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Una Historia de Soledad

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He escrito muchos relatos eróticos y planeo poner algunos aquí. He escrito acerca de orgias e incesto, fantasías y voyerismo, sexo con maduras y con maduros, pero al este relato que voy a escribir ahora, no es erótico ni porno. Es una historia real que deseo compartir.

Soy una persona joven, tengo 31 años y la mayor parte de mi vida he estado solo. No digo que no tenga familia, la tengo y pese a los ocasionales problemas que puedan haber, estoy orgulloso de ella. Siempre me han apoyado y me han ayudado. En especial en estos últimos dos años donde he debido afrontar algunos desafíos bastante importantes en materia personal. Sin embargo hay un tipo de soledad que la familia a veces no puede alejar. Y es la soledad de uno, la soledad del corazón. De querer tener a alguien especial a su lado que le sirva de apoyo, compañía, de confidente, de ayuda y mucho más.

A veces creo que todo comenzó por el hecho que fui hijo único por casi 15 años. Era el regalón, el mimando, el todo. Cuando comencé a ir a clases hice de amigos, no muchos pero los hice. Sin embargo entre sexto y octavo básico fui víctima de bullyng y el centro de las burlas de mis compañeros debido a mi carácter tímido y reservado. Eso fue algo que me afecto mucho y hasta el día de hoy sufro de sus consecuencias. No tenia coraje para acercarme a una chica que me gustara, simplemente no sabía cómo hacerlo, como lograrlo y cuando lo intentaba lo hacía de la manera más torpe posible. El ultimo año en ese colegio fue realmente difícil para mí, casi insufrible al punto que a veces me enfermaba del estomago solo por ello. Debido a eso fue un real alivio dejar ese lugar y completar los últimos cuatro años de enseñanza, educación media aquí en Chile, en un liceo donde al final pude tener un pasar más tranquilo y donde además conocí a una persona maravillosa con la cual tuve una gran amistad, pero que al final, perdí.

La conocí por casualidad. Ella había quedado repitiendo el año anterior y por accidente quedo en el mismo curso donde yo estaba. Una muchacha guapa, de carácter y popular. En un comienzo apenas nos saludábamos, sin embargo a medida que fue avanzando el año nos fuimos conociendo y nos fuimos haciendo amigos. Era habitual que fuese a mi casa a hacer algún trabajo y ahí charlábamos de todo un poco. Me gustaba y harto, pero por alguna razón decidí no decirle nada al respecto y seguir simplemente como amigos. Al año siguiente y pese a estar separados en cursos distinto, comenzamos a salir con más frecuencia que nunca, pero siempre como amigos.

Ese año fue uno de los mejores de mi vida. Compartía con ella todos los fines de semana yendo al cine, a comer o ella visitando mi casa a ver películas. Nunca antes me había sentido mejor, era la primera vez que tenía un amigo, amiga en este caso, de verdad. Alguien fuera de mi familia en quien podía confiar plenamente y alguien que confiaba en mí plenamente. Fue algo maravilloso y que aun añoro mucho.

Después tuvimos una serie de altos y bajos. Debido a un malentendido nos distanciamos bastante, pero pese a todo seguía considerándola mi amiga pese a que ella me dejo de lado un tiempo. Sin embargo poco a poco comenzamos a retomar la amistad.

Cuando salimos del colegio seguimos juntos. Seguíamos saliendo pese a que ella incluso estaba pololeando en ocasiones. Incluso se iba a alojar a mi casa de vez en cuando donde nos quedábamos hasta la madrugada viendo películas y comiendo de todo, pese a que ella siempre me decía que estaba haciendo dieta. Compartíamos nuestras cosas y a veces ella me daba consejo cuando le contaba que había conocido a alguien en un instituto donde empecé a estudiar al salir de la media. Ella siempre estaba a mi lado.

Ni siquiera cuando se fue a vivir un tiempo a otra ciudad nos alejo. Hablábamos por teléfono e incluso la iba a visitar los fines de semana. Me alojaba con ella y fue allí donde tuvimos momentos más cercanos y me di cuenta que en realidad estaba enamorado de ella. Tuve la chance de decírselo, sin embargo mi timidez se convirtió en cobardía y fui incapaz de hacerlo por temor a que ella me rechazara, pese a que tenía la certeza que ella también sentía algo más por mí. El no haberlo hecho fue por lejos el peor error que he cometido en mi vida y algo que hasta el día de hoy aun me pena considerablemente.

Cuando volvió a la ciudad seguimos juntos, salíamos y me iba a quedar a su casa o ella en la mía, pese a todo nunca tuvimos relaciones ni nada. Sin embargo la relación empezó a volverse monótona y yo cometí una serie de errores. Dije cosas que jamás debí  decir e hice cosas que nunca debí hacer, así como también no le dije cosas que debí decirle y otras cosas que debí hacer. Sin embargo el final de esta amistad fue de lo repentino.

Habían pasado unos días desde que fuimos al cine por última vez y como siempre la llamaba para ponernos de acuerdo para salir, sin embargo esta vez no me respondió el teléfono. Pasaron varios días y nada. A veces lisa y llanamente lo dejaba sonar y en otras contestaba y lo dejaba descolgado, nadie respondía. Eso me sorprendió mucho y me desconcertó. No me atreví a ir a su casa por temor a cometer otro error.

Paso mi cumpleaños y ella no me llamo, se acercaba el de ella, ambos a solo unos pocos días de diferencia, pero nada. Me preocupe y me sentí mal. Así que decidí ir a su casa para saber que pasaba, porque su indiferencia.fui en dos ocasiones. En la primera salió un chico, un niño, y me dijo que ella no estaba. En la segunda salió una familiar de ella y le pregunte si le pasaba algo, si ella estaría enojada conmigo o algo más. Pero me dijo que no pasaba y que estaba ocupada. Desconcertado y con dudas que certezas regrese a mi casa, más tarde ella me llamo.

Apenas le conteste comenzó a atacarme ya decirme que yo le había faltado el respeto a su familia, que había sido rudo y mal educado, lo cual nunca fue cierto. Le dije que había ido a saludarla por su cumpleaños y le dije que cuando la llame nunca me respondió, pero solo dio excusas vacías y sin sentido. Al final nos enojamos no volvimos a hablarnos por un tiempo.

Pasaron unos meses y me encontré con ella en al menos un par de ocasiones. Quise acercarme y le dije que habláramos a fin de aclarar lo sucedido, pero nada. Me decía que iba a llamar y al final nada ocurría. Eso fue algo que me dolió mucho su indiferencia, nunca había sido así antes y yo nunca la trate de esa manera. Finalmente un día domingo por accidente nos topamos en una galería. Y ahí la encare, aunque no de mala manera. Y le pregunte si podíamos hablar o si acaso ya no quería hablar conmigo. Ella se puso incomoda y caminamos juntos. Quise aclarar lo sucedido cuando fui a su casa, pero me dijo que no tenía importancia, me dijo que ya no quería que siguiéramos juntos, que ya no quería que fuésemos amigos, que no sabía si hacia lo correcto, pero nunca me dio una razón de fondo de porque se alejo de mi de esa manera. Yo le dije que estaba echando a la basura 9 años de amistad, eso la hizo sentirse incomoda, pero no cambio nada. Igual me dejo, y cuando el bus que le serbia quiso darme un abrazo de despedida, yo se lo negué, me pareció un acto de hipocresía de su parte.

Des entonces estuve solo. Me dedique a lo mío aunque aun sufría, y sufro, por lo sucedido. Su cambio tan repentino me desconcertó y desarmo. Nunca le pude encontrar una explicación y nunca más volvimos a hablar pese a que en ocasiones nos topábamos en el centro.

En ese tiempo trate de buscar a alguien, de acercarme a alguien pero sin éxito. Me reencontré con una ex compañera de la infancia, alguien con quien me llevaba bien cuando estaba en la básica. Sin embargo ella solo me pidió un par de favoreces, ambos relacionados con dinero, y después no la vi por meses y nunca respondió mis llamados. Al punto que en una ocasión un tipo contesto el teléfono diciendo que era un número equivocado. De eso me harte y nunca más la llame, hasta que un día se me acerco en el centro haciéndose la amigable de nuevo. Al corte de manera sutil, pero directa. Algo necesario, pero para mí fue simplemente más sal en la herida. Y con el paso del tiempo he seguido sumando sal.

Nunca me he considerado un galán ni un sujeto con plata, ni tampoco un mujeriego ni mucho menos. Cuando estuve con ella fui su confidente y me conto cosas muy personales que no le he contado a nadie y que no pienso contar. Trate de acercarme a otras mujeres, pero sin éxito. Ya sea que estaban comprometidas o simplemente me ignoraban. Admito que incluso aun hoy tengo problemas en acercarme a alguien, sin embargo esos fracasos siguieron afectándome al punto que empecé a preguntarme si habría alguna una persona para mi, o si yo estaría destinado a ser un solitario.

Fue en ese tiempo cuando volví a ver a mi amiga. Nos encontramos en un restaurante por accidente. Ella andaba con unos amigos y yo de compras. Cuando me vio me saludo de manera efusiva, era ella misma de nuevo. Alegre, divertida, con una gran sonrisa. Me dio un abrazo y charlamos de nuevo. Admito que esto me sorprendió, yo aun recordaba la frialdad que tuve conmigo antes cuando me dejo. Por un segundo tuve la intención seria de ignorarla y no hablarle, al final no lo hice, pero tampoco la recibí con los brazos abiertos.

Lo poco que charlamos reavivo alguna esperanza de volver a estar juntos. Le pregunte si podíamos conversar y ella me dijo que si y me dio un numero de su casa. Quede de llamarla el fin de semana y así lo hice, sin embargo nadie respondió. Trate de llamarla en la noche, pero nada. Al final me di cuenta que todo era solo un espejismo.

De nuevo en el centro la volví a encontrar y le comente que la había llamado. Entonces me dijo que en su casa no había nadie ya que su familia iba a estar fuera por dos meses, si era así, ¿entonces para que dio ese número?, le pregunte si podía hablar con ella un instante, quería hacerle una pregunta y solo una, ¿Por qué me había dejado?, ¿Por qué cambio de esa manera y me dio la espalda?, pero ella se negó diciendo que como iba acompañada no tenía tiempo. Para mí eso fue no solo más sal en la herida, fue hacerla más honda y sangrante aun.

Trate de sobreponerme y dejarla de lado, pero fue difícil. Pensaba y aun pienso en ella, todo eso sumado a mi soledad me afectaba mucho. Más tarde se sumaron algunas complicaciones familiares, como el fallecimiento de mi abuelo y el hecho que debí hacerme cargo de su local que era la única fuente de ingresos para mi abuela y mis tías. En ese momento más que nunca necesitaba a alguien y aun más la recordaba. Mi familia me apoyo y me apoya, pero realmente buscaba a alguien.

Fue entonces cuando me encontré con ella de nuevo a la pasada. Hice un último intento por saber que había ocurrido y me acerque a ella y le pregunte directamente, pero solo me respondió vaguedades sin sentido. Que había entrado a trabajar, que mudo a una ciudad más lejana y que ella me iba a llamar. Al final simplemente me fui, con esto me quedo claro que solo mentiras me iba a responder y hasta el día de hoy la duda aun me pena, lo peor de todo es que no es la única.

Seguí solo por un tiempo, sin conocer a nadie hasta que por accidente encontré a otra persona. Una mujer, al igual que yo de más de treinta a estas alturas, que trabaja en una empresa a la cual le presto servicios. Bonita, de gran sonrisa y simpática. Ella se encarga de los pagos cuando llevo documentos que deben cancelar. De inmediato me llamo la atención. De manera sorpresiva en medio de una charla entre dos desconocidos, me dijo que estaba soltera y sin compromiso. En ese momento pensé que al fin mi búsqueda había terminado.

Me fue difícil acercarme a ella, cuando iba le hablaba y a veces la sentía más amable que en otras. En realidad yo también a veces me volvía más distante aun desconfiando un poco tras mi experiencia anterior. Tras varias visitas me anime a invitarla a salir, pero ella se negó, diciendo que por motivos de estudio no podía, así que no presione el punto de nuevo. Pasaron unos meses en los cuales nos veíamos solo cuando iba a la empresa y ahí charlaba con ella y trataba de conocerla mejor, sin embargo el horario de trabajo hacia difícil poder hablar. De nuevo la invite, pero esquivo darme una respuesta y al final terminamos saliendo por coincidencia cuando encontramos en el centro.

La acompañe a hacer unos trámites mientras yo hacia los míos. La invite a almorzar y pudimos charlar un rato sin apuros. Le chonte la historia cin mi amiga y lo que había pasado y ella me conto que tuvo una relación con alguien que también termino de mala manera. Me pareció que ambos teníamos muchas cosas en común, al menso en mi opinión. Pensé que este podía ser el comienzo del fin de mi soledad, pero tras ese encuentro casual no nos volvimos fuera de la empresa. Pese a que la invite a almorzar en otras ocasiones y a que le dije que me llamara si iba al centro en horario de almuerzo, jamás me llamo.

Me sentí decepcionado, de nuevo pensé que había sido otro paso en falso. Sin embargo cuando charlaba con ella me daba la impresión de lo contrario, eso me desconcertaba mucho. A veces la sentía cercana y otras distante y eso me causaba gran frustración, ella empezó a gustarme de verdad sin embargo esa dualidad conmigo me molestaba y más que nada me hería. En una ocasión hablando por teléfono me comento que tenía una hermana menor, igual que yo, y propuso que saliéramos los cuatro un fin de semana, sin embargo cuando la invite se excuso diciendo que no podía porque tenía un matrimonio al cual acudir.

En eso las oficinas de su empresa se cambiaron a las afueras de la ciudad. Bastante lejos de done estaban antes lo que hacía más complicado poder verla. De nuevo empecé a acercarme. Cuando charlaba con ella hablábamos de todo y siempre notaba esa sonrisa en su rostro. Se acercaba su santo y la llame para saludarla y le prometí un regalo para cuando fuera a recoger un documento pendiente. Por casualidad tuve que ir el día de san Valentín a su oficina. Sin embargo ella no estaba, eso me molesto un poco ya que le había avisado el día anterior que iba a ir. Fui el día lunes y cuando hable con ella la note fría y distante. Quise quedarme a hablar con ella esperando a que se desocupara, pero me dijo que podía irme ya que me entregado el documento que había ido a retirar. Eso me molesto y me dolió mucho. Yo trataba de acercarme pero ella no mostraba interés alguno, al final decidí alejarme, pero al poco tiempo tuve que ir de nuevo. Admito que en esta ocasión fui yo el distante con ella de manera intencional, algo de lo que sin duda se dio cuenta. Por lo mismo pregunte si había sido lo correcto y decidí enmendar las cosas comprándole un pequeño regalo.

Fui de nuevo a su oficina tras haber hablado por teléfono primero y tras retirar lo que iba a buscar le entregue el regalo que le había llevado. A ella le fascino y me dijo que tenía buen gusto. Ambos charlamos un buen rato y de nuevo la invite a salir. Le dije que era poder conocernos mejor ya que el horario de trabajo lo hacía difícil. Ella accedió y me dio su teléfono celular, quedamos que la llamaría el día domingo para ponernos de acuerdos. Nos despedimos con un abrazo bastante cariñoso y pude tomar sus delicadas manos y besarlas, para mí eso fue algo especial, nunca había estado tan cercano a alguien en años y de nuevo pensé que al final podría haber encontrado a alguien.

Los días antes del domingo estuve nervioso, me sentía como niño ante la primera cita de su vida. Así que cuando llego el domingo la llame a eso del medio día para ponernos de acuerdo a qué hora la iba a buscar, sin embargo nadie contesto. Deje pasar unos minutos, pero de nuevo nada. Paso otra media hora antes de marcar y nada. Simplemente sonaba hasta que contestaba el buzón de voz.

Almorcé en mi casa, pero apenas le tome gusto a lo que comí. Más bien lo hice por fuerza y para las apariencias. Dos horas después del último intento volví a marcar y nada de nuevo. A esas alturas mis expectativas se habían convertido en pura frustración y más aun cuando en la noche volví a llamarla y fue el mismo resultado. Ella nunca llamo de regreso.

Al día siguiente, cuando escribo todo esto, la llame en la mañana a la empresa para saber que había ocurrido. Una secretaria me contesto y me dijo que iba a pasar la llamada, pero después me dijo que su anexo estaba ocupado. Colgué y espere como una hora antes de intentarlo de nuevo, la historia fue la misma y la respuesta también. Llame a su celular y nada. Esta historia ya se me estaba haciendo tristemente conocida.

Como tuve trabajo eso sirvió para poder distraerme un poco y así ya en la tarde volví a llamar una última vez, pero ahora la secretaria me dijo que ella estaba ocupada y que no podía atenderme, lo que lisa y llanamente quiere decir que simplemente no quiere hablar conmigo. Una vez más otro fracaso y nuevamente más sala a una vieja herida que nunca ha sanado y que de nuevo se volvió a abrir.

Escribo y describo todo esto con pena y con lágrimas en los ojos. Yo nunca pedí una supermodelo a mi lado, ni a una mujer de belleza exuberante, ni a una ninfómana tampoco. Simplemente he buscado, sin éxito a alguien que esté a mi lado y lo único que he hallado han sido penas, sinsabores, tristeza y decepción siendo esta ultima una muy dura ya que me recordó todo lo que paso con mi amiga que de la noche a la mañana me dio la espalda. No pienso volver a llamarla de nuevo y cuando tenga que volver a su empresa por motivos de trabajo iré a lo mío y nada más ya que no pienso estar persiguiendo a alguien que pese a los indicios que dio, simplemente no me quiere a su lado.

Es muy doloroso escribir todo esto y lo hago aquí, en el anonimato ya que es la única manera que tengo de sacar algo de este peso de mis hombros aunque es una parte ínfima del mismo. Duele tener que revivir ese desprecio y tener la impresión que simplemente no hay en el mundo para uno lo que me ha llevado a preguntarme si he hecho algo tan malo como para merecer este, a mis ojos, castigo. De ser ignorado cada vez que trato de acercarme a alguien y de sufrir de esta manera.

Comparto esta historia que esta publicada tal cual, sin ediciones y sin revisarla más allá de lo básico. Para todos los que lean esto les deseo lo mejor y la suerte que yo no he tenido…

 

 

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