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Complaciendo a mi mujer (7- final)

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Si recordaran, mi mujer se fue al sur de la Florida para pasarse unos cuantos días con Alex, como su ‘esclava sexual. Se fue unos días a Melbourne donde hizo de las suyas, cosas que ya les platique, y la última de ‘complaciendo a mi mujer,’ les platique de Jason. Cosa, que por olvido, no lo había introducido anteriormente. Si por alguna razón se han aburrido leyendo las cosas que hace mi mujer, sabrán que Sara y yo fuimos a Melbourne (sur de la Florida) donde conocimos a Allan. Allan fue el primero con el que Sara probó el sexo fuera de nuestro matrimonio. Después fueron Alex y Nick.

Sara dio un giro muy grande en su vida, de mujer recatada y respetuosa, a una liberal, en ninfomana siempre hambrienta de sexo. Desde la ropa que lleva, hasta las cosas que hace en la cama. Se me ha convertido en una puta de la noche a la mañana. Y no digo esto quejándome, pues nuestra vida sexual ha aumentado en un quinientos por cien.

Así que ahora le gusta que la vean, que a los hombres se les caiga la baba cuando ella camina por la calle, o en la playa. Le gusta coquetear con cuanto chico guapo se le atraviese y por supuesto, cuando vamos a la disco, le gusta ponerle las vergas duras a todo el que tenga valor de acercársele. Para lograr esto, se viste muy provocativa, minifaldas, camisas con mucho escote (muy seguido sin sostén), y se acerca mucho a los hombres para ‘accidentalmente’ rozar sus tetas o culo en algún afortunado.

De esta manera conocimos a Jason, en una disco. Jason es un tipo bien parecido, agradable, no hace fisiculturismo como Allan, o Alex, pero se mantiene bien en forma jugando mucho fútbol, jogging y con mucho ejercicio en la bicicleta. Nada descomunal, la polla de el es normal, como la mía, no tiene nada físico que lo destaque de otros chicos (ni gordo ni flaco), excepto que tiene una personalidad y carisma que lo hacen muy popular. Es de esos tipos que todo ven con optimismo, y siempre te hace sentir bien cuando estas con el. Es rápido para contar chistes, siempre listo para darte la mano, y, dice mi mujer, se toma su tiempo para comerle la concha y chuparle bien el clítoris.

Fuimos a una disco en la playa. Como siempre, repleta de chicos y chicas. Jason estaba ahí, de inmediato se fijó en Sarita. Sara y yo tomamos unas cervezas, bailamos un poco, coqueteó con los chicos y no faltó a quien se le pasara la mano por las nalgas o las tetas de Sara. Jason la observaba de cerca, y entabló conversación conmigo cuando Sara fue al aseo. De regreso a la mesa, le presenté a Jason y este nos mantuvo muy animados con una conversación muy amena, hablando de todo un poco, lo muy trivial hasta lo muy íntimo. La plática se volvió al sexo y pronto Jason descubrió cual era el juego nuestro. Sara me comento que le agradaba mucho y que buscara la manera de llevarlo a la cama.

Durante la plática Jason aseguro ser muy buen amante y que se especializaba en sexo oral. Sara dijo que eso estaba por verse, porque yo soy muy apto para el trabajo. Jason entonces dijo que solo había una manera de saber. Sara propuso ponernos a prueba y decidimos ir a casa de el, ya que vive cerca de ahí, en un condominio en la playa, en el último piso del edificio.

La tensión sexual estaba casi palpable, caminando hasta ahí por la playa, ya de noche, Jason le propuso a Sara que se quitara algo de ropa. Sara entre risitas se quito la blusa y rápido le pidió que la abrazara porque la brisa del mar le daba frío. Jason se puso frente a ella y la abrazo besándole el cuello y lentamente acercándose más hacia sus labios. Pronto estaba mi esposa besándose, semidesnuda, en brazos de este tipo que hacía media hora no conocíamos.

La entrada al edificio estaba llena de luz, pero desierta. Jason explicó que casi todos los inquilinos eran de edad avanzada, excepto uno que otro (como el) que todavía trabajaban, la mayoría de los que ahí viven son retirados. Sara se volvió a poner su blusa, y entramos al ascensor, ahí, Jason se abalanzó sobre Sara, besándola, y pasándole las manos por todos lados. En cuestión de segundos las braguitas de Sara fueron al suelo, mientras que Jason disfrutaba del cuerpo de mi mujer. En realidad, estaba difícil de decir quién gozaba mas, Sara estaba también disfrutando de la manoseada que recibía.

Jason se puso entonces de rodillas frente a Sara y sin más ni más le metió la lengua en su coño. Pero el viaje era corto y pronto se abrieron las puertas del ascensor, cosa que no preocupó mucho a Jason, pues este seguía en su afán de comerse el coño de mi mujer. Entramos a su piso, y ahí se olvidaron otra vez de mi, igual que como en el ascensor, Sara estaba de espaldas a la pared, con una pierna arriba, sobre la espalda de Jason y con la otra balanceándose de puntitas en el suelo. Jason seguía expertamente lamiendo la concha de Sara. Esta estaba gritando, dándole aliento y diciéndole que le diera más.

Jason la levantó para llevarla a sofá, ahí la acostó con una pierna en el suelo y otra sobre el respaldo del sofá, ósea, con las piernas abiertas al máximo. Jason continuo, de rodillas al pie del sofá, administrando placer a mi esposa con su lengua, chupándole el clítoris, metiéndole un dedo, después dos y con la otra mano pellizcando un pezón y luego el otro.

Jason continuó chupando y metiéndole los dedos a mi mujer por casi veinte minutos.

Finalmente, Sara llego al punto donde un orgasmo intenso se apodero de ella y no pudiendo contenerse mas, se dejo llevar y gritaba como una loca de pasión, Le pedía a Jason que dejara respirar un poco pero este estaba afanado en su tarea y no le dio tregua. Continuaba lamiendo y metiéndole los dedos.

Pero Sara tenía otras ideas, y le pidió que por favor se la metiera, Jason no tardó mucho en levantarse para quitarse los pantalones, en cuestión de segundos, estaba guiando su polla al coño. Apoyando una rodilla en el sofá, y con la otra pierna en el suelo, Jason mantenía las piernas de mi esposa abiertas, y de un solo golpe le metió la verga hasta la base. Jason continuó fallándose a mi esposa de esta manera por unos minutos, hasta que Sara de nuevo llegó a otro orgasmo tan intenso como el primero. Jason dejo de su polla adentro de mi mujer mientras ella bajaba de la nube donde estaba. Aprovechó la pausa para cambiar de posición, se sentó en el sofá, e invitó a Sara a sentarse en el. Ella lo hizo rápido, acomodándose bien para asegurarse de que Jason tuviera acceso a sus tetats. Con las manos en las nalgas, la polla bien metida y chapándole las tetas a mi mujer, Jason y Sara follaron por varios minutos, creo fue la fricción, o el calor de sus cuerpos (estaban sudando) que decidieron cambiar de posición. Esta vez, Puso a Sara de rodillas frente al sofá, con el torso hacia al asiento del sofá, Se postró detrás de Sara y antes de metérsela, bajo la cabeza para darle otra chupada al dilatado coño de Sara; después se la metió por detrás, de perrito. Jason y Sara follaron como locos en esta posición, aprovechando para pellizcarle las tetas, Sara poco a poco se recostó ota vez en el sofá, pero sobre la orilla del sofá mientras Jason le levanto una pierna, poniéndola en el sofá mientras la otra seguía en el suelo. De esta manera Jason tenía acceso total a la panocha de Sara. Apoyándose en la espalda de Sara, o a veces cogiéndola de las caderas, Jason siguió bombeando, fallándose a Sara hasta que por fin dio señales de empezar a chorrearse. Cosa que hizo sacando su polla y disparando chorros de lefa en la espalda y el culo de mi esposa. Sara llego a otro orgasmo al sentir la leche caliente de Jason sobre su piel. Exhausto, se acostó sobre ella desparramando su propio semen entre su estomago y la espalda de Sara. Yo quise limitarme a ver la acción desde la silla al otro lado del cuarto, pero no pude contenerme y me tuve que jalar hasta chorrearme dejando caer todo en el piso.

Jason abrió los ojos, y se volvió para verme, tenía una expresión como esas cuando tienes muchas ganas de orinar, y luego después de aguantarte por horas, finalmente descargas la vejiga, y te da una sensación de alivio que te dura por varias horas.

-Tu mujer es una bomba-

-Creo que la prueba queda aplazada- Le dije.

-¿Cuál?-

-Para ver quien da el mejor sexo oral, para eso vinimos ¿no?-

Sara y Jason se rieron.

-La próxima vez será- Dijo Sara

-Hm., ¿Me van a incluir la próxima vez?- Pregunto Jason.

Hasta hoy día, Jason es parte de nuestro ‘sexo recreacional’ como le llamo. A veces, Sara va a casa de Jason, donde se la pasa un par de horas, o a veces toda la noche, follando y chupando. Jason viene a veces a nuestra casa para lo mismo. La mayoría de las veces cuando el viene a casa, yo estoy y participo, dándole a Sara horas y horas de satisfacción. A veces vamos a casa de el, nos follamos a Sara juntos, a veces uno por la boca y el otro fallándole el coño, a veces los dos metiéndole la verga en la panocha al mismo tiempo, haciendo un emparedado sensacional como cuando Allan y los chicos vinieron a visitarnos.

Una vez que Jason fue a la casa, Sara todavía no regresaba del trabajo, yo estaba ya y charlábamos un poco. Cuando por fin llegó, y después de un rato de plática, Sara me dijo que Jason había estado en nuestra casa el día anterior. Jason se levanto entonces, y se acercó a Sara, quien estaba sentada en nuestro sofá y me dijo:

-Tu mujer es la mejor mama vergas que conozco- luego se volvió a Sara y le dijo:-¿Por qué no le enseñas a tu marido lo que me hiciste ayer?

Sin mas, Sara sacó la verga flácida de Jason, y se la metió en la boca. Se la mamo hasta que la puso dura, luego se recostó en el sofá para que Jason se la metiera. Estas escenas son muy comunes aquí en mi casa últimamente. Y no necesariamente con Jason siempre. Sara me avisa con tiempo para decirme que tiene entre ojos a un chico nuevo, y me pregunta si tengo algún inconveniente. Cosa imposible, pues siempre terminamos los dos muy satisfechos de nuestras sesiones de ‘sexo recreacional’.

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