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MI DON (20)

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Ana – El regreso.

Terminé el dichoso viaje de vuelta a casa, y me estaba hartando del transporte público, de los autobuses que se van en tus narices y de los malditos transbordos, si ya era difícil ir de mi casa, en el extrarradio, al centro, ir a cualquier otra zona era un suplicio, eran 2 horas perdidas de mi vida, pero era tiempo suficiente para que mi mente se amueblara de nuevo y esa vez no fue diferente.

Volvía de la casa de Kira, la supermodelo atolondrada con su padre, tan perturbada tenía la cabeza que me regaló un domingo de cariño y ternura, sin sexo, y eso me hizo echar de menos esa sensación. Supongo que no solo fue eso, si no saber que en unas horas mi amada prima, Ana, estaría de nuevo a mi alcance, y saber eso me devolvió a mi estado natural. No soy ningún tonto, sabía de sobra que lo había idealizado todo, Ana, su cuerpo, el sexo que tuvimos, el tabú, y las sensaciones que yo recordaba, no eran 100% reales, pero no podía evitar ilusionarme.

Llegué por fin a mi casa, nervioso por lo que me esperaba al día siguiente, nada más llegar estaba mi familia preparando la cena, mi padre se acercó y me preguntó.

-PADRE: ¿Que tal el fin de semana con los amigos? - su forma de preguntar denotaba que se refería a chicas

-YO: bien – le dije guiñándole un ojo, él, sonriendo,  me ordenó ayudar a mi madre a poner la mesa.

Me fui a mi cuarto para ponerme ropa más cómoda, y dejé la mochila en un armario, aquella que me llevé a casa de Kira llena de cosas sórdidas que ni quise mirar. Por alguna razón me imaginé un cofre, un cofre dorado con terciopelo rojo por dentro, cogí una imagen mental de Zeus, y lo metí con esfuerzo en aquel cofre, se resistía, pero mi proyección mental de Raúl le obligó a meterse en ese cofre,

-ZEUS: “Lo lamentarás,  me necesitarás” - oí resonar en mi cabeza al cerrar ese maldito cofre,  eché la llave, le envolví en cadenas, que aseguré con un candado,  y  metí la caja en un agujero que rellené de cemento, para después levantarlo en el borde de un barco en medio del mar.

-YO: “Tal vez, pero si te necesito, tendré que ir a buscarte al agujero más profundo de mí ser, del sitio del que no puedas salir sin mi ayuda” – y arrojé aquel bloque de hormigón al océano.

No me negué volver a ser aquella persona, Zeus demostró ser útil, simplemente lo guardé, allí dónde a nadie pudiera hacer daño, con la esperanza de no volver a necesitarlo jamás. Simbolicé aquella imagen mental en guardar la mochila en el armario, y cerrar la puerta del mismo, quedándome absorto mirado aquella puerta, con el espejo de cuerpo entero, y mi reflejo en él. Pasó mi hermana por mi puerta, y me vio así.

-HERMANA: ¿Que haces tato? - salí del trance y me quedé mirando a mi hermana, que llevaba el pan y los vasos a la mesa para cenar, mirándome como si estuviera loco.

-YO: tomar las riendas de mi vida - lo dije serio.

-HERMANA: pues empieza llevando los cubiertos a la mesa, ¡Vago! - se fue llamándome de tonto para arriba por el pasillo, aquel gesto de hermana mayor mandona me sacó una sonrisa de normalidad, volví a mirar el reflejo de mi cara en la puerta del armario, y allí estaba Raúl,  solo estaba él.

Salí del cuarto con la misma sensación de cuando separas 2 imanes, me fui a la cocina dónde estaba mi madre terminando la cena, la di un beso en la mejilla y cogí la cubertería necesaria, gritando por el pasillo si faltaba algo más, mi padre y mi hermana decían cosas que luego el otro negaba,  ya que ya estaban en la mesa, mi madre me dio un trozo de madera que usaba para dejar ollas o sartenes calientes en la mesa sin estropearla  y me dijo un “Tira”, con palmada en el culo. Al llegar  a la mesa faltaba la bebida, “Cómo no”, discutimos,  reímos,  nos gastamos bromas y hacíamos el tonto, en definitiva, una cena de familia.

Por 1º vez en bastante tiempo me sentí bien, normal,  retrocedí a antes de la operación,  a ser un miembro más de la familia, y no una persona que pasaba por esa casa. Después de cenar recogimos y nos quedamos viendo una película, ni recuerdo cual era, la verdad,   nos pasamos todo el tiempo hablando los 4 de mi vida y la mudanza, de mi nueva independencia y de las responsabilidades. Mi padre era severo y quería que me centrara, mi hermana bromeaba con que en 3 días estaría rogando por volver a casa comido por la mierda, y mi madre solo me abrazaba, me daba besos diciendo que siempre estaría allí para ayudarme, para ayudar a su pequeño. Casi me hacen llorar, a lo tonto, iba a dar un paso muy importante en mi vida, junto a Ana.

Me despedí y me fui a acostar, estaba cansado y tenía ganas de recargar las pilas, por la mañana íbamos a terminar el papeleo con los dueños del piso, y por la tarde  empezar a mudarnos, llegando Ana,  y su  familia por la tarde  de Granada. Todo estaba planeado y mecanizado por mi madre, y por mi experiencia, eso era seguro de efectividad.

Me fui tranquilo a dormir, pero me costó coger el sueño, pensaba, mi mente no dejaba de fluir, iba a irme a vivir lejos de mi familia, más de 1 hora en autobús, con 19 años y sin trabajo, con mi mejor amigo y su novia, otro gran amigo y la amiga de mi prima. Todo por Ana, por volver a estar con ella,  pese ha  solo haber estado juntos apenas 2 semanas en Navidades, pagando el aval casi yo solo, habiéndome tenido que prostituir para lograr una cantidad exagerada de dinero. De golpe me di cuenta de la locura que había hecho, ¿Y si Ana ya no me quería?, ¿O si yo no la quería a ella?, o peor,  ¿Si queríamos pero la familias se enteraban? No éramos primos de verdad, pero era como si lo fuéramos, al menos a ojos de las familias, ¿Y los compañeros de piso? Una cosa es quedar,  salir de fiesta, ir de vacaciones o quedarte a dormir en su casa, y otra vivir juntos. Supongo que me comí la cabeza un poco, ¿Pero quien no lo haría ante un paso así? Al final me dormí, nervios naturales supuse, y que lejos de crearme dudas, me devolvieron al terreno  mortal, “Que gracia tendría lograr las cosas,  si fueran fáciles y sencillas”.

Me despertó mi hermana tal como hace siempre,  tirándome mis zapatillas del nº 47 a la cama, gritando y berreando por toda la casa, era hora de levantarse. Fui al baño y luego a la cocina, desayunamos todos juntos y después mi hermana y yo fuimos a la inmobiliaria que llevó todo el asunto, ya que  teníamos cita con los dueños. Mi hermana había trabajado fugazmente de agente de pisos a alquiler, así que me ayudó con el tema.

De camino saqué el dinero al contado, Madamme me hizo el ingreso final de Kira la modelo, y  tenia más de 100.000€ en la cuenta. Retiré  aparte los 5.000€ de la entrada del piso, dejando a mi hermana fuera del despacho del director   para no suscitar preguntas, los cajeros no te dan esa cantidad. Ya con la cartera llena, salí de allí, iba bastante tenso, era mucho dinero, llevaba la cartera agarrada todo el tiempo y si se me hubiera acercado alguien a pedir la hora, le hubiera reventado a patadas, antes de salir corriendo,  hasta empecé a sudar de la tensión. Menos mal saqué el dinero cerca de la inmobiliaria, al llegar ya nos estaban esperando,   nos saludamos y nos explicaron como funcionaba la transacción.

1.600€ para la inmobiliaria, y 2 meses iguales de fianza para los dueños, además serian unos 1600€ al mes, con gastos incluidos, agua, comunidad, calefacción……etc. Entre 4 habitaciones, a 400€ por habitación se pagaba de sobra, ya que en realidad éramos 6 personas, se había pensado en pagar todo a partes iguales, pero  se pensó mejor que cada habitación pagaría sus 400€, y en las que vivieran 2 personas, 200€ por cada uno. Aún así yo ya había hablado con mis amigos de todo, incluidas mis intenciones  con Ana, no podían meter la pata comentando que pensaba vivir con ella en una habitación, y no solo, delante de la familia. Así que yo pagaría 400€ aunque viviera con Ana, y la amiga de Ana que vendría de Granada,  solo 200€,  pese a vivir sola.

Mi hermana revisó todo del contrato, y me dio el OK, había una lista con muebles y electrodomésticos que había en la casa ya, y que al irnos debían de quedar en igual estado o nuevo. Contrato por 5 años renovables y con cláusulas de rescisión a cada año, pero los dueños estaban encantados con nosotros, y si todo iba bien, no habría problemas. Me fijé de nuevo en la mujer de la pareja de dueños,  estaba buena, rubia,  algo baja y embutida en unos vaqueros más ajustados de lo recomendable, “Con algo de maquillaje y más escote no me importaría reventarla”, me descubrí pensando así, y ese no era Raúl, me golpeé la cabeza, y cuadriculé de nuevo, como siempre que se me pasaba por la mente algo que mi conciencia no aceptaba.

Al salir de allí con las llaves, llamé a todos y les dije que ya estaba hecho  y que les invitaba a todos a comer, me sobraron 200€ de los 5.000€, así que quedamos en un restaurante chino de buffet libre y nos pusimos morados. Necesitábamos energías para las mudanzas de por la tarde. Si, podríamos haberlo hecho de forma calmada y paulatina, hacer la mudanza de las cosas de 1 persona al día, o a lo largo de una semana ir poco a poco,  pero éramos jóvenes, ¿Por que esperar?, lo planeamos todo para hacerlo en una sola tarde.

Comenzamos mi familia y yo, ya que yo tenia las llaves, y   el coche  mi padre nos ayudaría. En casa de mis padres tocó zafarrancho de combate con mi madre, recoger, limpiar, hacer las maletas y decidir que llevar y que dejarme, habíamos preparado todo por encima pero  era la hora de la verdad,  y fue difícil decidir. Pero no había demasiado tiempo, toda la ropa en un par de maletas, toallas y zapatillas,  más un par de muebles: mi sofá,  mi cama de matrimonio, (la necesitaba de ese tamaño por mi corpulencia),   una mesa, una TV y el PC con la videoconsola del momento. Mi madre  hizo una caja con sartenes, una olla, platos y cubiertos, y en un par de viajes lo metimos todo en mi nueva casa. Mi  fuerza era muy útil, y que toda la familia ayudara,  más. Lo monté todo en la habitación más grande y alejada, y pese a la cantidad de cosas que llevamos, quedó algo vacío, pero contaba con ello, necesitaba ese espacio para las cosas de Ana, aunque mi familia no lo supiera. Después llamé al resto de mis futuros compañeros de piso, y que fueran viniendo, ya que iba a ayudarles. Uno por uno, y en unos 5 viajes, conseguimos llevar todo al piso, ayudados por las familias y sus coches,  para subirlo hasta el ático dónde íbamos a vivir. Por suerte el ascensor era amplio. Yo tenía la única llave así que la íbamos pasando, y  fueron todos colocando las cosas, dejando la habitación libre para Ana y su amiga.

Hagamos un ejercicio de visualización, ha llegado la hora de que conozcáis a mis mejores amigos. Éramos 6 personas las que íbamos a vivir allí.

1º Estaba yo. Raúl con mis 19 años, mi 1,92 de altura y mis 87 kilos, con el cuerpo bastante fibrado, no había grasa, ni  tampoco marcaba músculo si no me forzaba, aunque si notaba ya la tableta famosa, solo si hacia mucha fuerza, me hizo gracia vérmela, estando gordo siempre pensé que eso yo no lo tenía, que yo era un bombón relleno,  no una tabla de cacao, pero de tanto follar se me estaba quedando un cuerpazo, y la comparación con antes lo hacia más escandaloso aún. Mis espaldas eran grandes y fuertes, mis brazos y piernas eran jamones, acostumbrados a 18 años de peso extra que  ahora me daban crédito, mis muslos y gemelos eran de jugador de fútbol y mi pecho hinchado debido a mi gordura previa ahora sobresalía de más, como un pavo cortejando constantemente, casi como un super héroe,  altivo y que alardeaba  de ello. Con mi actitud desvergonzada,  socarrona y un bocazas nato incapaz de callarme en un momento incomodo solo por hacer la gracia, con mi maldita actitud de decir siempre la verdad de forma descarnada,  fría y cruel, y todo el que no fuera así,  era un cobarde para mí.

2º Estaba Ana. Retomo mis palabras por si no os acordáis de Navidades. Era alta, casi rondaría el 1,77, pelo negro azabache, largo, muy largo y liso, le llegaba casi a la cintura, suelto y con un flequillo andaluz, tapándola media cara. Su rostro era una preciosidad de cara, esculpida en una tez algo oscura, debido a su origen gitano y el sol de Andalucía, resaltaba mucho el blanco de sus ojos, coronados por unos ojos marrones, que advertían trazas verdes. Una mujer guapa, solo se podría ser quisquilloso con la nariz, que tenía algo afilada, Ella ya era una mujer, y que mujer,  tenía las tetas bien colocadas, muy arriba, una tez morena de piel que me  gustaba,  con  un pequeño tatuaje en la zona del apéndice, una media luna, y un trasero de nivel, una joven de 18 años de piel tostada, con unas tetas firmes y bien colocadas, nada excesivas, y un buen trasero. Hay una actriz ahora por España, Hiba Abouk, que me recuerda un montón a ella, Ana tenía el pelo más largo, y los ojos más marrones, pero muy similares. Era una cría inocente, inteligente y algo retraída.

3º Estaba Teo, mi mejor amigo. Era la descripción física de un chico normal, 19 años, 1,80 pelado de altura, 68 kilos, moreno,  guapete y con algo de tendencia a tener tripa, pero hacía mucho deporte de equipo, nada de gim. Le conocí de jugar al fútbol de críos en el parque dónde nos solían llevar nuestras madres. Era gracioso, del tipo de gente que te contagia de buen humor, que te sigue las bromas y con el que me llevaba genial. Vago y pasota como yo,  tenía su pronto de orgullo tonto cuando bebía, o se enfadaba, por alguna tontería sin sentido. Si os querréis hacer una idea de su aspecto, podéis pensar en Dani Martin, un cantante español.

4º Estaba Alicia, la novia de Teo. Ella era todo lo contrario a él, su personalidad era fuerte pero dulce, 1 año menor que nosotros, pero infinitamente más madura, casi como una madre. Inteligente, lista,  divertida,  atrevida y un encanto de persona. La conocí en el colegio con unos 10 años, me pidió que la ayudara con las conjugaciones de los verbos, y de esa tontería nació una fuerte amistad. Físicamente era baja, 1,72 si acaso, guapa, con la nariz algo aguileña, unos ojos pardos preciosos y una sonrisa amplia y cautivadora. Antes de la mudanza tenía el pelo más largo, castaño aunque le cambiaba  a rubio con el sol del verano,   pero se lo cortó, pasó de llegarle a la cintura a pasarle del pecho a duras penas. Pese a tener unas tetas bonitas y bien colocadas, quedaban en ridículo ante su espectacular trasero, tenía un culo y unas caderas de 1º nivel, enormes y voluptuosas nalgas. No le sobraba ni un kilo, la comparación famosa que se me ocurre es Jennifer Garner, la actriz americana. La mezcla de todo ello, y de que fuera casi la única mujer fuera de mi familia que fue dulce y buena conmigo sin estar obligada a ello,  me llevó a llamarla más de una vez mi imagen de la mujer perfecta, y pese a odiar, o envidiar a Teo por su suerte de relación con ella, y darme de cabezazos por presentarlos,  el paso del tiempo me llevó a tratarla como a mi hermana pequeña. Teo y ella eran la “pareja perfecta” del grupo, llevaban como 5 años saliendo, y desde el principio se vio que estaban hechos el uno para el otro.

5º Estaba Manolo, pero por joder le llamábamos Manu, tantas veces que al final era su nombre, el otro de mis mejores amigos. Era 3 años mayor que nosotros, pero siempre se había juntado más con nuestro grupo, era grande, 1,86 y unos 100 kilos, le sobraba peso, pero era mono. Rubio con ojos azulados, usaba gafas y lentillas. Era el tío más divertido y listo de todos, con una rapidez mental superior, se notaba en que siempre hablaba muy deprisa. Con gustos muy similares a Teo o a Mi, deportes, juegos, series, películas………. Era muy receloso de su vida privada, y siempre bromeaba con el hecho de que su madre les abandonó a su padre y a él, haciendo de ello algo más de lo que reírse. Físicamente, a mí, siempre me pareció una versión joven y rechoncha de Robert Redford.

6º Y estaba Lara, la amiga que venía de Granada con Ana. Por lo poco que la conocía, fotos y comentarios de Ana, era una hippie, su aspecto lo denotaba en las fotos que me enseñó Ana. Era morena, con el pelo corto y un pañuelo atado en la cabeza, un piercings en la nariz, y otros en las orejas, con ojos marrones oscuros. Era algo fea, pero más que por serlo, era que parecía bastante más mayor de su edad, a los 18 años parecía que había vivido ya varias vidas, y sin duda,  alguna droga era la causa. Su cuerpo no estaba nada mal, vestía con camisetas sin mangas enseñando el sujetador claramente, se apreciaban  tetas  grandes, un cuerpo esbelto, con su 1,74 de altura, su culo  y cintura no eran nada del otro mundo, en parte por que siempre iba con pantalones abultados  y una riñonera que le afeaban la figura. Su forma de ser me sorprendió, esperaba una “kin ki”, una ”malota” de barrio “chungo”, y en realidad era un calco mío según Ana, sincera y ruda pero con buen corazón, soltando burradas, hablando sin filtro con gente que apenas conocía, con una manía persistente de abrazar. De hecho, por las redes sociales iniciamos una relación fuerte durante ese mes que me pasé logrando el dinero.  Casi parecía que estabamos pendientes el uno del otro al publicar cosas en redes sociales o por mail, ya que estaba conectada a horas muy tardías, justo cuando yo estaba libre de mis trabajos para  Madamme. De nuevo una comparación física acertada, más o menos conocida,   seria Roko, una cantante española de un talent show, pero sufriendo los estragos de los porros en la cara, y una 110 de pecho.

Después de esta presentación, volvamos a la mudanza. Entre tanto ejercicio moviendo muebles y maletas, yo estaba chorreando sudor, llevaba un pantalón fino de deporte y una camiseta vieja,  y con el calor que una hacia a finales de septiembre en Madrid, terminé por  quitarme la camiseta. Los chicos de las familias me miraban admirando mi cambio, y alguno con confianza, como Teo, llamándome chulo. Las chicas de igual manera, se fijaron en mí, pero a diferencia de ellos, ellas comentaban a escondidas sobre mí, con mi madre atenta a sus palabras, con orgullo de lo que oía. Eso a mí no me gustaba, no entendía el por qué ahora merecía alabanzas de mujeres y el orgullo de mi madre, solo había perdido mucho peso, ¿Acaso tanto importa eso hoy en día? No pensé que quizá hablarían de mi polla y de mis andanzas sexuales, pero tampoco me interesaba, ninguna merecía mi tiempo  ahora,  salvo alguna madre,  y sobre todo la hermana mayor de Alicia, Mara, una chica 5 años mayor y muy mandona, casi como mi hermana, con un cuerpo apetecible, pero ya habrá tiempo de hablar de ella. Por ahora solo existía Ana en mi cabeza, y a cada minuto de ese eterno día se me hacia más dura la tensa  espera.

Estabamos metiendo parte de las cosas de Alicia, recordemos la novia de Teo y mi hermanita pequeña,  en el ascensor. Mientras, los familiares estaban arriba revisando la casa y ayudando, una vez que subíamos los jóvenes las cosas. Los chicos andaban peleándose por las escaleras con un somier que no entraba en el ascensor, se oían sus indicaciones y sus risas por todo el rellano, mientras que mi padre y algún otro familiar se quedaron fuera con los coches y las cosas que faltaban por meter.

Sin saber por qué, me fue concedido el honor de meter las cosas en el ascensor,  subir con ellas y descargarlas, sería por mi fuerza o mi capacidad espacial, lograba meter muchas cosas en cada viaje. En uno de ellos, al meter una mesa y un sillón, junto con bolsas, me quedé atrapado detrás, Alicia, que andaba por allí, se metió conmigo en el ascensor para desde el otro lado ayudarme a mover cosas para salir, pero algún vecino le dio al botón, y el ascensor subió. Le pilló de pie encima del sillón y del tirón casi se cae, logré atraparla en el aire y se venció hacia mi pecho desnudo y sudoroso, riendo apoyándose en mi, iba con una camiseta vieja que enseñaba medio hombro y unos shorts amplios hasta medio muslo, con toda su melena recogida en un moño poco sensual, pero divertido.

-ALICIA: upsss, perdona hijo, que susto.

-YO: tú ten cuidado y no nos chafes la inauguración.

-ALICIA: ya, claro, lo que nos faltaba jajaja, estás pringoso - se secó la mano en su propia camiseta después de tocarme el pecho.

-YO: jajaja lo siento, aquí el amo del ascensor sufre lo suyo - en esas se paró el ascensor, dando un bote que hizo que ella se venciera  sobre mi otra vez, se abrió la puerta y apareció un señor del 3º, mirándonos, viendo a una joven vencida sobre el pecho desnudo y sudado de un joven, entre muchos muebles y maletas,

-VECINO: perdón, no quería molestar - y cerró la puerta, Alicia y yo nos miramos pariéndonos la caja por la confusión.

-YO: ¿Que se habrá pensado el hombre? – el ascensor empezó a subir al ático.

-ALICIA: pues está claro………

-YO: jajaja ¿Tú y yo?

-ALICIA: oye, ¿Que me pasa algo malo o que? - frunció el ceño.

-YO: jajaja no mujer, si eres una preciosidad, pero eres mi hermanita pequeña……..- la abracé cariñosamente, para mí fue inocente, tenía mucha confianza con ella, aunque supongo que percibió el bulto de mis pantalones, pese a estar en reposo era tan grande que se notaba incluso así -……. además mi corazón ya tiene dueña.

-ALICIA: pues vaya afortunada esa tal Ana, más la vale portarse bien contigo o la haré la vida imposible – su tono era firme y cariñoso.

-YO: te doy permiso para ello jejeje, pero tranquila, es un sol……….- la di un beso en la frente y la abracé de nuevo,  un abrazo de nervios por el paso en mi vida de mi parte, y su abrazo de agradecimiento por mi esfuerzo para lograr el piso.

Llegamos a la 4º planta, por fin el ático,  dónde abrió la puerta mi madre, mirando y analizando más como sacar aquello,  que a nosotros. Alicia se dio la vuelta dejándome su culo pegado a mi cintura, si no fuera yo, y si no fuera ella, diría que lo hizo a propósito, pero en mi cabeza no entraba esa opción.

Ayudándola con mis manos,  hice saltar a Alicia el sillón, y salir por la puerta ayudando a mi madre a despejar la salida mientras yo cargaba los muebles pesados con ayuda de algún familiar. Una vez sacado todo, bajé un par de veces más a recoger el resto. No quedaba nada más, todo estaba arriba ya, así que todos subieron a colocar sus cosas, a charlar y reír, compramos unas cervezas y refrescos para picar. Los dejé a todos arriba, quedándome abajo solo con mi padre, que  le encantaba quedarse siempre en un 2º plano, apartado del resto, en silencio,  mirando al horizonte,  y a mi me gustaba acompañarlo, queriendo aprender qué placer sacaba de ello, aún hoy no lo sé, pero he seguido haciéndolo.

Estabamos esperando noticias de Ana y su familia, “Estaban llegando”, Ana me estaba mandando mensajes todo el viaje, ya estaban por Madrid, y los nervios me mataban. Estabamos mi padre y yo apoyados en el coche, en la calle, esperando ver en la lejanía el vehículo que atisbé en Navidades. Mi padre se percató de mis ansias.

-PADRE: ¿Que te pasa hijo, tienes dudas?

-YO: ninguna, estoy nervioso, pero no porque dude, si no por que quiero que esto empiece ya.

-PADRE: es un paso muy importante y eres muy joven, aprende a disfrutar.

-YO: eso intento.

-PADRE: mira, sabes que no soy muy dado a dar palabras de cariño, pero eres mi hijo y te quiero,  no puedo mostrarte mayor orgullo que diciéndote esto,……… te has convertido en un hombre, un tipo del que me siento orgulloso, del que sé que me puedo fiar y que no me decepcionarás, de lo contrario no dejaría que te fueras de casa tan pronto, sé que no he podido darte una buena vida, con lujos, pero te he criado lo mejor que he podido - le miré, su cara era como si me estuviera contando una batalla de las suyas de joven, de cómo jugaba al fútbol en las playas de Galicia o de cómo empezó a trabajar muy joven, era como si no tuviera importancia lo que me decía, pero sus ojos le delataban.

-YO: eso es por que me han educado bien, todo lo que soy, lo que he sido y lo que seré, os lo debo a mamá y a ti, y pese a que no hayáis podido darme un vida  ostentosa y opulenta, siento que no habría podido tener mejores padres, que me habéis dado cariño,  y me habéis enseñado a ser un buen hombre,  tú me has enseñado a pensar por mismo y a ser quien yo quiero ser, a soñar y trabajarme esos sueños,  y eso no se da  con dinero, si no con amor ………- nos miramos como nunca antes lo habíamos hecho, y como jamás lo hemos  vuelto a hacer, con una mirada profunda de amor, cariño, respeto y orgullo.

Nos abrazamos conteniendo las lagrimas, al menos yo, y no era fácil ponerme blando, dándonos esos golpes de macho en la espalda que decían mucho más que mil palabras, se me viene a la cabeza la palabra honor, pero no sé cómo encuadrarla, son sentimientos, difíciles de explicar.

Nos quedamos de nuevo apoyados en el coche, mirando calle abajo, soltando alguna risa de nervios por mi parte y carantoñas de mi padre alguna que otra vez, esperando la  llegada de Ana. Vi de refilón cómo algunos familiares bajaban del piso y recogían sus coches, se despedían y se marchaban. Mi madre y mi hermana bajaron, y nos acompañaron en la espera. Ana me mandó un mensaje, ya estaban cerca, pidiendo indicaciones finales, el corazón se me aceleró y mi estómago era un nudo.

Al fin, doblaron la esquina, y vi el coche,  por poco me desmayo, me puse en medio de la acera con los brazos extendidos para que me vieran, con mi padre detrás, haciéndoles indicaciones de un hueco que había cerca para aparcar. Llegaron a nuestra altura, el coche se paró buscando maniobrar, pero antes si quiera de iniciar la aproximación, se abrió una puerta trasera del coche, apareció Ana saltado casi en marcha del vehículo, y salió corriendo hacia mí. Lo vi a cámara lenta y con un hormigueo que me hacia temblar las piernas,  Ana  se apresuró hasta saltarme encima colgándose de mi cuello, la recibí de brazos abiertos apretándola contra mi, sintiendo su cuerpo en mis brazos y su pelo en mi cara golpeándome de la inercia,  dejando  colgada del aire a Ana, con las piernas dobladas hacia atrás,  y comenzamos a dar vueltas sobre nosotros mismos.

-ANA: ¡¡¡¡PRIMOOOOOOOO!!! - gritaba mientras sonreía y se balanceaba con mis movimientos, “Dios, que sensación tan maravillosa”, una oleada de sensaciones me tumbó, su largo pelo azabache me hacía cosquillas, su olor a coco, su cuerpo colgado de mi y sus pechos aprisionando el mío, fue de película.

-YO: ¡Hola peque! Te he echado de menos………- la besé en la mejilla, parando de girar dejándola por fin en el suelo.

-ANA: y yo a ti más……………. Amor - me susurraba al oído, sin dejar de abrazarnos.

Iba vestida con un top de tirantes, una camiseta abierta, remangados las mangas,  y unos pantalones cortos, dejando sus piernas,  parte  de sus brazos y de su pecho al aire, con su piel morena, rozando una  tez árabe. Seguía perfecta, como  en mi mente, y su actitud me tranquilizó. Ana llevaba esperando ese momento tanto, o más, que yo.

-MADRE: pues anda que  te ha echado de menos, ¿Y que pasa del los demás? ¿No saludas? - mi madre la espetó con sorna  mientras se acercaba a saludar, y mi padre ayudaba a aparcar el coche.

-ANA: jo, es que os he echado mucho en falta, estoy encantada de estar aquí……..- se puso a abrazar y saludar a todos.

-HEMANA: ya se te ve, ¿Que tal el viaje?

-ANA: ufff eterno………. - se separó un poco de mi, casi la tenía encima, y no había que dar pistas a la familia, menos a mi madre y su don para ver las cosas. En estas salió Lara del coche, crucificando a Ana con la mirada por dejarla sola y salir despedida del coche -…….. ahhhh por fin la conocéis, esta es Lara, mi mejor amiga, venimos las 2 a la universidad - era como en las fotos, morena,  pelo corto y un pañuelo en la cabeza, camiseta de tirantes y camisa con algún botón abrochado, unos pantalones bombachos horribles y su sempiterna riñonera, Se acercó un poco abrumada ante tanta felicidad de nuestra parte, convirtiéndose en  la sombra de Ana.

-YO: anda ven aquí perroflauta…..- me acerqué a ella y le di uno de mis abrazos de oso, su aspecto, nuestras  animadas charlas por Internet y la sinceridad brutal que nos caracterizaba a los 2 debía proliferar. Rompí el hielo, me lo devolvió encantada de ser participe, y de hecho pude notar como me repasaba de arriba a  abajo, y miraba a Ana, como diciendo “¿Es este?”, una mirada que ya había visto varias veces antes,  en los ojos de la secretaria de la empresa de Madamme, pese a mi cuerpo y mi cambio físico, no debía de parecer gran cosa para las que sabían de mi ………. “otro lado”, o quizá es que las hablaron tan bien de mí,  que eran expectativas irreales, no sé.

-LARA: ¿Que pasa,  ya vas de chulito sin camiseta? - si esas era sus primeras palabras en persona, me decían muy a las claras que nos íbamos a llevar bien, era tan abiertamente grosera y sincera, como yo.

-YO: es solo para lucirme, no voy a venir vestido de fiesta como tú…… - mi tono irónico la sacó una sonrisa ante el silencio expectante, el resto estaba atónito sin entendernos del todo, nuestro rollo era diferente, vivíamos de faltarnos el uno al otro, y la 1º vez que nos  viéramos no podía ser de otra forma.

-MADRE: anda, menos tonterías y quitaros de la calle, que nos van a pillar, yo voy subiéndome a estas y enseñadores la casa, tú sube las cosas……- mi madre no me pedía las cosas, no había opción a la negación o a discrepar, se hacía lo que ella decía,   punto.

Mi madre se llevó a los familiares, y a todos a la casa, me dejó solo con uno de mis tíos, que era el conductor, charlando con mi padre del viaje, mientras yo hacia de mula. Al principio me molestaba que siempre me adjudicaran ese papel, pero al final te acostumbras, y en realidad de 1 solo viaje subí 4 maletas y 3 mochilas, era normal que me dejaran,  podía cargar lo  de 2 o 3 personas a la vez.

Al dejar las cosas en la entrada vi a mi madre haciendo de anfitriona,  presentado y enseñando la casa a Ana y Lara, con el resto de mis amigos trasteando en el fondo y  acercándose a interrogar a Ana. Si bien mi cambio en el último año había sido evidente para con las mujeres, Ana era la 1º mujer que conocían que me había llegado al corazón, Yasmine no era asidua del grupo y  sabían que solo eran juegos, y a Irene no la llegaron a ver demasiado. En realidad, todos estaban intrigados por aquella belleza andaluza que me había robado el corazón, y por la que había montado todo aquel tinglado.

Podía oírlas alucinar con el piso, no solo era lo mínimo que necesitaban, o  justo lo que requerían, era más, era lo que soñando  mejor hubieran imaginado. Mi madre se giró terminando la presentación, viéndome descargar las maletas en  la puerta del cuarto que, supuestamente, compartirían Ana y Lara.

-MADRE: bueno, pues todo esto lo tenéis gracias a ese hombretón de allí, que se lo ha trabajado este mes como un titán,  sacando el dinero no sé ni de dónde, así que un aplauso……..- se giraron todos aplaudiéndome,  silbando y riendo, poniéndome incómodo, como cuando toda tu familia te canta el cumpleaños feliz, sin saber que hacer, solo sonreía ante la verdad que mi madre había dicho, sin conocerla, aunque en vez de titán, fue de dios griego.

Ana, roja de vergüenza, sabiendo en su interior que todo lo que hice, fue por ella,   volvió a salir corriendo y me abrazó, esta vez de forma más efusiva, era agradecimiento puro, y así se entendió.

-MADRE: te quejarás de primo jajajaja - gritó.

-ANA: eres increíble - me susurró al oído, la separé la cara un poco para quedarme alelado con sus ojos marrones, y aquellas trazas apenas perceptibles de verde, pero allí estaban.

-YO: lo sé - lo dije con suficiencia exagerada, sacándola una sonrisa deliciosa, “Dios, si no estuviera medio mundo mirándonos la  besaría aquí mismo”, y sabía que ella sentía lo mismo, me cogió de la mano con una ilusión desmesurada en la cara.

-ANA: aún quedan unas cosas, vamos a bajar a por ellas………- podía de sobra con lo que quedaba en 1 solo viaje, pero quise poder quedarme a solas con ella.

Fuimos al ascensor, tardó un mundo en volver a nuestro piso, nos mirábamos fugazmente sonriendo, abrí la puerta, ella entró, luego yo, cerré, le di al botón de bajar y al darme la vuelta Ana se me echó encima. Una vez solos,  me aplastó contra la pared del ascensor haciendo sonar  los cables y contrapesos, y me besó dulcemente, sus labios carnosos y la alegría con que lo hizo me subió a una nube, fue sin lengua,  sin caricias y sin pasión, fue un beso de amor, de esos que te electrifican la espalda. Ana sabía a fresa por su ligero pinta labios, y olía a coco, yo debía apestar a sudor y suciedad de la mudanza, y aún así la tenía encima de puntillas, regalándome una sensación increíble, no era nada sexual, era cariño y complicidad, y eso me encantaba.

-ANA: eres el mejor, no sé como lo has logrado, pero me da igual, soy la mujer más feliz del mundo…….- se acurrucó sobre mi pecho sin querer separase de mi, y la rodeé con mis manos. Fue la sensación más placentera y plena de mi vida hasta ese momento, con todo lo pasado y con todo lo que Zeus me había hecho divertirme, jamás nada me llenó el alma tanto que tener a esa chiquilla entre mis brazos.

Supongo que conocéis, o habéis visto series, películas o comics de Hulk, aquella bestia verde enorme que destroza todo a  su paso, incontrolable, y solo cuando ve saciada su rabia es cuando vuelve a su estado natural, eso, o cuando ve a esa mujer que le pone en orden con el universo, que hace que todo tenga sentido,  que le da paz y armonía a su mundo, que hace que la bestia desaparezca y se reduzca a un simple hombre. Pues eso es lo que sentía en mi interior, de echó me dejé caer de rodillas ante ella, abrazándola por la cintura, recostando mi cabeza en su vientre, mientras ella me agarraba del pelo. En ese preciso momento supe que todo había merecido la pena, no había sufrido, de hecho me lo había pasado bomba con Madamme, pero todo el camino recorrido me había llevado hasta ese momento, y una vez allí, comprendí que hay cosas por las que se tiene que luchar, por que una vez logradas, te das cuenta de que no quieres,  ni necesitas,  nada más. Aquella mujer era eso para mí.

-ANA: ¿Que haces? Anda levántate y no hagas el bobo.

-YO: no quiero, quiero quedarme así el resto de mi vida……..- bromeaba apretando más su cintura contra mí.

-ANA: jajaja suelta tonto, que van a vernos al llegar abajo………- me puse en pie besándola el ombligo, luego la volví a besar en los labios de forma firme y fuerte arqueándola la espalda y quedándome rozando su cara,  mirándola a los ojos con seguridad.

-YO: serás la mujer más feliz del mundo, de eso ya me ocuparé yo,  pero tú me haces sentir el ser más afortunado del universo - sonrío de ternura ante la severidad de   mis palabras.

Ese ascensor tardaba mucho en subir y bajar, daba tiempo a demasiadas cosas. Llegamos abajo, la besé de nuevo con un pico, un beso corto y suave, para salir disparado del ascensor, corriendo,  saltando y bailando, como siempre,  me gustaba expresar mis emociones con muestras públicas y notorias, y esa ocasión no seria diferente. Era feliz, más de lo que recordaba haberlo sido nunca, y me subí a una nube de la que no bajé en meses.

Me fui al coche con la sensación de que si quería podía coger el vehículo entero  a pulso y subirlo al piso del tirón. Ana me seguía como apartándose fingiendo no conocerme, reía y se ponía roja. Me cargué a pulso una mesa desmontada,  una lampara, la funda con un PC portátil  dentro,  le quité una bolsa a mi padre de la mano, con zapatillas, y otra con papeles al tío. Canturreando tal cual,  me fui para el ascensor, con todos siguiéndome con las manos vacías, cerrando el coche. Llegué el 1º al ascensor, pero con las manos ocupadas no podía abrir la puerta, “¿Y para que esperar a que me abrieran?”,me giré y me subí por las escaleras.

-PADRE: ¡¡¡¿Pero dónde vas animal?!!!

-YO: que no entramos todos en el ascensor.

-TIO: pues metete tú y ya subimos nosotros luego, borrico………- era palabras lejanas, ya iba por el rellano del 1º piso.

Dicen que cuando te enamoras haces el tonto, y estás con una sensación constante de felicidad, como drogado. Serotonina,  dopamina, feniletilamina o  noradrenalina, había oído hablar de ellas mil veces en estudios y la TV, pero ahora las estaba sintiendo en 1º persona, una sensación de invulnerabilidad total,  de ser capaz de todo. Oí el ascensor subir por el 3º piso, y al llegar arriba vi a mi madre asomada,  me miraba alucinada al verme llegar justo antes que el ascensor.

-MADRE: ¿Pero que haces hijo mío? ¿Por qué subes por las escaleras con todo eso? - amagaba con cogerme algo mientras se abría el ascensor.

-YO: no entrábamos………..- mi madre miró a mi padre con ojos de rabia cuando salió del ascensor.

-MADRE: ¡¡¿Te parecerá bonito subir sin nada dejando al crío subirlo todo por las escaleras?!! - mi padre la miró alucinado por la acusación.

-PADRE: ¿A mí que me cuentas? Es cosa de tu hijo, que está mal de la cabeza……….- soltó medio dolido por las palabras.

-MADRE: ¿Pero tú no ves que te puedes hacer daño? - me miró ahora a mí, que contemplaba riendo la escena, en parte por que al final mi padre siempre se llevaba las broncas sin merecerlo,  en otra parte por la repentina preocupación de mi madre por mi estado físico,  después de haberme hecho la mudanza de 6 personas casi yo solo, y de tenerme allí,  de pie,  parado,  con todo eso cargado y sin dejarme pasar, mientras discutían.

Ana lo entendió e hizo hueco para dejarme pasar, estaba en tal estado de euforia que solo al soltar las cosas en la habitación me di cuenta de su peso, y del esfuerzo realizado. Estaba sudando de nuevo, sucio,  manchado,  cansado, agotado  y agitado, pero eran las 8 de la tarde pasadas, y habíamos acabado, pese a haber cajas y muebles desmontados por toda la casa, así como mochilas, maletas  y  bolsas por todas partes, pero estaba terminado.

Me fui a la cocina, abrí la nevera que hacia unas horas estaba vacía, y ahora estaba hasta arriba de refrescos y tuppers con comida, que  las madres y familiares habían preparado para que “Fuéramos tirando” los primeros días. Cogí un refresco y me tiré en el suelo del salón, dejado que mi cuerpo  descansara, con mi pecho subiendo y bajando de forma acelerada, observando las idas y venidas de todos, que me miraban sin resquicio de reproche por mi vaga pose, sabían que me había ganado ese descanso,  y con creces.

Organizaban al son de las órdenes de mi madre, tenía el respeto y el cariño de todos como para poder hacerlo. Según terminaban, o se cansaban, la gente  se iba acercando al salón y se  sentaban en los sillones o el sofá,  cubiertos de telas o plásticos de la mudanza, o alguna silla de las que ya había en el piso, charlando y bromeando. Ana y Lara se sentaron juntas en un sillón, Lara sobre un posa brazos, Teo y Alicia en el sofá, con Manu a su lado y yo sentado en el suelo, de espaldas a una pared, con algunos familiares de pie  o alguna silla alrededor, y otros inspeccionado la casa. Alguno preguntó por qué yo tenia la habitaron más grande, y con baño propio, si solo era 1, y en cambio las chicas compartían una habitación algo más pequeña y sin baño, fue la propia Ana la que le argumentó, con cara  tediosa  como si ya hubieran hablado de eso antes. Las explicaciones no gustaron, pero todos mis amigos al unísono la respaldaron, pareció bastar.

Mi madre salió de la cocina dónde estaba metida desde hacia un rato ordenado todo, se sentó en un silla tan cansada como podía estarlo. Salvo montar algún mueble y organizar cada uno su cuarto, ya estaba todo listo. Seguimos charlando animadamente, cuando nos poníamos a charlar Teo, Manu y yo, nos podíamos tirar horas riendo y bromeando, hablando de cualquier tema, haciendo participes al resto, teníamos una simbiosis especial, y gracias a ello pudimos abordar cierto interrogatorio o acusaciones de los familiares sobre nuestra nueva vida allí, con miradas cómplices para recordarles que no metieran la pata y comentaran lo de Ana conmigo.

Lara nos cogió rápido el ritmo, y en esas horas ya se comportaba como una más, yo la daba  juego, en parte por que me gustaba tener un clon mío en mujer, ya que era tan atrevida y bocazas como yo, y por otro lado,  saber que a Ana le gustaría que se integrara pronto. No podía parar de pensar en si Ana tenía a esa amiga desde  siempre, o si fue después de nuestro romance fugaz en Navidades cuando buscó a alguien parecido a mi para sentirse bien, ¿O solo era casualidad?

Se hizo algo tarde, ya era la hora de cenar, y los familiares iban despidiéndose de Ana, mi madre les convenció para que no cogieran el coche de noche para volver a Granada, y se quedaran a dormir esa noche en casa de mis padres, y ya de mañana, más descansados, volvieran. Me levanté a despedirlos junto con Ana, y así también despedir a mi madre, padre y hermana, ya era hora de que se fueran, y dejaran a sus crías volar solas. El abrazo con mi madre fue el más sentido, pero en el fondo, era mi madre.

-MADRE: anda, quita, que das calor, y pégate una ducha que hueles a jabalí, aún no hay toallas en tu baño, así que ve al del pasillo, o saca toallas de esa caja, dónde pone “Cosas de baño”, y así sacas ya el champú y el gel, y coloca el neceser con todo, y no te duermas sin hacer la cama antes…..- cuando se ponía nerviosa quería recordarme como vivir en un minuto- …..y cuídate, y no hagas tonterías, y busca trabajo y no seas malo con los demás, compórtate, ya no vives solo ni con gente que sea familia tuya,  no tienen por que aguantar tus groserías, y  llámame si necesitas algo……..- la corté por que no pararía, se iba marchando y cada vez se daba la vuelta y recordaba otra cosa que decirme mientras cerraba la puerta de la casa. Ya lo hacia a broma, hasta al cerrar llamó al timbre para saber si funcionaba bien. Al cerrar la puerta no pude evitar una sensación de vértigo, al volver al salón todos me miraban y supuse que tendrían una sensación similar.

-YO: pues nada chicos, ya estamos aquí, solos, oficialmente, somos independientes.

-ALICIA: ¡¡¡Bien!!! - la siguió Ana con el grito, Teo aplaudió.

-MANU: pues yo estoy reventado, y hambriento.

-LARA: y yo, el viaje a sido largo, ¿Y si comemos algo y ya dejamos lo que queda para mañana? – es difícil explicarlo, pero mientras que a Ana su acento andaluz casi no se le notaba, Lara lo tenía muy marcado, pero se le entendía bien.

-TEO: como queráis, ¿Voy preparando la mesa aquí en el salón?

-MANU: si, sacamos algo de lo que nos han dejado y picamos un poco todos de todo.

-YO: perfecto, si alguno quiere ir al baño que vaya ahora, me voy a mi cuarto a coger  algo de ropa para estar por casa y me doy una ducha rápida,  que huelo a muerto……. - me olí el sobaco fingiendo un mareo después, aunque bien podía haber sido real.

Así quedamos, me fui a mi cuarto buscando en la maleta algún pantalón cómodo y alguna camiseta vieja, y me fui al baño del pasillo que ya tenía toallas, si mi madre no me había sacado las mías de la caja, a saber dónde estaban ahora, bastante que encontré los botes de champú.

La casa tenía 3 baños, 1 más pequeño en cada una de las 2 habitaciones grandes de matrimonio, dónde iríamos Teo con Alicia y Ana conmigo.  El 3º baño del pasillo, el más grande de todos, con bañera de hidro masaje y todo,  daba con una puerta a cada lado  a las habitaciones más pequeñas, aparte de la entrada  del pasillo, en el fondo ese baño sería para Manu y Lara, mientras que las parejas compartirían el de las habitaciones. Me di una buena ducha rápida, quitándome toda la suciedad, sudor y refrescándome el cuerpo, siempre terminaba mis duchas con un golpe de agua fría.

Al salir me di cuenta que me había dejado la ropa en mi cuarto, y que, si, había toallas, pero muy pequeñas para mí. Me sequé como pude y me puse una rodeándome la cintura, era larga pero estrecha, así que,  o tapaba el largo dejándome un poco abierta la toalla en la cintura, o me rodeaba entero y dejaba mi polla sobresaliendo por debajo. Debido a que debía  pasar por el salón, dónde estaban todos preparando la cena, preferí la 1º opción. Quise salir disparado para que no se  notara la situación, pero al darme la vuelta al cerrar la puerta tenia a Lara y Manu encima, viendo como tenía que tener agarrada la toalla con ambas manos para que no se cayera.

-MANU: ¿Que haces? ¿Y la ropa?

-YO: me la he dejado en el cuarto,  aparta coño - dije con cierta vergüenza, pasé entre ellos, y al dejarlos atrás oí risas.

-LARA: anda campeón tápate un poco que vas enseñando todo - sin darle mucha importancia me metí en mi cuarto, y allí entendí el comentario.

En el espejo, que aún no estaba colocado en la pared si o apoyado en el suelo,  me vi reflejado, al rodearme por delante, la toalla no cerraba por atrás, y se me venia todo el culo.

-YO: joder vaya manera de empezar………..- me reí por la situación y por el comentario de Lara, sin duda era tan incapaz de callarse ante una situación vergonzosa,  de cómo lo era yo.

Me vestí con unos pantalones de chandal anchos que me sobraban a patadas, de mi época previa a la operación, al igual que una camiseta vieja, era ropa enorme que me quedaba grande, pero excepcionalmente cómoda para ir por casa. Debido al calor y comodidad mías, fui sin slip, solo con los pantalones, al darme la vuelta tenía a Ana de pie mirándome desde el marco de la puerta, me dio un pequeño susto

-YO: ¡¡JODER!! Os voy a tener que poner un cascabel a todos - sonrío sin entender muy bien mi comentario.

-ANA: que ya está todo en la mesa, cuando quieras……- me acerqué a ella y la besé, sin más, estaba harto de andar a escondidas, con cuidado y con precauciones, había montado todo eso para poder estar con ella, y ya no había familiares que pusieran pegas delante.

La pegué con dulzura a la pared y me devolvió el beso, riendo nerviosa, por la situación o por que echaba de menos mis labios. Pese a la mudanza ella seguía oliendo a coco, y si no llega a aparecer Teo, la cosa hubiera ido a más.

-TEO: venga tortolitos, que ya está la cena, ya tendréis tiempo…- me dio una colleja y volvió al salón.

-ANA: jajaja venga, vamos a cenar.

Al llegar estaban todos sentados alrededor de la mesa, con 3 o 4 tuppers con comida, unos platos y cubiertos con vasos y refrescos. Me pegué al culo de Ana dándola un besito en el cuello mientras la abrazaba por detrás, ante la mirada de complicidad del resto, lo sabían pero era la 1º muestra de cariño evidente que veían entre ambos.

Ana se sentó en el suelo, y yo detrás de ella,  nos pusimos de nuevo a charlar y comer, probando la tortilla de la madre de uno y el arroz con pollo del padre de otro. Fue divierto, novedoso, aún más cuando al acabar recogimos todos, discutiendo  cómo funcionaba el lavavajillas, aquel “quita anda,  que tú no sabes”, palabras que se repitieron entre risas,  al final atinamos con un libro de instrucciones que había perdido en un mueble. Al acabar volvimos al salón para seguir la charla, Lara se lió un porro de marihuana, era evidente que en la riñonera no iban lápices,  eso llevó a Manu, que también fumaba de vez en cuando, a tomar más interés en ella, eso si, a fumárselo les mandamos al balcón o a una pequeña terraza que teníamos, ni yo ni Ana fumábamos y Alicia tampoco, y estaba intentando que Teo dejara de fumar tabaco, no queríamos que la casa oliera a humo y menos a marihuana.

Nos quedamos charlando las 2 parejitas cuando salieron a terraza a fumar Manu y Lara. Entre Alicia y Teo se veía mucha más complicidad que en nosotros, a Ana  le daba un poco de reparo que la abrazara o la hiciera carantoñas, mientras  la pobre sufría de un pequeño cuestionario de parte de Alicia, estaba intrigada por la mujer que había logrado sacar del caparazón a su “hermano mayor”. A los ojos de Alicia yo seguía siendo aquel gordito que tenía pánico de pedir salir a las chicas, pese a que esa persona ya no existía.

Volvimos al tajo, estabamos cansados y fuimos ayudando a montar las camas de los demás, Manu tenía que madrugar ya que era  el único con trabajo, y las chicas, pese a que aún tenían una semana hasta empezar la Universidad,  quedaron  para desayunar e ir juntas a ver como se llegaba y dónde estaba. Yo,  molido,  tuve que recordar las palabras de mi madre para hacer la cama antes de acostarme directamente sobre el colchón sin una mísera funda, Ana me ayudó, y su mirada era algo triste.

-ANA: ¿Si te digo algo no te enfadas? - la miré extrañado.

-YO: claro que no, dime.

-ANA: verás, me da cosa que Lara duerma sola, y………esto está siendo muy rápido………. no me siento aún cómoda con……..lo nuestro - lo decía con voz ahogada, mirando al suelo temiendo que eso me enfadara, y realmente podía tener motivos, visto desde fuera mi deseo era estar junto a ella, pero entendí sus necesidades, y si quería una relación de iguales, una que  me llenara, debía respetar sus decisiones.

-YO: no pasa nada, quédate con ella el tiempo que necesites, las 2 camas las tenéis ya listas.

-ANA: jo, es que no quiero que pienses mal de mi……….- me fui a por ella levantándola la mirada.

-YO: jamás se me ocurriría, si tengo que volver a conquistarte cada día del resto de mi vida, lo haré - sonrió ante la rotundidad de mi frase, la tenía preparada, mi mente lógica me preparó para que al principio no todo fuera de color de rosa. Ana me dio un beso tierno y suave, y me abrazó feliz por mi reacción.

-ANA: eres el mejor.

-YO: pero recuerda………….- la señalé en  la mesilla de noche, un marco con una nota.

”Se que no tomabas somníferos. Hasta pronto”

Era la nota que me regaló en Navidades al irse, la había guardado sin saber por qué, y la había enmarcado. Me miró incrédula con la boca abierta.

-YO: hasta pronto……..- me volvió a besar, era el 1º paso hacia mi reconquista.

La acompañé a su cuarto, dónde vi de refilón a Lara saliendo del baño, allí  volví a besar a Ana entre risas, y al despedirse me dio una palmada en el culo. Me fui a la cama, mi mente  quería seguir haciendo cosas, pero mi cuerpo estaba al limite, y me acosté pronto, 00:30,  pese a querer estar un rato en el ordenador, pero tenía que montarlo, así que desistí y me tumbé quedándome frito casi al instante.

Me desperté con los ruidos de mis compañeros por la casa, serian las 9:00, con una erección enorme que solo se me pasó al ir a orinar. Me di una ducha rápida vistiéndome igual de cómodo, y fui a la cocina, allí estaban las 3 chicas con Manu, desayunado. Nos dimos los buenos días,  y fue la propia Ana la que se acercó y me dio un beso, sabía a mermelada del desayuno,

-YO: bueno, ¿Y que planes tenemos para hoy?

-MANU: yo ahora me voy a currar….. -  trabajaba de vigilante en un museo -…. vendré sobre las 6, quiero pasarme por mi casa para ver si me dejé algo.

-ALICIA: tu ex casa, ahora vivimos aquí jajajajaja.

-YO: ¿Y vosotras?

-LARA: Alicia nos va a llevar a la Universidad, para que veamos como es y cómo llegar, de hecho tenemos que entregar unos papeles a ver si atinamos dónde.

-ANA: vendremos a comer pero luego por la tarde vamos a salir a pasear y de tiendas, queremos ir bien monas en la gran ciudad jajajaja.

-YO: ya sois preciosas, pero si insistís, ¿Puedo acompañar?

-ALICIA: no,  usted se queda aquí con Teo a montar muebles que faltan, ya me ocupo yo de cuidar de estas 2……….- miré a Ana buscando confirmación.

-YO: está bien, está bien, pero tened mucho ojo…….- abracé a Alicia, dándola las gracias por ser la anfitriona de la ciudad para ellas, yo ya había hecho algo similar con Ana en Navidad, pero ahora eran 2 mujeres, y nada mejor que otra mujer de confianza para enseñarlas a moverse  o ha hacer cosas que yo no podía -….. ¿Y Teo?

-ALICIA: ahí sigue,  durmiendo

-LARA: ¿Que pasa, os acostasteis tarde eh pillines? - me lo quitó de la boca.

-ALICIA: ¿Que pasa? Había que estrenar la casa jajajajaja - reímos todos, me sentí bien, a gusto con esa comodidad y franqueza, era de adultos maduros, pero éramos jóvenes preparados para comernos el mundo, aparte de saber que se podía follar sin que se enteraran los demás de la casa, o al menos, yo no me enteré.

Desayuné con ellos mientras Manu se fue a trabajar, y ellas se iban duchando para irse. Monté lo que quedaba de mi cuarto, el PC, una mesa y movía los muebles, buscando que posición me vendría mejor, siempre dejando sitio para las cosas de Ana. Vi irse a las chicas, adulándolas de lo monas que iban y dándole un beso a Ana. Arreglando el cuarto, debí hacer bastante ruido por que Teo apareció por mi puerta con una cara de dormido impresionante.

-TEO: ¿Que haces cabronazo?

-YO: aquí montando el  cuarto, al parecer nos toca arreglar el piso, anda desayuna algo y nos ponemos.

Se adecentó, comió algo, y nos pusimos a montar el mueble del salón dónde iría la TV, el teléfono con el aparato de Internet,  y luego algún mueble en las habitaciones que teníamos que montar. Gastamos toda la mañana,  mientras, hablábamos, ambos nos queríamos sacar el carnet de conducir, y necesitábamos trabajo, no podíamos vivir de nuestros padres ahora, ni de la caridad de los compañeros de piso. Planificamos un poco los siguientes días y pasos, estabamos pelados de dinero así que le hablé del dinero que tenía en el banco, el  de Madamme, con eso bastaría para ir tirando los primeros meses si no encontrábamos trabajo, y pagarnos el carnet. Las chicas, entre becas y ayuda de sus padres, con Manu trabajando, tenían los fondos asegurados, incluso podríamos mirar algún coche de 2º mano. A los 2 se nos vino a la cabeza Adrián, aquel amigo que os conté, una bala perdida pero que le chiflaban los coches y motos.

Para cuando volvieron las chicas a comer, la casa estaba montada y perfecta, y Teo y yo  teníamos las mismas ideas de como arrancar nuestras vidas, lejos del nido de nuestros padres.

 

Ana – Nueva  vida.

Los siguientes días transcurrieron igual, montando cenas y fiestas de inauguración para más amigos. Hacia el final de semana ya estabamos Teo y yo en una autoescuela y con trabajo, (Que época aquella en que había trabajos decentes y bien pagados).

 Teo era muy bueno con los PC, así que le contrataron de informático en una empresa, solo por las mañanas, 900€ al mes. Yo no buscaba nada tan serio, o que me ocupara tanto tiempo, y debido a mi escaso curriculum, me contrataron en un supermercado cercano. 3 horas por las mañanas, de 10:00 a 13:00, como reponedor y carretillero, me vieron corpulencia supongo, era ocuparme de las estanterías, renovar producto que traían cada mañana, y organizar el almacén, cosas así, y debido a que trabajaba al menos 1 fin de semana, me pagaban casi 600€. Eso nos daba a todos de sobra para pagar el piso, y nos sobraba para tener dinero en mano.

Las siguientes semanas fueron un poco caos, nos levantamos todos casi a la misma hora, ellas para ir a la Universidad y nosotros a trabajar, apenas nos veíamos por las mañanas. Luego íbamos volviendo  a casa, 1º yo al estar cerca de casa, entre semana me ocupaba de tenerla decente. Luego volvía Teo, después las chicas para comer juntos,  ellas volvían a la Universidad o salían a despejarse dependiendo del día y las clases, mientas Teo y yo estábamos en la autoescuela. Volvíamos  a casa sobre las 6, a la hora en que Manu volvía de trabajar.  Ellas estudiaban pro las tardes, y  nosotros hacíamos el tonto, o las molestábamos, estaban muy concienciadas con sus estudios y no perder comba, aún así siempre lográbamos relajarlas de tanta tensión.

Lo mejor, con el paso de los días, fui ganándome a Ana de nuevo, era un reto maravilloso enamórala de nuevo sin tener que usar mi polla como argumento, y sin obligarnos a dormir juntos como en Navidad. Unas flores un día, un masaje otro, salir a pasear, los fines de semana salir a bailar y divertirnos,  cómo la cuidaba,  cómo la trataba…… Notaba que cada día estaba más cerca, y era evidente en su manera de tratarme, ya no le daba ningún pudor que nos besáramos o nos acariciáramos delante de los demás. Cuando salía de fiesta tuve que darle las gracias a Alicia por las compras que hicieron, iba preciosa en todo momento, su cuerpo joven y bien formado, mezclado con su tono de piel moreno, con un sin fin de ropa de tono pastel, la quedaban de cine, enseñando muchas veces su ombligo y aquel tatuaje de media luna en su vientre.

Le gustaba a Ana contarme historias de tíos que la habían echado el ojo, supongo que quería ponerme celoso, usaba a Lara como parapeto, que era un poco golfa la verdad, ya le había visto con algunos chicos distintos en menos de 3 semanas, solo rollos y besos, nada de sexo, por lo que sabía de Ana, Lara era virgen, una calienta pollas dicho mal y pronto.

La convivencia fue mejorando, nos hicimos turnos para ir al baño por las mañanas, usando los 3 baños todos a la vez, y dividiendo tareas del hogar, como cocina, baños, barrer, fregar, lavar platos, lavadoras y de más, teníamos una pizarra en la nevera y unos turnos negociables. Allí aprendes lo duro que trabaja tu familia, en concreto tu madre, cuando tienes que limpiar los baños por los que han pasado 6 personas. Pasado un mes ya nos habíamos visto medio en bolas todos a todos, y habíamos limpiado o tendido bragas, calzoncillos y sujetadores de todos. Al principio da grima, pero entre Lara y yo, que hacíamos bromas continuas sobre aquello, terminó siendo una rutina más. Alguna visita a mis padres en domingo para comer, y alguna otra de ellos a nuestra casa, teníamos que andar con mucho ojo Ana y yo de lo que decíamos y contábamos, ya prácticamente salíamos juntos.

De los descuidos en el baño, de dejarse puertas abiertas o cosas así, ya había visto al menos en ropa interior a las 3 chicas, y a los otros 2 chicos, igual que ellos a mi, Ana seguía perfecta, era una belleza desorbitada, y su tono de piel me volvía loco, las primeras veces ella se tapaba al verme, pero después hasta me pedía que la ayudara con cremas o masajes. Lara estaba bastante buena, su cara y su forma de vestir le afeaban mucho, sobretodo sobresalían su par de tetas, era la que más pecho tenia de las 3 del piso, fácil averiguarlo cuando lavas sus sujetadores, una 110 gastaba, con amplia copa, mientras que Ana tenia una 92 sin tanta copa, y Alicia una 87 sin casi copa. Lara de culo perdía bastante, pero le pasaba como a Alicia a la inversa, tenía tan buen par de tetas que su culo quedaba atrás. Alicia era todo lo contrario, sus caderas y su trasero eran un espectáculo aún mayor en bragas, en cambio a ella no la miraba con ojos sexuales como a las otras 2, simplemente admiraba aquella maravilla de trasero, ya la había visto en biquini muchas veces, pero el día que la vi en tanga casi me da algo.

La cosa fue a más, y la confianza da asco, o en este caso gusto, así que de tantos cruces involuntarios al final nos daba igual, íbamos en ropa interior por la casa, solo Manu se mostraba más receloso, por su ligera barriga, y yo al principio, por mi enorme polla. Ana ya sabía de mis  atributos obviamente, Lara me la vio un día que entró en el baño sin preguntar mientras me secaba, me  encantó su reacción, todas las mujeres al verla se quedaban mirándola con  la boca abierta, Lara se echó reír, y señalándomela, se fue gritando por el pasillo obscenidades, justo lo que hice yo al verla sin sujetador un día por el pasillo corriendo con sus tetas botando apenas cubiertas por sus manos. Alicia no me  vio desnudo al natural durante los primeros meses,  pero Lara ya se lo había comentado, y se hablaba de ello sin ningún tapujo, las primeras veces que Alicia me vio en slip o con pantalones anchos sin ropa interior,  la miró de reojo, pero no pasó de allí.Éramos hermana y hermano, y creía que no había malicia.

Y si creéis que es duro convivir con una mujer, pensar en hacerlo con 3 mujeres, a las que se les sincronizó la regla. Durante 4 días al mes aquello eran 3 ogros a los que había que sobrellevar.

Fue llegando el frío, era Noviembre ya, y pese a poner las calderas durante el día, por la noche apagaban la calefacción y hacía cierto frío. Se acabó la fiesta de la ropa interior,  todos íbamos ya bien arropados con pijamas y albornoces, yo con mi camiseta y pantalón me valía, si llevo calcetines gordos puestos es como si llevara un abrigo polar, soy inmune al frío.

El cambio de temperatura le recordó a Ana la Navidad pasada, el frío que tuvo, y como yo, con mi calor corporal, la tenia en la gloria, Lara no tanto, pero Ana era de Granada, no estaba acostumbrada al frío, y siempre  andábamos sentados en un sofá abrazados, o con una manta encima. Aquellos acercamientos en busca de calor terminaban siempre en largos besos pasionales,  con lengua, con caricias inocentes pero inevitables por todo el cuerpo, pero pese a todo ello, y notar como nos calentábamos los 2, siempre dormía en la habitación con Lara, y no conmigo. Hablábamos del tema, pero Ana decía que quería esperar, lo deseaba pero lo que empezó como una petición se volvió una apuesta, como un juego, quería ver cuanto podía aguantar, y no quedaba mucho en realidad, era verla un hombro desnudo o acariciar su culo por encima de la ropa y ya la tenía como una piedra.

Me di cuenta que desde la sesión con Kira,  la modelo, no me había ni pajeado en 1 mes y medio, y tuve que volver a hacerme casi 2 masturbaciones al día para poder sobrellevar aquella relación con Ana. Yo la respetaba, pero iba a  reventar cualquier día. En los momentos más calientes, llegábamos a acariciarnos o masturbarnos el uno al otro, pero era casi anecdótico, y pese a mi deseo, y el suyo, me hacia feliz aquel juego, el no tener a una mujer encima mía  que solo quería sexo.

Una buena noche de viernes, salimos a tomar algo todos, y volvimos a casa sobre las 3 de la mañana. Ana había estado más cariñosa de lo habitual y un tremendo escote acompañado de una blusa transparente blanca marcando su sujetador rosa y su marcado tono de piel, con una falda bastante corta,  me habían llevado al cielo. Con todo lo pasado no me podía creer que aquel bombón fuera mi……¿Novia?, ni siquiera nos llamábamos así. Volviendo a casa se pegó a mi y mi brazo, hacia frío y aire,  cubriéndose con mi cuerpo. Como siempre, al llegar a casa la acompañaba a su cuarto, y allí nos despedíamos con largos y apasionados besos delante de los ojos de Lara,  que miraba con cierta envidia.

Yo hacía la broma  de acostar a Ana, y a Lara también, dándola un beso en la mejilla o jugando a pelearnos en la cama, y más de una vez, lo hacía totalmente empalmado de las caricias de Ana, con lo que los roces eran claros, y hasta podía decir que eran buscados por parte de Lara, sobretodo si Ana se iba al baño y nos quedábamos solos unos minutos. Lara me lanzaba retos, dudaba de mi hombría constantemente y bromeaba con que ella era mucho más mujer que Ana y que yo no sabría que hacer con ella. Su bocaza era castigada con mi corpulencia y varias veces la inmovilizaba quedando encima de ella, o a escasos centímetros de su cara, entonces ella dejaba de jugar y se quedaba quieta mirándome,  esperando que yo diera algún paso, pero para mi, pese a ser consciente de ello, era solo un juego, mi objetivo era Ana, y aquella mujer, o cualquier otra, me daban igual.

Ese día Ana salió del baño, con Lara casi montada encima mía, conmigo sentado en la cama de Ana, si no era yo quien iba a por Lara a jugar,  ella misma se encargaba de ir a chincharme, y de plantarme sus tetas bien cerca de la cara. Éramos tan bestias los 2 que para ganar el juego, yo le mordía una teta o ella me pegaba en la polla, era eminentemente sexual, pero no para mi, es más, lo quería usar para dar celos a Ana, y eso  debió de funcionar. Ana salió del baño con un pantalón de pijama y una camiseta mía vieja que le quedaba enorme, casi de camisón, y al ver la escena se enfadó, cogiendo de los pelos a Lara y sacándomela de encima.

-ANA: aparta golfa, este chico es mío - el tono era jocoso, pero sincero.

-LARA: anda boba, que solo jugábamos, si no se lo das tú,  alguien tendrá que dárselo jajajajaja

-ANA: pues menos juegos y a la cama,  que hace frío…….- se me subió Ana encima  mirando de refilón a Lara, y me dio el beso más sensual y caliente desde su vuelta,  marcando territorio.

-YO: más te vale irte a dormir ya, por que no respondo como sigas así…- notó mi polla palpitando entre sus piernas.

-ANA: anda vete, hasta mañana  amor - me dio un beso de despedida, y la arropé, después le di un azote a Lara en el culo, que se andaba acostando, como finalización del juego, y salí corriendo para evitar represalias.

Me fui a mi cuarto derecho al PC, le había vuelto a coger el gusto a los videos porno, que remedio, llevaba casi 2 meses sin catar hembra, el máximo tiempo de celibato que estuve desde la operación. Solo para desahogarme, sin reproches ni malos gestos. Mis pajas eran cansadas, y agotadoras, mi brazo se castigaba ante tanta carne que masajear, y me costaba un mundo una erección en condiciones, me iba  a correrme al baño y así ensuciar poco, me lavaba las manos y a dormir relajado. Me acosté caliente y sudando, así que me quedé solo con el pantalón sin slip, destapado, luego cuando cogía frío me tapaba, y teniendo que trabajar al día siguiente, me dormí pronto. Me despertó el sonido de la puerta, chirriaba un poco al ser de madera por el frío, abrí un ojo entre legañas y divisé una figura femenina con una manta echada por encima.

-YO: ¿Si?

-ANA: hola, ¿Estás despierto?

-YO: ahora si…- murmuré - …...¿Necesitas algo?

-ANA: si, a ti……- me sobresalté por su comentario, estaba muy dormido, miré el reloj, habían pasado apenas 2 horas desde que me dormí.

-YO: ¡¿Cómo?!

-ANA: jo, es que hace mucho frío y por más mantas que me echo no entro en calor, ¿Puedo…. dormir contigo? Ya sabes………como en Navidad.

-YO: ah…….claro, anda vente - se me notó cierta desilusion.

-ANA: gracias …..- sonrió, o eso me pareció, estaba oscuro, cerró la puerta y corrió hasta mi cama, me eché hacia un lado abriendo mis sábanas para dejarla pasar - ………. pero… ¿Dónde esta tu colcha?

-YO: en el armario, creo….- yo todavía no tenía tanto frío como para sacar la colcha nórdica en la cama.

-ANA: ¿Pero no tienes frío?

-YO: me caliento soñando contigo….. - rió, torneando los ojos, y echando su colcha sobre los dos,  se metió entre mis sábanas, agarró mi mano y me pegó a su espalda, rodeándola con mi brazo, la besé el hombro mientras le apartaba su largo pelo para no tenerlo en mi cara, su olor a coco me parecía la mejor fragancia del universo.

Nos pegamos tanto que notaba su respiración agitada y su cuerpo tiritar, realmente tenía frío, pero entre la colcha y la estufa que soy yo, en pocos minutos dejó de temblar y emitía gemidos de sentirse reconfortada. Antes de que pudiera hacer o decir nada se quedó dormida plácidamente, y pese a tener a esa mujer en mi cama, la sensación era tan agradable y cálida que me dio igual, ni se me empalmó, solo disfruté del momento pegado a ella, con mi  brazo rodeándola y ella agarrada de mi mano, estaba tan ensimismado que me dormí igual de rápido que antes, no recuerdo muchos sueños reparadores pero aquel lo fue.

Sonó mi despertador, media hora antes de tener que ir a trabajar, por suerte el supermercado estaba cerca, con una ducha rápida llegaba de sobra. Lo apagué tan rápido que Ana ni se despertó, ahora estabamos cara a cara, con ella usando uno de mis brazos de almohada, y su cintura echada para atrás, entre otras cosas por que mi erección mañanera no la permitía ponerse más cerca. La tenía clavada en su vientre. Me costó toda mi fuerza de voluntad no quedarme allí pasmado viéndola dormir, pero con una mano cogí su cabeza y se la levanté lo justo para sacar mi brazo adormecido, y recostarla, levantándome con cuidado de no despertarla. La arropé bien con la colcha y la di un beso en la mejilla antes de darme una buena ducha fría. Me preparé para irme a trabajar en completo silencio, la dejé una nota cariñosa sobre la cama, con unas gotas de mi colonia, y me fui a trabajar como el hombre más feliz de la historia, las sensaciones de euforia que me generaba cada paso hacia Ana eran mejores que cualquier  polvo que pudiera echar.

Los fines de semana era el único que trabajaba, o hacia algo, de la casa,  las 3 horas por la mañana simplemente. Al volver a casa me extrañó no ver a todos ya en el salón preparando la comida, ya se nos habían acabado los tupper de las familias, y salvo algún caso aislado de reposición, vivíamos de cocer pasta. Me fui a mi cuarto y al encender la luz me saltaron todos encima son un “¡¡¡SORPRESA!!!”, que me asuntó,  no lo esperaba.

-YO: ¿Pero que hacéis aquí? - miré a mi cuarto y me encontré más lleno de lo habitual, cosas que no eran mías, “Cosas de Ana”.

-ALICIA: pues nada, que por lo visto querían darte una sorpresa y hemos ayudado a traer las cosas de Ana aquí.

-YO: ¿Y eso? - miré a Ana.

-ANA: por que si voy a vivir y  dormir aquí a partir de hoy,  será mejor que estén mis cosas aquí - me guiño un ojo y me abrazó balanceándonos, con un matasuegras en la boca, yo la rodeé la cintura con mis manos.

-YO: ¿Estás segura? - lo dije mirando sus intensos ojos marrones, adivinando aquellas trazas verdes que me encantaban.

-ANA: segura, esta noche me has recordado por qué quise venir aquí, eres el mejor hombre que he conocido, no quiero esperar más……..…te…....te quiero - era la 1º vez que lo decía desde que volvió, mi mirada la confundió, no sabia si era sorpresa o duda, estaba concentrado en mis pensamientos alegres -…….. o acaso no quieres que….- la besé para disipar confusiones.

-YO: que sepas que no solo quiero, si no que llevo deseando esto desde que llegaste.

-ANA: lo sé - la mordí el matasuegras para quitárselo y escupirlo, quería sus labios.

Nos fundimos en un abrazo sentido y cariñoso, con besos constantes de felicidad mutua,  ante las felicitaciones y bromas de los demás. Lara fue la que menos entusiasmo puso. Para celebrarlo hicimos una comida algo más especial y después nos fuimos cada uno a  su cuarto,  a echarnos un poco, queríamos salir de fiesta más tarde. Ana y yo nos acostamos de cara, mirándonos  fijamente, y abrazados.

-ANA: y ahora……… ¿Que?

-YO: ahora toca disfrutar supongo.

-ANA: ya lo sabes, pero quiero que sepas que he estado tonteando con un chico en Granada, nada serio, pero quiero ser sincera contigo.

-YO: no pasa nada, nos dimos tiempo hasta volver a encontrarnos, y aquí estamos, eso es lo que me importa.

-ANA: ¿Y tú?

-YO: y yo… ¿Que?

-ANA: ¿Qué si tú has estado con alguien desde Navidades? ………– “Pufff vaya problema”, reí para ganar tiempo, no quería mentirla y decirle que no,  temía que si le dijera la verdad se asustaría o se sentiría ofendida –……… venga, yo he sido sincera, tú tienes que serlo conmigo.

-YO: ¿Y si te hago daño? No quiero perder esto…….- la coloqué el pelo detrás de la oreja viendo su amplia sonrisa.

-ANA: nada de lo que puedas decirme puede cambiar lo que sentimos el uno por el otro.

-YO: sé que ahora lo dices, pero lo que puedo contarte, si soy 100% sincero, puede afectarnos, no he sido ningún santo.

-ANA: jo, pues ahora si que vas a tener que decírmelo, no me vas a dejar con la duda…...- se incorporó y se sentó, carraspeando con la voz y preparándose para lo peor, y aún así la asusté.

Si era lo que quería,  le dije todo, y cuando es todo, es todo, desde mi paso por el instituto con las alumnas, Marina, Karin, Pamela, esa fue la 1º vez que torció el gesto,  o Rocío y su aprendiz, pasando por mis escarceos con la monja o las universitarias, incluso de mi Leona, aquí me miró incrédula, casi asustada. Después la hablé de Irene y nuestro noviazgo, comentando lo mal que me sentí al torcerse la relación, allí suavizó su mirada, pero le conté mi verano, mis escarceos con las mujeres en la piscina, y pese a que mi mente me lo prohibía, de Yasmine y Eleonor, mis colombianas, de nuestras sesiones madre e hija en su casa, de cómo las dominaba como su macho. Yo solo hablaba y Ana escuchaba, lo peor llegó cuando le comenté lo de Madamme, de cómo logré el dinero del piso,  de la aparición de Zeus y de la bestia, de forma automática Ana se puso en pie, dando vueltas por la habitación, podía notar sus ojos vidriosos juzgándome de vez en cuando, y cómo se rascaba la cabeza pensando mil cosas. Terminé contándola como casi hice claudicar a Madamme, y de mis aventuras con  Geisha, incluso de lo que le hice a David en la fiesta al descubrir el engaño, hasta la hablé de que el fin de semana previo a su llegada lo pasé con una supermodelo a la que le faltaba medio tornillo con el tema de su padre. Ana estaba desbordada, ya le había dicho que no había sido ningún santo, pero me miraba como si fuera una persona desconocida.

-YO: eso es todo, todo lo que ha pasado desde que te marchaste.

-ANA: joder……..

-YO: sé que es mucho, y que no es comparable, pero te soy sincero, es lo que querías, ¿No?

-ANA: ya, pero no sé, es que son…………. más de 1……es que son….muchas……..joder, y algunas son una pasada, como si no fueras el chico del que me……….el que conocí en Navidades…….. – me levanté y la cogí de las manos, no quería mirarme, y me estaba poniendo nervioso  de tantas vueltas.

-YO: no te voy a mentir, lo he pasado muy bien y ha habido partes de mi vida oscuras o tenebrosas, y me han gustado, pero es todo del pasado, no quiero volver a  ello,  no lo necesito, te tengo a ti.

-ANA: ¿Así que renuncias a todo eso……… por mí? - me miró sin saber si sentirse orgullosa o triste por ello, sopesé mi respuesta.

-YO: no, no lo dejé por ti, me gustaría que fuera así, pero no lo es, no es que tú seas mejor o peor que cualquiera de ellas o todas ellas juntas, no es una cuestión tuya, soy yo, no es por ti, si no por lo que  me haces sentir, me haces……feliz, y no cambiaría estos 2 meses a tu lado por volver a esa vida - levantó su mirada por 1º vez.

-ANA: no puedes hablar en serio, si ni siquiera hemos hecho….nada, y me has contado  barbaridades, ¿No lo echas de menos?

-YO: eso es injusto, ¿Si preguntas si lo echo de menos? Claro, como echo de menos el cocido del domingo de mi madre, y no por ello salgo corriendo cada domingo a su casa…..- sonrió ante mi comparativa -…. prefiero comer comida pre cocinada y matarme a pajas que volver a una vida sin ti,  sin lo que me haces sentir …..–   nuestras miradas eran intensas, la buscaba con mis labios - …….¿Tú eres feliz conmigo?

-ANA: claro que si, pero,  ¿Cómo puedo saber que no me harás daño?

-YO: no lo sabrás, al igual que yo no sé si tú me lo harás a mi, pero midiendo los riegos de que salga mal y la posible recompensa de que salga bien, merece la pena arriesgarse, supongo que es lo que llaman amor, sentirte tan bien y tan feliz con otra persona que no temer abrirte completamente a ella,  que te conozca, que sepa lo mejor y peor de ti, y aún así  esté a tu lado. Tú eres eso para mi, déjame que lo sea yo para ti …… - nos fundimos en un apasionado beso, no era sexual ni excitante,  era una corriente de sensaciones que recorría mi cuerpo, como caer de una cuerda muy alta sin saber si hay una red debajo. La separé un poco de mi, abriendo los ojos el tiempo justo para ver como ella se relamía, y como poco a poco volvía de algún lugar feliz en su mente.- ……Ana……………………. te quiero.

-ANA: y yo a ti, te quiero más de lo que nunca creí posible querer a alguien - nuestras ojos irradiaban peligro, como si fuéramos conscientes de que una bomba iba a estallar en cualquier momento. Llamaron a la puerta, era Manu, abrió y nos vio de pie allí plantados,   uno delante del otro.

-MANU: hey, vamos a salir a tomar algo, ¿Os venís? - sin dejar de mirar los ojos hipnóticos de aquella mujer entre mis brazos, respondí.

-YO: id vosotros, nosotros saldremos en un rato, ya os llamaremos……- Ana asintió con sonrisa pícara.

-MANU: vale, nos vamos, hasta luego…….- se fue cerrando la puerta, y a poco listo que fueras, se notó que allí iba a pasar algo.

Nos volvimos a besar, pero esta vez ya sin limitaciones, buscando con la lengua las caricias del otro, era Ana la que me fue empujando hasta tropezar con el borde de la cama y caer tumbado sobre ella. Quitándose la camiseta se tumbó sobre mí, buscando con una de sus manos mi mentón, y besándonos de nuevo, casi fundiendo nuestros labios. Se tuvo que acomodar la cadera, abriéndose un poco de piernas para dejar paso a mi polla, que a esas alturas debido al nulo sexo que había tenido, con  esas pocas caricias y besos, ya estaba dura como granito.

Debido a mi manía de llevar pantalones anchos sin slip por comodidad, mi enorme miembro resaltaba como la carpa de un circo. Yo solo me deleitaba con su largo pelo acariciando mi cara, el peso de su cuerpo sobre mí, con sus tetas aplastadas, sus movimientos de cadera y su eterno olor a coco. La acariciaba su espalda, buscando reacciones, pero ella manejaba la situación, yo tenía miedo de coger  las riendas y estropearlo todo. Pasamos así unos minutos, explorando nuestras bocas, hasta que sonó la puerta de la calle, se habían ido los compañeros de piso, supongo que  segura de que nadie oiría nada, se dejó caer a un lado,  se fue quitando el pantalón, para luego ponerse de rodillas y quitarse el sujetador. Me quité la camiseta, admirando aquella belleza arábiga, aquella piel tostada y su cuerpo casi desnudo  que clamaba sexo.

-ANA: vamos a ver a mi vieja amiga…….- llevó sus manos a mi tieso pene, sobre la ropa, pero era un mero velo, podía acariciar y palpar perfectamente toda su grandiosidad, se mordía el labio mientras mi mano jugaba en uno de sus muslos.

No pasó mucho hasta que tiró de la tela y me la sacó de su prisión, con algo de ayuda me quité el pantalón y la dejé embobada mirándola, como si fuera la 1º vez que veía aquella cosa, pero no lo era. La agarró con ambas manos y con más maestría de la que le recordaba, comenzó a masturbarme de forma torpe y rápida, me lo parecía por mis experiencias previas con auténticas golfas de 1º nivel, pero en vez de no gustarme, aquella candidez me pareció adorable, sexualmente atractiva.

Tan despistado estaba que no vi como agachó su cuerpo para lamerme el glande, sin dejar de masturbarme, repasando bien la zona, y terminado cada lamida con un beso dulce. Su nueva posición me dio vía libre para con una mano meterme por detrás de su culo en sus bragas, pude observar como estaba húmeda, y como con solo notar mis dedos abriéndose paso hasta su coño,  aumentó la temperatura de su interior. Al llegar a su pubis era una inundación, estaba tan mojada que se me pegaba la tela de su ropa interior, pero al alcanzar su monte y acariciarlo por encima la saqué un gemido apenas perceptible,  que la obligó a dejar sus trabajos manuales, y a medida que mi mano aumentaba el ritmo ella se apartaba más de sus labores. Llegando un momento en el que solo tenía agarrada mi polla con una mano y con la otra se sostenía a 4 patas.

Con un giro de muñeca logré meter uno de mis dedos en Ana, notando presión y calor a partes iguales, viendo como todo su cuerpo se estremecía, y haciéndolo de nuevo, ver como su cintura cogía el ritmo de mi mano con cada penetración. Con uno de mis dedos localicé el clítoris y no dejaba de jugar con él mientras metía o sacaba otro dedo de ella,  alcanzando que sus suspiros fueran aumentando hasta que mi mano tenía tanta velocidad que la llevó a un orgasmo fuerte y excitante. No sé cuanto llevaría sin uno, pero del latigazo cayó de espaldas de rodillas sobre la cama, agarrándose la vagina por dentro de la ropa interior y acariciándose levemente mientras me miraba poseída.

-YO: vaya, estás muy poco entrenada.

-ANA: no seas malo, llevaba sin correrme desde…………Navidades, no así, no de esa forma, me he manchado toda.

-YO: ¿Y el chico ese con el que tonteabas?

-ANA: nada, solo juegos, ni penetrándome,  nada como esto, ni de lejos, eres malo, me has hecho alguna mierda nueva que has aprendido  o algo.

-YO: jjajajaja nada, te lo juro, solo quiero hacerte disfrutar - me puse de rodillas delante de ella, todo lo que mi polla me dejó acercarme, la iba besando por la cara, el cuello y el pecho, mientras mis manos la masajeaban sus senos. Ana era una joya del nilo, una especie de diosa egipcia, y cada momento a su lado me parecía más bella aún.

Mis besos y caricias la hicieron recostarse de espaldas, y con habilidad le junté las piernas para sacarle la ropa intima, volviendo a tener ante mi su precio coño, con aquella fina línea de bello bien cuidado que recordaba, ella se moría de vergüenza ante mis caricias, pero fui besando sus muslos acercándome a su clítoris, hasta que metí mi lengua en ella. Se abrió de piernas y se dejó hacer, apretando mi cabeza o tirando de mi pelo, pero no estuve mucho jugando con mi lengua en su interior, estaba loco por penetrar  a mi chica. Fui subiendo por su cuerpo con mis labios cuando la noté más caliente, trabajando sus pezones al paso por ellos, y terminando con mi polla apuntando a su interior, mientras la besaba el cuello, y jugaba con una de mis manos en su vientre, sabía que eso la derretía.

-ANA: por favor, ten cuidado, pero fóllame ya, no aguanto más.

Sus palabras de suplica me estremecieron, Ana rasgaba con sus uñas en mi pecho, denotando su deseo. Me mojé la polla bien de sus abundantes fluidos, la abrí  de piernas asegurándome  tenerla a  buena distancia de mi, y viendo como ella misma se separaba los labios mayores mientras se pellizcaba un pezón, apunté y apreté suavemente.

Dio un sobresalto al notar el 1º contacto, fui buscando más comodidad con el 2º, y esa vez si la penetré con el glande solamente, eso la relajó el cuerpo entero, estaba demasiado tensa, y notar ese 1º paso la calmó. De forma muy lenta  y pausada hice presión notando como de nuevo se le abría, era casi obsceno ver aquella barra de carne hundirse en ella, oyéndose el resbalar de mi piel empujando en su interior y viendo como con cada respiración se contraía y  se relajaba al soltar el aire. La veía como se retorcía sobre la cama buscando algo a lo que atenerse, y solo encontraba consuelo cuando paraba a dejarla acostumbrase de nuevo a mí, al notar como sus paredes interiores cedían ante la invasión, y como mi falo sentía menos hinchazón, alcancé la mitad de mi miembro, quise parar, para no forzarla de más, pero recordé que ese poco más de la mitad era lo que  había conseguido meter en Navidades, y me costó varios días de sexo acostúmbrala a esa cantidad  dentro,  ahora, a la 1º ya estaba allí. Apuré un poco más, sin dejar de apretar,  quise comprobar hasta dónde le podía llegar, no me importaba pero sería un plus si lograba metérsela toda. A ¾ Ana casi se  desvanece, dejé de penetrarla y quedé quieto dentro de ella, viendo como su pecho respiraba agitado y su boca se abría  queriendo hacer más sitio en su cuerpo.

-ANA: ¡¡Dios mío, me abres, noto como me abres!!

-YO: ¿Estás bien? ¿Quieres que pare o la saque?

-ANA: ¡Ni se te ocurra! Quédate quieto, no te muevas, deja que me……dios, ¿Es que no tienes fin? ¡¡Es enorme!! - reía ante las expresiones sin sentido y halagos inexpertos, era pura candidez e inocencia.

Poco a poco, se vio más confiada, y sin dejarme que me moviera, era ella la que comenzaba a mover su cadera, de formas circulares, creándose espacio y fricción. En una de esas se corrió de nuevo, estaba tan llena y tan plena que no se  lo noté, su cuerpo si, al menos.

Siguió con su bamboleo de caderas hasta que llegó a meterse y sacarse unos centímetros de mi tranca, cada vez se sacaba más y se metía más de golpe, agarrándose a la sábana,  y al borde del colchón, encontró facilidad para moverse y ejecutar sus bailes sobre mi erección. El movimiento de sus senos y su cara de gozo, con los ojos medio en blanco, me calentaron,  notando como se corría de nuevo con algún espasmo leve, y un  grito que llenó la habitación. La agarré de las caderas y tomé el mando, con cuidado de no pasar de esa distancia,  la penetré con cierta fiereza que ella agradeció, salió de su estado semi inconsciente y disfrutó de la fricción de mis actos clavando sus uñas en mi espalda, haciéndola gemir y gritar de forma continuada, hasta me abofeteó una vez, supongo que como premio a otro de sus orgasmos, o a no parar pese a ello.

Normalmente hubiera aguantado 1 hora larga así, pero estaba tan necesitado y me estaba poniendo tan caliente que  a los 15 minutos reventé  con una cantidad de semen como no recordaba, un calambre me recorrió la espalda y me devolvió al paraíso, y como costumbre que tenia al correrme,  unas ultimas embestidas fuertes que la sacaron otro orgasmo a Ana,  uno sonoro debido a sus gritos descontrolados, que nos bañó a ambos al sacársela de su interior. Caí a su lado sudando y agradecido a los cielos por haber logrado consumar mi amor con aquella mujer, que a mis ojos dejaría en ridículo a la mismísima Cleopatra. Íbamos dejando que nuestros cuerpos volvieran a un estado natural, me ardían los pulmones, y respiraba agotadamente, ese no era yo, o no el animal que había sido los meses antes de su llegada, Ana me devolvió al terreno mortal, y me gustó.

-YO: ¿Estás bien? - la vi reír.

-ANA: dios, tengo la boca seca.

-YO: joder, y yo, voy a por agua  - me levanté dándola un beso en el vientre, de un resorte salí de la habitación en pelotas encantando con el universo, como si tuviera una banda sonora de fondo,  canturreaba de felicidad.

Fui a la cocina, abrí una botella de agua y le di medio trago, cerré la nevera y al darme la vuelta me encontré con Lara de bruces, mi 1º instinto hubiera sido taparme, pero solo tenía un botella de plástico transparente en la mano, y ya era la 2º vez que me veía así,  supongo que haberle hecho el amor a Ana hacía escasos minutos me tenia algo tonto, y era Lara, mi doble desvergonzada.

-LARA: ¡Dios, lo siento, no quería molestar!

-YO: no es molestia tonta, si ya nos conocemos y me has visto así jajajajaja …..- seguía tarareando en mi cabeza, mientras le daba otro trago al agua y veía como sus ojos se clavaban en mi polla, estaba semi erecta, claramente más grande que la última vez que la vio en reposo total.

-LARA: ¡Pero tápate carbón!

-YO: ¿Para qué? Si soy feliz.

-LARA: ya…….. os he oído.

-YO: mírala que fisgona has salido jajja, ¿No se supone que habíais salido todos?

-LARA: si, bueno, han salido, pero estaba un poco cansada y me eché a dormir, me….me habéis despertado.

-YO: ¡¡¡No jodas que nos has oído desde tu cuarto!!! - no quería  que los demás supieran cuando follábamos, más por Ana que por mi.

-LARA: no, osea, yo……pasaba para ir al baño, y….os oí al ir a la cocina - seguía hablando pero mirando mi polla colgante, decidí darle normalidad y jugar con ella, al fin y al cabo, Lara  era como yo.

-YO: pues nada, vuelvo al lío, y no andes a escondidas jajajaja - me acerqué a ella y la abrace bailando con su cuerpo, que permanecía a mi merced, sin voluntad, sin comprender muy bien mi actitud desvergonzada, notando mi polla golpear con cada movimiento en su pierna, mientras yo tarareaba. Me daba igual, mi mente estaba enajenada por lo ocurrido con Ana, y solo era una de mis  muestras  exteriorizadas de  felicidad.

Me volví al cuarto dónde Ana estaba sentada en el borde de la cama, con gesto entre la tensión y la alegría,  con una sonrisa de oreja a oreja. Le di el agua y se bebió varios tragos, alguna gota de agua cayó por su rostro, hasta gotear en su pecho, rápidamente me arrodillé para lamer su teta, y secarla, ante  sus sonrisas.

-ANA: has tardado mucho.

-YO: es que me he cruzado con Lara - casi se atraganta con el agua.

-ANA: ¡¿Que? ¿No se habían ido?!

-YO: al parecer ella no.

-ANA: jo, nos habrá oído, ¿Y tú? ¡¡Pero si vas desnudo con la polla medio tiesa!!!

-YO: sip.

-ANA: ¡¡Pero te habrá visto!!

-YO: sip, y de hecho he hablado con ella mientras me miraba la polla, y luego he bailado de felicidad con ella antes de volver - me encantaba ser así de sincero, que las tonterías que decían parecerían chorradas o brabuconadas,  pero que eran ciertas.

-ANA: ¡Pero…….. ¿Tú estás mal de la cabeza?!

-YO: ¿Y que más da? Si ya sabía lo que hacíamos, nos ha oído al salir a la cocina antes.

-ANA: ya, pero una cosa es que lo intuyan y otra que sepan dónde,  cuando y que te coma con los ojos.

-YO: es tu amiga.

-ANA: precisamente por eso te lo digo, por que la conozco,  es virgen pero una calienta pollas de 1º, no quiero que ande tirándote los trastos.

-YO: ¿Tú te crees que después de lo que te he contado voy a perder la cabeza por una drogata necesitada de un buen polvo? Te tengo a ti, y no quiero, ni necesito más.

Volví a subir mi cabeza para besarla, estaba harto de hablar y de buscar argumentos, quería aprovechar el calentón, volver a hacerla el amor, de forma caliente y pasional, pero no follar, si no gozar el uno del otro, y mis manos y mis labios hicieron su efecto.

Ana pasó de cierto disgusto a apretarme contra ella, y mi polla, en pie de nuevo, pedía guerra. Recordé nuestras sesiones por detrás en Navidad, aquella sensación de confortable calor que me proporcionaba, la tumbé de lado y me coloqué a su espalda, abriéndola de piernas lo justo para rodearla con mi mano y dirigir mi polla a su coño inundado de nuevo, para ensartarla sin tanto preámbulo previo. Noté como se abría  pero esa vez mucho más rápido y más profundo, agarrándola fuerte y bombeando sin descanso hasta sacarla todos los orgasmos que la debía por haberse ido lejos.

Acariciando su vientre y sus pechos con mi mano libre, y acelerando ligeramente con cada uno de sus espasmos, Ana quería contener sus gritos por Lara, pero era remar río arriba, había un punto en que dejó de hacer fuerza y se dejó llevar por la corriente que era mi  fuerza en las embestidas. Desde atrás su maravilloso culo hacia de tope, así que no tenia que preocuparme de no penetrarla demasiado, sus glúteos hacían de barrera natural para esos 7-8 centímetros que aún me faltaban, pero más que suficientes para verla tensarse con cada embestida y notar como se abría y se cerraba con cada movimiento de mi cadera. La tenía tantas ganas que saqué lo mejor de Raúl, fue demasiado para ella y a la media hora se corrió tantas veces que pidió que parara, en mis últimos tiempos  me hubiera dado igual, hubiera seguido hasta hacerla desmayarse o sacarla de rueda para tenerla dominada, pero ella no era una  más, era Ana.

Paré con cierto acopio de fuerza de voluntad, y ella quiso agradecérmelo con una buena mamada, sin duda el chico con el que estuvo se benefició de mis enseñanzas en Navidad, sus mamadas eran buenas y su lengua nada torpe, eran sus manos las que parecían poco acostumbradas a una buena polla. La avisé cuando me iba a correr, sin saber cómo actuaría ella, no recordaba la  última que me la chupó. Ana se la sacó de la boca, y acelerando sus manos puso mi polla en dirección a su pecho, corriéndome abundantemente sobre él, notando cada chorro de semen sobre su cuerpo con un beso pasional y desmedido. Cuando acabó de sacarme todo, notó  flácida mi hombría, y se tumbó a mi lado boca arriba con algo de asco por el semen que la brillaba en los senos y el vientre, dándome pequeños besos en el cuello o el pecho.

-ANA: eres increíble, y en cuanto repitamos un par de veces me vas  enseñar a ser tu chica - temí que esas palabras fuera incluida algún tipo de relación, como con mi Leona, mis hembras colombianas o mi abnegada Madamme.

-YO: no quiero que seas más que lo que eres tú, mi novia, la mujer en la que confío y que me hace feliz siendo quien eres.

-ANA: no te preocupes, eso siempre lo tendrás de mí, pero las buenas parejas hacen disfrutar a su compañero, y está claro que tú sabes más que yo, solo quiero aprender a tu lado….. - se acurrucó contra mi, de forma dulce y acaramelada, me tranquilizó un poco aunque seguía temiendo alguna reacción sumisa los días siguientes - …..venga, vamos a darnos una ducha que hemos quedado, yo 1º, así salgo y hablo con Lara - se incorporó dándome un beso de ternura y se puso en pie apoyándose en mi pecho, la vi andar feliz  hacia el baño.

Aquella 1º reacción de no querer quedarse o repetir más sexo, de inicio podría sentarme mal, pero todo lo contrario, es lo que me pasó con Irene, desde la 1º vez que follamos se quiso aislar del mundo para tenerme enjaulado solo para ella, y Ana no, reaccionó como una novia normal, habíamos quedado y se tenia que duchar y hablar con Lara. Me gustó ampliamente su reacción y me tranquilizó bastante. Se duchó, y yo después, fue buena idea hacerlo por separado, no soportaba ver el cuerpo húmedo de una mujer y no follármela, o se acordaba de Navidades o me conocía mejor de lo que yo creía, quizá fue solo casualidad y la estaba idolatrando excesivamente, pero me daba igual, al fin tenia lo que quería.

Salimos de fiesta quedando con los demás del piso, incluyendo una Lara algo abstraída. Charlamos, bailamos bromeamos e hicimos el tonto. A eso de las 3:30 Ana y yo nos volvimos, ya que yo trabajaba a las 9, no sabía ni lo que quería,  tener sexo y disfrutar o dormir plácidamente abrazado a Ana, cualquiera de las 2 opciones me hubiera gustado igual, pero que fuera ella la que me insistió en que descansara para ir a trabajar me convenció de mis pasos. Ana no era Irene, y pese a dormir con mi polla aprisionada entre sus muslos, como antaño, dormimos sin más, yo disfrutando del tacto de una buena mujer a mi lado, y ella de mi calor y de sentirse protegida a mi lado.

Había acertado de pleno con Ana, me daba justo lo que nadie más me sabía dar, una sensación de ser un puzzle de 2 piezas que encajaban perfectamente.

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