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Fin de semana alucinante

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Hoy quiero compartir con todos vosotros lo que nos pasó un fin de semana, hace ya bastantes años, que fuimos a un piso que tenía mi padre en Barcelona, a pasar el finde de marcha y aprovechar a comprarnos algo de ropa.

Mi mejor amiga Beth y yo salimos un viernes por la mañana en el coche que le acababa de comprar su padre, debido a las excelentes notas que había sacado en su tercer año de carrera. Yo suelo ir bastante a Barcelona de compras y de marcha, pero Beth no había ido más que una vez con sus tíos y tenía unas ganas inmensas de ir en plan de cachondeo con alguna amiga y alejarse un poco de sus padres, que son muy severos y la tienen muy atada a ellos.

Beth es una chica que está muy unida a su familia y no le dejan demasiada libertad, apenas podía salir de casa por las noches; eso si, cuando sale arde Troya, es puro vendaval, le va mucho el rollo de los tíos y tiene fama de ser una chica fácil; la verdad es que las dos nos hemos tirado ya a los chicos más guapos de los pueblos de nuestro entorno, porque nuestra filosofía de vida estaba bien clara: no hay que perder el tiempo, y si ves algo que te gusta lánzate a por ello porque las oportunidades pasan y no vuelven.

Salimos un viernes por la mañana pronto de nuestro pueblo, y a las 11 de la mañana ya nos encontrábamos en la capital. Lo primero que hicimos es ir a dejar las cosas al ático que mi padre, una autentica maravilla de piso; nada más dejar las cosas nos fuimos de compras todo el día. Mientras comíamos en un italiano que hay en la misma calle íbamos hablando de la juerga que nos íbamos a correr ese fin de semana empezando por esa noche, en la de tíos buenos que tendríamos para elegir y a nuestra entera disposición; planeábamos llevar a cabo las locuras más grandes que nos pasaran por la cabeza, sin límites ni cortapisas.

Así que con ese objetivo en la cabeza fuimos a casa con el fin de ponernos lo más guapas y provocativas posibles e ir en busca de algún tío macizo.

Cogimos el coche y estando paradas en un semáforo vimos ponerse a nuestro lado un BMW descapotable con tres tíos: dos de ellos mulatos y otro marroquí guapísimos, que nos empezaron a mirar y a decirnos piropos. Yo iba con la ventanilla bajada y Beth me dijo que estaban buenísimos, que les siguiera el rollo y no los dejara escapar.

El que conducía me sonrió y me dijo:

-Pero bueno, ¿se puede saber donde van dos bellezas como vosotras sin compañía por una ciudad como esta?

-Pues ya ves, en busca de compañía para pasárnoslo bien el fin de semana; lo que pasa es que todavía no hemos encontrado ninguno que se adapte a nuestras exigencias.

-Huy huy huy… ¿Pero que tenemos aquí? Estamos ante dos chicas exigentes, ¿eh? Pues mira por donde aquí tenéis a tres para poder escoger; y entre tres que somos, malo será que no encontréis ninguno que se adapte a vuestro gusto ¿no?

Y yo muy decidida y calentando como me gusta, le miré con ojos de deseo y le respondí:

-Quien sabe… nos podemos quedar con los tres; aunque buscábamos solo dos –hice como que me paraba a pensar- Mmmm… puede que sea más interesante la compañía de tres personas que la de dos.

Después de reírnos todos y antes de encenderse el semáforo quedamos en 5 minutos en una Cafetería muy conocida para tomar algo y no perdernos de vista.

Cuando llegamos y fuimos a sentarnos ellos ya habían ocupado una mesa y nos sentamos en ella. Nos presentamos y nos dimos dos besos en la mejilla con cada uno. La verdad es que si vistos en el coche eran guapos, de cerca eran todavía mejor: tres auténticas bellezas, altos, fuertes, con gafas de sol, guapísimos y nos daban muchísimo morbo solo pensar en lo oscuro de su piel, en las pollas que tendrían... Eran tres chicos de unos 28 a 30 años, uno se llamaba Ernesto, otro Iñigo y el marroquí que a mi parecer era el más morboso Aviv o algo así.

Pedimos algo para tomar y estuvimos hablando con ellos casi dos horas. Les contamos que éramos dos chicas de fuera, que habíamos venido a pasar el fin de semana a comprar ropa y, como nos da mucho morbo calentar a los tíos, Beth les dijo que la razón mayor por lo que habíamos venido era para buscar a unos tíos que hicieran con nosotras todo lo que les viniera en gana, y que cumplieran todas nuestras fantasías sexuales; y que mira por donde creía que ya habíamos encontrado a las chicos perfectos con los que pasar un fin de semana de ensueño. Los chicos se rieron, y Ernesto dijo:

-Casi nada… con lo que me gustan a mi las tías liberales que no les dé corte decir la verdad y hablar de cualquier cosa y hemos topado con dos que además están buenísimas. Pues a nosotros nos parece fenomenal pasar el fin de semana con vosotras, ya que no tenemos nada mas interesante que hacer, ¿Verdad chavales?

Nosotras nos miramos con caras de deseo, y después de reírnos todos, dijimos que nos íbamos a duchar a casa y a arreglarnos. Ellos nos dijeron que podíamos quedar algo más tarde donde quisiéramos, entonces Beth ya caliente y más decidida que nunca, les dijo que por qué, que nos podían acompañar y esperarnos en casa tomando algo, a lo cual los chicos accedieron con sonrisas y muy conformes.

Cada uno cogimos nuestro coche y quedamos en el portal. Mientras estábamos guardando el coche en el garaje, comentamos entre las dos el morbo que nos daba tirarnos a unos mulatos y las locuras que íbamos a hacer durante todo el fin de semana. Quedamos en no cortarnos por nada y en dejarnos hacer de todo, porque otra oportunidad así, con tres tíos tan buenos para nosotras solas, seguramente no íbamos a tenerla nunca más.

Cuando llegamos al portal nos estaban esperando en la puerta riéndose entre ellos, lo cual nos puso todavía más calientes de lo que aun estábamos. Nos metimos los cinco en el ascensor, y nada más entrar yo me lancé a besar a Iñigo mientras le metía la mano por dentro del pantalón, Beth se lanzó a besar a Aviv mientras le tocaba por encima la polla a Ernesto, que decía lo calientes que estábamos y lo bien que nos lo íbamos a pasar. Cuando entramos a casa, Beth ya estaba más caliente y salida de lo que yo la había visto en toda mi vida, y nada más cerrar la puerta me miró con cara de deseo y dirigiéndose a los chicos, les dijo:

-Bueno a partir de este momento estamos a vuestra entera disposición; queremos cumplir todos vuestros deseos y que vosotros podéis hacer con nosotras todo lo que queráis, a ver hasta donde llega vuestra imaginación…

Por un momento me di cuenta de que igual estábamos yendo demasiado lejos con unos desconocidos que no conocíamos de nada, pero ya no nos íbamos a echar a atrás, además a esas alturas con la calentura que tenía lo que menos nos apetecía era echarnos atrás. Los tres se rieron, y Ernesto dijo:

-Joder, que putitas hemos conseguido totalmente gratis chicos, casi nada, bueno y ¿por donde queréis que empecemos con ellas?

Entonces Aviv se río mirando a Iñigo y seguidamente a mí, y dijo:

-Bueno, bueno... con el morbo que me da a mi y la de veces que había deseado que una niña pija y mimada me coma mi polla negra, y aquí tengo a una putita con cara de buena que me lo va a hacer, venga agáchate zorra. Bájame los pantalones y empieza a chupármela.

Entonces yo me quedé inmóvil sin saber que hacer, primero porque no estaba acostumbrada a que me maltrataran así y segundo porque me estaba dando cuenta en la movida que nos estábamos metiendo; pero por otro lado me daba tanto morbo que me tratara con desprecio que no me lo pensé dos veces: me quité el top que llevaba sin sujetador y me quedé con las tetas al aire cosa que pareció gustarles, ya que empezaron a reírse y decir que menudas peras que tenia.

Seguidamente me agaché y dándome prisa en desabrocharle los pantalones y la bragueta, le bajé los pantalones poniéndome a chuparle la polla por encima del calzoncillo. Luego le bajé los calzoncillos y empecé a acariciar sus gordas bolas, las masajeaba suavemente, descorría su pellejo para admirar su gorda y lisa cabeza, mis manos se aferraban a su grueso tallo mientras la punta de mi lengua se posaba en su prepucio; mi lengua empezó a recorrer toda su extensión me la metí en la boca y empecé a comerle la polla como si de ello dependiera la vida; sentí esa verga enorme y caliente deslizarse por mi boca, la tragué profundo, era difícil por lo gruesa, pero la fui tragando cada vez más, hasta que mi boca se fue adaptando y me la metí casi por completo. ¡Madre mía! que polla tenía, era enorme, la más grande que jamás había visto, y mucho menos había tenido para mí, mediría unos 25 cms por lo menos cuando se le puso dura.

Cuando quise mirar a otro lado vi a Ernesto y a Iñigo con los pantalones bajados y turnándose en meterle la polla en la boca a Beth que las chupaba no con menos ansia que yo, mientras ellos le decían:

-Venga putita come polla negra que este fin de semana os vais a hartar, vais a tragar semen hasta que se os quiten las ganas de ir calentando al personal -mientras se reían entre ellos.

Aviv a esas alturas, después de estar un rato obligándome a chuparle además de la polla los huevos, me tenía cogida de la cabeza con las dos manos con su polla dentro de mi boca, haciendo una metisaca del cual el mismo llevaba el compás, a la vez que me decía:

-¿Qué puta, te gusta como te está follando la polla un moro eh? ¿Seguro que ningún puto blanco te lo había hecho nunca también verdad? ¿Te gustan las pollas de los moros verdad, verdad, eh eh? -obligándome a asentir con la cabeza a la vez que se la chupaba, y a hacer ruido con la boca llena, umm umm.

En esos momentos noté como se corría dentro de mi boca apretándome la cabeza contra él, obligándome a tragar parte de su semen, hasta que me soltó, se salió y terminó encima de mi cara y de mi pelo, joder si hecho leche el muy cabrón, por poco me ahoga.

Después me levanté y le di las gracias sonriéndole, el me sonrió y me beso en la boca diciéndome que era preciosa.

Miré hacía donde estaba Beth que ya llevaba un rato bueno a cuatro patas follándosela Ernesto mientras se la chupaba a Iñigo, cuando rápidamente se salió Ernesto, ocupando su lugar Iñigo, llamándome este primero, y diciéndome:

-Ven putita que me gusta correrme en la cara de las pijas

Yo fui rápidamente y nada mas agacharme y chupársela dos veces, se corrió encima de mí, entrando parte de su deliciosa leche en mi boca, la cual no tragué esta vez y dejé caer en mis grandes tetas. Justo en esos momentos Iñigo se corrió dentro de ella produciéndole su segundo orgasmo. He de decir que daba muchísimo morbo ver a Beth con la cara de buena que tiene, el cuerpazo y lo guapa que es, desnuda en el suelo con la cara llena de semen.

Después de esto yo les dije que se sentaran en el salón y después de limpiarnos las dos y de comentar un rato lo bien que estaban y el morbo que nos daba la situación, preparamos algo para beber los cinco, y cual fue nuestra sorpresa cuando llegamos al salón y los vimos a los tres desnudos. Entonces Ernesto riéndose nos dijo:

-Ey chicas, hemos decidido ponernos un poco cómodos, como si estuviéramos en nuestra casa, ¿os parece bien, no?

A lo que respondí yo:

-Desde luego chicos, esta es vuestra casa, ya sabéis, podéis poneros como queráis, eso si, un momentito, que nosotras ahora mismo nos ponemos cómodas también para estar todos iguales.

Hay que reconocer que además de estar buenísimos, dar mucho morbo, y tener las pollas enormes, por un igual los tres, eran majísimos y súper enrollados.

Nos desnudamos, primero Beth, que ya la habíamos visto todos desnuda, y luego yo, que todavía no. Al desnudarme todos me dijeron que estaba buenísima con esas tetas pero que me quedara en tanga mejor, lo cual hice. Después de tener las copas puestas nos sentamos en un sofá, Ernesto, después yo, después Aviv, después Beth y después Iñigo, de tal manera que estábamos tío tía tío tía tío.

Estuvimos un buen rato, más de una hora, hablando todos juntos, besándonos, tocándonos, de vez en cuando les chupábamos las pollas, sin correrse ni nada, solo un poco. Hablamos sobre todo, sobre nosotras, sobre lo decididas y liberales que éramos, les contamos cuales eran algunas de nuestras fantasías las cuales nos gustaría hacer ese fin de semana, y las fantasías hasta las más locas que se nos habían ocurrido alguna vez hacer en nuestras vidas, y sobre las locuras que habíamos hecho con otros tíos y ellos con otras tías. Nos estuvieron diciendo que se dedicaban al petroleo, y que tenían mucho dinero, y decían que éramos guapísimas, y súper enrolladas, que nunca habían hecho una locura así con tías tan buenas sin pagar. Luego, empezamos a hablar de las diferentes formas en las que habíamos follado, y Aviv me pregunto si alguna vez a alguna de las dos, nos habían hecho una doble penetración, le dijimos que por el culo nos habían dado varias veces, pero que dos tíos a la vez, nunca, a lo que Beth añadió, que porque tampoco había surgido la oportunidad.

Entonces Ernesto nos pregunto que si lo queríamos probar, y nosotras después de mirarnos mutuamente, y un poco dudosas al principio, y de decirnos entre nosotras que sí, aceptamos.

Para esas alturas ya había una confianza entre nosotros enorme, y nos pedían que les hiciéramos las cosas como si nada. Entonces Ernesto, que era el más decidido, nos dijo que él nos iría dando las instrucciones de lo que les tendríamos que ir haciendo:

-Bueno chicas, entonces para precalentarnos, y ya que hemos visto que sois buenas mamapollas, y nos habéis dicho que os encantan las pollas negras, os podíais poner de rodillas y chupárnoslas un rato anda, mientras nosotros seguimos aquí sentados.

A lo que nosotras accedimos en el acto, y mirándonos Beth y yo, con cara de picaras, conteste:

-Eso esta hecho chicos.

Y en el momento estábamos las dos chupándoles las pollas uno a uno, de vez en cuando a cualquiera de las dos, nos metían dos a la vez en la boca, y cada poco alternábamos para que todos probaran de una boca distinta. He de decir que aquellas pollas sabían riquísimas, incluso más que las de otros chicos blancos que habíamos probado, no se si por lo buenas que sabían, o por el morbo de la situación. Empezaron a reírse entre ellos y hacer comentarios de la suerte que habían tenido en encontrarse a dos tías que, sin cobrar nada a cambio, fueran capaces de disfrutarlo como lo estábamos haciendo nosotras, lo cual, cuanto más nos lo decían mas nos encendían y más excitadas nos poníamos.

El que más se cebaba cuando estaba cachondo con nosotros era Aviv, que cada dos por tres nos estaba recordando lo putas que éramos, y lo que disfrutábamos dos niñas pijas y creídas, como él nos llamaba, de estar chupándosela a un moro, y cada poco tiempo nos preguntaba que si nos gustaban las pollas de los moros, y que íbamos a tragar leche hasta aborrecerla, también era el que con menos cuidado nos trataba, como si nos despreciara, por el hecho de ser niñas ricas, y nos meneaba como ganado en venta.

Después de estar un rato bueno comiéndoles la polla a los tres, Ernesto y Aviv se levantaron e Iñigo se tumbó en el suelo del salón, nos preguntaron que cual quería ser la primera en que se la follaran los tres, y Beth dijo que ella misma. Ernesto le dijo que se sentara encima de Iñigo, metiéndose la polla por el coño, a la vez que Aviv se la metía por el culo, como no le entraba bien y le dolía bastante, Ernesto me dijo que si tenía pomada, y yo le contesté que si, que esperara un momento que iba a buscarla.

Mientras estaba en el baño oía como hacían bromas los tres y como se reían, cuando llegué, me pidieron que se la untara yo, evidentemente accedí, ya que total no me iba a echar a atrás después de todo lo que estaba ocurriendo.

Justo cuando fui a echárselo Aviv me dijo que antes se lo chupara que le daba morbo, además que su polla no entraba en cualquier lado a no ser que fuera bien limpio y yo, después de pensarlo un poco y ver el culo tan bonito que tenia mi amiga, accedí ya que en una ocasión ya se lo había hecho a un ex que tuve. Le estuve lamiendo el culo a Beth un poco mientras ella gemía como una perra en celo y estos se reían y decían cosas tales como, que buena mamadora eres, además de come poyas, comeculos, sigue, sigue que luego si te portas bien te dejaremos que pruebes el nuestro encanto.

La verdad que yo cuanto más me humillaban más caliente me estaba poniendo y ya, aunque ahora me cueste creerlo, en ese momento habría sido capaz de todo. Después le pasé vaselina por el ano y dejé que actuara Aviv, que después de estar masajeando y apretando con sus dedos durante un rato, poco a poco empezó a meterle semejante verga por el culo a Beth, a la vez que esta ponía un gesto cómo si la estuvieran partiendo por la mitad.

Cuando la tuvo toda dentro, empezaron los dos a follarla en un mismo compás, al principio despacio y luego siguiendo el ritmo, y al minuto estaban los tres como una moto ya. Beth empezó a gemir como una loca y a correrse una vez tras otra, estaba disfrutando como nunca, entonces Ernesto, al cual le estaba haciendo una chupada de campeonato, chupándole la polla y los huevos y ensalivándosela toda, me dijo que parara que iba a hacer que disfrutara mi amiga como nunca, y poniéndose delante de ella le metió la polla en la boca. Allí estaban los tres follándola por todos los orificios y ella gimiendo como una desesperada, cuando de repente Aviv me dijo:

-Tú, no te quedes mirando, ponte detrás de mí y empiézame a comerme el culo.

Yo me quede un poco cortada, porque se estaba la cosa pasando de castaño oscuro, y no me gustaba tampoco mucho el tono en el que me llevaba hablando Aviv toda la noche, pero muerta por la calentura que llevaba, me tiré como una perra a su culo, y le empecé a meter lengüetazas en el ano como una muerta de hambre.

Cada uno cambió una vez de posición ocupando uno a uno todos los orificios del cuerpo de mi amiga, y lamiéndoles yo el culo a cada uno de los tres. Al rato pararon y se salieron todos de sus posiciones, rodearon a Beth y tras quitarse los condones, y meneársela un poco en su cara mientras ella a veces se las chupaba, empezaron a correrse en su cara, boca, pelo, tetas, en fin por todo el cuerpo. La dejaron hecha un cuadro, llenita de semen, joder si pudieron echar leche esos tres cabrones, no se la veía un trozo de la cara limpia.

Entonces Aviv me dijo que le lamiera la cara a mi amiga y se la dejara bien limpita; empecé a lamerla por toda la cara y las tetas hasta que se las dejé limpias. Nos miramos y nos reíamos las dos por la situación, bueno la verdad es que nos reíamos todos en general, y de repente Beth me besó en la boca y me pasó parte del semen que tenía en la suya.

Nos pusimos un ratito a seguir con la copa y no pasó un cuarto de hora cuando estos se volvieron a empalmar. Iñigo recordó que ahora me tocaba a mí.

Esta vez el que se sentó en el suelo y en el que me ensarté por el coño, fue Aviv, Ernesto me la metió por el culo, a mí sin vaselina ya que de lo excitada que estaba ni me hizo falta, y a Iñigo se la chupé. Me quité el tanga, que hasta ahora lo llevaba puesto y todos se pusieron como motos. Cuando me empezaron a follar, me dio una sensación de estar llena, como que no lo fuera a aguantar, me parecía que me partían por la mitad, hasta que me empecé a morir de gusto y me corrí la primera vez, luego ya todas las veces venían seguidas, me acabe corriendo tres veces. Mientras Beth, y ya sin tener que decirle nada le chupaba el culo al que me lo estaba follando a mí, y así me fueron follando los tres cambiando de posiciones cada poco rato mientras yo me iba muriendo del gusto. Cuando se salieron se corrieron encima de mí y repetí la misma operación que la vez anterior siendo Beth esta vez quien me limpiara la cara, pero sin hacer el numerito del beso.

Luego estuvimos otro rato hablando de todo, en esos momentos me di cuenta que me había empezado a gustar Ernesto, que era el más cariñoso y enrollado, por lo que procuraba que estuviera todo el rato cerca mío besándolo con dulzura e intentando que se diera cuenta que era con el que más quería intimar; mientras Beth prefería que fueran dos tíos quienes les hicieran de todo cada poco. Sin embargo me empecé a dar cuenta que la preferida de Aviv era yo y que no dejaría que fuera siempre sobando a Ernesto, aunque la verdad ya me daba igual.

Cuando acabamos las copas dijimos que nos íbamos a duchar; los chicos enseguida se apuntaron y como había dos baños decidimos en uno meterme yo con uno de ellos y en el otro Beth con los otros dos, y aunque a mi me hubiera gustado que fuera Ernesto, Aviv me cogió del brazo y me llevó hacía el primer baño.

Aviv me hizo enjabonarle bien todo y luego me enjabonó a mí; después mientras nos aclaramos me empujó hacía la pared de la ducha y empezó a chuparme el coño despacito; pasó su lengua, suave y lentamente por mi raja desde el culo hasta el clítoris. Sentía como sus labios se ocupaban con gran pasión de mi botoncito, que a esas alturas estaba altamente sensible a toda caricia. Temblaba y tenía fuertes espasmos... Pensé que me desmayaba… Sus manos separaron mis labios, abrió mi rajita e introdujo su lengua dentro de ella. Lamía aquel caliente agujero una y otra vez, parecía que me quemaba, mientras con sus dedos frotaba suavemente mi rico botoncito. Tragaba con glotonería mis flujos… Yo estaba mojada, muy muy mojada. Se inclinó sobre mi dándome un lametón tan largo que empapó de saliva toda mi vulva. Me metió la lengua en el coñito, hundió su lengua en mi vagina unas cuantas veces seguidas…

Y, al tiempo que me penetraba con la lengua, empezó a deslizar sus dedos por los bordes de mi vulva, acariciando mi sexo, moviendo sus dedos con paciencia, recorriendo delicadamente mi rosada rajita de arriba abajo, hasta llegar muy cerca del clítoris.

Metió su dedo corazón hasta el fondo de mi coño, muy despacio, para que pudiera sentir intensamente cada milímetro de su avance, a la vez que lamía suavemente la base del clítoris... apoyó su boca sobre mi sexo y empezó a chupar fuerte, su lengua se enterraba dentro de mí, me chupaba toda, rápido y duro; separé las piernas y le tomé por la cabeza apretándole más contra mi coñito, no podía dejar de moverme sobre su boca, gemía fuerte, sentía llegar mi orgasmo… mis jugos caían a borbotones por su boca; no pude resistirlo durante mucho más tiempo mi sexo estalló en un gran orgasmo, otra ola de jugos cayeron en su boca, los bebió todos, chorreaba por sus labios no paraba de tragar, me estuvo lamiendo toda hasta que me quedé quieta, satisfecha…

Cuando salimos desnudos de la ducha, al poco rato salieron ellos, y entonces a Beth se le ocurrió la excelente idea de que vinieran a nuestro cuarto y eligieran lo que querían que nos pusiéramos esa noche, para calentar al personal, ya que era lo que nos apetecía hacer esa noche, ir con nuestros negros calentando a todos los que viéramos por ahí.

Fuimos a la habitación y después de enseñarles todas nuestras ropas, nos eligieron, a Beth un vestido corto negro a medio muslo, sin ropa interior, ajustado al cuerpo, y unas sandalias de tacón altas, y a mi una minifalda ajustada blanca, un top ajustadísimo negro, todo ello sin ropa interior y unas sandalias de tacón alto también. Cuando nos vestimos todos y ya sobre las 2 de la mañana, nos salimos de casa a unos bares de copas que conocían ellos, y nos montamos todos en el BMW, yo adelante con Ernesto, y Beth detrás con los otros dos.

Esa noche como ya os imagináis fue una locura, nos hicieron chuparles la polla cuando les apetecía, aunque no acabaran corriéndose. Lo que más morbo me dio fue cuando nos dirigíamos al primer local: yo iba todo el camino agachada chupándole la polla a Ernesto que la sacaba por la cremallera a la vez que conducía; y Beth chupándosela a Iñigo y a Aviv, cambiándose cada vez mirando hacia un lado del coche, por lo que la gente nos veía durante todo el camino

Estuvimos en bastantes locales tomando copas.

Todo el mundo nos miraba mal, de vernos con tres mestizos, liándonos con los tres, y sobándonos los tres, y cuando más gente miraba, ellos de vez en cuando nos levantaban las minifaldas para que se nos viera el coño y observaran que íbamos sin ropa interior.

Ya sobre las cinco de la mañana íbamos borrachísimas y yo me había metido al servicio a follarme una vez a Ernesto y a chupársela otra vez a Aviv, mientras que Beth se folló en los servicios del primer bar a Iñigo y en el ultimo se la chupó a Aviv y a otro chico a petición de Aviv que había en el baño y que según me contó al día siguiente se los debió de encontrar en pleno acto.

Ya a última hora los camareros y la gente que nos miraba lo hacía mal, ya que era un cuadro vernos con la camisa, y parte de arriba del vestido que eran negros totalmente blancos de la lefa que nos había ido goteando toda la noche. Sobre las 5.30 nos fuimos a dormir todos a mi casa.

Cuando llegamos íbamos borrachísimos todos y casi ni nos teníamos en pie, lo pasamos aquella noche de putísima madre, y nada más llegar quedamos de acuerdo, que yo dormiría, muy pesar mío que hubiera preferido con Ernesto, con Aviv y Beth en la cama de mis padres con los otros dos.

Aunque íbamos que nos caíamos Aviv aun sacó ganas de follarme una última vez me cogió por las piernas colocándolas sobre sus hombros y me fue penetrando despacio, lentamente pero sin detenerse, yo gemía ahogada, sintiendo su gran verga que se me clavaba y me iba llenando, intenté relajarme para disfrutarla, eso permitió que Aviv la clavara por completo, solo se detuvo al sentir sus huevos chocar contra mis nalgas, se detuvo unos instantes dejando su verga dentro de mi hasta que me notó totalmente relajada, entonces comenzó a follarme, a bombear su polla dentro de mi raja, iniciando el movimiento de vaivén, entrando y saliendo de mi vulva que ahora la recibía sin problema. La verga enorme y dura me penetraba fuerte, Aviv aceleraba sus movimientos, haciéndolos más fuertes y rápidos.

Yo gritaba de placer mientras Aviv iba sacando su verga y luego la volvía a clavar por completo en mi coño; el olor penetrante a sexo nos volvía locos. Aviv inició unas embestidas intensas y rápidas, conociéndolo sabía que su orgasmo estaba cerca, yo estaba totalmente excita y a punto de correrme. Mis uñas se enterraron en sus nalgas, mi coñito explotaba en jugos, eso hizo que Aviv no aguantara más y me la clavara hasta el fondo de mi coñito y también explotara inundando con su abundante leche todo mi sexo. Aviv aún me dio varias estocadas más hasta descargar toda su leche y yo todavía tuve tiempo de correrme una vez más.

A Beth según me contó después, le debieron hacer otro sándwich antes de dormirse. Yo dormí toda la noche agarrada a Aviv y besándole cada poco rato hasta quedarnos dormidos, y él despreciándome todo lo que podía, era un machista el muy cabrón, pero eso me ponía a cien.

Al día siguiente a medio día me levantó de sobresalto Aviv y sin darme ni cuenta de donde estaba, ya me estaba dando la vuelta y diciéndome que me quería dar por el culo, que me diera prisa que se tenían que ir, y yo obedeciendo, me puse a cuatro patas encima de la cama, él se acomodó detrás de mi, cogió su verga y la escupió para mojarla bien, puso el glande sobre mi ano y presionó despacio, sentí un poco de dolor ya que no había tenido tiempo para excitarme, con sus dedos frotó mi vagina ayudándome a relajarme lo que permitió que su verga entrara algo más, siguió empujando el glande se hundió en mi culo, grité dolorida. Aviv esperó un poco y luego empujó de nuevo, ahora el culo se abrió dando paso a la enorme verga, la dejó allí dejando adaptar el culo a la verga y luego volvió a empujar, entrando hasta la mitad su mástil duro y grueso. Di un grito un poco ahogado de dolor, pero me gustaba, le pedí que siguiera, sus dedos seguían en mi coñito; Aviv presionó más y mi culo cedió abriéndose y dando paso a su verga que no paró hasta clavarse hasta los huevos; las estocadas de Aviv eran más intensas, yo apretaba los dientes y mis manos se aferraban a las sabanas mientras gemía con desesperación; me separaba las nalgas para ver el enorme agujero que taladraba con gran maestría, sus movimientos se aceleraron al máximo anunciando su corrida; sacó la verga del ano y dándome la vuelta dirigió los portentosos chorros de semen directamente a mi boca.

La cogí con mis manos y empecé a masajearla a la vez que me la introducía en la boca y recibía toda su leche… mientras él acababa la chupé fuerte y duro, ahora quería tener mi orgasmo; Aviv se puso sobre la cama y dejó su enorme verga para que se la comiera, cosa que hice con gran gusto tragándomela entera; Aviv empujó mi cabeza haciéndome devorar completamente su verga, me la clavaba fuerte hasta mi garganta, se movía y me follaba por la boca mientras yo gemía ahogada en su verga. Entonces Aviv sacó la polla de mi boca, me empujó hacia atrás, se puso delante de mi y apuntó su descomunal verga a mi coñito, se refregó sobre ella, yo gemía cada vez más fuerte, le pedía que me follara, Aviv me daba vergazos en mi rajita mojada, una y otra vez a la vez que preguntaba:

-¿Quieres mi polla? ¿La quieres putita? Pídemela –me exigió.

-¡¡¡Mmmmm!!!!! Deseo tu enorme polla dentro de mi…. ¡Ahora! Fóllame, méteme esa verga, necesito que me la metas toda –le supliqué enloquecida

Aviv me miró y de un golpe me clavó todo su infernal aparato hasta el fondo. Di un grito ahogado, sentí mi agujero lleno con su verga inmensa, que me perforaban toda, sus manos se aferraron a mis senos, palpando… pellizcando la dureza de mis pezones.

Aviv viendo mi gesto de dolor tomó mi cabeza y me besó con fuerza en la boca ahogando cualquier grito, nuestras lenguas se entrelazaron y empezó a follarme con fuerza; sus embestidas eran duras y largas, lo que me llevó al máximo placer, daba gritos y aullaba de placer hasta que estallé en un tremendo orgasmo, sentía mis jugos recorrer la verga de Aviv y caer sobre mis piernas y mi pubis… los dos seguimos follando haciéndonos extender el orgasmo durante mucho tiempo, hasta que nuestros cuerpos convulsionados quedaron casi sin moverse uno sobre el otro en un estado de éxtasis total.

Cuando me levanté, los demás ya estaban acabando de desayunar. Cuando entramos a la cocina me dieron los buenos días besándome en la boca los dos. Desayunando nos dijeron que se tenían que ir a hacer un asuntillo, y que estarían fuera todo el día, que hiciéramos nosotras nuestra vida que sobre la 1 de la mañana nos vendrían a buscar, que estuviéramos preparadas.

Después se marcharon, y estuvimos las dos comentando las jugadas de la noche y diciéndonos lo bien que había estado la noche anterior y lo bien que lo habíamos pasado, así como comentando que no lo habríamos podido ni soñar que nos fuera a ocurrir algo tan increíble.

Nos arreglamos y nos salimos a pasar la mañana a una piscina del centro. Íbamos andando por la calle y la gente nos miraba, ya que andábamos bastante escocidas después de la sesión de enculada que habíamos tenido la noche anterior. Pasamos todo el día en la piscina y por la tarde un rato comprando. A medida que pasaba el día, íbamos recuperando y hasta andando mejor, pero con ganas de más rabo, la verdad.

Ya por la noche y después de ponernos, ambas unos pantalones de tela ajustados blancos con un tanga, y un top ajustado rojo yo y negro ella, y ambas unas sandalias de tacón como la noche anterior, nos pitaron al telefonillo de abajo y bajamos. Al vernos dijeron que estábamos guapísimas, que menuda suerte habían tenido en encontrar unas chicas tan guapas como nosotras. La verdad que quitando a Aviv los otros eran un encanto. Fuimos a dar un paseo todos en el coche descapotable, por Madrid, la verdad que era una gozada ir con el pelo al viento a toda hostia por las calles de la capital. La gente que nos veía se nos quedaba mirando mal, al ver a dos tías tan buenas, con tres moros o medio moros.

Al rato pararon en una callejuela, ya que al parecer estaban más cachondos que la hostia, y allí mismo en la calle se las empezamos a chupar: yo a Aviv y a Iñigo, y Beth delante a Ernesto. La gente que pasaban no daban crédito a lo que veían, y aunque no pasaron muchos, unos padres con una niña que lo hicieron dijeron entre ellos que era una vergüenza. Se corrieron en nuestras bocas, y nos volvieron a manchar los tops de nuevo.

Llegamos a un local, cuyo gorila era un negro enorme que había en la puerta, de 1,95 de estatura y más de 110 kgs por lo menos, pero cachas.

Al ir a entrar empezaron a hablar dándose la mano muy amigablemente con él, debían de ser muy amigos, y nos presentaron dándonos un beso en la boca a cada una. Entramos dentro y estuvimos cosa de hora y media en plan más tranquilo que la noche anterior y sin calentar a nadie ya, tomando unas copas, hasta que sobre las dos llamaron a Ernesto por teléfono, y cuando colgó, y después de hablar entre ellos, nos comentaron que les había surgido un viaje urgente a Iñigo y a él a la Coruña y que tenían que irse. A mi me dio mucha pena por que me empezada a gustar Ernesto de verdad. Nos despedimos, y cuando se acerco Ernesto a mí me dijo al oído:

-¿No me dijiste el otro día que una fantasía tuya era tirarte a un negro con la polla enorme?

-Si, esa es una de mis fantasias.

A lo que me contestó:

-Pues espérate que voy a hablar con el de la puerta que es intimo amigo mío y le digo que pase la noche hoy contigo, y a Aviv que duerma con Beth, ¿vale?

Me hizo mucha ilusión más que nada, por no dormir esa noche otra vez con Aviv, que a saber con lo que me levantaría al día siguiente. Después de hablar con el de la puerta y quedar de acuerdo mientras se reían, se marcharon. Nosotras dos nos quedamos hasta las 6 de la mañana que cerraron el local, con Aviv una a cada lado, como si fuera nuestro chulo. En ese rato que pasamos con él a solas, fui yo la única que me metí a los servicios a follar a Aviv mientras Beth se quedó al lado de la puerta charlando con el negro. Entramos al servicio y nos metimos en un compartimiento de retrete, nos cerramos, y yo sin que me dijera nada me agaché y le empecé a comer la polla, después de un rato, y cuando se cansó, me dio la vuelta, y me puso a cuatro patas mirando contra el retrete y empezó a follarme el coño por detrás, y empezó a empitonarme con envestidas tremendas, haciendo un ruido, que la gente que entrara al servicio tenia que flipar.

Cuando cerraron el bar, nos quedamos adentro tomando una copa, ya posicionados, como íbamos a pasar la noche, Aviv-Beth, Edson o algo así que se llamaba el negro y yo.

Edson y yo nos empezamos a dar el palo, besándonos locamente metiendo nuestras lenguas, mientras lo hacían a la vez Aviv y Beth. Mamadéu, cada rato que pasaba y más borracha me ponía, más me gustaba, era un negrazo enorme, y el solo hecho de estar dándome el palo con semejante negro me daba un morbo que no veas.

Cuando salimos de allí nos fuimos en taxi a mi casa, el taxista alucinaba conmigo que iba detrás dándome el palo con los dos, mientras Beth que iba delante no paraba de reírse, y de decirnos que nos lo estábamos pasando bien, que menuda juerga llevábamos.

Llegamos a mi casa y ya allí no nos andamos con hostias, nos fuimos todos directamente a la cama, nosotros dos a la de matrimonio de mis padres y Beth y Aviv en la que yo había dormido la noche anterior.

Cuando entramos en la habitación de lo nerviosa que estaba y excitada de no poder aguantar mas, pegué un brinco y me subí encima del negro, rodeándole la cintura con las piernas, y empecé a besarle locamente. Luego nos desnudamos, y cuando le miré me quede pálida.

Era verga descomunal, negra, gruesa y muy larga, mucho más que Aviv, su grosor era similar, pero el largo era como de 28 cm., coronada por un glande gordo, cabezón, rojizo y adornado por un par de bolas gordas y pesadas, aquella tranca era más propia de un caballo que de un ser humano, la tomé entre mis manos y sobraba verga, casi no podía rodearla; me la llevé a la boca y apenas pude comer su cabeza, por lo que me dediqué a lamerla y besarla a todo lo largo, acariciando sus gordos y peludos huevos; yo quería, deseaba con todas mis fuerzas comérmela, saborearla… era grande y caliente, deliciosa, olía y sabía diferente, era un olor penetrante característico de la piel de los negros, pero estaba exquisita, era la más rica verga que había visto.

Con un poquito de esfuerzo fui adaptando mi boca a su tamaño, la tragaba un poco más profundo, la metía en mi boca, la chupaba por fuera… ya pude tragarla mejor, en un par de bocados, me la tragué hasta la mitad, sus líquidos preseminales se mezclaron con mi saliva, Edson gozaba y repetía una y otra vez lo bien que se la chupaba; seguí comiéndome esa enorme vergaza, cada vez mas profundo, la tenía casi hasta la garganta y aún sobraba algo, era impresionante, se la chupaba fuerte y profundo mientras mis manos acariciaron sus bolas.

Seguía mamando su enorme polla con pequeñas dificultades pero con gran aplicación cuando Edson se sentó en la cama y alzándome como si no pesara nada, me acomodó frente a él, tomó el tallo grueso y reluciente y comenzó a refregarlo por mi rajita mojada; el negro la tomó en su mano y daba vergazos sobre mis labios vaginales, la tomó firme y apuntó hacía mi rajita, yo me acomodé sobre ella y en medio de suspiros, muy lentamente, la enorme polla empezó a hundirse en mi interior.

Mi coñito se abría al máximo permitiendo que ese trozo descomunal de carne se deslizara dentro de mi, me penetraba lento, cada vez más profundo, mis paredes vaginales se dilataban al máximo para recibir la gruesa barra de aquel descomunal negro, gemía una y otra vez; podía sentir esa enorme verga palpitando, abriéndose paso en mi interior, llenándome por dentro, notaba su gruesa y reluciente vena a través de todo su grueso tronco perdiéndose en mi caliente y húmeda vagina… la sentí golpear el fondo de mi sexo y empecé a cabalgarla, subía y bajaba por todo el largo de esa tremenda verga, sacándola casi por completo y luego volviéndomela a clavar toda, Edson acompañaba mis movimientos con sus manos sobre mis caderas. La verga de Edson taladraba mi raja chorreante de jugos, él se aferraba a mis tetas y yo subía y bajaba fuerte y rápido devorando su tremenda verga con mi coñito ardiente, totalmente invadida por esa verga grité de placer y acabé sobre la verga de Edson bañándola en mis jugos, mientras duraba mi orgasmo.

Mientras todo mi cuerpo aún temblaba por el tremendo orgasmo el negro empezó a embestirme fuerte, me daba nalgadas, me clavaba su herramienta enorme y dura hasta el fondo, embestidas salvajes y profundas, me tuvo así por lo menos unos 20 minutos, ya había tenido otro orgasmo y a punto de alcanzar otro, sentí la verga de Edson hincharse en mi vagina y con una clavada profunda explotó dentro de mi, lanzando abundantes chorros de leche caliente que me inundaron por dentro, lo que hizo correrme nuevamente y gritar de placer.

Nos quedamos dormidos abrazados y cuando me levanté él estaba aún durmiendo con la polla totalmente tiesa, yo instintivamente, en cuanto me espabilé me tumbé con la cara al lado de su polla y me puse a chupársela; me arrodillé junto a él y tomé su verga en mi mano, aspirando su aroma, la recorrí toda con mi lengua de arriba abajo, hasta sus huevos, que fui lamiendo y chupando también, volví sobre su verga y me la metí en la boca, entonces sentí una mano que empujaba mi cabeza haciendo tragar profundo esa vergota, era Edson que se había despertado y disfrutaba de mi mamada, me la comía profundamente, llegaba a mi garganta, me ahogaba con esa rica verga gruesa y caliente, el negro gozaba como le comía la polla y me decía que nunca se la habían mamado así, yo lo hacía mas fuerte y rápido, profundo, rozaba mis dientes por su verga, haciéndole gozar… Notaba como crecía su polla en mi boca y oía sus suspiros y jadeos… De repente, sin poder evitarlo, descargó toda su leche entre grandes jadeos… yo tragué todo lo que pude, pero aún así pude notar como rebosaba por mi boca y llegaba hasta mi cuello. De un salto se incorporó y cogiéndome por las caderas empezó a penetrarme fuerte, rápido y duro, me cabalgaba, sentía como la colosal verga se deslizaba entera en mi raja, abriéndola y haciéndome gozar, gemía fuerte por el placer, apoyé mi cabeza en la cama y levanté mis nalgas, pidiéndole que me follara fuerte… y así lo hizo: duro y fuerte, me daba nalgadas y me penetraba toda, la enorme verga llenaba mi rajita mojada a punto de explotar, cogió mis tetas y las pellizcó… sentía que llegaba mi orgasmo, di un fuerte grito y acabamos intensamente… exhaustos sobre la cama.

Cuando ya nos vestimos y salimos, Aviv estaba saliendo de la ducha y le dijo a Edson que si le acompañaba, que tenía que ir a ver a no se quien pero que se diera prisa. Edson se metió en la ducha conmigo, y mientras nos duchamos nos besamos apasionadamente.

Cuando terminamos se despidieron rápido de nosotros los dos, y Aviv nos dijo que ya nos llamarían algún día y intentarían ir a vernos a nuestro pueblo. Nos besamos los cuatro y se fueron. Cuando nos quedamos solas, nos empezamos a reír, y a decir que había sido una auténtica pasada. Por lo visto Aviv había follado con Beth muy tiernamente esa noche, y dice que la trató muy bien y con mucha delicadeza, tan es así que se había medio enamorado de él, y que había sido el que más le gusto de todos. Chica yo que sé, conmigo ni mucho menos, pero habrá sido que no le habré caído bien, yo que sé.

Lo primero que hicimos esa mañana es ponernos a lavar todas las sabanas y ropas manchadas de semen para que nuestros padres no se enteraran de nada, y por la tarde en cuanto se secaron y planchamos todo, nos fuimos para casa.

(9,50)