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Como mueve el culo la mojigata de mi madre

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Mi familia está compuesta por mi madre, mi padre, mi hermana y yo.

Aquel verano no se presentaba demasiado bien, era como extraño, el calor era sofocante en Madrid, y yo estaba algo raro, más inquieto de lo normal.

Mi hermana había decidido irse con unas amigas a conocer el centro de Europa. Mis padres habían alquilado una casa en Mallorca (se lo podían permitir, puesto que aunque mi madre no trabajaba, mi padre era directivo una gran empresa y nuestro nivel de vida era bastante alto), y yo que había terminado con éxito mi curso en la universidad me iría con mi novia Patricia a la playa, aún no habíamos decidido el lugar.

Pero antes tenía que celebrar el fin de los exámenes y quede con mi novia y unos amigos. La celebración no fue demasiado bien, bebimos bastante, lo pasamos bien, pero al finalizar la noche Patricia me confeso que se había enamorado de otro y me dejaba. La noticia me dejo bastante descolocado. La verdad es que yo era bastante lanzado y la había engañado en numerosas ocasiones, incluso con sus amigas con lo que tarde o temprano esperaba una reacción así, pero no me podía imaginar que lo haría justamente ahora, me dejaba colgado para las vacaciones.

Cuando llegue casa a eso de las 2 de la mañana escuche ruidos en la habitación de mis padres, parecía una discusión, pero no le di mayor importancia y me acosté.

A la mañana siguiente me entere de que discutían, al parecer a mi padre se le habían complicado las vacaciones y tendría que venirse a mitad de ellas, por lo que mi madre se pilló un cabreo de aúpa. Después de haber planificado 2 semanas, solamente podrían estar una puesto que ella no quería estar sola. Yo por mi parte al quedarme sin alternativas y antes que quedarme en Madrid aquel caluroso agosto, me ofrecí a irme con ellos (menudo plan tan aburrido, pensé) pero mi madre se alegró, así podría estar los quince días en la playa.

La casa de Mallorca era bastante agradable, estaba en la parte norte de la Isla (la menos masificada de turismo) en una urbanización apartada y cerca del mar tenía 2 dormitorios y una pequeña piscina privada.

El panorama que se presentaba era bastante aburrido pero había decidido que lo utilizaría para descansar y pensar: playa, sol, buena comida y algunas excursiones, puesto que la segunda semana en la que nos quedábamos mi madre y yo la utilizaríamos exclusivamente a tomar el sol.

Cierto es que a mis 18 años mi libido estaba por las nubes y las masturbaciones eran continuas, casi siempre por las noches. En una de ellas oí a mis padres follar. Era la última noche que pasaba mi padre con nosotros, y el pajote que me hice fue tremendo.

Nunca había mirado a madre como una mujer, pero aquella mañana en la que nos quedamos solos, me fije y la verdad es que estaba tremenda, media 1.70, y tenía el tipo de la típica macizorra: guapa, buenas tetas y un culazo de quitar el hipo. La verdad que a sus 42 años se conservaba de maravilla. Solo tenía un inconveniente, por la educación tradicional que había recibido era bastante mojigata. Nunca la había visto ni una rodilla, siempre con vestidos largos, aunque la verdad, nunca me había fijado. Pero era de las que se escandalizaban si veían alguna escena de sexo en la TV.

Aquella mañana con su bañador negro estaba de escándalo o eso me parecía a mí (esta semana me voy a matar a pajas a la salud de mamá, pensé)

-¡Vamos Oscar! Que se hace tarde. Esta semana que estamos solitos, nos vamos a poner negros. Ya está bien de excursiones iremos a la playa de aquí abajo.

Llegamos a la playa, y estaba bastante sucia por las algas, pero nos indicaron que como a unos 500 metros estaba más limpia. Cogimos nuestros bártulos y nos dirigimos hacia allí. La verdad es que el sitio era maravilloso apenas había gente y el agua era cristalina, era un día perfecto para tomar el sol y mi madre estaba súper contenta (seguro que por el polvete de anoche, pensé yo).

De repente un señor que estaba como a unos 10 metros de nosotros.  ¡Sorpresa! va el tío y se despelota delante de mi madre para meterse al agua. El tío tenía un buen rabo y mi madre aunque se hizo la distraída, se puso roja como un tomate.

Al rato una pareja totalmente en pelotas pasa por delante de nosotros.

-¡Que poca vergüenza! ¡Esto es una guarrería! ¡No vuelvo aquí -dijo mi madre

(Pero yo me fijaba como miraba de reojo y no perdía detalle). Y levantándose se fue al agua (seguro que esta cachonda y se iba a enfriarse un poco).

-Mamá es algo natural -le dije cuando salió, igual que ellos te respetan a ti por ir vestida, nosotros tenemos que respetar su opción de bañarse desnudos.

-No es lo mismo Oscar, esto no es normal, me contesto bastante enojada.

La verdad que la paya estaba fenomenal y había gente vestida también, con lo que mi madre no opto por irse y pasamos allí el día, yo la miraba cuando alguien pasaba desnudo y la podía ver como de reojo no perdía detalle y se ruborizaba (para ella era algo nuevo ver cuerpos desnudos, estoy seguro que no conocía más que el de mi padre, pero la monjita parecía no perder detalle a pesar de la ofuscación).

Al llegar a la casa y después de una larga conversación sobre el desnudo, nos bañamos en la piscina para quitarnos la arena, y aproveche para intentar meterla mano jugando, pero nada, era imposible.

-¡Oscar cuidadito! -decía con mala cara si intentaba algo

-¡Perdón Mama! -contestaba yo (No me quedaba más remedio que pajearme otra vez a su salud).

Al día siguiente más de lo mismo, fuimos a la misma playa, la misma situación los mismos comentarios... (Menuda semana más aburrida me espera, pensé).

Pero al tercer día la cosa cambió radicalmente, desde que se levantó mi madre parecía inquieta, nerviosa, y bastante irritada.

Al llegar a la playa nos pusimos al lado de una familia que estaban todos desnudos, padre, madre e hijos, con lo que mi madre dijo:

- Pues la verdad Oscar, es que me estoy acostumbrando y no me parece tan mal el desnudo, fíjate que familia tan bonita.

- Pues claro mama, es algo de lo más natural. ¿A ti te importaría que yo me bañara desnudo?

- Si quieres tú, me dijo mi madre

- Porque no nos animamos los dos, así tendremos menos corte, contesté

La respuesta tardo en llegar pero me sorprendió sobremanera: -Vale, pero será nuestro secreto, si tu padre se entera me mata.

Fue algo increíble, ver a mi madre desnuda me impresiono, menudas tetas tenia, que cuerpazo, y además tenía los pelos del conejo muy arregladitos. Tuve que salir corriendo al agua, y meterme un buen chapuzón para disimular mi tremenda erección.

Una vez, ya controlado y en la arena tomando el sol, el día paso plácidamente, parecía que al habernos desnudado, hubieras tirado nuestras mascaras de madre e hijo y hablamos de temas impensables tan solo unas horas antes. La conversación se centró mucho en el sexo, le conté mis últimas relaciones, mis experiencias... e incluso ella, se atrevió a preguntarme:

-¿Oye Oscar a ti como te gusta más hacerlo?

-Por detrás conteste sin vacilar, los culos me pierden

-Eso es contra natura contesto, con su tono de monjita, además es doloroso, una vez tu padre lo intento y tuvimos que parar, lo recuerdo como una mala experiencia

-Eso es porque no sabe, si lo hicieras con un experto, con cuidado, paciencia ya verías si entra le dije de forma guasona.

-¡Oscar, que soy tu madre! -dijo cabreada, y diciendo esto se levantó y se fue al agua. Que espectáculo vaya culazo, un viejo que pasaba en pelotas se volvió incluso para admirarlo. Entonces lo pensé: Ese culo tiene que ser mío.

Al llegar a la casa yo como si nada, me despelote y me tire a la piscina para quitarme la arena, mi madre me imito y también se metió al agua desnuda. Me quede observando cómo se desnudaba, parecía que se estaba recreando con lo que volvió a provocarme una erección. Intente juguetear con ella, para intentar tocarla y que notara mi rabo, pero nada, cada vez que acercaba: ¡Oscaaaar! Cuidadito que soy tu madre.

Salí del agua súper cabreado, y súper caliente. Ella también salió y de repente sonó el móvil (era mi padre)

-Hola cariño que tal por Madrid, aquí todo fenomenal...

Entonces vi mi oportunidad, me acerque a mi madre, y la empecé a meter mano, ella me miraba indignada, se movía inquieta, intentaba disimular en la conversación con mi padre, pero yo la toque las tetazas, su culazo... Uhmmm... era alucinante, me puse detrás de ella, le puse mi polla entre sus cachas y al mismo tiempo le tocaba las tetas, incluso me atreví a meterle un par de dedos en su chochazo.

Cuando colgó la bronca fue de campeonato, que me había creído, que era un degenerado, que se lo contaría a mi padre... Me puso a caldo

Yo por mi parte solamente me atreví a pedirle perdón, le dije que al verla tan bonita no había podido resistirme y que nunca volvería a hacerlo, con lágrimas en los ojos me di media vuelta y me marche a mi cuarto.

-Anda... anda... menos lloros y dame un poco de crema en la espalda (alucinante, mi madre después de meterla mano me pedía que diera cremita)

Se tumbó boca abajo y le di un buen masaje con la crema. No quería estropear el momento y a pesar del calentón, me contuve y la dije:

-Mamá tienes el trasero rojo, si quieres también te pongo un poco de crema.

-Vale. -Contesto

Me puse ciego que repaso la pegue en su culazo. Me quedaría a vivir en el, pensaba, mientras se lo robaba, y se lo robaba. Poco a poca me atreví a ir a más y mis dedos resbalaban por su raja, rozándole su prieto ano y su rajita rosada, ella se estremecía, suspiraba y se movía nerviosa.

-Basta, basta dijo dándose la vuelta.

Pensé que la fiesta había acabado, pero me atreví a echarle un chorro de crema en su tetazas y empecé a sobárselas. Ella no dijo nada, con lo ojos cerrados, seguía suspirando. Yo por mi parte, no podía más, continuaba amasando su cuerpo de diosa, baje hasta su conejo, se lo toque y le metí un par de dedos, lo tenía encharcado. De repente empezó a separar sus piernas, pidiendo más con los ojos cerrados. No me pude resistir, me coloque entres sus piernas, apunte mi pene en su cueva y de un solo estoque, como un cuchillo caliente en mantequilla, entro hasta el fondo. Me rodeo con sus piernas los riñones y dijo: -Pedrooo (Es como se llama mi padre)

Un par de envites y me corrí como un animal. Le llene el coño de leche. No creo que ella se corriera, puesto que seguía moviéndose cuando abrió los ojos:

-Pero que hemos hecho. No puede ser... No puede ser... repetía mientras se iba a su cuarto y le chorreaba por sus muslos mi corrida.

Se encerró en su cuarto y no salió hasta el día siguiente. Esa noche la oí llorar y no pude evitar que aflorara en mí un sentimiento de culpa.

Al día siguiente, llegamos a la playa de siempre, pero las cosas habían cambiado. No nos desnudamos, mi madre parecía triste, estaba ojerosa.

Tuvimos una larga conversación, hablamos de lo humano y lo divino, pero sobre todo de lo que había sucedido. Era un accidente. No volvería a suceder más. Eso es lo que acordamos pero ella y yo sabíamos que nuestra relación no volvería a ser la misma.

Después de una charla interminable mi madre parecía recobrar la sonrisa en su rostro, y la verdad es que la terapia a mí también me ayudo (al fin y al cabo no habíamos hecho nada malo, es más yo me lo pase bastante bien, pensé).

Mi madre me confeso que las relaciones sexuales con mi padre no eran muy frecuentes y que había perdido el control (menudo patán era mi padre, no tener relaciones con una mujer así. Yo me hubiera pasado la vida follándomela)

-Bueno aprovechemos nuestro último día de playa. -Y diciendo esto se volvió a despelotar. Me dejo bastante sorprendido.

El día paso tranquilo, y mi madre parecía bastante desinhibida. Incluso se atrevió hacer un comentario sobre el pene de un viejete:

-Menudo aparato tiene ese. Aunque el tuyo tampoco está mal -me dijo mirándome la polla. Se ruborizo y se fue a bañarse.

Era nuestra última noche en la Isla, y decidimos darnos un homenaje gastronómico, nos fuimos a cenar a un famoso restaurante de un pueblo cercano, y tomamos unas copas en una terraza muy bonita con vistas al mar.

Ella estaba impresionante. Se había puesto un traje blanco, que realzaba sus encantos. La verdad es que llamaba la atención. Estaba buenísima y esa era mi última noche a solas con ella. Luego llegaría la rutina y olvidaríamos lo ocurrido.

Al llegar a casa ella se fue rápidamente a su dormitorio, imaginé que queriendo evitar cualquier tentación pensé, yo me fui al mío, pero no podía dormir. La noche era calurosa y no dejaba de dar vueltas en la cama y pensar en lo sucedido el día anterior. Tenía una erección de caballo. Acabaría por masturbarme, pero no lo hice.

Me levante, y fui al dormitorio de mi madre. Llame a su puerta

-Oscar eres tú

-Si mama, tengo que hablar contigo, no puedo dormir

Abrió la puerta y me recibió con un camisón semitransparente, donde se podía apreciar sus pezones erectos, era bastante ceñido y no llevaba bragas (nunca imagine que mi madre utilizara ese tipo de prendas, parecía una puta, con ese cuerpazo... Uffff...)

-Veras mama, yo... es que... No sé cómo decírtelo. Es nuestra última noche y...

-Tranquilo hijo, me dijo mientras ponía una mano en mi pecho y se acercaba.

No sé cómo paso pero nuestros labios se unieron, nuestras lenguas se encontraron en un beso maravilloso y lleno de pasión, mi madre parecía fuera de sí y se restregaba contra mi miembro. Fuimos retrocediendo juntos hasta la cama, ella se sentó y me empezó a acariciar la polla, no decía nada, solamente:

-Tranquilo hijo, tranquilo que mamá te va ayudar. Me bajo el slip, acaricio mi pene, se lo puso en los labios y me la empezó a chupar. No lo hacía muy bien, y le daban como arcadas, pero pensar que era mi madre la que me la mamaba me ponía a cien (a esta la voy a enseñar yo a tragárselas dobladas, pensé) pero prefería hacerme el tímido.

Se la saque de la boca, la tumbe en la cama y así, con las piernas colgando, le hice la mejor mamada de coño que la habían hecho en su vida, la separé sus labios vaginales y la comí el clítoris durante varios minutos, pude apreciar cómo se corría varias veces en mi boca. También me comí su prieto ojete, lo puse blandito con mi lengua y aproveche que había un bote crema en la mesilla para lubrificárselo. Le metí un par de dedos en el culo mientras seguía comiéndole el coño.

-Oscar, Oscar, Oscaaar... Me corro, me corro, me corrooo, otra vez, decía mientras se convulsionaba.

-Que putón eres -me atreví a decirle

Me subí encima de ella la levante las piernas para clavársela y recordé mi primer día de playa con mi madre cuando pensé: ese culo va ser mío.

En esa posición casi de misionero, apunte mi pija a su ano, presionaba poco a poco, despacio, mientras me comía sus tetas.

-Que me haces, ahhhh, ahhh... -decía

-Tranquila mama, confía en mí, ya verás cómo te gusta

-Me duele, aahhh, con cuidado cariño

Mi glande ya había entrado. Deje unos segundos que su culo se acostumbrara a mi polla, mientras yo seguía comiéndole sus melones, tenía unos pezones que no me cabían en la boca. De repente su cintura se empezó a mover. A la muy puta la estaba gustando tener mi polla en su culo. Ya era mía.

Entonces la puse a cuatro patas, la bese sus cachas, y le dije:

-Ya verás cómo disfrutas mama

Ella agacho la cabeza, echo su culazo para atrás y dijo: -Con cuidado cariño

Me puse un pegote de crema en el capullo y lentamente se la metí hasta los cajones, despacito como ella me pedía, pero muy profundo y bien adentro.

-Ay, ay... cha, cha... Hijo que me haces, que me haces... Ay, May...

-darte por el culo madre, como si fueras una puta.

Estuve un buen rato quieto, con la polla bien dentro, y acariciándole las tetas y el coño, por cierto lo tenía bien mojadito. De repente noté como empezó a moverse muy despacito, de atrás a adelante y en pequeños círculos. Estaba disfrutando

Esa fue la señal, me incorporé, me aferré a sus tremendas caderas, y la di bien dada por el culo, con fuerza y con ilusión

Todavía recuerdo el sonido de mis huevos chocando contra su coño encharcado. Mi madre alargando una mano me agarro de los huevos y gritando dijo:

- Ahhh... Ah... Ohhh... Ohhh Me corro cabrón... Hijo de puta

El sonido de esas palabras soeces de la boca de mi madre, y la visión de mi polla entrando y saliendo de su culo a toda máquina, me hizo explotar.

-Mamá, mamá, mamaaa.

El grifo se abrió y estuve corriéndome un buen rato en sus entrañas.

Me baje de su grupa. Su ano estaba súper dilatado y rebosaba borbotones de semen. La di una palmada en su culo y la dije:

-Ves cómo te iba a gustar.

Nos quedamos dormidos abrazados, de madrugada me levante y me fui a mi cama.

Al día siguiente, no hicimos ningún comentario, como si no hubiera ocurrido. Pero al ver andar a mi madre espatarrada y quejarse cuando se sentaba me hacía recordar nuestro caluroso encuentro. Regresamos a Madrid, a la rutina diaria, la veía hablar con mi padre, con mi hermana, con sus amigas, vestida de la forma recatada de siempre, y yo en mi interior pensaba: “joder, con la mojigata de mi madre, como mueve el culo“.

Nuestras vidas habían cambiado y tuvimos más experiencias.

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