante esa imagen. Yo intentaba disimular lo mejor posible el aumento de tamaño en mi bañador.

-Me voy a probar el bañador y el bikini, dime cual te gusta más.

Empezó probándose el bañador, al no llevar nada debajo del camisón metió las piernas en el y lo subió lentamente a la vez que se subía el camisón hasta la cintura.

Fue un leve instante en el que pude ver su vagina con su oscuro y algo canoso vello púbico.

Ajustó la parte de abajo y seguidamente subió de nuevo el camisón hasta su barbilla sujetándolo con ella.

Sus tetas quedaron al aire durante un momento mientras se subía el bañador completamente.

Yo miraba fijamente esas tetas que me volvían loco, cada vez era más difícil disimular mi erección.

-¿Qué te parece hijo? ¿Te gusta?

-Te sienta muy bien mami, me gusta.

-Espera que me pruebo el bikini y me dices que te parece.

Se quitó el bañador pero esta vez no pude ver su cuerpo desnudo, pero al ponerse la parte de abajo del bikini volví a ver su hermosa vagina por otro instante lo mismo que sus desnudas tetas.

Se colocó las tetas en la parte de arriba del bikini y antes de atárselo se quitó por completo el camisón.

Frente a mi estaba mi madre en bikini intentando atarse la parte de arriba sin conseguirlo.

-¿Quieres que te ayudé mami?

-Si hijo ayúdame a atarlo.

En el momento que me dirigía hacia ella se le soltó de los dedos, haciendo que se sus grandes tetas se salieran del bikini, eran preciosas, mi excitación aumento viendo sus oscuros pezones, me era imposible poder disimular más mi erección.

-Uuyyy, que se me escapan dijo mi madre mirándome a la cara.

Se dio cuenta que mi mirada estaba fija en sus tetas.

-Deja de mirarlas tanto, que te vas a poner malo hijo.

En ese momento mi madre se fijó en el bulto de mi bañador.

-Uffff, vaya bulto que tienes en la entrepierna hijo, ¿ha sido por ver mis tetas?

-Puees siii, la verdad es que son preciosas, no he podido dejar de mirarlas y me he excitado. Lo siento mami, no he podido evitarlo.

Me acarició la cara y me beso en la comisura de los labios tiernamente mientras le ataba el bikini.

-No te sientas mal hijo, es normal que un hombre se excite viendo las tetas de una mujer. Pero no pensé que te excitaban las tetas de tu madre.

-Es que eres guapísima y muy atractiva mami y es difícil no fijarse en ti.

- Pues nos vamos enseguida, ¿no pensarás salir así a la calle?

-No mami, enseguida se me pasa.

Como es de imaginar me dirigí al cuarto de baño y me hice una paja pensando en mi madre.

Nos subimos al coche y me dijo:

-Podíamos ir a una playa tranquila sin mucha gente, ¿sabes de alguna así?

-Claro que sí, vamos a ir a una playa con muchas dunas y no muy frecuentada, te gustará.

Llegamos a la playa y estuvimos andando un buen rato buscando un sitio poco transitado.

Una vez instalados miramos el hermoso paisaje que teníamos alrededor.

-Pues sí que es solitaria está playa, vamos a estar muy tranquilos y sin los agobios decía gente. Has acertado de pleno hijo.

-Me alegro que te guste mami, yo suelo venir aquí para ponerme desnudo y tener intimidad.

-¿No sabía que hicieras nudismo?, yo nunca lo hice, me da vergüenza que me vea la gente.

-Aquí no te verá nadie, si te animas adelante.

-De momento vamos a darnos un baño y ya veré si me decido.

Nos dimos un buen chapuzón, el agua no estaba demasiado fría, pero lo suficiente para que los pezones de mi madre se pusieran duros y se marcarán en su bikini.

Yo miraba disimuladamente y mi polla empezó a crecer de nuevo, no intente evitar la erección ya que debajo del agua mi madre no se daría cuenta.

Tanto la miraba las tetas que se dio cuenta.

-¡Hijooo! ¿Otra vez mirándome las tetas?, vaya obsesión que tienes con ellas. Anda! vamos a tomar el sol un poco.

-No pasa nada porque te mire mami, no le des importancia.

-Pues si pasa, otra vez se te ha puesto duro el pene, menos mal que no nos ve nadie.

Llegamos a nuestro sitio, nos secamos con las toallas y nos tumbamos a tomar el sol.

Mi madre se tumbó boca abajo y yo también junto a ella.

-Hijo, dame crema por la espalda y las piernas por favor.

Yo encantado por la petición la unte la crema solar por la espalda dándole un pequeño masaje a la vez.

-Umm, que bien lo haces, me encanta, vas a tener que hacerlo más a menudo.

-Sólo tienes que pedírmelo mami.

Continúe con las piernas, empecé desde los pies hasta el final de ellas, mis manos llegaban todo lo arriba que me permitían sus juntas piernas, masajeándolas de arriba abajo.

Disfrutando del masaje separó más las piernas permitiendo que mis manos llegarán hasta más arriba.

Los labios vaginales marcándose en el bikini y su vello púbico asomando por los lados me pusieron la polla durísima. Mis manos llegaron a tocar su pubis unas cuantas veces levemente y mi madre no dijo nada.

-Estoy un poco indecisa hijo, no sé si quitarme la parte de arriba para que no me quedé la marca del bikini.

-Mejor oportunidad que está no la hay, estamos completamente solos, anímate por mí no tengas vergüenza que ya te vi las tetas está mañana.

-Pues sí, es verdad, suéltame el bikini que me voy a dar la vuelta.

Cuando ella se giró, yo ya estaba tumbado boca abajo para esconder mi abultada erección.

Sus enormes tetas estaban muy cerca de mí, no podía evitar mirarlas, sus oscuros pezones me la ponían más dura.

-Ya sé que me estás mirando las tetas, como sé que te gustan no hace falta que disimules hijo, deléitate mirando que no me importa y de paso me das crema y otro masaje que lo haces muy bien.

No podía creer lo que mi madre me estaba brindando y sin dudarlo me arrodillé junto a ella, unte mis manos de crema y comencé a masajear sus hombros, sus brazos, su vientre, reservando sus tetas para el final.

Llegado el momento, acaricie suavemente sus pechos extendiendo la crema por ellos, empecé a masajearlos, mis manos no cubrían por completo sus enormes tetas, mis dedos acariciaron sus pezones que se pusieron duros por el tacto de mis dedos.

Continúe con sus piernas empezando de nuevo por los pies y terminando cerca de su vagina.

Esta vez estaba con las piernas muy abiertas, la raja de su coño marcándose en el bikini me excitaba enormemente.

Mis manos terminaban haciendo tope con su vagina, está vez yo no me cortaba, lo hacía queriendo, quería sentir el coño de mi madre tocando mis manos.

-Que placenteros son tus masajes, estoy en la gloria, me encantan. Seguro que tu estas encantado también, ¿a qué si?

-No sabes cuánto mami, ni te lo imaginas.

Mi madre levantó la cabeza y miro el bulto de mi bañador.

-jjjjj, ya me lo imaginaba, sabía que estarías cachondo, pero no te de vergüenza que a mí no me importa. ¿Por cierto? ¿Tú no hacías nudismo? pues por mí no te cortes, ya puestos anímate.

No lo dudé ni un momento, me quite el bañador dejando mi polla erecta a la vista de mi madre que clavó su mirada fijamente.

-Bueenooo, menuda erección que tienes hijo y la culpa es mía, Jaja. ¿Y cómo piensas bajarla?

Yo me había arrodillado junto a ella de nuevo, seguía masajeando sus tetas y acariciando sus pezones.

-Pues no lo sé mami, ¿se te ocurre algo?

Me agarró suavemente la polla y empezó a masturbarme.

-¿Te parece bien esto?

-Me parece muy bien mami, ahhhh, sigue así, me encanta, que bien lo haces.

-Que dura la tienes, ummm, me gusta sentir tu polla en mis manos, llevo cachonda desde esta mañana cuando vi el bulto de tu paquete y con los masajes que me has dado no puedo aguantar más, quiero comerte la polla.

Lo que estaba diciendo mi madre me excitaba enormemente, acerque mi polla a su boca y empezó a mamármela gimiendo.

-No aguanto más, me voy a correr.

-Sii, correte hijo, correte en mi boca, quiero tragarme todo, dámelo todo.

Las embestidas de mi polla en la boca de mi madre hizo que dejara de mamarme la polla, le agarré la cabeza y la folle frenéticamente por la boca, mi corrida se escurría entre sus labios gimiendo excitada.

- que rico sabe, ahora te toca a ti darme placer.

-Siii, voy a darte todo el placer que quieras mami. Quítate el bikini que te voy a comer ese coño que me está volviendo loco.

-Cómelo, Siii, cómelo todo, estoy empapada y muy caliente.

Empecé a lamer su coño frenéticamente, sorbiendo sus jugos, saboreándolos mientras me les tragaba, mordisqueaba su duro clítoris que asomaba entre los labios vaginales, retorciéndose del gusto, gritando de placer.

Se puso tensa, apretando fuertemente mi cabeza contra su coño, tuvo un largo orgasmo que empapo toda mi cara.

-Aayyy que bien, que gustooo, que placeeer, me has dado.

-Todavía no he acabado de darte placer, tengo la polla otra vez dura y te voy a follar ahora mismo.

-Siii, follameee, salvajemente por favor.

Le metí mi polla de golpe haciéndola gritar y empecé a follarla salvajemente como ella quería.

- como la siento dentro de mi, que gustooo, no pareees.

Yo seguía fallándola frenéticamente, mi polla entraba y salía de su encharcado coño. Gritábamos de placer como locos.

Mi chorro de semen golpeó el fondo del coño con tal fuerza que mi madre gritando por su orgasmo dijo:

-Aaayyyy, como lo he sentido, he sentido tu chorro golpeándome el fondo del coño, que sensación, que placer me has dado hijo mío, que placeeeer.

Caí rendido encima de mi madre, con mi polla dentro de ella, sintiendo el calor del lubricado coño.

Jadeando los dos, recuperando fuerzas. Nos dimos otro baño el cual agradecimos profundamente.

-¿Hijo, que te parece si volvemos a casa? Ha sido un día de playa muy ajetreado. Nos comemos los bocadillos en casa tranquilamente y nos echamos una siesta los dos juntos y lo que surja. Esta vez te voy a follar yo, además quiero entregarte la virginidad de mi culo, quiero que me folles por el culo, que te corras dentro de él.

La bese profundamente abrazándola.

-Me parece una buena idea mami, con lo que me dices se me está poniendo dura otra vez. jajaja

Desde ese día de playa, follamos a menudo y disfrutamos de todos los placeres que nos brinda el sexo.

En el próximo relato os cuento que pasó.

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