Amanecer el ti
es amanecer entre las rosas.
En tus profundos silencios meditados
se despeña el agua en el fin de las cascadas,
en las grutas bajo esta laguna.
Dicen que conectas con el mar,
con un mar de niebla entre montañas.
Mis ojos despiertan en tus venas,
y los azules hilos de agua, como sábanas,
componen la cascada de diamante
bajo el puente de piedra.
Renace la esperanza cada día
como renace el sol entre las sombras de la noche,
en el amanecer de maravillas,
y en las aguas turquesa con su blanca espuma
terminó la madrugada azul y transparente.
Huelen los bosques a madera penetrante,
que sana los pulmones.
En mis semejantes me reflejo.
En tus semejantes te reflejas.
Y ver al otro, y comprender al otro,
y hablar y comprendernos, lamentando
el tiempo que no nos comprendimos.
Cómo estará mi pecho entre las aguas
de esta laguna
de mis ensueños,
de mis asombros,
como un delicado y protegido alcázar de oro,
como un cañón natural o una muralla.
La frescura de las aguas minerales
se saborea en la lengua
y acaricia el rostro.
La luna entre los árboles
de verdes camisas de hiedra.
La luna en las montañas,
entre los enormes pinos afilados
apuntando al cielo,
y el magnetismo dorado y delicioso
del espléndido paisaje.
Los colores de tus increíbles veranos
y el frescor de tus otoños naranjas y oro
mientras pasa el tiempo en la laguna.
Flores sobre la roca, espacios protegidos e increíbles.
De tus manos brotan pájaros.
