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Trío con mi mujer y su amiga

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Yo Raúl, soy un hombre normal, con un cuerpo normal y mi mujer Sara, es bastante bonita, delgada con un culo perfecto, unos pechos pequeños pero bien puestos, coronados por unas pequeñas aureolas y unos preciosos pezones.

Estábamos en una concurrida playa nudista yo totalmente desnudo y ella tan sólo con un pequeño tanga que resaltaba sus bonitas nalgas, nos encontrábamos jugando morbosamente y calentándonos sin llamar la atención del resto de personas que allí se encontraban, cuando escuchamos un voz conocida cerca nuestra. Al girarnos vimos a una antigua amiga de mi mujer que estaba hablando por teléfono. Ella cruzó la visto con nosotros y al reconocernos colgó su móvil y se acercó dónde nos encontrábamos, olvidándose creo que por la alegría de habernos conocido de que estaba totalmente desnuda.

Ella es también delgada, pero lo que más resalta de ella son sus enormes tetas por lo menos una 130 de sujetador y después los abultados labios de su coño.

Saludo efusivamente a Sara y después de acercó a mí para darme dos besos en la mejilla, rozando esas increíbles tetas en mi pecho y ella tuvo que notar el roce de mi polla medio recta por la visión que me estaba dando contra su cadera.

Nos comentó que estaba sólo pasando unos días en un hotel cercano y nosotros le dijimos que estábamos en un chalé alquilado también en las proximidades.

Ellas comenzaron a hablar poniendose al día y yo mientras tanto me recreaba con esos dos cuerpos que me acompañaban utilizando de escudo mis gafas de sol. Lo malo que me delataba mi pene, que se encontraba casi totalmente erecto desde la llegada de Marta.

Me sentía afortunado y envidiado por todos los hombres que pasaban por delante de nosotros y se las quedaban mirando. En esto estaba cuando las escucho a las dos reírse y cuando las miró ambas tenían clavados sus ojos en mi polla.

Me dio vergüenza la situación y sin mediar palabra me fui a meter en el agua, al regresar ellas estaban vestidas y recibiendo. Al llegar a su altura mi mujer me dijo que me vistiera que nos íbamos a comer a la casa y que Marta comería con nosotros.

Comimos abundantemente y bebimos más todavía, por tal motivo me disculpe de las dos y me marché a dormir la siesta un rato, dejándolas a ellas hablando de sus cosas.

Dormí unos 15 minutos aproximadamente y al ir al salón las vi en la terraza junto a la piscina tomando el sol totalmente desnudas las dos, hablando muy animadamente.

Me acerqué despacio hacia ellas, cuando vi como Marta tenía una mano apoyada en el muslo de mi mujer y unas copas de licor vacías en el suelo.

Tan cerca estaba sin que se dieran cuenta que ya podía escuchar lo que hablaban entre ellas.

Marta; te arrepientes de lo que paso entre nosotras aquella noche?

Sara: arrepentida no, rara. Éramos jóvenes y con ganas de experimentar.

Marta: yo disfruté muchísimo y tuve uno de los mejores orgasmos de mi vida, cuando me acuerdo todavía me excito y terminó masturbándome.

Sara: yo también me acuerdo de vez en cuando y al igual que a ti se me encharca.

Seguían hablando y la mano de Marta cada vez estaba más cerca de la entrepierna de mi mujer, llegando a rozarlo con las yemas de sus dedos.

Mi mujer y Marta se veían acaloradas, por la conversación que mantenían y ayudadas por el alcohol que estaban consumiendo.

Yo seguía cerca de ellas ocultó tras una columna cuando entre todas nerviosas y juegos ambas se besaron. No me lo podía creer, me quedé bloqueado, pero aguante mi primera intención de salir de mi escondite y esperé haber como avanzada la situación.

El beso se iba alargando y las manos de Sara acarician la espalda y el culo de Marta y esta a su vez una mano la tenía en su nuca y la otra le amasaba un pecho.

Mi polla estaba a mil, como fueran a más me iba a correr sin tocarme.

Una de las manos de Marta acariciaba las inglés de Sara e iba avanzando hacia su raja ya abierta y húmeda, los suspiros y jadeos de ambas estaban aumentando y sólo eran apagados por sus besos.

Ya no aguante más y salí de mi escondite, todo para llamar su atención, momento en que las dos se pusieron de pie como un resorte e intentaban darme explicaciones de forma incoherente.

Me acerqué a mi mujer y la bese a la vez que le acariciaba el hombro en señal de que se tranquilizara y que no estaba enfadado, a Marta le bese en la mejilla pero aprovechando la ocasión para tocar sus enormes tetas con mi antebrazo y apretarle el culo con la otra mano.

Les pedí que me sirvieran una copa, ellas seguían nerviosas y ruborizarse. Una vez que me sirvió Marta la copa, les dije que me había calentado mucho el espectáculo que había visto y que por mi podían continuar.

Ellas no sabían cómo reaccionar, así que quise ayudarlas y poniendo mis manos en la nuca de cada una acerque sus bocas para que se besaron, al principio se besaron de forma torpe pero pronto estaban jugando con sus lenguas. En ese momento las deje que ellas siguieran solas y me aparte para sentarme en un sillón y disfrutar del espectáculo.

A los pocos minutos Sara estaba con los pezones de su amiga en la boca, y masturbándola y Marta besaba a Sara en el cuello y le acariciaba el culo a la vez que le tenía dos dedos en su vagina.

Yo ya estaba desnudo pero sin moverme de mí sitio y me paseaba pausadamente. Ellas cambiaron de posición poniéndose Marta en el suelo y mi mujer encima de ella en posición de 69, comenzándome a lamer y a introducir sus dedos y sus lenguas alternativamente, los gemidos subían por segundos lo mismo que su humedad.

Fue en ese momento en que me acerqué a mi mujer y apartando su cara del coño de su amiga la bese, saboreando el sabor del coño de Marta mezclado con la saliva de Sara, era un manjar, le empuje la cabeza contra el coño que se había dejado a medio comer y metí las manos entre ella para poder acariciar las gigantescas tetas a Marta, sacándole una de ellas de su prisión para poder comerme sus pezón y el oro pellizcarlo con mis dedos. En ese mismo instante Marta se convulsiono y acompañada de varios gritos acabo en orgasmo bestial que inundó la cara y la boca de Sara, esta compartió dicho líquido conmigo mediante un beso, esto la calentó más aun haciendo la reventar en un intenso orgasmo siendo ahora ella la que empató la cara de su amiga, volví a repetir la misma acción anterior y tras levantar a mi mujer de la cara de Marta bese a esta y le limpie con la lengua la cara de los jugos de Sara.

Es ese mismo instante me tumbe y las llame para que ahora ellas me dieran placer a mí, comenzó mi mujer a mamármela y llamó a su amiga para que me lamiera los huevos, así iba a durar muy poco, luego cambiaron posiciones, cuando se dieron cuenta que me iba a correr las dos me la lamian cada una por un lado, eyacular en sus caras y labios con un gran bufido y posteriormente ellas se besaron compartiendo mi leche.

Si les gusta les contaré la segunda parte y perdonen las faltas de ortografía lo escribí en el móvil.

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