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Malinche Capitulo 03 La Sangre de los Toltecas

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Malinche

Libro 1: La sangre de los Toltecas

Capitulo 3: El Yoma devorador de almas

 

Sac-Nicte grito de terror. Wanadi la había asustado agarrándola por detrás y aventándola hacia arriba. El niño tenía 12 años y la pequeña Sac-Nicte 9. Wanadi era puro musculo macizó y duro. Parecía de 14 por lo alto que era. Sac-Nicte era delgada y escuálida, ¡una pluma! Por un momento fugaz floto como tal en el aire.

-¡Kiaaaaayyyyyy!- Grito la niña. Los fuertes brazos de Wanadi evitaron que ella diera con sus huesos en tierra -¡Eres un Bruto!-Dijo la niña entre sus brazos tratándole de pegar. Sus puñitos solo provocaban risa, ¡Eran solo motivo de risa! para el fuerte muchacho.

-¡Me vengare!-Dijo la niña entrecerrando los ojos con odio.

Los niños gastaban bromas inocuas entre ellos y la gente del pueblo. Pronto sería su ceremonia de iniciación. Protegidos por el dios Conejo tenían impunidad total para sus bromas y travesuras. Después de la iniciación dejarían de ser niños

Las bromas de Wanadi eran bastante toscas y rusticas. Los otros niños eran más inteligentes y elaborados. Los adultos solo reían y rememoraban sus travesuras. El Dios Conejo era el Dios Tolteca de la alegría y la felicidad, su esposa era la Diosa Ixchel, la diosa Tolteca del amor y la belleza. Los dos dioses presidian la transformación de niños a adultos.

Al caer la noche los jóvenes iban a donde el sacerdote.

-Nuestros ancestros y antepasados fueron los escogidos por los Toltecas. Ellos nos iniciaron en sus misterios y secretos. ¡Su magia y poder nos protegen de los monstruos, de los demonios, de los enemigos de la humanidad!... En el momento en que nacemos, nos protegen las estrellas, el sol y la luna… En el día del nombre sus destinos fueron fijados para toda la eternidad… El día de su nacimiento solos los protegió por cuatro años… ¡Sus nombres de niños ya no los protegen!... ¡Los nombres escogidos por sus mayores ya no los protegen!... ¡Busquen sus nombres verdaderos!... ¡Sus nombres de Adultos!... y así, aunque el enemigo oscuro del hombre venga en la noche, será burlado y derrotado por la magia y el poder del Dios Conejo…

Las jóvenes con 12 o 13 años debían de ser enclaustradas en un templo. Ayunarían durante el día. Comerían solo vegetales en la noche y beberían solo agua. Esperarían la visión del nombre verdadero y aprenderían a tejer, a trabajar la arcilla y atender un hogar. Nadie del sexo masculino les podía hablar o ver.

Los jóvenes solo con sus manos desnudas debían quedarse en el bosque de los monolitos y esperar la visión del nombre verdadero. Ya había pasado un mes. Los jóvenes ya empezaban a bajar. Wanadi y sus amigos estuvieron otro mes en el bosque de los monolitos. No habían tenido suerte. Nada de visiones, ni liberación de la mente o de la conciencia. El Padre de Wanadi y su mejor amigo tuvieron que repetir la iniciación varias veces. Hasta los 16 años no tuvieron un nombre de adulto. Wanadi y sus amigos sabían que si no tenían la visión del nombre verdadero en tres días tendrían que intentarlo el otro año.

-Oye, ¡Ya lo tengo!... el dios Conejo es el Dios de los engaños, los enredos y las burlas…- Dijo uno de ellos esa noche en la fogata- ¡De eso se trata esta prueba!... Tu eliges quien quieres ser para el resto de tu vida… ¡El nombre de adulto te lo inventas tu mismo!

Todos sintieron la revelación y rieron. Wanadi no estaba muy convencido. Sus amigos hablaron y argumentaron tratando de convencerlo, pero no pudieron. Ellos bajaron al pueblo y Wanadi siguió esperando la visión de su nombre verdadero. Ya habían pasado los tres días. Wanadi estaba ahora en la encrucijada de solo inventarse un nombre cualquiera o repetir la prueba el otro año.

Delante de la Chaman sus labios se movieron solos. -¡Murachi es mi nombre verdadero!- de ahí en adelante solo fue decir cualquier cosa y eso era su visión. La anciana solo declaro que el nombre de niño de Murachi era tabú y pasó aburrida al siguiente chico. Sus amigos le sonreían. ¡Había que ser bien tonto para volver a hacer la iniciación el otro año cuando solo tenías que inventar un cuento cualquiera y decir un nombre que te gustara!

La prueba del miedo era la siguiente. Los jóvenes montaron su campamento en las afueras del pueblo con la orden de quedarse ahí pasara lo que pasara. A todos les parecía una prueba fácil. Los jóvenes hablaban animadamente entre ellos a la luz de las fogatas. La noche estaba oscura como boca de lobo. De entre la noche apareció una pequeña silueta, ¡Era una niña! Para los niños estaban prohibidos todo lo relacionado con las pruebas de iniciación. La silueta no era claramente visible en la oscuridad de la noche. Estaba sollozando en forma lastimera y cojeaba al caminar. El silencio era total. A medida que la niña se acercaba todos se dieron cuenta de que era Sac-Nicte. Que la niña lloraba y parecía estar mal herida. Su vestido blanco estaba manchado de sangre.

-¡Yomas!- Dijo la niña.

Un escalofrío recorrió la espalda de todos al escuchar la palabra maldita. Una niebla picante y mal oliente empezó a rodearlos. Unos sonidos extraños y amenazantes les pusieron los pelos de punta. Unas siluetas monstruosas aparecieron entre la niebla. Los jóvenes gritaron con todas sus fuerzas y empezaron a correr en todas direcciones. Algunos se caían o chocaban con los otros. Desorientados y confusos pataleaban de terror cuando eran capturados por las siluetas. ¡No había forma de escapar! ¡Estaban rodeados!... El olor de la niebla los hacia toser y los tenía mareados. Se defendían como fieras, a golpes, patadas y mordiscos… ¡pero todo era inútil!... todos estuvieron amarrados y amordazados… ¡a total merced de los Yomas!

¡Pero no eran Yomas! Los adultos empezaron a quitarse las mascaras y los disfraces riéndose a carcajadas. Sac-Nicte bailoteaba y se burlaba de Murachi que estaba amarrado y amordazado.

-¡Te dije que me vengaría!- Dijo la niña

Los adultos se seguían riendo. Los jóvenes al final se reían también. Adultos y niños hablaron y echaron chistes. A la pequeña Sac-Nicte la hicieron jurar que no diría nada de lo que había pasado y ella obtuvo la promesa de los adultos de repetir su papel en la próxima iniciación de chicos. El sacerdote estaba entre ellos. Solo dijo al final en forma ritual:

-Rían y expulsen el miedo de sus corazones… ¡vivan sin miedo en el corazón!

La prueba de fe, la de tirarse por la cascada Murachi por poco no la pasa. ¡Le dio miedo y el mejor amigo de su padre hizo que se arrojara más de una vez! El padre del Joven era comerciante y llevaba un año ausente. ¡Nunca se había ausentado tanto! Al joven le extraño que su madre lo acompañara también en su viaje.

El muchacho aprendía del mejor amigo de su padre a trabajar con la obsidiana. El era el mayor de cinco hermanos. Estos jugaban con Sac-Nicte, la única hija del hombre. El artesano era muy hábil con el negro cristal de roca. Una vez que era convertida en cuchilla era lo más filoso que existía, lo que compensaba su fragilidad. La Chaska que estaban haciendo era práctica y funcional.

El hombre probó el arma con el cadáver de una llama. Las cuchillas de obsidiana se abrieron paso entre piel, músculos y huesos en forma limpia. Atravesó el cuerpo de la llama como si no existiera. El mango del arma era ligeramente curvado para no forzar la muñeca y utilizar toda la fuerza del brazo. La forma del arma era aerodinámica, al cortar el aire le añadía empuje a la fuerza que empleabas para blandirla dando la impresión de ser más liviana de lo que en realidad era. La mitad del animal cayó en el suelo del taller en un golpe seco. La cuerda de donde colgaba del techo ni siquiera se movió. Se decía que los artesanos del pueblo eran los mejores por que habían aprendido de los propios Toltecas. La Chaska no tenía nada que envidiarle a una espada de hierro española.

-Las cuchillas las hiciste muy delgadas Murachi, pero lo compensaste con la forma de la madera. El filo se abre paso y la madera se desliza muy bien en el momento del corte… es liviana, a pesar de que usaste una madera tan pesada y dura…

-Solo balancee el peso cuando la diseñe… ¡todo lo que hice fue usar el nervio de la madera!... en el momento de corte, todo el impacto del golpe se distribuye uniformemente por el núcleo… así la cuchilla solo corta y no golpea…- A Murachi le costaba acostumbrarse a que le dejaran de llamar Wanadi.

-Si la cuchilla golpeara, el filo se mellaría o hasta la cuchilla se partiría… ¡Ese siempre ha sido el punto débil de la Chaska!... lastima que no había artesanos como tu cuando vinieron los españoles… sus armas de acero hacen eso, cortar y golpear sin que el filo se dañe… ¡pero el filo del mejor acero no se compara con el filo de la obsidiana!...

-¿Usted como sabe lo que el acero español hace y no hace?… Después que los españoles fueron expulsados de nuestras tierras a los Toltecas les preocupaba que se hicieran la guerra aquí con las armas españolas… ¡las confiscaron todas para estudiarlas y convencieron a los Sapa Incas que las prohibieran! ¡Nosotros solo sabemos trabajar los metales nobles como el oro, el cobre o el bronce!

-Bueno… ¡Solo me lo suponía!... he trabajado durante tantos años y aún no dejo de sorprenderme de las cosas que se pueden hacer con la obsidiana… ¡solo imagina que el acero es para los españoles lo que la obsidiana es para nosotros!... ¡miento!... antes y después de los españoles hubo guerras entre nosotros… pero no se pueden comparar con las matanzas y carnicerías que los españoles deben de tener en sus guerras con sus armas de fuego y metal… los antiguos Toltecas descubrieron otras cosas que el cristal de obsidiana podía hacer y los metales no… sus armas mágicas eran Chaskas, ¡como esta!, que con la fuerza vital y energía espiritual de los Toltecas cortaban todo sin que las cuchillas se quebraran y sin que el filo se perdiera… las leyendas antiguas dicen que se alargaban, se retorcían y recuperaban nuevamente su forma original… ¡eran armas que se negaban a matar a gente inocente y que solo un Tolteca de sangre pura podía usar!

Murachi estaba incomodo. Desde la iniciación, sus amigos decían que los Yomas y los Toltecas nunca habían existido. Los Yoma solo eran monstruos imaginarios para asustar a los niños cuando se portaban mal y los Toltecas eran solo cuentos para que se fueran a dormir. Todos en el pueblo estaban orgullosos de descender de aquellos que fueron escogidos por los Toltecas para recibir de ellos mismos sus enseñanzas. Protegidos por su magia y poder por siglos jamás habían tenido problemas con los Yomas. Era lógico y natural creer que los Yoma solo eran un mito. El villano necesario para que el héroe Tolteca se luciera en las historias y leyendas antiguas.

Las otras aldeas los consideraban presuntuosos y altaneros. Zafios e ignorantes. ¡La aldea era pequeña e insignificante! No muy distinta a otras. Los aldeanos estaban muy orgullosos de no tener ninguna sangre española entre sus ancestros. Protegidos por los misteriosos Toltecas, tampoco fueron conquistados. En los pueblos de los alrededores los ojos o la piel claros o uno que otro nombre claramente español eran signo de que habían sido sometidos y esclavizados por los invasores. A los aldeanos les era muy difícil ocultar el desprecio y el desdén que sentían por esas personas por algo que no tenían la culpa.

Murachi le hablo a su mentor y maestro sobre lo que él y sus amigos habían hecho. El muchacho consideraba que tendría que repetir la prueba de iniciación de nuevo… ¡si todavía era digno de ser instruido en los secretos y misterios de los Toltecas!…

-No, Tus amigos tienen razón… el objetivo de la prueba era que te dieras cuenta de que el nombre verdadero tenías que escogerlo tu mismo… ¡El cielo no se iba a abrir para señalártelo, ni los dioses Toltecas se te iban a aparecer y te lo iban a decir sin importar cuanto ayunaras o rezaras o te castigaras!... muchos ilusos se volvían locos sin entender esto tan sencillo… su orgullo, soberbia y arrogancia no los hacía dignos de recibir la enseñanza de los Toltecas…

-Pero… ¡eso significa!... ¡que todo el mundo le mintió a la Chaman!

-¡Correcto!

Murachi se sintió timado y estafado. Su maestro solo se río.

-No solo era mentirle a la Chaman… Murachi, el Dios conejo en todas nuestras leyendas aparece como guía de los héroes o como un mensajero de los dioses… El dios Conejo es un Dios de acertijos y adivinanzas… ¡De la burla y el engaño!... Nunca, ¡jamás!, te miente… pero es ambiguo, confuso, ¡astuto!... las verdades que te dice, que te muestra… ¡te parecen absurdas, descabelladas, contradictorias!… ¡imposibles de creer!... su función es revelarte lo oculto… liberar tu mente de prejuicios o creencias equivocadas…

-Entonces… los demonios, los enemigos de la humanidad, ¿no existen?... ¿Solo representan el mal y los Toltecas el bien en eterno conflicto?

-Tu padre y yo nos hicimos la misma pregunta cuando nos dimos cuenta de que no existía el nombre verdadero… nos preguntábamos si en verdad los Toltecas habían existido o solo eran un montón de mentiras y patrañas… ¿Cómo distinguir después lo verdadero de lo falso?... ¿lo bueno de lo malo?... ¿lo correcto de lo incorrecto?... repetimos la prueba de iniciación varias veces…

-¡Hasta encontrar la respuesta!

-Hasta que nos dimos cuenta de que no existían respuestas… ser adulto significa eso… elegir y hacerte responsable de tu elección, ¡buena o mala!… ¡solo entonces el nombre verdadero que eliges tiene poder y te protege con la magia de los Toltecas!…

-Pero, eso significa que mis amigos y yo… que todos… ¡fracasamos en la prueba!... ¡nuestros nombres no tienen poder o significado alguno!

-Murachi… en tiempos antiguos unos guerreros se encontraban rodeados por un formidable ejercito… ¡esos guerreros eran hombres comunes, no Toltecas semi-divinos!... Defendían lo que era justo y noble… el ejército que los rodeaba era guiado por un usurpador malvado y corrupto. Este les envío un emisario para que los convenciera de que se rindieran y se unieran al ejército del usurpador. El emisario les dijo que se rindieran para que pudieran salvar así sus vidas… les puso como ejemplo al fuerte y poderoso árbol que por su rigidez se rompe con el viento fuerte y a la hierba, que al doblarse e inclinarse hasta con la suave brisa demostraba al final ser más fuerte que el árbol. El líder de los guerreros le dijo que lo había convencido, ¡que todas sus dudas habían desaparecido!… ¡que él, como los otros, tenía miedo de morir!... pero gracias al emisario ya sabían que era lo que debían hacer… -¿Se rendirán y se unirán al ejercito de mi señor?- pregunto el emisario… -¡No!, ¡Todos pelearemos hasta morir!- le respondió el líder. El emisario le pregunto: ¿Por qué?

-¡Por que somos arboles!... y si nos doblamos ante el viento… ¡nos romperemos!- Dijo Murachi con lentitud. Había por fin entendido. Su nombre era ahora verdadero, con la magia, poder y misterio de los enigmáticos Toltecas. El hombre sonreía, Murachi era digno de convertirse algún día en un guardián de la sangre como lo eran su padre y él mismo. Los misterios y secretos de la obsidiana él los había aprendido de artesanos con sangre autentica Tolteca en las venas.

Días después sus padres regresaban con un niño recién nacido. La madre de Murachi les presento a todos sus hijos al nuevo hermanito. Hasta que tuviera cuatro años lo llamarían por el día que nació para protegerlo de los Yomas.

-¿Cuál es el día de su nombre?- Pregunto Sac-Nicte.

-Uno Caña- Dijo la mujer con algo de tristeza.

El niño no era su hijo y todos los intentos por salvar a la madre verdadera fueron inútiles. La madre muerta fue abandonada por que ya nada se podía hacer por los muertos y los hombres de La Organización los perseguían. El padre verdadero del niño estaba en paradero desconocido… le avisarían que el niño estaba vivo, pero que era necesario que estuvieran separados. Los padres del niño no eran Toltecas, solo tenían sangre Tolteca mezclada con la sangre de gente común y corriente. La madre verdadera era una mujer mestiza de ojos verdes… posiblemente descendiente de los crueles españoles. Nunca supieron como se llamaba. Pero el niño tenía la sangre de los Toltecas por padre y madre… ¡lo que lo convertía en un Tolteca autentico, sin importar las demás impurezas de su sangre!

***

-¿Quién eres realmente?- Dijo Raki. El muchacho se giro y Clare… o el Yoma con la forma de Clare desapareció. El muchacho sabía ciertas cosas que supuestamente protegían contra los Yomas. ¡Solo esperaba que fueran verdaderas y no supersticiones pueblerinas!- Uno Caña es el día de mi nombre, el nombre que me protege… Chapulín es el nombre que mis mayores me pusieron de niño y es el nombre que me protege… Raki es mi nombre verdadero, y el poder de mi nombre verdadero me protege… ¿Quién eres?... no eres nada… no tienes nombre, ni forma, ni vida… solo los nombres que robas… solo la formas que robas… solo la vida que robas… ¿Quién eres realmente?-

-¡Chapulín!, recordaste preguntarle al Yoma “¿Quién eres?”… ¡entonces si estabas prestando atención a lo que tus mayores te decían!… al Yoma ordinario a lo mejor lo aleja - Dijo el Yoma con la dulce voz de Clare- ¡el pobrecito no sabe quien es!... ¡Tiene que irse corriendo con el rabo entre las piernas al escuchar tus nombres!... pero yo no soy un Yoma ordinario… Soy un Yoma devorador de almas… ¿recuerdas lo que Siete Flor Sac-Nicte Clare te decía que tenias que hacer cuando un Yoma devorador de almas se te apareciera?

Todo era negro y oscuro alrededor de Raki. El niño sintió la mejilla del Yoma con la forma de Clare otra vez contra su mejilla. El cálido aliento otra vez en su nariz. Con la dulce voz de Clare el Yoma repitió palabra por palabra lo que la verdadera Clare le había dicho sobre que hacer si se encontraba con un Yoma devorador de almas:

-¡Corre por tu vida, Chapulín, sin mirar atrás y sin detenerte!... Los nombres Toltecas no los afectan, solo te dan tiempo para escapar… ¡Si el Yoma te atrapa o te inmoviliza date por perdido!

El muchacho cerró los ojos. “Nunca mires al Yoma a los ojos” recordó. El aliento del Yoma era fétido y nauseabundo. El niño tenía mucho miedo y no quería morir. Pero el poder de su nombre verdadero era todavía fuerte. El Yoma no lo atacaba de frente o simplemente lo mataba de una buena vez. No era su carne o su sangre lo que quería el Yoma… ¡era su alma y fuerza vital!... solo matándolo no las iba a conseguir… A sus amigos se las había quitado con gran facilidad, por que sus nombres no eran verdaderos…

-El poder de mi nombre verdadero me protege… la magia y poder de los Toltecas me protege… ¡No puedes hacerme daño!... ¿Quién eres realmente?

Raki sintió que era elevado en el aire y crucificado. Grito con todas sus fuerzas de dolor. Abierto de brazos sentía todo su peso jalándolo hacía abajo, un tirón por las muñecas hacía arriba y hacia los lados. Un jalón igual le junto los talones tirando hacía abajo. Estaba completamente inmóvil. El cuerpo del niño estaba tenso en el aire sintiendo las tres fuerzas en equilibrio jalándolo. ¡Casi a punto de romperlo!

-Chapulín, ¿te hice daño?- Dijo el Yoma con la voz de Clare. La suave mano le acaricio la mejilla y el dolor aumento

-¿Quién eres realmente?

-¿Duele?-

-¡Aaaaaaaaaaayyyyyyyyyy!-Raki sintió sus ojos perlarse de lagrimas. Estaba muy asustado.

-Chapulín… ¿Duele?... ¿te hice daño?- Pregunto el Yoma remedando a Clare a la perfección. Pérfidamente sonreía con el bello rostro de la joven

-¿Quién eres realmente?... no eres Clare, solo adoptaste su forma… solo imitas su voz y la forma en que habla… ¿Quién eres realmente?

-¡Adivina!

***

La casa del comerciante era un amasijo de sangre y huesos. Los cuatro niños y los dos adultos estaban irreconocibles. El jefe de la aldea y su hijo trataban de no vomitar a duras penas. La mezcolanza era asquerosa y el hedor insoportable.

El Yoma había entrado sin forzar la puerta, matado a los adultos primero en sus camas, presumiblemente mientras dormían. O paralizándolos con su Youki. Fue de habitación en habitación dejando un rastro de sangre a su paso. Sus pies y manos monstruosas manchaban pisos y paredes. Los niños no mostraban tampoco señales de lucha o resistencia. El Yoma no había ido al cuarto del Mayor e ignoro al bebe que dormía en su cuna con los adultos.

-El mayor y el menor parecen que son los únicos sobrevivientes… ¡el muchacho fue a la casa de su vecino bañado en sangre!... con su hermano menor en brazos… El niño parece que se volvió loco…

-Se esta hablando de echarlos del pueblo…

-¡Los Toltecas nos prohibieron hacer eso con las victimas de los demonios!…

-¡Los Toltecas tenían medios para saber quien era un demonio y quien no!... Padre… Los sobrevivientes son siempre los principales sospechosos… ¡expulsarlos es mejor que matarlos!... un niño que sobrevive de los ataques de uno de los demonios es señal que en el futuro ese niño puede convertirse en demonio… el monstruo devoro a los adultos y mato a los niños que no servían para convertirse en… en demo… en Yoma… -Dijo el hombre, llamando finalmente al monstruo por su nombre. Usar sinónimos o eufemismo para no decir la palabra maldita lo estaba volviendo loco.

-Mantengamos en secreto esto lo más que podamos… solo diremos que estamos investigando y hasta ahora no tenemos pistas… ¡con un poco de suerte puede tratarse de un Yoma errante que solo ataca una vez y luego se marcha a otro pueblo!... ¡hay una Malinche que los mata! ¿No?

-Si, la Malinche que es cazadora. Al Yoma parasito lo mata la guerrera… hay otro dos tipos más, pero no me acuerdo como las llaman, ni el tipo de Yoma que cazan… una Malinche cazadora es buena rastreando y persiguiendo Yomas bestiales… ellas cazan a los Yomas en campo abierto, sin humanos en los alrededores… pero se emborrachan con el olor de la sangre, ¡son tan salvajes y animales como el Yoma que cazan!…

-Averigua todo lo referente a ellas y ponme en contacto con los Hombres de La Organización. Sobre todo empieza a reunir dinero de donde se pueda. ¿Las cazadoras son las más barata, verdad? Solo ella nos sacara de dudas con respecto a los dos sobrevivientes. De momento pensaremos que es un Yoma errante, sin mente, ni inteligencia… un Yoma con el instinto y el hambre de un animal… dile a tu hermano que hable con los jefes de las otras aldeas… si es un Yoma errante posiblemente serán las próximas en ser atacadas… ¡Entre todas las aldeas será más fácil reunir el dinero para contratar a una Malinche!

-Padre… mira a tu alrededor… ¡esto no lo hizo un animal!… solo los cuerpos están horriblemente desfigurados… ¡el Yoma entro por la puerta sin forzarla!… No hay signos de lucha o de pelea… las victimas no gritaron, no se movieron o defendieron… ¡solo un Yoma ataca así!… si tenemos un Yoma parasito en el pueblo, ¡puede ser cualquiera!...

-Si decimos eso, solo conseguiremos que pongan al pueblo en cuarentena y las otras aldeas se desentiendan del problema… ¡pero tienes razón!... una Malinche cazadora no nos serviría… ¡Mejor que tu hermano no les diga nada a los otros jefes de aldea!... solo lo que te dije… ¡no tenemos ninguna pista!... necesitamos ponernos en contacto con La Organización… solo ellos nos podrán decir a que tipo de Yoma nos enfrentamos y cual es la Malinche que necesitamos.

***

-¿Quién eres realmente?- Raki prolongaba la agonía lo más que podía. El Yoma con la forma de Clare le acaricio el pecho con la punta de su dedo. El niño continuaba crucificado en el aire. Sin poder moverse. No estaba herido o lastimado. Solo sentía un agudo dolor en todo su cuerpo.

-Somos la especie dominante… somos los cazadores… ¡el depredador perfecto!... ustedes son solo la presa…

-No eres nada… no eres nadie…

-¡Shhhh! Chapulín… ¡la presa no le discute a su depredador!... ¡es de mala educación!... la magia Tolteca que te protege no durara mucho tiempo… solo tengo que mantener la presión para que tu concha se abra, ¡se rompa!… ¡al final me suplicaras, me pedirás que te mate y ponga punto final a tu dolor!... se paciente como lo estoy siendo yo…- dijo el Yoma con la voz cariñosa y dulce de Clare. El Yoma reía con su risa cristalina y pura. ¡A Raki le enfermaba que el Yoma hiciera eso!

El muchacho sentía que iba a perder el conocimiento. El Yoma con la forma de Clare en un tierno beso hundió sus dientes en el cuello del niño y comenzó a chupar su sangre. Dio un largo trago y se relamió los labios en forma mórbida y lujuriosa al terminar.

-Tu sangre es ¡exquisita! Chapulín… ¡es lo más exquisito y delicioso que he probado en mi vida!- dijo el Yoma con la voz de Clare con un gozo casi sensual. En pleno éxtasis.- ¡Tu sangre, tu carne, tu vida y tu alma son míos!- dijo finalmente con el rostro de Clare transfigurado. Sus ojos eran dorados y felinos. El Yoma clavo sus dientes otra vez en el cuello del niño en un fiero mordisco. Raki sentía que se quemaba vivo desde dentro.

-¡Sucia y maldita abominación!... ¡muéstrame tu forma verdadera ahora!- Grito Raki y el Yoma fue disparado contra la pared. Raki cayó en el piso sin entender que había pasado y por que había gritado eso. ¡Solo por un segundo su sangre se volvió dorada!, pero ahora volvía a la normalidad. El muchacho se levanto atontado con un terrible dolor en sus hombros y en las muñecas. La herida en su cuello era dorada, pero se cerró sin dejar cicatrices. La sangre en su cuerpo volvía a ser roja.

El Yoma se fue incorporando lentamente. Raki vio que entre la oscuridad el Yoma ya no tenía la forma de Clare. Su silueta era enorme y los vestidos de Clare se rasgaban. El muchacho sintió esa sensación de malestar que se sentía al estar en la presencia de la Malinche. Los ojos del Yoma eran plateados y lo único visible de su silueta negra. Una silueta negra, alta y musculosa, que Raki reconoció.

-Murachi… ¡tu eres el Yoma!- Dijo Raki sin poder creerlo.

El Yoma solo se rió con la risa de su hermano. Una risa que poco a poco se convertían en carcajadas inhumanas. Lentamente salió a la luz. Su cara y su semblante eran de Murachi, pero los ojos plateados miraban de una forma perversa y malvada. La ropa rasgada de Clare cubrían la desnudez de su hermano dándole un aspecto feroz y salvaje.

-La magia Tolteca que te protege es poderosa niño… ¡no me imaginaba que tuvieras tanta energía vital y tanta fuerza espiritual!-Dijo por fin con su voz gutural de Yoma- ¡pero ya no puede protegerte y estas a mi merced!

***

Murachi estuvo varios días inconsciente de lo que pasaba a su alrededor, sin poder hablar. El bebe lloraba entre sus brazos y solo tenía la idea fija de protegerlo. Murachi lloro cuando por fin recupero la conciencia y el habla. Los días que estuvo como un sonámbulo despierto no quiso acercarse a su hermano Uno Caña, una vez que se lo entrego a sus vecinos. Dormía en el taller de su mentor y comía cuando le daban de comer.

Uno Caña y Sac-Nicte congeniaron de inmediato. Ya Murachi se encontraba lucido y más repuesto. Lo interrogaron a fondo y concluyeron que el Yoma no se estaba haciendo pasar por él. Tenían dudas con el bebe, pero el jefe considero que un Yoma no usaría a un indefenso bebe como disfraz permanente. Un adulto o un niño eran más adecuados para movilizarse por el pueblo sin levantar sospechas. Un bebe requería muchos cuidados y atención constante. Un Yoma solo lo usaría como disfraz de emergencia y provisional… la única forma para estar 100% seguros era matando al bebe y ver si seguía conservando su forma humana.

Murachi estaba solo en el taller cuando el Yoma volvió a atacar matando a otra familia. Solo mato a los adultos y dejo con vida a los niños. Ya era por todos conocidos que a la primera familia los había matado un Yoma. El pueblo exigía la expulsión de Murachi y la de su hermano. El padre de Clare abogo por ellos ante el consejo de ancianos.

-Siempre nos hemos enorgullecido de nuestros antepasados por haber sido escogidos por los Toltecas para aprender de ellos sus secretos… ¡Su magia y poder siempre nos han protegido de los enemigos de los hombres!... Pero eso lo hicieron los Toltecas para que nos convirtiéramos en faro y en refugio para aquellos que nos necesitaran… ¡todo lo que hacemos es en enorgullecernos por algo que no nos costo nada!... Otras aldeas han sido atacadas por los demonios… ¡Destruidas!... ¡Aniquiladas!... aquellos que sobreviven tienen que cargar con la sospecha de que son Yomas, por el único crimen de haber sobrevivido… ¡por ese crimen son Parias indeseables a los que todo el mundo rechaza!

Los del consejo amonestaron al padre de Clare por escapársele la palabra maldita. El artesano maldijo por lo bajo al que se le ocurrió la estupidez de no llamar al Yoma nunca por su nombre, pero modero su discurso. Apelo a la vanidad narcisista del pueblo de ser los elegidos por los Toltecas. Los Toltecas habían sido muy claros en la prohibición de expulsar a las victimas de los… “monstruos demonios enemigos de la humanidad”

Los ataques continuaron y el pueblo fue puesto en cuarentena por el Ahau. Sac-Nicte ya tenía 12 años y ellos llevaban tres de cuarentena. Los jóvenes hicieron la petición al consejo de reanudar la ceremonia de iniciación. Los del consejo denegaron la petición alegando el peligro del Yoma, pero los jóvenes se negaron a no tener la ceremonia. Al final triunfaron.

Murachi era silencioso y taciturno desde la muerte de sus padres. Al principio quería vengarse y matar al Yoma con sus propias manos. Después se acostumbro como todos a las muertes y asesinatos periódicos del Yoma. Tenía 15 años, era poco hablador y poco sociable. Vivía en la casa de Clare y no se atrevía a entrar a su antigua casa.

-Murachi… ¡ven, por favor!- escucho que Sac-Nicte lo llamaba.

El joven fue a ver. Sac-Nicte se estaba convirtiendo en una belleza. Su cuerpo de niña se transformaba en el cuerpo de una mujer. Murachi a sus 15 años y gracias a su trabajo en la cantera era un joven de figura espectacular. Estaba desnudo de la cintura para arriba, lleno de polvo y fragmentos de piedra. El muchacho se le acerco y Sac-Nicte le dijo.

-Espera… tienes guijarros y astillas de obsidiana en la cara- la joven empezó a quitárselos y el muchacho se inclino. Los dedos de ella le acariciaron la cara y con timidez ella lo beso en la boca. Fue un beso suave y fugaz… La muchacha lo empujo por el pecho de pronto y sin aviso. Murachi se tropezó con otra rapazuela de 12 años que estaba escondida detrás de él, agachada. El joven se cayó de espaldas, Sac-Nicte y su amiga se fueron corriendo a reunirse con otras chicas que entre risas se fueron. Las jóvenes estaban protegidas por el dios Conejo y la diosa Ixchel para hacer todas las bromas y travesuras que quisieran.

-¡El dios Conejo y la Diosa del Amor te son favorables Sac-Nicte!, ¿eh chicas?- Dijo una de las amigas de la joven y las otras se echaron a reír. Sac-Nicte estaba ruborizada hasta la raíz de sus cabellos, sin poder creer todavía que se hubiera besado con Murachi

-¡Eres una suertuda!... considerando que estaremos en el templo sin salir y sin ver hombres por lo menos por 2 meses…-Dijo otra. La pobre Sac-Nicte fue la chacota de sus amigas por lo menos por una hora.

La ceremonia de iniciación era lo que el pueblo necesitaba para olvidarse por un tiempo del Yoma. Los adultos estaban preparando la broma que le iban a hacer a los muchachos cuando hubieran tenido su visión del nombre verdadero. Murachi se les acerco y les dijo que quería participar. La ceremonia de iniciación les recordó que la vida seguía y que ellos eran descendientes directos de aquellos a los que los grandes y poderosos Toltecas consideraban dignos de sus enseñanzas.

***

Raki empezó a aventarle cosas al Yoma y a correr por su vida. ¡Estaba atrapado como una rata en su propia casa! El Yoma perdía poco a poco la apariencia de Murachi. Sus dedos terminaban en ganchudas uñas, como garras. Los dientes se le iban afilando y acerrando. La piel de Murachi se volvía gris verdosa. El Yoma había perdido todo parecido con su hermano. Mostraba por fin su apariencia real. Los ojos del monstruo dejaron de ser plateados para volverse dorados, felinos. El niño estaba acorralado y el monstruo reía en forma odiosa. De sus ojos estaban saliendo gruesas lágrimas. El Yoma sintió como se escurrían por sus belfos bestiales.

-¡Mira, Chapulín!... lo que queda de tu hermano llora de rabia e impotencia por ti… ¡que conmovedor!... ¡verdadero amor fraternal!

***

La gente ya no se casaba y la de ellos fue la ultima boda que hubo en el pueblo. Se mudaron a una casa en las afueras, cerca de las minas de obsidiana. Murachi casi no tenía clientes y todo el trabajo que hacía en su taller era para reunir el dinero para contratar a la Malinche. No le gustaba el nombre de adulta que Sac-Nicte había escogido para si misma. Clare no era ni siquiera español pero ella insistía que era una revelación directa de los dioses. A solas o en la intimidad la llamaba por su nombre de niña, que le gustaba más.

Para Clare cada momento de felicidad era una forma de pelear contra el Yoma. La casa era una ruina y estaba deshabitada desde antes del Yoma, tuvieron que trabajar muy duro Raki y Murachi para hacerla habitable para los tres. Raki seguía viviendo con Clare, en la casa que había sido de sus padres. Nadie vivía en la casa de alguien asesinado por los Yomas, pero Clare y Raki lo hacían adrede para desafiar al monstruo. Murachi vivía con otros jóvenes en otra casa y buscaba excusas para no verse en esa casa con su novia o su hermano menor. Al lado de la casa estaba la casa de las primeras victimas del Yoma, la familia de Murachi.

Murachi había convencido a Clare de mudarse una vez que se casaran. A Clare y a Raki le costo dejar la antigua casa, pero la nueva era un nuevo comienzo. La boda fue sencilla. A Raki su nueva habitación no le gustaba. Tenía 10 años. Murachi y Clare estaban desnudos en su cama profundamente dormidos cuando escucharon a Raki tocar la puerta. Clare le abrió envuelta en una sabana. Murachi también se tapaba sus partes pudendas sentado en la cama con la almohada al entrar Raki.

-¿Puedo dormir con ustedes?- Pregunto el niño

-Chapulín… ¡es nuestra noche de bodas!- Dijo Clare incomoda.

-Bueno… ¡lo que tenían que hacer ya lo hicieron! ¿O no?

Clare y Murachi se sonrojaron.

-¡Te dije que esperáramos, que todavía estaba despierto!- le dijo Clare en un susurro, que esperaba que el niño no escuchara, a su esposo.

-¡Te dije que se quedara con tu tía solo por unos días!- Dijo el muchacho en un susurro también.

-Chapulín, sal un momento para que nos vistamos…-Dijo Murachi

El niño salió un momento. Mientras los dos se vestían abrieron la ventana para ventilar la habitación y cambiaron las sabanas.

-¡Solo por esta noche! ¡Mañana te duermes en tu habitación!- dijo Clare.

Raki se durmió en el acto. ¡Tenía horas despierto! Los jóvenes esposos recién casados se le quedaron mirando por un momento. No habían nacido más niños en la aldea. En cierta forma era un consuelo el que Yoma no matara niños. Para la gente del pueblo era lo que los mantenía todavía cuerdos. Con mucho cuidado Clare y Murachi se acostaron con Raki en medio de ellos.

Los tres dormían. Murachi soñaba que se despertó en la madrugada. Su esposa y su hermano menor dormían abrazados. Murachi se levanto y fue a la cocina. El Yoma aumentaba en poder y fuerza. En cada ataque el número de victimas aumentaba. Había un cuchillo de obsidiana. ¡Solo había una forma de pararlo!, ¡de detenerlo! El joven tomo el cuchillo y se corto la garganta. Sintió la muerte y murió desangrándose en el piso de la cocina sin hacer ruido. Todo se hizo oscuro. Murachi dormido cerró los ojos con fuerza. En el sueño estaba en medio de una oscuridad total. Oyó una voz.

-¡Otra vez!... tu eres solo un pobre y patético humano… ¿Qué sabes tu de la vida y de la muerte?... ¿del bien y el mal?... ¿saber si estas despierto o solo sueñas?... ¿Qué era aquello tan importante que se te ha olvidado?, ¿que es aquello que no recuerdas o no quieres recordar?...Tus patéticos intentos de suicidio me están aburriendo… ¡no tienes forma de escapar!

-Yo soy el Yoma…-

-¡Solo eres mi escondite, humano!… ¡Tu no finges el miedo que sientes!... cuando dices o piensas que no eres el Yoma, ¡eres sincero!… si una de esas hibridas de ojos plateados viniera solo serías otro ser humano para sus ojos… ¡tendría que tocarte para saber que estoy dormido en tu interior o estar muy cerca, si es una hibrida creada específicamente para Yomas como yo!... ¡solo despierto para alimentarme y ya lo hice no hace mucho!...

-¡Matas con mis manos!

-Y hago que olvides todo después…

-Te pedí que no mataras a mis hermanos, que no mataras a mis padres… ¡que no nos mataras!...

-Te dije que no estabas en posición de pedirme nada… ¿Qué tenias tú para ofrecer que valiera más que saciar mi hambre?... ¿Qué tenías tú más valioso que la carne y la sangre humana con que me alimento?

Murachi guardo silencio. ¡Su carne, su sangre, su vida y su alma entregada en forma libre y voluntaria al Yoma!

-¡Duerme y olvida!-Dijo el Yoma

-¡Me juraste!... ¡me prometiste irte en paz y no regresar jamás a nuestro pueblo!... ¡que no matarías a mi familia!... ¡que no matarías a nadie!

-¡Mentí!

***

Los ojos del Yoma paralizaron a Raki. Los ojos del Yoma le mostraban todo. Murachi había sido engañado por el Yoma y utilizado para asesinar a su propia familia. Solo el hambre ya saciada del Yoma lo salvo de morir esa noche también. El muchacho no se podía mover. La sala estaba patas arriba. Las lágrimas en los ojos del Yoma seguían saliendo hasta que finalmente cesaron.

-Tu hermano a dejado de existir niño… -Decía el Yoma- ¡Ya nada queda de él en mi!... este ahora es mi cuerpo por completo… cuando tome tu alma y tu fuerza espiritual seré invencible… ¡me comeré a la Hibrida que vino y a todo el pueblo como postre!

Raki se sentía como cuando el Yoma lo tenía crucificado en el aire. ¡No podía moverse! En forma sádica el Yoma disfrutaba el miedo y la impotencia de su presa.

-La magia Tolteca de los nombres es fuerte en tu familia, niño… Tu hermano siempre los estaba protegiendo a ti, a la mujer y a la gente del pueblo… ¡era un tormento para mí que una delicia como tu me estuviera vedada!... pude matar más gente y desarrollarme con mayor rapidez, pero tu hermano no me dejaba… ¡la tierna y deliciosa carne de los niños siempre me ha gustado!, la mayoría de los Yomas no los matan, ¡pero yo soy la excepción!... ¡Matar es mi placer!... ¡pero tu hermano siempre me frenaba y me contenía!... ¡Siempre con hambre!... ¡pero yo me hacía más fuerte!... ¿Quién soy realmente?... ¿Quién eres tu realmente, niño?... ¿Quiénes son realmente los que te rodean?, ¿Quiénes son realmente las personas con quienes vives y crees conocer?... ¡No lo sabes!... ¿Verdad, niño?... te diré lo que son… ¡Comida!... ¡Alimento para nosotros los Yomas!…

La pared se deshizo con estrepito y de ahí apareció la Malinche. Raki pudo ver sus ojos dorados, igual de fieros e inhumanos como los ojos del Yoma. El Yoma retrocedió. La bruja de los ojos plateados estaba entre el monstruo y su victima. La Malinche tomo su Chaska y la hundió en el suelo. Del arma salió una luz dorada. En un rápido movimiento la mujer se puso en guardia.

-Niño, ¡escúchame bien!… Sin importar el motivo, la razón o la circunstancia se me esta prohibido matar humanos… la luz dorada solo evita que te mate por accidente… sin embargo, no puede liberarte o protegerte de los poderes del Yoma… ¡En lo que sientas que te puedes mover escapa por donde entre!... ¡Corre y escóndete lejos!... ¡Si el Yoma consume tu alma y energía vital se convertirá en algo imposible de vencer para mí!... ¡todos moriremos!... ¡todos morirán en el pueblo!

El Yoma se puso en guardia.

-¡Creí que ustedes las Hibridas no protegían o salvaban a los humanos!... ¡que solo les importaba matar a los Yomas!

-¡Sabía que este niño me conduciría a ti tarde o temprano!... sellaste esta casa para que yo no pudiera entrar, pero algo paso que hizo que tu sello se debilitara… ¡No creas que voy a permitir que te desarrolles por completo!... ¡dejar vivo al último niño nacido en el pueblo es el colmo de la estupidez y el error imperdonable que te costara la vida!

La apariencia del Yoma cambiaba a una apariencia más animalesca y bestial. Sus brazos se alargaron hasta tocar el suelo y sus piernas se transformaron en fuertes patas con garras. Sus músculos se expandían y su columna vertebral termino de rasgar el vestido de Clare. Su hocico se alargo y en la boca tenía tres hileras de filosos dientes. La Malinche estaba delante de Raki, y este solo le veía la espalda. ¡Al Yoma moviéndose como un jaguar enjaulado, acechando a su enemiga! Los ojos dorados se veían mutuamente. El rostro de la bruja de los ojos plateados era inexpresivo y su cuerpo en guardia estaba inmóvil. Solo sus pupilas elípticas se movían manteniéndose fijos, sin pestañear, en los ojos de su enemigo.

-¿Tu eres la basura que los aldeanos pudieron traer con la miseria que lograron reunir?- El Yoma rio por lo bajo- Solo eres media humana… y medio Yoma… ¡No, ni siquiera menos de la mitad de un Yoma!... fuiste creada con la carne y la sangre de una hibrida… ¡de una sola hibrida!... ¡solo eres una cuarta parte Yoma!... ¡mis ojos dorados ven más que los tuyos, hibrida!... para no matar humanos ustedes deben absorber la luz del sol para tener poder y fuerza… ¡En esta oscuridad casi total has perdido mucho de tu poder!... –el Yoma se irguió, su sola presencia parecía absorber la poca luz que había, dejando todo a su alrededor en la más completa obscuridad. Grito con orgullo- ¡Domino el espacio y el tiempo!... ¡yo controlo el trueno y el relámpago!... ¿Crees acaso que te temo?... ¿Qué tu cuerpo frágil de mujer podrá blandir esa arma tan pesada?... ¿Qué tienes la fuerza y la velocidad para vencerme?...

-Sí

El Yoma arremetió con furia. La Malinche lo esperaba en su sitio. Los dos se movían a una velocidad alucinante. ¡Casi invisible para el ojo humano! Las siluetas eran borrosas en la oscuridad y la Chaska sonaba en forma metálica, echando chispas al cortar la piel del Yoma. Nuevamente volvieron a la posición inicial. El Yoma estaba herido de pies a cabeza y la capa de la Malinche estaba hecha jirones. La joven tenía una cortada en el brazo, por arriba de su codo. Otra cortada oblicua en el estomago, dejando a la vista su ombligo. La armadura tenía abolladuras. El Yoma parecía estar en peor estado que su enemiga. Jadeaba al respirar. De sus múltiples heridas sangraba.

-¿Ese es todo el poder que tienes después que asesinaste a niños indefensos que dormían en sus camas deslizándote en la oscuridad de la noche?... ¡niños inocentes que era imposible para sus padres y familiares proteger de ti por más que lo intentaran! -Dijo la Malinche- Me parece que nunca has peleado de verdad en tu vida… ¡solo te has ensañado cobardemente con débiles humanos!… De nada te sirve que seas más fuerte y poderoso que yo si solo das manotazos en el aire cuando luchas… ¡peleare hasta morir y no hasta caer!... ¡Morirás esta noche! o ¡quedaras tan mal herido después que me mates que tendrás que huir con el rabo entre las piernas!…

El Yoma vio por encima del hombro de la bruja de los ojos plateados a Raki. El brillo dorado de los ojos del demonio le dio en la cara. El muchacho sintió unas manos inmateriales apretando su cuello. El Yoma dijo:

-Escucha… ¡negociemos!... no creo que tu quieras morir o quieras ver como este niño muere…

-No cedo, ni negocio con Yomas… Hazte la siguiente pregunta… ¿Quién de los dos necesita más al niño vivo?... ¿a quien de los dos le conviene más que el niño muera?

A Raki le hubiera gustado decir “¡Mata al Yoma y no te preocupes por mí!” pero era mentira. No quería morir. Raki sintió que no podía respirar y cayó de rodillas.

-¡Déjalo ir!, ¡déjalo escapar!, ¡No dejes que me mate, por favor!- grito sin poderlo evitar.

Pero la Malinche ni se movió. Sus ojos se mantenían fijos en su enemigo. El muchacho jadeaba en forma lastimera y respiraba con dificultad. Pero la Malinche no bajo la guardia. Los dos enemigos solo se miraban a los ojos pendientes del movimiento del otro.

A la Malinche solo le importaba que el Yoma no se desarrollara por completo. Por mantener al Yoma a raya de él, sus movimientos y radio de acción eran limitados. ¡Raki era un estorbo y a la Malinche solo le convenía que se escapara o muriera en medio de la batalla por culpa del Yoma! Era una asesina sin corazón, emociones, ni sentimientos. ¡No iba a dejar escapar al Yoma y pelearía hasta morir, sin importarle la vida o seguridad de Raki!

Raki finalmente pudo volver a respirar. Estaba de rodillas y muy avergonzado. ¡Si el Yoma escapaba todo volvería a empezar de nuevo! Era al Yoma y no a la Malinche a quien le convenía que el niño viviera, ¡de un cadáver no podría tomar el alma y la fuerza vital para completar su desarrollo! Del miedo y el terror lloraba Raki. Había recuperado algo de movilidad en los brazos y en la cabeza, pero el resto de su cuerpo no se movía de su sitio. Se enjugo sus lágrimas y trato de alzar la vista.

-Sigue con la vista baja, niño… no despegues los ojos del suelo… ¡no mires al Yoma a los ojos!... en lo que puedas moverte, escapa por donde entre… ¡corre por tu vida sin mirar atrás y sin que te importe nada más!...-Dijo la Malinche- si el Yoma me mata será a costa de quedar debilitado y muy mal herido… ¡será fácil para ustedes rematarlo después!-

-No dejare que escapes niño-Dijo el Yoma en forma perversa- ¡Si ella es la que me mata, con el poder y la fuerza que me queden te matare!... si soy yo… ¡Serás mi premio!… ¡me convertiré en algo parecido a un Dios para ustedes!... ¡Seré un cruel Dios de retaliación y venganza sin importar lo lastimado y herido que quede después de matar a la Hibrida!- Las carcajadas del Yoma eran demoniacas. Helaron la sangre de Raki

Raki solo se quedo de rodillas, impotente, solo mirando el suelo. Como dos venados luchando por el territorio los dos enemigos volvieron a chocar ahora con mayor violencia. El Yoma usaba el trueno y el rayo. Descargaba electricidad en sus ataques y golpes. La Malinche luchaba desesperadamente, perdiendo terreno. Sangraba por la comisura de la boca y por una ceja. Cada golpe y herida al Yoma que ella le hacía era al costo de recibir de lleno mortales descargas eléctricas que a un ser humano normal lo hubieran matado en el acto.

Los puños y garras del monstruo le había desecho su armadura negra. Sus ropas negras desgarradas estaban manchadas de la sangre de ella y la de su enemigo. Los dos respiraban con dificultad. La velocidad y fuerza de la Malinche no decaían y el monstruo se daba cuenta de que no había escapatoria. Se daba cuenta que a la hora de la verdad era gracias al niño que la pelea había durado tanto. Por mantenerlo a raya y por la prohibición de matar humanos la Malinche estaba limitada en sus ataques. Al Yoma no le costaba nada tener a Raki inmovilizado y por supuesto, sus ataques iban de lleno a su enemiga mortal, no al niño.

La pelea era a muerte. Desesperadamente el monstruo trataba de acercarse a Raki. ¡Solo absorbiendo y devorando su alma era que podría ganar la mortal batalla! ¡Sanar de sus heridas mortales!... era verdad que nunca en su vida había peleado con un igual, pero él estaba seguro de haber consumido y asimilado por completo la fuerza vital y espiritual de todos los niños… ¡la hibrida no era ni siquiera mitad Yoma!... ¡era menos que basura comparado con él!… ¿Por qué era tan rápida y tan fuerte? ¡¿Cómo era posible que pudiera pelear a su altura cuando estaba a punto de mutar a un nuevo nivel de poder?!

La Malinche lo repelía a golpe de Chaska, que se hundían en su carne pero que no la cortaban, solo dejaban heridas superficiales que al monstruo lo hacían gritar de dolor y sangrar en forma copiosa. La joven recibía una poderosa descarga eléctrica por cada herida infligida al monstruo. Por cada golpe que recibía de él. Un poderoso golpe desde arriba le dio de lleno a la Malinche hundiendo y cuarteando el piso. Un leve temblor sacudió a todo el pueblo.

El Yoma jadeaba exhausto y la Malinche yacía en el piso. Ella se levanto lentamente y el Yoma retrocedió sin poder creer lo que veía. La joven estaba de nuevo en guardia y esperaba el ataque de su enemigo. El Yoma rugió con todas sus fuerzas y los dos se trabaron de nuevo en combate. Una y otra vez la Malinche cayó al suelo medio muerta. Una y otra vez la Malinche volvía a levantarse y a ponerse en guardia. El monstruo avanzaba hacia Raki, para luego retroceder a punta de Chaska.

-¡No puede ser esto posible!- pensaba el Yoma en voz alta- ¡Por dentro estas peor que yo!... ¡por dentro estas desecha y rota!... ¿Qué clase de hibrida puede levantarse una y otra vez después de semejante daño y castigo?... ¿Qué clase de monstruosa fuerza de voluntad puede obligar a ese molido y maltrecho cuerpo a levantarse y seguir luchando?... ¡Muere!, ¡Muere!, ¡Muérete de una vez maldita hibrida!

Era la primera vez que el Yoma peleaba con un igual. En poder y fuerza era superior a la bruja de los ojos plateados, pero él era el miedo… ¡El terror que paraliza a la presa!... la forma suicida de pelear de la Malinche lo tenía confundido. Su determinación y fría calma la hacían más letal y certera en sus ataques con sus exiguas fuerzas. Sin miedo al dolor o a la muerte la Malinche le dejaba en claro que pelearía hasta morir. El dolor no dejaba pensar al Yoma, ni usar su superioridad en poder y fuerza en forma eficaz.

La joven peleaba en el más completo de los silencios sin quejarse, ni gemir, ni hablar. Su rostro era inexpresivo e inescrutable. Sus labios temblaban al apretarse o mostraban los dientes en forma fiera al pelear. El yoma gemía, gritaba y aullaba. Sus ojos dorados que lo podían ver todo no daban crédito que con todo el daño a nivel interno que tenía su enemiga esta no se rendía, ni se amilanaba. Una negra desesperación y un temor sin nombre se iba apoderando del Yoma.

Raki no se atrevía a mirar lo que pasaba. De vez en cuando trataba de moverse pero era en vano. Algo venía volando hacía él y se clavo con un sonido metálico muy cerca, ¡demasiado cerca de él! Raki giro su cuello a la derecha y sin alzar la vista vio que la punta de la Chaska de la Malinche estaba enterrada en el suelo hasta casi la mitad. Poco a poco fue subiendo la mirada y cuando vio, que en efecto, era en realidad el arma de la bruja de los ojos plateados cerro los ojos con fuerza. La Malinche seguía peleando con el Yoma a puño limpio. Raki no estaba mirando, pero sentía el suelo temblar y las paredes vibrar con cada golpe que los monstruos intercambiaban entre sí. A golpes y a patadas el Yoma era conducido al taller, lejos del niño. Raki se quedo solo en la sala. Trato de levantarse, pero no pudo. Pero tenía movilidad de la cintura para arriba. ¡La Malinche parecía estar ganando!

La casa retumbaba. Del techo de paja caían hebras. Los gritos y alaridos del Yoma eran aterradores. Al final todo quedo en silencio después de un grito de muerte súbita que no se podía precisar de quien había sido. Raki seguía de rodillas con los ojos cerrados. Lentamente los fue abriendo y sus ojos buscaron la puerta del taller de su hermano. Con miedo, con precaución, intento de levantarse. No podía evitar temblar de pies a cabeza. Pudo ponerse de pie. ¡El consejo de la Malinche de correr sin mirar atrás y sin que nada más importara el niño trataba de ponerlo en práctica!, pero su cuerpo estaba rígido y aterido. ¡Penosamente podía moverse! Estaba más inmovilizado por el miedo que sentía que por los poderes del Yoma. El agujero en la pared por donde la Malinche había entrado estaba a unos escasos centímetros de él.

Raki no pudo evitar mirar su casa destruida antes de salir por el agujero en la pared. Sus ojos se posaron en la puerta del taller de su hermano. La puerta se abrió y la Malinche salía cojeando y tratando de apoyarse en la pared. Tenía clavado en los ojos unas picas de piedra que su hermano usaba como cinceles. Le faltaba un brazo, como si este hubiera sido arrancado de cuajo.

-Por favor, niño… ¡Ayúdame!... no puedo ver…- Dijo la Malinche en forma lastimera. El niño no se movía- ¡He matado al Yoma!... pero estoy muy mal herida… ¡por favor, Ayúdame!

La Malinche débilmente se saco las picas con la mano que le quedaba. Estas cayeron, con un sonido seco en el piso, manchadas de sangre. Trato de curar sus ojos, regenerándolos con su poder Yoma, pero estos solos eran dos agujeros repugnantes en su cara. Se desplomo en el suelo.

-Por favor, ayúdame… ¡necesito salir fuera de la casa!... solo necesito los rayos del sol para curar mis heridas… Pronto amanecerá… si me quedo en medio de esta oscuridad moriré… ¡ayúdame por favor!

Raki seguía en su sitio. Entre salir o ayudar a la Malinche. La Malinche era un monstruo peor o igual que el Yoma. Era peligroso acercarse a una de ellas cuando estaban malheridas. ¡Eso era lo que siempre había escuchado!

-Niño… ¡necesito tu ayuda!... si no haces nada mi lado Yoma tomara por completo el control… ¡me convertiré en un monstruo imparable sediento de sangre!... solo necesito la luz del sol… ¡ayúdame a salir!... ¡no puedo hacerlo sola!... a duras penas puedo contener mi transformación… si no me ayudas me convertiré en Yoma por completo…

Pero Raki no se movía, no hacía ningún ruido. Estaba paralizado por el miedo. La cara de la Malinche se crispo.

-¡Sigues viva maldita Hibrida!- grito la Malinche con la voz del Yoma

La verdadera Malinche apareció en el vano de la puerta del taller. Sus ojos eran plateados. No parecía estar en mejores condiciones que el Yoma. Su bello rostro estaba deformado por el dolor. Su debilidad era extrema. Se apoyaba con la espalda del marco de la puerta para no caerse. Con la mano izquierda presionaba sus costillas. Su brazo derecho colgaba de su hombro. Haciendo un supremo esfuerzo se incorporo y se mantuvo de pie. Con su brazo derecho se apoyaba del marco de la puerta. Su mano izquierda seguía presionando sus costillas

-Niño, no te acerques… siente tu presencia, pero no sabe donde estas… ¡vuelve a esconderte en la cocina y no salgas hasta que yo te lo diga!…- Dijo la Malinche débilmente

El Yoma estaba cerca de Raki. Solo era alargar el brazo para tocarlo. ¡Todo lo que necesitaba para tomar su alma y su energía vital!... estúpidamente y con desesperación fue arrastrándose hasta la cocina alejándose de él.

-No la escuches, niño… Es el Yoma que tomo mi apariencia… ¡Esta muy mal herido!... ¡entre los dos podremos matarlo!... por favor, no te escondas de mí… ¡Ayúdame a matarlo!...-gritaba desesperado con la voz y el aspecto de la Malinche, arrastrándose y dejando un rastro de sangre a su paso.

La Malinche camino cojeando hasta donde estaba su Chaska y al llegar cerca de su arma se arrodillo, casi a punto de caerse con su propio peso. Cuando su mano derecha se cerró en el mango, cerró los ojos y los abrió. Sus ojos titilaron su luz dorada, pero volvieron a ser plateados. Tomo aire y volvió a intentarlo cerrando los ojos con fuerza. Cuando los abrió, sus ojos dorados brillaban. Ella se levanto y de un solo intento saco su arma enterrada hasta casi la mitad del suelo. Sus heridas se reabrieron destilando hilillos de espesa sangre que se escurrían lentamente por su cuerpo.

El Yoma sintió pánico y terror. Cambiaba de forma, de rostro, de cara. Desesperadamente se arrastraba a la cocina con un solo brazo. Trato de reincorporarse, pero se cayó de boca cuándo intento caminar.

-Raki… ¡soy tu hermano!... ¡el Yoma ha muerto y estoy libre de su poder!-Grito el Yoma tomando la forma de Murachi- Yo te he cuidado y protegido todo este tiempo… ¡La Malinche va asesinarme!... ¡ayúdame!- Pero Raki no respondía. La Malinche se acercaba en lentos y cortos pasos. El Yoma tomo la forma de Clare. Su dulce voz era lastimera- ¡Chapulín, por favor!, ¡ayúdame!, ¡sálvame!- Raki no contestaba. El Yoma seguía cambiando de forma pidiendo auxilio, pero nadie estaba ahí, aparte de ellos tres. Finalmente el Yoma tomo su forma verdadera.

-¡No me mates!... ¡por favor!... ¡No me mates!... ¡Ten piedad!... ¡te lo suplico!... ¡Por favor!... ¡ten misericordia!... ¡perdóname la vida!... ¡No me mates!... ¡No me mates!... ¡No me mates!-Suplico llorando, esta vez con sus propias lagrimas

-¡Fuiste en verdad decepcionante! ¡Nunca aprendiste a pelear de verdad, ni a utilizar tu fuerza y poder en una batalla real de vida o muerte con aquellos que son iguales a ti! ¡Solo fuiste un bravucón cobarde que se ensañaba con los más débiles!- Dijo la Malinche con frio desprecio.

El Yoma de repente abrió los ojos con estupor. ¿Qué era aquello que Murachi no recordaba?, ¿Qué era aquello que no podía recordar?, ¿Qué no quería recordar?... ¡todo paso por sus ojos en forma rápida! ¡De haberlo sabido hubiera matado al bebe en el acto después de haber saciado su hambre con los padres y los hermanos de Murachi!... ¡Estúpidamente había bebido de su sangre sagrada!... ¡Con razón había sido vencido por un oponente inferior y más débil que él!...

-Espera… ¡a tus amos les gustara saber esto!… el niño es un…

La última palabra no la pudo pronunciar. La Chaska silbo en el aire. La cabeza del Yoma rodo por los suelos.

Ya amanecía. La Malinche retrocedía y buscaba premeditadamente la oscuridad. Arrojo el arma lejos de sí. Raki por fin se pudo mover de donde estaba

-¡Estas mal herida!... ¡Deja que te ayude!

-¡Atrás!... ¡No te me acerques!... ¡En estos momentos soy peligrosa y puedo hacerte daño!... ¡Aléjate!

La Malinche buscaba un rincón oscuro lejos de la luz del sol matinal. Ella cerro los ojos y el niño se convirtió en una silueta sin cara.

-No lo entiendo… ¡No puedo creer que hayan peleado toda la noche!... ¿Cómo es posible que este amaneciendo?

-Los Yomas Parásitos y lo que los hombres de negro de La Organización llaman Sagradas Hijas de la luz provienen del Yoma primigenio Serpiente Emplumada, la que en tiempos antiguos se alimentaba de la luz del sol, la luna y las estrellas envolviendo a la tierra en una espesa oscuridad… este Yoma deforma el tiempo y el espacio… son los Yomas con los ojos dorados más poderosos… ¡los ojos dorados que lo ven todo!... se mueven tan rápido que parece que detienen el tiempo, que están en todas partes a la vez… son… los Yomas del trueno y el rayo… para los Yomas parásitos y las Sagradas hijas de la Luz el tiempo y el espacio son relativos… deformables por nuestro Youki… un segundo puede ser una eternidad y varias horas un instante fugaz… con las distancias es lo mismo… ¡por eso al Yoma nunca podían atraparlo cuando realizaba sus asesinatos!... hemos peleado más allá de nuestro límite… lo que para ti solo fueron unos breves instantes fue para los demás horas…

-Pero, ¿El sol no cura tus heridas?... el Yoma dijo que ustedes reciben su fuerza y poder del sol… ¡ya esta amaneciendo!... ¡la luz del sol curara tus heridas!...

-La luz del sol cura y fortalece a mi parte Yoma… ¡mi parte humana esta herida de muerte!… la luz del sol en mi estado actual hará que me convierta en Yoma por completo… ¡No tengo ni el poder, ni la fuerza para impedirlo!

-Pero… ¡los hombres de La Organización vendrán y te curaran!, ¿verdad?

La Malinche guardo silencio.

-Niño, es peligroso que estés aquí solo conmigo… vete a buscar al jefe de la aldea… ¡Dile que venga rápido!... él sabe lo que tiene que hacer… ¡quédate en su casa y no salgas hasta que el jefe regrese!

Raki no entendía nada. La luz del sol entraba poderosa en la casa y las heridas de la Malinche se empezaban a cerrar. La sangre de la Malinche de roja se hizo negra como la tinta. Sus marcas rojas aparecieron otra vez en su piel. Ella se ovillo en el rincón más oscuro que encontró y sus heridas dejaron de sanar. Respiraba en forma fatigosa. Raki pensó que era mejor no perder más el tiempo. Se fue corriendo a la casa del líder del pueblo. La Malinche se quedo sola. El dolor era insoportable. Hablo para si misma en voz baja, casi en un susurro, en forma mecánica:

-Sin importar el motivo, la razón o la circunstancia, a una Sagrada Hija se le esta prohibido matar humanos o inmiscuirse en los asuntos humanos. Esta es la Ley Principal y su incumplimiento se castiga con la muerte, sin excepciones… Una Sagrada Hija es fiel a La Organización, no a los hombres de La Organización. Nunca debe desobedecer o cuestionar a La Organización, pero La Organización jamás podrá ordenarle nada que vaya en contra de la ley principal… Una Sagrada Hija solo puede morir en combate. Le esta prohibido suicidarse, dejarse matar a propósito o dejarse morir por sus heridas si no existe peligro de convertirse en Yoma o aún no ha llegado a su límite… Una Sagrada Hija caída en combate es abandonada a su suerte. Si ha llegado a su límite o existe el peligro de convertirse en Yoma o ha roto la ley principal, puede dejar que sus compañeras o los humanos o los hombres de La Organización la maten, sin hacer nada para defenderse…

La Malinche no había llegado a su límite… pero estaba mortalmente herida… ¡en peligro de convertirse en Yoma por completo!

-Ella murió ante mis ojos y el mundo siguió andando… ¡Yo sabía que este sería mi destino final en el momento en que les pedí a los hombres de negro de La Organización que pusieran su sangre y su carne en mí!... ¡solo así ni la muerte podría separarnos!...–Dijo ella en forma queda- ¡Con lo vanidosa y orgullosa que es de seguro me armara una bronca por dejar que un Yoma de pacotilla hiciera que unos brutos aldeanos me mataran!- Le dolió mucho reírse con este pensamiento. Su risa era amarga, queda. Pero sacudía su cuerpo. Se detuvo al final- Espero que los aldeanos no tarden… los hombres de La Organización tomaran este cuerpo y nuestras almas para crear otra como nosotras… ¡pero estaremos juntas para siempre!...

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