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Trío con mi mujer y su amiga (VI)

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La semana siguiente volvimos a la rutina, trabajo, casa, familia, así día tras día. Llegó el viernes u una hora antes de finalizar mi jornada laboral recibí la llamada de mi mujer, en la que me pedía que no me entretuviera al salir del trabajo y que volviera pronto a casa.

Normalmente los viernes después de trabajar me paraba a tomar algo con los compañeros, pero ese día estaba intrigado con la llamada de Sara y regresé enseguida. Nada más entrar en la casa mi mujer me recibió con un beso apasionado y húmedo, y me pidió que me fuera a duchar mientras ella preparaba la cena. Entre en la ducha y me relaje bajo el agua mientras pensaba que estaría tramando mi pareja, a los 15 minutos salí del baño y me dirigí al salón, allí no estaba ella, fui a la cocina y tampoco, estaba buscándola cuando oigo que me llama desde el dormitorio, al entrar me quede de piedra, en lo alto de la cama se encontraba Marta con las manos y los pies atados en cruz a la cama y totalmente desnuda, sus ojos vendados, con sus enormes tetas desafiantes y los pezones empitonados y algo colorados, se notaba que habían sido castigados, al tener las piernas abiertas se le veía su coño abierto, rosado jugoso y chorreando, tanto que varias gotas que emanaban del interior de su vagina se deslizaban hasta el agujero de su culo, dejándolo también brillante. Mi mujer a su lado desnuda integral, castigaba a su amiga con un pequeño látigo de tiras, y a su vez le acariciaba con un plumero que tenía en la otra mano.

Con esa visión mi empalme creció a la misma velocidad que mi excitación, Sara me dijo que me acercara y me entregó el látigo, mientras ella le pasaba el plumero por el interior de sus piernas hasta llegar a sus labios vaginales, no desaproveché la ocasión y tras besar a Sara y de pues a marta, empecé a acariciar a nuestra amiga y ahora esclava con el látigo, y cuando menos lo esperaba le soltaba un golpe con el mismo, de forma suave sin llegar a producirle dolor ni marcas. Sara soltó el plumero y colocándose a mi espalda me empezó a besar el cuello y las orejas, a la vez que sus pezones se clavaban en mi espalda.

Me incliné hacia delante y pase mi lengua por los pechos de nuestra esclava dejándolos ensalivados, sobre todo su canalillo, quería meter mi polla entre ellos y hacer una cubana, me coloque de rodillas encima de ella y metí mi miembro entre sus tetas, mientras que con las manos las apretaba, mi mujer entre tanto masajeaba el clítoris de su amiga con una mano y en la otra tenía un gran consolador que poco a poco fue introduciéndoselo, Marta al sentirlo abrió la boca para soltar un fuerte gemido, al rato Sara cambio su mano por su lengua, por lo que esos gemidos aumentaron más todavía, yo seguía con mi polla entre sus tetas y ella intentaba chuparla cuando mi capullo asomaba por la parte superior, como estaba a punto de correrme y mi intención era alargar esa sesión de sexo lo máximo posible, me baje de lo alto no si ante ayudar a Marta elevando sus tetas a que ella se comiera sus propios pezones.

Mi mujer se quitó de su posición, me beso al pasar a mi lado dejándome el sabor de Marta en la boca y siguió su camino hasta entrarse en la boca de su amiga quedando mirando hacia mí. Yo me coloque entre la piernas de Marta la cual tenía en su interior en consolador goma vibrando a máxima potencia, le coloque un gran almohadón debajo de su culo para elevarlo lo más posible, metí mi cabeza entre sus piernas y con mi lengua se la comencé a pasar por su ano, aunque ya estaba húmedo por los jugos que chorreaban de su vagina me quería asegurar. Luego coloque mi polla en su ano y de un solo golpe se la metí hasta el fondo, era una sensación fantástica el sentir la vibraciones del consolador en mi polla, empecé a sacarla casi entera para volver a penetrarla de un golpe seco, de vez en cuando la sacaba del todo para poder observar como su ano se quedaba abierto, dilatado y palpitando. Marta le comía mientras el coño a Sara y esta mientras gemía masajeaba las tetas a la esclava y me besaba a mí. Marta intentaba soltarse de sus ataduras, estaba desesperada por utilizar sus manos, su orgasmo estaba llegando, se tensó, arqueo y chilló, de su coño salió un chorro que parecía más que se estaba orinando que otra cosa, empapando la cama y a mí, pero tanto a mi mujer como a mí nos importó poco que se corriera seguimos castigándola, ella suplicaba que la dejásemos descansar, pero nosotros al contrario aumentamos el ritmo, mi mujer con en consolador en la mano se lo metía y sacaba a marta a un ritmo impresionante y yo intentaba seguirlo con mi polla en su culo, a los pocos segundos Marta volvió a chillar y gemir otro dos orgasmos seguidos le recorrieron su cuerpo, lo habíamos conseguido, habíamos logrado que tuviera un multiorgasmo, marta se quedó rendida, como si estuviera dormida, jadeante y con la cara colorada como un tomate.

Soltamos a nuestra esclava, lo primero que hizo al ser liberada fue besarme a mí, y darle un azote a mi mujer en su culo que resonó en toda la habitación y le dejo marcada la nalga. Luego nos agradeció el placer que le habíamos dado, ella pensaba que no se podía superar los orgasmos que le habíamos dado la semana pasada, pero según ella lo habíamos conseguido y con creces. Ahora era el turno para mi mujer, y por lo que parecía era Marta la que quería llevar la voz cantante, me obligó a tumbarme boca arriba y a Sara a que me montara con mi polla llenándole la vagina, estaba chorreando, marta se colocó detrás de su culo, lo que mi mujer no sabía y yo si estaba viendo es que esta ya se había colocado el arnés con la polla de goma, me estaba cabalgando cuando al hacerme marta una señas agarre mi mujer la espalda para parar sus botes e inclinarla hacía mí, en esa posición su amiga lo primero que hizo fue lamer la entrada de su culo, Sara gemía se mordía el labio inferior y suplicaba que siguiéramos, de golpe Marta de forma brusca le metió en el culo la polla del arnés, yo note el roce en el interior de la vagina, mi mujer soltó un grito de dolor y sorpresa. Marta y yo comenzamos con el mete saca acompasándonos, a su vez esta acariciaba su espalda para relajarla y cuando menos se lo esperaba le baba un latigazo en sus nalgas, Sara empezó a soltar por su boca insultos y groserías, nos suplicaba que siguiéramos más fuerte, hasta que su orgasmo llegó, fue largo e intenso, pero al igual que antes nosotros lo ignoramos y seguimos con el mismo ritmo, ella suplicaba en un principio que parráramos, pero de forma imprevista y explosiva le llegó otro orgasmo, que la dejo como si se hubiera quedado mareada, teniendo espasmos durante casi un minuto. Yo justo al terminar ella me había corrido en su interior, no lo había disfrutado mucho al estar más atento en conseguir su segundo orgasmo que en el mío, pero la noche no había terminado, al sacarla del interior de la vagina su amiga me la limpio con la lengua. también se puso a limpiarla que se me puso dura de nuevo, se levantó y susurrándome al oído, me dijo que su coño estaba deseando sentir mi leche dentro, la tumbe boca arriba y subiendo sus piernas a mi hombro se la metí hasta los huevos, mi mujer que se estaba recuperando e volvió a sentar en su boca (se estaba volviendo adicta a que se lo comiera su amiga), y a la vez que tenía yo la polla en su interior ella le metió también dos dedos en su vagina, yo no creía que el coño de marta pudiera dilatar tanto, esta gemía y lloraba a la vez, en esta estábamos cuando Sara con los dedos de su mano libre cogió prisionero el clítoris hinchado de marta lo que provoco que esta volviera a estallar y yo le soltara mi leche en el interior, mi orgasmo ahora sí fue descomunal, sintiendo una corriente eléctrica que me recorrió la columna, al salir de su interior mi mujer se comió los restos que quedaban en mi punta mezclados con los de Marta y luego se los intercambiaron con un beso más tierno que apasionado.

Al rato de estar relajándonos Sara se levantó y la vi coger una cámara de video que tenía puesta grabando durante todo el encuentro y que yo no me había dado cuenta que estaba junto a la tv, la conecto a esta y nos preguntó si queríamos ver la grabación, por supuesto que ambos dijimos que Si, y me rio yo con las películas porno, lo que sucedió a continuación para el próximo relato.

(9,30)