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¿Qué tan fiel es tu pareja? (Capítulo 1): Christina

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Christina esta vez no estaba indignada con su reciente despido, ya estaba acostumbrada a que las cosas fueran así, además que era lo lógico tras faltar por más de una semana al trabajo y sin una excusa más de que ese empleo se le volvió monótono. Para ella la monotonía es uno de los mayores martirios de la vida, por lo mismo es que no soporta trabajar en algo que le aburre por mucho tiempo. Asimismo su estilo tampoco se salva de muchos cambios, tanto como en su peinado, maquillaje o ropa. De las pocas cosas que mantenía relativamente constantes era el gym, salir con sus amigas a veces a discotecas (donde suele pasar más tiempo teniendo sexo con algún chico en su auto que bailando), y su departamento. Este último no es una gran maravilla, y por temas de apariencias no se asemeja al costo que tiene, sin embargo está por el centro de la ciudad lo que le deja tanto los centros comerciales y opciones de trabajo cercanas. Además que el dueño suele extenderle los plazos de pago a Christina desde que ella le hizo una mamada en forma de pago, para no quedar en la calle. Desde ahí la renta no se ha vuelto algo tan prioritario para ella, pudiendo diversificar más el dinero que va consiguiendo.

Mientras camina por la calles del centro en dirección hacia su departamento ve un cartel en la vitrina de una tienda que dice “Si quiere poner a prueba la fidelidad de su pareja, contáctenos”, y un poco más abajo un correo, “[email protected]” acompañado de un número telefónico y un sitio web. Cuando leyó eso soltó una pequeña risa, puesto que le causaba gracia el número de parejas que terminarían, ya que bajo su concepción la monogamia no nada más que un acto, dos personas fingiendo y engañándose a sí mismas para poder prolongar el mayor tiempo posible su obra de teatro. Estaba a punto de seguir su camino hasta que vio que un poco más abajo aparecía algo que decía que se buscaban actores. No le llamó mucho la atención aquello, sin embargo nunca estaba de más tener una segunda opción, mucho más después de que se encontrara cesante. Además que no había mucho que perder, por lo que tomó una foto con su celular a los datos y se puso en marcha.

Una vez ya en su morada, después de almorzar, se dirigió a su escritorio e ingresó al sitio web. Allí encontró mucha publicidad sobre la efectividad en poner a prueba a la pareja, y en una pequeña ventana aparecía “postular como actor/actriz”. Entró y vio una extensa lista con datos que rellenar:

-Nombre completo: Christina Dinelly Morales Muñoz

-Edad: 22 años

-Altura: 1,69 metros

-Peso: 53 kilogramos

-Color de ojos: Miel

-Experiencia en actuación: Clases se teatro de colegio, algunas obras regionales y un don para fingir.

-Estado civil: Soltera

-Medidas: 87/ 58/ 93

- Correo electrónico: ****.****@gmail.com

-Número de contacto: +1 941 991 4067

-Intereses: Divertirme, ingresos adicionales y sobre todo matar a la rutina.

Al final de la lista le pedía que subiera 2 fotos para mostrarse, por lo que envió una en la que estaba con una blusa negra que no ocultaba su sujetador, una minifalda de mismo color y unas medias. La otra era con un top y calzas, que era como usualmente vestía en el gym. Una vez ya completar todo aquello, y enviarlo, se comunicó con unas amigas para salir de fiesta a las 12.

Con vestigios del maquillaje con el que salió; con el top con manchas de semen; con su minifalda un poco arremangada y con la nalga derecha un poco más roja que la izquierda; con su cabello despeinado y las rodillas un tanto adoloridas, regresó a su departamento alrededor de las 5 de la mañana.

Dejó su cartera al lado, sacó su teléfono de ella y se fue a su cama. Una vez allí al ver las notificaciones que aparecían en la parte superior de la pantalla, vio que una era de Gmail. Al abrirlo vio un correo de [email protected], que traía consigo el siguiente mensaje: “Christina, junto con saludarla nos alegra informarle que su perfil nos llamó mucho la atención, ya que es justamente lo que buscamos. Esperamos se comunique lo más pronto posible para acordar los detalles de su trabajo y contrato. Se despide atentamente Omar, miembro directivo.” A pesar de que a Christina no le encantaba la idea en un principio, ahora estaba un tanto alegre. Además que la elogiaron, aunque en su mente seguía en disputa si con lo de “justo lo que buscamos” se referían a su experiencia, o a su apariencia. Concluyó en que lo segundo era lo más probable.

Después de unas horas de sueño, éste se vio interrumpido por unos gritos provenientes de la habitación de al lado. Al parecer se trataba de alguna pelea de pareja. Infidelidad o celos eran las opciones más probables. Un poco malhumorada Chris golpeó la pared con su mano y les gritó que se callaran. Miró la hora, las 11:43AM, cuanto menos ese alboroto sirvió para que no siguiera durmiendo. Se puso de pie y se sacó la camiseta con la que duerme, quedando sólo con las bragas, y la colocó en la lavadora. Revisó su teléfono: un mensaje de whatsapp de algún chico; se tomó una selfie mostrando todo su cuerpo y se la envió como respuesta. Fue hacia la cocina y se preparó el desayuno.

Luego de un rato revisó nuevamente su celular para leerla respuesta del chico, pero se llevó una gran sorpresa al darse cuenta de al parecer envió la foto al número equivocado uno que no tenía registrado. Cuando abrió el chat y leyó los primeros mensajes, se dio cuenta de que se trataba del mismo chico que le escribió el correo que la aceptaba como actriz, y al parecer como Chris no respondió en la noche, debido a que estaba agotada, Omar había insistido ahora por whatsapp. Imaginó que eso no era bueno, hasta que leyó los mensajes tras la foto: “Wow, chica… me dejaste sin palabras”, “eres cada vez más preciosa”, “Sin duda tienes madera para lo que necesitamos”. Christina por su parte envió un mensaje de leves disculpas por lo de la foto y por no responder de inmediato, pero que quería saber qué es lo tenía que hacer ahora que había sido aceptada. Le respondieron con una dirección a la que tenía que ir a las 3:00 PM.

Cuando llegó al lugar pensó que se había equivocado de dirección, pues era una casa azul que estaba a las afueras de la ciudad. La cual parecía más una casa familiar que una agencia de algo. Tocó a la puerta con un tanto de desconfianza, y a los segundos 2 chicos abrieron la puerta: uno un poco gordo, con pelo castaño y ojos cafés/ el otro con una camiseta musculosa, piel bronceada, pelo negro y con un cuerpo que delataba que asistía al gym. El primero se presentó como Omar, quién había gestionado el contacto con ella, y el otro como Jonathan: el actor principal masculino.

Los 3 se sentaron en la sala. Omar sacó un rollo de billetes de 400 dólares y se los dio a Christina.

“Son para los gastos del transporte”, dijo Omar con una leve sonrisa. Christina los tomó y guardó en su cartera a la vez que daba las gracias, aunque lo cierto es que a veces trabajando todo un mes con suerte conseguía 150 dólares más de lo que le acababan de dar. A continuación los dos hombres le explicaron a Chris en lo que consistía el trabajo: Era una idea tomada de la base de algunos shows televisivos donde por ejemplo una chica va al programa y desde unas cámaras ve como una actriz le coquetea a su novio. Y ahí ven si el chico reconoce o no a su pareja y si intenta invitar a salir a la actriz. Al menos hasta ese punto era donde llegaban los shows… sin embargo ellos creyeron que se le podía mucho más provecho a ese estilo y sobre todo más dinero. Lo que ellos hacían era lo siguiente:

- No sólo la pareja podía contactar, sino que cualquier persona que pudiera pagar, ya que lo único que tenía que hacer era ingresar tanto los datos de quien contrataba el servicio, como de quien lo recibiría sin saberlo.

- Los pagos eran vía tarjeta de crédito, siendo el mínimo de 350 dólares (según más lejos se tengan que alejar de la ciudad más sube el costo).

- El actor, o la actriz no se dedicaba sólo a coquetearle, sino que su fin era tener sexo con esa persona, o ser completamente rechazado en el intento.

- Todo lo que ocurra será grabado tanto en audio como video.

- Estos videos son enviados en un CD a la dirección de quien contrata el servicio.

- Quién quiera ver todo en vivo deberá indicarlo al momento de “hacer el pedido”, para que pueda recibir una transmisión de lo que está sucediendo.

-Secretamente la agencia vende algunos de esos videos a un alto precio por internet a cualquier persona (Aquí es donde más dinero ganan pues cada video se vende a 250 dólares, y alrededor del mundo hay muchos compradores).

Christina al comienzo imaginaba que sería como en los programas de televisión, pero superaba por muchos los límites que creía que habrían, sin embargo se encontraba en un pequeño dilema pues no sabía qué hacer pues no estaba dentro de sus planes el prostituirse, (pues prácticamente ese sería su papel) aunque le llamaba la atención por una parte el dinero, y por otra el que esto no había forma de que fuera rutinario, pues siempre debería ingeniárselas para hacer que un chico la follase, a la vez de que como es sexo, tampoco podría ser aburrido (aunque algunos adefesios podrían tocarle). Le preguntó a Omar cuánto ella recibiría, a lo que él le respondió que el 35% de todo, tanto del pago inicial, como el de cada vez que alguno de sus videos se vendiesen. Ella preguntó si es que su rostro se vería, porque no soñaba con ser la siguiente Sasha Grey, a lo que le respondieron que los rostros se ocultaban, aunque como en todo negocio siempre hay quien pagan más para conseguir más, aunque si algo como eso sucediese se pondrían en contacto con ella para preguntarle si estaba de acuerdo, a cambio recibiría el 50% del dinero extra. Chris se tomó un momento para meditarlo hasta que decidió que en vez de acostarse con chicos sólo para tener un poco de placer, era mejor hacer lo mismo pero consiguiendo dinero (Y si lo hacía bien sería bastante). Acepta el trabajo.

Ambos chicos le dicen que es genial, pero que deben asegurarse de que cuando tenga que “trabajar”, no le de miedo o se ponga nerviosa. Christina se pone de pie, bajando sus calzas junto con sus bragas, y subiendo su top escotado; su vagina y tetas quedan completamente al descubierto. “¿me veo nerviosa?”, dice con seguridad Christina. Jonathan le acerca el contrato junto con un lápiz a Chris mientras que Omar se pone de pie esta vez con tres rollos más de billetes. Nuestra chica firma el contrato, mientras que Omar le coloca un rollo en la boca a Christina, luego se agacha y tras darle un beso en su clítoris le introduce el otro rollo por su conchita. “El contrato nos impide hacer más, querida”, dice Omar al momento en que le mete el último rollo por el culo a Chris. Ella sólo guarda en su cartera el que tiene en su boca.

Jonathan y el hombre de los rollos de dólares acompañan a nuestra Christina a la puerta, aunque ella en vez de despedirse de ellos con un beso en la mejilla o en la boca, se pone de rodillas y a cada uno le da un beso en la entrepierna. Omar queda satisfecho con eso, pero Jonathan no pudo aguantar más, y poniendo incluso su contrato en riesgo con una mano sostiene el pelo de nuestra chica, y con la otra se desabrocha los pantalones dejando libre su pene de unos 18cm que no podía estar más duro. Con furia y descontrol mueve la cabeza de Chris para saciar su deseo, se logra apreciar cómo va cayendo un poco de baba al suelo. En sus últimos momentos Jonathan comienza a gemir y empuja, haciendo que la boca que tiene a su merced se atragante por un extenso tiempo llenándola, hasta que Chris siente como Jonathan se despide depositando su semen directamente en su garganta, lo que hace que se ahogue aún más. Por fin la suelta, y ella toma una bocanada de aire, y por mero orgullo se traga todo el semen se Jonathan, se levanta, se da media vuelta y se retira diciéndole a Omar que recuerde comunicarle cuando surja algo que requiera de ella...

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