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Creadores de Eunucos

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En la antigüedad, los reyes musulmanes, para custodiar a su harem, ponían una serie de guardianes a quienes antes les "cortaba" los testículos de forma de garantizar que no pudieran coger a ninguna de sus mujeres.

Si bien no mucho se dice en la historia, pero estos guardianes se transformaban poco a poco en las "putitas" de otros guardias y dado que no podían obtener placer por su miembro, lo obtenían por su culo.

 

Primer día: Desvirgue, vergüenza y extorsión.

Nuestra historia de hoy, comienza en la obra de un edificio en construcción abandonada, en la cual, Esteban -un chico de 12 años, con la curiosidad típica de su edad, entra en la obra para "investigar" y es sorprendido por una banda de pervertidos y sadomasoquistas auto apodados: "Creadores de Eunucos".

Dicha banda –formada por 6 hombres y 1 mujer-, le increpa al chico, que está en terrenos de su propiedad y por ende, debe pagar por haber cometido un abuso de intromisión.

Esteban al principio no les cree y supone que sólo es para asustarlo, pero algunos miembros de la banda le cierran el paso y le hacen prisionero.

En pocos instantes, Esteban estaba puesto en 4 patas y con sus pantalones y calzoncillos bajos. Lloraba por lo bajo pidiendo que no le hagan nada.

Alcides (uno de los principales de la banda) poniéndole una navaja en la garganta le dice: "ahora vas a ayudar a un amigo"… y de pronto, Esteban siente la mano de un negro apodado el "Cubano" que le agarra la pija y comienza a hacerle la paja.

Esteban no entendía nada. Estaba aterrado por si se lo cogían… y de repente, no sólo lo estaban pajeando, sino que ahora, el tipo apodado "Cubano" se le comenzaba a chupar la pija.

Como Esteban aún era virgen, la mamada que le estaban dando era algo espectacular. Tan buena que el chico no aguantó ni dos minutos antes de mandarle un par de chorros de leche en la boca del cubano. Éste terminó de mamarle bien la pija, y parándose ahora por detrás de él, le abrió las nalgas y con su boca fue escupiendo el semen de Esteban, depositándolo dentro de su ano.

Otro de los principales de la banda -llamado Mateo-, se colocó entonces por detrás de él y lo obligó a "cagar" su propio semen. Mientras Esteban, intentaba hacerlo, la única mujer: Juanita, comenzó a chuparle el glande a Esteban.

Esteban comenzó a sentir un montón de sensaciones juntas: temor por cagarse encima más allá de largar el semen, temblor por la chupada que le estaba dando Juanita y miedo por lo que podría llegar a pasarle.

El semen, comenzó a salir de su culo poco a poco. Apenas salían las primeras gotas, Mateo, con su dedo anular, lo iba esparciendo como quien esparce crema en un agujero antes de penetrarlo.

Ahí Esteban entendió que lo cogerían por el culo utilizando su propia leche como lubricante. Y pocos segundos más, al terminar de expeler su propia leche, entendió lo que era la frase "me rompieron el culo".

La verga de Mateo, ingresó de a poco, pero firme. Solamente se detuvo una vez que la cabeza se adentró, como acomodándose en el recto del chico.

El dolor de la dilatación de su ano iba de la mano del placer de la chupada de glande que Juanita le estaba dando. Tanto fue así que en pocos instantes, Esteban se encontró con su pija parada y con ganas de acabar nuevamente, mientras sentía una vara de carne penetrándolo por atrás.

Conocedora de estas lides, Juanita no dejó que el chico le acabara en la boca y le terminó haciendo la paja; ello redobló las ganas de acabar de Mateo que recibía como regalo las contracciones del ano que Esteban hacía con cada acabada, y entonces casi al mismo instante, lo bañó de leche por dentro.

El resto de la banda, había sacado fotos de Mateo y Esteban mientras el primero lo cogía al segundo, y también de Juanita chupándole la pija.

Con esta foto lo extorsionaron para que el próximo día y a la misma hora, estuviera solo en la obra.

 

Segundo día: La Operación.

El terror de Esteban porque se descubriera esa foto, le hizo acudir el segundo día a la hora que le indicaron. Todavía sentía dolor en el ano, sobre todo cuando intentaba cerrarlo fuertemente o cuando hacía fuerza en el baño.

Pasados 20 minutos de la hora indicada, la banda apareció y saludaron a Esteban como si éste fuera un viejo amigo. El cubano le acarició la verga, cosa que hizo sonreír y sonrojar a Esteban, mientras que Mateo le decía: "mirá, la cosa es así, vos te dejás coger hoy y nosotros no decimos nunca nada de esto. Si te portás bien, vos también la vas a pasar bien, sino, te vamos a coger y encima vas a salir lastimado".

Esteban no sabía que hacer ni responder.

Mateo prosiguió: "Aparte si te chupan la pija y acabás, y ya tenés el culito abierto, qué te cuesta? Mucho más ya no te va a doler y hasta creo que vas a disfrutar".

Juanita ya se había puesto detrás de Esteban y lo abrazaba en la panza. Bajando la mano por dentro del pantalón comenzó primero a acariciarle la pija y una vez que esta estaba medianamente dura, a pajearlo lentamente por dentro de su ropa.

"Vamos, ponete como ayer" – le indicó finalmente Alcides.

Y Esteban, preso del miedo y la confusión por un lado, y de la buena mano de Juanita comenzó a bajarse los pantalones. Juanita paró un momento y ayudándolo a colocarse en 4 patas le bajó los calzoncillos.

"Hoy te vamos a poner vaselina y si te duele, te ponemos un aerosol para calmarte el dolor, y de paso te enseñaremos a chupar la pija" –dijo Alcides riéndose.

"Chupar?" dijo Esteban.

"Sí… al menos una o dos mamadas como las que te pega el Cubano. Te vas a tener que tragar la leche una vez y la segunda se la vaciarás en el culo de Juanita para que nosotros la cojamos".

Esteban sabía que cualquier cosa que quisieran la iban a lograr, lo único que quería era que su pesadilla terminara rápido, así que no dijo nada, ni siquiera cuando por delante de él se encontró con la verga de "Trompeta" el tercero de los varones.

Éste le acercó la pija a su boca y le dijo "Abrí la boca y despacio andá pásanosle primero la lengua o métetela de golpe si te da asco y chupala como una pastilla".

Solo el olor de la poronga del Trompeta le daba asco; así que Esteban cerró fuerte sus ojos y se tragó el glande en su boca y siguió las instrucciones de quien ahora comenzaba a pajearse en la boca del chico.

El cubano comenzó a chuparle la verga a Esteban, y previo envaselinamiento, Mateo se lo cogió por el culo.

A la ambivalencia de la situación de ayer: ser chupado mientras te culean, hoy se sumaba que él se estaba chupando una verga.

Como el cubano hizo un trabajo excelente, nuevamente Esteban acabó de maravilla y Mateo volvió a llenarle el recto de leche, mientras que Trompeta comenzaba a descargar dos chorros de semen en la boca del chico. Éste, a pesar del asco que sintió al inicio, se tragó los chorros rápidamente, para evitar vomitar.

Alcides, reemplazó a Mateo, y Leandro (otro de la banda) se hizo chupar la pija.

La pija de Alcides si bien era un poco más gruesa que la de Mateo, no le causó mayor dolor a Esteban, aún cuando éste sentía que le estaban agrandando el orto.

Los chorros de leche de Alcides no tardaron en llegarle a los intestinos. Y mientras Leandro seguía haciéndose chupar la pija despaciosamente, y Juanita comenzaba a pajearlo nuevamente a Esteban, el Cubano le introducía un consolador con la forma de una pija en su ahora dilatado culo.

Toda la maniobra no era más que una forma de distraerlo a Esteban de las reales intenciones de la banda: puesto que mientras el cubano parado al lado de Esteban jugueteaba con el consolador, otro de los hombres de la banda le aplicaba un aerosol anestésico justo en el escroto (la bolsa de las pelotas) del chico… durmiéndole toda esa zona.

Rápidamente, con un escalpelo, Alcides le hizo un pequeño corte de 1,5 cm. en el saco de las pelotas. Y a través de ese corte sacaron para afuera uno por uno los dos testículos de Esteban.

Nuevamente le rociaron anestesia al chico, ahora directamente sobre los dos huevos al aire y le ligaron con hilo de sutura cada uno de los conductos que ligan los testículos al cuerpo. Tiraron fuertemente del hilo y cada conducto quedó sellado.

Pasados cinco minutos, la paja que Juanita le estaba haciendo a Esteban tuvo sus frutos y éste acabó en la mano de ella. El sellado de los conductos seminales parecía estar actuando, porque los dos chorros ya contenían muy poco semen. Los huevos del muchacho en poco tiempo más serian historia.

Esteban sentía algo raro, pero sin que le provocara dolor alguno; su preocupación en los últimos minutos había sido la pija de Leandro que le entraba cada vez más sobre su garganta y ello le provocaba pequeñas arcadas.

El escalpelo (de la mano de Alcides) pasó rápidamente por debajo de las ataduras realizadas y los dos huevos cayeron al piso.

Metieron lo que quedaba de los conductos dentro de la bolsa y se la sellaron con un líquido adhesivo de contacto. La poca sangre que le había salido fue delicadamente limpiada por el cubano.

Le retiraron el consolador del orto, y mientras que Palito (el ultimo integrante de la banda) comenzaba a cogerlo, Leandro descargaba su leche en la boca del chico.

Esteban recordó que esta descarga no tenía que tragarla y la mantuvo en la boca.

Enseguida, Juanita se bajó su pantalón y la bombacha. Poniéndole el culo a la altura de la boca, Esteban le escupió la leche lo más adentro posible; aunque como no sabía bien como hacerlo, bastante leche quedó entre las nalgas de la única mujer del grupo.

Juanita le pidió a Esteban que le metiera el dedo anular profundamente en el ano, para dilatarle el conducto antes que alguien se la cogiera, y al hacer lo solicitado, la pija de Esteban comenzó a latir nuevamente.

El cubano -que estaba esperando este momento- comenzó a chupársela nuevamente, lo que hizo que el miembro comenzara a ponerse bien duro nuevamente.

Pasaron los minutos y Esteban que estaba disfrutando como loco, no acababa.

Entonces Juanita le hizo retirar el dedo de su culo, se paró, se puso por detrás de Esteban e introduciéndole el dedo a él en su culo, buscó su incipiente próstata, y comenzó a acariciarla con la punta de su dedo.

La lengua del cubano y los movimientos que éste le hacía para pajearlo al chico, sumados ahora al masaje interno que le daba Juanita hicieron que Esteban no aguantara más.

El cubano –dándose cuenta de que el lechazo era inminente-, se sacó la verga de la boca y lo pajeó hasta que, -casi quebrándose en dos-, Esteban largó tres chorros, que el cubano hizo caer en una gasa que tenía en una mano.

Lo pajeó por dos minutos más, exprimiendo casi el miembro del pobre chico que estaba casi sin fuerzas por todo el movimiento que tanto anal como bucalmente había tenido y por los tres orgasmos que le habían hecho alcanzar.

El cubano le alcanzó la gasa a Mateo con una sonrisa.

La gasa tenía solamente líquido seminal, y se percibían claramente los tres chorros: el primero –más lejano- , acompañado de un mínimo coágulo de sangre; el segundo chorro no tenía coágulos, pero era levemente sanguinolento, mientras que el tercero, era completamente limpio.

"Le dejamos la cañería limpia!!!" –Gritó el cubano- riendo a carcajadas.

"Sí" -respondió Mateo-, "esta vez nos fue mejor que con vos, no?"

Esteban no comprendía nada. Estaba cansado y solo quería retornar a su casa. Lo habían cogido bastante, y se había chupado dos pijas, pero él había acabado tres veces.

Antes de levantarse, Alcides le dijo que le faltaba un último polvo, y se lo cogió por última vez, llenando nuevamente el recto del cansado Esteban. Al retirarle la pija del ano, le introdujo como si fueran dos supositorios los dos testículos que le habían cortado y se los mandó bien adentro del recto, llegando casi al comienzo de las tripas.

Esteban se levantó y se arregló la ropa. Pero cuando se incorporó, se dio cuenta de que algo le había ocurrido a sus huevos, porque sintió un tirón en la pequeña herida que ahora estaba cerrada pero sensible al tacto.

Un frío le corrió a Esteban por su espalda. Todo le daba vueltas. Mientras sentía la voz de Alcides como en un fondo reverberante que le decía: "aprendé de todo lo que te hizo el cubano, porque ahora sos uno igual a él".

Mientras escuchaba esa voz, el cubano se bajaba toda su ropa mostrándole a Esteban que él tampoco tenía sus huevos.

 

 

El comienzo de Esteban como eunuco.

Esteban salió lo más rápido que pudo y apenas llegó a su casa, fue al baño a revisarse mejor.

Abrió las piernas y se puso un espejo abajo. Pudo ver, que lo que días atrás era su ano virgen y bien cerrado, era ahora una roseta roja, con el agujero un poco agrandado y muy morado por la fricción provocada por las pijas y el consolador.

Movió el espejo y pudo ver –con terror- el pequeño corte, y la inexistencia de sus huevos. Tocaba con miedo la bolsa, pero no encontraba nada.

Se sentó entonces en el inodoro, porque las descargas de leche que le habían hecho comenzaron a hacer un efecto de enema y sentía ganas de cagar.

Con la primera y segunda contracción, Esteban había cagado casi toda la leche que le habían metido en el culo; y en la tercera, como en un segundo torrente despachó un poco de mierda líquida y sintió como dos pequeños excrementos que caían al agua.

Pero cuando se fijó en el inodoro, vió cómo entre pequeños trozos de materia fecal, flotaban sus dos testículos. Entre el terror y la sorpresa, la imagen del cubano le vino a su mente.

Casi sin pensarlo, llevó sus manos al escroto y acariciándolo tomó conciencia de su nueva condición: él era ahora… un eunuco más.

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