Tartessos enterrada y misteriosa
escondida en las rocas de los siglos,
en el lecho de oscuridad.
Tú, buscada con ansia, te resistes,
a desvelarnos tus enigmas de bruma, ciudad mítica,
a mostrar tu belleza envuelta en los milenios,
bajo la arena y la tierra que custodian tus secretos,
y a que se asome la humanidad moderna
a la humanidad antigua.
No podemos aún admirarla,
ni contemplar tus ruinas, Tartessos soñolienta,
como en un estado de inconsciencia profunda
similar a los mares blancos y azules,
honda como el coma,
como si estuvieras desterrada de este mundo.
No podemos encontrar el punto exacto
que desvele tus misterios y tus restos.
Ni podemos ver frescos ni pinturas
de tus muchachas,
o el rostro de Argantonio.
Estás tendida por campos de Extremadura
y por los campos andaluces, como en sueños,
bellamente reposando bajo tierra
resplandeces.
La arqueología submarina, los yacimientos de Schulten
no tienen respuesta.
No sabemos si hay momias y cuerpos en tu lecho
ni qué contiene tu belleza.
Sólo vimos un instante en tus entrañas
los caracteres en piedras enigmáticas
de tu lengua, aún indescifrable,
y sólo tus candelabros y tu bronce,
tus tesoros fascinantes, hipnóticos,
y el ambiente de tus necrópolis antiguas.
Todo ello viene al corazón y lo estremece.
Tartessos como un sueño,
Tartessos infinita, antigua, blanca.