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MI DON (21)

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Ana – Mi novia

Comencé la etapa más brillante de mi vida, si esos 2 meses, desde la mudanza hasta lograr consumar mi amor con Ana, me habían parecido geniales, los siguientes 6 meses fueron la experiencia más agradable, feliz y exultante de mi vida hasta aquel momento. Vivía en un piso con mis mejores amigos, era independiente,  con un trabajo que me daba para vivir pero no ocupaba  mucho tiempo en mi vida, con una pequeña fortuna de colchón gracias a Madamme,  y compartía mi vida con una mujer preciosa, que aparte de llenar mi días de la experiencia personal más plena, quería que la enseñara a follar de verdad. Faltaba una playa cerca para ser perfecto.

Recibía llamadas y mensajes de multitud de mujeres con las que me había acostado, menos de Madamme y mi Leona, todas pidiendo sexo. Yo contestaba,  muchas veces delante de Ana,  que ya tenía novia y no quería nada con ellas, a algunas hasta les daba igual mi relación, e insistían. Dejaba que Ana respondiera a los mensajes incluso, dicen que hay cierto pánico en los hombres a que tu novia vea tu móvil o tu cuenta en redes sociales, supongo que es gente que tiene pánico a que su pareja descubra algo que  no quiere que sepa, algo lógico, pero a mi no me pasaba, era completa y visceralmente sincero con Ana, y cuando se es así con alguien, no tienes miedo de nada, no puede descubrir nada oculto, por que ya se lo has dicho todo.

No soy quien para decir como vivir vuestras vidas, pero al menos os recomendaría que tuvierais a 1 persona así en vuestra vida, no tiene por que ser una pareja, pero la experiencia de confiar ciegamente en otra persona de tal manera que lo sepa todo de ti, es enriquecedor. De hecho,  Ana me pidió quedar con algunas de aquellas mujeres con las que yo me había acostado, quería conocerlas, sobretodo a Irene, mi 1º novia, supongo que quería averiguar que pasó, para poder evitarlo. Ana me  insistía incluso en querer conocer a mi Leona, a Mercedes, pese a ha haberla hablado de mis otras mujeres con las que hacia sexo duro, debió notar que con ella tenía algo más especial. Me negué en redondo, lo consideraba humillante para mi Leona, y no se merecía eso.

Fui presentando a algunas a Ana, y cuando Yasmine, la hija de mis colombianas,  se echó novio, también quedamos para salir en plan parejas. Hablando con Yasmine a solas, quedamos en una especie de pacto en que yo la liberaba de ser “su macho”, que fuera feliz con aquel chico, parecía buena gente y  la trataba bien.

Ana se convirtió oficialmente en mi novia, y como tal, quiso ir cambiándome y moldeándome a ella, quería que hiciera algo más productivo con mi vida, y me hablaba de mi potencial. Tonterías para mi, era tan feliz que me daba igual apilar cajas de tomates y latas en conserva durante 3 horas al día por un sueldo, eso me permitía volver a casa pronto y tenerla entre mis brazos. Quería tanto a Ana que algunas veces estabamos abrazados, y solo quería apretar tanto con mis brazos como para partirla por la mitad. Con decir que gracias a ella aprendí a poner una lavadora, os digo todo, yo, un chico del boom de la tecnología, capaz de moverme sin cuidado por PC, videoconsolas y maquinitas, manejar videos y DVD,  que podía hacer multitareas casi sin mirar, y era ver las 3 ruedas de aquella lavadora y me quedaba en blanco. Aparte, al ser el que más tiempo pasaba en casa, me convertí en una cocinilla, estaba cansado de pedir comida a domicilio y de cocer pasta, organizaba una comuna para hacer la compra y llenar la nevera de comida de verdad. Sin darme cuenta pasé de tirarme horas delante de un PC pajeándome, a buscar recetas fáciles y baratas para hacer en casa.

Las relaciones con mis compañeros de piso, en vez de empeorarse por el roce diario, fueron a mejor. Por fin entendí muchas cosas que vi en la sólida pareja de Teo y Alicia, visto desde el prisma de ser una pareja estable con Ana, cosa que no tenía hasta ese momento, era sencillo intuir cuando estaban de buenas y de malas,  o cuando se podía meter mano o no en la relación, un montón de detalles que hasta ese momento no me había dado cuenta de su existencia.

Manu seguía con su vida un poco aparte del resto, era muy reservado para su vida privada, pero andaba haciendo muy buenas migas con Lara, a los pobres no les quedaba más remedio que juntarse a charlar y fumar cuando las otras 2 parejas se ponían cariñosas.

La relación con Lara se volvió rara, eso si, seguíamos siendo los 2 locos del grupo, abiertos,  sinceramente groseros e incapaces de cerrar la bocaza, pero noté como desde que Ana y yo nos acostábamos, su forma de mirarnos o de comportarse varió en pequeños detalles. Estabamos hablado Lara y yo durante una hora en el sofá mientras los demás estaban fuera o en sus cuartos,   era genial, divertido y excitante charlar con un reflejo de ti mismo, pero era aparecer Ana y se le cambiaba el gesto, casi como aceptando un rol secundario, algo que a mi me sonaba de haber hecho muchas veces cuando estaba con Teo, y aparecía Alicia. No me gustaba que Lara se sintiera desplazada, así que delante de ella dejaba un poco de lado a Ana, que ya sabía por qué lo hacia, pero era imposible, Lara se retraía, se iba a su cuarto o  a fumarse un porro a la terraza,  salía con amigos fumetas de la Universidad que había hecho aquí, pero más que amigos eran colegas o conocidos, no gente en la que se pudiera confiar. Hablando con Ana, eso no era nuevo en Lara, era así en Granada, y en parte por esa soledad Ana se hizo amiga suya, las 2 eran socialmente repudiadas, Ana por su origen gitano y Lara por su actitud, podía llegar a ser muy cargante una mujer así. Yo  era igual, pero siendo chico  gusta esa brabuconeria, siendo mujer  genera cierto cinismo y rechazo.

Eso no cambiaba que Ana y yo follábamos casi constantemente, pero podíamos estar follando todo un día, y luego estar 1 semana sin tocarnos, (esto último es una hipótesis, no llegó a pasar). Salvo por su periodo, raro era el día en que no hacíamos el amor, pero la sensación era diferente que con Irene, mientras ella se obsesionó, y dejó de ser mi novia para ser mi amante, Ana lo combinaba, era las 2 cosas a la vez.

Durante las primeras semanas era como follar en películas para menores, era más lo que se intuía y lo que se adivinaba que lo que ocurría, apenas había sexo oral, eran ligeras masturbaciones para luego iniciar el coito hasta que yo me corriera. Ana iba bien servida gracias a mi enorme miembro, no me hacia falta mucho para sacarla orgasmos, y ya me daba rienda suelta, me colocaba detrás de ella y me hundía en su coño,   pegado a su espalda,  arrancaba  y aceleraba mi cadera   hasta que Ana aguantaba. Generalmente  tenía que sacarme el semen con una buena mamada final, ya que no soportaba más embestidas, siempre dejaba que, en diferentes posturas, me corriera sobre sus tetas, era delicioso, tierno y excitante. Una vez que me corría,   se acababa la fiesta, ella aún no podía ir más lejos hasta volver a acostumbrarse a mi, y al hecho de que ahora le metiera ¾ de polla sin demasiada dificultad, y no poco más de la mitad como en Navidades. Para mi era más que suficiente, podía echar de menos repetir polvo hasta volverme a correr una 2º vez pero me bastaba con eso. Si no había prisa, o si era antes de dormir, nos quedábamos así largos ratos, descansando, sudorosos y desnudos, hacendosos carantoñas. Dormíamos en esa misma posición, una cuchara de lado a la otra, conmigo detrás de ella, sin decir nada ella iba abriéndose de piernas al inicio para dejar que mi polla se creara sitio en sus entrepierna y luego aprisionándola, siempre dormíamos así, o con ella recostada boca abajo sobre mi pecho, dormida sobre uno de mis brazos, o directamente en mi tórax.

Pasadas unas semanas así, ella se vio con fuerzas, de hecho yo mismo noté como aguantaba más de media hora de mis acometidas,  y como se movía más cuando me arrancaba a darla  ritmo de forma continuada. Ver como ya  mi falo no era un suplicio al principio, si no puro placer,  y como  llegaba a correrme dentro de ella por que no me pedía que se la sacara antes de explotar, me encantaba, y luego siempre le regalaba un orgasmo final con mis manos para no dejarla a medias. Se animó a comentármelo un día abrazados cara  a cara después de una sesión en que me tuve que esforzar un poco más de lo habitual.

-ANA: ¿Por que eres tan cuidadoso conmigo?

-YO: ¿Acaso no te ha gustado?

-ANA: claro que si, pero noto como te reprimes, se ve cada vez que vamos ha hacerlo, dejas irte un poco más cada vez, más fuerte o más rápido, pero sigues coartándote.

-YO: quiero ir despacio contigo, no quiero abrumarte.

-ANA: amor, no soy de cristal, me gusta que seas cariñoso y atento, pero es que  hasta en Navidades me dabas más fuerte que ahora.

-YO: entonces solo te metía la mitad, ahora cada día que pasa te entra más, y falta poco para que la meta entera, y no quiero hacerte daño ni que……..no se……- pensaba en Irene, o en tantas otras que se vieron avasalladas y cambiaron su forma de ser conmigo, no quería ni de lejos perder lo que tenia con Ana en ese momento, y me daba pánico extralimitarme.

-ANA: poco a poco mi cuerpo se adapta a ti, y ahora disfruto más contigo, pero eso no va a cambiar nada, y seguirá sin cambiar si empiezas a disfrutarlo tú también.

-YO: lo disfruto mucho.

-ANA: no, eres feliz haciéndome feliz, y te conformas, y eso no esta bien, ¿Cómo crees que me siento yo cuando pienso así? Pienso que no doy la talla, o no soy suficiente para ti.

-YO: no digas chorradas, eres perfecta y te quiero tal como eres, solo……no quiero………….estropearlo - la abracé con fuerza oliendo su cuerpo,  mezcla de sudor y feminidad, con su largo cabello haciéndome cosquillas en las manos.

-ANA: ¿Y que vas ha hacer? ¿Tratarme como a una damisela,  débil y endeble? ¿Eso te parezco?

-YO: no, por dios, no lo líes más, no es por ti, no me conoces, si me pongo serio puedo desde hacerte daño físico, nublarte la mente o  anular tu voluntad, no quiero eso, contigo no, no soportaría perder lo que tenemos.

-ANA: no lo vas a perder, voy a estar aquí, a tu lado, siempre, pero no puedes meterte en una jaula y reprimirte, no es bueno para ti y yo no quiero que seas así, te quiero a ti y todos tus aspectos.

-YO: por que no los conoces todos, si me ves como me he llegado a ver yo, no me querrías, o pensarías diferente

-ANA: eso déjame decidirlo a mí.

-YO: ¿Y si lo hago y te pierdo? - la miraba con autentica preocupación, casi con los ojos vidriosos, mi mente lo imaginaba, y sus manos acariciaron mi cara.

-ANA: supongo que habrá que arriesgarse, como dijiste, en eso consiste el amor, en saltar sin saber si alguien te cogerá la mano.

Eran mis propias palabras y no podían ser más acertadas, pese a ligeros avances, casi nulos, el sexo era demasiado…simple, casi como si ya lleváramos 20 años casados y fuera por cumplir, una obligación medida y calculada, no diversión, al menos de mi parte.

Seguimos hablando del tema, pero me llegó a convencer de que teníamos que ir un poco más allá, dando pequeños pasos  sin parar, avanzando juntos de la mano y ver a dónde nos llevaba aquello. Me había centrado tanto en lo que Ana me hacia sentir a mi, en lo feliz que era solo con su presencia en la misma habitación, que me había olvidado que era una mujer, no un figura de cerámica, una hembra necesitada,  y unas caricias y unos pocos orgasmos no eran suficiente. Supongo que a cualquier otra mujer eso le podría bastar, o incluso a Ana misma, pero sabiendo que me contenía por ella, no deseaba otra cosa que verme a mí, igual de colmado.

Por fin Teo y yo nos sacamos el carnet de conducir, Manu ya lo tenía de hacia unos años, y pese a tener un viejo coche de su madre, conducía una scooter. El teórico lo clavamos los 2, y el práctico Teo a la 1º y yo a la 2º, (Hay un puto cruce a la salida de las pruebas con 2 stop seguidos que por lo visto es el calvario de todo aquel que se ha sacado el carnet de conducir en Madrid, y yo me lo tragué con patatas en el 1º examen). De inmediato llamamos a Adrián, el amigo común, una bala perdida, drogata y fanático de los coches o las motos. Quedamos en que nos buscara un coche de 2º mano barato en buenas condiciones, uno de estos coches compactos para ciudad pero de 5 puertas. A los pocos días nos llamó y nos puso en contacto con un “amigo suyo” que tenía la “urgente necesidad” de vender su coche semi nuevo, y por lo que conocía a Adrián, eran líos de drogas, seguro. El vendedor necesitaba 4.500€ ya, y sin preguntas, firmó los papeles del coche con los ojos cerrados y salió disparado llamando a alguien diciéndole que ya “Tenía lo suyo”. El coche no tenía ni  6 meses  y estaba casi de fábrica, aún así, más adelante me picó el gusanillo de las motos, y le pedí a Adrián que me buscara alguna scooter de 2º mano, me convenció de que era mejor comprarla nueva, ya que no se fiaba del origen de cualquier moto que le vendieran, o de su estado. Me respetaba y me conocía lo suficiente como para no querer que me estafaran. Me sorprendí al ver lo baratas que eran las scooter, algunas de 700€, pero bien aconsejado por Adrián subí un poco el precio a una de 1.200€, con 2 cascos, uno especial con airbags, cadenas, cepo  y chupa de cuero,  incluidos.

Fue una gozada conducir por 1º vez en cuanto compramos el coche, esa sensación de libertad y poder al acelerar. Nos fuimos los 3, Teo, Adrián y yo, a una zona apartada de unas residencias dónde se podía conducir sin peligro alguno, y  fuimos haciendo circuitos, turnándonos al conducir para hacernos al coche y matar los nervios de las primeras veces, aparcando y haciendo ejercicios de aceleración y frenada. Al volver a casa con nuestro reluciente vehículo, me dio por meterme por una carretera nacional, quería probarme del todo, era así de bestia, cuando empezaba algo que me gustaba iba hasta el final y probaba todo. No recordaba haber tenido tanto miedo desde la operación como  al entrar en la autopista,   me arrepentí al momento en el carril de incorporación, la velocidad y el pánico a chocar casi me dejan petrificado. Logré meterme al fin después de crear un pequeño atasco y solté nervios, Adrián se reía, él ya había conducido bastante, aún sin carnet. Hice unos 10 kilómetros para coger una salida y allí Teo cogió el volante y se hizo la vuelta, aparcaba mejor que yo a si que dejamos a Adrián en su casa y nos fuimos a la salida de la Universidad, ya que  la chicas estaban por salir, y al  ser tan rápido todo, sabían de nuestras intenciones de comprar el coche, pero no de que ya lo teníamos.

Jugamos con ellas mandándolas mensajes para que miraran hacia nosotros al salir, y nos vieron, haciendo sonar el claxon,  con la música del buen equipo que le instalaron al coche a todo trapo, bailando Teo y yo como auténticos malotes de barrio. Salieron corriendo gritando de felicidad, nos abrazamos, nos cuestionaron e interrogaron,   incluso inspeccionaron el vehículo a fondo, Lara hasta se puso al volante con las llaves puestas. Se subieron al coche y nos fuimos a dar una vuelta  mientras hacíamos tiempo para ir a buscar a Manu al museo dónde trabajaba, casi idéntica reacción de él, pero no había sitio en el coche, y además iba con su scooter,  así que volvimos haciendo una carrera ficticia e inocente contra él.

Como es costumbre, las primeras semanas éramos el taxi particular de todos, y nos encantaba, queríamos cualquier excusa para ir a coger el coche, y lo mejor fue que mi familia pasó de estar a más de 1 hora en autobús, a poco más de 15 minutos. Contaminará y será peor para el medio ambiente, pero tener coche propio te da unas opciones que no se pueden comparar con el transporte público. Mi padre casi me zurra por haberlo hecho todo sin su aprobación o consejo, el tema de coches lo había llevado siempre él en casa. Mi madre fue la que cuestionó de dónde había salido el dinero, sin llegar a mentirles les dije que de trabajar, ellos pensaban que mi posición y mis horarios eran mejores en mi trabajo actual, por lo tanto me daba para evitar  preguntas del tema, y darles unos 200-300€ al mes a mi familia para evitar que a final de mes llegaran tan justos como siempre habíamos llegado.

El tema de la scooter fue un tontería mía, supongo que una tontería que te da el tener dinero y poder gastarlo, era mucho mejor  acercándose el invierno ir en el coche con calefacción, apenas tocaba la moto. Aunque siempre había motivos,  a Ana le encantaba ir de paquete detrás de mí, siempre le daba el casco de los airbags, aunque ella no lo sabía. Gracias a mi corpulencia era sencillo manejarla, y debido al excesivo celo que mi padre me había enseñado a tener de la carretera, conducía de forma cuidadosa y sin hacer el tonto.

El tiempo pasó, era ya casi diciembre y de mis más de 100.000€ con los que empecé mi aventura, me habían volado ya más de 20.000€, entre el piso, las compras, los detalles con Ana y los demás,  el coche con la moto y gasolina………es cuando te das cuenta de lo duro que es llevar una casa, y lo que duele ver tu dinero evaporarse. Aún así, tenia un colchón de unos 80.000€,  y tenia una vida plena y perfecta.

La vida con Ana era extraordinariamente sencilla y placentera, apenas discrepábamos en nada y cuando lo hacíamos terminábamos a bromas, o follando. El día a día era aburrido, trabajar por las mañanas y dejarla descansar o estudiar por las tardes, de vez en cuando Ana salía con Alicia o  Lara y algunas amigas  para despejarse. Mi confianza era plena en ellas, de hecho, Ana se molestaba si pasaba mucho tiempo sin verla, pero no quería quemar la relación, debía darla su espacio también, que no fuera su única opción de ocio, que no centrara su vida en mi, si no que la compartiera conmigo. Los fines de semana o los días libres éramos como uña y carne, salíamos a divertidos, o yo planeaba días de fiesta y paseo por la ciudad, días en que planeaba al detalle para ella, pasando las mañanas de tiendas comprándonos ropa, saliendo de museos o con sesiones en  centros de masajes e hidroterapias,  comiendo fuera, para luego ir al cine o al teatro,  cenar y salir luego a  bailar y beber. Yo no bebo, y ella aprendió a no pasarse, o no quería que la viera borracha, sabia que no me gustaba, yo no asocio beber a divertirse, y Ana era tan lista como para cuidar ese aspecto de nuestra relación. Salíamos  junto a mis compañeros de piso de fiesta,  o solos, lo pasábamos en grande y me hacia enormemente feliz verla sonreír de forma natural, sin bromear ni hacer nada, solo mirarla sin que se diera cuenta y verla con aquellas sonrisas sin motivo aparente, lograr que su cara se iluminara de satisfacción era mi objetivo, y lograrlo me convertía en una persona completa.

Para mí ya no era importante, pero de noche teníamos nuestras sesiones de sexo, que cada día eran más tórridas y calientes. Casi todas empezaban igual, conmigo tumbado boca arriba y ella acostada encima mía, eso por decir algo, otras empezamos en mitad de la pista de baile, Ana bailaba y se movía muy bien y me provocaba, ya no estaba tan salido como al inicio de volver a follar con ella, le costaba sacarme erecciones solo con insinuaciones y contoneos, pero cuando lo lograba no había opción, en mitad de la pista mis manos repasaban todo su cuerpo mientras ella se dejaba hacer, sin dejar de mover sus caderas, y si antes era bastante mojigata con  las muestras de afecto en público ahora era ella la que las demandaba, incluso podía meterla la mano por debajo de la falda o dentro del pantalón y acariciar su coño por encima de la tela de su ropa interior, si es que llevaba ese día.

 Cuando no podía  más, su mirada me lo hacia saber, al igual que sus labios y su lengua, salíamos disparados de dónde fuera, directos a casa, nos costaba llegar a casa sin magrearnos en el coche, o la moto si no llovía  o hacia mucho frío, Mis manos se perdían entre sus piernas y las suyas eran ya expertas en acariciarme la polla encima de la ropa, había obtenido la habilidad especial de sacármela sin quitarme el pantalón,  bastante excitante, y alguna  vez volvíamos a casa conmigo conduciendo mientras ella me la chupaba. Un día,  sus manos y su lengua fueran tan hábiles que no aguanté llegar a casa, paré en un parque cercano a casa en que de noche no había nadie, y allí mismo la monté como un animal, recosté los asientos y apartándola las bragas empapadas por debajo de la falda la subí encima mía y la ensarté hasta lo máximo que le llegaba ya, que a esas alturas casi  era toda, fundiéndonos en besos largos y pasionales con nuestras lenguas peleándose por invadir la boca del otro, sacándole las tetas de la blusa ligera que solía llevar y atacando sus pezones como mejor había aprendido a hacer. Agarrando de sus caderas  cogiendo velocidad, la subía y bajaba de mi falo con cuidado hasta que le sacaba el 1º orgasmo, allí aprendí que en ese punto,  podía volverme algo más bruto con ella, su coño ya empapado y abierto,  lograba recibirme sin hacerla daño y quise ir dándola más, como me pedía. Eso llevó a que mis movimientos y los suyos se aceleraban tanto que la sacaba  orgasmos y aún así me pedía más. La situación en el coche era tan incomoda que más de una vez dio al claxon del coche con el culo haciéndolo sonar, y  alguna mirada curiosa podía pasar por allí, pero daba igual, solo disfrutaba de penetrar a mi novia como el semental que había casi olvidado ser. A la media hora la llené de mi semen dejándola medio ida, cuando terminaba mi cadera cogía vida propia y ella solo aguantaba mis acometidas como podía,  que cada vez era mejor y durante más tiempo. Desde que empecé a darle  ritmo pasó de aguantar apenas 10 minutos a más de media hora, y de faltar 6 centímetros para metérsela toda, a faltar apenas unos 2 o 3.

Ese día, después de medio arreglarnos en el coche y llegar a casa, se fue a dar una ducha, decidí ir detrás de ella y ducharnos juntos, esa vez fue una gran idea, y empalándola por detrás la volví a follar apenas 20 minutos después de haberlo hecho en el coche, la vez que menos tiempo había pasado entre corridas de mi parte. La visión de su cuerpo húmedo me la puso dura tan de golpe que la golpeó en el trasero y se abrió paso entre sus muslos, al ser la 2º corrida seguida me llevó más de 50 minutos correrme, en los cuales,  notaba que Ana estaba exhausta, pero no dijo nada, quería aguantar lo que fuera. Aquel pequeño vendaval a su espalda estaba matándola, abriéndola,   notando como sus paredes vaginales se contrarían y tenían espasmos, pero era lo que había pedido, y aunque lo hubiera exigido, no estaba seguro de haber podido parar.

Sus continuos orgasmos simples, o llenos de fluidos, que la hacían salirse de mi y frotarse exageradamente el clítoris bañándonos aún más los pies con sus emanaciones para volver a empalarse sola,  y pedir a gritos que la diera más y  más fuerte. Quería acariciarla sus senos y su vientre pero me resultaba imposible mantener ese ritmo y velocidad sin sujetarla bien de la cintura, con el ruido de los golpes secos de mi pelvis contra sus glúteos llenando  la habitación todo el tiempo,  hasta que sus piernas le fallaban, estaba en parte ida pero consciente y disfrutando como una perra de la follada, esta vez no era amor que le estaba regalando, era sexo. Cuando me fui a correr la pobre se sentó en el borde del baño y me mamó la polla poseída, me corrí por toda su cara y su pecho mientras se sujetaba entre las piernas,  dolorida pero conforme, incluso llevada por la pasión las sacudidas alcanzaron sus labios, y supongo que imbuida  de lujuria se relamió probando por 1º vez mi semen bajo el agua caliente.

La levanté casi en vilo teniéndola de pie a mi lado  solo con mis brazos, y la bañaba el cuerpo,  para dejarla limpia, y como agradecimiento a aquella follada tan animal que habíamos tenido, la más larga y fuerte desde que volvió de Granada, y casi al nivel de cuando se fue, pero ahora metiéndole casi toda mi verga,  no solo la mitad, y habiendo pasado yo ya por mujeres ampliamente expertas. Nos quedamos unos segundos mirándonos a los ojos, su largo cabello mojado y sus preciosos ojos húmedos de agua y felicidad se clavaron en mí,  mientras sonreía y se mordía le labio,  dándome pequeños toques con la nariz, en el pecho o el cuello, buscando mis labios mientras repasaba su cuerpo con la alcachofa de la ducha.

-ANA: eres genial, no sé como lo haces pero me llevas al paraíso cada día, te quiero.

-YO: yo a ti más, por que me llevas al mismo sitio solo con mirarme como lo haces por las mañanas, solo con sonreírme cuando me pillas mirándote absorto, o cuando me acaricias con tus manos la espalda en completo silencio, eres perfecta.

-ANA: eres tonto, yo hablo de sexo  - me miró sin llegar a ofenderse.

-YO: lo sé, pero en eso ya cada día avanzamos, es solo una parte, tu haces que te quiera todo el día, y ahora vas y pruebas mi semilla jajjajaja no puede haber mejor mujer en el mundo - se dio cuenta del hecho, y se relamió de nuevo, probando del semen que aún tenía en su cara, y recogiéndose un poco con el dedo.

-ANA: ¡Dios, ni me he dado cuenta! Me tienes tan loca que ni me he enterado, ahora voy a  probarlo de verdad …….- mirándome fijamente a los ojos introdujo aquel dedo con unas gotas de mi semen en su boca, lo lamió y chupó obscenamente, saboreando aquel manjar -….. vaya, es un poco amargo, pero caliente, no está nada mal, ¿Quieres probar? - se cogió un poco  de la cara y me ofreció el dedo, segura de mi asco o repugnancia, pero no era la 1º vez que probaba mi semen, ya fuera en la boca o el cuerpo de una mujer en la que me había derramado. Engullí aquel dedo como su fuera un helado ante su mirada perpleja, chupando y relamiendo aquel dedo de forma obscena.

-YO: tengo que comer más tomate, está más amargo de lo que recordaba ……- la vi sonreír atónita ante mi atrevimiento -……. sabes mejor tú - la agarré del coño palpitante, introduciendo mis dedos en ella, haciéndola cerrar los ojos momentáneamente, para volver a abrirlos y ver como estaba relamiendo esos mismos dedos, dándola a probar uno, que chupó gustosa -….. me salgo de aquí o voy a por el 3º seguido  y aún no estás preparada.

Torció el gesto, pero consciente de su cansancio, y de mi brío, entendió que era cierto. Me di un agua rápida final con la polla medio empalmada por lo acontecido, y me salí de allí encantado de la vida, me puse solo un pantalón de pijama  y me fui al salón para alejarme lo más posible de la tentación  del cuerpo de Ana duchándose.

Me encontré a Manu viendo la NBA en la TV del salón, la que tenía  de pago, arrancaba la temporada y me senté con él a charlar y verlo un rato, quise distraerme para que se me bajara el calentón de esos momentos finales en la ducha, pero no había manera, cuando se me encendía solo había una forma de apagarlo. Me volví a nuestro cuarto y entré como un animal en el baño, Ana estaba con una toalla secándose y se sorprendió al verme, me lancé a por ella y totalmente desnuda me la subí encima a horcajadas, besándola desesperadamente.

-ANA: jajaja ¿Pero que haces?

-YO: me has puesto muy burro con eso de saborear mi semen, necesito otra ronda, o no podré dormir.

-ANA: amor, mi pobre cuerpo no aguanta más, estoy magullada, y no sé como poder  una 3º vez.

-YO: pues tú veras, pero yo así no me puedo quedar, con la polla medio tiesa.

-ANA: ¿Que tal si te la chupo hasta que te vuelvas a correr? - me miró rogando que aceptara.

-YO: de acuerdo,  pero,  y si esta vez me dejas….ya sabes…en tu boca……- me miró sorprendida, pero excitada por mi petición –……. bueno, ya sabes, ya has probado, solo era una idea, me da igual, solo necesito desahogarme,  haz lo que quieras.

-ANA: bueno, no sé, la verdad es que no ha sido tan desagradable como creía,  era un poco,  tú te corres mucho y gran cantidad, pero si es lo que tú quieres.…- eso no podía ser, no quería que fuera una imposición que aceptara, “Así empecé con Irene”.

-YO: no, no quiero que lo hagas por complacerme, solo te propongo la idea, tu decides si quieres o no, debes querer hacerlo, por ti.

-YO: está bien, llévame a  la cama - nos besamos y agarrándola bien la llevé a la cama dejándola recostada suavemente, besando su cuello y jugando con mi lengua en sus pezones, su cuerpo fresco y húmedo me la terminó de poner como una pierda, palpitando en su vientre, cosa que la volvía loca. Rozar y acariciar su vientre era ponerla cachonda.

De inmediato me giró sobre la cama y me puso boca arriba, montándose en mi polla agarrándola con las 2 manos y lamiendo el glande como un yogur, su lengua repasaba cada rincón de la punta de mi enorme falo, metiéndoselo  en la boca y chupándolo,  dejando que sus labios fueran repasando todo su contorno mientras la sacaba de su interior, sin duda se había vuelto una gran mamadora, y sin meterme en su cabeza creo que disfrutaba de ello.

Se puso seria y se colocó entre mis piernas mirándome a los ojos mientras se sacaba la mandíbula del sitio para meter casi la mitad de mi miembro dentro de su garganta, era  literalmente increíble ver aquella cara angelical meterse tal monstruosidad en su boca, con alguna lagrimilla en su mejilla y rozando las arcadas, pero sin parar sus manos  ni su lengua. Supongo que mi falta de entreno me llevó a correrme 20 minutos después, cuando sus labios trabajaban mi tronco de forma lateral y jugaba con su lengua en mis huevos, la avisé y tuve dudas de su actuación, pero sus rosadas mejillas denotaban excitación y se dejó llevar. Siguió engullendo  acelerando  más sus 2 manos hasta sacarme  el semen a chorros fuertes y calientes que fueron llenando su boca, notaba como cada impacto la hacia tener una arcada, ya fuera en su garganta o sus carrillos interiores, era la sensación de llenarse la boca con mi semen, pero sus manos continuaron sus gestos hasta notarme flaquear. Podía ver como Ana seguía con las arcadas y alguna gota de semen caía por su mejilla, de rodillas sobre la cama con la boca media abierta y la cabeza echada hacia atrás. Quise acercarme para hablar, pero me hizo un gesto para que me quedara quieto, se repasó con un dedo aquella gota de semen y se la metió en la boca cerrándola, nos mirábamos a los ojos, estaba expectante y preocupado, Ana no se movía salvo por los espasmos de sus arcadas, de golpe cerró la boca y se puso la mano en ella cuando una de sus arcadas casi la hace vomitar, pero con la otra mano paró mi cuerpo que trató de asistirla. Me miró intensamente,  y fuera lo que fuera lo que tenía en la boca, se lo tragó sonoramente, varias veces además, hasta que se le pasaron los espasmos, y ante mi preocupación abrió la boca y sonrío enseñándome la lengua y guiñando un ojo, ya su boca estaba impoluta y limpia. Me fui a abrazarla.

-YO: no tenias que haberlo hecho por mí, no si no querías, no debí pedírtelo……- me cortó agarrándome la cara.

-ANA: no lo he hecho por ti, me he calentado muchísimo al mamártela, quería hacerlo, sentir tu leche caliente en mi boca y tragármela - me reconfortó, aunque  tenía la duda de si era cierto o solo lo decía para tranquilizarme.

-YO: ¿Estás bien?

-ANA: si, ahora si, no ha sido tan malo, no era el sabor si no la sensación en si, supongo que con una par de veces más se me pasara.

-YO: ¿Quieres repetirlo? ¡¡Pero si casi echas la cena!!

-ANA: bueno,  si quiero aprender tendré que sacrificarme, es un momento malo, pero se me pasará, y……..me pone muy cachonda comerte la polla, me he mojado entera otra vez - su sonrisa era pícara, y su mirada,  llena de lujuria.

-YO: ¿Y cuanto más te has calentado? - acariciaba su brazo atreviéndome a adivinar si podía haber 4º ronda.

-ANA: dios, no sé, me dolía el……- todavía su pudor con ciertas palabras me parecía adorable -……...antes, pero ahora me quema, no sé como, pero ahora necesito desahogarme yo.

-YO: no quiero forzarte y que volvamos a follar y te haga más daño, pero tengo un truquito para calmar tus ansias sin penetración - se le iluminó la cara pese a la rojez de sus mejillas, estaba frotándose el coño, demostrando que realmente necesitada.

La hice gatear por encima de mí hasta tumbarme boca arriba y ponerla de rodillas en mi cara, abriéndola de piernas y con mis dedos y mi lengua comenzar a trabajar aquel congestionado interior. Estaba rojo y saturado, pero caliente y húmedo, pedía un alivio y mis olvidadas comidas de coño se lo iban a dar.

Abrí con los dedos los labios mayores, y con un cuidado exquisito fui lamiendo y chupando con cuidado cada recoveco de su interior, localizando su clítoris por momentos y lamiendo y jugando con él para calentarla más, no fue difícil ponerla a gemir como una condenada, notar como sus piernas se contraían y relajaban según mis movimientos y como se movía sin saber  poner sus manos o su cuerpo, del gusto que sentía. Si se ponía a 4 patas castigaba su clítoris y si se incorporaba la hacia vibrar con mi lengua en su interior, terminó echándose hacia atrás moviendo las caderas como si fuera una penetración con mis dedos y boca, llevándola al paraíso al que llegó reventándome en la cara con una corrida que la quiso sacar de mi cara por los calambres en las piernas, pero agarrándola con fuerza seguí hasta que logré poco después una 2º corrida abundante y llena de fluidos, tan fuerte le traspasó la electricidad en su interior que pasó de estar de rodillas a caerse redonda de espaldas sobre mi pecho contrayendo sus piernas mientas no se dejaba de frotar el clítoris encharcado. Sus gritos eran audibles pero contenidos, estaba exaltada y feliz, no le había comido el coño así desde su vuelta y mi maestría había mejorado con mis andanzas desde que la tocara en Navidades. Se me tiró encima relamiendo mi cara bañada de sus emanaciones, besándonos como seres no evolucionados, llevando el término “Beso húmedo” a un nuevo nivel.

La separé un poco y me fui desnudo al baño, allí me lavé bien la cara, y Ana, detrás  mía, se volvió dar una ducha rápida, gritándome que era imposible mantenerse limpia conmigo cerca, yo reía mientras la daba la razón, y por poco me meto en la ducha con ella,  era demasiada provocación, demasiado hermosa y demasiado dulce.

Apenas quedaban unas 4 horas para ir a trabajar, quería descansar un poco, me acosté completamente desnudo, y  a los pocos minutos me dormí. Noté como Ana se tumbaba a mi lado, de reojo viéndola con unas bragas y una de mis camisetas viejas, le encantaba vestirse con mi ropa, le quedaba grande y sexy. Tomando la rutina de siempre, me cogió de la mano y se rodeó con mi brazo y mi cuerpo, abriéndose de piernas, cogiendo mi polla y metiéndosela entre sus muslos, para poder dormir así de juntos y darla mi calor corporal. A mi me encantaba esa sensación y más aún desnudo, y a ella, sentirme pegado a su cuerpo y mi polla palpitando entre sus piernas. Dormíamos así siempre, y así lo hicimos.

 

Ana – Aprendiendo.

A partir de ese día las noches con Ana fueron a más, era maravilloso enseñarla una nueva postura o algún truco nuevo y ver como los iba asimilando y aplicando con el paso de las semanas. De vez en cuando hacíamos el amor, sobretodo en días especiales en que Ana tenía un mal día o estaba sensible, la trataba con todo el cariño y amor que podía, y con eso bastaba, pero esos días eran los menos, y de vez en cuando después de eso, terminábamos follando de nuevo como animales.

Se descubrió Ana como una mamadora de pollas de 1º, ayudaba practicar conmigo, y ver como pasó de apenas poder con el glande a tragarse medio trabuco sin contemplaciones, y de casi vomitar al sentir mi semen, a tragárselo y jugar con él en su boca. Lo mejor era que eso la ponía a 1000, no sé por qué,  cuando se supone que en una mamada solo disfrutaría yo, pero a ella la volvía loca sacarme la 1º corrida con su boca, para que luego la matara con la 2º ronda. Su capacidad de aguanté aumentó  de nuevo, era grotesco ver a esa niña con cara de inocencia y cuerpo adolescente,  gemir, gritar, pedir más  y retorcerse cuando la penetraba casi totalmente con mi enorme barra candente de carne, casi parecía imposible que le entrara, pero no solo le entraba si no que ya no había dolor de ningún tipo, gozaba con cada sacudida y los orgasmos continuados, en los que repetía “Que gusto, que rico”, que la sacaba durante más de 1 hora, solía ser el momento en que yo me corría.

Si ella estaba mejorando, yo volvía a ser una gran versión de mí. Para su cumpleaños, una semana antes de Navidades, planeé una escapada rural juntos, durante todo el fin de semana, hicimos una fiesta previa en casa con los amigos y parte de mi familia, pero luego cogí el coche y nos fuimos a la sierra de Madrid. Alquilé una habitación en un hotel de las montañas y entre saunas, masajes, clases de esquí, (Que se le dio mejor a ella que a mí),  y las noches tórridas a la lumbre de una chimenea, alejados de toda tecnología y de la vida ordinaria y convulsa de la juventud en la gran cuidad,  no pudo salir mejor.

 El domingo la dediqué el día entero, fui exageradamente atento y romántico, casi generaba diabetes de lo empalagoso que estaba, pero lo llevaba con mi sorna habitual, y a ella le encantada. Desde hacerla el desayuno y llevárselo a la cama, a llevarla en brazos hasta la pista de esquí. Preparé con el masajista del spa una sorpresa, para que en mitad del masaje se fuera y entrara yo, Ana apenas notó la diferencia, mis manos eran hábiles y trabajaba las zonas indicadas  por Eli, hacia ya una eternidad para mí, en su cuerpo, totalmente desnudo apenas cubierto por una toalla en su cintura. Esas zonas en que a las mujeres se les tensan los músculos por el peso de sus senos o por el uso del sujetador. Repasé toda su espalda con aceites corporales sacándola suspiros de placer al notar como sus músculos se desenredaban entre mis dedos, poco a poco fui atreviéndome a más, a tocar sus costillas y cerca de sus pechos, o bajando hasta la corva de su espalda,  sus piernas y muslos,   peligrosamente cerca de su trasero, me asusté un poco ante su dejadez pero tras unos minutos su cuerpo se tensó hasta que reunió valor suficiente y  se dio la vuelta tapándose asustada.

-ANA: ¡¡¡Oiga ¿Pero que ha….- me vio y se le pasó de golpe el enfado,  sonriendo ante los ojos atónitos de los demás clientes y masajistas, riendo al haber visto el cambio, y ella no -…..¡¡Tonto, mira el susto que me has dado!! Jajajajja - se tapaba la cara avergonzaba,  mientras buscaba mi pecho para abrazarme, queriendo ser engullida por la tierra.

-YO: shhhhh,  tranquilícese, túmbese de nuevo y  sigo con mi trabajo o me despedirán…….- se volvió a tumbar besándome y charlando con una señora cercana que nos miraba raro, advirtiéndola que yo era su novio, para que no pensara cosas raras del spa.

Seguí mi sensual masaje sacando ya respiraciones aceleradas, pero viendo como sonreía y se mordía un dedo para mantenerse digna mientras su cuerpo se estremecía ante mis caricias. Sonó el reloj del fin de hora de masaje, oyendo un lamentó de los labios de Ana, y con la señora de antes mirándome con ojos de querer ser la siguiente. Ana y yo nos percatamos.

-YO: lo siento señora, agradezco el honor pero mis manos, mi cuerpo y mi corazón ya son de esta joven - rodeé con una gran toalla el cuerpo de Ana, tapándola de miradas indiscretas al levantarse de la camilla. Había muchos hombres,  Ana y su cuerpazo juvenil de tez morena brillante del acierte  sobresalía del resto.

Al tenerla entre mis brazos nos miramos fijamente,  veía sus mejillas sonrojadas, no sabía si por el calor de la habitación, la vergüenza de verse medio desnuda ante esa jauría de lobos, si por mi broma, o por que mis manos la habían calentado de más, quizá una mezcla de todo eso. Nos besamos tiernamente un par de veces,  la cogí en brazos y me la llevé a la zona de la duchas para después ir a comer. Mientras ella se duchaba yo me mantenía fuera en la puerta, no me había gustado nada como la miraban algunos de esos hombres y mi instinto de protección se activó. Charlábamos sobre la broma y alguna tontería más a través de la puerta de las duchas.

-ANA: ¿Al final cuando nos tenemos que volver a casa?

-YO: habitación tenemos hasta mañana por la mañana, pero si queremos estar en casa tenemos que salir de aquí a las 8 para dormir en casa e ir mañana a la Universidad pronto………- era el taxi oficial para la universidad de mis 3 compañeras de piso desde la adquisición del coche, - …. ¿Por qué lo preguntas?

-ANA: jo, por que me lo estoy pasando genial, ojalá pudiéramos quedarnos aquí siempre.

-YO: ojalá, pero esto tiene que ser así, no podríamos vivir así siempre, tenemos que vivir nuestras míseras vidas para comprender lo idílico que son estos descansos, y disfrutarlos.

-ANA: pues es una pena, todo el mundo debería vivir así siempre……- su tono era reafirmando  su propia realidad, me encantaba la inocencia de aquella mujer, era como una princesa de cuento de hadas hecha mujer, y yo un troll que veía el mundo tal como era, y mientras yo la enseñaba a no ser tan cándida,  ella me daba esa pizca de felicidad que creía que no estaba a mi alcance.

-YO: no aguantaríamos así, esto es demasiado empalagoso, y está lleno de babosos, ¿Te has fijado en cómo te miraban en la sala de masajes?

-ANA: claro, pero son gente mayor, no se, pobrecillos…..

-YO: de pobrecillos nada, por poco le salto con algo a más de uno, casi convierten la habitación en una piscina de tantas babas.

-ANA: jajajaja que bestia eres, déjales, ¿No estarás celoso? - su tono buscaba la broma.

-YO: si, estoy que me muero por dentro jajajaja mientas ellos miran el cuadro yo me lo follo.

-ANA: ¡¡Alaaa!! Mira que eres bruto jajajajaja pues que sepas que yo si estoy celosa.

-YO: ¿De qué,  peque? No será de la señora esa de la sala de masajes jajajajaja

-ANA: no, de esa no, pero si del resto, ¿No has notado como te comían con los ojos? Si hasta la masajista buenorra y la de la recepción te ponen ojitos….- mi silencio era absoluto, no me había dado cuenta, “¿Cómo se me ha pasado?” Estaba entrenado para ver y detectar esas cosas, Eli me enseñó, una cosa es que no las aprovechara por estar con Ana, pero no darme cuenta no entraba en mis planes.

-YO: pues ni me he enterado….

-ANA: pues yo si, y no me gusta nada que anden detrás de ti.

-YO: hombre, orgullosa tenias que estar de que te envidien, yo lo estoy contigo.

-ANA: ya,  pero una cosa es que te miren golosas, y otra lo de la recepcionista….

-YO: ¿Que la pasa?

-ANA:  ¿Te crees que trabaja sola en el hotel? Es la de la recepción, la que trae las comidas, la que está en la puerta de la habitación todo el tiempo, la que entra a recoger y limpiar y la que coge siempre el teléfono, hasta entró el otro día nada más irme yo,  que te dejé durmiendo, esa golfa te está rondando…..- de nuevo silencio, no me había percatado, y repasando mentalmente todo el fin de semana, me di cuenta de que, salvo a alguna limpiadora por los pasillos o algún cocinero, era cierto, esa recepcionista nos trataba casi en exclusiva, joder, si hasta se había metido en mi habitación conmigo dormido, y ni me enteré hasta que me desperté y la vi recogiendo la habitación,  tumbado apenas cubierto por una sábana que no tapaba muy  bien mis erecciones mañaneras. De nuevo me confundí por no darme cuenta.

-YO: ¿Y que quieres que haga? ¿La digo algo? ¿O habló con sus jefes? - no sabia muy bien como reaccionar, era la 1º vez que alguien estaba celosa siendo mi pareja.

-ANA: jajaja no tonto, mientras sepas quien es tu chica…… no tengo ningún problema….- su tono sonó tan sensual que solo me pude dar la vuelta.

Al hacerlo, vi a Ana completamente desnuda empapada de arriba a bajo goteando por el agua de la ducha, sujetándose la mata de pelo húmeda en un moño sobre la cabeza con una mano, y apretando sus senos con los brazos, mientras se apoyaba en el marco de la puerta. Sólo con los reflejos de la luz sobre su cuerpo húmedo me la pusieron tan dura que me arranqué a por ella como un tren de mercancías, desnudándome en un microsegundo y levantándola por el aire subiéndomela a horcajadas, cerrando la puerta de la ducha detrás de mí.

La aplasté con cierta violencia contra la pared de la ducha mientras mi polla daba saltos en su culo, me rodeó con sus piernas y nos besábamos de forma lujuriosa, sin duda mis manos la habían calentado en el masaje, y sabía que la visión de su cuerpo mojado era demasiada tentación para mi, pensando ahora fríamente creo que hasta me manipuló para marcar territorio, sus celos la llevaron a ese pequeño juego, pero en ese momento me dio igual. Según estabamos, la penetré con facilidad, aparte de entrenada ya estaba caliente como una perra, y dejando caer el peso de su cuerpo la fui ensartando,  sacándola alaridos de placer, mientras mi boca alternaba sus labios, el cuello o sus pechos. La imagen de su cuerpo brillante y húmedo, de sus tetas moviéndose y de su vientre haciendo fuerza al ser penetrado me mataba. Se agarró firmemente a mi cuello, y mirándonos fijamente, me ordenó que la follara allí mismo y que se la metiera toda, de la forma más animal que pudiera.

Obedecí, aunque también lo deseaba, la sujeté bien de las caderas y usando la pared como palanca la hacia subir y bajar de mi polla lentamente, restregando su espalda por los azulejos, mientras mis manos acariciaban y separaban sus glúteos. Poco a poco fui acelerando mis embestidas, gemía  poseída y  su espalda ya no hacía recorrido, estaba inmóvil recibiendo su petición. Mi pelvis golpeaba fuerte sus muslos y seguí haciendo presión hasta que logré metérsela toda en un par de embestidas fuertes, dejándola quieta y totalmente empalada,  disfrutando de su cara desencajada y de su repentino silencio, dejando que su interior se acomodara ya a esa fase final, notando como por fin su coño estaba lleno de mí, casi a reventar. Sin moverme pude sentir sus contracciones al correrse, solo con sentirla toda dentro se retorció encima de mía, hacía fuerza para tratar de elevarse sobre mi cuerpo, pero la humedad solo la hacia resbalar y volver a estar plenamente penetrada.

-ANA: ¡¡Dios, me siento……plena, me va a reventar el coño, dios como me gusta, lléname de tu leche amor mío, fóllame hasta que mi cuerpo no aguante más!! - me besó desaforadamente, estaba fuera de si.

Pero como me pidió, volví a acelerar mis movimientos, esa vez haciendo fuerza para elevarla, dejándola caer de golpe para volver a ser invadida por completo. Di gracias a dios por que aquella mujer que me llenaba mi vida, también podía llenarla con mi falo en su interior, y no solo no la dolía si no que estaba botando como una pelota encima de mi, berreando palabras sin sentido y golpeándome el pecho con cada sacudida que le producían los orgasmos, tantos fueron que sus piernas se descruzaron y se mantenían en vilo en el aire, totalmente abierta de piernas, sin ningún tipo de impedimento físico para recibir toda mi enormidad, arrancándola varias corridas seguidas que inundaron aún más la ducha con sus fluidos.

De vez en cuando tenía que levantar su cuerpo con mis brazos contra la pared por que ella ya no se sujetaba de mi cuello, se dejaba caer por la abrumadora tuneladora que era yo. Sus gritos se oían por todo el baño y siendo semi público no es que fuera muy discreto, le dio igual a Ana, pedía a gritos que la “Abriera el coño con mi polla gigante”, sus palabras eran el resultado de la excitación y el placer, no de sesudos pensamientos, y yo me estaba poniendo a morir, estaba siendo el viejo Raúl, la maquina de follar, me estaba deleitado con aquella follada.

Hasta que su físico dijo basta, sus piernas cayeron al suelo y me estaba follando una muñeca de trapo, la posición era incomoda para mi, y pese  haber llegado al máximo, lo más lejos  de lo que había llegado nunca con Ana, ella estaba rogando más. La saqué de su interior,   saliendo de ella un montón de fluidos que estaban taponados por mi verga, la di la vuelta y la aplasté contra la pared, cogiendo de las manos y poniéndolas por encima de su cabeza, con su cuerpo totalmente estirado y pegado a la pared y abriéndola un poco las nalgas la penetré de nuevo, con ella ya apoyada en el suelo  me fue más fácil coger velocidad de crucero y terminar de correrme dentro de ella 5 minutos después, lo que me dio tiempo a crear una atmósfera animal, golpeando su trasero de forma violenta y sonora, notando como su cuerpo se contraía con algún que otro orgasmo menos evidente, ya su cuerpo estaba al limite.

Reventé mi esperma dentro de ella con un último minuto casi digno de Zeus y la bestia, eso casi la mata, su cuerpo  caía al suelo, pero mis acometidas no la dejaban, eran tan rápidas y contundentes que no la permitían bajar el cuerpo antes de que la siguiente llegara. En ese último minuto la acariciaba y agarraba del vientre, cosa que la ponía a 100, y logré eyacular dentro de ella mientras la sacaba el  orgasmo final, con su cuerpo casi serpenteando por la pared, recorrido por una fuente eléctrica, moviéndose como una anguila y gritando como un cochinillo en una matanza.

-ANA: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡QUE BIEN FOLLAS, PEDAZO DE ANIMAL!!!!!!!!!!- lo gritaba mientras se hacia una pequeña bola en el suelo de la ducha, agarrándose su coño como podía, con ligeros temblores por sus músculos -…. ¡Dios, me duele todo, pero me encanta, eres una bestia, eres mi bestia particular jajajajajjaja!

-YO: ¿Estaás bien? No quería pasarme contigo pero me has puesto muy caliente……. - me senté a su lado dejando  que mi cuerpo volviera a respirar de forma normal, casi me había obligado a sacar al mejor Raúl, al que dominó a la Leona o a las colombianas, claro está, apenas 30 minutos, y sin llegar a necesitar a la bestia. Sentía que me había pasado con Ana, que la había dado más de golpe de lo que podía soportar, sin ir paulatinamente hasta ese punto, como si al final de una larga escalera la hubiera hecho saltar de golpe los últimos 5 escalones, me había dejado llevar y no fue nada cariñoso ni amable, fue una follada salvaje con todas las letras.

-ANA: estoy bien……….ufffff, solo déjame que me recupere un poco aquí sentada……….. dios, eres increíble, no me creo lo afortunada que soy, eres guapo,  listo, atento,  amable, divertido,  buena persona……………  ¿Y encima follas así cuando te pones serio? Jajajaja eres un mirlo blanco.

-YO: soy lo que quieras que sea, eres mía y yo soy tuyo - acerqué mis labios besándonos con gestos cortos y sonriendo mientras su cuerpo se relajaba. Le costó a mi chica más de 10 minutos dejar de temblar, y que se le pasaran los espasmos en su vientre.

En esas estabamos cuando sonó la puerta de la ducha, Ana y yo nos miramos, sorprendidos, estabamos los 2 desnudos en el suelo, con ojos cómplices, entendiendo que quizá alguien hubiera oído todo aquello, no habíamos sido nada cuidadosos.

-YO: ¿Si?

-RECEPCIONISTA: si, hola,   soy la recepcionista del hotel, y…………verá…..algunos clientes se han….quejado de que había alguien gritando en este baño, solo quería comprobar que todo fuera bien - Ana me sonrío, sin yo entender muy bien el por qué, se me acercó al oído.

-ANA: es la golfa que anda detrás de ti - me susurró, le pregunté con la mirada si estaba segura, me lo afirmó de nuevo tapándose la cara de vergüenza, mirándome sin saber que hacer, esperando mi reacción. Respondí.

-YO: si, si, era aquí, todo va bien.

-RECEPCIONISTA: verá, no es que no confíe en usted, pero me han dicho que sonaba como si estuvieran haciendo daño a una mujer, y me tengo que asegurar de que no hay ningún problema……..- ciertamente, si no  estabas muy atento, desde fuera algunos gritos de Ana daban para ser mal interpretados.

-ANA: si, era yo, toda va bien, es solo que…..- me miró sin saber como seguir la frase, yo la hacía gestos como desentendiéndome del lío en que se había metido, bromeando, de golpe se le pasó algo por la cabeza y rió juguetona -… …..estoy con mi novio y acabamos de follar – me quedé blanco, no ya por sus palabras, no era dada a hablar así de sucia, si no por que  mucho menos era de  decirlo tan abiertamente a otros - ….. si, y no vea como me ha puesto, siento las molestias pero es que su enorme polla me mata - traté de taparla la boca jugando, esa reacción era más típica de mi que de ella. Pasaron unos segundos de silencio.

-RECEPCIONISTA: lo siento, pero voy a tener que comprobarlo, abran la puerta por favor, por su seguridad.

-ANA: claro, pero estamos desnudos……..- Ana me miraba de forma pícara,  quería que me metiera en el papel, me picaba con sus gestos y su mirada, quería que fuera el Raúl más desvergonzado, pues lo iba a ser.

-RECEPCIONISTA: por favor, abran, tengo que asegurarme de que la chica está bien……..- me ofendió su tono, ¿Realmente pensaba que la había hecho daño? Odio a los malbaratadores, del tal forma que si veía algo más allá de lo habitual por la calle me metía por medio,  más aún que me tachen de tal cosa. Me levanté enfadado ayudando a Ana a ponerse en pie, y con la polla colgando abrí la puerta de golpe quedando completamente desnudo delante la recepcionista. De inmediato su mirada se clavó en mi miembro en reposo, se sacudió la cabeza recordando para qué estaba allí, y miró a Ana que estaba tapándose con las manos,  roja de vergüenza - ….disculpe señorita, entonces ¿Está bien, verdad?

-ANA: claro que si, nos ofende con su acusación, mi novio no es ningún capullo que me ponga la mano encima, es una bestia parda que me folla como  jamás te han abierto, así que deja de mirarle la polla a mi chico y de andar detrás de él y lárgate de aquí…… - me sorprendí del tono,  palabras y agresividad de Ana, así no era ella, y se convirtió en  un personaje, así que  la seguí el juego al ver la cara sorprendida de la recepcionista, que había vuelto a mirarme la polla sin tapujos, y se vio pillada ante Ana.

-RECEPCIONISTA: si, perdone la confusión…….- volvió a mirármela de reojo - …..solo quería asegurarme……- la corté cogiéndola del brazo y metiéndola en la ducha pegándola a mi cuerpo. Era realmente mona, guapa con el pelo rubio recogido debajo de un gorro del hotel, ojos negros, y  vestida de traje con falda corta ceñida, esculpiendo una figura sugerente. Me extrañó ni haberme fijado en ella, y menos no percatarme de sus miradas.

-YO: asegurarte ¿De qué?, ¿De que la tengo tan grande como intuías el otro ida en la habitación? …..- se le abrieron los ojos al verse descubierta -….. ya me ha dicho mi chica que andas detrás de mi, ¿Es eso lo que quieres?, “Comprobar”, si….lo caliente que te pongo …….- la metí mano en el culo mientras me cogía la polla y le daba con ella en la parte del muslo de la falda.

Ana alucinaba de mi interpretación, la recepcionista trataba de separase de mi cuerpo desnudo sin tocarme pero sus tacones de trabajo resbalaban así que casi la tenía que sujetar yo por el culo, trataba de articular palabras pero entre la situación y ver sin apartar la mirada mi polla golpear su pierna con firmeza, no atinaba.

-RECEPCIONISTA: no por dios, perdóneme……..yo no pretendía…..solo déjeme……- sus palabras y gestos eran diferentes, mientras que se trataba de comportar,  sus labios se relamían y se mordía el inferior, deseándome, mi cuerpo desnudo y húmedo resaltaba mis músculos, cada día más apreciables a simple vista,  y mi polla la estaba empapando la falda con tanto golpe.

-YO: ¿Que dices, amor, la dejamos que se una a la fiesta? - pregunté a Ana como si aquello fuera normal para ambos, haciendo temblar a aquella mujer de unos 27 años, que apenas hacia fuerza ya, y casi pedía a gritos mis labios. Ana pilló mi intención.

-ANA; ¿Esta golfa? Que va, no te merece, tú eres mi hombre y esta  es una cotilla a la que vamos a denunciar ante sus jefes si no tiene la boca cerrada y si no deja de mancharse las bragas cada vez que te ve…….- el tono era casi de gente de mal vivir, cogiéndolo de barrio peligroso,  además era justo lo que hubiera dicho yo, algo que evitara una más que posible demanda por acoso si salía de allí -…… si, zorra, le diré a todo el mundo que andas detrás de mi chico y que te cuelas en nuestra habitación cuando no estoy, no será muy difícil demostrado, ¿Verdad? - se acercó a nosotros y yo atónito la observaba agarrándola de las tetas a la recepcionista, que estaba empezando a ponerse caliente como el palo de un churrero ante nuestra actuación, frotándose los muslos.

-RECEPCIONISTA: lo siento, no quiera molestar, si les he incomodado les pido disculpas y no volverá a pasar, pero no se lo digan a mis jefes, si se enteran de nuevo me echan…….- aluciné, no solo tendríamos su silencio, si no que no era la 1º vez que andaba detrás de algún mozo, y la habían pillado.

-YO: pues tú misma, aquí mi novia y yo vamos a volver a follar y gritar, si quieres te quedas y te doy lo tuyo también o te largas y me dejas en paz,  a mí me da igual.

-RECEPCIONISTA: me voy, lo siento, por dios, no digan nada pero déjenme que me vaya….. - tenía tal susto y excitación encima,  que decía una cosa pero sus manos otra, repasaban mi pecho y espalda.

-ANA: pues lárgate, pedazo de guarra….. - la agarró de las manos y me la quitó de encima, la abrió la puerta y la sacó de allí dándole un cachete en el culo, fuerte y sonoro,  que le dejó  manos mojadas marcadas en la falda,  saliendo de allí roja de vergüenza y del calentón.

Ana y yo empezamos a besarnos y acariciarnos haciendo más ruido que otra cosa,  por si seguía por allí escuchando mientras nos reíamos de la actuación,  ella gritaba de nuevo como poseída sin que apenas la tocara.

-YO: jajajaja dios, eres una caja de sorpresas, ¿Cómo se te ocurre?

-ANA: ¡¿Yo?! Tú que eres un pervertido jajaja ¿Que pasa,  te la querías follar?

-YO: que va, solo quería ponerla nerviosa, si la culpa es tuya….

-ANA: ¿Cómo que mía? Yo solo quería gastarla una broma y vas y montas un número.

-YO: ¿Y que creías que iba ha hacer? Soy yo…..- asintió aceptando su culpa.

-ANA: eso es cierto, te dan un dedo y te coges medio brazo, ¿No sabes parar en estas cosas,  ni dónde poner el límite?

-YO: no, es parte de mi encanto natural jajajajajaja.

-ANA: jajaja eres malo, dios, no podría follar ni aunque lo necesitara, estoy exhausta.

-YO: tranquila, solo era para asustarla un poco más, estoy  bajo de forma, no sé si ahora podría con otra ronda…….- me miró sorprendida.

-ANA: ¿Cómo? ¡¡¿Que aún no estas al 100%?!!

-YO: no mi princesa, esto ha sido genial y si no quieres, o puedes más,  no pasaremos de aquí, pero aún hay más.

Mientras miraba su cara,  que sonreía entre la incredulidad y la excitación, yo pensaba que  en realidad había bastante más. De hecho la experiencia me decía que podía aguantar así más de 5 o 6 horas con mi leona o Elenor, la madre de mis colombianas. Aquella vez en la duchas, si acaso,  había sido  Yasmine, la hija,  en un mal día, y  aún faltaba Zeus y la bestia. Pero no sabia si quería o si podríamos llegar a ese nivel, y en realidad no me importaba,  aquello era pasado, y Ana,  pese a sus avances en lo sexual, me completaba de tal forma en la relación de pareja, que me daba igual al principio, no os digo ahora, que  habíamos llegado a ese nivel,

La dejé ducharse sola de nuevo, mientras yo me di un agua rápida, jamás sabremos los hombres la ventaja que tenemos de darnos duchas rápidas y estar limpios, y lo complejo que es para las mujeres, más después de bañarla su interior de semen hasta lo más profundo de su ser. Yo no podía permanecer allí viéndola sin volver a follármela, y ella ahora mismo no estaba en condiciones. Me salí a vestirme mientras hablábamos.

-YO: tengo hambre, me voy al restaurante, te espero allí.

-ANA: vale…… aunque puede que tarde…me quiero pasar antes por la tienda de ropa del hotel.

-YO: ok, nos vemos si no en la habitación.

Salí de allí contento y feliz, en una espiral ascendente desde que Ana volvió, todo era bueno y mejor con el paso del tiempo. Ya, hasta Ana y yo podíamos follar salvajemente, o gastar bromas actuando desnudos, en compenetración total, era mi novia,  mi amiga y mi amante, y solo con unas pocas miradas y celos se convertía en una autentica loba defendiendo lo suyo. Me pareció adorable ver a aquella mujer, que alguno hasta podían llamarla “mosquita muerta” en el pasado, ser así de agresiva.

 

Ana – Romance.

Me fui a comer algo después de esa sesión de sexo duro con Ana,  y ante su tardanza, me volví a la habitación para preparar la tarde.

Le había comprado un colgante a Ana, un collar hecho con plata de ley,  en forma de dragones azules, le encantaban aquellos animales,  y más de una vez la había visto con bisutería de ese tipo,  collares que no eran muy amplios ni grandes, si no  finos y poco llamativos, que apenas le pasarían por la cabeza sin desabrochárselos, gargantillas me enseñó que se llamaban, sabía poco o nada de esas cosas. Era su regalo de cumpleaños, que había medio fingido olvidar, o más bien  la dejé pensar que mi regalo era la escapada a la sierra, que aún siendo cara, su verdadero presente era aquella joya que me valió más de 300€, un precio que a mí me parecía mucho hasta que vi en la tienda donde lo compré algunos de 1.000€ o 2.000€, muy ostentosos y llamativos, cosas que no pegaban con Ana.

Me preocupé de dejar un camino de pétalos por el suelo hasta la cama, una fondue de chocolate,  como en Navidades,  y champan frío. Ensayaba su llegada, vestido o desnudo, tumbado en la cama o de pie, no sabía como hacerlo, se me pasó por la cabeza hasta quedarme en pelotas de pie delante de la puerta con la gargantilla colgada de mi miembro, pero me pareció excesivo hasta para mi.  Ana estaba tardando mucho en volver a la habitación, habían pasado ya casi 3 horas desde que la dejé en las duchas, la mandé un mensaje preocupado, me respondió con una carita sonriente, “Te tengo una sorpresa preparada”. Me ilusionó más que un niño al ver regalos en reyes, y no ayudó a mi eterna falta de paciencia. Me resolví por esperarla vestido, sentado en un sillón giratorio, de espaldas junto a la puerta, como un malo de película, al entrar me daría la vuelta despacio riendo maléficamente. Se me hizo infinita la espera hasta que sonó la puerta, y me fui girando lentamente.

-YO: pase,  amada mía…… - me recosté  al ver la puerta abrirse, observando a la señora de la limpieza con el carrito y los cascos de música  puestos, mirando sorprendida…… - perdone, estaba esperando a mi novia, ya recogerá más tarde, fuera,  rápido que está al caer…… – me levanté y  la cerré la puerta en las narices, dándome cuenta de cómo miraba la habitación, estaba preciosa con velas y demás, pero seria un horror limpiarla.

Me volví a sentar de espaldas rápidamente, con el regalo en una mano debajo de un cojín, que acariciaba como mi malvada mascota, esperando su llegada. Pasados unos minutos, volvió a sonar la puerta.

-YO: pase,  amada mía……….. - me recosté girándome lentamente para, esta vez si, encontrarme a Ana abriendo la puerta sorprendida.

-ANA: ¿Cómo sabias que era yo?

-YO: intuición y perspicacia, mi señora – “Que se lo digan a  la de la limpieza……”, reía por dentro.

-ANA: ¡¿Pero que has hecho aquí?! ……..- dejando una bolsa en el suelo de la entrada, miraba anonadada la habitación, a media luz por las velas y la chimenea, con incienso encendido dando un aroma a vainilla, y el suelo lleno de pétalos, hasta que observó la fondue, y se llevó las manos a la cara riendo de la sorpresa, saliendo corriendo con su cuerpo tapado por un enorme abrigo hasta el chocolate,  haciendo sonar el suelo con unos tacones altos que me extrañaron, ya que no acostumbraba a llevarlos -…… ¡¡¿Me has preparado todo esto para mi?!! …..- se agachó sobre el chocolate sacando un poco con una de las cucharas,  y probándolo con cuidado de no mancharse el pelo - ¡¡UMMMM, DIOS!! Está buenísimo, mira prueba….- me ofreció con la cuchara, me acerqué probándolo pero clavando mi mirada en ella, estaba espectacular, no era ningún fan de la moda pero si noté como se había alisado el pelo, se había hecho un pequeño recogido que le favorecía mucho,   y se había puesto algo más de maquillaje de lo habitual, resaltando su preciosa cara y con un ahumado en el  contorno de los ojos que provocaría algún infarto.

-YO: sabe mejor cuando lo echas encima de una bella mujer…..- aludí a las Navidades, dónde me comí su cuerpo bañado en cacao líquido.

-ANA: pues esta vez no, que me vas a chafar la sorpresa jajajaja - me rodeó con sus brazos el cuello dejándome probar de sus labios el chocolate, y su ligero pinta labios rojo fuego.

-YO: ¿Y cual es? - la rodeé ahora yo con mis brazos por su cintura, admirando de cerca la espectacular visión de su precioso rostro arreglado, sin duda había pasado por la peluquera del vestíbulo, y aunque no lo necesitaba para estar preciosa, iba un paso más allá.

-ANA: me da un poco de vergüenza, ¿Me prometes que no te reirás de mi?

-YO: jamás,  no pienso prometer a nadie que no me reiré, te prometo que no seré malo contigo……. – me miró con cierto enfado por mis palabras, pero me conocía para saber que bromeaba en parte, era virtualmente incapaz de callarme una risa si algo me parecía gracioso.

-ANA: ¿Ah si………..? Pues ahora no te lo enseño……- se hacia la dura mientras se relamía el regusto del chocolate en la cuchara, dándome con ella luego en los labios, parando mi búsqueda de los suyos.

-YO: venga, no seas cruel conmigo, quiero mi sorpresa, o si no, yo no te daré la tuya………- le dejé ver la caja de terciopelo donde estaba la gargantilla, escondiéndosela por detrás de su cintura, sus ojos se abrieron por ver el regalo, realmente no lo esperaba, y se retorcía buscando y jugando, frotándose contra mi para cogerlo, cuando lo puse a mi espalda mi corpulencia le  impedía cogerlo - …….no, aquí si no hay sorpresas,  no hay para nadie, es una pena………tendré que devolverlo….con lo bonito……….. y lo caro que es……….- mi tono era de evidente manipulación, jugando con ella, su candidez era tal que hasta se puso de morritos, como cuando a un crío le quitas su juguete.

-ANA: jo, está bien, pero yo quiero la mía,  si no te gusta mi sorpresa la puedo cambiar……. - se reafirmó.

-YO: tú 1º, así no me engañas.

-ANA: vale, siéntate en la cama y cierra los ojos….. - se puso seria, pasó su lengua por los labios recogiendo cualquier rastro de chocolate, girándome y sentándome, se fue a por la bolsa de la entrada y sacó un cinta de tela, parecía seda, me ató los ojos con ella y se aseguró de que no viera nada, toda ilusionada, amagando con su mano cerca de mi cara, podía notar el aire al desplazarse, y dándome un suave beso que me sorprendió, la oí alejarse con su taconeo, intuía como se movía por la habitación y se colocaba enfrente de la chimenea, haciendo algo de ruido que no adiviné –…. ya está, puedes mirar.

-YO: ¿Seguro?

-ANA: si bobo, y recuerda no ser malo, por fi.- le temblaba un poco la voz.

Poco a poco, deleitándome con la situación me quité la venda con los ojos cerrados,  abriéndolos de golpe, mis ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse de nuevo a la luz tan tenue de la habitación, hasta que ajusté, y lo que vi casi me revienta los pantalones de la erección que tuve.

Allí estaba Ana de pie, como sospechaba,  enfrente de la chimenea, con el fuego a su espalda dándole más fuerza y vigor a la imagen y a su contorno. Como había visto,  el pelo liso y arreglado, con ese peinado que le despejaba la cara y le dejaba el cuello a la vista, pero que caía por sus hombros,  igual que su cara y sus tacones, iba perfecta,  pero el abrigo escondía mi regalo. Un vestido negro de fiesta, ajustado al milímetro al cuerpo de Ana al ser elastico, que se  pavoneaba y se daba la vuelta pidiendo opinión, la mía fue babear, si, me encantaba exteriorizar mis sentimientos, pero aquello me salió solo, abrí la boca tanto que me goteó la saliva, y no era para menos.

El vestido podía ser mejor o peor, reitero que  no sé de moda,  pero el cuerpo de Ana lo hacia perfecto, y no hablo de una descripción vaga, si no de algo hecho por Miguel Angel, la belleza en su estado más puro, ese punto en el que no se podía añadir ni modificar nada más. Con la espalda al aire por completo, habiendo una gran V desde sus hombros  con 2 ligeros tirantes,  hasta la corva, dejando ver esos hoyuelos que se le forman a algunas en la zona de los riñones, casi adivinando el inicio de sus nalgas. Por delante era peor, o mejor según se mire, esos 2 tirantes hacían otra V más comedida,  hasta su ombligo, con el pico de la V algo abombado, dejando ver su amplio escote sin sujetador, viendo claramente gran parte de sus senos, pero en ese punto entre lo sensual y lo obsceno, esa delgada línea deliciosa. El resto del vestido se ajustaba a su cintura y piernas hasta que a medio muslo por uno de sus lados empezaba a decrecer, terminando en una pierna casi en el tobillo, y en la otra muy por encima del muslo, dejando  ver parte de su pelvis, otra V ahora invertida, con sus piernas cubiertas por unas suaves medias que me constó reconocer, puesto que no alteraban su tono de piel. Con todo el borde de las V, tanto de espalda, escote y piernas, recorrido por una fina línea plateada y brillante.

Mi cara debía de ser la de un quinceañero al ver su 1º teta, viendo con placer como al girarse el vuelo del vestido con el fuego de fondo la hacían parecer la mujer más bella del plantea, y para mi lo era, y supongo que para el 100% de los hombres que la hubieran visto. Con todo lo que había follado, con todas las mujeres desnudas, o medio desnudas, incluso viendo a Eli en aquella fiesta, sin duda aquella Granadina de 19 años recién cumplidos era la visión más hermosa que jamás había contemplado. Mi mirada debió de confundirla.

-ANA: ¿Lo ves? Ya sabía yo que era demasiado atrevido, ¿A que me queda mal? Parezco una fulana, demasiado descocado ¿Verdad?..... - me miraba después de repasar su cuerpo, esperando una respuesta, no la hubo de mi parte, estaba aún deleitándome con aquella visión divina -…. ¿Raúl?, ¿Que pasa? ¿No te gusta verdad? - esa vez si reaccioné al notar  desesperación en su voz,  como yo era, sacudiendo la cabeza y quitándome aquella gota de saliva de mi barbilla.

-YO: ¿Que qué?

-ANA: ainsss no hagas el tonto, dime la verdad, se que puedo confiar en ti, ¿Este vestido no te gusta verdad? ¿Es demasiado atrevido?

-YO. Re-formula la pregunta, ¿Que si es atrevido, o descocado? Si, y posiblemente otras mujeres, envidiosas, lo piensen y comenten, ¿Pero que si me gusta o te  queda mal? Me cago el la puta de oros, no hay en la faz se la tierra una mujer más bella que tú ahora mismo, no hay palabras ni idiomas suficientes para describir lo hermosa que estás…… - mis palabras me negaron, su cara se iluminó dándola  más belleza todavía, dando ligeros saltos de alegría, y una vez dada mi opinión, encantada con cómo le quedaba, ajustándose la tela del escote -…. pero pese a lo que diga nadie, incluso yo, a quien le debe de gustar, antes que a nadie, es a ti - estaba demasiado acelerada para darse cuenta de eso,  me levanté con la polla reventando en los slips, hacía mucho que una mujer no me provocaba una erección así sin siquiera tocarme, me acerqué a ella ofreciéndole mi mano para sujetarse, tanto pétalo y sus tacones no eran buena combinación, trató de andar hacia mi pero no controlaba bien esos zapatos, lo que la dio un punto de ingenuidad e inocencia en la sonrisa que volvieron a subir el nivel de su belleza a mi ojos.

-ANA: lo sé, pero nunca he tenido un vestido así de……..

-YO: bonito, es irrelevante lo que piensen los demás, tú dime si te gusta a ti - la miré a los ojos transmitiendo seguridad.

-ANA: pues, la verdad, cada vez que me veo, me siento más segura, es que me queda de escándalo, pero es…… demasiado, no sé, me da apuro.

-YO: a quien dará apuro es a las demás mujeres, se morirán de envidia ante ti,  y los hombres, que  querrán matarse por ser yo y estar a tu lado - sin llegar a abrazarla,  la rodeaba con mis brazos.

-ANA: ¿De verdad? Muchas gracias, pero no sé, no me gusta ser el centro de atención, ya lo sabes……..- recordé una frase de una película, la ayudé a ponerse enfrente de un gran espejo, y que se mirara delante de él.

-YO: y que pueden hacer las estrellas, si no brillar, son estrellas, no deciden si sobresalen del resto, simplemente lo hacen - la cogí de la nuca, apartando su pelo  acercando mis labios a su cuello, dándola   un beso de cariño y amor, con su punto de sensualidad, queriendo convencerla.

-ANA: jo, que cosas más bonitas me dices, al final me vas a terminar enamorando……- reía ante su ironía, en ese lapso cruzamos miradas, y ella recordó su regalo - ……oye, ¡¡¿Y mi sorpresa?!!!

-YO: es verdad, pero ahora que te veo así en el espejo……….. espérate.

Me fui a por el estuche de terciopelo que se me había olvidado ante semejante belleza abrumadora, y al ver la cinta se me ocurrió la misma idea. Volví con Ana, que sonreía nerviosa, le puse la cinta en los ojos y ataqué sus labios con los míos para asegurar que no veía, con algo más de pasión de lo que lo había hecho ella, sonriendo nerviosa.

Saqué la joya del estuche, y con mucho cuidado la pedí que se apartara el pelo del cuello, lo hizo, y rodeándola con mis manos la coloqué la gargantilla, resistiéndose el diminuto cierre a mis gruesos dedos.

Supongo que ya sabía que era un collar, pero  temblaba de nervios ante mi tardanza. Al fin se lo puse, y lo retoqué dejándoselo como me pareció más bonito, me abstraje unos segundos mirándola, “Dios, es un ángel”, casi echo a llorar.

Sabéis esa sensación de que te pinza la nariz o el temblar en la barbilla antes de llorar, pues algo así, pero no había tristeza,  no era desconsuelo, era felicidad,  no creerme lo afortunado que era, ese nivel de saber que mi vida era grotescamente mejor a la del  resto, hasta el punto de ser injusto. Ana me devolvió a la tierra.

-ANA: ¿Ya puedo mirar? – preguntó casi rogando.

-YO: si, puedes.

Se quitó la venda fugazmente para observar su reflejo, su cara fue aumentando su sorpresa al verse, igual que su mano subió hasta su cuello palpando la gargantilla,  intercalando miradas al reflejo y a mi, con una sonrisa tan amplia que era imposible serlo más, se acercó al espejo ya que la anchura no la dejaba verlo bien en su cuello, admirándolo de cerca.

-ANA: que preciosidad, ¿Que son?…. ¡¿Dragones?!

-YO: si, me gustó en cuanto lo vi, me recordó a ti, simple, sencillo y discreto, pero arrebatadamente bello…….- me puse a su espalda, acariciándola con mis manos en la cintura -…. ¿Te gusta?  Tengo el ticket si no…- se dio la vuelta de golpe sin controlar mucho su cuerpo debido a los tacones y me agarró la cara mirándome con aquellos ojazos que me volvían loco.

-ANA: ¡Me encanta! No pienso quitármelo jamás, será mi anillo de compromiso, mi signo de amor haca ti……….- su mirada irradiaba la misma felicidad exacerbada que la mía.

-YO: no exageres, no puedes ir con ello siempre, o si, vamos no sé como va la moda ahora, lo que tú quieras,  o si la plata se estropea en la ducha….- me miró  sorprendida.

-ANA: ¿Es de palta?  Entonces es caro….

YO un poco, pero nada que no te merezcas.

-ANA: si es buena no pasa nada, y me encantará llevarlo……- sonrió dando un salto para besarme tibiamente, mientras sus dedos jugueteaban con su regalo.

-YO: dios, mírate, pareces una actriz famosa rompiendo las portadas de las revistas en una fiesta, llevándose los titulares, no me creo lo feliz que me haces y lo guapa que eres, podría pasarme el resto de mi vida contemplándote.

-ANA: jajajjaja ya claro, anda que no sabes tú adular  - se contoneaba delante mía relamiéndose esos labios rojos mientras podía notar como su temperatura subía al notar mi polla en su vientre, estabamos tan pegados que mi erección no podía ser pasada por alto.

-YO: es posible, pero que quiera sonrojarte no cambia que mis palabras sean ciertas, ¿Y si lo comprobamos? - su cara se giró curiosa.

-ANA: ¿Cómo?

-YO: bueno, antes de irnos a casa, ¿Sabes que había una boda en el hotel? Supongo que habrá bailes, los he estado oyendo en el restaurante, podríamos pasarnos….

-ANA: colarnos más bien, jajaja ¡Que dices! Si no vamos arreglados para una boda….

-YO: ¡¿Perdona?!.... - la cogí de una mano y la hice darse una vuelta sobre si misma dejándola de nuevo cara al espejo conmigo detrás - …..tú estás para romper la boda enamorando al novio, es un peligro llevarte así de preciosa.

-ANA: jajja vale, pero……. ¿Y tú?

-YO: dame 10 minutos,  una ducha rápida, me pongo un traje que tengo y bajamos a bailar un rato, ¿Te apetece? - dudaba con la mirada pícara, pero verse en el espejo era mucho más tentador, quería comprobar si ese efecto era general, sentirse el centro por 1º vez.

-ANA: vale, pero no tardes….- la di un sonoro y juguetón beso en el cuello, haciéndola cosquillas con mi barba de 3 días.

Salí disparado a la maleta, por algún motivo había llevado el traje de Eric, y me vendría de perlas, me metí en la ducha y en 15 minutos ya estaba listo. Debe ser odioso para una mujer ver como un tío en 10 minutos está listo, y a ellas les llevaba horas. Ducha rápida, repaso jabonoso a zonas importantes, champú, secarse,  echarse 4 gotas de gomina para mantener el pelo despeinado con el efecto mojado, ponerme el traje y un poco de colonia, fin. Hubiera tardado menos si no me hubiera tenido que hacer una paja descomunalmente rápida en la ducha, o iría con la barrera bajada todo el tiempo. Al salir del baño Ana me miró perdonándome la vida por estar tan bien en tan poco tiempo, mientras la pillé atacando la fondue.

-YO: ¿Qué, como estoy?

-ANA: ¡Que carbón! Dais asco los tíos, estás perfecto, y yo me he tirado casi 3 horas de tiendas y en la peluquería, dios como os envidio….- me fui contoneándome de forma sexy y graciosa hasta ella – ….aunque ahora de cerca el traje te queda un poco estrecho, ¿Es a medida?

-YO: si, y la verdad es que yo también lo he notado, hacia tiempo que no me lo ponía, y desde la última vez he ganado algo de masa muscular, tendré que llevarlo a que lo arreglen – me ajusté un poco del pecho, era de dónde más me tiraba, pero al abrir la chaqueta quedaba perfecto.

Me cuadré en la puerta después de coger el móvil y la cartera, ofreciéndole mi brazo a Ana, que se repasó sus labios con un dedo de forma sensual,  por si tenia cacao, cogió un bolso a juego, uno que aún no había visto, metió sus cosas y agarrándose con una mano el vuelo del vestido, me cogió del brazo, más que para ir de parejita, por que realmente necesitaba apoyo, no era la 1º vez que usaba tacones, pero si la 1º que la veía con unos tan grandes. Nos hicimos un par de fotos con algo de luz y bajamos riendo los 2 al salón principal, sonrojándose ella,  al ver como alguno por el pasillo la miraba, era inevitable. En el ascensor su vergüenza aumentaba.

-ANA: ¿Y si no podemos pasar?

-YO: es un baile de una boda, no el banco de España.

-ANA: ¿Y si nos pillan? ¿O nos preguntan?

-YO: ningún hombre te cuestionará que haces allí, y si alguna mujer te pregunta, di que eres el +1 de una amiga de Maite.

-ANA: ¿Y quien es Maite?

-YO: la que se casa, mira el cartel……. - señalé una hoja pegada en el ascensor, anunciando la boda - …..¿Ves? Maite y Pedro.

-ANA: jo, que nervios, ¿Y si…. -  la cogí de los brazos clavando nuestras miradas.

-YO: tú tranquila, no va  a pasar nada, tú déjame hablar a mí,  solo ve con la cabeza alta, y haz como si conoces a todos, saluda - se agarraba a mí brazo queriéndose inventar tela para cubrirse, ante todo el escote, dónde sus senos juveniles quedaban ligeramente apretados, perfectamente colocados, y sus pezones ligeramente marcados.

Según salimos al vestíbulo con bastante ajetreo, se notó un silencio momentáneo, como si se parara el tiempo, los ojos de todos se clavaron en nosotros,  o más bien en  ella.  Ana apretó sus manos en mi brazo, pero mi seguridad al andar era incontestable, llegamos a la puerta del salón del baile, con un armario en la entrada con forma de ser humano.

-YO: si, hola buenas, disculpe, queríamos volver a entrar, verá, he tenido que salir un momento con mi……..acompañante - hice indicaciones hacía Ana, que se metió en el papel con la cabeza erguida y saludando a un hombre dentro a través de la puerta, que anonadado ante su belleza,  le devolvió el saludo solo por cortesía a aquella bella joven,  pero que el armario aquel entendió como aceptación, y al ver a Ana, entendió mi necesidad de salir de la fiesta con ella.

Noté como al pasar se la comía con los ojos, pero es que lo hacían todos. Al entrar, Ana le dio las gracias a aquel desconocido, que la devolvió el saludo, el hombre no entendió el por qué, pero sonrió,  y nos paseamos por la pista hasta llegar al bar. Allí nos pedimos algo de beber, Ana necesitaba templar los nervios con una copa, yo con mis refrescos y mi poca o nula vergüenza,  iba sobrado. Ana estaba abrumada, era exagerado, pero en el fondo normal, la atención que suscitaba, pese a la luz algo baja, se podía ver casi puntos brillantes en la oscuridad de las mesas clavándose en ella, como ojos de  lobos en la noche. Alguna otra mirada femenina se fue a por mi, pero estaba muy centrado en Ana como para darlas importancia, seria el mayor retrasado de la historia fijarme en otras teniendo a la mujer a la que estaban envidiando todos,  a mi lado.

-YO: bueno, ¿Que tal?

-ANA: ¡Dios! Me muero de vergüenza, me miran todos, pero no disimuladamente,  como en el metro o la Universidad, es que me comen con la mirada…...- se quería cubrir conmigo, pero eso regalaba la visión de su esculpida espalda al resto.

-YO: jajaja es que es lo normal, mira a aquella mesa de solteronas, todas cotilleando con sus ojos clavados en ti,  ¿Notas la envidia? ¿Ese cuchillo candente que te quieren clavar en la espalda ahora mismo?

-ANA: jo, pobres, es como si les hubiera quitado toda esperanza de ligar hoy, mira, si hay un chico que estaba con ellas que se la levantado y esta ahí, de pie,  mirándome……..- miraba de reojo con las mejillas encendidas, tan rojas que denotaban su belleza natural. Ana le dio un gran sorbo a su copa en cuanto se la pusieron.

-YO: pues si, vamos a dejar claro que tenemos pareja y estamos bien, para que vuelvan a sus cosas, ¿Vamos a bailar? - me miró levantado su cabeza, casi estaba escondida entre la barra del bar y yo.

-ANA: ¿Que dices? ¡¡¡¿Estás loco?!!!

-YO: venga, será divertido, tú olvídate de ellos, solo estamos tú y yo,  quiero disfrutar de mi novia bailando…..- me separé de ella dejándola medio colgada, extendiendo mi brazo para que me cogiera la mano para arrastrarla a la pista,  mirándola fijamente a los ojos, retándola,  mientras ella se reía y se tapaba la cara con la mano, y así, el escote con el brazo.

-ANA: estás loco…..- con más pudor que determinación me dio la mano, apuró la copa, y  respondí con un pequeño tirón que la obligó a moverse velozmente hasta mí,  y allí la di un vuelta de baile aprendido en mis clases extra escolares, dejando que todos admiraran a mi acompañante, y su espectacular vestido.

Luego la pegué a mi, y nos fuimos a la pista de baile, era obsceno la atención que suscitábamos, bueno, que ella suscitaba. Por dónde andábamos se apartaba la gente, y al entrar en la pista nos dejaron nuestro propio hueco, la cogí la copa y la dejé en una mesa. Luego volví rápidamente a los brazos de Ana, que prácticamente era una estatua paralizada por la vergüenza, reclamaba mi vuelta con sus brazos, a los que acudí encantado, cogiendo la postura de baile   clásico, (Ya os dije quedebido a mi obesidad infantil  mi madre me apuntaba a todo tipo de clases extra escolares, natación, karate, judo, fútbol,  baloncesto…..una de tantas fue danza, y allí aprendí a moverme correctamente en diferentes bailes, de hecho hasta pienso que cierta habilidad en el ritmo al follar que tengo se lo debo a aquella profesora vieja, gorda y que fumaba, pero que me hacia repetir 10000 veces cada paso, eso, y mi experiencia con Eli, me dieron las nociones para saber bailar, y no hacer el tonto, o solo restregarme, como hacen muchos hoy en día.).

Ana, que ya me conocía, respondió tomando la postura y comenzando a movernos, con pasos amplios y lentos, con nuestros ojos clavados en los del otro, ella podía notar mi seguridad pero también que aquella situación me encantaba, con una sonrisa boba que no se me iba de la cara.

Mientras a ella le daba pavor ser el centro de atención, era cuando mejor me encontraba yo. Dicen que en el amor no tienes que buscar a alguien igual que tú, si no a alguien que te complete, y eso hacíamos, nos deslizábamos por la pista mientras Ana se iba olvidando del resto y solo gozaba con el baile y con el momento. Sus giros y movimientos fueron adquiriendo ritmo,   ya se daba la vuelta y formaba giros y posturas, mis fuertes brazos la ayudaban y acompañaban. Para mí seguía siendo evidente como  la desudaban con la mirada, pero para ella fue algo que dejó atrás, se centró en mí y en lo bien que lo estabamos pasando.

Las canciones y estilos iban pasando,  DJ de bodas, pasan del   “Viva España” de Manolo Escobar, al último hit latino. Poco a poco ella me seguía el ritmo y hacíamos tonterías y movimientos super conocidos de los bailes más típicos, sacándola una sonrisa continua cuando me veía liderar los bailes que el resto de la pista seguía, era mi mayor regalo, verla reír y ser feliz, además que  en el momento de las  sevillanas, ella sacó su raza andaluza, de Granada,  e hizo lo mismo, arrancándose por bulerias, sabía moverse, eso sin duda. Luego  tocó una lenta en la que nos pegamos para descansar y darnos algún que otro beso esporádico.

-ANA: no sé como lo haces.

-YO: ¿El qué?

-ANA: ser así, como eres, nunca me atrevería.

-YO: ¿Por que lo dices? Si acabas de iniciar el movimiento sevillanas jajajaja

-ANA: pero es por ti, por que haces sentir cómoda en situaciones que no lo son, no sé, como lo de la sorpresa del masaje, la gargantilla, colarte en una boda, hacer todo lo que hiciste para el piso, y luego abandonarlo todo, a hacer reír a los demás a toda cosa, a ser quien se lleve las miradas pero para hacer reír, no por vanidad, a reírte de ti mismo el 1º y de los demás, a ser tan abierto y sincero que contagias, es algo que me confunde y me gusta.

-YO: vaya, no sabia que hiciera tantas cosas….normalmente solo hago el tonto, y los tontos hacen tonterías.

-ANA: ya, eso puede parecer al resto, o a quien no te conozca bien, pero piensas más en los demás de lo que te gusta admitir, vas de duro, de bruto y eres el mejor hombre que he conocido, amable, cariñoso, tierno y romántico…….- me dejó sin palabras, aunque quisiera negarlo, era cierto. Su percepción de mi podría cambiar si en vez de recibirla vestido en la habitación,  lo hubiera hecho desnudo con el colgante en mi polla como se me pasó por la cabeza, no lo sé, supongo que elegir otra opción a esa, pese a que se me ocurrieran, era lo que se llama amor.

-YO: supongo que eres quien mejor me conoce últimamente, no soy quien para negarlo, solo sé que soy como soy, y me gusta serlo, es más divertido,   simplemente doy gracias a dios por encontrar a alguien como tú en mi vida.

Se hizo un leve silencio entre los 2, las palabras eran sinceras y sentidas, por lo tanto no había nada que añadir. Continuamos con nuestros bailes, acercándonos a la mesa con las copas de vez en cuando, viendo como algún mirón se pasaba de la raya al asomarse al escote de Ana, que estaba tan acelerada y acalorada por los movimientos que no se daba cuenta del efecto de su canalillo brillante  de sudor en los demás.

Lo mejor de la noche llegó al sonar una canción de hacía unos años, una canción que nos  era muy familiar. En la visita aquella que de crío hice a Granada, dónde conocí e hice migas con Ana con casi 12 años, hubo una canción, más bien una película,  Grease, que sonaba a todas horas y el baile final de la película los críos lo imitábamos para los padres. Según sonaron los primeros acordes Ana y yo nos miramos, ella por que quería saber si me acordaba, pero yo por que mi cabeza me devolvió a los 12 años, la cogí de la mano según el resto adivinaba la canción, de hecho más de una pareja quiso amagar con empezar el baile, pero era demasiada vergüenza, incluso cuando arrastré a Ana a la pista,  roja de vergüenza al entender mi intención de comenzar a bailar como en la película. Ana se resistía, le podía sobre manera, pero a mi me dio igual, me arranqué con la parte del chico, cantando y bailando clavando el play back, tirando la chaqueta al suelo e imitando a la perfección la famosa película, sin saber si quiera si Ana me seguía, me di la vuelta esperando verla, ya había llamado la atención de todos y me habían dejado casi solo en la pista, pero no era Ana quien tenia delante, me encontré a la novia clavando la parte de la mujer, con Ana de fondo partiéndose de risa al verme. La novia me miraba para que la diera el paso, y comenzaba la parte juntos, y ni corto ni perezoso me fui a por la novia, bailando juntos y pasando entre las mesas y la barra del bar como en la atracción de la película. La novia iba algo borracha, supongo que por eso se atrevió, la situación se me fue de las manos, o no y era lo que buscaba, había gente que nos hacia los coros y nos seguía bailoteando como en la película, el resto aplaudía y cantaba partiéndose de risa. Yo era el barco rompehielos, y el resto me seguía, según me acercaba a una mujer, seguía dónde la anterior lo había dejado, la novia fue apartada de aquel desenfreno, o no me pudo seguir, me dio igual,  iba rebotando por toda la sala agarrando a algún hombre en vez de a una mujer y bailando con él,  hasta al cámara de la boda.

Fue de esos momento de los que hablaba Ana, ese momento en que yo me desataba, podía coger un grupo de gente normal, y a través de mi ridículo sacarles a todos de sus encasilladas vidas por unos instantes, el “Que dirán” no fue algo que me preocupara nunca, ni antes ni después de la operación. Llegó la parte final  a la que me fui a la pista, y no sé si fueron celos, o que se vio arrastrada por el tsunami que yo acaba de montar en la fiesta, Ana apareció de la nada liderando conmigo una clase de baile que el resto de parejas se habían animado a seguir detrás. Ana se acordaba perfectamente de aquellas tardes en Granada y de cómo lo ensayamos para nuestros padres, las partes juntos o separados, hasta que iba a terminar la canción.

En la película no recuerdo bien como lo hacían, pero Ana y yo lo ensayamos para que ella saliera corriendo hacia mi y yo la elevara por los aires con mis brazos, totalmente estirada boca abajo, mi corpulencia  y su escuálido cuerpo a los 11 años era como levantar una mochila, pero ahora llegó el final y como estipulaba el baile ella quedó a unos 6 metros de mi,  mirándome con su eterna sonrisa, sin saber si hacerlo o no. Me coloqué en posición apartando al resto que miraban expectantes, viendo mi predisposición, y tapándose la cara de una vergüenza que ya no podía existir, la animé, pidiendo aplausos de todos, colocándome en posición de nuevo. Ana respiró cogiendo fuerzas, se quitó los zapatos y  recogió el vuelo del vestido, para salir corriendo hacia mi, como de críos me agaché para recibirla con mis manos en la cintura y elevarla con mis piernas a la vez que ella ponía el cuerpo rígido,  como un ángel para echar a volar, gritando de pánico y miedo. Salió perfecto, ni ensayado 1000 veces, arrancando el aplauso de toda la boda mientras yo daba vueltas sin dejar de mirarla como se estiraba de brazos delante de todos, asegurándome que no se le viera nada, y más aún, que no se me cayera.

Fue uno de esos momentos en mi vida que cada día que recuerdo me avergüenzo  de mi mismo, en que me doy golpes en la cabeza castigándome por ser tan ridículo, pero sonriendo al pensar en ello, por que estoy seguro de que lo volvería a hacer. Entre aplausos y comentarios del DJ, la bajé con cuidado haciéndola resbalar por mi pecho hasta que se quedó medio escondida entre mis brazos, apoyando su frente en mi tórax y tapándose con las manos por los laterales de la cabeza. Pasado el subidón de adrenalina se daba cuenta de lo que había hecho, y  de cómo iba vestida,  quería que el mundo se la tragara. La besé en la frente mientras la apretaba contra mi pecho, podía notar como se reía de nervios descontrolada, como su cara emanaba calor de lo roja que estaba y como se quería hundir en mi pecho para desvanecerse.

-YO: no ha salido tan mal sin ensayar….jajajaja ……- la oía balbucear, su cara estaba tan pegada a mí que no salían las palabras - …… venga,  no puedes quedarte así, vamos a tener que ir a buscar tus zapatos….. - me miró de golpe, con su cara medio compungida y alguna lagrimilla de risa en sus ojos siendo secada por sus dedos.

-ANA: ¡¡¡Dios, los zapatos!!! - se dio la vuelta para buscarlos entre el gentío, la novia tambaleante, con una de las damas de honor sujetándola,  se los acercó con ellos en la mano, dándole las gracias.

-NOVIA: os tengo que felicitar, vaya momentazo,  ¿Vosotros quienes sois?  – no se la podía engañar, sabría perfectamente los invitados, Ana se tensó clavándome las uñas en el brazo.

-YO: somos……animadores del hotel, no se creerá que nos hemos colado a montar este numerito  gratis, ¿No? - Ana me miraba aguantándose la carcajada, me encantan las ironías, las medias verdades, y  decir la verdad de tal forma que no lo pareciera es mi especialidad.

-NOVIA: pues que detalle, me habéis hecho reír tanto que se me va el maquillaje jajajajja

-YO: pues mucho gusto, y felicidades por el compromiso, aquí tiene mi dirección de correo, me gustaría tener una copia del vídeo, si no le importa.

-DAMA DE HONOR: nada, descuide, ya me ocupo yo de que le llegue,  ¡¡¡¡Que esta señora se nos va de luna de miel!!! - y gritando se la llevó con el novio, que andaba con el ritual de la corbata. Ana se dio la vuelta, ahora si, dando rienda suelta a sus risas.

-ANA: ¡¡¡¿Pero cómo se te ocurre pedirle una copia?!!

-YO: jajaja yo quiero ver el baile repetido, ¿Tú no? - entendió mi petición, y me pegó en el pecho ante mi ocurrencia, se puso los zapatos con algo de dolor en sus gestos, y  recuperó un altura considerable de nuevo.

-ANA: vale, vamos ya a la habitación, que estoy cansada y me están matándome estos zapatos……- me miró de arriba a abajo- ….. ¿Y tú chaqueta? - me miré dándome cuenta, la había tirado al empezar a bailar, me separé de Ana buscándola por el suelo, me costó encontrarla, hasta que por fin la vi en las manos de una mujer, me acerqué a ella para pedírsela.

-YO: si, perdone,  creo que es mía la chaqueta.

-MUJER: ¿Ah si? La vi en el suelo y no sé de quien es, ¿Es tuya seguro?

-YO: si, miré el forro por dentro, pone Eric, el pantalón también lo tiene - le señalé el mío, pero estaba por dentro, la mujer ni lo miró, solo me comía con los ojos, me costó darme cuenta,  pero ella sabia de sobra que esa chaqueta era mía.

-MUJER: y si subimos a mi habitación y así me enseñas lo del  pantalón…. - se me acercó insinuante, agarrándome la corbata y frotando su buen par de tetas escotadas en mi pecho, buscando con sus labios los míos dándome topecitos con la punta de la nariz, estaba jodidamente buena, y sin duda, sin Ana allí, ella era el premio gordo, y supongo que quiso volver a serlo quitándole “su hombre” a Ana.

-YO: lo siento, pero tengo pareja y no tengo ningún interés en ti………- se sobresaltó ofendida.

-MUJER: ¿Quién?, ¿Esa fulana del vestido de puta? Tranquil,o yo soy mejor que ella…..- la agarré con fuerza de una de sus manos que se dirigió a mi polla, no me gustó nada su comentario.

-YO: miré, no la faltaré al respeto, pero que sepa que como mujer no le llega ni a la suela, pero eso si, como fulana,  le tiene usted ganada la partida……..- se volvió a ofender, supongo que no estaba acostumbrada a ser tratada así por lo hombres, era una autentica belleza y su vestido denotaba que lo sabia y lo usaba a su favor, sin duda tendría a tíos babeando por ella continuamente.

-MUJER: pues que sepas que tu “amiga” está allí con esos 4 tíos, y no se la ve muy comedida.

Me di la vuelta viendo como 4 buitres habían aprovechado mi ausencia para ir a cuchillo a por Ana, le arranqué mi chaqueta de las manos a aquella mujer, y me fui volando hasta Ana. Pese a lo que había dicho aquella mujer, Ana estaba siendo acosada, su mirada denotaba auxilio, y me buscaba con los ojos, me había perdido de vista, acariciándose la gargantilla en el cuello como llamándome. Cuando me localizó, extendió su mano hacia mí, de inmediato la agarré y de un leve tirón la saqué de aquella trampa, ante las protestas de los demás hombres, una mirada firme mía les hizo agachar las orejas a todos.

-YO: tiene dueño caballeros, pero aquella mujer del vestido azul parece muy necesitada……- les indiqué a la mujer que me había tirado los trastos, a la que fueron como lobos.

-ANA: dios, menos mal que me has encontrado rápido, no paraban de hablar y querer subirme a sus habitaciones, pobrecilla mujer la que se le viene encima…..- se echó sobre mi pecho agradeciendo mi protección.

-YO: no me preocuparía por “esa” mujer, me había cogido la chaqueta, y casi me coge la polla, me quería subir a  su habitación también……..- Ana me miró alterada.

-ANA: ¡Será puta! - me hace gracia lo ofendidas que se ponen las mujeres cuando un tío las llama así, pero la facilidad con la que se lo llaman entre ellas.

-YO: eso te ha llamado a ti….- Ana se abrió de boca ofuscada.

-ANA: ¡¡¿Que? Yo voy y la mato, le arranco el moño a tirones,  so´ guarra!! - sacó su vena  andaluza, la sujeté para que se quedara en eso.

-YO: tranquila, ya la he puesto en su sitio,  estoy aquí contigo, anda subamos a la habitación, aún nos quedan unas horas antes de irnos - con cierta dificultad logré que dejara de mirar cabreada a aquella mujer,  que ahora si, siendo rodeada de hombres babosos,  estaba en su salsa.

     

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