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Malinche Capitulo 09 La Sangre de los Toltecas

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Malinche

Libro 1: La sangre de los Toltecas

Capitulo 9: El veneno del escorpión

 

La noche era cerrada y el nuevo Jefe junto una cuadrilla de sus hombres, recorrían los túneles sin poder orientarse. El viejo jefe lo acompañaba. Todo lo tenían preparado para que pareciera que habían sido ellos quienes habían matado al Yoma. ¡Pero no encontraban a la Malinche por ningún lado!

El nuevo jefe estaba confundido. El rastro que había dejado estaba intacto, pero siempre que lo seguían terminaban en otro lugar distinto. Al desandar el camino regresaban al punto de partida y desde ahí volvían a recorrer el camino para llegar a un callejón sin salida diferente, ¡nunca igual! El nuevo jefe recordaba que el anfiteatro era enorme y en la parte superior tenía un agujero por donde entraba la luz. Intentaron buscar ese agujero sin éxito. El nuevo jefe estaba seguro que estaba al ras del suelo. ¡No entendía por que no lo encontraban!

***

Raki no podía dormir. Al salir del cuarto encontró a uno de sus vecinos en la puerta sentado en una silla.

-¡Solo nos ordenaron cuidarte y protegerte Raki!- Dijo el hombre- vuelve a acostarte… ¡si necesitas algo nos lo puedes pedir!…

Raki se asomo por la ventana. Otro de sus conocidos estaba afuera. El pueblo era pequeño y los sobrevivientes eran menos de la mitad de la población original. ¡Todos conocidos, vecinos y amigos del niño! Raki frunció el ceño.

-¿De que o de quien me protegen?- se dijo en voz alta. La esposa del nuevo jefe no estaba. El vecino le ordeno al niño que regresara a su cuarto. Raki esperaba en el cuarto de huéspedes. El recuerdo de la supuesta caja de medicinas cayendo de sus brazos cuando el viejo jefe apuñalaba en el corazón a la Malinche lo tenía presente en ese momento. Algo dentro de él todavía se negaba a aceptarlo, ¡ellos eran descendientes de aquellos que fueron dignos de recibir las enseñanzas de los Toltecas directamente de ellos!

El nuevo Jefe irrumpió en su cuarto. Se miraron a los ojos por un rato en silencio. El nuevo Jefe pensó que ya no servirían los engaños y las mentiras.

- No la encontramos… ¡necesitamos que nos guíes a donde esta ella!- Dijo sin más preámbulos.

El niño bajo la vista por un momento. Solo por un momento dudo. Él era el último niño del pueblo y su deber era claro, ¡obedecer a sus mayores sin rechistar! Su lealtad era para su gente y para nadie más. Raki trago saliva con la mirada baja. El rostro del hombre era sombrío. Raki alzo la vista y lo miro a los ojos.

- ¡No lo hare!- Dijo el niño.

Las palabras salieron sin esfuerzo, sin dudar o pensarlas. Como la máxima autoridad del pueblo el nuevo Jefe estaba por encima de todos los adultos, de su difunto hermano mayor e incluso de sus padres verdaderos. El hombre lo miro sin pestañear en forma severa, casi como si fuera la encarnación del Dios supremo Inti, con el respaldo de las costumbres y tradiciones milenarias del pueblo fundado por los Toltecas. El hombre era un sangre pura, sin mezclas. El guardián de la herencia cultural, de las enseñanzas transmitidas por los Toltecas. ¡Trono como un dios omnipotente que espera ser obedecido!:

- Raki, ¡se trata de nuestra supervivencia!... de que este pueblo viva o muera…

- Se trata de la vida o la muerte de alguien… ¡de alguien que no nos ha hecho nada malo!... ¡me prometió que dejaría que yo hablara con ella!... usted mismo la vio, ¡no es un peligro o una amenaza para nadie!… ¡esta indefensa!... ¡totalmente desamparada y sola!... no importa lo que sea… ¡no es correcto y no tenemos derecho!... – Le replico con vehemencia

-¡Derecho!... ¡Me dices a mí que no tenemos derecho!-Estallo el Jefe- ¡Todo lo que hemos sufrido te parece poco!... ¡las vidas que se perdieron esperando a esa mercenaria!... No te voy a mentir… Ella… ¡esa cosa debe morir para que este pueblo pueda vivir!... nuestro pueblo y nuestra gente ha sufrido y ha sido atormentado hasta más allá de lo humanamente soportable… ¡No puedo creer ni aceptar que sientas piedad o compasión por un monstruo igual al Yoma que destruyo nuestra aldea!... ¡Que asesino y devoro a los nuestros!

-¡Otros han sufrido igual o más que nosotros!... otras aldeas como la nuestra han sido destruidas por los Yomas, sin que nadie proteste… ¡Hay personas que lo han perdido todo por los Yomas y encima los tratan como leprosos!... ella ha sufrido mucho también, ¡lo ha perdido todo!... ¡La han deshumanizado por completo!… es marginada y despreciada por nosotros los humanos sin importar que es ella quien arriesga su vida al pelear con los Yomas… ¡No es culpa de ella no haber venido antes!... ella no se beneficia de ese dinero que hemos reunido, ni pone las tarifas o decide sus misiones… ¡La Organización la utiliza y la explota!... ¡Todo lo que hemos pasado y sufrido debería servir para solidarizarnos con quienes han sufrido igual o más que nosotros!... ¡No me recuerde lo mucho que hemos sufrido!... ¡No es pretexto para asesinar a alguien a sangre fría que no nos ha hecho nada malo!

-Raki, con ese dinero este pueblo puede salvarse…

-¡Ese dinero solo puede ser una excusa para que La Organización nos destruya!... ¡todavía no es tarde!... nada se ha hecho que no sea irremediable… ¡solo esperemos a que la Malinche sane de sus heridas!... déjeme hablar con ella, ¡puedo convencerla a que nos ayude!... si ella dice que fuimos nosotros quienes matamos al Yoma los de La Organización no sospecharan nada…

-Y ella lo hará en forma desinteresada… ¡sin esperar nada a cambio!... ¡como los Toltecas en las antiguas leyendas!- dijo el hombre con sarcasmo, entrecerró los ojos- ¡Pero que ingenuo eres!

-En el peor de los casos le pagamos y La Organización nos deja tranquilos… ¡nos costara mucho reconstruir el pueblo! Pero el pueblo sobrevivirá… ¡toda la vida me han dicho que somos mejores y superiores a los demás!... es nuestra oportunidad para demostrarlo con hechos…

-Raki, ¡somos tu gente!... carne de tu carne y sangre de tu sangre… ese dinero representa un futuro mejor para todos… ¡sobre todo para ti, el hermano del Yoma!... ¡Es tu oportunidad para limpiar la reputación de tu hermano!... ¡la Malinche es una extranjera que nada tiene que ver contigo, ni con nosotros!... ¡es menos que un animal!... es un monstruo igual o peor que el Yoma… no voy a permitir que nos pongas en peligro a todos… ¡Hare todo lo que crea necesario para ahorrarle más dolor y sufrimientos a nuestra gente!

-Su forma de pensar es de una cuadrilla de malhechores… No es la forma de pensar de nuestros antepasados… ¡con esa forma de pensar lo único que va a lograr es que todos luchemos entre nosotros y nos matemos por ese dinero!... una vez que matemos a la Malinche viviremos con el miedo y la desconfianza de que el otro nos delate o nos traicione… ¡los únicos monstruos iguales o peores a los Yomas seremos nosotros!

El hombre no se esperaba que Raki estuviera tan resuelto y decidido. ¡Solo por un momento dudo! Los argumentos del niño le parecían impropios de su edad, pero igual de validos que los suyos. ¡No se lo esperaba! El nuevo Jefe sintió que sus ancestros y antepasados hablaban por la boca del niño. Pero no cambiaba nada. Él era un sangre pura sin mezclas y solo un Tolteca de sangre dorada estaba por encima de él. ¡Ningún mestizo ojos verdes sangre sucia le iba a decir a él, un descendiente directo de aquellos dignos de recibir las enseñanzas de los Toltecas, lo que era bueno y lo que era malo!

-Raki, ¡no queda nada más que discutir!... o nos guías por los túneles a donde ella se encuentra por las buenas… o ¡tendré que obligarte!…

El niño guardo silencio y bajo los ojos. El hombre llamo a sus subordinados.

-Atenle las manos por detrás de la espalda… ¡ira con nosotros a las minas!

***

Rubel miraba el pueblo desde una colina. Sintió a su sagrada hija detrás de él. Ni siquiera se giro.

-Apiama, ¡abandonaras este pueblo ahora mismo!… ¡tienes una nueva misión al sur de aquí que requiere los servicios de alguien de tu nivel!… también se te ha asignado un nuevo hombre de negro… el te espera allí con más información.

-Partiré inmediatamente… ¿es un novato?

-Sí… solo te dirá cosas sin importancia seguramente… el trabajo es siempre el mismo… ¡encuentra el Yoma y destrúyelo!...

Apiama solo desapareció. Rubel sabía que solo era cuestión de tiempo de que Apiama fuera asignada a otro hombre de negro. Era un rumor conocido de que ella le era más fiel a él que a La Organización. Su sonrisa seguía imperturbable en su rostro. Alzo la vista y miro las estrellas.

-Creo que me quedare cerca por si acaso… ¡esos dos es lo único que La Organización no ha mostrado interés en quitarme!... siempre lo he dicho, lo bueno de ser pequeño e insignificante es que pasas desapercibido… ¡tienes mucha libertad de acción!... imagino que la sagrada hija que me asignen estará más pendiente de vigilarme e informar de lo que hago a La Organización que en destruir a los Yomas…

***

Ya amanecía y el niño no les había servido para nada. Solo se mantenía callado mientras ellos lo llevaban de aquí para allá. Al principio se habían conformado con que los acompañara a recorrer los túneles, pero el niño fuera de eso no cooperaba o no decía nada. El niño estaba tranquilo y visiblemente aliviado de que solo estuvieran caminando en círculos o que se encontraran al final del camino con roca solida. El nuevo y el viejo jefe estaban pendientes de cualquier gesto en el muchacho que lo delatara.

Al niño empezaron a tratarlo con violencia y brutalidad ante la indiferente mirada de los dos jefes y su silencio cómplice. A empujarlo y arrastrarlo por los túneles entre amenazas e insultos. Pero el niño no se quejaba, ni hablaba. Estaban de nuevo en el inicio.

-¡Tendremos que ser más persuasivos!- Dijo en forma seca el nuevo Jefe a su mano derecha y hombre de confianza. El anciano temía desde hace rato que tuvieran que usar la fuerza para obligar al niño a cooperar. Bajo la vista avergonzado, pero no se atrevió a desafiar al nuevo jefe o mostrar su desacuerdo. Fue a donde estaban dos de sus hombres.

-Habrá que demostrarle al niño que hablamos en serio muchachos… solo denle un buen susto… ¡algunos golpes y bofetadas!...

El viejo Jefe prefirió no estar presente y dejar que fueran otros los que se ensuciaran las manos. Los dos hombres se llevaron a Raki a un cobertizo cercano. ¡Los dos tenían mucho miedo, aunque aparentaran lo contrario!... trataron de ser intimidantes, de actuar como matones a sueldo para asustarlo y no tener que golpearlo… pero el niño no hablaba. Los dos hombres no querían lastimarlo de gravedad… pero después de la primera bofetada no se contuvieron más. ¡Golpearon al niño en forma salvaje!... pero el niño se negaba hablar. Los dos hombres no eran unos desalmados y ver el estado del niño los ablando hasta el punto de no querer seguir.

-Raki, ¡por lo que más quieras! Coopera… ¡Crees que queremos hacerte esto!... ¿que nos gusta hacerte daño?… ¡solo haz lo que el Jefe quiere que hagas!

-Raki, ¡hazlo por tu hermano!... ¿no quieres rehabilitarlo y limpiar su nombre?

Pero el niño solo guardaba silencio. Los dos hombres no quisieron seguir y se fueron para que otros lo intentaran. De dos en dos entraban al cobertizo y trataban de conversar y razonar con él, pero el niño estaba mudo. El estado lastimoso en que estaba evito más violencias. Los argumentos de los aldeanos eran los mismos que el nuevo Jefe y el niño ni se tomo la molestia de refutarlos o replicar. Otros aprovecharon para sacar todo el odio y resentimiento que tenían acumulado en 12 años. ¡Raki era el hermano del Yoma y si no cooperaba lo matarían! De las amenazas pasaban a los golpes, pero ninguno quiso hacerle en verdad daño. Después de desahogarse desistían y se iban.

Nadie se atrevía a ir más allá de las amenazas, las bofetadas y los golpes. El nuevo Jefe se dio cuenta de que sus partidarios habían perdido ímpetu. ¡Nadie se atrevía de torturar al niño de verdad! de hacerle en verdad daño, ¡de hacerlo sufrir y de sentir dolor hasta el punto de doblegarlo!... ¡nadie era tan despiadado o cruel hasta ese punto! no era lo mismo matar a sangre fría a un monstruo igual o peor que el Yoma… ¡A una desconocida mercenaria extranjera de la que no sabían nada!... que hacerle daño a un niño del pueblo que conocían y habían visto crecer… ¡al ultimo niño del pueblo!... el anciano jefe hablo por todos.

-¡Ya basta!…será mejor no continuar con esto… - Pero la mirada del jefe lo callo y no pudo continuar.

El anciano vio en sus ojos de que él si era capaz de torturar de verdad al niño, de quebrarlo en cuerpo y alma, ¡de matarlo a sangre fría sin remordimientos si no cooperaba! Todos retrocedieron con temor y le abrieron paso. El hombre entro al cobertizo con una feroz mirada.

Raki estaba golpeado y magullado. El nuevo jefe solo dijo:

-Raki, ¡ya basta!... te doy una última oportunidad… ¡elige!... El monstruo o nosotros… ¡la extranjera desconocida o la gente que te conoce de toda la vida!... ¡No quiero discutir contigo!... si crees que le debes algo a la medio Yoma, solo te digo que a tu gente le debes mil veces más… ¡Hace 12 años te pudimos haber expulsado a ti y a tu hermano, pero no lo hicimos! Por sobre todas las cosas por que ustedes dos eran de los nuestros para bien o para mal… ¿Cuál fue el pago que obtuvimos?... 12 años de muerte y de vivir con miedo… ¡Mírate ahora!... ¿Cuál fue el pago de hacer lo que pensaste que era correcto con un monstruo igual o peor que el Yoma que no se lo merecía?... ¡ponernos a todos en peligro de nuevo! ¡Convertirte en una amenaza para todos!... ¡ese dinero es nuestro! ¡Nos pertenece!... ese dinero es más importante para mí que tu vida… ¡negarte a ayudarnos es traición y te convierte en mi enemigo!... no me contendré, ni tendré piedad o compasión para los enemigos de mi gente, ¡para los enemigos de este pueblo!… ¿eres de lo nuestro o a partir de ahora debo considerarte mi enemigo?

El niño en verdad se acobardo. ¡Las palabras del hombre le hirieron más que los golpes!... sencillamente no encontraba que decir. El niño bajo la vista

-No soy su enemigo, ni el enemigo de nadie… ¡pero no voy a llevarlos con la Malinche!

-Entonces ¡eres un traidor y mi enemigo!- dijo el hombre dando media vuelta y saliendo del cobertizo.

El niño no pudo evitar sentir ansiedad y angustia. Hasta ahora había aguantado las golpizas por que estaba seguro de que en verdad no corría peligro, ¡que su gente no era capaz de hacerle en verdad daño! Había aguantado todo pensando que ellos al final entrarían en razón. En el fondo seguía creyendo que ellos eran distintos a las demás personas que vivían fuera de la aldea como se lo habían inculcado y machacado miles de veces.

Golpeado y maltrecho se puso de pie e intento desatarse, sin conseguirlo.

***

El nuevo jefe había pedido que fueran a buscar algunas cosas. Su mano derecha no se atrevía a replicarle.

-¿Qué va a pasar con Raki?- pregunto el anciano aprensivo y turbado…

- Va a morir a manos del Yoma, ¡junto a la Malinche!… nosotros estábamos aquí vigilando las minas y rematamos al Yoma moribundo… ¡espero que nadie se oponga!... ¡más muertos por el Yoma haría la historia más creíble!…- Dijo en forma amenazante acobardando a todos.

***

El jefe regreso acompañado de dos ayudantes. Traían con ellos palos, cuerdas, sencillas herramientas de labranza y minería, objetos comunes de uso cotidiano que Raki adivino que eran improvisados instrumento de tortura. El hombre estaba consciente de que si mataba al niño o este se desmayaba no le serviría. ¡Tenía que estar consciente de todo!

-¡Quítenle la camisa!

Raki retrocedió asustado mirando con ojos de suplica a los dos que se le acercaban. Los dos hombres lo desataron y le quitaron la camisa en un breve forcejeo. Los músculos incipientes del niño no eran rivales para los fornidos brazos de los hombres, para sus músculos plenamente desarrollados. Los golpes que le habían dado le dolían. El cuerpo del niño estaba lleno de magulladuras y moretones.

El niño era delgado y esmirriado por la comida pobre y mala de la que se alimentaba todos los días.  Bajo la dirección del hombre le ataron las muñecas a un largo palo. Con una cuerda en el techo del cobertizo lo alzaron y lo dejaron con los pies en el aire. Cada muñeca estaba fuertemente atada a un extremo del palo. Luego ataron sus pies amarrándolos por los tobillos, juntando sus talones. Con una estaca y otra cuerda aseguraron sus pies en el piso de tierra del cobertizo. ¡El niño era una cruz de carne! El estar completamente inmovilizado y a merced de los adultos era lo peor. Tensamente todos guardaban silencio. El Jefe hablo:

-Raki, estas son las palabras que quiero oír para que todo esto se termine… ¡para que yo me detenga!... ¡voy a colaborar con ustedes y los voy a llevar a donde esta la Malinche!

El niño no dijo nada. Raki parecía una mosca atrapada en una telaraña. El palo y sus brazos estaban por encima de su cabeza. La tensión de su cuerpo le resaltaba todos los músculos. El hombre caminaba en círculos a su alrededor. Para el joven lo peor era la espera y la expectación. El niño recordó como el Yoma lo había crucificado en el aire. Era la misma sensación.

En una cubeta de madera llena de agua estaban tres cuerdas de más o menos un metro de largo. El jefe metió la mano hasta el fondo del agua y saco una cuerda. Las cuerdas eran de henequén trenzado… gruesas, apretadas y pesadas. El jefe cortó el aire con la cuerda.

-Tu no habías nacido Raki, pero había una banda de mestizos muertos de hambre que mataban y robaban a nuestras llamas… en el pueblo querían lincharlos cuando los capturamos… ¡yo los convencí de no hacerlo!... ¡después que les aplicamos este castigo no volvieron jamás a robarnos!... imagino que se corrió la voz de cómo castigábamos los robos… ¡no volvimos a tener problemas con ningún mestizo sin hogar que deambulan por ahí!... en mis viajes vi como castigaban en otros pueblos… ¡solo tuve que aplicar lo que los Toltecas le habían enseñado a nuestros antepasados para perfeccionar y mejorar esos castigos!... en mis viajes descubrí que… ¡con el dolor y el temor convences más que con la razón y la lógica!

Raki escucho como el jefe seguía cortando el aire con la cuerda. Escucho el sonido líquido de la cuerda al dejarla caer en la tinaja de agua. El sonido de su mano entrando en el agua de nuevo, la cuerda destilando y chorreando agua con un sonido húmedo. La espalda del niño se erizo y sus músculos se tensaron. Las cuerdas que lo sujetaban chirriaron y lo único que logro con sus forcejeos para liberarse fue lastimarse las muñecas y los tobillos. La cuerda mojada corto el aire, pero esta vez golpeo su carne. ¡Solo había sido un solo golpe! El niño sintió como una línea roja y fina, ¡caliente y dolorosa!, le cruzaba la espalda y se levantaba en su piel.

El golpe no lo había sentido, en realidad era una leve caricia. El dolor venía después al sentir el aire en la piel. El hombre espero. A Raki se le escaparon dos gruesos lagrimones mientras apretaba los dientes. ¡El dolor que sentía lo partía por la mitad!... el niño creía que sangraba, pero no era así. La línea roja era un alargado y fino chichón que sobresalía de su piel. Turgente y pulsante, la fina línea roja que le cruzaba la espalda quemaba. El hombre soplo sobre esa herida y el niño grito con todas sus fuerzas sin poder evitarlo. ¡El niño sintió recorrer el dolor por todo su sistema nervioso como una explosión!

- No es el golpe de la cuerda lo que duele Raki… las cuerdas solo cortan la piel y dejan expuesta la carne viva casi al ras… la señal del dolor se magnifica y recorre todo el sistema nerviosos en la herida al más leve toque, ¡hasta con la más tenue brisa!… cuando vi por primera vez como eran azotados unos pobres diablos me impresiono el daño que los azotes hacían al cuerpo… ¡en esa ocasión azotaron a una persona hasta dejarles las costillas expuestas, dejando al pobre hombre inútil para toda la vida!... me pareció más humano un castigo que solo doliera y que no mutilara el cuerpo… ¡Esos brutos no sabían nada de sistema nervioso, ni de líneas de energía o puntos de presión!- Le seguía explicando al niño- ¡vi castigos en verdad horribles, barbaros y crueles!... siempre me parecieron absurdos e ineficaces… ¡cortarle la mano a un ladrón o cortarle la lengua a un mentiroso!... ¡como me enorgullecía que en mi aldea esos castigos los Toltecas los hubieran prohibido!... Raki, esta aldea es una isla en un océano de maldad y brutalidad… ¡fue lo que me quedo claro de mis viajes!... esos pobres mestizos solo habían matado esas Llamas por hambre… ¡No me parecía justo matarlos! ¡Nuestros antepasados no lo hubieran hecho, ni lo hubieran permitido de ninguna forma!... Los pobres diablos suplicaron para que los matáramos… ¡para que yo los matara!... ¡me partió el corazón sus gritos y suplicas, pero era ese castigo o cometer asesinato!... yo no quería la maldad y la brutalidad de su mundo en el mío… ¡pero no había otra forma para mantenerlos a raya!... conocí a muchos mestizos honorables y decentes, pero eran una minoría que se podía contar con los dedos… siempre creí que con ellos sería posible reconstruir este pueblo y repoblarlo… ¡pero la mayoría era basura irrecuperable!... ¡Alimento para los Yomas!... ¡Yo no podía aceptar a esas inmundas, nocivas y repelentes alimañas en mi pueblo!... ¡No los quería y no los quiero en mi pueblo!... ¡la única forma de tenerlos a raya era siendo cruel y brutal!... al final tuve razón y de esos mestizos piojosos muertos de hambre no volvimos a saber nada… ¡Seguramente los Yomas los devoraron!

Raki sollozo. El hombre parecía que volvía a la realidad.

- No queremos que se infecte esa herida, ¿verdad?- dijo el Jefe. El hombre tenía fino polvo de sal entre sus dedos. El hombre se la aplico en la línea de carne viva y Raki sintió que iba a desfallecer. Apretó los puños y se retorció impotente.

-¡Basta!... ¡por favor no siga!- Grito y suplico el niño con los ojos desorbitados. Pero el hombre guardo silencio.

-Raki, No es lo que te dije que debías decir… ¡pero te lo voy a poner más fácil!… solo tienes que decir una palabra… ¡una sola palabra!… ¿vas a guiarnos por los Túneles y llevarnos con la Malinche?

El niño guardo silencio. Pensó en mentir y solo continuar dando vueltas… o de intentar escapar… sinceramente pensó en ceder y rendirse… ¡solo tenía que decir que sí para que  todo terminara! pero solo dijo:

-¡No!... no lo hare…

***

Raki estaba cubierto de finas líneas rojas. De algunas manaba sangre. El niño no hablaba, ni decía nada. El nuevo jefe lo miraba sin piedad o compasión. Una a una le fue metiendo entre la uña y la carne de los dedos de las manos y de los pies finos mondadientes de bambú. Los gritos del niño eran espeluznantes. Los dos hombres que ayudaban al jefe estaban asqueados y horrorizados, pero cumplían todas sus órdenes sin rechistar. El niño seguía tenso e inmóvil, con las manos abiertas y los mondadientes sobresaliendo de sus dedos. El nuevo jefe lo veía indiferente, solo dijo:

-Raki, ¿Por qué te haces esto?... ¿crees acaso que vas a salvarte milagrosamente?...

El niño seguía sin decir nada.

-¿Piensas acaso que aquellos que han muerto volverán a la vida con tu sacrificio?...

El niño permanecía mudo.

- Raki, ¡por los muertos no se puede hacer nada!... los vivos son los que importan… con ese dinero los vivos, los supervivientes de este pueblo pueden reconstruir sus vidas… ¡Significa mejores alimentos, herramientas y un futuro mejor para todos!...  

Raki seguía guardando silencio. El nuevo jefe tenía una cubeta de sal disuelta en agua. Con un cuenco de madera le echo la salmuera al niño por los brazos y los hombros. El liquido era acido en su piel. ¡Quemaba al entrar contacto con sus heridas, al deslizarse lentamente por su cuerpo! El niño grito, pero el nuevo Jefe estaba imperturbable.

-¿Acaso quieres morir?... ¿acaso quieres seguir sufriendo?... uno de los dos tendrá que ceder Raki, ¡no voy a ser yo!... seguiré hasta que cooperes o hasta que mueras… si mueres habrá sido para nada… a ella le pagaremos y a ti te maldeciremos por siempre… ¡no fue culpa de tu hermano que el Yoma lo usara!... pero tu nos has dado la espalda, ¡nos has traicionado a todos!… ¡te maldeciremos cuando pasemos hambre y necesidad!... si este pueblo es destruido, si todo el mundo se va y lo abandona, ¡será por tu culpa!

El niño empezó a sollozar. El nuevo Jefe entendió que el niño empezaba a ceder.

-¡No quiero morir, ni sufrir, ni sacrificarme por nadie!- Dijo Raki- no quiero lastimar a nadie… ¡pero si les digo donde esta la Malinche no podre vivir con la vergüenza, la culpa y el remordimiento!... la única solución que veo a esto es que me dejen hablar con ella cuando se recupere de sus heridas… si ella se niega a ayudarnos, ¡aceptare el castigo que me quieran dar sin rechistar!

-¿Cómo puedes ser tan egoísta?... ¡ella te dirá que no!... te dirá que no, por pura maldad… ¿de que va a servir que te castiguemos? ¿Castigándote tendremos comida, herramientas, las cosas que necesitamos?... Raki, es ella o tu… ¡o me dices donde esta o quien va a morir serás tú!… ¡créeme!, podrás vivir con la culpa y el remordimiento con el estomago lleno… ¡El nombre de tu hermano será completamente rehabilitado y su memoria perdurara por siempre gracias a ti!... harás feliz a tu gente y todo se te será perdonado… ¡es lo que más te conviene!... ¡es tu vida o la de ella!... ¡la vida de todos nosotros o la de ella!

Raki guardo silencio nuevamente. Pero el jefe se dio cuenta de que lo estaba meditando. El niño bajo los ojos.

-¡No los voy a ayudar a matar a alguien inocente!... ¡no voy a traicionar a mis antepasados, ni traerles esa vergüenza y esa deshonra!... ¡no puedo hacerlo!... seria como volver a traicionar y asesinar a los Toltecas… ¡ir contra todas sus enseñanzas!... ¡Contra todo lo que ustedes mis mayores me han enseñado!... ¡¿Cómo puede ser eso limpiar el nombre de mi hermano?!... ¡¡¿Cómo puede ser matar a alguien desvalido, que arriesgo su vida para salvarnos, lo que más me conviene?!!... Lo justo es justo, lo correcto es lo correcto… ¡Sin importar si conviene o no!

El nuevo jefe tomo una vara de madera y con ella golpeo al muchacho por la espalda. Los golpes retumbaban y quienes estaban afuera fingían no escuchar, ni saber lo que pasaba adentro del cobertizo. Guardaban silencio y sin poder evitarlo parpadeaban con cada golpe. La vara de madera se rompió en pedazos en el lomo del muchacho ¡pero había más!

-¡Valientes y nobles palabras!- Dijo el hombre con ironía- … ¡y Raki murió como un héroe, por sus sueños e ideales!... Raki, ¡que niño eres!... ¿crees acaso que vas a pasar a la posteridad?... ¡que hablaran de ti y contaran tu historia!... Raki, si mueres ¡te tiraremos a la basura y nos olvidaremos de ti!... será como si nunca hubieras existido… ¡Nadie va a recordarte, o llorarte o a saber de ti!... los buenos son siempre los que ganan y los que pierden son siempre los malos, los vivos siempre pueden contar su versión de la historia, ¡pero no los muertos!... sencillamente serás el malo de la historia y nadie sabrá o le va interesar tu versión de lo que paso realmente… ¿Cómo crees que surgieron las historias y leyendas que escuchabas de niño?... ¿Qué crees que hacían los Toltecas, los héroes y nuestros ilustres antepasados en los tiempos antiguos?... ¡Ellos vencían y derrotaban a sus enemigos! ¡Ganaban y triunfaban sobre sus adversarios! ¡Sobrevivían para contar la historia a su conveniencia!

Raki estaba perdiendo el conocimiento, pero el nuevo Jefe le hizo oler unas sales amoniacales que lo despertaron. ¡Su propio sudor era una tortura! era como clavos y espinas en su carne. El niño sabía que nada de lo que dijera iba a convencer al jefe. Francamente pensaba desistir. En las antiguas historias torturaban a los héroes o a los Toltecas, pero estos nunca se rendían. Se burlaban y reían de sus torturadores, diciendo frases graciosas e ingeniosas que los enfurecían.

-¡No tengo para nada ganas de reírme, ni de burlarme!- Se dijo el niño- … ¡pero no puedo llevarlos a donde esta la Malinche!... ¡la mataran!... pero, ¿Por qué me importa eso a mí?... a ella vivir o morir le da lo mismo… si ella muere, no tendremos que pagar nada… ¡es nuestro dinero!... Ella no puede ser más importante que todos nosotros juntos…

Raki puso su mente en blanco. ¡El mundo no era plano, era redondo! Parecía plano por que el solo veía una parte minúscula de él. Cada estrella en el firmamento era un sol tan brillante o más que el sol que daba luz. La Malinche le hacía dibujos en el piso con su dedo. ¡Había pueblos que eran destruidos por que no tenían dinero para pagar a La Organización!... el niño sospechaba que ella venía de uno de esos pueblos… la Malinche venía de un mundo de horror y de pesadilla inimaginable… la Malinche estaba en el anfiteatro de rodilla esperando que Raki le cortara la cabeza… ella no quería vivir y le pedía que la matara… Raki no podía ni imaginarse lo que era sentir el dolor hasta el punto de desear la muerte… ¡incluso en ese momento quería vivir por encima de todo!... solo tenía que ceder y doblegarse para que el Jefe de la aldea terminara con esa tortura y el pudiera seguir viviendo entre los suyos…

“-¡No pareces que entiendas nada!... soy peligrosa… sencillamente es mi naturaleza… ¡es mi naturaleza ser un monstruo!… es mi naturaleza alimentarme de carne y sangre humana… ¡No me podre contener por siempre!... ¡perderé el control en el momento más inoportuno!... las leyes de mi mundo son inflexibles e inquebrantables… ¡mi verdadera naturaleza se impondrá al final sin que se pueda hacer nada para evitarlo!-“

El nuevo Jefe le hizo oler de nuevo las sales amoniacales para evitar que Raki perdiera el conocimiento. El hombre sabía que el niño estaba borracho de dolor. Con los conocimientos que los Toltecas les habían dado a sus antepasados sobre la anatomía humana sabía que la mente se desconectaba por completo del cuerpo cuando el dolor era insoportable. Existía un límite, una fina línea entre la cordura y la demencia total. Al niño no le iba a dar cuartel. Ni siquiera en la locura o perdiendo el conocimiento se libraría. ¡El niño tenía que guiarlos por los túneles o él seguiría indefinidamente torturándolo!

El muchacho escuchaba y veía a la bruja de los ojos plateados en sus recuerdos, en un solo delirio, en un caos de imágenes y sonidos… la Malinche no era la bonita joven que había llegado, era un repugnante y cadavérico despojo humano… el muchacho estaba con una gran roca dispuesto a aplastar la cabeza de la Malinche en su forma Yoma… en su forma Yoma era algo bestial, animalesco, inhumano, ¡monstruoso!… pero sus ojos plateados estaban tristes… eran muy humanos… y muy hermosos…

“-Tu matas y devoras plantas, Tu matas y devoras animales… ¿eso no te convierte en un monstruo y en un demonio?...”- ella estaba de perfil con sus ojos cerrados y el estaba a su lado sin saber que responder. El niño le pregunto su nombre varias veces, pero ella nunca se lo dijo.

-Un escorpión siempre esta solo -dijo el niño delirando en voz alta y a la vez recuperando la conciencia, el nuevo Jefe no entendía- ¡Todo el mundo le odia y le teme!... siempre esta sola… ¡por eso sus ojos de plata siempre están tristes!… por dentro ya esta muerta… ¡pero yo soy como la rana!... tengo que confiar y tener fe… ¡tengo que creer que todavía hay algo en el escorpión que le hace aferrarse a la vida cuando me dice que no me hará nada si la ayudo a cruzar el rio!… ¡por eso tengo que arriesgarme!... de lo contrario, ¡que otra cosa le queda al escorpión sino seguir siendo un amargado y malvado escorpión! –El niño guardo silencio- a lo mejor estoy equivocado… a lo mejor solo estoy siendo presuntuoso… ella me salvo la vida… ¡ella salvo este pueblo!... ella nos llevo en su espalda como en la historia que me conto… hizo su trabajo sin esperar nada más… no le importo que el viejo Jefe le enterrara una daga en el corazón… ¡que nadie le diera las gracias!... Ella no me pidió, ni me obligo hacer nada… ¡todo lo hice de mi cuenta y riesgo!... ¡Yo le mentí y le dije que confiara en mí como el escorpión mintió y engaño a la rana!... ella no es un monstruo igual o peor que el Yoma… es alguien que ha sufrido igual o más que nosotros… ¡no merece morir!... ¡ella es la rana y nosotros los escorpiones!...- El niño se sintió revitalizado. En sus ojos había rebeldía y determinación.

-¡Hagan lo que quieran conmigo, pero no los voy a ayudar en nada!... ¡Soy un árbol y si me doblego ante el viento, me romperé!

En ese momento Rubel hizo acto de presencia. Su sonrisa ambigua no se vio afectada por la imagen dantesca del niño y el estado lastimoso en que estaba. El nuevo Jefe lo miro con sorpresa, vergüenza y miedo. El hombre de negro solo dijo:

-Disculpen, solo pasaba por aquí… ¡espero no estarlos interrumpiendo!... imagino que este niño es el responsable de todo el revuelo que hay en el pueblo… ¡solo quiero hacerles algunas preguntas!…

El hombre saco su pistola y con unos certeros disparos corto las cuerdas que ataban al muchacho y el palo que sujetaban sus muñecas por encima de su cabeza. Raki cayó en el suelo en un golpe seco. El niño se trato de reincorporar débilmente. Las marcas en su cuerpo le dolían y quemaban. Rubel tomo una silla y se sentó.  El nuevo jefe se asusto al escuchar los disparos y ver la eficacia del arma. Estaba mudo e inmovilizado de la impresión. El niño se sentó en el suelo de tierra. Lentamente se fue sacando los mondadientes de bambú en sus dedos de las manos y de los pies. Los palillos de bambú de sus manos se los saco con la boca y sus manos se encargaron después de los palillos en sus pies.

-Tuve una interesante conversación con los que estaban afuera- Dijo Rubel- ¡espero niño que a mi si me dirás donde esta a la que ustedes llaman Malinche!

Raki guardaba silencio y la ambigua sonrisa del hombre de negro seguía en su rostro

-¡No le diré nada a usted, ni a nadie!- Dijo el niño.

El hombre disparo y el roce de la bala le corto la mejilla al muchacho y silbo al pasar por su oreja. De una fina línea invisible de su rostro mano sangre. Raki se toco la herida de la cara. La sonrisa de Rubel era siniestra e intimidante.

-¡No me confundas con el papanatas de mi subordinado!-Dijo- ¡Yo soy un autentico hombre de negro de La Organización!... ¡Ya debes de saber que nosotros podemos matar o torturar con total impunidad a quien se nos antoje!... con todo y eso soy bastante razonable…

Raki lo miraba en forma desafiante.

-¡No le diré nada!

Rubel ni se inmuto. Dirigiéndose al Jefe dijo:

-Solo quiero nuestro dinero, el cuerpo del Yoma y los restos de nuestra sagrada hija… ¡prefiero olvidar todo lo demás!... es más culpa de mi estúpido subordinado que la de ustedes… por cierto, ¡no son los primeros, ni serán los últimos que se les ocurre la gran idea de fingir que fueron los que mataron a un Yoma a provechándose de una sagrada hija muerta o malherida!… nosotros tenemos medios para saber si eso es cierto o no… los pueblos que no pagan, no reciben nunca más nuestra ayuda… ¡pero aquellos que deliberadamente pretenden engañarnos o robarnos son destruidos por nosotros los hombres de negro de La Organización sin piedad!... Es política de La Organización no intervenir en los asuntos humanos… ¡preferimos tratar con los Yomas y dejar que nuestros clientes conviertan sus propias vidas en un infierno sin nuestra ayuda!...

***

Rubel le explico todo a Judas Tadeo… y le decomiso la perinola como castigo.

-Tu sagrada hija esta en las minas con un nivel de daño prácticamente irreversible… no puede moverse, ni defenderse… ¡ya sabes lo que debes hacer!

Judas Tadeo se fue a las minas con el objeto con forma de brújula. Sin ningún problema encontró el templo y a la joven que dormía plácidamente en el altar, con las velas a su alrededor. Judas Tadeo saco su arma y la amartillo. Apunto entre las cejas de la muchacha, a escasos centímetros de la cara y lentamente empezó a apretar el gatillo.

De su bolsillo el reloj de bronce empezó a sonar. Judas Tadeo lo tomo con la otra mano.

-Lecturas normales… se encuentra estable… parece que el nivel de daño no es irreversible en un 50 % - Dijo en voz alta. El hombre de negro bajo su arma. Se quito el sombrero y se rasco su calva con el cañón de su arma. Salió un momento del templo y regreso con una larga vara. A prudente distancia empezó a tocar a la joven dormida con la punta de la vara, con miedo y nerviosismo.

-487… 487… ¡Despierta!... tienes que salir de aquí… ¡necesitas la luz del sol!- Dijo en un susurro… ¡con miedo de que se despertara y se convirtiera en Yoma! La Malinche seguía profundamente dormida y el hombre de negro dio un suspiro de desaliento. Miro de nuevo el reloj.

-Si se queda aquí, es posible que muera de sus heridas… ¡pero si la saco inconsciente se puede convertir en Yoma!

Judas Tadeo regreso con dos aldeanos al día siguiente. Los dos aldeanos llevaban a la joven en una improvisada camilla. El peligro de que la joven se convirtiera en Yoma al estar expuesta a la luz del sol era del 49.9 % y Rubel lo considero aceptable.

-¿Por que no la dejamos ahí unos días más?… - Dijo el subordinado a su superior- el peligro de que muera de sus heridas se redujo bastante también

-Les tengo una nueva misión y la 487 debe de estar completamente recuperada, ¡en óptimo estado! … ¡en ese templo quedara muy débil una vez que sane y tardara varios días más en recuperarse por completo!... con la luz del sol se recuperara en dos o tres horas…

Los dos aldeanos no estaban muy felices de transportar a una Malinche mal herida. Judas Tadeo estaba detrás de ellos con los ojos fijos en su sagrada hija. El Youki de la Malinche se hizo fuerte al recibir la luz del sol. Los tres seguían caminando buscando un claro en el bosque con mucha luminosidad. Los dos hombres se quejaban y rezongaban.

-¡Tienen suerte de que no reportemos lo que hicieron y que solo nos conformemos con recibir el dinero!... además, no hay nada de que temer si yo los estoy acompañando…

Uno de los aldeanos piso una rama y esta sonó al romperse. ¡Judas Tadeo corrió como alma que lleva el diablo! Los dos hombres se miraron a las caras. Al notar que no había peligro alguno, el hombre de negro regreso y se mantuvo a 10 metros detrás de los dos hombres. Los campesinos depositaron a la joven en un claro. Judas Tadeo regreso a su escondite y saco un Yoyo de su bolsillo. Pacientemente espero por 3 horas y mientras lo hacía jugaba con su Yoyo. De vez en cuando miraba su reloj y veía que su sagrada hija se estaba recuperando rápidamente.

****

La Malinche abrió los ojos con lentitud. Estaba completamente recuperada de sus heridas. Al mirar a su alrededor y encontrarse sola en medio del claro se sintió desorientada. Se dio cuenta que no llevaba puesta su armadura, tenía puesto un vestido. La tela era de algodón crudo y ella se sintió extraña al sentir la suavidad de la prenda sobre su piel. El vestido le recordó al niño y todo lo que había pasado. Ella se levanto y cerró sus parpados. Con su Youki veía más y con mayor claridad a su alrededor que con sus ojos. Judas Tadeo estaba cerca de donde estaba… Rubel también estaba en el pueblo. La joven se pregunto si los dos hombres de negro le habían dicho al niño que la sacaran del templo y la llevaran al claro.

La joven caminaba descalza y sin ningún problema para orientarse encontró a Judas Tadeo, totalmente absorto y concentrado en el subir y bajar de su Yoyo.

-¿Rubel te decomiso tu perinola otra vez?- dijo la bruja de los ojos plateados levantando una ceja.

El hombre de negro escondió el Yoyo detrás de su espalda. Judas Tadeo y ella estaban a prudente distancia uno del otro. Siempre era así. El hombre de negro tosió y carraspeo.

-Se nos asigno una nueva misión…

La Malinche lo escuchaba sin interés. Vivir o morir le daba igual. El niño no le había hecho ningún favor al salvarle la vida. El hombre de negro le tiro a sus pies una nueva ropa y una nueva armadura, ella sin ningún tipo de pudor o vergüenza se quito el vestido, sus vendajes y la ropa interior que tenía puesta. Sobre su piel desnuda aparecieron sus marcas rojas. Se puso su ropa negra y armadura negra delante del hombre de La Organización. La Malinche regresaba a su rutina diaria. ¡Solo era otro pueblo y otro Yoma! las ropas de mujer que se había quitado yacían en la hierba. Sus marcas rojas habían desaparecido.

-Haz que devuelvan esas ropas al niño que me ayudo… las podrá vender sin problemas si no dice que las estuvo usando una bruja de los ojos plateados… ¡tengo algo que hacer antes de irme de este maldito pueblo!- Dijo sombría.

La Malinche sintió un sobresalto en Judas Tadeo. El hombre de negro era una silueta como tantas otras, pero ella había aprendido con los años a leer en su lenguaje corporal sus estados de ánimo, cuando mentía, cuando estaba asustado o triste. La joven abrió sus ojos y miro a la cara al hombre de negro. Este bajo la vista.

-¡El niño esta muerto!… - Dijo el hombre de negro con sincero pesar- los aldeanos querían engañarnos y no pagar… decir que habían sido ellos los que habían matado al Yoma… el niño no quiso decirles donde estabas escondida… ¡lo torturaron para que hablara!, pero no les dijo nada… finalmente lo mataron… Rubel solo se conformo con recaudar el dinero y dejar todo como si no hubiera pasado nada… ¡Es política de La Organización la de no intervenir en los asuntos de los humanos!... Rubel considero que era mejor para todos dejar las cosas así

-Los de La Organización hubiera descubierto en el acto el engaño y matado a todos los aldeanos con los pretorianos sin perdonar a ninguno, ¡persiguiéndolos a todos y a cada uno de ellos hasta el fin del mundo!-Dijo la Malinche en forma fría- ¡a ti te hubieran azotado y castigado con algo peor que solo quitarte tus tontos juguetes!... es una lastima que el niño no les hubiera dicho nada… ¡solo por borrarle a Rubel su estúpida sonrisa de la cara hubiera valido la pena!... si Rubel solo se conformo con recaudar el dinero no fue por ser generoso o magnánimo… ¡el también iba a salir perjudicado por tu estupidez e ineptitud!

La Malinche se giro y dándole la espalda se dirigió a las minas abandonadas. Judas Tadeo le grito:

-¡Espera!... ¿A dónde vas?

-¡Tengo algo que hacer antes de irme de este maldito pueblo!…

-¡Espera un momento!- Dijo el hombre de negro. La Malinche espero que él hablara- Rubel me pidió que te preguntara algo sobre ranas y escorpiones… era lo que el niño estaba diciendo mientras lo torturaban… A Rubel le dio curiosidad… ¡me pidió que te preguntara si sabias algo!… era algo así como: “Ella era la rana y nosotros los escorpiones”

-No tengo idea de lo que me hablas- dijo ella en forma seca y cortante.

Judas Tadeo vio como se alejaba su sagrada hija. Se quito su sombrero y se rasco su calva. En realidad no era la primera vez, ni sería la última que algo así pasaba y por ello La Organización era tan estricta e inmisericorde. Tan cruel y brutal.

-Al final el miedo que inspiramos es la mejor protección que tenemos-Dijo en voz alta

Judas Tadeo se quedo mirando el vestido que su sagrada hija se había quitado. El vestido era sencillo y la tela, a pesar de ser solo algodón crudo, era de una calidad superior. El vestido estaba bellamente estampado. Judas Tadeo miro a los lados para cerciorarse de que nadie lo veía y se escondió el vestido dentro de su sotana negra.

-Sería una lastima que este bello vestido se perdiera… ¡conozco un buen sitio en donde lo puedo vender sin regateos y sin que me hagan muchas preguntas!

***

La Malinche estaba en el templo de Balam. Su Chaska estaba en el altar. Ella tomo su arma y sus ojos de plateados cambiaron a dorados. Sus dientes se acerraron y su rostro perdió toda su humanidad. Sus venas se hincharon, todos los músculos de su cuerpo se tensaron y aumentaron su tamaño hasta que su silueta perdió todo rasgo femenino. Una luz dorada que emanaba su cuerpo venció la oscuridad total. La joven no se había olvidado de su amenaza de destruir el templo.

-¡Cuando me recupere de mis heridas, hare añicos este templo con todo mi poder y ningún dios me lo va a impedir!-Dijo con frio odio esa vez.

Al niño le quito la sonrisa de la cara. Se quedaron en silencio. El niño miraba sus ojos dorados. Los miraba con pena y compasión, no con odio, ni temor. ¡Ella solo sentía una furia, un odio atroz contra el mundo y contra todos! perversamente quería ver la cara del niño después de demoler el templo. Que esos ojos verdes la miraran con odio, con miedo, con terror... ella prefería ser odiada y temida… ¡No podía soportar ser objeto de la piedad, la lastima y la compasión de nadie!... quería destruir, matar, aniquilar todo y a todos a su paso… pero el niño ya no estaba… ¡ya no valía la pena destruir el templo!…

Tan repentinamente como había empezado, termino. Lentamente volvía a la normalidad. Solo se sintió vacía, sin nada de odio o furia. Sus ojos plateados veían las vendas, las medicinas, las ropas, las tinajas de barro desparramadas a su alrededor.  Las velas irradiando su luz en donde había estado su cuerpo. El montón de polvo que había sido la estatua de Balam estaba igual. Dentro de la cabeza de la bruja de los ojos plateados resonaban las palabras del niño:

“¿Por qué destruiste la estatua?... no había necesidad de que lo hicieras… ¡lo hiciste por pura maldad!”

“La destruiste por que te sientes desdichada e infeliz ¡y solo fue posible por que el Dios Conejo le gusta molestar a Balam!... de lo contrario no hubieras podido destruir una estatua hecha por los Toltecas… ¡protegida con su magia y poder!…”

“Cuando los Toltecas hicieron los Templos Perdidos en honor a los Dioses nos prohibieron hacer sacrificios humanos o destruir seres vivos como ofrendas en ellos. No importa lo fantásticos y maravillosos que sean los Templos Perdidos de los Toltecas… ¡no valen, ni justifican la destrucción de una vida o no cumplir el deber de salvar una vida!... Estoy cumpliendo mi parte de venir todos las noches y admito que solo lo hago para demostrarte que estas equivocada en tu forma de pensar… ¡me parece que tus asuntos pendientes no son tan apremiantes!... solo quieres que me enoje y te deje morir… ¡no creo que destruyas el Templo y te reto a que lo hagas en lo que sanes, cuando te recuperes por completo!... si lo destruyes, admitiré que tienes razón con lo que dices de los Toltecas, pero si no puedes, ¡por la razón que sea!… ¡restauraras la estatua a como estaba antes!”

-Niño tonto, niño idiota, ¡niño estúpido!... ¿Dónde estaban tus dioses y tus Toltecas?... ¿Por qué no te salvaron o hicieron algo?... - dijo con los dientes y los puños apretados.

Pero no sentía enojo. Solo paz. La Malinche solo suspiro con desaliento. No tenía ganas de matar o destruir nada. Tenía el montón de polvo delante de ella.

“Los primeros en morir en la aldea… ¡fueron mis padres y mis hermanos!... –La malinche seguía escuchando la voz del niño dentro de su cabeza- solo sobrevivimos mi hermano mayor y yo. El Yoma ha matado a muchos en esta aldea y a convertido nuestras vidas en una pesadilla, ¡en un infierno!… ¡No tienes idea de lo mucho que te hemos estado esperando!... ¡has venido por fin a terminar con ese demonio y a liberarnos!...”

“Yo me llamo Raki… ¡por favor, no me olvides cuando te vayas de nuestra aldea después de matar al Yoma!... ¡adiós!, ¡me gusto mucho charlar contigo!”

La Malinche cerró sus ojos y su cuerpo volvió brillar con una intensa luz dorada. El montón de polvo volvía a ser roca solida. La joven dio una palmada y la estatua rugió. Con los ojos cerrados y usando su Youki la Malinche “veía” el sonido rebotar en las paredes del templo, distorsionarse al chocar con la estatua de piedra. La joven abrió sus ojos plateados y la imponente estatua de Balam resplandecía en toda su gloria eterna.

-No hay nada mágico o sobrenatural en este lugar- Dijo la Malinche- solo son trucos de espejos mediocres y baratos… tus antepasados te mintieron niño… ¡los Toltecas no existen y nunca han existido!

La joven salió del templo, del anfiteatro, hasta llegar a la entrada de la mina y por ultimo colapso todos los túneles. Judas Tadeo veía como las bocas de los túneles escupían y vomitaban polvo. La Malinche estaba imperturbable. Las minas abandonadas habían dejado de existir. El templo y el anfiteatro permanecerían para siempre a salvo y en perfecto estado en las entrañas de la tierra.

-Por lo que veo es otra de sus rabietas y pataletas- se dijo Judas Tadeo con resignación- ¡Menos mal que es un berrinche inofensivo!...

Judas Tadeo llevaba el dinero recaudado en una bolsa de cuero. Era para él una cantidad irrisoria. La Malinche pasó a su lado y se lo quito de las manos. Judas Tadeo sintió un vacío en el estomago y los oídos le zumbaron. Tenía un tic en el ojo. La Malinche regresaba al pueblo con el dinero.

-¿Pero que te propones?... ¡Acaso te has vuelto loca!- grito el hombre de negro en el momento en que pudo reaccionar.

-Fue el niño el que mato al Yoma… ¡los aldeanos no tienen que pagar nada!- Dijo ella con voz neutra.

-¡Debo recordarte las reglas acaso!... Tu no puedes hacer eso… ¡Siempre debes obedecer a La Organización te guste o no!...- el hombre de negro trono y la Malinche se detuvo.

Judas Tadeo sonrió satisfecho. ¡Era la primera vez que la 487 tendría que hacerle caso! En el nombre de La Organización tendría que obedecerle sin rechistar por que así era la naturaleza de una Malinche.

-¿Tienes pruebas de que fui yo quien mato al Yoma?- Dijo la Malinche- de lo contrario es mi palabra contra la tuya… si los aldeanos me hubieran matado La Organización lo podrían saber sin tu ayuda… pero para saber si una sagrada hija es la que ha matado un Yoma en una aldea, pueblo o ciudad, se necesita de alguien como tu que me vigile y registre todo lo que pasa hasta el momento en que el Yoma es destruido o somos nosotras las que somos destruidas… ¡es la única forma que tiene La Organización para distinguir cuando les dicen la verdad o les mienten!…

-¡Rubel no va a permitir…!

-¡No soy la sagrada hija de Rubel!... ese solo seguirá con su necia y estúpida sonrisa… el sabe que a cada sagrada hija se le asigna un hombre de negro y solo uno…  ¡no moverá un solo dedo por ti y dejara que te hundas solo!…

-¡Tu no puedes hacer nada que perjudique a La Organización!...

-Yo solo soy leal a La Organización, no a los hombres de La Organización… ¡No puedo evitar que ineptos como tu la perjudiquen!... si no puedes probar que fui yo quien mato al Yoma, ¡no puedes cobrar el dinero!... si estuviera equivocada en la forma de interpretar las reglas mis marcas serian ahora visibles y estaría sintiendo dolor por la sangre negra…

-¡Eres una tramposa!... ¡Tú no puedes interpretar así las sagradas reglas!... ¡Te he dicho miles de veces que no es así como deben ser interpretadas las sagradas reglas!... ¡¡¿Cuántas veces más tienes que ser amonestada, amenazada o castigada por La Organización para que entiendas que así no pueden ser interpretadas las sagradas reglas?!!... No les puedes rrrrreg… rrreggga… rerregaga… regálala…-Judas Tadeo hacia esfuerzos titánicos para decir, escupir o vomitar la palabra, pero ¡todo su ser se lo impedía!- ¡regalar!- la palabra le raspo la garganta y el paladar a Judas Tadeo - ese dinero a los aldeanos…

-Fue el niño el que mato al Yoma y solo si el Yoma muere a manos de una sagrada hija es que La Organización cobra a los clientes… ¡Nada de trabajos a medias!... si tu o Rubel me contradicen sin pruebas solo quedaran mal parados ante La Organización… los de La Organización pueden creer que ustedes solo querían quedarse con el dinero y estafar a los aldeanos… Rubel no dirá nada, ni hará nada… ¡a menos claro que desee hundirse contigo!...

La Malinche siguió su camino. Judas Tadeo trato por todos los medios de quitarle el dinero a la bruja de los ojos plateados, pero la mano de la joven era férrea y seguía su camino como si nada. El hombre de negro mordía a la muchacha en la mano con todas sus fuerzas, jalaba y tironeaba la bolsa de cuero ¡pero era como si no existiera! Se abrazo con brazos y piernas de la bolsa de cuero. La Malinche levanto con una sola mano la bolsa y al hombre de negro pegada a ella hasta la altura de sus ojos. Judas Tadeo parecía una fina maleta negra de ejecutivo ovillado y adherido a la bolsa de cuero. Infructuosamente seguía mordisqueando la muñeca de su sagrada hija. La Joven le dio una descarga eléctrica y Judas Tadeo cayo inconsciente en el suelo cuan largo era.

***

El nuevo y el viejo Jefe no podían creer que el dinero estaba de vuelta. Al principio creyeron que la Malinche venía a vengarse y hacerles daño. Ella venía hacia ellos con sus ojos cerrados y sin que se sintiera su aura repugnante. La Malinche solo había dicho que había sido el niño quien había matado el Yoma y que por lo tanto no podía cobrar el dinero.  Les dijo que usaran el dinero para reconstruir el pueblo y que solo imponía una condición para que los de la Organización nunca se enteraran de lo que había pasado en realidad.

-No hago esto en forma desinteresada y sin esperar nada a cambio… ¡ya que no hay forma de que el niño pueda volver a la vida!... ¡que el niño viva entre sus dioses, sus héroes y sus Toltecas!… solo quiero que ustedes mientan, deformen y cambien todo lo que en realidad paso… no sería la primera vez que después de traicionar y asesinar al héroe sus asesinos, sus enemigos y quienes lo traicionaron hagan estatuas de él, lo pongan en un altar y hasta mientan, roben y maten en su nombre… ¡no pido mucho, ni quiero que lleguen a ese extremo!... el niño salva al hermano, a su cuñada y a todos en el pueblo… muere de viejo con muchos hijos después de una vida feliz amado por todos… como ve me conformo con muy poco… ¡ustedes son muy buenos contando e inventando historias!... Con una historia con final feliz que siga contándose de generación en generación de padres a hijos hasta el fin de los tiempos es suficiente para mí…

El nuevo jefe sintió un nudo en la garganta y bajo la vista. La Malinche solo se fue por donde había venido. Los aldeanos empezaron a cerrar puertas y ventanas a su paso. Rubel miraba con su enigmática sonrisa a la joven desaparecer en el horizonte. Judas Tadeo, azorado y compungido, le informaba a Rubel que al parecer había sido el niño el que había matado el Yoma y que por lo tanto no podrían cobrar nada. El hombre de negro jugueteaba con sus dedos con la vista baja, esperando alguna reacción en su jefe.

-El Yoma estaba a punto de mutar a un ojo plateado de alto nivel- Dijo Rubel sonriente- ¡era un ojo plateado de nivel medio y no uno de bajo nivel como habíamos creído!- Judas Tadeo nuevamente se quito el sombrero y se rasco su calva  visiblemente contrariado.

-Apiama es la más poderosa de entre las baratas y solo ha matado ojos plateados de nivel inferior sin experiencia-Dijo el calvo a su jefe- ¡siempre atacándolos por sorpresa y sin darles oportunidad de defenderse o contraatacar!... la 487 ha matado a varios más fuertes y poderosos que ella de la misma forma… ¡pero nunca en su vida se había enfrentado a un ojo plateado, ni debe tener idea de como diferenciarlos según su nivel de poder!... ¿Qué demonios hacía ese Yoma con ese nivel en esta aldea?... ni siquiera Apiama podría vencer a un Yoma de ese tipo, ¡ni siquiera atacándolo de día por sorpresa!… ¡no puedo creer que la 487 lo haya podido derrotar sola y sin ayuda de nadie, peleando de frente, cuerpo a cuerpo, de noche!

-Me parece que no habrá problema en decir que no pudo sola… ¡que el Yoma le dio una paliza que la dejo al borde de la muerte!... y que fueron los aldeanos quienes remataron al Yoma mal herido y sin su poder para cambiar de forma para esconderse… ¡La Organización no cree en milagros!... y esa solo puede ser la única explicación lógica y racional ante el abismo de fuerza y poder entre la 487 y un Yoma ojo plateado de nivel medio a punto de convertirse en uno de alto nivel… ¡Es completamente imposible que ella lo haya podido derrotar sola y sin ayuda peleando de noche!... incluso es increíble que lo haya herido siquiera de tal manera que fuera posible matarlo con armas humanas, pero no imposible si el Yoma se desarrollo en forma prematura y subestimo a la 487… su experiencia en batallas con los de su tipo de seguro fue lo que decidió una batalla perdida de antemano con el Yoma…  ¡Por supuesto que son puras suposiciones mías sin fundamento!… ¡leeré con mucho interés tu informe y tú explicación detallada de lo que paso en realidad en esta aldea para saber si tengo razón o no!- Dijo Rubel con una irónica sonrisa. Su subordinado trago saliva. ¡Por lo visto su jefe lo abandonaba a su suerte! El hombre del pijama negro continúo enigmático- quizás no sea ni verdad, ni mentira que fue el niño el que mato al Yoma…

-¡Lastima que los aldeanos mataran al niño!…- Dijo Judas Tadeo

-No lo mataron- le replico Rubel- ¡No tuvieron el valor, ni las agallas!... expulsaron al niño del pueblo… no quisieron ensuciarse las manos y prefirieron dejar que el desierto de Atacama lo hiciera por ellos…

Judas Tadeo abrió desmesuradamente los ojos. Miro la silueta de la 487 perderse y desaparecer en el horizonte.

-Si ella encuentra al niño… ¿Qué crees que pase?- pregunto Judas Tadeo

-Ella ha cerrado sus ojos y su corazón al mundo… La 487 siempre ha sido una rebelde y un dolor de cabeza para La Organización… Por puro orgullo, arrogancia y soberbia fue que les regalo el dinero a los aldeanos… ¡solo por salirse con la suya y perjudicar impunemente a La Organización de alguna forma!... al final ella es un monstruo igual o peor que los Yomas y nada, ni nadie, puede cambiar eso… ¡el niño debe de estar muerto!... ¡ella solo seguirá de largo sin detenerse si lo encuentra por casualidad y sin que le afecte en los más mínimo!… es sencillamente su naturaleza.

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