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MI DON (23)

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Ana – Vuelta a la rutina.

Según fue pasando el final del curso, Ana y yo nos volvimos unos amantes de 1º nivel, verla  vestida de primavera y verano era un provocación constante, faldas, mini faldas, shorts,  blusas vaporosas, tirantes de top ceñido,  hombros, espalda y  vientre  al aire, o todo a la vez. Siendo de Granada Ana no lo pasaba tan mal con el calor que iba ganando terreno al frío, y se fue haciendo a la moda de Madrid, esa tan bella en que cuanto más enseñes,  sin parecer una puta barata, más mona vas. Eso provocaba que salir con ella fuera un tormento, podía estar 2 horas follándomela sin parar a gran velocidad, ducharnos,  salir a pasear ,y de ver como iba vestida, las caricias y los roces,  ir empalmado toda la puta tarde, llegar a casa y volver a tirármela sin compasión alguna.

Ya apenas jugaba con la pobre Lara, que se vio obligada a pendonear con varios tipos, y desistir de mí, que no tenia tiempo material para ella, pero no le resultaba difícil a Lara, con aquellas tetas que ahora sabía aprovechar tan bien, incluso creo que se lió con Manu, el otro compañero de piso, pero era tan reservado en sus cosas que no lo tengo claro.

Eso si, podría pasarme 1,  2 o 3 capítulos más, contando como Ana evolucionó hasta convertirse en mi nueva Leona. Fue mejorando a pasos agigantados, el ritual era el mismo casi siempre, sexo oral hasta que me corriera y se tragara mi semen, eso era inamovible para Ana, yo le correspondía con masturbaciones o comidas de coño, a la vez o posteriormente, pero en cuanto sentía mi simiente en su garganta, pasaba a montarme. La dejaba llevar las riendas hasta que no podía más,  que cada vez era antes, ella disfrutaba al ver como su forma de moverse me excitaba tanto como para no poder contenerme, tomando el mando, allí, ella ya no solo soportaba, respondía a mis acometidas como bien podía, y  cada vez aumentaba el  tiempo en que, pro decirlo de forma fina, me presentaba batalla. Sus caderas se movían sin parar, no solo recibía, actuaba en consecuencia, daba igual cuantas veces se corriera y cuantas veces me bañara, gritaba alguna obscenidad y seguía pidiendo más.

Probábamos todas las posturas posibles, tumbados, de pie,  sentados o en el suelo, la que más me gustaba era dejándola contra la pared colgada en el aire por mis brazos y amartillarla,  de cara clavando nuestras miradas, ver sus preciosos ojos marrones con destellos verdes, con rasgos de loba hambrienta de sexo, me volvía algo loco, mientras me rodeaba con los las piernas. Hasta que me corría por 2º vez, normalmente era más o menos  hora y media,  dependiendo de cómo Ana reaccionara o se comportara. Si ya estabamos satisfechos, parábamos allí, pero  Ana mejoraba, con el paso de las semanas su  capacidad aumentaba, y yo no podía negarme, de vez en cuando pedía un 3º round,  ya se encargaba ella de ponérmela dura de  nuevo, entonces era cuando sus ojos brillaban de lujuria, se tumbaba de lado, como cuando dormíamos, me colocaba detrás y le penetraba lentamente desde esa posición, agarrándola fuertemente, y masacrándola lo mejor que sabía. Era en este punto en el que Ana, poseída por el ritmo frenético de mi falo en su coño incidiendo directamente en su punto G,  abriéndola por la mitad,  me pedía que sacara a la bestia, la había hablado de ella,  y de Zeus, pero él no importaba, estaba bien oculto. Solo me pedía a la bestia, Ana clamaba entre gritos y gimoteos que la llamara, y aunque  me daba miedo, llegó un punto en que, si quería seguir “entrenándola”, debía acudir a aquel animal indómito aletargado dentro de mi. Sus ansias por avanzar, y las mías de comprobar hasta dónde podíamos llegar,   me exigían invocarla, mi sensatez me decía que aguardara.

Con sus “nuevas habilidades”, Ana y yo  disfrutamos del inicio del verano y del fin de la Universidad. Ana había sacado la 3º mejor nota de su promoción, le costó dejarme de lado las últimas semanas por los exámenes, en que me decía que me alejara de ella para poder estudiar.

Celebramos sus éxitos académicos sin salir de la habitación durante una semana, me la había pedido de vacaciones en el trabajo para salir de Madrid con ella e ir a la playa o algo, pero fue acabar las clases, llegar a casa y  le dieron por el culo a todo. Disfrutamos como gorrinos en el barro cada segundo de esa semana, hicimos lo que nos dio la gana el uno con el otro, y apenas salimos del cuarto a  beber o comer algo. Algunas horas nos quedamos tumbados de cara mirándonos sonriendo, sin tocarnos ni hablar, solo gozando del momento, o que pasáramos 10 horas durmiendo,  descansando sin más, para luego volver a follar durante horas.

En uno de esos días, no recuerdo muy bien cual la verdad, nos pasamos de la raya, normalmente cuando Ana pedía el 3º round, eso la mataba, durante al menos una hora no podía ni moverse entre espasmos y temblores. Pero esa semana fue un curso acelerado, y ese día, según terminamos la 3º ronda, fue Ana la que me sacó el semen a mí, y no yo matándola, sus caderas fueron las que hicieron la fuerza, no sé si estaba cansado o que ella había mejorado tanto que podía hacerlo,  pero cuando eyaculé,  ella quedó a medias de su ronda de orgasmos arrodillada a horcajadas sobre mi, masturbándose de forma desenfrenada en pleno acto, por que no podía seguir percudiéndola. Era divertido por que mi dulce Ana se volvía grosera en ese estado de excitación.

-ANA: no me vas a dejar así, ¿No?

-YO: joder Ana, no puedo más, me acabo de correr, dame un rato.

-ANA: ¡Cabrón! Yo estoy caliente ahora.

-YO: anda,  ponte encima y te como tu precioso coño……

-ANA: no, quiero que me folles, esto no se me pasa con unos lengüetazos, necesito tu polla partiéndome por dentro - se giró echándoseme encima masturbándome mientras su boca se mezclaba con la mía y su lengua, ahora experta, me   hacia repasar su cuerpo ardiente con mis manos.

-YO: ya seria la 4º seguida, no puedo más…..- mi cuerpo me traicionaba, y mi verga se ponía dura de nuevo ante sus caricias.

-ANA: si puedes, si ……ya sabes…..traes a tu amigo.

-YO: ¿Quien?, ¿Zeus y la bestia?........ - sonrió juguetona asintiendo mientras mordisqueaba mi mentón -….. no, no puedo, no contigo, no hasta que sepa que estás preparada.

-ANA: ¿Y que más preparada puedo estar? Estoy encima tuya,  ardiente de deseo,  poniéndotela dura y pidiéndote que me abras por 3º vez y saques al animal que sé que llevas meses enjaulando, no es un calentón, estoy preparada - su mirada era segura, pero mi pánico al conocerme, era mayor.

-YO: no lo sé, quizá sea así, pero una cosa es que ahora puedas y otra que cuando empiece seas capaz de acabarlo, si lo saco de su agujero no pararé,  te quiero con locura, pero aunque te vea llorando y gritando que pare, aunque te desvanezcas, Zeus no tiene compasión, y sería la 4º corrida,  puedo estar con la bestia mucho tiempo, o al menos podía antes, no eres capaz de aguantar eso…….- mis palabras, más que argumentos  en contra, lo eran a favor, de hecho Ana ya se había empalado con mi barra candente que estaba  a reventar, y me estaba follando  sin mi permiso.

-ANA: solo hay una forma de saberlo……- sus giros de caderas me estaban llevando al cielo, con su larga cabellera húmeda del sudor cayendo por uno de sus hombros - ….quizá conmigo si seas capaz de pararte.

-YO: no, para, no con Zeus, con él no hay piedad – tarde, ya la estaba acariciando sus senos.

-ANA: ¿Y si solo sacas a la bestia, y no a Zeus? - me asombraba, no tanto ya, que su conversación fuera tan lógica teniendo en cuenta que se estaba follando una polla enorme tan tranquilamente.

Pero sus palabras me abrieron los ojos, siempre que había sacado a la bestia, fue por que Zeus lo demandaba, estaba en plena vorágine depravaba con Madamme y sus trabajos por aquel entonces, y encerrando a Zeus, pensé que la bestia se iba con él, pero nunca me había planteado, ¿Y si Raúl, y no Zeus, era quien la traía? ¿Podía acaso? ¿Solo era una 7º velocidad que cualquiera podía meter? ¿O solo la arrogancia y violencia de Zeus podía elevarme hasta ese nivel? Eran dudas importantes, por que Ana ya se estaba corriendo  sobre mí,  pero seguía siendo empalada de forma criminal por ella misma y llegaba al punto de tomar yo el control, y si eso pasaba sin tenerlo claro, podía arruinar todo lo trabajado con Ana.

-YO: está bien, pero júrame que no cambiará nada si no soy capaz de parar.

-ANA: te lo juro, pero destrózame de una vez,  cabrón de mierda…..- se recostó sobre mí besándome de forma ofensiva, casi provocándome con sus movimientos pélvicos, era una acusación a mi hombría.

Fue como activar un motor a reacción, agarré de sus nalgas separándolas bien y fijándola en la posición, planté los pies con firmeza y comencé a ser yo quien la penetraba, lentamente, sacándola entera y metiéndola de nuevo, cada vez era más rápido. Poco a poco volvió a un estado de excitación que la provocó algún orgasmo leve, la espera la estaba matando más que si hubiera empezado de golpe, pero no tardó en notar la diferencia a los 5 minutos.

Ya no era fácil verla con los ojos abiertos por sorpresa, estaba muy bien acostumbrada ya a mi polla y mis ritmos rápidos, pero irregulares, ahora estaba siendo la bestia, claramente, o volviendo a serla. Como os dije, la bestia no es nada misterioso, no es que ahora se la metiera más, que no era posible,  ni que la abriera más el coño, otro imposible, era el ritmo, ese que pones cuando te pones a 100 con tu pareja, que algunos aguantan 1,  2 o 5 minutos. Yo ya iba por 10, a esa velocidad no aprecias los matices, solo veía a Ana moverse incómoda, buscando apoyos en mi pecho,  la cama o la pared, sin encontrar consuelo, con orgasmos intensos cada minuto, que terminaban en fuente, normalmente ella cuando se venia de esa forma, salía de mí, y cuando se le pasaba,  volvía a meterla, pero la bestia no daba esa opción.

Seguí masacrándola hasta que sus ojos se pusieron en blanco y se desvaneció encima mía a los 15 minutos de haber comenzado con la bestia en serio, solo balbuceaba algunas palabras sueltas mientras movía los brazos de forma incoherente, tenía que parar aquello. El problema es que no era capaz, mi mente lo pedía,  exigía y ordenaba, pero mi pelvis iba en automático. Tardé como 1 minuto en pausar un poco, el tsunami de sensaciones al recobrar a aquel animal salvaje e indómito, me obligaba a seguir, pero no hay mayor fuerza que el amor, fugazmente se me pasó por la cabeza la imagen de Madamme, aquella diosa de las calles, experta en pollas grandes en sus mejores épocas de puta de  lujo,  que apenas probó 30 minutos de aquello, y  se convirtió en mi esclava particular. Ana en 15 minutos ya estaba ida, y si seguía podía ocurrir lo mismo, y no lo quería. Así que la saqué de Ana en uno de los gestos, haciendo brotar un manantial del interior de mi novia, semen, fluidos y hasta puede que orina, soltó varios chorros largos, y alguno  corto hasta que su cadera dejó de palpitar. Mientras, mi polla seguía moviéndose masturbándose con los muslos de Ana, tenía que correrme o Ana corría serio peligro de volver a ser penetrarla, todo mi ser me lo exigía, pero apretando mi polla entre sus nalgas, haciendo presión con mis manos, me hice una paja follándome la raja de su trasero. No era la bestia pero si con un ritmo que me sacó la 4º corrida a los 10 minutos, en los que Ana había vuelto un poco en si y hasta me besaba de forma torpe. Me vacié de tal forma que los chorros de semen salían despedidos al aire y caían en las nalgas y los riñones de Ana.

Yo sonreía de forma tonta, había ganado la batalla a la bestia, a duras penas, si, pero había logrado no seguir matando el cuerpo inerte de Ana. Zeus lo hubiera hecho, y ahora estaría de camino al 5º, y el muy animal, seguramente aprovechando su inconsciencia, la estrenaría el ano ahora que no podía negarse. Pero yo no, y pese a ser difícil, había demostrado que podía con aquel ser de mis entrañas.  Ana estaba recuperándose sin poder levantarse de mi pecho, al soltarla las nalgas y dejar su cuerpo suelto es cuando aprecié que temblaba como una hoja,   se reía de forma nerviosa, casi histérica,  mientras jugaba usando sus labios en mi barbilla, y se agarraba de forma casi hipnótica la gargantilla que le regalé, como si fuera una cadena que le ataba a la realidad. Seguía siendo ella, y eso me tranquilizó, la desmonté suavemente dejándola tumbada de cara a mí durante un rato, hasta que su cuerpo dejó de temblar.

-YO: ¿Estás bien?

-ANA: por 1º vez…………. me alegro de que lo preguntes, esta vez si me has sobrepasado……… de verdad creía que estaba lista, pero no, esa puta bestia es imposible, me he perdido, no sabía dónde estaba, si no llegas a parar me muero aquí mismo – la decía entrecerrando los ojos, casi rememorando las sensaciones, que aún quedaban residuales, en su cerebro.

-YO: te lo dije,  apenas han sido 15 minutos.

-ANA: ¿Tan poco? ¡¡¡Pero si me ha parecido una eternidad!!! Solo quería que parara, pero.... no deseaba que lo hicieras, jajajaja ha sido maravilloso, ¿Y tú como te sientes? - me perturbó la pregunta, hasta ahora, ninguna de mis amantes se había interesado por mí, después de la bestia.

-YO: no lo sé, joder, me ha gustado volver a probar esa fuerza, pero casi te hago daño.

-ANA: no exageres, daño ninguno, solo me has sorprendido, creía que ya podía con todo, pero veo que no, aún me queda, pero de esta semana no pasa.

Se acurrucó a mi pecho y se durmió con una de sus grandes sonrisas, la abracé fuerte, casi sin creerme la suerte que tenia de tenerla a mi lado. Me quise dormir pero mi cuerpo estaba demasiado acelerado, mi mente volaba y el tacto de la piel de Ana me estaba poniendo a tono de nuevo, no podía ser, no había con quién desfogarse, o eso creía. Ella  ponía su cabeza en mi pecho al dormir, no lo notaba, pero se giró semi inconsciente, y como solía, me agarraba la polla para metérsela entre las piernas y dormir así, solo que esta vez no se encontró con una gran polla en reposo, si no con una erección colosal. Se despertó de sopetón, mirando la polla agarrada.

-ANA: ¿Pero cómo está esto así otra vez? - estaba atónita.

-YO: lo siento, no puedo controlarlo, estoy muy acelerado, me has hecho revivir algo que está fuera de mi control - estaba avergonzado por 1º vez delante de ella.

-ANA: pues nada, habrá que volver a sacar al animalito, la verdad es que yo también estoy caliente como una perra - y sin más se llevó la polla a la boca, empezado una mamada de la suyas.

No me lo podía creer, Ana estaba desatada, tanto o más que yo, apenas 1 hora después de irse de viaje astral  por culpa de la bestia,  ya pedía más, pero dejó de chupármela.

-ANA: dios, esto esta asqueroso, sabe a….no quiero ni saberlo, vamos a la ducha…..- me guiñó un ojo mientras se incorporaba, sabiendo que su cuerpo húmedo era demencial para mí.

La seguí hipnotizado por una gota de sudor que recorría su espalda hasta la corva de su cintura, encendí el agua y dejó la alcachofa  enganchada a la pared,  comenzando ante mis ojos un sensual baño. No hacia falta,  yo ya estaba metiéndome en la ducha colocándome detrás de ella, lo que aprovechó Ana para ducharnos a los 2. Llevó mis manos a sus senos y a su entrepierna,  obligándome a repasar cada recoveco hasta dejarla limpia, lo que salía de su interior era un caudal de agua,  semen y fluidos, antiguos y nuevos, con mi polla palpitado entre sus mulos. Mis caricias en su vientre no tardaron en ponerla a 100,  y   levantando su cadera,  le metiera del tirón mi falo hasta el fondo, apoyándose en la pared e iniciando un movimiento de sube y baja  rápido. Ana no duró ni 5 minutos, estaba físicamente muy mal, pero se sacó sola un orgasmo delicioso.

-ANA: vuelve a sacar a la bestia, mátame de nuevo, y ahora no pares, aunque me muera, ¡¡¡No pares!!!

No hizo falta más, la sujeté con firmeza, y esa vez, sin preámbulos, arrasé. Saqué a la bestia,  que aún andaba por allí acechando,  deseosa  de acabar lo que  le habían quitado hacía un rato, y cuando vio la oportunidad, no perdonó.

Ana soportó bastante bien los 15 minutos que antes habían sido suficientes, a partir de ahí,  volvía a buscar acomodo dónde fuera, mis acometidas eran tan animales que la hicieron elevarse en el aire de puntillas. Apoyó un pie en cada borde de la bañera, y asegurándola con mis manos,  se elevó dejándola totalmente abierta y siendo masacrada en el aire. Sus orgasmos la hacían retorcerse y hacer sonar sus emanaciones contra el suelo de la bañera, fui recordando cómo sacar lo mejor de aquel ser que ahora me poseía y pegué un acelerón final aguantando  20 minutos una sangría que rozaba la violación, pero al ver su aguante,  me prohibía bajar el ritmo, y aunque hubiera querido, no estaba por hacerlo.

Hasta que a Ana se le resbaló un pie del borde de la bañera, y se medio ladeó, la tenía bien sujeta por la cintura, abrazada desde atrás, y empalada, así que seguí arremetiendo, pero esa posición generaba  fricción en su interior y se comenzó a quedar colgada de mí. Levantaba las 2 piernas recogiéndolas o  abriéndolas,  buscando menos placer, pero sin encontrarlo, cuando parecía que aguantaba le venia otro orgasmo que la sacudía todo el cuerpo. Al final se apoyó con los pies en la pared de enfrente, haciendo fuerza con su espalda contra mi pecho, y teniendo cierta estabilidad se dejó machacar hasta que me corrí con ella ida casi en su totalidad, pero me fui como nunca con ella, bañándola con una rayo partiéndome la espalda y un volcán de sensaciones olvidadas, hasta llevé mi mano a su coño hirviendo y la masturbé con mis  sacudidas para sacarla un orgasmo final que no pudo ni gritar,  ni gemir, solo sentir.

Despacio, me fui sentando en la ducha, con ella bien agarrada, Ana estaba como un títere, aguantándose solo por mis brazos rodeando su cintura, sentándola entre mis piernas abandonando su interior. La pobre estaba convulsionando, pero ahora de forma amplia, no eran tirones cortos, si no que sus piernas se abrían al máximo para cerrarse de golpe, mientras su pechos rebotaban de la respiración agitada, y su cabeza luchaba por levantarse de mi hombro derecho. Quise hablar con Ana, pero no respondía, solo gemía,  o gruñía más bien. Con cuidado de no tener otra erección, la duché, y poniéndole una camiseta  mía vieja y unas bragas,  la dejé en la cama durmiendo.

Me di una ducha rápida yo solo. Por algún motivo el miedo a haber destrozado a Ana hasta hacerla un juguete roto, mi mayor temor durante esa relación, no estaba presente, Ana me había dado motivos suficientes para confiar en ella, y en que eso no pasaría. Salí a beber algo a la cocina, estaba tan seco que lo hice en bolas sin saber muy bien que hora era o si había alguien en casa, y al abrir la puerta me encontré  a Lara desnuda, apoyada en la pared, acariciándose con  un dedo en el coño, mirándome a la cara, y luego a mi polla. Su gesto era congestionado,   sin parar de hundir ese dedo en su clítoris. Hacia mucho que no la veía así, se había cansado de ser una don nadie para mí, pero esa vez estaba allí de nuevo.

-YO: hey, golfa, eso en tu cuarto.

-LARA: es que desde allí no oigo bien como te follas a Ana – me encantaba que fuera tan groseramente directa, tanto como a mí,  serlo con los demás.

-YO: ¿Otra vez con eso?

-LARA: si, no puedo evitarlo, no sé que la has hecho, pero hoy sus gritos me han puesto a mil…….- su mano solo aumentaba el ritmo entre sus muslos.

-YO: pues nada reina, que te cunda……… - me giré y me fui a la cocina, me metí entre pecho y espalda media botella de agua fría, pese a las recomendaciones de que eso era malo, pero me ardía el cuerpo, solo quería calmarlo. Regresé con un vaso grande para Ana, viendo como Lara seguía a lo suyo.

-LARA: ¿Cuando me vas a follar a mí así? - se me echó encima restregando sus enormes y apetecibles tetas por el cuerpo, mientras me miraba implorando. La respuesta era nunca, pero no  quise ser grosero con una mujer desnuda que se masturbaba con los ruidos que le llegaban de nuestra habitación.

-YO: ya te he dicho mil veces que soy de Ana, y nadie más, ahora aparta tu mano de mi polla y déjame volver con mi chica - si, su mano se había desplazado hasta mi miembro, algo que no era la 1º vez que hacía, pero siempre recibía la misma respuesta. Me metí en el cuarto y no se volvió a saber de nosotros hasta acabar esa semana.

Ana tuvo que usar un par de veces lubricante y vaselina, su piel en la vagina estaba al rojo vivo los últimos días, aún así nos fundíamos como uno solo, y llegamos a nuestro techo. Ana no podía más, no le era posible llegar más lejos conmigo a el ritmo de la bestia,  2 horas y media largas eran su limite, si en esa semana no había avanzado más,  es que ya no podía. Yo estaba como en mis mejores momentos, físicamente estaba hecho un toro, mi cuerpo era casi esculpido de gimnasio, tableta,  brazos,  piernas, espalda,  pecho…..etc, todo marcado y bien colocado, pero no había pisado un gimnasio para hacer ejercicio desde hacia de 1 año y medio, todo era de haber follado sin parar, y con Ana los últimos meses. La constancia, y  no parar con ella, me tenían en el estado físico perfecto, algo que había aborrecido durante mucho tiempo, un tío macizo que podía derretir el polo sur,  si todo es hielo fuera una mujer.

Era consciente de que, con la bestia, podía dar más de mí, Madamme y mi leona eran testigos, pero la tenía controlada. Según  Ana me sacaba su ración de leche con una mamada, llamábamos a la bestia  al ruedo, cuando terminaba la 3º  o 4º corrida dentro de Ana,  apagaba motores, se desmayara o estuviera a punto, me contenía por el propio bien físico de Ana.  A esas alturas de las sesiones de sexo animal,  su cuerpo ya se había  rendido, y dejado de intentar igualar las fuerzas hacia rato, era un cacho de carne atropellado por un tren de mercancías, pero a la hora, o poco más, volvíamos a empezar. Conté casi 9 horas seguidas una vez, descansando media hora entre sesiones, Ana salió titulada “cum laude” de esa habitación.

Pasados unos días de descanso, de follar y de nosotros mismos,  en los que lo 1º fue aprender a volver a andar para los 2,  noté como sus caderas se habían desplazado, Ana se compró ropa nueva por que había aumentado 1 o 2 tallas de cintura, dejándole aún mejor culo, y una figura con curvas que provocaba erecciones con sus andares  insinuantes.

Para el final del curso y comienzo de las vacaciones de verano, Ana era, al menos, tan buena como Madamme en el sexo, unas 2 horas,  y no le andaba lejos a Eleonor, casi 3,  ya con la bestia sobre el tablero. De nuevo la comparación era injusta, Ana había sido entenada poco a  poco desde 0 durante  9 meses, el resto de mujeres no tuvo esa opción, Madamme, y también Eleonor, con anal,  la última sumándole a su hija.  Ana había sido la mujer que durante más tiempo seguido me había tirado, y eso se notaba, ahora  aguantaba 1 hora larga a la bestia ella sola, nada mal, pero se recuperaba en unos minutos y volvía a por más durante otra media hora, sumando desde que empezamos a follar, quitando preliminares, alcanzaba unas 2 horas y media sin parar cuando nos poníamos serios. Repito, eso ella sola,  sin ayuda de su madre o hija, como mis colombianas, y sin “descansos” por el sexo anal, como Madamme. Masacraba su coño como a ninguna otra, y era espectacular, volvió a gritar poseída al follar, ya que no podía contenerse,  pero esta vez con razón. Solo mi leona, Mercedes, había sido capaz de aguantar eso, pero es que más que aguantar,  es que aquella mujer lo superaba, las últimas veces con Mercedes habían sido casi 4 horas de bestia antes de desmayarse, y se recuperaba igual de rápido para aguantar otras 2,  joder, si no fuera por que era un pelele a mi ordenes, y no una novia, no se entendería porqué no estaba cabalgándola día y noche y seguía con Ana, pero no era capaz de darme lo que me daba mi Granadina. El hecho de que, cuando no estabamos follando, me hacia igual, o más feliz,  con su forma de ser y como me hacia sentir a su lado.

Después de aquel frenesí de esa semana y las siguientes, se calmó un poco nuestra fogosidad, no lo hacíamos a todas horas, yo seguía trabajando, y el calor del verano siempre me ha dejado atontado y agobiado. Teníamos nuestro polvo diario, incluso alguna vez solo era una mamada de su parte, por rutina mañanera suya, pero el día que nos poníamos tontos despertábamos a medio barrio. Cumplíamos de sobra las 2 horas y media largas que Ana daba de si, y si estaba muy caliente repetíamos al rato aguantando 1 hora más, con suerte, y casi siempre   con la bestia todo el tiempo, domada y domesticada, aunque siempre había veces que se rompía la correa y tardaba unos minutos en contenerla. Era su límite, pese a que con las repeticiones, Ana oponía  resistencia durante ese tiempo, al llegar a ese punto su cuerpo entraba en barrena. El sexo se convirtió en algo tan ritual y protocolario en aquel cuarto,  que se volvía algo aburrido.

 

Ana – El error.

Los siguientes pasos eran el morbo y la excitación. Eli me comentó muchas veces que en mi “adiestramiento”, que  la rutina y la falta de emociones pueden matar las relaciones, y pese a que generalmente Ana se mostraba tímida y vergonzosa fuera de aquellas 4 paredes de nuestra habitación, su personalidad iba adaptándose, podía ser todo lo dulce y cariñosa que fuera, pero aceptó de buen grado ese juego emocionante. Estaba aprendiendo de mí, como manipular, y como obtener lo que deseaba.

Hacíamos locuras del tipo de follar en baños públicos, comenzamos en la Universidad el último día de sus clases, una fiesta de graduación, yo me puse el traje de Eric, que ya me quedaba hasta mal de mi cambio físico,  el tiro del pantalón o los costados, mi cuerpo se había vuelto tan musculoso que las medidas de cuando me lo hicieron quedaron pequeñas y desajustadas. Pese a ello, estaba bastante atractivo, Ana pensó en ir con el vestido negro de las 3 V, pero era demasiado provocador, y ahora,  con su aumento de caderas,  su aspecto era demencial para cualquier varón adulto, de hecho, cuando se lo probó en casa, la embestí contra la pared y  la destrocé  de forma inhumana, con el vestido  puesto,  por delante y por detrás, Ana esa vez pasó de tontear al inicio, a querer parar por miedo a romper el vestido,  y a disfrutar y gozar con aquel vendaval más tarde.

Como os decía,  al final se compró un vestido………..menos descocado, para la graduación, pasó de actriz porno en la entrega de premios al cine para adultos, a parecer una princesa de cuento, con un vestido verde palabra de honor, algo abombado y largo, con un tocado precioso en la cabeza,  unos pendientes a juego con la gargantilla, y un ahumado de ojos color  esmeralda, que junto a su tono de piel, la hacían dejar en ridículo al resto de mujeres. La piqué durante toda la fiesta y el baile con ello, llamándola princesita, o hada, se enfadaba por que no quería dar esa impresión de niña buena y formal, se estaba labrando un nombre en la universidad alejándose de esa imagen que le había costado algún  disgusto.

Llegó uno de los bailes lentos, de esas que me gustaban bailar y hacer sobresalir del resto, cuando Ana se percató de que todos nos miraban y se morían de envidia, sonrió obteniendo lo que quería, le estaba cogiendo el gusto a ser el foco de atención.

-ANA: gracias.

-YO: ¿Por qué?

-ANA: por hacerme sentir la mujer más especial del mundo.

-YO: lo eres y te mereces eso,  y más - sonrió mordiéndose el labio antes de besarme suavemente y pegar sus labios a mi oído.

-ANA: si, merezco que me hagas el amor aquí y ahora.

Me agarró la cabeza, y sabiendo que todos miraban, me dio un apasionado beso que correspondí encantado, nada de protocolo o formas, su lengua jugó cuanto quiso con la mía, hasta el punto de calentarme y querer tirarla al suelo para follar delante de todos.

Ana lo notó, y cogiéndome de la mano, me arrastró al baño del piso de arriba, el de abajo estaba lleno, con una cola enorme y con 1 pareja ya follando dentro. Según entramos a los excusados, Ana revisó el baño entero, y sabiendo que no había nadie,  cuidadosamente se quitó el vestido dejándolo doblando encima de una mesa, iba solo con un tanga minúsculo y los tacones, volviendo a echarse encima de mí y seguir con su juego en mi boca, pero sus manos me sacaron la polla masturbándola con habilidad. Ana sonreía de forma picara y vergonzosa, la situación la ponía  caliente,  hasta que logró ponérmela como una piedra, se arrodilló y me la chupó de forma hábil pero ansiosa,  mirando la puerta de reojo, le daba miedo que la pillaran, pero no por ello paró hasta que mi semen la llenó la boca y se lo tragó. Con maestría, se puso en pie bajándose el tanga  y poniéndose de espaldas a mi, apoyada en la pared, se abrió las nalgas, pidiéndome que la bestia la matara, allí y ahora.

Ataqué sin piedad, me desnudé, su cuerpo era un pecado y tendría que ser confesado después de lo que iba a pasar, sus “nuevas caderas”, unidas a la estilizada figura por los tacones altos, “Madre mía, lo que voy ha hacerle a ese trasero no debe ser ni legal”, susurré. La hundí en su coño sin mayor dificultad, y arranqué  a golpes sus gritos  ahogados, seguía queriendo que no la pillaran, pero no podía contenerse a los 20 minutos. Cada orgasmo que bañaba el suelo era demasiado para ella, los tacones no ayudaban a su estabilidad, así que recordé una postura de alguna de mis aventuras, la subí de rodillas a la pila del lavamanos, dejándola con el culo ofrecido a mi ataque, y lo masacré una vez estabilizada, matándola 1 hora  hasta correrme como un cerdo sacándola un grito que resonó por todo el baño, y seguramente por todo el pasillo.

Quizá hubiéramos seguido camino de otro polvazo, pero sonó la puerta del baño, Ana saltó como un resorte, cogió el vestido y se metió en un cubículo del baño cerrando la puerta con pestillo, a tal velocidad que me dejó petrificado, quise hacer lo mismo pero mi ropa estaba muy desperdigada. Entró al lavabo una señora de unos 40 años, supongo que profesora o de la fiesta, y me vio en pelotas con la polla medio empalmada, tratando de disimular cogiendo mi ropa, me preguntó quien estaba gritando, sin apartar la vista de mí, queriendo no ser tan evidente como estaba siendo. La di largas mientras Ana se desternillaba  tras la puerta, la señora se dio cuenta del tanga tirado en el suelo y  dedujo lo obvio.

SEÑORA:  cuando acabéis,  recoger todo……- mirando a la puerta de Ana elevó la voz -……y  niña,  felicidades.

Se fue admirando de reojo mi rabo por última vez, Ana salió con pánico, con la cara roja y el rímel corrido de risa, con el vestido puesto sin la cremallera,  mirándome como me iba poniendo algo de la ropa.

-ANA: ¡Dios, que vergüenza he pasado!

-YO: ¿Perdona? - me abrí de brazos haciendo evidente que el que peor lo había pasado, era yo.

-ANA: ya, pero te conocen a ti, sabrán que era yo, jajajajaja.

-YO: ¿Y por que te ríes?

-ANA: no lo sé, de nervios jajajaja

-YO: que graciosa eres, pues anda que no me ha comido con los ojos la señora.

-ANA: ¿Y que esperabas? Estás buenisimo, y te plantas así,  desnudo, delante de ella, con la polla enorme  dando cabezazos después de follárme, sudando y brillando como un dios …..- se fue acercando acariciando mi pecho -……. ¿Y sabes que?

-YO: ¿Que? - la acariciaba con dulzura los brazos, que sujetaban el vestido sin cerrar.

-ANA: que me he vuelto a poner cachonda de pensar en que nos pillen jijijiji - reía sin comprender aún el por qué.

-YO: ¿Ahh si?...... ¿Y que quieres que hagamos?

-ANA: podemos……..repetirlo, como tú quieras, pero a mi este rollo travieso me está haciendo calentarme.

La cosa quedó así por que según lo dijo, soltó el vestido y me montó de nuevo de cara, subiéndose encima de mí y empalándola con sus movimientos de cadera. Estuvimos follando hasta que me corrí de nuevo, Ana estaba lo más ardiente que había estado en semanas, y no me quedó otra que sacar a la bestia de nuevo para calmar aquella amazona que me estaba matando. Tuve que contenerme si quería que Ana saliera de allí por su propio pie, nos arreglamos pero le cogí el tanga a Ana y me lo guardé en el bolsillo, negándome a dárselo. Volvimos a la fiesta como si no hubiera pasado nada, saludando a la mujer que se había metido en el baño, con Ana roja de vergüenza, como si la gente tuviera rayos x para darse cuenta de que iba sin nada más que el vestido. Al regresar a casa se desató, se untó en aceite y me dejó aprovecharme de ella cuanto me dio la gana, con la bestia o sin ella, durante  3 horas hasta que cayó rendida cuando la di por detrás tumbados de lado. Eso siempre conseguía llevarla al paraíso cuando aguantaba bien mis acometidas.

A partir de ese día, los juegos se volvieron cada vez más atrevidos y  excitantes,  ejemplos a decenas. En uno, fue ella a mi trabajo, habíamos salido de fiesta y había estado follando con Ana hasta la hora de irme a trabajar, dejándola sin saciar supongo,  algo bebida. A mí me dejaban trabajar en el almacén solo, me bastaba con mi físico para colocar todo el producto, según la vi entrar por el garaje del supermercado, sabia que no la había dejado saciada y que venia a terminarlo. Aseguré las puertas y sin mediar una sola palabra nos desnudé y le penetré contra una estantería, rodeándome con sus piernas y aceptando aquel fin, tiré la mitad de las cosas de la estantería con los golpes que Ana recibía sin descanso,  fue una maravilla como se agarraba al alto de la estantería, de   espaldas y como se arqueaba su espalda gritando los orgasmos que la provocaba, tapándola la boca con mis labios hasta que por fin la hice desvanecerse cuando me corrí. Al final la vestí, estaba muy cansada, agotada y seguía algo bebida,  la dejé descansar en el despacho de los jefes, siendo fin de semana no estaban, y tuve que partirme el pecho por acabar el trabajo con 1 hora menos de tiempo, estaba muerto y no sé ni como lo hice, bueno si, dejando un par de cosas pendientes. Cuando regresé al despacho, estaba Ana charlando con una encargada amiga, que ya la conocía, y otra de las trabajadoras de por la  mañana. Nos quedamos así un rato, charlando entre todos después de mi turno, hasta que Ana se sintió con fuerzas para poder ir a casa, yo la disculpaba por que habíamos estado de fiesta y estaba de resaca, aunque no terminaron de creérselo, entre otras cosas, por que Ana me dijo que estando medio ida no sabia si  la habían sonsacado que habíamos estado follando en casa antes de ir, y luego allí otra vez, o algún detalle  sobre nuestra relación, como el tamaño de mi polla, algo que no era ningún secreto desde que el 2º mes de trabajar allí ayudé a una de las chicas en el almacén y los roces eran obvios,  o tal vez Ana les dijera  lo bien que follaba. El rumor se fue extendiendo por el trabajo hasta que todas las mujeres de todos los turnos pedían cambios en horarios para coincidir conmigo, tirándome los tejos de forma evidente, hasta pedían ir al almacén conmigo a “ayudarme”, cuando no había ninguna necesidad. Eso, lejos de enfadar a Ana, la ponía más cachonda aún, que la gente lo supiera y que solo ella era la afortunada la distinguía del resto, supongo, por que sus visitas a mi trabajo aumentaron en numero. 1º para ver la competencia, aunque era inútil, no había ninguna a su altura, una encargada rubia mona, y un par de jóvenes cajeras morenas con un buen polvo, pero no me interesaba nadie, nadie salvo Ana, me tenía para ella sola, ya se encargaba de que no me faltará sexo, ni de  que la relación fuera de la cama cambiara. Seguía siendo la mujer perfecta tanto en nuestro cuarto  como fuera de él, y ahora, sin la universidad, tenía mucho  tiempo para nosotros. 2º por seguir con aquel juego, el morbo estaba en todo momento.

Nos provocándonos uno al otro, buscando formas de jugárnosla, entrando en una espiral vertiginosa. Desde cosas sencillas, como hacernos fotos o videos haciéndolo,  a una mamada en el cine, una masturbación en un restaurante, o sexo en los baños de algún local,  pasando por ir con ropa interior sexy o sin ella, poniéndonos en situaciones incómodas, como en roperos con las/los dependientes de la tienda. Más de una vez casi nos montamos un trío en un ropero, quedando en que alguien nos  oyera follar masturbándose, o mirando de reojo. Si mi físico y mi polla eran un imán para las mujeres, el cuerpo de Ana no lo era menos para los hombres. Hasta compramos esposas para atarnos, ella me esposó a la cama durante un día entero, follándome antes de irse y al volver horas después,  esa me picó en el orgullo, así que se la devolví, la hice invitar a todas las personas que consideraba amigas o importantes a casa, estuve de lo más cordial y amigable con todos, pero los disculpé diciendo que tenia que hablar con Ana a solas,  la metí en el cuarto  arrancándola la ropa, y  la medio violé contra la puerta de la entrada, no fue sin consentimiento, pero la situación no era la idónea para ella y no quería follar con todos allí, al menos al principio, pero a los 5 minutos ella misma me estaba follando, queriendo mantenerse muda, pretendiendo hacer que me corriera en silencio para que no se dieran cuenta, no lo permití, saqué a la bestia y la maté hasta llevarla al carrusel de orgasmos, en mitad de ello, paré, haciéndola gritar que continuara, implorando que siguiera, no lo hice hasta que gritó  poseída que la partiera por la mitad con mi colosal polla, entonces la di la vuelta y la destrocé como mejor sabia por detrás, hasta llenar su interior de semen. Saliendo 1 hora después del cuarto, con ella roja,  riendo nerviosa al ver las miradas de todos, que habían escuchado sin dificultades como habíamos follado.

Eso me costó más  de lo que pensé. Ana siempre iba por detrás de mí en las trastadas, si a ella se le ocurría una jugarreta, a mi algo peor, y su respuesta siempre era menos contundente, pero llegó el día que Ana  usó su intelecto de forma perversa. Me invitó a dar un paseo por el parque al atardecer, pasamos muy buena tarde la verdad, merendando y paseando, pero llegando la noche buscó un sitio apartado y me dejó sobar hasta que me puse como un tronco, se dedicó a hacerme una buena mamada,  sacándome su ración diaria de leche caliente, sacó las esposas,   y en mitad de la pasión me pegó a un árbol, me desnudó entero, me colocó las manos encima de una rama y me las puso. Al ser tan apartado se aseguró de que nadie viera, y se levantó la falda, dándome su culo a penetrar, lo hice a conciencia, llegando a tirarla al suelo de los espasmos eléctricos que la provocaba sin poder sujetarla con mis manos,  se volvía a poner en pie para seguir hasta que por fin me corrí. Logrado el objetivo,  pensé en ir a casa a acabar aquel juego, pero Ana se dio la vuelta,  me besó con ternura y me miró a los ojos.

-ANA: con esto ya puedo aguantar hasta mañana, hasta luego amor……… - se puso a recoger las cosas, incluyendo mi ropa, me hizo una foto,  y se fue corriendo,   ante mi asombro, dejándome  en pelotas en un parque, gritándola hasta que ya no me oía.

Eso me costó un lío con la policía, que acudió avisada por un grupo de chavales que iban a beber al parque buscando ese lugar tan apartado. Tuve que aguantar sornas, burlas,  fotos y videos, las quinceañeras sin apartar su mirada de mi rabo, llegando a frotarse entre ellas con disimulo. Mi poca vergüenza me ayudó a sobrellevarlo con alegría, más  cuando la policía acudió, al inicio solo una patrulla, pero algo debieron contar por la radio por que acudieron otras 2 patrullas  y una lechera (Furgoneta antidisturbios), todas con alguna mujer.

Todo un numerito atrayendo a más gente hasta que a alguno se le ocurrió usar las llaves de sus esposas para internar abrirlas, creo que era tan simple que no lo hicieron antes por darme un escarmiento,  antes de llamar a los bomberos y tener que cortar la rama, que ya había intentado tirar yo, o romper, pero era muy gruesa. Al final pasé la noche en los calabozos con una manta, acusado de escándalo público, pero me las ingenié  para convencerles de que había sido una gamberrada de unos compañeros, y que yo era la víctima de sus actos. Eso, y mi carita de lastima y de buenazo tontorrón innata, me sacaron de allí sin cargos, vestido con un chandál de la policía.

Fui derecho a casa, alguno puede pensar que cabreado o enfadado con Ana, ¿Pero por qué? Era parte del juego, y esa vez Ana me había ganado. Según llegué la dejé claro que no estaba molesto, su actitud inicial era de miedo a haberse pasado, pero dándola un par de azotes sobre mis rodillas, como a las crías malas,  zanjé el asunto. Ella me regaló una noche animal de sexo, quise castigarla un poco, y durante una comida de coño de cine jugué más de lo habitual con su ano, nada raro, ya lo hacia antes, la provocaba estremecerse de excitación. Ese día no solo acaricié,  apreté contra su agujero, esperando alguna reacción negativa, pero mi sorpresa fue ver como, lejos de reprobarlo, sus manos acariciaban mi cabeza hundida entre sus muslos gimiendo de gusto. No pasé de allí por miedo a extralimitarme y que se cerrara en redondo a más avances, podía ser el inicio para tener sexo anal con ella, y no iba a estropearlo.

La jugarreta del parque se la devolví regalándole unas bragas con vibrador a control remoto, y se las puso encantada solo a condición de que ella tuviera el mando. Había quedado con unas amigas de la universidad para despedirse hasta el curso que viene. La fui siguiendo con la scooter sin que me viera  con el mando en la mano, el de verdad, no un mando de garaje roto que le di. Al principio di una ligera descarga momentánea en cuanto llegó y saludó a sus amigas en un parque, miró el mando de su bolso creyendo que se había pulsado sin querer, luego lo dejaba encendido un rato o daba ligeras descargas seguidas. Ana  me mandó un mensaje mientras tiritaba al caminar entre sus amigas,  manteniendo la compostura, “¡¡¡Cabrón,  te has quedado el mando!!!”. La di un descanso cuando llegaron a una cafetería con las amigas, viéndola desde  fuera. Cuando la miré, y vi que se había clamado y creía que ya había pasado todo, lo encendí y lo puse al máximo, aguantó media hora, después montó un escándalo al romper en un orgasmo que hizo llamar a una ambulancia  al encargado creyendo que era un ataque al corazón. Quise parar al ver la ambulancia, pero…..oh oh……. me quedé sin pilas con el botón encendido,  os lo digo todo.

Me fui a casa por si tenía pilas, no sabia si al quedarme sin ellas, las bragas seguían encendidas o no, y la verdad es que no sabía que era mejor, pero me cansé de buscar. Lara apareció como siempre, de la nada, aprovechó  que Ana no estaba, vestida  solo en bragas, y como era habitual empezó su seducción inútil. Me la llevé al cuarto a ver una película, y allí esperé a Ana mientras Lara hacia de oso de peluche, os juro que no me ponía cachondo, pero era inevitable sobar aquel par de tetas enormes, y sus pezones ultra sensibles, era como rascarse una picadura.

Según llegó a casa Ana, se metió en el cuarto, se bajó las bragas levantándose la falda que llevaba y me las tiró a la cara aún vibrando, totalmente encharcadas. Le dio igual que estuviera Lara en la cama, la apartó y sacándome la polla se perforó, aún sin que mi polla estuviera empalmada, ya se encargó ella de ponerla como un mástil con su cadera, para estar  2 horas matándose sin hacer yo ningún esfuerzo, salvo volver a jugar con su ano. La pobre Lara salió de allí como un perro con el rabo entre las piernas, apabullada. Cuando terminamos y Ana se quedó complacida, que no ida, me rechistaba sin mucha fuerza el hecho de haberla dejado con las bragas encendidas unas 5 horas.

-ANA: eres un carbonazo, ¿Sabes lo que me has hecho pasar?

-YO: en realidad, desde la ambulancia de la cafetería, no - me miró sorprendida, no sabía que la  seguí.

-ANA: ¡Que mamón!, ¿Y que pasó después? Por que mis amigas se estaban preocupando, las he tenido que dejar para venir derecha aquí, ¿Por que no lo apagaste?

-YO: me quedé sin pilas, he venido a buscar, pero al final desistí…..- se enfadó un poco.

-ANA: ¿Me tienes por ahí chorreando mientras te vas a casa a estar con Lara bien abrazados?

-YO: no mujer,  siento si te molestó, ya sabes como se pone Lara cuando estamos solos, y sin los demás que se han ido de escapada con el coche, está más suelta que nunca - se puso de morros exagerando cómicamente la situación, cada día se parecía más a mi.

-ANA: pues que sepas que el de la ambulancia me ha metido mano.

-YO: ¿No jodas? ¿Al final te atendieron?

-ANA: ¡Si, idiota! Hasta me querían dar un calmante por que no sabían por qué estaba acelerado el corazón y los sudores fríos que tenia en pleno junio.

-YO: jajajaj pobrecilla mía …..– jugaba a abrazarla mientras ella se resistía - ¿Y dices que te metía mano?

-ANA: si, jo, me han metido en la ambulancia y al quedarnos solos uno de ellos se ha puesto sobón.

-YO: lo mismo estaba preocupado….

-ANA: los cojones, me ha hecho quitarme el top quedando solo con la falda y en sujetador,  me ha repasado con sus manos todo el pecho con la excusa de oír el corazón y los pulmones - se puso frente a mi, cruzada de brazos.

-YO: no puedo culparle, estás muy buena - la di un beso en la mejilla

-ANA: ¡¡Ah ¿Y te da igual que me vayan metiendo mano?!!

-YO: no, ya sabes que no, pero es médico, y tú una chica lista y fuerte, ¿Que te iba ha hacer que no te dejaras tú?

-ANA: pues podía haberme liado con él, era mono……- su sonrisa se le escapaba, era delicioso verla tratar de ponerme celoso.

-YO: bueno, siendo así, lo mismo me tengo que enfadar contigo - me fui acercando dándola besitos por el brazo, subiendo hasta su cuello.

-ANA: calla bobo, ya sabes que soy solo tuya.

-YO: buena chica, quizá deba recordarte lo buen amante que soy para que no andes tonteando por ahí con otros…- mi mano se metió entre sus muslos masturbando y penetrándola con un dedo, haciéndola retorcerse, y dejar sus brazos cruzados para apoyarse en la cama echando su cuerpo un poco hacia atrás.

-ANA: ummm….por dios…para….me duele….ufffffff - gemía aunque su gesto era de dolor.

-YO: ¿Estás bien?

-ANA: si, es solo que después de follar y con lo de las bragas, lo tengo  irritado, ¡Dios, mis amigas, me han visto así, que vergüenza! Alguna se ha tenido que dar cuenta.

-YO: joder, siento si me he pasado, estabamos en plena venganza de nuestros juegos y…..- me estaba preocupando pero Ana solo estaba siendo cuidadosa,  se me echó encima besándome.

-ANA: no amor, me ha encantado en el fondo, esa sensación,  delante de todos, solo de recordarlo me mojo, pero me duele, por favor no te lo tomes mal - pobre, la había hecho pasar un calvario y aún así me pedía disculpas ella a mi, decidí probar suerte de nuevo.

-YO: vale, pero si no podemos por tu dolor, podríamos probar con….el sexo anal - se sacudió la cabeza negándose mirándome a escasos centímetros de mi cara.

-ANA: no, ya te he dicho muchas veces que no, lo siento pero me da miedo, me vas a romper algo con tú cosita.

-YO: bueno, no tenemos por qué hacerlo de golpe, podemos ir jugando, he hurgado un poco allí y no te ha molestado - se puso roja al darse cuenta de que yo me había percatado.

-ANA: ya…si…..pero no sé…no es lo mismo….me gusta como juegas por fuera, me hace temblar, ¿Pero una penetración? Madre  mía, solo de pensarlo me tenso y se me cierra el culo - reía de forma leve.

-YO: bueno, casi meto un dedo, he estado apretando suavemente, y no te ha dolido ¿Verdad?

-ANA: no, pero por que estaba muy caliente,  lo mismo me hubieras metido un dedo entero y no me hubiera enterado.

-YO joder, eso se avisa, y te meto hasta el codo…..- me miró ofendida,  sonriendo conociéndome.

-ANA: no seas animal, lo decía por decir, no sé, la verdad es que me ha gustado un poco…..- se mordía la uña del dedo pulgar, golosa al reconocerlo.

-YO: ves, solo es cuestión de ir probando, poco a poco, hasta dónde veas que aguantas, caricias, luego con un dedo, luego varios, si llegamos a un punto en que te duele, lo dejamos, ya me conoces, no te haría daño jamás, pero si te gusta y lo soportas, podemos intentarlo, ¿Vale?

Me miraba pensativa, realmente le había gustado, no había sentido nada de dolor y confiaba en mí al 100%,  podía haberla dicho que yo era Santa Claus y se lo hubiera creído. Podía usar eso en su contra, su confianza ciega en mí, pero no lo hacia, y precisamente por eso confiaba en mí de esa manera.

Además llevaba tiempo pidiéndoselo, sabía de sobra que me moría por follárme ese culazo que había echado, antes era apetecible, ahora era una obsesión, el de Alicia, mi hermanita pequeña, y novia de mi mejor amigo, seguía siendo mejor, a mi gusto, hablando objetivamente. Alicia tenía las posaderas de Jenifer López, era un escándalo de trasero, pero Ana, con su desplazamiento de caderas y aquellas prendas un par de tallas menores que se ponía de vez en cuando, estaba volviéndome loco, y ella lo sabia.

-ANA: prométeme que no me dolerá.

-YO: no puedo prometerte eso, peque, todas las veces que lo he hecho,   más las primeras veces, ha dolido, no voy  a engañarte, es parte del placer de hacerlo de esa forma, pero como cuando te desvirgué, dolerá un poco y  mírate ahora,  eres toda una campeona, si me dejas, lo haré de la forma  dulce, cariñosa y tierna, si lo aguantas al principio, que viéndote como has soportado todo hasta ahora, lo vas a hacer, vas a disfrutar como nunca, pero si no, no pasa nada, yo te quiero igual y tú coño es el más delicioso que pueda soñar follárme el resto de mi vida – sonrió agradecida, pensativa, y acariciando mi pierna con su dedos.

-ANA: vale, está bien, ábreme el culo mi amor.

 

Ana – La tentación vive al lado.

Esto era demasiado ya, Ana estaba a un nivel que no creí posible para una mujer, que lejos de la cama, era la niña más dulce y cariñosa que os podáis imaginar, una princesita adorable y risueña,  una loba en la cama disfrazada de cordero ante la opinión pública, un regalo del cielo que disfrutaba en exclusiva para mi.

El juego de ir provocándonos en público tenía su punto, pero no era nada  cuando nos poníamos a follar en serio, eran una animalada, y ya no solo de mi parte, desde que acabó el curso Ana era capaz de follárme a mi, incluyendo a la bestia, durante casi 3 horas. Era una barrera infranqueable,  allí se desvanecía, pero ella sola, muchas veces sin que yo hiciera nada, o casi, pero cuando metía a aquel engendro del infierno de la bestia en la partida, Ana y yo no podíamos aguantar ni 1 hora y media. Que no lo soportara ella era normal, ¿Pero yo? No sé como, Ana,  había superado a mi leona, aquella hembra que soportaba 4 horas de bestia,  quedaba atrás ante Ana, que no solo era capaz de aguantar un tiempo considerable, aunque no tanto como mi leona, si no que se peleaba con la bestia. No solo soportaba el vendaval, había  batalla.

Ana me hizo el mayor regalo de todos, me demostró que una mujer muy bien entrenada, adiestrada, con tiempo y práctica, podía, no solo sobrellevar a la bestia, si no ganarle la partida. Yo, o vosotros,  que podéis pensar a estar alturas que ese animal descontrolado era el máximo que se puede dar, pues no, resulta que aquella Granadina, mi prima que no era tal, aquella mujer que desvirgué apenas hacia 1 año y medio, y que llevaba 9 meses amoldando, follándomela a diario, era capaz de domesticar aquella abominación.

Obviamente, eso dependía de las circunstancias, no siempre pasaba, y cuando rompía la cadena Ana casi siempre solía salir mal parada, pero podía soltar la cadena sin miedo alguno,  y no os hacéis una idea de lo que era para mi,  follar con la bestia desatada y ver a una mujer dando golpes de pelvis de igual o mayor intensidad,  durante 20 minutos, hasta que era yo el que tenia que rendirme ante ella. Jamás me había pasado, con nadie, pero tampoco había estado tanto tiempo con nadie como para poder averiguarlo, a toda mujer con la que había estado no le había dado, o tiempo, o margen, para hacerse con la situación. Quizá……….bueno, no, quizá no, seguro, que si durante 5 o 6 meses sin parar hubiera estado follando con mi leona, Madamme o Eleonor, ellas estarían a ese nivel o mejor, pero a todas las ventilé de forma desprevenida, algunas veces muy espaciada en el tiempo unas con otras, y siendo yo el dominante, incluso mi leona, la mujer que creía que no podía ser superada, me di cuenta de que en realidad, ella no hacia nada después de unas horas seguidas, era yo el que masacraba y ella la que se dejaba hacer, así lograba  aguantar tanto, sin esfuerzo físico de su parte, sin presentarme lucha.

Ana no era mi leona, como Mercedes, no era mi hembra sumisa como Eleonor,  o Yasmine en su día,  ni mi obediente devota como Madamme, Ana era mi igual, y desde ese estatus las había superado a todas. Como siempre digo, no es una comparación justa, a ellas nos las di el tiempo que  Ana tuvo, pero ninguna se mereció nunca que las tratara de otra forma, Ana si.

Solo había algo que quedaba por probar, y era el sexo anal, y tal como os escribí, Ana estaba preparada para ello. Después de aceptar hacerlo, y de llevar nuestros sexo a niveles que no concebía, fui preparándola cada día. Marqué unos plazos, mi mente racional no iba a dejar que,  aquel diamante en bruto del tamaño de un melón que había estado tallando con mimo durante 10 meses hasta convertirse en la joya más grande de todos los tiempos, que era Ana, se fuera a estropear por no hacer las cosas con cabeza.

 

A lo largo de las semanas ya era complicado tener a Ana en un momento de excitación tal, que su mente se evadía, y solo ahí me permitía jugar con su ano, siempre eran roces y caricias, pero aumentando el número de minutos dedicados, jugando a penetrar sin llegar a hacerlo.

Lo digo a cada relato de esta fase de mi vida, pero no podía ser mejor y más feliz, la novia, amiga y amante perfecta todo en 1 sola mujer. Vivía independizado con mis mejores amigos, tenía dinero ahorrado y un trabajo que me pagaba lo que necesitara pero que no absorbía mi vida. Con el extra de que Lara volvió a por mi, a Ana ya le daba igual cuando follábamos que nos oyeran, bastante teníamos con sobrellevarnos el uno al otro como para andar con remilgos, y eso Lara no lo soportaba. No sé si era solo el oírnos, si estaba enamorada de mí, si solo quería lo que Ana tenia, o arrebatárselo solo por joder, (Hay personas así en el mundo).

Lo cierto es que después de acabar el curso de la universidad, Lara estaba más tiempo en casa, y aprovechaba cualquier resquicio de tiempo para ir a por mi, pero ya descaradamente, delante de Ana incluso, hacia comentarios llamándola “mosquita muerta” o la “princesa pomposa”, siempre a tono de broma, eran amigas, pero las miradas que se dedicaban y las respuestas de una a la otra eran de enemigas, de esas amistades entre mujeres que los tíos no entendemos. Yo solo me reía cuando se ponían así, Ana me entendía, era irrisorio que aquella mujer,  por muy golfa y calienta pollas que fuera Lara, siendo virgen, me aguantara un solo polvo, y que se creyera más preparada,  o al nivel de Ana, era gracioso, por lo tanto, muchas veces la discusión terminaba entre risas y llevándome a mi novia a follar como condenados para demostrar quien mandaba.

Eso no cambiaba nada, Lara era una coneja en celo, y buscaba mi zanahoria con desesperación, sabia cuando estabamos follando y que yo casi siempre salía a altas horas de la mañana desnudo a la cocina a reponer líquidos. Lara esperaba en la cocina, en el salón por dónde debía de pasar, o directamente en la puerta, semi o completamente desnuda muchas veces haciéndose un dedo. Me acosaba y me seguía pidiéndome que dejara a esa frígida y me acostara con ella. Yo no podía evitar fijarme en sus enormes tetas, eran una delicia para la vista, pero no pasé de eso, no me interesaba para nada, y sabía que a Ana le gustaba que diera portazos a sus intenciones. Lara volvió a meterse en mi cama cuando Ana salía y yo me quedaba durmiendo, más de una vez me desperté con Lara intentando meterse mi polla en su cerrado coño, alguna otra besándome con ella, la muy zorra aprovechaba que estaba medio dormido para hacerse pasar por Ana hasta que me daba cuenta, generalmente al ir a agarrar sus pechos para seguir con el calentón,  y notar la abrupta diferencia.

Uno de esos días llegó,   creo que era jueves, Ana había quedado temprano con Alicia para ir a comprarse biquinis para la temporada de piscina, Manu y Teo trabajaban por la mañana y nos quedamos Lara y yo solos en  casa. Lara andaba despierta, no solía dormir mucho por la mañana, todo lo contrario a mí, que soy  un ave nocturna. Ana y yo nos dimos algún achuchón antes de que se fuera, pero casi ni me enteré cuando se fue, estaba profundamente dormido, serian las 11:30,  cuando un sueño húmedo me recorría el cuerpo hasta darme cuenta de que no era un sueño, abrí un ojo para encontrarme a Lara haciéndome una paja con sus enormes tetas, era un espectáculo gigantesco ver mi tremendo rabo empalmado aprisionado entre aquellas 2 masas enormes de carne. Debo reconocer que tardé unos segundos en reaccionar, y mi cabeza quería ceder  a las peticiones y suplicas de mi cuerpo de que la dejara seguir, pero logré hablar.

-YO: Lara, para.

-LARA: ¿Por qué?, ¿No te gusta? – se esforzaba en amasar mi miembro con sus senos.

-YO: claro que si, pero para.

-LARA: no quiero, y tu polla me dice que tú tampoco quieres.

-YO: lo que quiero yo y lo que quiere mi polla son cosas diferentes, apártate,  o te aparto yo….- mi tono se volvió tan rudo que Lara paró en seco poniendo cara de desesperación sin entender que un hombre fuera capaz de rechazar aquello, pero se negaba a abandonar, subió su cuerpo recostándose sobre mi aprisionando mi rabo entre las piernas poniéndome sus tetas casi en la cara. No puede evitar atacar uno de sus pezones, casi como un acto reflejo, lamiéndolo y tirando de él con los dientes, a lo que ella se retorció de placer.

-LARA: ¿Ves como en el fondo tú también quieres? – la muy zorra tenia razón, algo dentro de mi ser estaba queriendo follársela de forma criminal, mientras me comía a duras penas esas enormes tetas y notaba como sus pezones eran  los más sensibles a los que nadie se los había comido, quizá por ello me quedé jugando con ellos unos minutos. No quería seguir, o si, pero no podía evitarlo.

-YO: dios, que pedazo de tetas, me pasaría el día jugando con ellas……..- estaba enajenado, amasando con mis manos aquellos pechos ante los que no podía contenerme y dejar de chupar.

-LARA: son todas tuyas, solo tienes que hacer lo que yo te diga…… - estaba logrando doblegarme, ese día, no sé por que, me tenia temblando ante la idea de tirármela, pero cometió un error, si se hubiera callado o no hubiera dicho esas palabras, quizá no hubiera parado, quizá, no lo sé. Lo que sé es que al oírla decir eso, me sentí usado, manipulado y dirigido por alguien que no era yo, de pronto me vi en 3º persona como si acabara de entrar en la habitación, viendo la escena por 1º vez, mi cabeza se sacudió y me di cuenta de lo que estaba haciendo.

-YO: quítate de encima……..- me incorporé un poco elevando mi cuerpo y el suyo a la vez, con fuerza.

-LARA: ¿Que dices? No seas tonto, me estas poniendo malísima por cómo me chupas las tetas,  venga sigue….- se contoneaba mientras jugueteaba con sus pechos cerca de mi cara.

-YO: apártate - mi expresividad facial es muy fácil de leer, y Lara leyó en mi cara que no habría otra advertencia, lo siguiente seria sacarla de mi habitación a la fuerza.

Se tumbó a mi lado mirándome sin entender nada, observándome a mi, incorporado, con la polla como una estaca y aquella mujer de tetas enormes rogando que la desvirgara, y aún así, me había contenido, dios sabrá como. Me fui al baño y me di una ducha de agua fría, pero mi empalme no se bajaba tan fácilmente, por 1º vez en meses me tuve que hacer una paja,  para que aquello bajara, tirando de imágenes de Ana en mi mente, negando recuerdos de otras y cerrando la puerta a volver a salir y terminar lo empezado con Lara.

Sin haber consumado nada, me sentía mal por Ana, era la 1º vez que sentía que le había fallado y que no me había controlado, ¿Pero acaso se me podía culpar? Era un chico de 19 años, mi mente aún estaba sin amueblar, supongo, quizá no debí dejar que Lara se tomara tantas confianzas, en vez de tener confianza ciega en mi auto control. Salí a buscar mi teléfono y llamar  a Ana, me encontré con Lara masturbándose a mi espera, la cogí del brazo y la ordené salir de allí, a las bravas la saqué, de forma brusca, mientras marcaba los números en el móvil.

-ANA: dime amor.

-YO: hey peque ¿Como estás?

-ANA: bien, aquí probándonos cositas, ¿Tú eres más de verme con pareos o sin ellos?

-YO: por mi irías desnuda siempre, así que mejor haz caso en moda a Alicia.

-ANA: jajaja vale bobo, ¿Querías algo?

-YO: si, verás…..no ha pasado nada, pero…..según te has ido,  adivina….

-ANA: Lara se ha metido en la cama….

-YO: exacto.

-ANA: no me asustes Raúl.

-YO: no, tranquila, ya te digo, no ha pasado nada, pero ha estado a punto….

-ANA: ¿Y te sientes tan mal que me tienes que llamar para decírmelo? ¡¿Hasta dónde has llegado?!

-YO: nada, me he despertado creyendo que estaba contigo y era Lara haciéndome una cubana, la he dicho que parara pero no sé cuanto llevaría, la tenia dura ya….

-ANA: que mala puta…¡La habrás detenido!

-YO: si, pero se me ha echado encima y me ha puesto las tetas encima, no sé que me ha pasado pero he jugado con ellas más de lo que quiero admitir.

-ANA: ¡¿Y entonces?!

-YO: me la he quitado de encima y me he ido a la ducha, lo siento, no he podido evitarlo, al final entre el agua fría y una paja se me ha pasado y la acabo de echar del cuarto.

-ANA: ¿Ya está? - preguntó sorprendida.

-YO: ¡Joder que más quieres! Si eso me la follo………- estaba indignado, a mi me parecía relevante, y por su reacción,   a ella no.

-ANA: no amor, pero eso no es nada,  te quiero más ahora.

-YO: chica, no hay quien te entienda………- le contaba que casi la pongo los cuernos ¿Y me decía que me quería más?

-ANA: jajaja soy una mujer complicada, pero me alegro de que  te la quites de encima pese a sus………grandes argumentos…… - no sé si lo dijo con doble intención o no -….. y que me lo cuentes por malo que te parezca, eres el hombre perfecto, tú tranquilo, en un rato voy a casa y me dices cómo me quedan los biquinis, y ya si eso…….un besito muackk - y me colgó.

Me quedé atontado sentado en la cama, todo preocupado que estaba y ella logró minimízalo hasta el punto de convertirlo en algo bueno,  con una llamada. De golpe no me parecía tan mal lo ocurrido, “Que suerte tengo con esta mujer”.

Salí convencido de mi seguridad impenetrable de nuevo, en pelotas buscando a Lara, que estaba en la cocina de espaldas a la mesa, con una de sus protocolarias bragas y una camiseta interior amplia de tirantes, dejando ver sus tetas al aire por los lados. Ataqué pegando mi polla a su trasero y metiéndole las manos por detrás agarrando sus tetas, masajeando sin descanso, acercando mis labios a su oído.

-YO: eres una puta, casi lo logras esta vez…..- la solté un  azoté de tal manera en el trasero que soltó un grito de dolor y se le borró la cara de lasciva que tenía.

-LARA: lo haré, tú dame tiempo, uno de estos días serás mío y no querrás volver con Ana…….- se dio la vuelta agarrándome del cuello y tumbándose sobre la mesa obligándome a caer sobre ella, rodándome con las piernas, la miré a los ojos amagando besarla.

-YO: en tu puta vida, soy de Ana, y tú, mala zorra, no estás a su altura en ningún nivel, te follaré, después de lo de hoy estoy seguro, pero será cuando yo quiera, y te demostraré que no eres nadie a su lado.

Me incorporé para alejarme de ella pero Lara se quedó pegada a mi, a horcajadas, agarrada de mi cuello y frotándose la pelvis contra mi polla, sin yo hacer esfuerzo alguno, salvo estar de pie. Mi fuerza,  más que asustarla, la ponía  cachonda, verme como sin esfuerzo la sostenía sin problemas la hacía calentarse. La separé las piernas queriendo sacármela de encima,  me fui a la nevera con ella colgada de mi cuello, como una lapa, era casi denigrante para ella, ver como yo bebía algo para desayunar o me movía por la cocina como si ella no estuviera besándome el cuello, el pecho o se estuviera restregando contra mi,  sin ningún resultado. Me volví a la cama cuando se bajó de mí, seguía con sueño por su culpa, y Lara fue  detrás de mí. Se acostó conmigo dejándome meterla mano entre sus tetas, para quedarme dormido mientras jugaba con uno de sus pezones.

Lo sé, no tiene sentido, jugar con ella de esa forma, permitirla tantas confianzas y luego no tirármela, era antinatural, pero a mi me gustaba dormir abrazado a una mujer, sentir su cuerpo y mi calor cubriéndonos a los 2. A Lara le hacia parecer que avanzaba, y a Ana más que  no parcele mal, le encantaba ver así de humillada a su amiga.

No sé cuantas horas pasaron, me despertó el sonido de Ana entrando en la habitación con unas bolsas, mirándonos en la cama como yo me despertaba y sacaba la mano de las tetas de Lara sin disimulo alguno. Casi en automático, Lara se ponía en pie y salía de la habitación, dedicándose ella y Ana alguna mirada asesina. Si para mi era difícil entender la relación entre Lara y yo, la relación entre ellas ni lo intentaba comprender, amigas que se odiaban.

Mientras se iba,  pude ver como las bragas de Lara estaba mojadas en su coño solo con el roce continuo de mis dedos en sus pezones.  Según se fue, me centré en Ana, que dejaba las bolsas en el suelo, y de nuevo comprendí mi mundo, estaba vestida con unos jeans ajustadísimos, de esos de una talla o dos menos, de antes de su ensanchamiento de caderas, su culo era demoniaco, con solo una blusa rosa vaporosa que dejaba ver su cuerpo a tras luz y su sujetador negro. Me di un golpe en la cabeza por lo idiota que era, tenía a una diosa  y casi pierdo la cabeza por un par de buenas tetas, me levanté y me fui a por su trasero, acariciándolo mientras Ana se incorporaba de dejar las bolsas, para ir rodeándola con mis brazos metiéndose por debajo de la blusa en su cintura, hasta abrazarla, y besar sus labios cuando giró su cara sonriente.

-ANA: hola amor, ¿Y esto?

-YO: te he echado de menos.

-ANA: ya se ve, ¿Estás bien?

-YO: ahora que te tengo entre mis brazos, si.

-ANA: mira que eres bobo - la di la vuelta besándonos, entre tierna y apasionadamente, de forma espontanea, sacándola su sonrisa de ángel.

-YO: no soy bobo, no me ha gustado casi caer, y que no te importe,  más.

-ANA: no es que no me importe, solo confío en ti, ciegamente.

-YO: pues casi te fallo.

-ANA: pero no lo has hecho, y me has llamado para contarme que no lo has hecho, jajaja eres un cielo …….- de nuevo rebajó el problema hasta no ser nada –………. anda, no te procures por esa fulana, ¿Vale? - con tono de madre

-YO: vale, pero enséñame que has comprado……. - se ilusionó al verme  animado, y me besó con dulzura antes de quitarse la ropa, con mi ayuda ya que  los jeans la obligaban  a solicitarlo. Su cuerpo era pecado con aquel sujetador negro de encaje y un tanga minúsculo del mismo color, “Espero que no la viera así algún dependiente mirón”, pensé, por que los había, Ana era provocación andante, y más con Alicia, imaginaba ver a aquellas 2 en un pequeño ropero, desnudas, probándose biquinis. Si había algún depravado con cámaras de vigilancia, sin duda esa cinta iría a sus favoritos. No había motivos ni un por qué, pero mirando como Ana iba sacando las prendas, pregunté - …..¿Que tal con Alicia?

-ANA: genial, es un cielo de mujer, nos hemos estado ayudando con las prendas y probándonos juntas, jajaja ha sido muy divertido….. - lo que me imaginaba - …..así la distraigo un poco.

-YO: ¿De qué?

-ANA: ¿No te lo ha dicho Teo? - no me había comentado nada, aunque si era cierto que la relación de mejores amigos no era tal desde hacia tiempo, trabajaba muchas horas, y luego en casa estaba muy desanimado, bebía de más y se ponía algo tonto con Alicia.

 

-YO: pues no, pero no he hablado mucho con él últimamente.

-ANA: ni tú ni nadie, ni Alicia, Teo está muy distante, dice, esto de vivir juntos está siendo muy duro para ellos.

-YO: joder, pues quien lo diría, eran la pareja perfecta.

-ANA: ya, pues eso se acabó, Alicia dice que están un poco hartos ya….

-YO: no van a irse de casa, ¿No? - me miró algo triste.

-ANA: ojalá fuera solo eso….han hablado de cortar y todo…….. - me pilló en fuera de juego, ya era raro que aquello ocurriera, Teo y Alicia eran ideales y felices juntos, o así les recordaba yo, más raro aún es que Teo no me hubiera dicho ni  palabra, pero si él estaba distante,  yo no menos que él, mi vida era Ana.

-YO: joder, pues tengo que hablar con él, puffff que mal, y yo sin darme cuenta.

-ANA: y con ella, también es tú amiga, o como dices,  “Tu hermanita pequeña” - pues tenía razón.

-YO: pues si……- no terminé de hablar cuando Ana salió disparada de la habitación, para volver con ella de la mano.

Conmigo en pelota picada en el cuarto, algo de lo que no me di cuenta hasta que  vi a Alicia clavar sus ojos en mi polla, no era la 1º vez que la veía, pero con ella delante solía tener cierto decoro. Sopesé, si ahora corría a ponerme algo solo evidenciaría mi vergüenza, y la verdad, es que no tenia nada de lo que avergonzarme. No sé si a Ana le pareció igual o ni se percató al ser algo natural y ordinario ya para ella, así que allí estaba yo, desnudo con mi cuerpo moldeado de follar como animales y mi polla enorme en reposo colgando, de pie,  ante mi novia con el sujetador y en tanga, ofreciéndome a Alicia para saludarla, que venia solo con unos shorts de pijama elásticos y en sujetador. La cosa, vista desde fuera, no podía ser más rocambolesca, pero para mi asombro, era  natural, era consciente de lo que ocurría, pero me parecía peor opción evidenciarlo con algún gesto, así que actué como si nada.

-YO: hola hermanita, ¿Que tal? ….- la abracé como me gustaba, (Hago aclaración, no sé vosotros, pero a mi esto de saludar con 2 besos, bien para romper el hielo con desconocidas, pero a las mujeres que merecen la pena, se han ganado algo distinto, para mí, la mayor muestra de respeto y cariño hacia una mujer es que se ganara que la saludara con 1 solo beso y un abrazo, las distingo del resto)

-ALICIA: bien, aquí de compras que este trasto que tienes por novia.

-ANA: ya, claro, como que tú eres un angelito jajajaja ….- se dieron un abrazo cariñoso -…. verás, siento si te molesto pero….- la paré en seco, si alguien iba a meterse sin permiso en su vida, seria yo, y la culpable no sería Ana por decírmelo.

-YO: ven reina, siéntate…..- la dejé sentarse al borde de la cama, mientras que Ana lo hizo a su lado, y yo con algo de disimulo lo hice en el suelo, para evitar una línea directa de visión a mi rabo -… verás, últimamente os veo a Teo y a ti muy enfadados, que ya no sois iguales a como erais antes, y he preguntado a Ana y sin querer decírmelo me ha dejado ver que no estáis bien - Ana me miró con una medio sonrisa, entendiendo mi artimaña para dejarla bien a ella ante su amiga, Alicia en cambió cerró los ojos agachando la cabeza apesadumbrada.

-ALICIA: pues si, ¿Que quieres que te diga Raúl? Lo estoy pasando mal, bueno, lo estamos pasando mal.

-YO: ¿Pero que os pasa? Si sois la pareja perfecta

-ALICIA: lo éramos, nos hemos cansado de ello, al menos yo, no es por vivir juntos, es que llevamos mucho tiempo juntos, nos conocemos demasiado bien, y últimamente entre el trabajo y que solo está conmigo para salir de fiesta y beber, ya no es el mismo.

-YO: es el mismo, solo que ahora tiene responsabilidades mayores y no puede dedicarte el tiempo que te mereces.

-ALICIA: eso quiero pensar, pero tú no vives con él en el mismo cuarto todos los días, ni has visto como ha cambiado, o quizá he cambiado yo, y ahora le veo de forma diferente, no sé, yo le quiero, y sé que me quiere, pero ya no basta con decirlo.

-ANA: ya Ali, pero no podéis seguir así……- la miré crucificándola, estabamos allí para ayudar, no para disolver.

-YO: no es eso mujer, no vais a perder todo lo ganado este tiempo, solo hay que tratar de arreglarlo.

-ALICIA: eso intento, he hablado con él, pero solo se enfada por que él no se da cuenta del cambio que ha dado, me culpa a mi de todo…..- empezaba a llorar.

-YO: ¿De que te va a culpar? ¡¡¡Si eres un encanto!!! – miró al techo, buscando qué decir.

-ALICIA: no lo sé, me dice que soy yo quien cambia y que no le entiendo, y que soy una tremendista, que me creo mejor que él o que si ya no le veo como un novio……- calmé sus lagrimas como pude mientas Ana ayudaba, “Joder, todo eso pasa bajo mi techo y yo sin enterarme”.

-YO: va, va,  tranquila, será el estrés del trabajo o lo que sea, ya hablaré yo con él……..- me miró ilusionada.

-ALICIA: ¿En serio? No quiero mal meter entre vosotros.

-YO:  que vas a mal meter tonta, si es Teo,  hablaré con él hasta que nos peguemos como cromañones y luego le invitaré a una cerveza, así hacer hombres de verdad uh uh - con tono para hacer la broma, para sacarla una sonrisilla que echaba de menos.

-ALICIA: muchas gracias, no sé que  hacer, si hasta he ido a comprarme unos mini biquinis y ropa intima sexy, con Ana ayudando, a ver si le animo, eres un afortunado, no sabes el sol de mujer que tienes…… – se abrazaron entre ellas consolándose, me avergüenzo de decir que mi gozo era ver sus tetas chocar entre si.

-ANA: oye, ¿Y si le ensañamos a este tonto lo que nos hemos comprado? Así vemos sin nos queda bien desde el punto de vista de un cerdo salido - me guiñó un ojo, Alicia la miró algo confundida.

-ALICIA: pero….es ropa íntima….- la mirada de Ana era de no comprenderla.

-ANA: pero si llevamos meses lavándonos las bragas y calzoncillos unos a otros,  nos hemos visto medio en bolas ya, ¿Que mas te da? - y cogiéndola de la mano la arrastró hasta su cuarto a coger las bolsas de las compras, para volver riendo las 2.

Ni mi mejor sueño o imaginación podían haber concebido que aquellas 2 mujeres me hicieran un pase de biquinis y ropa inferior estando yo desnudo. Cuando se fueron pensé en taparme, ¿Pero para qué? Si ya estaba hecho, así me iba a quedar.

Me senté en la cama y me preparé para disfrutar como un enano, volvieron y dejaron un montón de bolsas en el suelo, Ana se desnudó sin más, quedándose mirando a Alicia, esta fue a coger una bolsa e irse para el baño, pero Ana la sujetó del brazo.

-ANA: ¿Dónde vas?

-ALICIA: hija, no me voy a  cambiar aquí delante de tu novio………

-ANA: si anda, y vas a estar dándote paseos todo el rato, no seas cría,  que es Raúl….- no sé si Ana lo estaba haciendo a posta o no, pero la dejé seguir a su bola, estaba logrando que Alicia, mi mujer perfecta de antaño, aquella por la que odiaba alguna vez por envidia a mi mejor amigo, me hiciera un pase de modelos de ropa intima y que se desnudara delante de mi.

Se quedó unos segundos pensativa, mientras Ana sacaba el 1º bañador. Era 1 pieza entera, un bañador normal, de azul oscuro, elástico y dejándola la espalda al aire con un ligero escote, nada llamativo si no fuera por la figura de la mujer que iba dentro, dándose una vuelta y colocándose bien las tetas y el culo.

-ANA: ¿Que tal?

-YO: hombre, de inicio, bien, pero….no sé, es muy recatado.

-ALICIA: eso le he dicho yo, que es perder potencial, pero ha insistido y estaba de oferta.

-ANA: a mi me gusta, me hace ir segura, me recuerda a cuando iba a la playa de niña…..- allí estaba mi tierna y cariñosa novia - …venga ahora tú - azuzó a Alicia, que estaba roja.

Al final entre Ana y ella se quitó el sostén, dejándome su par de tetas a la vista, nada que no hubiera visto ya, sus pezones eran algo pequeños pero estaban tiesos, los shorts se los quitó ella sola, tan elásticos por su protuberante cadera que casi tuvo que desencajarlos. Para mi sorpresa no llevaba nada debajo, y medio tapándose se quiso poner un biquini de una bolsa, Ana la cogió de  la mano y la dio una vuelta obligándola a perder la posición de sus manos y dejar de taparse.

-ANA: ¡Mira que cuerpazo! Ya me gustaría a mi tener ese culo, ¿Verdad amor? - la verdad era que si, pese a que Ana tenia un cuerpo 10, Alicia y su   cadera, o esas nalgas, eran sobrehumanas.

-ALICIA: ya, claro, como tú andas tan corta ahora…..- bromeaba perdiendo el apuro que le daba, pero me constató que también se había dado cuenta del “ensanche” de Ana.

-YO: muy buen culo, de lo poco que  tienes  que envidiarla,  peque……..- quise adular a las 2.

Alicia se vio querida y femenina, con algo de salero se probó un biquini blanco de lo más normal, de hecho se parecía la parte de arriba a un sujetador deportivo más  que un biquini, y la parte de abajo grande, tapándole gran parte de su maravilloso culo, pinta de short y no  unas bragas.

Mi aprobación la tenía, Ana sacó una cámara de fotos y se lío a hacerse fotos juntas o por separado, era la época del boom del face y las redes sociales así,  de mujeres colgando fotos en picado de su cara dejando ver  escote. Luego Ana se quitó el bañador y Alicia la siguió con algo de rubor, pero sería la última muestra de tal cosa. Se fueron probado, ahora ya si, biquinis las 2, mucho más escuetos y atrevidos cada cual, de flores, rosas fucsia, amarillos chillones, con alguno que ya solo eran cuerdas con triángulos tapando las tetas, y luego solo cuerdas tapando los pezones y el pubis, eran una delicia. Verlas ponérselos, quitárselos y hacerse fotos, hasta me dieron la cámara a mí para ir ganando tiempo. Ana sacó la artillería, 1º con un biquini negro que apenas contenía sus pechos y con la parte de atrás de la braga siendo un medio culo, en el trasero como el que tenía antes podía entenderse, pero en el de ahora era un juego eterno, se tapaba una nalga y la otra quedaba al aire. Mi polla empezaba a reaccionar, pero no llegó a ponerse dura hasta que no vi a Alicia en un minúsculo biquini, la parte de arriba eran solo cuerdas y unos diminutos triángulos que ni siquiera daban para taparla los pezones tan pequeños que tenía en comparación con Ana o Lara, pero el remate es que era un biquini de tanga de hilo. Yo que estaba haciendo fotos y jugando con Ana, no pude evitar una erección al verla contonearse como una modelo, y agacharse con un paso de baile moviendo su melena, supuse que era parte del juego, Alicia era mi hermanita, pero mi hermanita me la estaba poniendo dura y se estaba dando cuenta. Por 1º vez me vio la polla totalmente empalmada, y aunque quería disimular, no apartaba la vista.

Disimulé haciéndolas fotos de frente,  de perfil y abrazadas mientras reían, Ana terminó con un biquini exacto al de Alicia, negro diminuto y de tanga de hilo, no le quedaba para nada peor que a Alicia, pero ella no tenia esas portentosas posaderas, aunque si mejores tetas.

-ANA: ¿Que, te gustan?

-YO: increíbles, vais a arrasar este verano.

-ALICIA: pues eso espero, y aún falta lo mejor……- sacó la última bolsa, de una famosísima marca de ropa interior que incluye secretos y ángeles.

Sin más se puso una serie de bragas, sujetadores y medias que no rebajaron mi calentura. Ya sentado con Ana encima mía tapándome la erección,  nos pidió que la fotografiáramos así, para dárselas a Teo como regalo. Luego se cambió y se puso un conjunto de encaje blanco con tanga que me volvió a poner a 100%, se agachaba y se separaba las nalgas de forma provocativa, no sé con que intenciones pero me daba igual. A l final fue a desnudarse y ponerse solo un corpiño elástico de tela transparente, de los de Ana, sin nada debajo, eso me permitió fijarme en su coño por 1º vez, con algo de bello cuidado.

-ANA: que dices amor, ¿Como le queda?

-ALICIA: me ha dicho Ana que esto os pone a los tíos…..- no se la veía muy segura.

-YO: no lo hagas por él, hazlo por que te gusta a ti, y si, bueno, está bien, pero a ti no te hace brillar.

-ALICIA: ¿Cómo?

-YO: verás, a Ana le queda de cine, por su tono de piel y por sus pechos y su figura, pero a ti… no,  tú mejor parte es las caderas y ese culo de escándalo,  esa prenda no lo acentúa, debes aprovechar mejor tu trasero si quieres que Teo se vuelva loco.

-ANA: pues ahora que lo dices, es verdad, quizá unos leggins con tangas, o culotte con medias y tirantes…..- se puso a buscar como loca en nuestro armario, y sacó eso mismo.

Como a un maniquí la quitó el corpiño, la calzó un tanga y unos leggins ajustadísimos. Sin preámbulos, me dieron ganas de follármela allí mismo, y si no estuviera Ana delante lo hubiera hecho. A pesar de que se empezaba a poner de moda ir solo con leggins sin faldas o vestidos encima, (Dios bendiga la moda), Alicia era mucho menos descarada, pero ante aquello no había discusión, era evocador, insuperable, o eso creía. Ana la desvistió de nuevo y la puso un conjunto con medias, una liga, y tirantes, para rematarla con una falda de vestir ajustada de medio muslo, “Puffffff la madre que la parió”, sin disimulo alguno me fui a su trasero y lo “Arreglé”, recibiendo un tortazo de parte de Ana con cariño, palpando por 1º vez el culo de Alicia,  que se reía sin hacer mucho esfuerzo por apartarse de mi.

-ALICIA: jajaja casi no puedo ni moverme con esta falda pero mira que culo, esto es pecado.

-YO: ya te digo, si con esto Teo no reacciona, no lo hará con nada.

Me abrazó sin importarla que mi polla tiesa casi la atraviesa el estómago, dándonos las gracias, y recogiendo las cosas se fue, la mar de feliz. Según se marchó Alicia,  cerré la puerta y cogí en volandas  a Ana que gritó de sorpresa, la tiré a la cama, y la desnudé, por decir algo ante el biquini tan minúsculo,  a tal velocidad que ni le dio tiempo a decir nada antes de que la ensartara del tirón. Vaya mañanita llevaba, necesitaba desfogarme y por fin tenia a mi extintor a mano. Tumbada boca arriba me recibió rodeándome con las piernas y besándonos apasionadamente.

-ANA: tranquilo toro, que me vas a matar.

-YO: lo voy a hacer, te deseo.

-ANA: a mi, ¿O a las teta de Lara?

-YO: a ti.

-ANA: ¿Y a mi o al culo de Alicia? - sonreí al entender varias cosas, la 1º que Ana quería sentirse poderosa en la comparación, la 2º que quería que yo lo dijera para tratar de convencerme, y la 3º era que Ana había manipulado a Alicia para regalarme ese espectáculo. Mi joven aprendiz estaba siendo una alumna aventajada,  y le había regalado a su maestro una de sus fantasías.

-YO: eres un peligro, casi la violo delante de ti.

-ANA: pues fóllame ahora a mí.

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