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La madre y su hija para mi

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Me pareció un déjà vu. Cuando conocí a Denise, estaba en mi clase historia y quede impactado. Esa cara me era muy familiar, la conocía y no sé de dónde. Aunque es bajita y parece una niña. Sé que tiene diecinueve y su culo redondo, las grandes tetas que querían escaparse del escote me atraparon. Por supuesto… Cinthia.

Durante mi juventud tuve una novia hermosa, la viva imagen de esta niña, luego no s porque nos separamos y en un parpadeo, ella estaba casada y embarazada. Casi me olvidaba de Cinthia, hasta hoy.

Denise es idéntica a su madre, de quien estuve enamorado. Y a quien trate por todos los medios de ver nuevamente. Así que llegaba muy temprano para verla llegar y esperaba a la salida para ver si por ahí se aparecía. Después de días por fin la vi. Aunque ya pasaron muchos años. Parece que el tiempo no pasa para ella. Sus tetas siguen igual de ricas y esas caderas se han vuelto una invitación a montarla. Ambas están buenísimas.

Cuando supe que Cinthia se divorció, trate por todos los medios de acercarme a ella y cuando por fin logré con pretexto bobo acercarme a ella y platicar, no dude en invitarla a salir. Se sorprendió mucho de verme y me dijo que Denise ya le había platicado de mí. Espero que no sea para decirle que me hipnotizan sus pechos en clase. Salí con Cinthia un poco por mi deseo de cogérmela y otro tanto por estar cerca Denise y su rico culo.

Dos citas después ya estábamos en los besos y fajando muy rico en el auto. Pero su Denise nos interrumpió y aunque al principio nos espantó. Denis, no dejaba de ver la erección que seguía abultándose en mi pantalón y que su madre había conseguido, frotándome la verga momentos antes. Y que con esa mirada sucia de su hija me la seguía poniendo dura.

Varias citas y besos después logre entrar a su casa y mientras cenábamos o veíamos la televisión, yo miraba a Denis pasearse en pijama por la casa, por las noches usaba pantalones de pijama que se metían entre sus nalgas. Y en cuanto pude tener a su madre, pagaba las consecuencias. Además de que me encantabas las caderas de Cinthia me enloquecían, el pensar en su hija me ponía duro, podía estar dándole verga a la madre y cerrar los ojos para imaginar a la hija.

Aunque esperábamos a que Denise se durmiera, yo podía escuchar como abría su puerta, caminaba por el pasillo hasta nuestra habitación. Nos espiaba. Le gustaba escuchar como gemía su madre cada que le metía la verga. Así te lo hacía con más furia para que ella gritara y la pequeña supiera te estaba gozándolo. Luego la escuchaba ir de regreso a su habitación.

Una noche, mientras su madre se daba una ducha, me encargue de dejar emparejada la puerta. Para que Denise pudiera vernos coger. De nuevo la escuche deslizarse hasta la puerta, después de mamarle la panocha Cinthia la puse en cuatro. Impidiendo que pudiera ver la puerta. Sabía que Denise estaba ahí. Podía sentir como se frotaba en silencio. Termine en las nalgas de su madre, espere a que el sueño la venciera. Luego salí y fui directo al cuarto de Denis, puse mi verga aún con restos de semen y con el sabor a su madre en su boca. Al principio brinco, pero con el dedo índice le indique que guardara silencio. Sostuvo mi verga en sus manos y comenzó a besarla, yo retiraba las sabanas para poder sentir sus tetas. Por fin esas pinche chichotas en mis manos. Su boca succionaba mi Verga y mis manos jugaban con sus pezones.

—¿Te gusta pequeña zorra?

—Denise asentía sin deja de mamar y con la mirada fija en mí. Cuando termine en su boca, y después de que trago mi semen. Aclaró un poco su garganta y me confesó "la que me gusta es mamá" pequeña pervertida.

Pasaron unos días y en cuanto pude estar a solas con ella le propuse mi idea.

—¿y si logro que estés con tu madre?

—Me mataría, es solo una fantasía. Me parece hermosa.

—Solo una vez, ad más yo tengo mucho más que perder que tú.

Acepto y por la noche después de mucha labor de convencimiento. Logre que su madre se pusiera una venda en los ojos y se dejara esposar a la cama. Aunque no estaba muy convencida. Pero la convencí a base de besos y promesas de amor. Le hice creer que era un juego y que se divertiría. Aunque no sabía lo que le esperaba.

Después de tenerla sujeta de pies y manos a la cama y vendarle los ojos, la desnude y vi que traía puesta lencería nueva, comencé por hacerle de lado la tanga. Mientras chupaba sus tetas, estimulaba su clítoris y aunque quería retorcerse, los movimientos que podía hacer eran mínimos. Fui bajando a besos poco a poco, hasta llegar a su sexo. Me encantaba su sabor así que estuve entretenido con mi lengua un rato. Luego me aleje y puse un poco de música. Denis ya esperaba fuera de la habitación y la traje de la mano hasta el borde de la cama. Le tome la nuca y la arrodille hasta ir si cara quedo a la altura del sexo de su madre. Sin emitir sonido alguno movió sus labios y me dio un “Gracias” sincero.

Sin pensarlo, se fue sobre ella. Su lengua parecía la de una puta experta y no la de Pequeña que yo creía. Su madre jadeaba y gemía sin control, aún más que conmigo. Yo ya sobaba las tetotas de Denise y le bajaba el pantalón de pijama, sobaba sus nalgas y ella separaba las piernas para déjame ver su culo.

Me coloqué tras Denis y por fin pude sentirla. Mi verga se hundía en ella y lograba arrancarle unos quejidos deliciosos. Su madre de inmediato quedó paralizada.

—¡¿Qué es eso?!

Denis no paraba de mamarle la panocha y yo no paraba de penetrarla, mi verga se perdía entre sus nalgas.

—¿dime qué pasa?

Cinthia insistía en saber que pasaba.

—Quítame esto, desátame

Con sus gritos ahora parecía un poco histérica. Así que tuve que, muy a mi pesar sacar mi verga de ese joven y jugoso culo e ir hasta Cinthia y retirarle la venda.

—¡¿Denis?! ¿Que crea qué haces? ¿y tu enfermo? ¡Suéltame ya!

Por supuesto no le hicimos caso, Denis seguía mamando con toda la pasión del mundo, sostenía las piernas de su madre para evitar que se moviera y aunque de la boca de su madre salían solo maldiciones, su cuerpo estaba muy excitado y de a poco sus gritos se mezclaban con pequeños gemidos.

—¡para hija! ¡paraaa!

—Disfruta mamá, te amo.

Por fin me atreví a poner mi verga en su boca y aunque al principio no aceptaba. Su boca fue cediendo. Y mi verga entraba hasta su garganta, no tenía manera de impedírmelo.

—esggto esggggta mal pagggga yggga Denisggg

Pero no dejaba de mamarme la verga, incluso ahora me estaba dando la mamada más rica del mundo. Aunque su cara de enojo e impotencia por no poder moverse, sabía que estaba muy excitada, pero también furiosa.

Cuando sentí que me venía, me aleje y ella me miró con rencor, quería que todo acabara y yo que se postergará lo más posible. Fui por Denis y la senté justo en la cara de su madre.

—No no no no ¿qué haces?

—vamos, chupa a tu hija.

—¡no, Denis Baja de aquí por el amor de Dios!

Ahora estaba penetrándola a ella y aunque seguía con sus alegatos, el entrar y salir de mi verga la hizo entrar en calor, cambiaba un poco las quejas y entre las lágrimas que escurrían de sus ojos se escuchaban sus gemidos.

—Esto no está bien, y ya verás cómo te va a ir Deni

—No paraba de ser la mamá estricta, pero su lengua comenzaba a asomarse, lenta y tímidamente lamia el clítoris de su hija. Más y más hasta que chupaba como si fuera el helado más delicioso del mundo. Denis le tomaba los pechos con ambas manos y apretaba sus pezones. Gemían y hasta en eso eran muy parecidas. Cuando la hija llegó al orgasmo sobre la cara de su madre, se deslizó hasta quedar sobre el pecho de su madre. Y madre e hija se fundieron en un beso apasionado. De verdadero amor.

Sus lenguas jugaban, de verdad lo estaban disfrutando. Yo era el espectador más feliz del mundo. Separe las piernas de Denise para poder penetrarla e ir a penetrar a su madre de un movimiento, salía de Cinthia e Iba a la hija, así sucesivamente. Ellas parecían dos adolescentes enamorados y no separaban sus labios.

—Eres la más hermosa mamá

—estás loca.

Por fin conversaban pero seguían fundidas en besos y con el vaivén de mis embestidas. Estaba por explotar y fui hasta sus labios. Mientras se besaban mi semen rebotaba en sus mejillas y ensuciaba sus labios

No impedía que siguieran besándose y ahora además de su saliva, compartían mi semen.

Solté a su madre de la cama y lejos de enojarse o salir corriendo. Abrazo a su hija y le beso los pechos, mamaba sus pezones y jugaba con su cuello. Ahora Denis estaba derritiéndose de placer.

—Eres mi pequeña princesa.

—Te amo, te adoro mamá.

La empino y su lengua recorría desde el clítoris hasta el ano de su hija, logrando que su hija se retorciera de placer y que mi verga volviera ponerse dura. Mientras ella empinaba a su hija yo la empine a ella. Metí mi verga en su cola, al unísono sus pechos rebotaban a causa del vaivén que provocaban mis embestidas sobre su culo y que hacían que su cara se hundiera en el culo de su hija. No aguantaba más.

Mi leche inundó su cola y ella pujaba sin dejar de mamar a su hija. Cuando acabamos, Nos recostamos y los tres nos quedamos dormidos, abrazados y besándonos. Compartiendo nuestros sabores.

Ahora tengo de putas a la madre y a la hija.

@MmamaceandoO en Twitter.

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