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Haciendo el amor con mi hermano

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Bueno diré que soy una mujer de baja estatura soy la mayor de cinco hermanos y dos otras hermanitas, las cuales son bellísimas al igual que yo. Tengo senos chicos, nalgas llenitas no gordas pero bastante para las manos de mi hermano Enrique, mi monte de venus es bien velludo que hasta por la raja de mis nalgas sobre salen, según me ha dicho Enrique.

Sucede que había dado cuenta de que le gustaba a mi hermano y para comprobar mis dudas quise verificarlo; así que una tarde estando en casa de nuestra abuela en una reunión familiar pude asegurarme de que mi hermano tenia ansias locas de penetrarme, ya que al verme sentada en el sofá con mis piernas abiertas mientras descansaba mi cabeza sobre el mueble de unos tragos que me había dado. Al volver a mirar a donde mi hermano estaba sentado junto a la abuela, note que se había quedado embelesado mirando mi entrepies, mire a ver que veía y note que mi monte de venus sobresalía como un hoyo hormiguero, mostrándose entre mis pantalones. Algo me toco dentro y le di una sonrisa mientras abría mis piernas más amplias para que tuviera mejor visión. Enrique rápidamente se puso una mano entre sus pies apretando su pinga, mientras se mordía los labios, la abuela y un tío que estaban con nosotros no se habían dado cuenta de lo que estaba sucediendo a su lado. Esa misma tarde la abuela tuvo que salir al bingo y el tío se marchó con ella, dejándonos a solas donde Enrique vino hacia mi tomándome de las manos me levanto y uniendo nuestros cuerpos en un abrazo llegamos al cuarto de nuestro tío. Ahí me tiro sobre la cama subiendo su cuerpo sobre el mío. Me sentía como atrapada mientras mi hermano me sujetaba las manos sobre la cama y movía su cuerpo sobre el mío calentándome por dentro y haciéndome sentir que lo deseara, cruce mis piernas por su espalda y forzándolo con ellas cayó de espaldas sobre la cama donde mi cuerpo quedo sobre el de él, y aprisione mi monte de venus sobre so pinga y comencé un movimiento sintiendo como de dura se le ponía quedando entre la raja de mi monte velludo. También sujete sus manos sobre la cama mientras nuestros ojos se fijaban con un calentón tremendo, fuego de deseo salían por ellos haciéndome tomar una decisión y solté una de sus manos baje mi blusa dejando mis tetas salir al aire lo que hizo los ojos de Enrique abrirse de sorpresa y quedarse mirándome los pezones los cuales son como dos tapones de color rosado, para su gusto. Volví a presionar sus manos sobre la cama para que no pudiera tocarme las tetas, pero el lentamente fue subiendo su cabeza y abriendo su boca metió mis tetas en ella chupándome los pezones como si fueran dos dulces de caramelo. La decisión estaba hecha ya me había decidido a entregarme a él, y mientras bajaba mi cabeza para besarnos de lenguas, tocaron a la puerta, rápidamente nos separamos y cuando fui a ver era mi otro hermano con nuestra prima Gladys, interrumpiéndonos de algo que tanto deseaba Enrique.

No pude contenerme después de aquella primera tarde con mi hermano Enrique, tuve que buscar la forma de seducirlo, quería estar segura de que lo que ocurrió entre nosotros no fue solo ese día, sino que debería continuar. Pues para poder verificar si era cierto que le gustaba o me deseaba lo invite a mi casa una tarde que estaba sola, mi marido se había marchado al trabajo y los nenes estaban en la escuela. Mientras Enrique se había quedado en la sala mirando televisión, yo me di una ducha refrescándome para el momento que le iba a brindar a mi hermanito. Escuche que alguien había tocado a la puerta y mientras me vestía de una manera provocativa para los ojos de Enrique, escuche que entraron mi prima Gladys y un supuesto novio. Salí del cuarto, con unos pantaloncitos cortos que de tan ajustados que estaban, se mostraba a toda perfección mi chocha marcando la raja a través de ellos, mis nalgas firmes y paraditas formaban el filo del pantaloncito, más una blusa escotada que descubría parte de mis tetas, mis pezones sobresalientes e hinchados por un frio que entraba por la ventana marcaban perfectamente entre la blusa rosada. Di un beso al aire a mi prima y salude a su supuesto novio de tantos que tiene, con una mirada picara. Los dos me miraron de arriba a abajo por todo mi cuerpo e inmediatamente sabiendo que Enrique seria el atrevido les pregunte quien de ellos podría afeitar mis piernas. Enrique salto de su sillón cayendo detrás de mi de rodillas con su cara casi metida entre la partidura de mis nalgas, sonreí felizmente porque mi intención fue esa que mi hermanito me afeitara mis muslos y piernas. Me suplico que le entregara la rasuradora y crema lo cual hice de inmediato, al rato sentí sus manos frotándome la crema por mis muslos con una suavidad sensacional, sentí cositas correrme por la sangre y gustoso pensamientos vinieron a mi mente imaginadme que me tenía en la cama desnuda haciéndome lo mismo, de rato a rato volteaba mi mirada hacia atrás para asegurarme que era mi hermanito Enrique el que me frotaba los muslo y piernas con la crema. Luego la rasuradora comenzó a bajar lentamente raspando mis muslos primero, cuando mi hermano me dijo: "Luz, puedo subirte los shorts por tu parte trasera, tienes pelos debajo de tus nalgas", mi prima abrió los ojos sorprendida y su novio solo me miraba al bollo! Lo que inmediatamente le dije a Enrique "haz lo que tú quieras" metió su mano por entre mis pantaloncitos cortos y levantándolos descubrió mis blanquecinas nalgas, redondas y llenitas de dulce carne para sus ojos, lo que note cuando al verlo con el rabo de mi ojo mientras se mordía los labios y relamía mirándole las nalgas a su sabrosísima hermanita mayor. Sentí como metió un dedo entre el short dejándolo adentro mientras aguantaba el filo para poder afeitarme debajo de mis cachetes traseros.

Forzaba su dedo entrándolo hasta que logro tocarme el monte velludo en mi entrepie, su dedo quedo encima de mi bollo tocándome las pantis al cual Enrique comenzó a subir y bajar lentamente por la raja mojadita hundiéndolo por entre ella para sentir mi clítoris sobre su dedo. Uy que rico se sentía pero tenía que disimular que lo que sentía era la rasuradora raspándome los muslo, y solté un gemido que mi prima y su supuesto novio se dieron cuenta, pero no dijeron nada. Luego Enrique con un dedo sobre mi chocho y con otro dedo entre mis pantis levanto el filo para poder meterme otro dedo y rozándome los pelos vaginales me entro una electricidad que corrió por todo mi cuerpo, casi me vine en ese instante, pero abrí mas mis piernas permitiéndole que metiera el dedo bien adentro del rotito húmedo y mojadito lo cual hizo de inmediato. Comenzó un rodeo dentro del hoyito mientras con tres de sus dedos rozaba mis labios vaginales haciéndome sufrir porque me cogiera esa misma tarde. No pude resistir más y sacudiendo las piernas lo obligue a que sacara sus dedos de adentro de mis pantis, chocho, y labios vaginales, salí corriendo hacia la ducha, y desnudándome completamente no pude resistir mientras el agua caí sobre mi cuerpo, me masturbe dos, tres hasta creo cuatro veces, estuve par de horas en la ducha, y cuando termine en un orgasmo inmenso pensando que era mi hermanito quien me masturbaba, salí enrollada en una toalla, mire hacia donde estaba la visita pero ya se habían marchado, mi hermanito estaba de nuevo sentado en la misma esquina con su mano entre sus piernas aguantando una tremenda erección que lo tenía loco por mí.

Sonreí y le dije: "Enrique chulo, ahora te toca a ti entrar al baño y darte una ducha fría". Me miro de arriba a abajo y antes que entrara deje mis pantis sobre la tapa del inodoro para que tuviera el uso de ellas mientras sé que se masturbaría pensando en mí. Al rato salió, me encontraba mirando por la ventana todavía en la toalla, me había solo puesto unas pantis rojas que se hundían entre mis nalgas, mire hacia atrás y ahí parado frente a la puerta del cuarto de mi hija se encontraba mi hermanito mirándome y mordiéndose los labios, lo invita a la ventana para hablar de lo sucedido, pero como solo llevaba puesto un bóxer con abertura en la bragueta quise ver si lo que había sucedido entre nosotros unas horas antes era en serio, metí mi mano entre la abertura atrapando un pene endurecido, gordo largo como por lo menos de 8 pulgadas y media me puse contenta al tener ese pingon en mi mano, comencé a frotárselo de arriba abajo, por varios minutos juguetee con la cabeza sintiendo con un líquido resbaloso salía por el ojito de ese buen pingon que tiene mi hermano Enrique, el dio un salto y cayó de espaldas sobre la cama de la nena, ahí volteé a mirarlo fijándome que su pingota se había salido de su escondite, e inmediatamente caí de rodillas frente a el agarre su pingota y mirándolo a los ojos mientras en se aguantaba con sus codos hacia arriba en la cama, mirándome le dije: “este será el favor que te debo por la primera vez, que me chupaste las tetas y los pezones", reímos y sin quitar mi vista de la suya baje mi cabeza abriendo mi boca me metí la punta lentamente hasta bajarle por el pellejo mojándole su pingota con mi saliva para darle la mamada que tanto deseo que yo su propia hermanita le diera. Chupe, mame, succione, lamí, comí y trague su leche que salía por aquel ojito lleno de dulce jugo saladito. Enrique gimió, grito, pidió que siguiera mamándoselo sin parar y así lo hice!

Tuvimos otros varios encuentros a solas en mi apartamento, esa noche mi marido había llegado borracho hasta el culo y cayó en la cama noqueado inmediatamente se acostó. Lo moví varias veces para despertarlo pero no contestaba, así que decidí ir a la cocina donde Enrique se encontraba con las luces apagadas tomándose unas cervezas ya que había rompido con su prometida; sentí el dolor de su corazón, y mis lágrimas comenzaron a salir, mientras parada frente a la puerta de la cocina y el voltio a verme, me tomo de la mano y me arrimo a él, unimos nuestros cuerpos en un abrazo cual me hizo sentir feliz ya que no tenía el calor de mi marido para apoyarme, el de mi hermano era mucho más mejor. Fui sintiendo como Enrique frotaba mi espalda mientras bajaba sus manos por la tela fina de mi bata transparente dejándolas sobre mis nalgas. Apretó fuertemente mis cachetes traseros y de nuevo volví a sentir corriente por todo mi cuerpo, corriente de tener un macho tan rico como lo es mi hermano Enrique. Pues sobándome las nalgas fuertemente las apretó expulsándome hacia el sentí su pinga pararse de inmediato y quedar firmemente entre la raja de mi chocho, mis pelos vaginales rosaron su pingon mientras nuestros cuerpos hervían del gusto y calor que nos brindábamos. Al rato escuche a mi marido llamarme, y solté a Enrique sin primero dejar de darle un beso de lengua, le dije: "Ya regreso, espérame aquí", sentí sus ojos clavados a mi trasero mientras volteaba la esquina de la puerta de la cocina para ir a atender al borrachón de mi marido. Luego regrese a la cocina, Enrique había prendido la luz y estaba mirando por la ventana a mi amiga y vecina que también estaba loca como yo de ser penetrada por mi hermanito. Enrique, Enrique, le grite dos veces, se voltio hacia mí y pude ver que todavía tenía tremenda erección, lo mire primero a su pingon y luego a los ojos, diciéndole: "Puedes ir a la tienda necesito unos cigarrillos para el cabron que duerme en mi cama!". Enrique sonrió y de inmediato salió a lo que le pedí. Mire hacia la ventana de mi amiga y vecina con un furor por dentro ya que quería quitarme al macho de mis noches, mi propio hermano. Pero me propuse a hacerlo mío y solamente mío, al regreso de la tienda me había acabado de duchar, salí con la toalla que casi ni cubría mi cuerpo, porque la más grande pertenecía al borrachón de mi marido, y asimismo con mi pelo mojado me uní a Enrique en la sala con la luz prendida para que la puta de mi amiga viera que yo también estaba necesitada de ese grandioso pingon.

Note que Enrique me miro las nalgas, y acercándome a él tome su cuello bajándolo hacia mí, ya les dije que soy bajita de estatura, y besándolo por el cuello le dije: "seré tuya, cuando quieras". Y nos separamos! Al siguiente día, hubo una pelea entre mi marido y yo donde Enrique intervino, como mi marido es era el que pagaba la renta, no tuve otra opción que pedirle a Enrique que se marchara a vivir con nuestro tío, y que yo pasaría a verlo de vez en cuando. Pero se enfureció conmigo y dejo de hablarme por tres largos meses, si tres largos meses que tuve sufriendo y pensando porque no me buscaba, tenía que buscar la forma de pedirle perdón, y la única manera fue formando una pelea con mi marido marchándome del hogar con mi hija e hijo, a vivir en una dirección nueva donde nadie supiera. Esos tres meses fueron de furia, infierno, lamento, y atracción hacia mi hermano. Pero no hubo nada que me detuviera estuve varios días pensando cómo le pediría disculpas, así que un martes por la tarde decidí darle una llamada, la cual el recibió con mucha alegría, le dije: "hola papi, tanto tiempo que no te comunicas conmigo", contesto: “es que no quiero saber nada de tu marido, y por eso me he mantenido aislado de ti". Continuamos nuestra conversación la cual termine invitándolo a mi casa para explicarle que ya no vivía con el estúpido de mi marido y me había mudado hacia otro local. Le di la dirección y luego después de colgar rápidamente me di una ducha, refrescándome para nuestro encuentro, me puse los pantaloncitos cortos que tanto le gustaban, los cuales use aquella tarde cuando me metió el dedo mientras afeitaba mis muslos. La blusa esta vez era más revelada y sin brassier, para que viera lo que se iba a comer esa misma noche. No sabía si él tenía el mismo pensamiento que yo, pero tenía que hacer que me perdonara por haberle pedido que se marchara de casa, mientras vivía con mi ex-marido. Estuve segura de que mis pantaloncitos cortos mostraran completamente mi chocha, mientras me miraba al espejo de la puerta notando que si se veía tremendo bollo con una raja que cualquier hombre desearía comerse incluyendo a mí hermano Enrique. Volteé y mis nalgas perfectamente formadas en aquel short me dieron una sensación que no tuve otra manera que sobármelas para calentarme. Mis hijos regresaron de la escuela y les dije que su tío venía a verlos en un par de horas la nena se puso más contenta que el nene, ya que él lo adoraba tanto que estaba un poco enfadado con él por no venir a vernos en tres meses.

Enrique llego a eso de las 6:00 de la tarde pero los chiquillos ya estaban durmiendo, corrí hacia la puerta entre nerviosa y contenta a abrirle, posándome del marco mientras lo miraba a sus ojos, el noto mi cuerpo y mirándome de arriba abajo, mordió sus labios, sus salivas salían por su quijada, y me tire sobre el entregándole un beso en los labios y besándolo por varios minutos sin despegar mis labios de los suyos mientras chupábamos nuestras lenguas. Lo invite a entrar y mientras caminaba frente a el pude percibir que clavaba sus ojos a mis nalgas mientras caminábamos hacia la cocina. Que alegría sentí por dentro ya sabía que Enrique y yo pasaríamos una noche de amor, lujuria y puro sexo sin la presencia de aquel estúpido de mi ex-marido. Al entrar a la cocina note que el busco la mejor manera para sentarse en el comedor mientras no quitaba su vista sobre mí, me pare frente a la estufa para chequear la cena que estaba preparando para nosotros, y al voltear mi rostro para mirarlo note que tenía sus ojos clavados directamente a mi entrepie, subió su vista para verme a los ojos donde le brinde una sonrisa coquetona, la que lo obligo a soplarme un beso cual me convenció y tomándolo de la mano terminamos abrazados uniendo nuestros cuerpos en la sala para bailar una música suave que busque en la estéreo; sentirme entre sus brazos fue para mí una grandiosa felicidad ya que desde que me había separado de mi marido no había tenido nada con nadie de la vecindad. Quise sentir de nuevo esa pingota como aquella noche en la cocina de mi último apartamento, bueno el apartamento del cabron ex-mío, así que deje caer mi cuerpo hacia atrás presionando mi chocho sobre la pinga de Enrique la que al sentirla dura y gruesa me hizo soltar un gemido de placer y lujuria. Enrique me tomo de la cintura y recostando mi cuerpo sobre un mueble de la sala busco una sábana para acostarse conmigo, cubriendo nuestros cuerpos. No sé qué me paso, pero volteé su rostro hacia el mío, plantándole un beso de lengua en la boca, al cual el acepto y mientras nos besábamos trataba de reprenderme diciéndome que me calmara porque los chiquillos estaban en el cuarto y podrían salir y vernos. Se apartó de mi fue a ver a los chicos y regreso volviéndose a cubrir con la sabana, junto a mí, voltio mi rostro al suyo y me planto un delicioso beso mientras metía su mano por entre mis shorts, buscando mi chocho peludo, y lográndolo comenzó a sobarme por encima de los pantis mientras continuábamos besándonos de lenguas. Por fin mi plan de disculpas había sucedido, y el aceptándolo me besaba con locas ansias al igual que yo. Sentía sus manos apretándome el bollo como queriendo arrancarme los pelos para guardarlos de recuerdo, luego metió su mano entre mis pantis sentí como busco rápidamente la raja de mi chocha y penetrándome un dedo me obligo a apretarlo sobre mi mientras levantaba mi cuerpo para sentir ese dedo entrarme completamente hasta lo más profundo. No podía gritar aunque quisiera su lengua enredada con la mía no me lo permitía, pero si podía pensar el gustazo que mi hermano me estaba dando al igual que recibía mis abrazos y besos calientes indicándole que si quería ser su mujer.

Al rato volvimos a soltarnos ya que me hijo de 9 en edad había salido para ir a orinar, nos encontró en el mueble abrazados, pero como estaba medio dormido solo dijo: "hola tío, y siguió a su destino". Enrique y yo nos miramos a los ojos y esperamos que el chiquillo regresara al cuarto, pero para disimular me levante y me dirigí al cuarto con la nena, esperando que mi hijo regresara para ponerlo a dormir de nuevo y continuar con mi hermano nuestro romance. Como a eso de las 10:00pm me quede dormida en la cama con los chiquillos, pero me despertó mi hermano que se acercó a mi quitándome el camisón que me había puesto que pertenecía a él, descubriendo mis tetas, y mientras me las mamaba me iba pasando la lengua por todo mi cuerpo hasta quitarme los pantis con sus propios dientes. Me levanto en sus brazos y cargándome hacia la sala de nuevo me recostó sobre el mueble, se arrodillo frente a mi aparto mis piernas y comenzó a comerme el chocho velludo, su lengua me comenzó a dar sensaciones que al ver su cara cubierta de mis pelos vaginales comencé a mover mis caderas con un ritmo suave para que Enrique gozara de la chocha de su querida hermana. Mira hacia la ventana y note que la luz de la luna alumbraba directamente donde estábamos Enrique y yo. Pero no me importo que los vecinos que al otro lado de ventana a ventana tenía una fiesta vieran como mi hermano me comía la chocha pero como estaban quizás borrachos no se darían cuenta. Enrique luego de varios minutos comiéndome se levando, se bajó el calzoncillo dejando salir el huevo más grande largo y duro que jamás había visto en otro hombre incluyendo a mi ex-marido. El huevo que mame durante una tarde especial que pasamos cuando le metí la mano por la bragueta y luego me comí en la cama de mi hija. Lo miraba mientras se subía sobre mi cuerpo aparto los pelos vaginales con su pingota y puso la cabeza primero metiéndola lentamente hasta lo último haciéndome gemir de un delicioso grito que casi despierto a los chiquillos. Me sujete de sus hombros y bajándolo hacia mi volvimos a besarnos mientras lo agarraba fuertemente sentía como ese pingon rompía mi tela haciéndome su mujer. Suspiros, gemidos, gritos de placer recibía mi hermano por el oído izquierdo dejándole saber que estaba dispuesta a que me chingara toda la noche, no quería que me lo sacara, pero la excitación fue demasiada que nos venimos a la misma vez. Nos recostamos de lado a lado mientras Enrique me preguntaba de quien era todo mi cuerpo, mis tetas, nalgas, chocho, labios lengua, y completamente de arriba abajo. Le contestaba: "tuya, tuya, tuya, toiquita, toiquita". Sé que esas palabras quedaron grabadas en su mente para siempre y así lo quería yo, que recordara como fue nuestra primera noche de amor, lujuria, sexo y pasión. Pero me enoje un momento con él, pueden creer que me dijo que la culpa de que me deseara la tuvo una de nuestras primas, no dos, Gladys y Barbie las dos putitas se estaban gozando a mi hermano primero que yo! Y también me confeso que había tenido relaciones con nuestra tía, Guille, y mis otras dos hermanas. En realidad me enfurecí pensaba que yo era la única hembra en la familia que tenía relaciones sexuales con mi hermanito, pero al ver no fue así me levante enojada y me dirigí al inodoro, el tocaba suplicándome que le abriera pero conteste con furia, ¡ESPERA, QUE TERMINE!

Él atrevido busco la forma de abrir la puerta y me encontró con las piernas abiertas y los pantis en mis tobillos orinando, se sentó en la tina sin quitarme la vista de encima, me miraba primero a los ojos y luego bajaba su vista a mi bollo, estaba frisada y no podía orinar, pero no decía nada, él me dijo: "mea quiero ver como el chorro de tu orina sale por ese rotito delicioso, y moje todos tus pelos vaginales". Sentí un escalofrió e inmediatamente mi orina comenzó a salir... Chorros y chorros de meao caen al agua del inodoro mientras mi hermano miraba su deseo. Al terminar fui a secarme la chocha mojada de meao, pero él se tiro frente a mí de rodillas y me pidió que se lo permitiera a él, lo mire enfurecida, pero esos ojos de macho bellaco me convencieron y le entregue el papel higiénico, aparte mis piernas y rápidamente metió su mano para secarme la chocha. Estiro la otra mano para tocarme las tetas por debajo de la blusa, pero no lo deje. Cuando termino se levando frente a mí, mis pantis, y pantalones todavía estaba bajados, fui a subirme las pantis y me reprendió diciéndome: "déjame a mí, hacerlo". Que cabron, como me convencía a que hiciera todo lo que quisiera conmigo. Me subió las pantis para luego estirar el filo de estas, soltándolo de cantazo para que chocaran con mis nalgas obligándome a unir mi cuerpo al suyo mientras me apretaba las nalgas, sobándomelas con fuerza y deseosos gustos. Terminamos y sin separar nuestras vistas, camine hacia mi cuarto, la puerta de baño era frente a frente al cuarto donde mirándolo note como saco su pingota, frotándola para que la viera, le di a entender que la deseaba buscando unas pantis blancas y otra camiseta, larga hasta mis muslos, vi como orinaba. Me acosté junto a los chiquillos, no antes de cerrar la puerta con cerradura. Al rato toco pidiéndome que lo dejara entrar, acepte y abrí, se sentó junto a los chiquillos mientras me miraba a los ojos, note cuando beso la nena en su nuca y al nene también, y caminando hacia mi sin quitar nuestras vistas de encima del uno al otro, unimos nuestros labios besándonos apasionadamente, por varios minutos, le pedí se acostara a mi lado, pero como hermanos, a lo que acepto, y acomodándose me pidió que echara mis nalgas hacia atrás, para ponerlas sobre su pingota endurecida, así lo hice, pero me detuvo y levantándome las pantis metió ese grandioso huevo entre mis nalgas pillándolo con mis pantaletas. Me abrazo y acerco sus labios a mi oído pidiéndome que lo perdone por haberme confesado que se había tirado a nuestras primas, y una tía, mas mis dos hermanas, que bellaco fue lo que pensé y acepte sus disculpas. Agarre su mano y la puse entremedio de mis tetas, Enrique luego comenzó a quitarme el camisón volviendo a dejarme desnuda sobre el pecho, me besaba por el cuello hasta que llego a mis pantis, levanto el filo para ver mi bolluda chocha, y me las quito dejándolas en mi tobillo de la pierna izquierda. Trato de levantarme para llevarme a la sala de nuevo, pero no lo permití, lo agarre del cuello y comencé a besarlo, ahí mismo junto a los chiquillos que dormían a mi lado me abrió las piernas metió su cara en mi hoyo hormiguero, mamándomelo como nunca nadie me lo había mamado antes. No pude resistir y comencé a moverme al vaivén de su lengua, me estaba viendo pero aguante hasta que Enrique se subió sobre mi metió su pingota dentro de mi hoyito húmedo y caliente, me clavo de solo un cantazo y comenzamos a movernos bestialmente, mi chocha votaba humo. Me acosté al otro lado de la cama cubriéndome con la cobija, como al rato sentí que me chupaba la semilla de mi vagina, comencé a moverme, del gusto y al mirar por debajo de la sabana era Enrique de nuevo, es un bellaco infernal, lo cogí por la cabeza y comencé a mover mis caderas, ya que sentía otro orgasmo y antes de venirme de nuevo lo alce sobre mi cuerpo, le cogí su pingon y me lo metí todito por el roto de mi monte velludo. Como la primera vez pero ahora con su huevo dentro de mí, levante mi cuerpo al aire con el suyo encima de mí, para penetrarme su maceta hasta lo más profundo. Me penetraba como un animal cuando coge a una bestia y la clava haciéndola gritar, aullar, chillar, y gozar, como nunca. Le suplique basta ya, Enrique, basta ya, pero el cabroncito no quería desapegarse de sobre mi así que lo deje que continuara comiéndome como él quisiera. A los pocos minutos sonó el teléfono y nos despegamos, así desnuda me levante cogí el teléfono y conteste la llamada. Eran como las 7:00pm de madrugada, estuvimos toda la noche haciendo el amor, y cuando cogí el teléfono era para él, tomo la llamada y luego abrazándome me dijo: "tengo que irme", nos dirigimos hacia la sala después de vestirnos, y antes que se marchara me cogió en sus brazos besándome los labios con un beso apasionado, me dijo: "Luz te amo", esas palabras quedaron grabadas en mi corazón y hasta el día de hoy soy la hembra de mi hermano Enrique, aunque se haya casado y yo tenga otro hombre, siempre buscamos nuestras escapaditas para poder realizar nuestros momentos sexuales. En realidad les diré que hacer el amor con mi hermano es algo que jamás olvidare, y gracias a Dios que todavía estamos jóvenes para continuar con nuestros encuentros secretos.

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