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Una mamá ardiente
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Tiempo de lectura: 12 minutos

Soy una mujer sensible y sencilla, naturista, no me refiero a que practico el nudismo, sino que sigo una vida relacionada con la naturaleza, soy vegetariana y casi vegana. Ya de chica vestía como hippie, nunca tuve prejuicios con la ropa.

Mi nombre es Noelia, tengo treinta y cuatro años, no soy muy alta y tirando a flaca. Todos me envidiaban la piel desde chica, blanca nieve y pelirroja como mi papá. Quede embarazada muy joven a los 16, fue una tragedia y una bendición, la bendición fue un hijo, Manuel que ahora tiene 18 recién cumplidos. La tragedia fue con mis padres, me tuve que ir de casa, el primer año fui a vivir con mi novio, él que me abandonó dos años después.

Desde ese entonces aprendí a ser una mamá soltera. Me dedique casi exclusivamente a cuidar a mi hijo, darle la mejor educación que podía. Trabaje en cualquier cosa, cajera, limpieza, en un McDonald, pero siempre hacia artesanías en los tiempos libres. Las artesanías con el tiempo pasaron a ser mi forma de vida. Primero hacia collares y pulseras y los vendía entre mis conocidos y con el tiempo cerámica. Desde hace cinco años también doy clases de yoga a un grupo de gente mayor, en un pequeño club de la zona, aunque también a mujeres más jóvenes como mi amiga íntima Tatiana.

Tatiana es naturista igual que yo, pero ella sí que no tiene prejuicios en mostrar su cuerpo, practica nudismo hace años y es mucho más liberal que yo con el sexo, tal vez porque es soltera no tiene los prejuicios que tengo yo con el cuerpo y principalmente por tener un hijo varón.

Hace años que no estoy con un hombre, salí con varios pero nunca quise formar pareja. Tal vez por eso estoy todo el día pensando en sexo, supongo que nos pasa a todas las mujeres, pero tengo miedo que lo mío sea enfermizo, cada vez que puedo y estoy sola, me masturbo, trato de hacerlo en el baño porque acabo en fuertes chorros y mojo todo, de sólo pensarlo me llevo las manos a la vulva y la empiezo a frotar.

Un día como tantos otros estaba en el vestuario con Tatiana, después de unas clases de yoga, la miro mientras se estaba duchando y le hago un comentario sobre su cuerpo, como un elogio.

-Tati, ¿siempre te depilaste todo el cuerpo?

-Sí, ¿Por qué? ¿Te gusta?

-Sí, te queda bien y debe ser cómodo

Le decía esto mientras me sacaba a ropa para meterme en la ducha. Ella tiene un cuerpo espectacular, sin una marca por el sol, brillaba por el agua recorriendo su cuerpo, parecía de metal, de bronce pulido.

-¿y vos por qué no te depilas toda? Es más cómodo y a los hombres los vuelve locos.

-Jajajaja ¿vos crees?

-Claro tonta, vamos a ver

Se agacha delante mío, mientras empezaba a caerme el agua sobre el cuerpo y me observa a unos pocos centímetros la vulva mientras me toma con sus manos de la cintura.

-Date vuelta

Me pide que gire y me inclina con sus manos, me quería ver al ano de cerca.

-Bueno Noelia, tienes la piel muy blanca, es hermosa, sin un pelo perecerías de mármol, casi como una estatua griega, pero tienes un problema.

-¿Cuál?

-Nada grave, se cómo se soluciona. Cuando te depilas totalmente se te notaran manchas oscuras alrededor de la vagina y del ano, pero te puedo recomendar una chica que me depila y te puede hacer un blanqueado con láser y quedas como un bebe.

-¿pero es seguro eso?

-Claro, no pasa nada, yo me lo hice hace mucho, no me gustaba ir a la playa así. Yo tengo la piel más oscura que vos pero te puede arder un poquito más, pero los resultados son espectaculares.

Después que salimos del vestuario me pasó el contacto de la esteticista y quedo en llamarla al otro día y concertar una cita.

Al día siguiente la llamo, le explico que me quería hacer y ella, que se llama Esther, me da un turno para el otro día a la mañana, era un viernes, un día ideal porque podría faltar a las clases de yoga, ese día no es tan complicado.

El viernes en casa queda Manuel, no le cuento nada de voy a depilarme y blanquearme, igual supone que iría a las clases de yoga como todos los días.

Llego a lo de Esther, una mujer de unos cuarenta años, rubia y se notaba con algo de bótox en la cara. Comenzamos con una conversación donde me cuenta su experiencia en el trabajo y me toma los datos para llenar una planilla. Principalmente me consulta si tenía algunos problemas de alergias o problemas de salud. En ese sentido mi forma de vida me hace una persona sana.

-Noelia, veo que no tienes ninguna contraindicación médica para este procedimiento, pero hay que tener en cuenta que tienes la piel muy blanca y siempre es mucho más sensible que las de las chicas de piel más oscura, por eso es decisión tuya, es probable que se irrite un poco la zona, pero los resultados van a ser buenos.

-No hay problema, puedo aguantar, no sufro mucho el dolor.

-Bueno, es como cuando te haces un tatuaje.

Yo acepto pese a las recomendaciones de Esther, lleno unas planillas y la firmo, supongo que algo formal. Me lleva a una pequeña habitación donde había una camilla con unas sábanas celeste, a su lado una mesa de metal cromado con varios frascos y un especie de aparato con luces, que supuse era el láser.

-Por favor desvístete y acuéstate en la camilla.

Me desnudo y me acuesto en la camilla, ella mientras calienta la cera para depilarme, se podía sentir el olor que emanaba del pote que la contenía. Se pone una crema en las manos y me la empieza a pasar por toda mi vulva mientras masajea mis pelitos rizados y colorados, luego me levanta las piernas y hace lo mismo con mi ano, casi se le deslizaba un dedo adentro, pero quedaba en la frontera. Sentir el contacto con sus manos me excitaba, pero sabía que para ella es un trabajo al que está acostumbrada, igual se dio cuenta que me excitaba, el clítoris lo tenía hinchado y duro mientras le pasaba los dedos.

-No te preocupes Noelia, a todas nos pasa cuando nos tocamos ahí. Te tengo que hidratar la zona.

Yo no decía nada, sólo sonreía y la verdad me estaba hidratando.

Toma la cera y me depila con una habilidad sorprendente, me manejaba en la camilla como un títere, me daba vueltas y abría el culo para pelarme toda.

Después de unos diez minutos termina, toma un espejo y me muestra cómo me queda. Veo los labios rojos e hinchados de mi vulva, el ano igual rodeado de la piel enrojecida.

-Bueno Noelia, ahora tienes que ponerte estos lentes por seguridad y te voy a pasar el láser. No te asustes, son pulsos de luz, vas a sentir frio porque te tengo que poner un gel para que haga efecto y no sientas nada.

Estuvo pasando una especie de linterna con cable como media hora, no sentía nada, sólo veía un pequeño resplandor o era lo que me permitían ver los anteojos oscuros que llevaba puesto. Estuve arrodillada con el culo apuntando el techo como veinte minutos, hasta que me avisa que había terminado.

-Listo, ya está. Vas a ver que está todo muy colorado, pero no te asustes es normal, van a ser unos días y después se empezará a blanquear e igualar todo el color de la zona.

Cuando termina me pasa una crema y me pone unas gasas. Luego una tanga de tela descartable y me visto.

Estaba contenta con el trabajo, ella dijo que me iba a quedar muy bien. Me voy a casa en el auto, no era un viaje muy largo unos quince minutos. Mientras estoy manejando puedo sentir la zona caliente y mojada, pero supongo que es normal por las gasas y la crema que me colocó.

Llego a casa y me apuro en entrar, quería ir a la habitación y cambiarme la ropa, pero también quería ver cómo me había quedado y ver porque estaba tan caliente la zona. No veo a mi hijo, seguro estaba en su habitación con la computadora como casi siempre.

En mi habitación me saco la ropa lo más rápido que puedo, me miro la tanga descartable que me puso Esther, veo que está toda mojada y cuando me la empiezo a bajar está un poco pegada a las gasas. Las gasas estaban adheridas a la piel, pero como colocó mucha crema las puedo despegar despacio. En el espejo puedo ver la razón, tenía toda la vulva roja e hinchada, igual que la raya del culo, parecía un bebe paspado por el pañal. No me imaginaba que tendría tan irritada la zona, me paso una toalla y me seco bien, pero esto hizo que casi al instante me empiece a picar.

El ardor y la picazón se empiezan a hacer insoportables, decido taparme con una toalla e ir al baño a ducharme, en el pasillo veo a mi hijo que iba en dirección al living, me pregunta si me pasaba algo, pero le dije que no, tratando de mostrar naturalidad, se ve que mi cara hablaba por sí sola.

En la ducha siento un alivio inmediato cuando empieza a caer el agua fría, pensaba que podía ser una solución definitiva pero no. Ya cuando me estoy secando puedo sentir el ardor en la zona, voy a mi habitación para terminar de vestirme y colocarme la crema que me dio Esther. La situación era muy molesta, no me pongo ropa interior, sólo un vestido de tela fina que uso de entrecasa.

Bajo al living, mi hijo estaba sentado en un sillón mirando la tele, camino por delante de él en dirección a la cocina.

-Ma. ¿Te pasa algo?

-No, nada, ¿Por qué?

-Caminas raro.

-Bueno, es que hoy fui a depilarme y me pica un poco.

-¿te depilaste toda?

-jajaja ¡Manuel! eso no se pregunta.

-¿Qué tiene de malo? Es normal, ahora todas las mujeres se pelan todas.

-Tienes razón, yo también estoy a la moda, jajajaja

-¿A ver cómo te quedo?

-¿Estás loco? ¿Cómo te voy a mostrar? Soy tu mamá.

-Jajajaja, dale que tiene

-Claro, como si vos me mostrarías la pija si te la depilas.

-Sí mira, yo me depilo todo, como no.

Sin decir más nada, se baja el pantalón corto que llevaba puesto y me muestra la pija, sin vergüenza, como si nada, orgulloso y no era para menos, nunca pensé que tendría una verga tan grande, larga y gruesa. Le colgaba hacia a un costado, parecía que estaba medio excitado por la situación, pero que no le importaba mostrarla. Era verdad no tenía ni un pelo. Un tronco venoso limpio.

Yo como si nada, trato de mostrar naturalidad.

-jajaja, guarda eso asqueroso, yo no te voy a mostrar nada.

Mientras le decía esto, la movía como un péndulo, era hipnótico. Luego se la metió en el pantalón nuevamente.

-Que tiene, sos mi mamá, como voy a tener vergüenza. Yo me depile con la afeitadora y no me irrita. Tal vez si usaron cera te quemaron por eso te arde.

-Le hice caso a Tatiana, viste como es insistió que me haga un blanqueamiento.

-jajaja ¿un blanqueamiento anal?

-Bueno… sí, ¿qué tiene?

-No nada, como las actrices porno, ahora tengo más ganas de ver cómo te queda. Jajaja.

-Ni lo loco, ya te dije que no te voy a mostrar.

-Claro, seguro que te quemó con el láser.

-puede ser voy a llamar a la chica que me depiló y le voy a contar que me pasa.

Lo dejo a mi hijo mirando tele y me voy a la cocina para hablar tranquila con la depiladora, quería contarle que me pasaba y si tenía algún remedio. La verdad en ese rato que estuve hablando con mi hijo las cosas habían empeorado, el ardor y el calor eran insoportables, como no llevaba ropa interior me pasaba la mano por la raya del culo y lo sentía caliente. La llamo a Esther.

-Hola Esther, te habla Noelia, pasé por la mañana.

-Sí, hola, ¿Cómo estás?

-Bien, pero tengo un problema, le verdad se mi irritó mucho donde me hiciste el blanqueamiento y tengo un ardor insoportable. No sé qué hacer.

-Me imagino. Tienes la piel muy blanca y sensible. Te puedo recomendar alguna crema, pero mejor sería que consultes a tu médico de cabecera, puedes ser alérgica y no quiero que empeore la cosa, pero no te preocupes es algo pasajero de unos días. Cualquier cosa me llamas de nuevo.

No me dio una solución inmediata, pero tampoco quería que se agrave el problema, no me quedaba otra cosa que consultar a un médico. El problema es que no concurro muy seguido a un médico, soy muy sana, sólo revisiones de rutina en una clínica, pero no quería ir con este problema y empezar a dar vueltas con turnos y doctores que no conozco. Me acuerdo que donde doy clases de yoga, que son todas personas mayores, hay un abuelo de 87 años, Pedro, fue toda su vida médico, ahora retirado, pero le podría consultar por ahí me puede recomendar algo. Busco el número de teléfono y lo llamo.

-Hola Pedro, soy Noelia, su profesora de yoga. Perdone que lo moleste.

-Hola Noe, que alegría, no es ninguna molestia. ¿Qué pasa?

-No sabía a quién llamar y cómo usted fue médico.

-Lo sigo siendo, pero ya no ejerzo.

-Sí, tiene razón. No sé si podrá ayudarme.

-Sí hija, cuenta, eres como una nieta para mí.

-Gracias Pedro, le cuento, hoy me fui a depilar a la mañana y cuando vine me ardía mucho la zona, es insoportable, llamé a la chica que me depiló y me dijo que llame a un médico.

-Pero era la primera vez que te depilabas.

-No, no, pero está vez usó un láser para blanquear la piel.

-¿blanquear? ¿Cómo cuando hacen un blanqueamiento anal?

-… Siii

-Lo más común es que te haya quemado si tienes la piel muy sensible. Pero no te puedo recetar algo sin ver, te puedes mantener húmeda la zona para aliviar el ardor. ¿Quieres que te pase a ver?

-pero no quiero molestarlo, si quiere me puede recomendar a alguien.

-No hay problema Noelia, puedo pasar mañana a la mañana y te receto algo, no tengas miedo.

-Bueno, gracias Pedro.

Me sorprende que un abuelo conozca sobre blanqueamiento anal, pero no le doy importancia. Le paso la dirección de mi casa y quedo con que pase a eso de las 9 de la mañana. Como iba a ser sábado mi hijo no estaría en casa, juega al futbol en inferiores y es una rutina que no pierde por nada del mundo, igualmente le comento que iba a venir una doctora a visitarme, una mentira piadosa.

El sábado mi hijo sale temprano para el club, cerca de las siete de la mañana, yo siempre sigo durmiendo un rato más, pero ese día no pude dormir bien en toda la noche, el calor y la picazón me hacía dar vuelta por la cama. Como a las ocho y media me doy cuenta que el doctor llegaría en media hora. Me apuro a vestirme, voy al baño y hago mis necesidades, entienden, como todos los días, me limpio con papel, lo mejor que puedo tratando de no raspar mucho, de repente tocan el timbre.

Como todo viejo, seguro que era Pedro que había llegado unos minutos antes. Me visto con una remera larga con la que duermo y me pongo una tanga que tengo a mano. Corro a la puerta y estaba en lo cierto era Pedro, un hombre flaquito, arrugado, sólo algunos pelos canosos sobre las orejas y unos bigotes blancos que ocultan los labios, su mirada profunda de unos ojos claros y cansados lo acercan a la imagen de un poster navideño.

-Hola pequeña.

-Hola Pedro, no lo esperaba tan temprano.

-Costumbres de un hombre viejo.

-jajaja, no se tire a menos.

-ya tengo 87, puedo ser tu tatarabuelo

-Pedro, no es tan viejo

-jajajaja, no me mientas.

-vamos a la habitación.

Me acompaña, iba detrás mío con un maletín de cuero, típico de los médicos de hace treinta años. Llego a mi habitación, ni siquiera tuve tiempo de armar la cama.

-Perdón Pedro, no pude armar la cama.

-No te hagas problema, sube a la cama y muéstrame como tienes

Me acuesto boca arriba, me saco mi ropa interior y levanto la remera. Pedro se coloca una pequeña linterna en la cabeza y arrima su cabeza a vulva.

-abre bien las piernas.

Le hago caso y con sus dedos fríos comienza a mover mis labios vaginales de un lado para otro. Toma un especulo de metal y me lo introduce en la vagina mientras acerca su cara para revisar la zona. No sé si esto era necesario, pero él era el médico y lo dejaba mirar con tranquilidad.

-Bueno Noelia, por favor date vuelta que te voy a revisar culo.

Yo obedecía, internamente exhibirme de esa forma me gustaba, hacía tiempo que un hombre me veía de tan cerca y me tocaba, sólo una fantasía, él era un viejito que podría ser mi abuelo. Me arrodillo sobre la cama y dejo el culo en pompa, estaba entregada como un avestruz hundiendo la cabeza en la tierra. Doblo el cuello para espiar en el espejo los movimientos de Pedro. Veo como acerca la cabeza a mi culo, luego se chupa el dedo índice de la mano derecha y lo empieza a meter en el ano.

-Noelia tengo que revisar si la tienes alguna molestia del lado de adentro.

Me explicaba como dándome una excusa, yo no le podía decir nada, la verdad estaba muy excitada. Revuelve durante unos treinta segundos el dedo, yo veía su mirada clavada en el culo. Luego veo que retira despacio el dedo y se lo lleva a la boca y lo chupa lentamente, no podía creer lo que veía en el espejo. Puedo ver la entrepierna de su pantalón y se notaba un bulto, realmente lo había excitado. Yo estaba segura que el dedo había salido sucio de mierda del culo, hacía apenas unos minutos que había cagado. Verlo saborearme me terminó de excitar.

-Bueno Noelia, por suerte es sólo exterior, es una quemadura no muy grave pero se te pueden hacer algunas ampollas. Te voy a recetar una pomada y te la pasas tres veces por día. También un antibiótico para prevenir alguna infección. Si se revientan las ampollas, te cubres con unas vendas para quemadura, pero cuanto más aire entra mejor.

-Gracias Pedro, ¿Cuánto le debo?

-Nada niña. ¿Cómo le voy a cobrar a mi profesora?

Por la cara creo que me quería pagar a mí. El viejito resultó ser un degenerado, pero me gustó.

Me fui a duchar, Manuel llegaría dentro de una hora. Estaba excitadísima pero casi no me podía tocar por el ardor. Cuando llegara mi hijo lo iba a mandar a comprar a la farmacia.

-Hola Manuel, puedes ir a comprar esto a la farmacia.

-¿Ahora? Vengo de un partido, estoy cansado

-Dale, por favor, yo no puedo ir

-Bueno, ahora voy, pero que te dijo la doctora.

-Que me había quemado, por eso me recetó una pomada y antibióticos

-¿antibióticos?

-Bueno dijo que me iban a salir ampollas y tengo que tener cuidado en curarlas

-¿vas a poder sola?

-Sí, creo que sí

Se va a comprar las cosas que le encargue, me sorprende lo interesado que estaba en si podía curarme sola, con lo caliente que estaba tal vez veo un interés donde no lo hay, pero la idea de que me quiera ayudar en algo tan íntimo me empezaba a excitar. Me visto con la remera larga que uso para dormir, la misma con la que recibí al doctor, no me coloco nada debajo.

El reloj dibuja el paso del tiempo, media hora, una hora, pierdo la cuenta.

-Hola, por qué tardaste tanto

-Tuve que pasar por otra farmacia, no tenían esa crema, decían que casi no se usa.

-¿pero la compraste?

-Sí, acá está. Bueno, me voy a bañar, ¿te pongo crema en el culito?

-Salí degenerado, anda a bañarte que puedo sola.

Va hacia el baño y no puedo dejar de pensar en lo interesado que estaba en mí, ideas incestuosas que me excitaban, era increíble lo que estaba pasando. Escucho el agua de la ducha, él ya se estaba bañando. Tomo el pomo de crema y lo miro, era hora de empezar a untarme las partes con ella, pero me quedo pensando, había algo en mi subconsciente que no me dejaba, algo lujurioso que no me lo permitía. Mi sexo había tomado una decisión por mí, quería hacer partícipe de mi salacidad a Manuel.

Espero a que cese el sonido del agua, indicio claro de terminar con la ducha, unos pocos segundos pondrían a mi hijo atravesando el pasillo hacia su cuarto, cuando está ocurra pediría su ayuda.

-¡Manu! ¡Manu!

-Sí Ma, ¿Qué pasa?

-Por favor… ay tapate, otra vez con la pija al aire, soy tu mamá

De nuevo se muestra desnudo, orgulloso de su larga poronga, con la toalla sobre los hombros, como si no le importara, al contrario parecía contento de mostrarla.

-Vamos Ma, como si nunca hubieses visto una.

-Dale, tapate, no la muevas así.

-Jajaja, ¿Qué quieres?

Se cubre con la toalla, pero la imagen era lo suficientemente fuerte como para no borrarla de mis retinas, su desnudez me excita y alienta a proponerle que me cure.

-te iba a pedir si me podes ayudar

-Sí, claro ¿con qué?

No sabía cómo decirle, pero no aguanto más y se lo digo.

-Mira no llego a pasarme la pomada atrás y tengo miedo de lastimarme.

-¿En el culo?

-Sí, bobo, el culo. ¿Puedes o le pido a mi amiga?

-Si si si, date vuelta.

Yo ya estaba entregada, necesitaba mostrarle el cuerpo. Le doy la espalda y me levanto la remera, dejo el culo al aire y apoyo las manos en la cama.

-Qué lindo agujerito.

-No seas bobo ¿Cómo lo tengo?

-hermoso.

-no, bobo, está muy quemado.

-Está rojo como una quemadura de sol, pero no está tan mal.

Mientras me decía esto siento que pone un chorro largo cerca del ano y lo empieza a desparramar con el dedo. Sus yemas rozaban los pliegues de mi esfínter, lo hacía lentamente.

-Mira, como me pones.

Miro sobre mi hombro y está nuevamente desnudo, pero ahora con la pija erecta, apuntando el techo, era gigante.

-Dale. No seas tonto, guarda eso.

-Mira como lo tengo, ¿me la chupas?

-¿estás loco?

-Dale, no seas tonta.

Cuando dijo esto ya tenía su pija a unos centímetros de mi cara, ya no podía decirle que no. La agarro con fuerza y me la llevo a la boca, no podía parar de chupar.

Desde ese momento empezó otra historia, después de mamarla por un rato largo, deje que me la ponga con toda sus ganas por donde quiera. Me vine de forma impresionante cuando me cogió la vagina y acabe varias veces cuando me rompía el culo.

Fue el principio de una relación que continua, gracias a mi amiga ahora tengo un hombre con una enorme poronga en casa.

Me hice insaciable y me liberé con el cuerpo como nunca antes lo había hecho, hasta un día con otra escusa recurrí al dedito de mi viejito doctor.

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