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Malinche Capitulo 10 La Sangre de los Toltecas

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Malinche

Libro 1: La sangre de los Toltecas

Capitulo 10: La Diosa Tolteca del amor y la belleza

 

Raki estaba exhausto en el límite de sus fuerzas. El sol del desierto era implacable y los vientos huracanados levantaban el polvo arenoso. Las ráfagas de aire caliente le quemaban la piel. Los finos granos de arena se le metían en la boca y en los ojos. Sin comida, ni agua, con el cuerpo molido a golpes y debilitado por las torturas a la que había sido sometido, el niño sabía que no había forma de que pudiera cruzar el inclemente desierto. El viento recrudeció y la fina arena eran agujas en las líneas de carne viva que le cruzaban el cuerpo.

-¡Soy un árbol y si me doblego ante el viento, me romperé!- Se dijo mentalmente el muchacho desafiando a la adversidad. La densa niebla de arena no lo dejaba ver más allá de sus narices. El joven entrecerraba sus ojos para protegerlos de la arena caliente. Sus brazos cruzados de líneas de carne viva infructuosamente le protegían la cara y el joven trataba de ver entre sus dedos.

****

El hombre de negro perdió su eterna sonrisa al ver al Yoma. Su cara seria no transmitía nada de lo que en realidad pensaba o sentía. El niño no recordaba sus preguntas, pero si recordaba que solo guardaba silencio y no respondía nada. Le dolía todo el cuerpo. Las preguntas la respondieron los aldeanos por él. Raki los miro con tristeza. Le dolió en el alma ver y oír su servilismo y desvergüenza.

El niño era de la familia Arichuna… pero todos le dijeron al hombre de negro que a lo mejor eso no era verdad. Muchos sospechaban que el niño era un mestizo que nada tenía que ver con ellos… el padre era un comerciante y el niño no había nacido en el pueblo. Muchos creían que el buen hombre lo había hecho pasar por suyo por lastima, que el niño era en realidad un huérfano sin familia. El niño no se parecía a sus padres o a sus hermanos. ¡Nadie en el pueblo era de piel o de ojos claros, prueba irrefutable de descender de esclavos, de aquellos que fueron conquistados y sometidos por los crueles españoles! Raki fingía indiferencia ante lo que escuchaba.

Los aldeanos hablaban de lo pérfido y abominables que eran los mestizos por su sangre impura y corrupta. El Yoma había sido un castigo de los dioses a la familia Arichuna por traer un sucio mestizo al pueblo. La gente empezó a desvariar y a decir sandeces contra los mestizos. Rubel los escuchaba con paciencia como si hubiera sido Raki y no ellos los que habían intentado engañar a La Organización y no pagar el dinero. Rubel daba la impresión de que solo dinero le importaba y la Malinche era algo irrelevante.

-Solo entreguen el dinero a mi subordinado -Dijo Rubel- no habrá represalias, ni castigos para nadie… en realidad nada hay que lamentar… ¡nada ha pasado que no tenga remedio!... por favor déjenme solo con el joven…

Rubel y Raki estaban solos. El hombre de negro pregunto:

-¿El Yoma bebió de tu sangre?- Raki guardo silencio. El hombre de negro estaba serio y pacientemente espero que el niño respondiera. Suspiro con desaliento al darse cuenta que perdía su tiempo.

-Cobardemente tu gente te ha abandonado… no son dignos de perdón o de misericordia… ¡solo son merecedores de la muerte!... me parece que todos ellos merecen ser castigados por La Organización… ¡merecen el exterminio y la aniquilación total!

Raki no se esperaba eso. El hombre de negro parecía hablar en serio.

-¡No!... ¡por favor!... ya tiene su dinero… no hay razón para…

Rubel sonrió satisfecho. Río divertido.

-¡Señor perdónalos, por que no saben lo que hacen!... –dijo interrumpiéndolo- ¡que noble y que altruista eres niño!… como un héroe antiguo de las leyendas… ¡como un Tolteca de sangre dorada sagrada!... me parece que el único sangre pura del pueblo eres tú… ¡la familia Arichuna seguramente fue bendecida y honrada por los dioses al acogerte en su seno!... me parece que todo esa malevolencia y esas dudas que hay sobre tu origen solo es pura y cochina envidia…

Raki sangraba por algunas heridas. El labio inferior estaba roto y su ojo derecho, amoratado. El hombre de negro tomo una gota roja de la sangre de Raki de una de sus heridas. Con su pulgar, índice y medio sintió la textura de la sangre entre las yemas de sus huesudos dedos blancos.

-Muy interesante… sangre roja común y corriente- el hombre de negro la olisqueo como si fuera un conocedor de vinos y la saboreo delicadamente con la punta de la lengua en forma elegante.

Raki se dio cuenta que Rubel era o había sido un aristócrata, un noble de rancio abolengo… sus modales, maneras, forma de hablar y de moverse era de las clases altas o de alguien acostumbrado a tratarlas

- el olor y el sabor es igual… ¿Cómo hace tu gente para diferenciarla una de otra?... ¿para decir que una sangre es pura y la otra impura?... me temo que todos ustedes no sabrían diferenciar la sangre sagrada de un Tolteca del agua pútrida de un charco… la sangre de los Toltecas y la sangre humana… ¿en que se diferencian?

-¡Solo la sangre de los Toltecas es dorada, incorruptible, pura y sagrada!... en sus venas se vuelve dorada cuando usan sus armas y dorada es venenosa para los Yomas- Dijo Raki molesto y confundido.

El niño solo repetía lo que había escuchado de sus mayores. El hombre de negro parecía solo querer divertirse a su costa. Para el niño el hombre de negro era la encarnación del mal. Un hombre vil, pérfido, cruel y alevoso.

-¡Muy cierto!- Dijo el hombre de negro con su odiosa sonrisa de vuelta- ustedes nunca pudieron entender que en realidad la sangre Tolteca no es una ventaja para quien la tiene, si no una desventaja si lo piensas detenidamente… la sangre Tolteca es sangre humana común y corriente, no te sirve de nada tenerla si no puedes usar tu fuerza vital y energía espiritual para volverla dorada… ¡Tu gente nunca logro entender algo tan sencillo!... la sangre dorada es venenosa para los Yomas, ¡los debilita y hasta los deja sin sus poderes por cierto tiempo!… pero roja es igual de nutritiva y deliciosa… ¡en chicos de tu edad es una tentación casi imposible de resistir para un Yoma!…

El hombre de negro guardo silencio esperando que Raki dijera algo, pero el Joven no dijo nada. En los ojos del niño podía ver lo que pensaba. El niño no había captado su indirecta. Debía de desconocer que tenía la sangre de los Toltecas en sus venas. ¡Si en verdad la tenía!

-Sé lo que piensas… ¡el hombre de negro de La Organización que traiciono a los Toltecas y robo sus secretos!... la mitología y las leyendas alrededor de los Toltecas siempre me ha parecido fascinante y entretenida… para La Organización es una válvula de escape, una forma simple para que la gente desahogue sus frustraciones y no se rebele, ni nos den problemas… se pasan toda una vida esperando que un Tolteca venga y los salve, ¡pero al final nos llaman para que matemos a los Yomas y después pagan!

Raki se desconcertó. El hombre de negro parecía dar a entender algo que la Malinche ya le había dicho.

-¡¡¿Los Toltecas no existen?!!... ¿jamás existieron?

El hombre de negro se arremango las mangas de uno de sus brazos. De entre sus bolsillos saco una navaja de hierro. Se hizo un corte en la muñeca y de la herida mano sangre negra y oscura como la tinta. La sangre borboteo como acido al caer al suelo. Raki reconoció la sangre como la sangre negra que obligaba a las Malinches a obedecer a La Organización. Rubel apretó su puño y la sangre se volvió dorada.

- En los tiempos antiguos la gente daba por hecho que solo por tener sangre Tolteca éramos justos e incorruptibles…-Dijo Rubel con una maligna y perversa sonrisa- no entendían que no era la sangre o descender de los Toltecas lo que nos hacían fuertes y poderosos… ¡la sangre Tolteca era muy problemática para nosotros!… si no sabias o podías usar tu fuerza vital para convertirla en dorada, ¡solo eras una presa más para los Yomas!… ¡nuestra sangre roja es la máxima delicia para los Yomas!... la sangre dorada era una pesada carga de deberes y obligaciones… ¡era egoísta y peligroso tener descendientes con simples humanos!... la línea de sangre se rompía y el producto de esas uniones eran personas corrientes sin la capacidad de convertir su sangre roja en sangre dorada, ¡no podían usar nuestras armas y eran blanco fácil para los Yomas!… la línea de sangre se podía restablecer si esas personas se unían entre ellos, engendrando un mestizo de sangre Tolteca impura… ¡solo siendo descendiente de los Toltecas por padre y madre tenias la sangre Tolteca!... todo eso causaba divisiones y tensiones entre nosotros niño… ¡yo estuve ahí, por si no me crees!... la línea de sangre nos dividió en sangre pura, mestizos y portadores de la sangre… pero solo podían ser Toltecas aquellos que pudieran lograr que su sangre se volviera dorada… eso solo lo podían hacer los sangre pura y los mestizos, los que recibían la sangre por padre y madre…

-Usted es… ¿un Tolteca?- dijo Raki entre la incredulidad y el horror.

-Un Tolteca sangre pura sin mezclas… pero como te estaba diciendo, nada de eso importaba si no podías cambiar tu sangre a dorada con tu fuerza vital… mis padres fueron devorados por los Yomas sin importar la pureza de su sangre… no eran Toltecas como yo, solo unos pobres diablos que sin quererlo o desearlo tenían pura sangre Tolteca sin mezclas en las venas… pero eran pobres de espíritu, no sentían compasión ni empatía con los demás… ¡para ellos engendrarme era un deber y una obligación!... lo único que justifico sus pobres y mediocres existencias llenas de lujos y comodidades en este mundo…

Rubel hablaba como si nada con una trémula sonrisa. Como si la muerte de sus padres fuera algo sin importancia. Raki no sabía si el hombre de negro decía la verdad o solo mentía. ¡No podía creer que estuviera en presencia de un autentico Tolteca!... ¡un sangre pura sin mezclas! Raki no podía evitar que los prejuicios de sus mayores nublaran su mente. Un Tolteca sangre pura sin mezclas era a sus ojos algo solo inferior a los Dioses. ¡El hombre de negro debía de estar mintiendo!... los Toltecas no vivían con lujos y comodidades… se retiraban en aldeas alejadas y ejercían los más humildes oficios… a Raki nunca se le había ocurrido pensar que fuera obligatorio para los Toltecas solo casarse y tener hijos entre ellos… de las mujeres Toltecas las leyendas nunca decían nada.

-Tu gente solo es un eco lejano de lo que pasaba en esos tiempos antiguos… ¡solo repiten, imitan y parodian los conflictos que había entonces!… pero el problema no era la sangre… era convertir la sangre roja en sangre dorada… yo era un Tolteca poderoso… ¡Amado y respetado!, ¡temido por los Yomas!… pero era humano… enfermaba, envejecía… mi armadura me protegía en mis batallas contra los Yomas y sanaba sin dejar cicatrices las heridas de mi cuerpo… pero no podían borrar las cicatrices y heridas de mi alma por cada batalla, por los amigos y compañeros que perdía en esa guerra eterna e insensata contra los Yomas… me volví egoísta, arrogante y estúpido… ¡lo peor que puedes hacer si quieres convertir tu sangre roja en dorada!... estaba también hambriento de poder… me engañaba a mi mismo diciendo que lo quería para ayudar a la gente y protegerla… estaba decepcionado y furioso al ver las injusticias del mundo… ¡solo era arrogancia, orgullo y soberbia!... pero yo me engañaba diciéndome que era sed de justicia… convertir mi sangre roja a dorada me costaba más y más…

Raki bajo los ojos. La duda que tenía de que el hombre de negro estuviera mintiendo lo carcomía por dentro… ¡no!... lo que lo carcomía por dentro era que estuviera diciendo la verdad…

-¿Los hombres de La Organización son Toltecas?- Pregunto Raki desconcertado.

-Me temo que yo soy uno de los pocos que quedan… algunos hombres de negro como yo o alguna de nuestras sagradas hijas tendrán sangre Tolteca sin saberlo, pero como te explique no les sirve de nada si no la pueden volver dorada… una vez que caen en manos de La Organización pierden esa habilidad para siempre… ¡le vendí mi alma al diablo para recuperar esa habilidad!.. ¡mi poder!… pero mi sangre dejo de ser roja, ¡humana!... mi vida eterna la obtuve a un alto precio… para luchar contra los Yomas ya no era necesario ser Tolteca, ni la sangre Tolteca… ¡desde entonces son nuestras sagradas hijas las que se ocupan de eso!... gracias a Toltecas como yo La Organización obtuvo nuestra magia y nuestros secretos… ¡solo la habilidad natural de convertir la sangre roja en dorada fue lo único que no pudieron tener por que hasta para nosotros mismos era un misterio!… la habilidad artificial que nos dio La Organización nos enveneno la sangre y nos convirtió en sus más fieles esclavos… ¡en sus más crueles servidores!…

El hombre de negro respiraba con dificultad y su frente estaba perlada de sudor. La sangre negra se escurría de su herida, por su mano. El hombre de negro tomo un pañuelo y vendo su herida. Raki se dio cuenta que convertir la sangre negra en sangre dorada le había hecho mucho daño. Se pregunto si los hombres de negro eran medios Yomas como las Malinches… o una abominación peor más allá de lo inhumano. ¡Las Malinches cuando menos eran medio humanas y su sangre era roja!

-Usted… ¿no tiene alma?... ¿cierto?

-Nunca fui muy piadoso y nunca me intereso el más allá o las cosas espirituales…- dijo Rubel, mientras su respiración se normalizaba- la idea de solo morir, de solo desaparecer y dejar de existir no me asusta, ¡creo que me agrada y me consuela!... pero estoy condenado a servir por toda la eternidad a La Organización… ¡de romántico héroe legendario pase a ser un aburrido y meticuloso burócrata!…

-¿Usted traiciono a su gente?... no solo les dio los secretos de los Toltecas… ¡usted ayudo a La Organización a matarlos y darles caza!- Dijo Raki adivinando e intuyendo la verdad – les ayudo a encontrar a todos aquellos que tenían sangre Tolteca… a hombres, mujeres y niños que no podían defenderse… ¡mato a sus propios amigos por la espalda!... no había otra forma para matar a un Tolteca verdadero de sangre dorada armado con sus armas mágicas… ¡usted traiciono a sus compañeros, a gente que confiaba en usted y lo veían como un hermano!

Los dos guardaron silencio. La sonrisa del hombre de negro permanecía fría y sin vida en su cara como una mascara, finalmente se rompió en una mueca de disgusto. El hombre de negro metió sus manos en sus bolsillos. ¡Estaba molesto consigo mismo! En vez de averiguar del niño lo que quería saber, ¡le estaba contando la historia de su vida!

-Me he puesto nostálgico y sentimental con el paso de los siglos- dijo en voz alta- ¡Espero que lo que te he dicho quede entre nosotros!-

-¿Qué pasara con la Malinche?

-No es de tu incumbencia… ¡Deberías de estar preocupado de lo que pasara contigo!... te recomiendo que pidas piedad y clemencia de la forma más rastrera y cobarde que puedas… ¡quien sabe!... a lo mejor funciona- Dijo el hombre de negro dándole la espalda y dejándolo solo.

Raki, más que sentado estaba postrado por el dolor. No se movió de su sitio. Se preguntaba si todo había sido para nada. Si el hombre de negro mataría a la Malinche.

-Cuando Pulowi sople mi vela y reciba mi cuerpo, todo habrá terminado para mi… pero la bruja de los ojos plateados no conocerá el descanso nunca… ¡No pediré piedad, ni clemencia!... – Se dijo resuelto para afrontar lo peor

Los aldeanos le trajeron a Rubel una vasija de barro con agua para que se limpiara las manos. Su sangre negra y la sangre roja de Raki se mezclaron y diluyeron en el agua. El hombre de negro se quedo mirando su rostro serio reflejado en el cristalino líquido. Sin su sonrisa se sentía desnudo.

-¡Un mensaje en la botella!… pero también es muy posible que el Yoma peleara a ciegas, sin saber usar su poder, que se hubiera desarrollado en forma prematura… si el hermano lo estuvo conteniendo todos estos años posiblemente atrofio sus habilidades de ataque y defensa… ¡de seguro me darían un ascenso!, ¡seria generosamente recompensado, si entrego al niño a La Organización si fuera un Tolteca!... pero si no lo es solo va a complicar para mi todo este embrollo en el que estoy metido por la estupidez de Judas Tadeo… ¡que en vez de ascender me degraden o algo peor!- Se dijo mentalmente. Los aldeanos le preguntaron con timidez lo que se tenía que hacer con el niño. El hombre de negro se lavo sus manos nuevamente y con indiferencia dijo:

-¡Hagan lo que quieran!... es un asunto entre humanos y es política de La Organización no interferir, ni entrometerse…

La gente saco a rastras al muchacho. Entre insultos y maldiciones expulsaron a Raki del pueblo. El nuevo Jefe se había mantenido al margen de todo. Los escasos sobrevivientes eran una imagen dantesca y abominable del infierno. El nuevo jefe se dijo con pesar que nada quedaba del pueblo elegido por los Toltecas. Rubel miraba como el niño desaparecía en el horizonte con la fría dignidad de un príncipe entre gritos e improperios de la chusma enardecida envalentonada por su número.

-No estoy seguro de que seas un Tolteca o que tengas sangre Tolteca… ¡pero ese es el espíritu de un Tolteca verdadero de sangre dorada!- Pensó Rubel serio sin su eterna sonrisa mientras Raki se convertía en un punto en el horizonte.

Rubel dio una rápida inspección al pueblo. Los aldeanos le mostraban todo. La casa de la Chaman le resulto muy interesante. Encontró una capa que los aldeanos decían que había sido hecha con la magia y el poder de los Toltecas. Rubel sonrió en forma peculiar y pidió amablemente que se la regalaran. Nadie se atrevió a negarse. Rubel cuidadosamente doblo la capa y se la puso debajo del brazo.

Los nietos de la Chaman tenían cuentos Toltecas con bonita ilustraciones. Rubel miro los dibujos. Los Toltecas se veían heroicos, valientes y nobles. Uno de los cuentos le llamo la atención, lo leyó.

-En este cuento el protagonista era yo sin lugar a dudas… ¡recuerdo bien lo que paso a pesar de las inexactitudes, de la mezcla de fantasía y realidad con que esta escrito!... pero el de la portada no se parece en nada a mi en mi juventud… ¡yo nunca fui tan musculoso, ni tan solemne!... tampoco paso en una gran ciudad a las orillas del mar, era un pueblo de pescadores y el Yoma no lo mate sin ayuda… solo lo entretuve mientras llegaban los demás, manteniéndolo lejos del pueblo… solo desaparecí de ese pueblo sin decirles mi nombre y sin esperar que me dieran las gracias… ¡como siempre hacíamos!... la paliza que me dio ese engendro jamás la podre olvidar…

El hombre de negro tiro despectivo el cuento infantil por encima de su hombro y salió de la casa con solo la capa debajo del brazo.

-¡Bah!... no dibujaron bien al Yoma… ¡da más risa que miedo comparado con el original!

****

Ya era de noche y Raki se obligaba a caminar. Las plantas de sus pies eran suelas por toda una vida de caminar descalzo, el calor diurno de la arena prácticamente le había desollado los pies. Caminar en carne viva sobre la fría arena era como caminar sobre vidrio molido. El niño se quito la camisa y la rompió. Con los trozos envolvió sus pies.Estaba cansado, hambriento y con mucha sed, pero tenía que aprovechar la frescura de la noche para encontrar un refugio, comida y por encima de todo agua. Necesitaba caminar de noche y descansar de día para escapar de los mortales rayos del sol. La noche era muy fría y el niño empezó a tiritar. El niño alzo los ojos y trato de orientarse por medio de las estrellas.

Fue entonces que se dio cuenta de que no sabía a donde ir. Norte, sur, este u oeste ¡en realidad era igual a donde fuera! No tenía un lugar a donde ir y no pertenecía a ningún lugar. El niño sentía su cabeza pesada. Estaba muy insolado y deshidratado. Acatama era una tierra muerta, la morada de Nube de Obsidiana en los tiempos antiguos. ¡Ningún ser viviente podía cruzarlo!... de aquellos que lo intentaron para escapar del Yoma no quedaba nada. El calor del día y el frío de la noche pulverizo sus restos. Las arenas los tragaban sin dejar nada a la vista. Acatama era una tierra de olvido y muerte, quienes entraban en ella no regresaban jamás, simplemente desaparecían de la faz de la tierra.

En tiempos antiguos se decía que un Sapa Inca malvado era servido y reverenciado por los Yomas. Este Sapa Inca les pagaba con la sangre y la carne de sus súbditos, con la carne y la sangre de sus enemigos. Practicaba la idolatría con sacrificios humanos y la magia negra. Era conocido como el Señor Del Laberinto. Era el ser humano más poderoso de la tierra y solo La Organización lo llego a superar en poder y maldad. Para los Toltecas fue el peor enemigo humano con el que se habían enfrentado. A duras penas contenían la expansión de su imperio.

Usando sus artes oscuras y el poder de los Yomas el Sapa Inca construyo un laberinto imposible. Espejos, escaleras, pasadizos, túneles, paredes… todo era una maraña intrincada sin salida llena de trampas mortales. Donde nada era lo que parecía. Ni los Toltecas podían salir de ahí vivos. El Señor Del Laberinto en su locura y vanidad llego a desafiar a los dioses a entrar en el laberinto y salir.

Balam era el dios que castigaba a los mortales cuando estos osaban igualarse a los dioses. A golpes y patadas derribo muros y paredes. En perfecta línea recta cruzo el laberinto y le hizo una salida. Con un terremoto lo termino de destruir y lo hizo polvo. Luego tomo al Señor Del Laberinto y lo dejo en medio del desierto de Acatama.

-Aquí no hay puertas, ni escaleras, ni muros, ni pasadizos, ni espejos… ¡sal de este laberinto si puedes!- Dijo con voz de trueno el señor del inframundo.

-¡A lo mejor me lo encuentro!- Se dijo Raki al volver al tiempo presente con humor negro. Golpeo una mano contra otra y las calentó con su aliento mientras las frotaba. Las puso en sus sobacos, ¡estaban muy frías! Violentamente empezó a tiritar y a temblar. Sus dientes castañeaban. Las noches en el desierto eran frías, pero en Acatama eran anormalmente frías.

El Señor Del Laberinto se volvió una reseca momia en una semana en los tiempos antiguos. El frio intenso de la noche y el penetrante calor del día pulverizo su cadáver. Las ráfagas de viento esparcieron sus restos. Nada quedo del hombre más poderosos de la tierra y su imperio se derrumbo de igual forma. ¡Así castigaba Balam a los mortales que osaban desafiar a los dioses!

El niño trataba de caminar en línea recta usando como marco de referencia las estrellas. Sus pisadas se marcaban en la arena a cada paso. El niño pensaba que tenía que encontrar un refugio, que no podía quedarse dormido o moriría congelado… ¡no podría soportar otro día a pleno sol en el desierto!... necesitaba agua. La saliva en su boca estaba espesa y el niño sentía la lengua hinchada. Semi dormido caminaba.

Raki se preguntaba si todo lo que sus mayores le habían enseñado era mentira… ¡solo inútiles patrañas!... la Malinche había dicho que los Toltecas solo eran una forma de escapar a la cruda realidad de La Organización y los Yomas de las mentes débiles… algo que inventaron para embrutecer y controlar a las masas… ¡puro escapismo y evasión de la realidad!… El Hombre de negro le había dicho algo que encontraba más perturbador… que sus héroes y modelos a seguir habían sido seducidos y corrompidos al final… ¡que eran igual de egoístas y mezquinos como todo el mundo!

La Malinche debía de estar muerta. En su mente el hombre de negro la mataba con su pistola… también existía la posibilidad de que él tampoco pudiera encontrar el templo… si la Malinche se moría de sus heridas por fin encontraría la paz. Si los hombres de La Organización no encontraban su cuerpo, el alma de la Malinche no tendría que volver a reencarnarse en otra. ¡Habría muerto humana como ella deseaba y por fin estaría libre de La Organización!... esta idea era un consuelo para Raki.

Pero era posible que ella se salvara. Ella le había dicho que tenía asuntos pendientes. Que si mataba Yomas de pueblo en pueblo era por que buscaba un Yoma en particular y hasta encontrarlo, no se permitiría morir. Ella seguramente podría salir sola y sin ayuda del templo.

Raki veía su propio aliento salir como humo blanco de su boca. Golpeo sus manos una con otra para restablecer la circulación de la sangre. Tuvo que hacer lo mismo con sus pies. Tenía que seguir moviéndose para no morir congelado, para mantener su cuerpo caliente. Miro hacía atrás y vio sus pasos marcados en la arena perderse en el infinito en línea recta perpendicular al horizonte, adelante solo había la línea del horizonte limitando el cielo nocturno cuajado de estrellas. A los lados lo mismo. El niño se obligo a seguir caminando.

Casi sin darse cuenta ya había amanecido. El niño había estado caminando dormido como un sonámbulo. El sol de la mañana empezó a calentar la arena y su resplandor le dio en la cara. Más que caminar dormido, había estado inconsciente de lo que pasaba a su alrededor. Un cielo naranja, sin nada de nubes se confundía con las arenas del desierto. Ya no se podía distinguir la línea del horizonte. El cielo y la tierra parecían ser uno solo. El sol inclemente empezaba a lanzar sus rayos.

Raki vio una línea de pisadas por delante de él que se perdían en línea recta hasta el más allá. Con horror se dio cuenta que eran sus propias huellas. Al mirar detrás de sí vio sus recientes pisadas en perfecta línea recta. ¡Estaba caminando en círculos! Un viento fuerte de aire caliente le dio en la cara por la derecha y borro sus huellas tanto delante como detrás de él. Raki protegía sus ojos usando su mano como visera del resplandor del sol. Un laberinto sin puertas, sin muros, ni espejos… ¡solo el infinito y el vacío rodeándote!… eso era Acatama… el viento silbo en sus oídos como un grito de terror… muchos decían que se escuchaban los lamentos del Señor Del Laberinto cuando te adentrabas mucho en Acatama.

Raki sintió la sangre martillándole las sienes. No sabía cuanto tiempo llevaba caminando. El sol estaba en lo alto como una bola de fuego a punto de caer. Raki no sabía nada de microorganismos, el calor del desierto y la ausencia total de agua de todas formas no dejaba que ni siquiera a ese nivel pudiera haber vida en Acatama. El aire que respiraba era absolutamente y completamente estéril y seco. La sangre la sentía pesada y espesa en sus venas. Su boca y sus labios cuarteados estaban resecos. Sin previo aviso cayo como un árbol abatido por los leñadores. La arena le amortiguo la caída.

Raki sintió la cabeza como si palpitara. Fatigosamente respiraba. Los rayos del sol le daban de lleno. ¡No había dioses, ni Toltecas, ni héroes! Solo una maldad victoriosa que ensuciaba y corrompía todo en el mundo. ¡No valía la pena seguir viviendo! El niño no quería admitirlo, pero los prejuicios de sus mayores eran muy fuertes y estaban muy arraigados en su ser. La idea de ser un mestizo huérfano sin familia, que sus padres lo hubieran hecho pasar como hijo propio por lastima, era humillante hasta el punto de desear la muerte.

-Chapulín, no resolviste la adivinanza…

-“¡Somos arboles y si nos doblamos ante el viento nos romperemos!”… ¡¿no es la respuesta acaso?!

-Si, ¡es la respuesta correcta!... pero solo estas repitiéndola, como ese niño que repitió la respuesta que escucho sin entenderla realmente… no entendiste la respuesta, no resolviste la adivinanza, ¡tu y ese niño siguen en la misma ignorancia!… los dos solo repiten un montón de palabras que no tienen poder, ni significado alguno… ¡Solo por un instante el Dios Conejo puso la verdad delante de tus ojos y no la viste!

Raki cerró los ojos y todo se hizo oscuro. Lo último que recordaba era una sombra, una silueta borrosa acercándose.

***

Raki se despertó en una habitación. Por un momento creyó que era su cuarto, pero al mirar con detenimiento se dio cuenta de que no estaba en su casa. Trato de moverse, pero tenía todo el cuerpo lleno de vendajes. El niño sentía su cuerpo pesado y aterido.

Un viejo demacrado y ojeroso se le apareció. El viejo sonreía al ver que había recuperado el conocimiento.

-¡No trates de moverte, ni de levantarte!... estas muy débil todavía…- dijo el anciano

Raki sintió todo a su alrededor oscurecerse. Escucho murmullos a su alrededor y débilmente trato de abrir los ojos, pero no pudo. Un sopor cayo sobre él sumiéndolo en un profundo sueño. Era de noche y una silueta en la oscuridad velaba su recuperación. El muchacho no estaba seguro si era un sueño o un recuerdo o estaba pasando en ese momento. No estaba seguro si estaba despierto o solo soñando.

El muchacho nuevamente abría los ojos en esa habitación extraña. Una desconocida mujer vieja y marchita estaba a su lado. El niño se incorporo y se sentó en la cama. La mujer se alegro de ver a su paciente totalmente restablecido.

-Creímos que no lo ibas a lograr… ¡estabas a punto de morir más de la deshidratación y la insolación que por las heridas o los golpes que tenias!… no tenias ni un hueso roto a pesar del mal aspecto con que llegaste…

-Yo… ¡gracias!... usted y el otro señor han sido muy amables…-Dijo Raki- ¡no sé como agradecerles!... pero ¿Dónde estoy?

-Estas entre amigos… ¡la Malinche que te ataco te trajo!... nos pago para tenerte en nuestra casa…

-¡La Malinche que me ataco!- Grito de la sorpresa Raki con los ojos desorbitados.

-¡Tranquilízate!... no volverá a hacerte daño… ¡esos monstruos cuando pierden el control de su lado inhumano atacan a la gente!, al parecer tuviste suerte de que recobrara la razón y en vez de matarte te trajera… te ataco de una forma salvaje y luego te arrastro por el desierto… ¡no podíamos creerlo!... claramente se veía como te había golpeado y luego torturado… nosotros tenemos 8 años esperándola y nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vino contigo en brazos… ¡por supuesto que no se digno a darnos explicaciones!... solo se limito a darnos ordenes… ha venido todas las noches a curarte con su magia… ¡pero al Yoma no lo ha encontrado todavía!...

Raki se quedo en silencio. Luego dijo:

-Ella no me ataco, ni me hizo nada… ¡ya estaba así cuando me encontró perdido en el desierto!

La mujer se quedo muda.

-Pero… ¿Qué clase de monstruos inhumanos te dejaron en ese estado?... ¿el Yoma del pueblo acaso?... ya había escuchado lo sádico y crueles que eran esos monstruos… pero dejarte moribundo en el medio del desierto es el colmo de la maldad, ¡incluso para un Yoma!… un Yoma no hubiera perdido esa oportunidad para alimentarse de carne y sangre humana…-Raki prefería no hablar sobre eso y la mujer miro con detenimiento al niño- claramente se ve que no eres de por aquí… los soldados nos tienen sitiados y no hay para nosotros escapatoria si la Malinche no mata al Yoma… ¡esa que vino es en verdad cruel y despiadada!... con bombos y platillos se pasea y se pavonea por el pueblo en vez de hacerlo con sigilo, ¡para matarlo por sorpresa!… no, ¡se anuncia con eso que te provoca un malestar, un desasosiego!… tiene casi un mes aquí…

- Creo que ella lo hace así para que sepas que quienes están a tu alrededor no son Yomas… para que los Yomas no maten a los que viven con él o están cerca de él sin saber que es un Yoma- le dijo Raki recordando lo que había pasado en su pueblo y dándose cuenta de muchas cosas.

El se había salvado por que en vez de irse con su hermano se había ido a ver a la Malinche. Al desplegar su Youki la Malinche obligaba al Yoma o a los Yomas a frenarse y contenerse… el Yoma había matado a Clare por que ellos vivían en las afueras del pueblo, en forma astuta y taimada el Yoma había alejado a Raki y a la vieja Chaman de donde la Malinche ya había pasado tomando la forma de Clare

La mujer se quedo pensativa.

-Desde que ustedes dos llegaron no ha habido ataques, ni muertes… ¡el Yoma debe de estar muy hambriento!... pero tienes razón… solo uno de nosotros ha desaparecido sin dejar rastro… ¡no ha aparecido muerto!... ese tiene que ser el Yoma…- en la mente de la mujer una cara y un nombre apareció.

La mujer vestía en forma harapienta y era muy flaca, casi esquelética. Raki miro con detenimiento el cuarto en donde había estado convaleciente… en su pueblo habían esperado 12 años y ellos 8. Seguramente el dinero que habían reunido ellos era mayor y a los de 8 años los hicieron esperar un poco más antes de enviarles una Malinche. Raki se preguntaba si la Malinche para esos casos sería la misma.

-La Malinche que me trajo… ¿Cómo es?

-Como todas las Malinches, ¡supongo!… una mujer rubia de piel blanca y ojos plateados que viste de negro… lo de los ojos plateados no lo sé por que siempre va por ahí con los ojos cerrados… el que ha visto una, ¡las ha visto todas!

- ¿Tiene las orejas puntiagudas?... ¿el pelo lo lleva en una larga crineja?- el joven se puso de pie- ¿ella es aproximadamente una cabeza más alta que yo?-

-Yo no me he fijado en esas cosas… mi marido es el que ha hablado con ella… ninguno de los dos le miramos a la cara… ¡dicen que quien ve sus ojos plateados queda maldito para siempre!

-¿Ella volverá esta noche?

-No lo creo… nos dijo que ya estabas fuera de peligro… nos dejo un dinero para ti- la Malinche les había dejado bastante dinero al par de ancianos por las molestias, veladamente los amenazo con regresar y castigarlos si se enteraba que ellos no le habían dado la parte que le correspondía al niño- cuando ella encuentre y mate al Yoma, se ira… el dinero reunido para pagarle hay que dárselo a un hombre de negro que vendrá por él.

Los dos se quedaron callados por un momento. El anciano se les unió. El dinero se lo entrego a Raki y en forma escrupulosa lo conto en su presencia antes de entregárselo.

-La Malinche solo te dio lo suficiente para que te las arreglaras de tu cuenta por un tiempo… ¡no te aconsejo que te quedes en este pueblo!... la gente se ira de aquí en lo que maten al Yoma… se ira a donde nadie los conozca, ni sepan que estamos impuros por albergar a los Yomas por 8 años…

Los ancianos le dieron un buen almuerzo al muchacho. La Malinche había logrado traer a escondidas buena comida. En la aldea se pasaba mucha hambre, ¡Raki cuando menos en la suya comía mal todos los días y no conocía lo que era el hambre verdadera!... el estaba flaco y mal nutrido, pero comparado con el par de ancianos Raki se veía gordo y saludable. Los ancianos preferían fingir que pasaban hambre igual que todos por que estaban seguros que los demás vendrían como moscas a pedirles por las buenas o por las malas un poco de comida.

-¿La Malinche por que no me dejo con los soldados?... no es que yo me queje de ustedes… yo… bueno… ¡he debido de ser una carga para ustedes en estas condiciones!

-Yo le hice esa misma pregunta… ¡sinceramente no queríamos otra boca que alimentar!... y tu parecías que no ibas a lograr a recuperarte- Dijo el anciano con una sonrisa de pocos dientes- ella no me contesto, solo pregunto si te recibiría o no… yo le dije que sí y ella se ocupo de traernos a escondidas lo que necesitábamos tanto tu como nosotros… el dinero fue después, sin yo siquiera pedirlo o insinuarlo… una parte para ti y otra para nosotros…

-¡Lo que pasa es que los soldados son unos malditos!- Dijo la vieja con rencor- a los soldados no los puede amedrentar, ni amenazar impunemente… ¡esa Malinche es una grosera!… ¡el dinero había que dártelo o nos íbamos a arrepentir!... nosotros somos pobres, pero honrados… ¡no era necesario que nos insultara de esa manera y nos amenazara!... ¡a los soldados les bastaría con denunciarla a La Organización si ella se atreviera a amenazarlos o a pedirles cuenta de algo!

-¡Cálmate mujer!... la Malinche esta acostumbrada a tratar con Yomas y con aquello que es peor que un Yoma: los soldados de la cuarentena… ¡desde que el mundo es mundo los débiles no tienen derechos, voz, ni voto!-Dijo el viejo con fatalismo y filosófica resignación, - ¡los soldados te hubieran dejado morir, se hubieran quedado con tu dinero y la Malinche no hubiera tenido forma de darles su merecido sin tener problemas con La Organización!... además, este dinero y esta comida es mejor que sea para nosotros que para esos malditos… Todos pensamos que había sido ella la que te había atacado… a veces enloquecen sin motivo aparente o alguien queda sin querer en medio de la batalla con los Yomas… ¡ellas no pueden matar personas por ningún motivo y sin importar las circunstancias, si lo hicieran serían perseguidas y asesinadas por otras Malinches!… así que si estabas en ese estado por su culpa era natural que quisiera que te salvaras… ¡fue lo que pensamos en ese momento!

Raki guardaba silencio. El niño estaba seguro que era la Malinche de su pueblo quien lo había rescatado del desierto. Nuevamente les dio las gracias al par de ancianos y salió de la casa después de tragarse la comida a toda velocidad. Los ancianos se quedaron con las ganas de preguntarle que relación tenía con la Malinche. Si la Malinche no le había hecho nada… ¿Por qué lo estaba ayudando?

Los aldeanos no eran muy diferentes a la gente de su pueblo. Raki vio algunos niños menores de 8 años, pájaros silvestres y aves de corral. Raki pensó que el Yoma no era tan poderoso como el de su aldea. En su pueblo había pobreza, pero en esa aldea había y se respiraba la miseria más abyecta y absoluta. Raki quedo conmocionado al ver que ellos estaban peor que en su aldea. El niño se puso a pensar que la Malinche ya había sacado al Yoma del pueblo y este debía de deambular por los alrededores.

-El Yoma de mi aldea casi la mata… pero ella estaba a su altura… ¡a este Yoma lo hará pedazos en lo que lo encuentre!- se dijo seguro de que era la misma Malinche.

Uno de los aldeanos se le acerco y le dijo:

-¡Hey!... ¿tu eres el que vino con la Malinche?-Raki asintió, el cadavérico hombre lo miro de pies a cabeza- La Malinche esta en las afueras, cerca de las ruinas de una Misión… creo que tiene al Yoma acorralado en ese lugar… nadie en el pueblo es el Yoma, pero de todas maneras es mejor quedarse en sus casas… ¡será mejor que regreses con los ancianos que te estaban cuidando!

El hombre había señalado el sitio en donde estaba la Malinche con su largo brazo y Raki fue en esa dirección sin escuchar lo demás. Raki estaba en una densa arboleda. Al encontrar las ruinas que el hombre había mencionado se alegro. Pero no encontró a la Malinche. El niño se dijo que tenía que estar cerca. Se adentro más en el bosque y encontró a la Malinche de espaldas y a medio perfil. La joven tenía su cabello dorado en una larga crineja y sus orejas eran puntiagudas.

La joven se giro y Raki pudo ver su cara. ¡No era ella!... el muchacho no pudo ocultar su decepción. ¡No se le había ocurrido pensar que todas las Malinches tenían una crineja, las orejas puntiagudas y eran una cabeza más alta que él! Era un rostro muy bonito y hermoso. La Malinche tenía sus ojos plateados abiertos y no se sentía su Youki. El niño bajo la mirada… entonces… ¡la guerrera sin nombre de los ojos plateados estaba muerta, por sus heridas mortales o asesinada por el hombre de negro!

La Malinche se estaba acercando y al llegar a su lado dijo con una melodiosa voz:

-No eres el Yoma… ¡pero él esta cerca!... no te alejes de mí…

-Yo… ¡gracias por todo!... me salvaste de morir en el desierto… ¡a mi, un completo desconocido!...

-No te preocupes por eso- dijo ella con una amable y seductiva sonrisa- nosotras las Malinches tenemos en el fondo buen corazón, ¡a pesar de lo que diga la gente!…

Raki la aparto de un violento empujón

-¡Las Malinches no se llaman a si mismas Malinches, ni les gusta que las llamen así!-Dijo.

De la cara de sorpresa a la expresión aviesa y astuta solo medio un paso. En menos de un parpadeo el Yoma tomaba su forma real y paralizaba a Raki con sus ojos dorados. Reía malignamente.

-¡Que niño tan inteligente!... lo recordare la próxima vez que use este disfraz… solo copie de la hibrida lo que pude a una distancia de la que sabía que no podía sentirme- El Yoma se puso detrás de Raki y lo uso como escudo humano- ¡sal hibrida!... sé que estas cerca… ¡sal de tu escondite!... ¡Estoy aquí con una sorpresa para ti!... ¡solo sigue mi voz si quieres encontrarme!... ¡No seguiré escondiéndome, ni huyendo de ti!... ¡ven por mí hibrida!

La guerrera sin nombre de los ojos plateados apareció delante de ellos y empezó a acercarse. La Chaska estaba en su espalda, en el compartimiento de la armadura. La bruja de los ojos plateados tenía sus ojos cerrados. Se acercaba con un retintín metálico a cada paso.

-¡Mantén tu distancia hibrida!-Dijo el Yoma- Si das un paso más…

-¿Mataras al niño?... ya deberías saber que no negocio con Yomas, ni cedo al chantaje… ¡No tratare de salvar a ese niño o de protegerlo!... si vas a matarlo ¡hazlo ahora!... pero no te dejare escapar… ¡con nosotras no funciona los rehenes, ni los escudos humanos!… La deuda que tenia con ese niño ha sido pagada y no es mi culpa que haya caído en tu poder…

Raki palideció. El Yoma saco sus garras afiladas y adopto un aspecto terrorífico. A cada paso que la Malinche daba, él retrocedía.

-¡No me impresionas!... sé lo rápida que eres y tu fuerza… ¡pero si me atacas tendrás que matarnos a ambos!... no puedes matar humanos, ¡ni siquiera por accidente!…

La Malinche abrió sus ojos con brillo de plata con su rostro imperturbable. Saco su arma y la blandió con una mano. Raki sintió como el Yoma tragaba saliva. La Malinche estaba cubierta de líneas rojas. Eran las mismas líneas que ella tenía cuando había estado a punto de cortarle la cabeza a Raki y que ella le había explicado que contenían su parte Yoma manteniéndolo bajo el control de su parte humana.

-Aquellas Malinches que matan o atacan humanos quedan marcadas con unas líneas en su piel… ¡tu no tenías esas marcas cuando viniste a este pueblo!... por lo tanto no fuiste tú quien ataco al niño… las marcas las tendrías si el niño estuviera moribundo por tu culpa y no habría forma de borrarlas si el niño moría… eso era lo que escuchaba decir a los aldeanos, ¡era la comidilla del pueblo!- Dijo el Yomas con toda calma, envalentonado al ver las marcas- uno de ellos dijo algo muy interesante… ustedes fueron humanas… tal vez el niño era importante para ti por tus recuerdos humanos… a lo mejor se parece a un hermano o algún conocido tuyo de tu pasado humano… ¡alguien que querías y amabas por sobre todas las cosas!… - la Malinche se había detenido y su rostro estaba inescrutable, el Yomas dijo- ¡Arroja tu arma lejos o matare a este niño!

El silencio era tenso y Raki solo escuchaba el latir de su corazón. La Malinche arrojo su arma y esta, dando giros, se clavo a una considerable distancia de ellos a la parte baja de la ladera. El Yoma río con escalofriantes carcajadas en forma demoniaca.

-¡Lo hiciste!... ¡Lo hiciste!... ¡arrojaste tu arma!- decía el Yoma entre risas.

El Yoma arrojo a Raki a un lado y a toda velocidad corría a donde se encontraba la Malinche. Su garra le atravesó el vientre a la bruja de los ojos plateados y salió por su espalda. La Malinche aprovecho la fuerza del golpe para dar una voltereta hacía atrás con todo y Yoma. El Yoma fue tomado por sorpresa, con las dos manos la Malinche sujetaba el brazo que estaba enterrado en su vientre. Uno de los pies la Malinche lo apoyo en el pecho del Yoma y el otro en el estomago del monstruo. El Yoma sintió dolor al sentir como los dos se deslizaban a alta velocidad en su propia espalda por la ladera. La Malinche sujetaba al Yoma por el brazo como si este fuera un timón, con sus pies y balanceando su peso conducía como si el Yoma fuera un trineo. Cuando se detuvieron el Yoma rugió con furia asesina:

-¡¡¿Crees acaso que me has hecho daño con eso, hibrida?!!... ¡Solo has logrado que me enoje de verdad!

En menos de una fracción de segundo el Yoma se dio cuenta de que el arma de la Malinche estaba al alcance de la mano de su enemiga. La Malinche puso un pie en la mano libre del Yoma y con su otro brazo empuño su arma… ¡sus ojos eran felinos y dorados! Con la garra enterrada en el vientre de la Malinche y con la otra mano pisada con el pie de ella, el Yoma estaba completamente inmovilizado y a la merced de su enemiga. La Chaska le corto primero el brazo de la garra que le atravesaba el vientre y luego la cabeza en menos de un parpadeo

La Malinche retrocedió algunos pasos con el brazo del Yoma atravesándole el vientre y su garra saliéndole por la espalda. Enterró su arma en el suelo. Ella cerró sus ojos y apretó sus dientes. Su rostro permanecía estoico y sereno. Raki, ya libre del control del Yomas, se aproximaba. La Malinche le grito:

-No te me acerques… ¡es peligroso!

El niño se detuvo en seco. La joven abría sus ojos y estos eran dorados, las venas en su rostro le enmarcaban la cara. Los dientes se le acerraron y su cara se volvió bestial, ¡demoniaca! La Malinche extrajo el brazo del Yoma y cicatrizo su herida sin dejar marcas. Entre jadeos la bruja de los ojos plateados volvía a la normalidad. Su rostro volvía a ser humano. Sus ojos plateados, tristes y melancólicos. Raki bajo la vista apenado.

-¡Lo siento!... yo no quería…

-Me estas malinterpretando… ¡no arroje mi arma por ti!... si los hubiera atacado el Yoma se hubiera escapado y tu estarías muerto… solo arroje mi arma para que el Yoma bajara su guardia, para que me atacara y así evitar que se escapara… ¡Solo me interesaba matarlo a él, no a ti!... por sobre todas las cosas solo me interesaba que el Yoma no se me escapara… ¡tu eras algo totalmente irrelevante para mí!

-De todas formas… ¡gracias!... ¡gracias por todo!- Dijo Raki

La sangre era una mancha roja en el medio del vientre de la Malinche. Raki estaba parado ahí todavía. Los dos se quedaron mirándose con fijeza. Fue la Malinche quien rompió el silencio.

-No tienes a donde ir ¿verdad?... te advertí que tu gente se pondría en tu contra… ¡a pesar de tus antepasados, de tus Toltecas y de tus Dioses!… ¡Yo no te pedí que jugaras al héroe o te convirtieras en un mártir!... - Dijo la Malinche. Raki replico sin mirar a la Malinche a los ojos.

-¡Lo estas malinterpretando!... no me expulsaron por tu culpa… tu tenias razón cuando me dijiste que era pedirles demasiado que fueran comprensivos después de todo lo que habían pasado… el Yoma les quito todo y mato en ellos todo lo que los Toltecas les había enseñado a mis antepasados… ¡pero aún así los perdono!... espero que ellos algún día me perdonen a mí… ¡pero no estoy arrepentido!- Dijo el niño en forma resuelta- Dijiste que me acobardaría y que te traicionaría al presentarse la primera dificultad y no lo hice… Que traicionaría a mis antepasados y las enseñanzas de los Toltecas y no lo hice… ¡No todo el mundo es egoísta y mezquino como tu creías!... ¡tienes que admitir que yo tenía también razón!...

-Te doy toda la razón que quieras… ¡pero sigues sin tener un lugar a donde ir!- Dijo la Malinche como argumento final aplastante que no admitía replica. Raki saco el dinero de la Malinche y se lo dio.

-¡Pero sigo vivo!... ¡y estabas también equivocada con respecto a los Toltecas!... voy a buscarlos aunque me tome toda la vida encontrarlos… ¡Debe de existir aunque solo sea uno que sea noble, justo e incorruptible como el de las antiguas leyendas!... ¡prefiero ir a buscarlos y ayudarlos en lo que pueda a encontrar a Manoa, la ciudad dorada; que solo quedarme esperando a que me salven de los Yomas!… también estabas equivocada en creer que eres un monstruo igual o peor que los Yomas… ¡Yo no te pedí que me rescataras del desierto!... la pareja de ancianos me dijo todo… ¡No me digas que lo estoy malinterpretando!... el hombre de negro que cobra tu dinero nos dijo que vienes siempre a aldeas como esta y como la mía… ¡que no lo haces por el dinero!... nos dijo que eras una rebelde indeseable para tus jefes y que si no fuera por ti muchas aldeas que no pueden pagar a La Organización el monto que piden serían destruidas… ¡eso me parece totalmente contradictorio en alguien cuya naturaleza es alimentarse de carne y sangre humana!…

-Yo no mato Yomas por motivos nobles, ni desinteresados como lo hacían tus Toltecas…

-¡Lo haces por que un Yoma destruyo tu aldea!... ¡la destruyo por que no tenían dinero para pagar una Malinche!... todo el mundo te dio la espalda… ¡por ser la única sobreviviente todo el mundo tenía miedo de que con el tiempo te convirtieras en Yoma!... de alguna forma La Organización te recluto y te convirtió en lo que eres… ¡pero has usado tu poder Yoma desde entonces para salvar tu aldea, a los que amabas una y otra vez!... -Dijo Raki con suavidad- lo has hecho sin esperar recompensa o siquiera las gracias… ¡a pesar de ser despreciada, odiada y temida!... ¡Tu honras más a los Toltecas y al espíritu de sus enseñanzas con tus acciones que muchos “sangre pura” de mi pueblo con sus palabras!...

La Malinche guardo silencio con su dinero en las manos. En lo más hondo y profundo de su memoria estaba con su abuelo. Sus padres estaban muertos, asesinados por el Yoma. Hasta el final esperaron que un Tolteca de verdad, cuya sangre fuera dorada ¡un Tolteca noble, justo e incorruptible como el de las antiguas leyendas!... apareciera de la nada y los salvara… siempre habían protegido a la aldea de los Yomas, aún después de ser traicionados y abandonados por la gente… su abuelo le contaba que de niño había visto un Tolteca verdadero… que aunque estaban casi extintos, no se habían rendido y como podían ayudaban a la gente como ellos sin pedir nada a cambio, desapareciendo sin dejar rastros… ¡ella ingenuamente le creía!

-Había olvidado lo tonto e imprudente que eras por culpa de todas esas boberías…- Dijo la Malinche en forma neutra y fría- ¡Retiro lo dicho!... por tu culpa me atravesaron de parte a parte… ¡si te hubieras quedado con los ancianos no me hubiera pasado nada y hubiera matado al Yoma sin problemas!... solo fuiste un estorbo y complicaste todo para mi en forma innecesaria… ¡lo único que vas a encontrar buscando Toltecas son Yomas de todos los tipos y de todos los tamaños!… ¡que mueras o que otros mueran!

Raki se sonrojo avergonzado.

-¡Nadie morirá por mí de ahora en adelante, no te preocupes!... no tengo nada que perder, ni lugar a donde ir… ¡No puedo aceptar tu dinero!... no es que sea ingrato, ni nada parecido… pero…

La Malinche lo interrumpió:

-¿Sabes cocinar?

-¿Qué?

-Te pregunte si sabias cocinar… ¿Sabes cocinar?

-Algo…

-¡Te contrato como cocinero!... puedes acompañarme hasta encontrar un pueblo en donde desees quedarte permanentemente… ¡hasta entonces harás todo lo que yo te diga!... tienes un talento increíble para meterte en problemas y no sería justo que al par de ancianos los mataran los Yomas por culpa tuya… te propongo un trato… viajando conmigo tendrás más oportunidades de encontrar a los Toltecas ¡si en verdad existen! que viajando de tu cuenta… si los encuentras yo no diré nada a La Organización… pero si desistes, ¡por la razón que sea!...

- Si desisto ¡por la razón que sea!, siempre me quedara la esperanza… ¡los Toltecas existen y todavía no se han extinguido!... ¡Es la verdad!, ¡aunque no tengo forma para demostrarlo!... - Raki no le quiso decir nada a la Malinche de que Rubel era un Tolteca- ¡Sé que es verdad que los Toltecas existen!... esa verdad me costo aceptarla y casi preferí quedarme en la ignorancia en que estaba antes… ¡pero el Dios Conejo te muestra siempre la verdad y depende de ti aceptarla o no!... tienes razón cuando dices que los Toltecas es un sueño, un ideal, un anhelo de algo mejor… ¡de no solo sobrevivir!... La Organización utiliza y deforma ese sueño para sus propios fines… ¡pero los Toltecas todavía existen!... ¡Tienes que creerme!... Manoa, la ciudad dorada, ¡esta en alguna parte esperando ser encontrada!... Cuando un Tolteca la encuentre y derrame su sagrada sangre dorada en la gran Pirámide-Montaña, ¡el mundo será salvado!… ¡ustedes serán libres de la tiranía de La Organización por que la sangre dorada de los Toltecas es más fuerte y poderosa que la corrompida sangre negra!... ¡hasta los Yomas serán purificados y redimidos! ¡Volverán a ser espíritus puros al servicio de los Dioses!...

La Malinche no parecía impresionada. Solo dijo en forma triste y pesimista:

-La verdad siempre es deprimente y decepcionante niño… la verdad es lo que todos temen… los sueños y la esperanza hacen la vida tolerable… ¡Pero la realidad los hace añicos!... yo sencillamente no puedo creer ya en nada, ni en nadie… ni tener Fe o esperanzas, como tu, en algo… ¡por más que lo intente o lo quiera!… no tengo sueños o esperanzas, ni ideales que hagan mi vida tolerable… lo único que justifica mi existencia en el mundo es que soy un arma creada para encontrar y destruir a los Yomas, ¡fuera de eso no tengo nada!… ¡puedes acompañarme en mis viajes todo el tiempo que quieras sin condiciones de ningún tipo!... si deseas establecerte en alguna parte, ¡estarás en libertad de hacerlo!- la Malinche le dio el dinero- ¡Quédatelo!... lo necesitaras para encontrar a tus Toltecas… Tómalo como un adelanto… ¡me lo pagaras con tu trabajo de cocinero!... pero recuerda que harás todo lo que yo te diga sin rechistar… ¡Sobre todo si significa no estar en medio de una batalla con mis presas, ni estorbarme en mi trabajo!

Raki se quedo mudo. ¡La Malinche no le creía!... también era probable que el hombre de negro solo se estuviera burlando de él con su magia tenebrosa. Que todo lo que le había dicho fuera solo una retorcida mentira para divertirse a su costa. El había visto la sangre negra cambiar a dorada con sus propios ojos sin poder creerlo, pero solo sentía que había más preguntas que respuestas sobre los Toltecas, los Yomas y las Malinches. Para el niño era necesario saber la verdad y viajando con la Malinche era más probable que la encontrara… aunque fuera deprimente y decepcionante… ¡aunque fuera cruel y dolorosa!…

-Yo… ¡acepto!... ¡gracias, muchísimas gracias!- Dijo el niño.

La Malinche se desconcertó. El niño hubiera sido mejor que se quedara con los ancianos que con ella. Pero los ancianos tendrían que irse a donde no los conocieran y ellos seguramente no querrían cargar con el niño a cuestas. La Malinche en realidad sentía en su interior algo extraño e indefinido que no sabía decir que era.

-El hombre de negro que cobra tu dinero… ¿no se molestara?- Pregunto Raki

-No… ¡para nada!- Dijo la Malinche

Un mes antes

Judas Tadeo estaba en verdad escarmentado con lo que había pasado en la aldea de Raki. Al no cobrar el dinero, tampoco había podido cobrar su comisión. ¡Estaba de muy mal humor!... Rubel le decomiso su Yoyo también por dejarse quitar el dinero. ¡Esperaba que el maldito mocoso se estuviera muriendo en las peores agonías! Ya tenía su base de operaciones y solo esperaba que su sagrada hija cruzara el desierto. Se entretenía con una raqueta de pingpong que tenía una pelota atada a una cuerda.

-¡Judas Tadeo!- Escucho a sus espaldas.

Al girarse se encontró a la 487 con el niño moribundo en brazos.

-Pero… ¡que demonios significa esto!

-Necesito que se quede contigo y que lo cuides…

-No… ¡de ninguna forma!

-¡Por primera vez en tu vida haz algo bueno!... ¡por tu culpa esta así!...

La Malinche puso al niño en el suelo con cuidado y tuvo un duelo de miradas con el hombre de negro. ¡La joven lo gano!

El hombre de negro le hizo la señal de la cruz a Raki.

-¡Aquí cayo y buenas noches!

De su sotana saco su pistola y amartillo el arma.

-¡Te voy a liberar de tu miseria!… ¡Descansa en paz niño!- Dijo en forma piadosa quitándose el sombrero con la otra mano y apretándolo contra su pecho en forma solemne.

Pero antes de disparar recibió una fuerte descarga eléctrica de la Malinche. Esta recogió al muchacho y se fue al pueblo, dejando al hombre de negro adolorido y chamuscado en el suelo.

-¡ay!, ¡ay!, ¡ayayayayay!, ¡ay!

Judas Tadeo era un vicioso con la comida. Para pasar el disgusto decidió darse un banquete para el solo. Se extasió oliendo los ricos manjares en su picnic improvisado. ¡De niño había pasado mucha hambre! ¡Comer sin freno era uno de sus mayores placeres desde que tenía la vida eterna y era un hombre de negro! La vista de las ricas viandas le producía un gozo sensual. El era delgado y comía poco, pero cuando estaba frustrado o molesto por algo, comía sin control cantidades enormes y obscenas de comida sin engordar.

La Malinche ya había encontrado con quien dejar al niño. Judas Tadeo se ponía de babero una servilleta. Con delicia y gozo supremo escucho el sonido del cuchillo afilándose con el tenedor, cerró los ojos para extasiarse escuchando lo que para él era música para sus oídos, ¡Música celestial! La Malinche vio el banquete que Judas Tadeo se iba a dar en una sentada. Levanto una ceja. Calculo que al niño y al par de ancianos les duraría cuando menos una semana. ¡Judas Tadeo al abrir los ojos encontró que toda su buena comida había desaparecido!

Judas Tadeo estaba de muy mal humor. De su sotana salía todo (comida y medicinas) y si el se atrevía a rechistar la Malinche lo fulminaba con la mirada. El hombre de negro prefería evitar problemas y confrontaciones innecesarias… ¡de las que sabía que iba a salir perdiendo! Pero la Malinche hecho la última gota que derramo el vaso. ¡Toco aquello que era lo más sagrado para él!... lo más importante de su vida… ¡lo que daba forma y sentido a su existencia!…

-Necesito mi dinero- dijo la Malinche

-¡Noooooooo!- Grito Judas Tadeo y el mundo se movió en cámara lenta para él. La Malinche tuvo que dejar de buscar por un día al Yoma para buscar y dar caza a Judas Tadeo. Ni con las más crueles torturas logro que le dijera en donde había escondido el dinero… que por cierto era de ella para sus gastos… pero como nunca lo usaba, ¡Judas Tadeo le había cogido cariño!…

-¡Nunca te diré en donde esta “precioso”!… ¡mi “precioso” nunca será tuyo!…- dijo el hombre de negro en un ataque de demencia

-Judas Tadeo… ¡por última vez!... es mi dinero… La Organización me lo da para mis gastos… ¡puedo hacer lo que quiera con él!... desde regalarlo hasta quemarlo… tú solo debes entregármelo cuando yo te lo pida… ¡Necesito “mi” dinero ahora!…

-¡Nunca!... “Precioso” me pertenece… ¡Nunca podrás separarnos!... ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!- Reía en un rapto de locura histérica Judas Tadeo.

La Malinche dejo atado al hombre de negro y con sus ojos dorados no tuvo problemas para encontrar su dinero. Después de entregárselos al par de ancianos y de ver que Raki estaba fuera de peligro fue a desatar al hombre de negro. Judas Tadeo parecía estar en shock, victima de una experiencia traumatizante. La Malinche le devolvió el cochinito de cuero en donde habían estado las monedas de oro. Los ojos de Judas Tadeo se cuajaron de lágrimas al sentir a “precioso” más liviano y vacío. El cochinito engordaba por que la 487 nunca gastaba nada y si la Malinche se moría sin gastarlo o sin dejárselo a nadie, él se podía quedar con todo el dinero.

-Te odio niño…- dijo entre pucheros y berrinches- ¡Te odio, te desprecio y te aborrezco desde lo más profundo de mi alma y con todas las fuerzas de mi corazón!... maldigo el día que fuimos a tu pueblo… ¡lo único que me consuela es que cuando terminemos esta misión, nos iremos y nunca más volveremos a saber de ti!

Tiempo presente

-El hombre de negro que cobra tu dinero… ¿no se molestara?- Pregunto Raki

-No… ¡para nada!- Dijo la Malinche

La Malinche guardo su arma en su sitio.

-Raki… me dijiste que te llamabas Raki… ¿no es cierto?

-Uno-Caña Chapulín Raki de la familia Arichuna… pero mis amigos me dicen Raki… ¡puedes llamarme Raki!

La Malinche guardaba silencio y Raki se sintió incomodo. Uno-Caña era el día de su nacimiento. Las estrellas protegían su nombre con su poder de los Yomas. Chapulín era su nombre de niño dado por sus mayores, la comunidad a la que pertenecía lo aceptaba como miembro y el poder de los monolitos lo protegían de los Yomas con su magia. Raki era su nombre verdadero dado por una revelación de los dioses. El nombre era su verdadero Yo y lo protegía mientras fuera verdadero con el poder y la magia del Dios Conejo. Dar tu nombre completo a un extranjero era algo que no se hacía en el pueblo de Raki.

La Malinche no entendía, ni creía en esas cosas y no sabía que al dar Raki su nombre completo le juraba amistad eterna. Era un vínculo irrompible, pero que nada valía si no dabas tu nombre verdadero en forma reciproca. Era magia Tolteca muy poderosa según las creencias del niño. Raki dijo:

-Me dijiste un número… que con ese número podía llamarte… pero no lo recuerdo… ¿en serio olvidaste tu nombre de humana?

La Malinche permanecía callada. Desde lo más profundo de su memoria busco su nombre de humana… su nombre verdadero… su abuelo, sus padres, sus familiares, sus amigos y conocidos la llamaban, pero en verdad no se acordaba… dentro de sí escucho una voz…

-¿Cómo se llama la diosa Tolteca del amor y la belleza?... ¿la esposa del dios Conejo?- Dijo

-Ixchel- le contesto Raki.

-Ese es mi nombre, me llamo Ixchel… mis padres me pusieron ese nombre por la diosa Tolteca del amor y la belleza… para que al crecer me pareciera a ella… me pusieron ese nombre para toda la eternidad el día que nací… ¡así era la costumbre en mi aldea!… nosotros no teníamos unos antepasados que fueron escogidos por los Toltecas para recibir sus enseñanzas… pero mi pueblo en lo posible hizo todo para vivir de acuerdo a ellas y de preservarlas… ¡honrábamos y respetábamos a los Dioses Toltecas!… nosotros no teníamos templos o altares para adorarlos por que éramos campesinos muy pobres… pero al Dios Conejo no le gustaban esas cosas tan serias y solemnes, a la Diosa Ixchel solo tenías que darles flores una vez al año en una fiesta que teníamos… Ixchel es mi nombre, Uno-Caña Chapulín Raki de la familia Arichuna- Dijo seria y luego cerró los ojos.

Por un momento estuvo en su pueblo, con su familia, con su cabello negro lleno de flores en la fiesta en honor a la diosa Ixchel. Su piel era canela y sus ojos marrón claro. Luego todo volvió a ser un mundo en blanco y negro, lleno de siluetas sin cara. La joven empezó a caminar, ¡ya nada la ataba a ese pueblo y solo tenía que esperar su próxima misión! Judas Tadeo recolectaría el dinero. Era la rutina de siempre, otro pueblo y otro Yoma. Raki corrió para alcanzarla y ni siquiera dudo en seguirla. El muchacho saboreo el nombre de la bruja de los ojos plateados mientras caminaba a su lado. Lo repitió en voz baja.

El niño se acordó de algo

-Ixchel… ¿reparaste la estatua del templo?- pregunto.

-Hundí y colapse las minas, Raki… ¡pero el templo y el anfiteatro están bien y sí repare la estatua!… les dije a los hombres de La Organización que fueron los aldeanos quienes mataron al Yoma… La Organización los dejara tranquilos, pero será cosa de ellos usar el dinero para salvar el pueblo o matarse entre ellos por él… ¡No soy una rana, ni un escorpión; Raki!... soy un monstruo igual o peor que los Yomas que cazo y destruyo... para el daño, la muerte y la destrucción que puedo causar a otros… ¡no hay límites, ni frenos para mi poder Yoma!… en el momento menos pensado puedo convertirme en Yoma por completo… ¡recuérdalo siempre!... no soy una heroína, ni una redentora…

-¡Solo eres una cascarrabias de buen corazón capaz de todo lo bueno y de todo lo malo, Ixchel!- Dijo Raki muy confianzudo, le dio un codazo y le guiño un ojo- Pero tranquila… ¡será nuestro secreto!-

El Youki de la Malinche, tocarla, ¡era muy desagradable!... A Raki se le había olvidado eso… pero el niño consideraba a Ixchel como su amiga y compañera de aventuras. Aceptaría sin condiciones todo lo bueno y lo malo de su nueva amiga. Disimulo lo mejor que pudo la metida de pata de tocarla con el codo. Como no había necesidad de buscar más Yomas, el Youki de Ixchel estaba en mínimo, el muchacho caminaba a su lado a escasos centímetros de separación.

La Malinche no dijo nada. Su rostro permanecía serio e inexpresivo. El niño sonreía y trataba de seguirle el paso a la bruja de los ojos plateados. Los dos caminaban juntos hacía un futuro incierto. Rubel y Judas Tadeo los veían a lo lejos desde una colina. Rubel usaba unos binoculares de alta tecnología y Judas Tadeo un catalejo de piratas. A Judas Tadeo no le hacía nada de gracia lo que estaba viendo, pero Rubel sonreía con satisfacción con su misteriosa y enigmática sonrisa.

 

Fin

(10,00)