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Mi mujer, una travesti y yo

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Era sábado por la tarde, luego de mirar unas películas porno con mi mujer, empezó el cachondeo, estábamos realmente muy calientes, las películas que habíamos visto eran de tríos, eso a mi mujer la encendía como una perra en celo. De repente se levantó del sofá, donde habíamos mirado las pelis, y volvió con una micro tanga, color blanca, bien entangada, sus hermosas tetas al aire; se arrodillo frente a mí, empezó a pajearme mi verga y se la fue tragando despacito, la sacaba y me chupaba los huevos, y volvía a metérsela toda, era una golosa... mientras me la seguía mamando, comienza a decirme que me imagine que detrás de ella había un negro con una pija enorme apoyándosela sobre su culito, eso me ponía a mil, ella ponía más cara de puta tragona, y comenzó a meterse los dedos en su culo, mientras seguía chupando... y me decía “imagínate papito, como me mete la verga el negro a tu mujercita y me rompe el culo”, me recalentó y explote en su boca llenándosela de leche, que trago como si fuera un jugo de naranjas... Se recostó sobre el sillón de enfrente, y empezó a pajearse y a decirme, “imagínate papi como me coge otra verga, mira como acabo... Ahí, ay, ay sí sí!!!” Y se vino con un chorro infernal.

Le pregunto si realmente le gustaría hacer un trío, y me dice

-sí papi, me encantaría que vos y otro tipo me cogieran, quiero sentir dos vergas al mismo tiempo.

Yo me quede helado, pero el morbo estaba comenzando a calentarme, le dije:

- no sé si me banco que otro tipo te coja, pero se me ocurre una idea.

- cual -dijo ella.

- qué te parece si invitamos un travesti, para vos será un tipo, con una buena pija, y para mí la veré como una mina, con un gran culo y buen par de tetas.

A mi mujer se le encendió su cara de puta, y me dijo que sí, pero que el traba debería ser negro o mulatona, quería una verga grande, y decidimos que esa noche saldríamos a la zona roja a buscar nuestra presa.

Por la noche salimos, mi mujer con un vestido rojo muy cortito, que le marcaban un culo hermoso, y su escote dejaba ver la mitad de sus tetas. Llegamos a la zona roja, dimos unas vueltas, y me pidió que paráramos a ver a las travestis, ella miraba y empezó a calentarse, corrió su vestido y comenzó a acariciar su concha, y con su otra mano se sobaba las tetas, luego se metió un dedo y luego dos, y me decía papi...

- quiero ya, quiero una pija ya, elegí la mulatona que quieras, quiero que veas como le chupo la pija a una negra, una verga grande...

Continuará.

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