Nuevos relatos publicados: 7

Una gran experiencia con mi marido

  • 8
  • 8.582
  • 8,75 (8 Val.)
  • 0

Camino de mi casa, después de tomar unas copas con los amigos, serian sobre las dos de la madrugada, al pasar por una pequeña calle, casi a mi portal, de un furgón con puerta lateral, salen tres individuos, tapándome la boca y amenazándome me obligaron a subir, dentro me amordazaron para no oír mis gritos, me ataron las muñecas detrás en la cintura, también los tobillos y me privaron de la visión tapándome la cabeza con una bolsa de tejido.

Estuvimos circulando bastante, o a mi me lo pareció, en aquellas circunstancias no tenia noción de la orientación ni del tiempo.

Al sentarme en la forma que tuve de hacerlo, quedaron mis muslos a la vista, uno de ellos desabrocho tres botones de mi camisa, oí decirles que estaba muy apetitosa, esto podía orientarme en el motivo del rapto.

Con mucha suavidad acariciaron mis piernas, besaron mis pezones, como preámbulo de lo que les esperaba mas tarde.

Me ayudaron a bajar del coche liberándome antes de las ataduras de los tobillos, uno de ellos apoyando su mano en mi espalda me dirigía a través de un camino en bastante mal estado a juzgar por el suelo que pisaba, bajamos una escalera, no debía ser muy ancha, los dos rozábamos a pared y pared, la sensación en mi cuerpo era de humedad en el ambiente, posiblemente me dirigían a un sótano, las puertas chirriaban bastante al abrirlas, pero ¿donde estaba?.

Desde el momento de subirme al furgón no paraban de repetirme que no querían hacerme daño, pero tenia que seguir instrucciones.

Me sentaron en una especie de catre, me pusieron algo en el cuello que resulto ser un collar de cuero bastante ancho, el collar estaba sujeto a la pared por una cadena de acero no muy gruesa, pero imposible de romper, quitaron la bolsa de mi cabeza, podía hablar y podía ver.

Era como una celda en la que habían substituido una pared por una reja de acero, el techo abovedado, como decoración la piedra misma, la reja daba a una sala que no pude ver por falta de luz.

Pregunte que era aquello, porque estaba yo allí en contra de mi voluntad y un sinfín de preguntas más.

La única respuesta que obtuve fue, "obedecemos instrucciones del amo", me dejaron sola cerrando la puerta y la luz.

Pasaron las horas, bastantes desde que entro el primer alo de luz por un pequeño orificio en el techo, entonces vi que no estaba sola otro hombre estaba en las mismas condiciones que yo, pero con una mordaza en la boca, entraron a buscarme, vendaron mis ojos, pregunte lo mismo que el día anterior y la respuesta fue la miasma, tomo la cadena tirando de ella para seguirle, me empujo al suelo, sujetaron mis muñecas a una cuerda que pendía de una polea en el techo, tirando de ella para levantarme, asta que mi único contacto con el suelo eran los dedos de los pies, note el frío contacto del acero en mi piel, no me equivocaba, con una navaja me fueron desposeyendo de todas mis ropas, riéndose, comentando entre ellos que ya no me harían falta, me amordazaron también para que no hablara o chillara.

Trajeron al hombre que estaba en la misma celda que yo, con mas luz pude ver que se trataba de mi marido, quede helada de miedo, lo ataron a unos cuatro metros de mi y en la misma posición.

Nos mirábamos con cara de extrañeza, no podíamos hablar, ni comunicarnos, salvo de algún pequeño gesto imposible de interpretar, no quedaba otra alternativa que aceptar lo que nos tuvieran preparado.

Unas pinzas unidas por una cadenita, mordieron mis pezones, tirando de ellas me balanceaban riéndose.

Dejaron mi boca libre, seguramente para oírme chillar, pero mis voces no eran gritos, eran suplicas para que nos dejaran, ¿que es lo que quereis ¿, ¿Dinero?, pedir.

No queremos dinero, te queremos a ti, sentirás dolor, pero no te preocupes, no le aremos ni un rasguño a tu delicada piel.

Dicho esto los tres me rodearon para azotarme, primero suavemente, despacio, cada vez con más frecuencia y mas fuerte.

Al primer grito que di, fui amordazada, continuaban azotándome, chillaba y mi voz no se oía, tenia el cuerpo caliente como sacado de un horno, una voz como una orden hizo reposar aquellos látigos, "basta, no azotéis mas, es vuestra", No entendí el significado de "es vuestra", pero no tarde en comprobarlo, fueron aflojando la cuerda, mis pies tocaron al suelo, descendieron poco a poco, quede acurrucada, dos de los hombres me tendieron e inmovilizaron con cuerdas fijadas a unos grilletes, los brazos estirados hacia la cabeza, las piernas separadas al máximo, no desperdiciaron darme algunos azotes de propina.

Me quitaron la venda de los ojos, frente a mi, de pie, tres hombres totalmente desnudos, con el rostro cubierto con antifaz, se estaban masturbando, sus penes podríamos decir que no eran normales, me asuste adivinando sus intenciones, no me imaginaba ser penetrada por aquellos penes, otra vez la voz, "Rodolfo", uno de ellos se arrodillo entre mis piernas, fui follada brutalmente por el, cuando termino otro y después el otro, los tres, brutalmente, sin miramientos, con una falta total de delicadeza, solo les importaba su placer.

Desnuda me encerraron otra vez en la celda, quede otra vez sola y a oscuras, fue entonces cuando llore, por lo que me estaban haciendo y por la incerteza de mi destino, estaba todavía en sollozos, entraron dos hombres, desnudos, rostro tapado, esta imagen es la que vería siempre durante mi encierro, en la misma celda me pusieron de espaldas a unos maderos en la pared, otra vez brazos extendidos y piernas abiertas, estaba siendo inmovilizada en una cruz de San Andrés, llenaron mi cuerpo de cera fundida, desde los hombros asta los pies, no tenia los ojos vendados, ni estaba amordazada, vi. todo el preparativo, al tener contacto la cera con mi cuerpo chillaba, de dolor, cada gota era como si me clavaran una afilada aguja, para limpiar la cera de mi cuerpo usaron pequeños látigos de siete colas.

Otra vez quede sola en la oscuridad, no tenia noción del tiempo, si era de día o era de noche, tampoco podía regirme por el tiempo transcurrido entre comida y comida, que era poca y muy a destiempo.

Esta vez me pareció que había transcurrido mucho tiempo cuando oí el chirrido de la puerta, cinco hombres entraron, me desposeyeron totalmente de grilletes y cadenas, me pusieron a cuatro patas como los perros, los tres primeros me encularon, los dos restantes quisieron follarme, estos eran mas fogosos que los anteriores, no tuvieron bastante con un orgasmo, tuve que cabalgar a uno para que otro me hiciera la doble penetración, otro me la tenia en la boca y los otros dos una en cada mano, se fueron turnando su posición, asta que uno a uno llegaron al orgasmo.

Así me tuvieron, dos días, entre torturas y sexo, me follaron cuanto quisieron, todas las pollas pasaron por mi boca, me trague el semen de casi todos, pude contar aunque iba tapados a unos diez hombres entre los tres días.

Mi marido corrió la misma suerte que yo, pocas cosas pudimos decirnos, solo observarnos mutuamente como éramos azotados y penetrados.

El ultimo día me liberaron, de mi encierro, pude asearme y ponerme ropa limpia, comer a gusto, dijeron que me dejarían cerca de mi casa, pero que viajaría con los ojos vendados, sobre las dos de la mañana abría la puerta de mi piso, cansada muerta de sueño, no tuve tiempo ni de desnudarme, quede dormía en mi cama.

A la media hora llego mi marido, me despertó y se lanzo sobre mi, parecía una bestia en celo, estaba tremendamente excitado, dos días y una noche viendo como era azotada y follada, delante suyo sin poder intervenir.

El día siguiente por la tarde, llamemos un taxi para que me llevara a una dirección,

con la instrucción de que me esperase, pues no tardaríamos mucho tiempo en la visita,.

Fuimos recibidos por la persona de costumbre en una pequeña salita, después de tomar un café nos pregunto como había ido el rapto, si se habían cumplido todas fantasías, le dijimos que si, al mismo tiempo que le entregaba un sobre con la mitad pendiente de lo acordado.

Quisiera le dije que me prepararan otro rapto, para dentro de un mes, pero este un poco diferente, tenían que raptarme junto con una amiga que quiere pasar la experiencia, en este sobre tiene la documentación de ella y mía junto con fotografías, cuando lo haya estudiado ya me llamara para fijar el presupuesto, y firmar los documentos oportunos.

Nunca me atrevería ha escribir una historia sobre un rapto real, por esto lo he echo sobre un rapto por encargo de la misma persona.

(8,75)