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Lamujer de todos (2)

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Una historia de amor desafortunado

 

Ella, volteo a verme mientras entraba al baño, siéntate en la cama mientras me baño, dijo al abrir las llaves de la regadera, obedecí y mire, no me cansaba de hacerlo, mirar pensando hasta donde llegaría todo esto, ¿que la motivaba a hacer lo que hacía?, ¿porque yo?, ¿siempre será así?, ¿Por qué no dijo nada cuando vi lo que vi?

Un ligero vapor se escapaba de su cuerpo al contacto con el agua, levanto la cabeza al meter bajo el chorro su ondulado cabello, giro su cuerpo y se estiro para alcanzar una botella de jabón liquido, aplico a su cabeza y tallo con firmeza, la espuma que se produjo resbalaba por su cuerpo, cada burbuja escogía su propia ruta y destino, arriba de su afeitada vagina, un mechón pequeño en forma de v atrapo algunas de ellas, otras más resistían la dificultad de sujetarse a la blanca piel de su trasero, entre sus manos había ahora un jabón en barra y un zacate, con energía lavo sus axilas libres de bello, sus brazos, sus piernas, su cuerpo por delante y por atrás parecía cobrar un ligero color rosado producto de la fricción, con delicado movimiento deslizo el jabón entre sus piernas, tomo mucho tiempo en ese lavado que más parecía una caricia que ella disfrutaba, fue todo un espectáculo el verla doblada por la cintura para lavar sus pies, luego levanto uno a uno de ellos y los tallo en las plantas, al hacer esto levanto la mirada y me vio, sonreía cuando giro todo su cuerpo y cerro las llaves de paso, el agua seso pero no el espectáculo.

Salió del baño, paso cerca de mí y del respaldo de una silla tomo una pequeña toalla, la paso por escasos lugares de su cuerpo y la arrojo con precisión a la misma silla, fue a un tocador al extremo del cuarto, se aplico desodorante en sus axilas, cepillo suavemente su cabello, coloco una guirnalda plástica con un movimiento de frente hacia atrás, tomo un pequeño frasco de perfume y dirigió el chorro a cada una de sus orejas y cuello, su pecho, su vientre, su sexo, al tiempo que decía, por si me besa, por si se apasiona y por si se pasa; destapo un envase del que saco una borla grande con la que polveo bajo cada uno de sus senos, giro y se aplico dos o tres veces en sus glúteos y entre ellos, dio dos pasos hasta colocarse frente a un gran espejo que reflejaba el total de su figura pues arrancaba a escasos centímetros del suelo y llegaba casi a los dos metros siendo de por lo menos un metro de ancho, siempre sonriendo y mirándome por el espejo me pregunto ¿ya tienes hambre? ¿No esperaste mucho? Fue a un ropero y metió el brazo que salió de inmediato con un vestido con estampado a flores, levanto los brazos y lo paso por su cabeza, lo deslizo por su cuerpo y lo acomodo a su cuerpo, no hizo falta mucho ajuste, el vestido se ciño a su talle mediante un ancho resorte, sus senos fueron acomodados por sus manos entrando por el escote no muy grande, llegaba a medio muslo y sus amplios vuelos lo hacían notar levantado en su parte trasera que casi queda a mi vista cuando se inclino a calzarse unas breves zapatillas de cordones de diferentes colores.

Ven, acompáñame a preparar la comida, extendió la mano hacia mí, me levante de la cama intente tocar su mano, pero ya entraba a la cocina. Me pare a su lado y pregunte ¿en qué te ayudo?

Pica cebolla y uno o dos chiles me dijo al tiempo que me alcazaba una tabla y un cuchillo, abrí un pequeño refrigerador del cual saque lo que me pedía, corte la cebolla por mitad y luego hice varios filetes de ella, repetí la acción con los chiles, listo dije; siéntate a la mesa y pon los cubiertos, pon dos vasos en la mesa y uno en la charola de ahí me dijo; ahora vengo, tomo la charola y salió hacia el patio, paso junto a su padre y dejo la charola sobre sus piernas, se dirigió a la tienda,  a su regreso, paso nuevamente junto al padre y le dejo un pan en la charola, con su mano derecha acaricio su cabello y murmuro buen provecho.

Se sentó a la mesa colocando dos piezas de pan frente a mi plato, anda come, espeto al mismo tiempo que levantando con el tenedor, llevo comida a su boca, sonriendo siempre me dijo anda come, no se vale dejar comida, aquí todo se termina.

¿Qué te trajo hasta aquí? Pregunto de improviso, trague la cucharada de sopa que recién había tomado y de inmediato conteste; el destino, seguramente, porque no hay otra cosa aparte de la sed, no hay otro porque, pero sea lo que sea me tienes cautivo,… me gusta tu sinceridad, dijo, pero no podemos ser más que amigos, tú quieres a alguien y yo ya tengo mis amores llenos.

¿Cómo sabes que quiero a alguien? Pregunte, ¿es tan evidente? Si, contesto, como el cariño que viste de mi padre para mí que es mezcla de amor y deseo.. Es igual al que se siente cuando estas cerca de alguien que te despierta las hormonas y hace explotar tus deseos, y por un momento tú me deseaste pero lo hiciste más evidente cuando viste a mi padre acariciarme, ahora esta grande y a veces siento que no sabe porque me busca pero yo se siempre lo que el espera de mí,…tú también deseas a alguien de tu familia, déjame adivinar,… ¿tu madre,…tu hermana?  Si, por la cara que pones es a ella verdad,… ¿es menor que tú?...si, ya veo,… ¿ella se ha dejado amar por ti?... si, lo veo, han sido felices,..¿lo han hecho muchas veces?,….No me contestes, después habrá tiempo para que me lo cuentes,…Así, preguntando y respondiéndose sola me dejo totalmente sorprendido, nunca antes nadie me había juzgado en tan breves momentos, nunca me habían diagnosticado así en tan solo unos minutos, estaba sorprendido,  no te preocupes, me dijo, no voy a contarlo a nadie, la verdad es que el incesto, se nos nota ya que nos marca para toda la vida, nos deja huellas que solo otro incestuoso, puede ver.

Reconoces entonces que lo que vi es cierto, tu padre te toco y te acaricio como hombre, ¿desde cuándo es así?, cuéntame, ¿Cómo empezó todo? Pregunte al mismo tiempo que mis ojos buscaban su mirada, mientras ella tenía la vista en el plato frente a ella.

Tras empujar hacia el frente el plato y beber un trago de agua, entrecerrando los ojos, dijo, Hace mucho tiempo de ello, Empezó el año en que recién cumplí los doce años, por aquel tiempo yo no sabía nada de nada, las compañeras en la escuela sabían mas según las edades ya que en el quinto año habíamos mujeres de 10 años de edad hasta una compañera que ya había cumplido los quince y estaba próxima a casarse. Ese año mi cuerpo empezó a cambiar, no solo me desarrolle en altura, también gane en peso y mi cuerpo se empezó a llenar de curvas, mis senos florecieron y mi entrepierna empezó a poblarse de finos pelillos, no hizo falta preguntar a mi madre, ella me dijo que necesitábamos ir a comprar nuevos vestidos para mí ya que me quedaban tan rabones que con casi todos enseñaba el color de mis calzones de niña. Platicamos mucho de lo que seguiría, me advirtió que sangraría y que no debía tener miedo, pero en esas mismas fechas, otras cosas pasaron, soy la menor de mi familia,  tengo tres hermanos mayores Juan me lleva dos años, en esas fechas, tenía 14; Pedro que me lleva cuatro, estaba por cumplir los 16 y Aarón que ya tenía los 17 años cumplidos, siempre nos bañábamos en fila, pues mi madre ponía a calentar el agua en diferentes ollas, ni que decir que yo era siempre la última. Una tarde, al estarme bañando, escuche a mi madre gritar y regañar a los muchachos, no sabiendo cual era el motivo, continúe con mi limpieza, debo decirte que me encantaba pasar y repasar la tela enjabonada por mis senos, dando muchas talladas a mis pezones, me encantaba sentir endurecerlos y verlos salir del nivel de mi piel, se me ponían más duros que las gomas de un lápiz y no dejaban de estarlo hasta que un fuerte calor me invadía viajando por mi interior hasta llegar a mi entrepierna produciendo la sensación de plenitud y placer que empezaba a descubrir en mí, pues bien, termine mi baño y salí hasta nuestro cuarto, por aquellos días, mi cama estaba en el mismo cuarto que la de mis padres, los muchachos, dormían en la habitación de al lado, no teníamos puertas, la privacidad la daban unas cortinas de tela delgada que cubrían hasta poco menos de medio metro del ras del piso, ya vestida salí para escuchar a mi madre amenazar a Aarón y Pedro diciéndoles que iba a hablar con mi padre al respecto, guardo silencio en cuanto me vio y solo mire a mis hermanos al momento que agacharon la mirada. La cena transcurrió sin novedad y fuimos a dormir, me extraño que mi madre no cumpliera su amenaza de acusar a los muchachos con mi padre cosa que me dio curiosidad porque siempre antes lo había hecho. Ya en mi cama, y después de un rato escuche a mi madre platicar con mi papa, por más quedo que lo hacía, la oí decirle que tenía que hablar seriamente con Aarón y con Pedro que habían sido sorprendidos por ella espiándome al momento que me bañaba y que Aarón estaba, sacudiéndose su pene mientras lo hacía, fue la primera vez que descubrí que el desarrollo de mi cuerpo había hecho que la mirada de mis hermanos fuera diferente, escuche a mi padre decir que ya pensaría que y como solucionar las cosas, pero le dijo a mi madre que la verdad era que yo me estaba poniendo muy buena y que por tanto no era solo la culpa de los muchachos, luego siguieron hablando pero en más baja voz y me fue imposible seguir oyendo, el sueño me envolvió y coloque mi mano en mi entrepierna y dormí hasta la mañana siguiente.

Por la tarde, antes de ir a la escuela mi papa nos reunió a todos en el patio y nos dijo que muchas cosas iban a cambiar, empezó hablando de nuestra economía, de la situación tan difícil que estábamos pasando y que iniciaría los trámites para irse a trabajar a los Estados Unidos, llevándose a Aarón con él, en el fondo de mi esperaba escuchar que tocara el tema de la espiada de mi baño, pero para nada, termino la reunión familiar y yo me prepare para ir a la escuela, Salí caminando como todos los días, a medio camino me alcanzo Aarón corriendo, al llegar a mí me abrazo por la espalda y me dijo, mi papa me lleva para separarme de ti, está convencido de que me gustas mucho y que te quiero para mí pero ten la seguridad que cuando vuelva, voy a traer dinero para comprarte muchas cosas y casarme contigo.  Yo solamente sonreí y le dije Estas loco, no podemos casarnos, ni siquiera somos novios, no se me ocurrió otra cosa más que la simpleza de mi llano razonamiento, Aarón no me contesto nada, solo se acercó a mí,  me abrazo al tiempo que me daba un beso cerca de mis labios, para luego salir corriendo de regreso a casa.

No sé cuántos días pasaron, la vida en el rancho siempre parece igual, la misma rutina, los hombres en el campo sembrando, desmalezando, cosechando, regando y no sé cuántas cosas más, el caso es que siempre estaban ocupados de mañana a tarde-noche en casa por igual la labor de mi madre y mía siempre las mismas ella cocinando y lavando yo siempre ayudando para aprender a hacer lo mismo, mi única distracción era la de llevarles el almuerzo a la parte del campo donde anduvieran. Mis gustos y los de mi madre eran los mismos, tener contentos a los hombres de la casa.

Un Domingo, todo fue diferente, mi padre y Aarón empezaron el día preparando sus maletas, se iban al norte, todo estaba arreglado ya tenían trabajo seguro con un compadre, mi padre llamo a todos para comentar las nuevas formas de vida que se tomarían, Juan y Pedro se encargarían de las tierras y de vender lo producido junto con mi madre, yo dejaría de ir a la escuela para ayudar a mi madre y ayudar también en las tareas del campo. Así, sin más, nuestra familia se separó, mi madre enjuago algunas lágrimas y fue al interior de la casa a despedirse en privado con mi padre, Juan y Pedro se fueron caminando hacia el campo y Aarón espero a que estuvieran lejos para estar cerca de mí y tomarme de la mano, me llevo a la parte trasera de la casa y me tomo de la cintura, subió lentamente una mano y tomo uno de mis senos, de recordarlo tiemblo, yo sola, niña-mujer y la primer caricia ajena a mi cuerpo la siento de mi hermano, de inmediato mis pezones endurecieron, lo que me tomaba tiempo en el baño, él lo produjo en un segundo, la sensación fue muy intensa, el calor bajo de inmediato a mi entrepierna, después me beso en los labios y me dijo: Por favor espérame, te quiero mucho, me abrazo con intensidad al tiempo que beso mi cuello, ahí sentí que me prendía por el enorme calor que se originó en mi cuello, mis senos aplastados contra su pecho con los pezones tan duros que me dolían, mi entrepierna que empezó a llorar, con una humedad que empapo casi de inmediato mis calzones, su cariño lo llevo a bajar su mano y a apretarme las nalgas llevándome hacia la dureza que sentí enorme en su entrepierna. Tal vez solo fueron segundos, pero de haber sido totalmente inocente, pase a ser una mujer harto sensible y ardiente. Nos separamos y caminamos hacia el frente de la casa, al momento que mis padres salían, nuevamente se abrasaron y por primera vez vi a mi padre besar a mi madre, se separó de ella y vino hacia mí, me abrazo con mucha intensidad y me encontró muy receptiva, mis pezones seguían endurecidos, mi calor en la entrepierna palpitando así que nuevamente añadió fuego a mi personal hoguera, para cuando sus labios me besaron, sentí que todo explotaba dentro de mí. Creo sin temor a equivocarme que todas las sensaciones acumuladas me regalaron un mini orgasmo y por primera vez mi cuerpo gozo de mi calentura.

Las cosas en casa siguieron marchando con la misma rutina de siempre hasta que una tarde al momento de estarme bañando, por debajo la cortina pude ver a la cabeza de Pedro que miraba con grandes ojos, como acariciaba mis senos, sentir su mirada hizo que el calor se aumentara y llegara de inmediato a mi entrepierna, oí su respiración agitada y la mía también subió de ritmo, escuche ruidos en el patio y la cabeza de Pedro desapareció de donde estaba, termine mi baño justo cuando mi madre me decía que tenía que apurarme.

Durante la cena, mi madre comento que se sentía muy cansada, habían pasado más de treinta días de trabajo muy intenso y aun no sabíamos nada de mi padre y de Aarón, nos fuimos a dormir y casi de inmediato  oí a mi madre roncar, estaba en mi cama quieta con los ojos cerrados, intentando dormirme, de repente, sentí una mano sobre mi pecho, abrí los ojos y en la penumbra alcance a ver a Pedro que de rodillas había llegado hasta mi cama, puso un dedo sobre sus labios, indicándome con ello que guardara silencio, me quede quieta y me estire toda quieta, sentí su mano recorrer la cobija y llegar directamente a mis senos, fue recorriendo con su otra mano mi camisón hacia arriba hasta colocarlo casi en mi cuello luego lentamente empezó a acariciar mis senos, pasaba de un seno al otro ya mis pezones estaban en su mayor dureza y el calor en mi entrepierna había subido hasta mojar por completo mis calzones, ahí estaba yo mi segunda caricia ajena a mi propio cuerpo y de nuevo me tenía al límite, mi corazón acelerado y su palpitación era lo único que escuchaba, la mano de Pedro dejo de tocar mis senos y lentamente fue bajando tímidamente a mi entrepierna, un leve temblor empezó a invadirme, crispe mis manos que empezaron a sudar al igual que todo mi cuerpo, cuando sus dedos se colaron entre mi calzón y mi piel, cerré mis ojos con fuerza tanto que vi destellos de luz como estrellas, cuando Pedro dejo descansando su mano por completo mi calentura era intensa, sentía que me moría, lentamente sus dedos se movieron como buscando llegar más dentro de mi intimidad seguramente toco sin querer mi botoncito más sensible y me deje ir en mi temblor y por segunda vez mi cuerpo se sacudió por un orgasmo, no se cuánto tiempo duro mi estremecimiento, de repente me pareció escuchar a mi madre toser, de inmediato deje de sentir la mano de Pedro, abrí los ojos y ya no pude encontrarlo, como pude e intentando no moverme mucho, me reacomode mi camisón y me tape con la cobija, creo que me dormí de inmediato saboreando el sabor de la experiencia, había sido sublime, sonreí por saberme una mujer afortunada y soñé que mi padre y Aarón me abrasaban.

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