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MI DON (34)

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Raúl – Nacimiento de un cabrón.

¿Alguna vez habéis ido a un buffet libre? Supongo que si, o al menos sabréis lo que es. Un montón de comida, de todo tipo, y de muchos lugares, te coges tu plato vacío, y te plantas delante de decenas de bandejas con la comida llamándote, ensaladas, arroces, pastas, mariscos, fritos, rebozados, carnes en salsa, pollo asado, sushi, churrasco argentino o wok oriental…etc. Vas cogiendo un poco de cada cosa que te gusta hasta que te das cuenta de que tienes el plato lleno a rebosar, todo cubierto por un trozo de pizza. Si no os pasa, ya os digo que a mi sí, y luego vas a tu mesa,  y te sientas delante del plato sin saber por dónde atacar, ni como meterle mano a aquello.

Algo así me pasaba, estaba sentado en la cama, con un puñado de papelitos en cada mano, leyendo notas cariñosas, amables, y alguna subida de tono. Llevaba casi 1 hora intentando decidir quien sería la primera a la que llamaría después de mi letargo, por la ruptura con Ana.

Mi jefa tenía un polvazo, y sus aires superiores me invitaban a bajarla de la nube a pollazos, aunque la monitora del gim era un escándalo de mujer, puestos a pensar, las del parque que me perseguían cuando salía a correr por allí eran las últimas que se habían ofrecido, pero la hija de Luz y sus aires caribeños aún eran recordados en mi mente. Dios, que dolor de cabeza se me estaba poniendo, era plenamente consciente que cualquiera de ellas, con una llamada y algo de mi encanto, serian mías en breve tiempo. Y puestos a disfrutar, sabía de cierto piso con 3 estudiantes, una de enormes tetas a la que ya tenía medio entrenada, otra que era mi “hermanita”, con un trasero que ni J LO,  y a una exuberante canaria, cuyo papel andaba perdido en ese cajón desde Navidades, sin duda meterme en ese piso sería  estimulante, más  desde que Manu se fue de allí, y su habitación la ocupó  Mara, la hermana de Alicia, cuyo papel había tenido en la mano hacia nada.

Mara, para abreviar, era un par de años mayor que su hermana, era arisca, seria y de difícil trato, por eso sus amistades, las de verdad, no eran muchas, y pasaba más tiempo con los amigos de su hermana pequeña que con los suyos. Una mujer  fría y seca, que nunca demostró el menor interés en mí, no por mi aspecto previo, sobretodo por mi afabilidad, mi sorna y mi capacidad infinita para hacer el ridículo solo por hacer la gracia, todo chocaba directamente con su forma de ser, pero todo eso había cambiado desde Navidades, desde que me vio arreglado con el traje de Eric, no solo me dio su papelito correspondiente, si no que había intensificado el número de veces que quedaba con nuestro grupo,  me llamaba o me mandaba mensajes a menudo, no cadenas  de mensajes ni bromas, si no preguntarme que tal estaba, como me iba todo, que iba ha hacer ese día, o que si iba a la fiesta de su hermana. Pasaba de Mara como de la mierda por eso, pero físicamente era atractiva, las cosas como son, sin tanta cadera como su hermana, Alicia,  sí tenía un culo prieto y bien levantado, le gustaba presumir de él con leggins y vaqueros ajustados, mayormente para suplir las carencias en su pecho, si llegaba a una 80 de sujetador era de milagro, y con poca espalda, picaduras de avispa se suele mal llamar. Aún así, su figura esbelta y su cuerpo fino, había llenado mi mente en alguna ocasión, usaba tacones casi siempre, para realzar su trasero, tenía cierto estilo y clase a la hora de vestir,  morena con los ojos negros y grandes,  el pelo corto por lo hombros pero siempre con peinados complejos y estilizados, de los años 30. Guapa y con una cualidad que a muchos no gusta pero a mí me llama la atención, ojos enormes y salientes. Mara estaba harta de vivir  con su madre, y que su hermana pequeña ya se hubiera independizado, no  encontraba un novio que la soportara más de 3 meses, aunque se decía que follaba como una loba. E n cuanto supo que Manu dejaba el piso, viendo la habitación libre, se fue a vivir al piso de estudiantes sin dudarlo.

Sin duda era todo un reclamo, meterme en esa casa de estudiantes universitarias era un sueño, yo solo con 4 pedazo de mujeres, adolescentes todavía,  a las que adiestrar como hice con Ana, 3 desde 0 y a Lara ya medio trabajada con sus grandes y espectaculares senos. La idea de  jugar con esas estudiantes estaba ganando enteros como la mejor opción. Pero había un problema, yo ya tenía casa, un ático de lujo más bien, y me había costado un mundo tenerla, no renunciaría a ella para meterme allí, con 4 mujeres, cada una con  su carácter, su ego y sus sentimientos, no me sentía ni física, ni mentalmente  capaz de dominar la situación, y en ese momento en concreto, recién despertado de una hibernación triste por lo ocurrido con Ana,  lo que necesitaba más que problemas y líos,  era desahogarme.

Llevaba 1 mes largo sin follar de verdad, y Alba apenas me había saciado,  tenía un apetito voraz de sexo, y solo conocía a una persona que me domara, mi leona,  Mercedes, cogí el móvil y la llamé, dispuesto a ir a su casa y estar una semana desatado con ella, mientras sonaban los tonos de la llamada, mi sonrisa era perversa de todo lo que imaginaba que la iba ha hacer.

-YO: hola preciosa, ¿Como te va la vida?

-MERCHE/LEONA: pues no muy bien ahora mismo uffff uffffffff.

-YO: ¿Que te ocurre?

-MERCHE: que he roto aguas, me voy para el hospital, adiós...- me colgó.

Me quedé medio tonto con el teléfono pegado a la oreja y una sonrisa estúpida, llevaba  1 año y varios meses sin hablar con ella, desde que Ana y yo la pedimos ayuda para buscar piso, dónde me presentó a su prometido, hablando de planes de boda, no había tenido ni una sola noticia de ella hasta ese momento, y ahora, cuando  la necesitaba, mi leona estaba de parto, con el cachorro de otro.

No pasaba nada, Merche era mi plan A, si mi leona no podía, ya tendría tiempo de retomarla cuando pasara un tiempo prudencial, hasta me alegré, no por que fuera madre, si no por que dicen que cuando son madres a las mujeres les crecen las tetas, y Merche ya tenía un buen culo, con un buen par de tetas sería ideal. El pensamiento era cruel y poco apropiado, pero me convencí de que ese era mi nuevo yo, “Que se joda, me buscare a otra”.

La siguiente del ranking era Madamme, pero me negué en redondo, quería que Raúl fuera malo, no que Zeus regresara, y acostarme con Madamme sin ser Zeus era perder todo el poder que tenía sobre ella, y bien me había servido con el ex de Eleonor.

Descartada, ya tenía tachadas a las 4 mujeres que mejor follaban con las que había estado, Ana y Eleonor incluidas, a partir de ellas, el resto estaba lejos, y no por poco. Lara era la opción que me venía a la mente, pero a ella nunca la pude penetrar completamente, y no estaba como para ir con remilgos, “Joder”, me estaba costando más de lo esperado. Así que me serené, “Pensar, razonar y analizar”, era lo que me había enseñado Eli…de golpe caí, Eli era la respuesta,  era casi poético, como si el universo me estuviera hablando a gritos y no lo hubiera oído hasta ahora, si había renacido con una enfermera, Alba, como mi 1º experiencia con Raquel, que menos que seguir las pautas, y volver a los brazos de Eli. Llamé al móvil que tenía de ella “El móvil al que llama no corresponde a ningún usuario”.

-YO: ¡Me cago en tu puta madre! - grité tan fuerte de exasperación, que se asomó Dani, la sirvienta.

-DANI: ¿Que ocurrir? – sobresaltada, me miraba con restos de ropa sucia en las manos.

-YO: nada mujer, que por lo visto las mujeres me huyen hoy - me miró sin entenderme del todo.

-DANI: si tú querer, yo follar ahora - la miré sorprendido, la forma tan natural con la que lo decía parecía que se ofrecía a sacarme la basura, y no a sexo. La miré  dubitativo, más que nada, por que parecía que los astros se habían aliado en mi contra, pero si la tomaba así, Dany no sería diferente al resto, y la había hecho una promesa de no tocarla ni pedirla nada, hasta que ella quisiera.

-YO: no, ya te dije que tú decides, y no te ofendas, no creo que estés a la altura de lo que necesito - se encogió de hombros, y se marchó como si nada.

Rebusqué en una vieja agenda el número fijo del gim de Eli, dónde me había adiestrado en las artes del amor.

-RECEPCIONISTA: Hola, buenos días, aquí Eli sports 1, ¿En que puedo ayudarle? - me sorprendió no oír a Eli, cuando estaba allí, siempre lo cogía ella, y menos tenía dinero para una recepcionista, sabía que desde mi marcha le habían ido bien las cosas, pero como con todas, había perdido contacto durante esos 2 años de noviazgo con Ana.

-YO: si, hola, buenos días, preguntaba por… ¿Eli?  - se hizo un silencio incómodo.

-RECPECIONIISTA: ¿Quien?

-YO: Eli, Elisabeth vamos, la jefa - soltó una carcajada.

-RECEPCIONSTA: lo siento señor, la señorita Elisabeth no atiende al teléfono, es una señora muy ocupada como para andar contestando a cualquiera, dígame en que puedo ayudarle, y le complaceré.

-YO: creo que no lo entiende, soy amigo suyo, y no la localizó.

-RECEPCIONISTA: puede concertar una cita si lo desea, dígame su nombre y ya le llamaremos cuando haya una hora disponible - pareció ni escucharme, mascando chicle sonoramente.

-YO: está bien, dígale que Raúl, su GRAN amigo, la anda buscando, dígaselo así, y ella sabrá quien soy.

-RECPECIONISTA: bien, así se lo diré, pero le advierto que es una persona muy ocupada y no toleraremos que se gasten bromas - me colgó bruscamente.

Me tumbé en la cama y me eché a reír de impotencia. Al rato acudí a la cocina totalmente desnudo, con Dani terminando de recoger sus cosas para irse, sin disimulo me miró la polla y se despidió con un abrazo cálido y un beso en la mejilla, despegándome del culo un papelito de la hija del panadero  dónde acudía a comprar a veces, su número iba en un sobre con el pan que un día fui a comprar.

Bebí algo pensando la locura de situación, Eli misma me había llamado desde ese móvil hacia 1 mes al enterare de mi ruptura, ¿Y ahora estaba cortada la línea?  Comí algo decente, y puestos a esperar, decidí retomar mis rutinas de ejercicio, cogí la bici, me puse el móvil en una funda para ir escuchando música, y salí a dar una vuelta. Se me notaba enquistado, los músculos se desperezaban y sentía como me costaba seguir un ritmo de pedaleo, estaba en baja forma, el mes de inactividad me había pasado factura. Regresé a la hora y media a casa, dándome un chapuzón en la piscina desnudo, cuando oí sonar el teléfono en el salón, como un rayo salté del agua y entré en el salón salpicando agua y con mi rabo dando vueltas, ya que no tenía motivo alguno para llevar bañador. Me costó sacar el móvil de entre la ropa de deporte, cuando por fin descolgué.

-YO: ¿Si? - respondí respirando agitado.

-ELI: ¡¡¿Que tal está mi GRAN amigo?!!- gritó con alegría, cerré los ojos de alegría.

-YO: desesperado por verte, ¿Que narices le pasa a tu móvil?

-ELI: nada, que como ahora soy famosa he tenido que cambiar de número - me quedé a cuadros.

-YO: ¿Famosa… de qué?

-ELI: ¿No te acuerdas? Ya te lo dije la última vez que hablamos,  hace 1 mes…- recuerdo que me llamó, si, pero como mucho de ese mes, no recuerdo demasiado.

-YO: lo siento, hace 1 mes no estaba en mis cabales.

-ELI: ainsssss pues busca “Eli sprots” en Internet o “Las mañanas con Eli”, y te enteras…- lo dejó orgullosa en el aire -...¿Que tal tú?

-YO: mucho mejor, y recuperado, aunque ando algo atontado, me vendría bien quedar con una vieja amiga como tú para charlar.

-ELI: ¡Por supuesto!, cuando quieras, ¿Dónde estás? que te paso a buscar con el coche  – sonreí al ver su predisposición.

-YO: déjalo, ya voy yo con el mío, ¿Dónde?

-ELI: pues en el gim nuestro…vamos, en el que estuviste conmigo, ¿Te vienes ya? Es que estoy liada, pero luego tengo un rato.

-YO: si quieres…

-ELI: claro tonto, vente, pero si me ves ocupada espérate un rato que tengo trabajo aquí, ¡Un beso y hasta ahora!- sonó a autentica felicidad.

Me di una buena ducha, quitándome los pequeños pelos del pecho que había dejado crecer ante mi apatía, no quería aparecer ante Eli descuidado. Me vestí con un pantalón de gimnasio ajustado pero sin slip, con la polla colgado y marcándose claramente al moverme, con una camiseta encima, tal como iba a su gim, para establecer una conexión directa con ella según me viera, y recordara aquellos tiempos. Eli era quien me lo había enseñado todo, al menos las bases de las que fui aprendiendo por mi cuenta, si iba a por ella tenía que tener esos detalles en cuenta, aunque era  un juego más que otra cosa, la iba ha hacer una demostración, pero estaba seguro de que solo con pedírselo, nos acostaríamos sin que pusiera objeción alguna.

Hice algo de tiempo mirando lo que me dijo en Internet, resultaba que su cadena de gimnasios se había expandido, y no 2 o 3 locales en Madrid, si no por toda España, tenía centros nuevos en Barcelona, Bilbao, Sevilla,  Valencia y algunas ciudades más. Se había extendido como la pólvora, y al ver la pagina web lo entendí, Eli llevó aquel “ligero erotismo” en sus clases para atraer clientes a un nuevo nivel, parecía un pagina erótica o porno, llena de hombres musculosos con el torso desnudo, sudando y haciendo ejercicios, o de mujeres con  un biquini encima, exuberantes y sensuales, agitándose ante la cámara. Cuando busqué “Las mañanas de Eli”, me harté de reírme, a Eli le habían dado media hora en una televisión nacional por las mañanas, dentro de esos matinales de 4 o 5 horas, dónde se hablan de política,  salud y sociedad. La dejaban dar una clase rápida con “sus métodos”, ella misma salía en directo, acompañada de 2 o 3 monitores/as, y de algún colaborador del programa que hacía el tonto, pero Eli lo aprovechaba para explicar lo sencillo y fructífero de su estilo de entrenarse. Todo muy creíble y bonito hasta que te dabas cuenta de que Eli hacía exactamente lo mismo que cuando la vi por primera vez, si, las rutinas eran ejercicios, pero con el paso de los minutos se volvían eróticas y sensuales, Eli y su escote abierto, o su trasero ceñido en ropa elástica de deporte, eran consumidos por la cámara, y cuando no era ella,  era uno de los monitores, un negro con una musculatura espectacular, hasta yo quedaría en evidencia delante de él, y como no, con la polla bien marcada en el pantalón corto, era grande y vistosa. Enmarcado en un programa de sociedad y salud, según leí, tenían picos de audiencia enormes en esos minutos, todos sabían lo que Eli hacía, y a todos les parecía bien, y como tal, su popularidad había aumentado.

¿Que por qué no me había enterado de nada de esto? Os preguntareis, muy fácil, ese matinal empieza a las 9 de la mañana, y Eli entraba a las 10, hora en la que siempre he estado dormido, follando  o trabajando.

Mientras me vestía, me llamó mi madre, por onceava vez me daba la charla sobre lo ocurrido con Ana, tratando de sonsacarme que ocurrió de verdad, el tema de cortar con Ana  pasó a 2º plano en el momento en que la dije que me quedaba el ático, no a vivir, si no en propiedad. Lo de Ana fue un interrogatorio, pero averiguar cómo, o por qué, era  el dueño del piso,  fue peor,  ni la SS. Trataba de hacerla ver que ya me dio el coche, y ese piso era otro regalo, pero no colaba, tarde o temprano tendría que inventarme una excusa mejor, o decirla la verdad. Mi madre estaba empezando a elaborar teorías descabelladas, y en ninguna salía bien parado yo, pero tenía otras cosas en la cabeza.

Cogí mi coche, mejor dicho, el de lujo que me regaló Eleonor por Navidades, al ponerlo a mi nombre entonces, ya era mío aunque se ella se fuera, total, tenía otros 7 coches iguales, o mejores, y no sabia conducir, no la importó ni la oí nombrar nada del coche. Acudí al gim teniendo que aparcar lejos, casi en el parque en que  antaño tuviera revelaciones místicas,  relamiéndome ante lo que había visto en Internet. Eli no solo se conservaba genial para sus 38 años, si no que por la TV me pareció más guapa y  exuberante.

Había una cantidad de gente enorme agolpada cerca del gim, incluso prensa y luces de cámaras, me tuve que abrir paso hasta la entrada, dónde 2 gorilas impedían el acceso a la masa de gente, me presenté como Raúl, como me advirtió Eli en un SMS, y me dejaron pasar. Subí a la sala dónde había pasado 1 mes “entrenándome”  con Eli, no sin esfuerzo, había gente por la escalera y los pasillos. Al llegar  a la sala  entré con cuidado, estaban haciendo un reportaje con Eli respondiendo amablemente a unos reporteros, con un grupo de gente a su alrededor,  haciendo fotos y con micros por todos lados, la sala estaba rodeada de conocidos de los  clientes,  que estaban dando una clase,  ornamental más que real, dirigidas por el negro de la TV, que hacía  ruido en vez de  indicar.

Esperé calmado, sonriendo al ver la atención que generaba Eli, aquella mujer que cuando acudí a ella estaba a punto de cerrar el gim por las deudas, ahora salía en la TV y era considerada la nueva gurú de la salud del país,  con una docena de locales por todo la nación.

En mitad de la entrevista, un reportero de la competencia de su programa, con algo o mucho de malicia,  la dijo que por qué no les hacía una demostración de una clase delante de todos, pero más que una petición, fue una encerrona, ella no estaba lista, ni preparada, estaba pillada al no esperárselo,  y sonriendo, mantenía la compostura,  les indicaba que su compañero lo hacia muy bien,  pero era mentira, y era obvio, era una pantomima para que se viera algo de movimiento detrás de ella en la grabación, y el reportero lo sabía. Buscó sangre insistiendo con muy mala leche, tono hiriente y algo obstinado.

-PERIODISTA: ¿Acaso la reina del gim es solo un cuerpo bonito que no sabe lo que hace? - el silencio llenó un segundo la sala, ni el periodista amigo de la cadena dónde salía, tenía replica a aquello, y Eli mostraba tristeza en los ojos. Sonreí, no sabéis cuanto, llevaba mucho, no se cuanto en realidad, sin hacer el ganso.

-YO: ¿Que le parece si damos la clase juntos? - me adelante al resto de gente que esperaba ávida de carnaza social, al instante 4 reporteros se me echaron encima, pero solo miraba a Eli, que se volvió con asombro y algo de alivio,  al reconocerme se puso roja y se echó a reír.

-PERIODISTA2: disculpe ¿Y usted quien es?

-YO: soy un antiguo cliente de Eli, yo era un gordo asqueroso que no se tenía el menor aprecio, pero entonces entré aquí, y salí siendo el hombre que soy ahora, y todo gracias a ella …- la señalé para dar mayor fuerza al momento, lo dicho no era del todo falso, ni del todo cierto, pero bastaba para ser creíble-… si tengo que dar la clase con ella  para que veáis como funciona,  lo haré.

Para cuando terminé de hablar la mitad de las mujeres de la sala ya tenían clavada su mirada en el bulto de mis pantalones. Para cuando el periodista enemigo asintió con ira, al frustrarse su ataque, y plantarme delante del negro con la mano extendida pidiendo que Eli me acompañara, todas las miradas, hombres incluidos, se centraron en mí. Eli podría haberse vestido de camionero y hacer malabares, que daría igual, yo sería el centro de atención, asumí esa carga para que si ella fallaba, nadie se diera cuenta. Hice unos ligeros estiramientos en articulaciones mientras Eli se ponía a mi lado, quitándose la chaqueta deportiva y quedando con un top ajustado y escotado,  unos leggins negros que eran una 2º piel, y su eterna coleta, me abrazó dándome un beso en la mejilla.

-ELI: gracias - me susurró al oído, era tan evidente lo que había echo, como que su audiencia la veía por el morbo y no por el ejercicio, pero de nuevo era una verdad incómoda, tapada con una farsa cómoda. Yo, y mi marcada polla enorme en el pantalón, eran la atracción.

Salté hacía atrás encarándome al resto de personas que hacían los ejercicios de forma lamentable, mandé al negro, (Valga que es descriptivo y no denigrante), a poner la música que Eli usó cuando estaba yo, y ocupé su lugar, con Eli a mi lado.

Di fuertes palmadas y me encaré con varios chavales y mujeres para pedir que se activaran y que se lo tomaran en serio, ver a un tío de 1,94 y 92 kilos de músculos gritándote con rostro rudo  pone serio a cualquiera. Cuando estuvimos en posición Eli reconoció las primeras notas, al igual que todos, habrían hecho esa rutina mil veces, hice la cuenta atrás y comenzamos. Como montar en bici, al 2º compás todos clavaban los movimientos, el periodista amigo hizo su trabajo y fue arengando a los demás, los aplausos y gritos de ánimo fueron llenando la sala hasta casi tapar el sonido de la música, pero no hacía falta. Eli clavaba los tiempos, y yo la seguía con seguridad, tenía su cuerpo y sus gesto clavados a fuego en la memoria, había devorado su cuerpo con los ojos durante un mes, con solo ver moverse un músculo en su pantorrilla ya sabía lo que tocaba a continuación.

Fue tan divertido que no me di cuenta de que Eli  había fallado en un par de gestos con los brazos,  miré al periodista enemigo que se disponía a abrir la boca, pero entonces me salí  de la  formación pidiendo disculpas, haciendo gestos claros como si hubiera  sido la camiseta la que me limitaba los movimientos, me la quité pausadamente y de forma sensual, las palabras y silbidos de las mujeres se elevaron por encima de todo, un millar de flashes de las cámaras saltaron a su vez, y hasta Eli me aplaudía con la boca abierta. Veían un torso trabajado, la tableta marcada, los pectorales grandes y llamativos y unos brazos bien definidos, no era una maquina de músculos como el negro, venas hasta casi reventar y con las mollas sobresaliendo de forma antinatural, no, era más atractivo,  definido pese a no estar al 100%, y por los suspiros que me llegaban,  sensual. Eli me volvió a abrazar.

-ELI: gracias de nuevo.

-YO: tú continúa y reza por que no vuelvas a meter la pata, al próximo fallo  tendré que  quitarme los pantalones, y no llevo nada debajo - mascullé con sorna.

-ELI: lo sé, trataré de no fallar, aunque hace tanto tiempo que igual, deberías ir bajándotelos………..- su ironía me sacó una carcajada.

Clavamos el final de las rutinas entre aplausos, y  comenzó la hora de los bailes. Eli y yo lo hicimos pareja de forma natural, bien agarrados y dando giros sin parar, los cambios de música empezaron y con ellos los cambios de pareja. Sobra decir que las primeras veces, 4 o 5 de las mujeres de todas las edades entre 17 y 58 años, se pegaban  por mí, pero se fue haciendo  ameno. Mi pecho desnudo y sudoroso las atraía como miel a los osos, me acariciaban y se frotaban con descaro sintiendo mi polla en reposo entre sus muslos, en su vientre o entre sus nalgas, yo bailaba y me reía sin parar.

Al finalizar, Eli y yo terminamos la rutina juntos con un baile avanzado que solo unos pocos imitaron, aún los recordaba de mis últimos días con ella, giros, alzamientos de ella, posturas, todo acompañado de aplausos y  jolgorio. Al acabar le ofrecí mi mano a Eli, como las parejas de baile profesional, la cogió encantada y nos dirigí, con gesto altivo, delante el periodista enemigo, que estaba rojo de ira a punto de estallar. Hice una amplia reverencia con el torso,  una vez acabada la obra de teatro,  con todos  en pie. Eli me siguió el gesto con algo de reparo.

-REPORTERO: y aquí termina una de las famosas sesiones de Eli, esta vez dirigida por ella misma, dando una clase magistral de que el esfuerzo y la diversión,  no tienen que ir separados - su forma de hablar era tan tediosa y rimbombante como tenía que ser,  para cerrar el reportaje.

Eli comenzó un pasamos despidiéndose de la prensa  y de los participantes de la clase, haciéndose fotos y firmando autógrafos, el negro le trajo una toalla, estaba empapada en sudor y brillaba bajo los focos, “Sigue preciosa”, pensaba, pero descubrí que lo que dicen de que la TV engorda era cierto, la voluptuosidad que había visto en los videos no era real, Eli seguía escuálida,  con un cuerpo apetecible, pero cincelado a base del ejercicio, si dejaba de hacerlo o cogía algún kilo no era tan joven para que fuera terso y bien colocado.

Un grupo de mujeres fueron a por mí, he hicieron lo mismo, fotos, besos y como no,  papelitos y números de teléfono, no me dejaban ponerme la camiseta ni secarme el sudor, así que tenía la camiseta echa un trapo encima de un hombro mientras charlaba con ellas para hacer tiempo. Al final se fueron todos, la última una cría de 17 años, roja de calor y excitación, que no lograba quitarme de encima hasta que Eli apareció en escena. Nos fundimos en un  cariñoso abrazo y la cría entendió que no había sitio para ella allí, y se fue. Estaba de pie con Eli casi colgando de mi cuello, hasta el punto de doblar las 2 piernas en el aire, su coleta colgaba haciéndome cosquillas en los brazos, para cuando nos separamos solo el negro estaba de fondo recogiendo la sala.

-ELI: ¡Bueno ¿Que pasa?!  Mírate estas hecho un “mazicorro” …- me abrió los brazos para admirar mi torso -… casi ni te he reconocido.

-YO: gracias, unas pequeñas rutinas y mira, si es que dónde hay buen material…

-ELI: claro, seguro que no tendrá nada que ver lo que aprendiste aquí, ¿No?-  guiñó un ojo con celo, haciendo el gesto de que nos sentáramos en un par de sillas cercanas.

-YO: bueno, algo…- nos sentamos y acaricié su pierna cuando las cruzó de forma sensual - … ¿Y todo este follón?

-ELI: ya te dije que estaba liada, últimamente estoy rebotando de un sitio a otro, y no paro de trabajar - se puso de morros haciendo ver cierto hastío.

-YO: no me extraña, ya he mirado algo en el ordenador,  te va de cine, ¿No?

-ELI: si, la verdad es que no me puedo quejar, he ido abriendo  centros por todo el país, y luego lo de la TV, una locura, pero todo gracias a ti - me sacudió la rodilla con cariño.

-YO: ¿Y yo que he hecho ahora?

-ELI: desde que la duquesa, y la hija del alcalde, venían a mis clases, se empezó a hablar de mí en muchos círculos, no daba abasto con las solicitudes, y al final tuve que expandirme, la duquesa se ha portado bien conmigo, no solo pagó el año entero de alquiler de aquí, si no que me ha estado apoyando como socia todo el tiempo.

-YO: ¿Y lo de la TV?

-ELI: pufff, un locura, cuando fui a Barcelona a inaugurar un centro, una de las primeras chicas en inscribirse era la hija de un productor de TV, un día que su mujer no pudo llevar a la hija, fue él quien la trajo, y desde entonces no  se perdió una sola de mis “clases”, hablamos y charlamos. Se le ocurrió la idea de probar, por ver como sentaba a la audiencia, claro está, me tuve que acostar con él para “impulsar el proyecto”, pero después de las audiencias ya no hacía falta, y así estoy, trabando y viajando como una esclava.

-YO: me alegro mucho por ti, y de verte…- ya era suficiente cháchara, yo estaba allí por sexo.

-ELI: ¡Pues anda que yo a ti! Me has salvado de un buen apuro.

-YO: ¿Te andan chinchando los de la competencia?

-ELI: no lo sabes  bien, les he tenido que demandar y todo para que dejaran de seguirme, y ni aún así, me extraña que no hayas odio nada, me dedican horas en los programas rosas.

-YO: no veo mucho la TV la verdad, y menos esos programas.

-ELI: mejor para ti, pero esa es mi vida ahora, hasta me han ofrecido  hacer una sesión de fotos y una portada de una de esas revistas eróticas, mi representante me ha dicho que me niegue,  me haga la dura y la ofendida, así, dentro de unos meses, me ofrecerán mucho más dinero.

-YO: no,  si te veo en los Oscars en breve – la reírnos,  la cogí de la mano y la di un beso en ella, torneó los ojos de forma dulce.

-ELI: ya basta de mí, ¿Y tú que tal, andas mejor? - se refería a mi ruptura con Ana.

-YO: pues si, la verdad, lo he pasado mal, pero ya pasó, o eso creo.

-ELI: ¿Y que pasó? Si puedo preguntar, parecías feliz con ella…- mi cara se entristeció.

-YO: pues que confié en ella ciegamente, y ella no lo hizo en mí, aparte de que pensando en como fue todo, aquello no tenía sentido, fuimos muy rápido y demasiado lejos para chicos tan jóvenes, la cosa se descontroló.

-ELI: vaya, lamento oír eso…–su forma de decirlo denotaba que no era cierto, estaba encantada de tenerme allí - ... si puedo hacer algo para ayudarte, sabes que estoy aquí para lo que necesites - una lagrima resbalaba por mi mejilla, me la secó con un dedo alzando mi rostro, y me abrazó fuerte, quedándose así unos segundos.

Al separarnos lentamente me besó en la oreja, luego en la mejilla, y más tarde al quedar cara a cara, me besó en los labios con ternura, queriendo sanar mi pobre corazón con su cariño. Se separó lentamente y abrió los ojos, me clavó su mirada tierna y yo no aguanté, y se me escapó una carcajada corta. Eli me miró confundida, pero luego abrió los ojos y la boca, sorprendía, me sacudió una palmada en el hombro.

-ELI: ¡¡¡Serás cabrón!!! Casi me la cuelas… - rompí a reír grotescamente -… que mamón,  ha sido de manual y me la he tragado.

-YO: soy buen aprendiz eh…- esquivaba y resistía una lluvia de manotazos furiosos de Eli, que se había dado cuenta al fin.

Desde antes de salir de  mi casa había seguido paso a paso sus consejos, una demostración ¿Recordáis? Sorpréndela, no dejé que viniera ella a mi casa, si no que fui yo a por ella, Analiza y estudia, la situación con el periodista me fue al pelo. Ayúdala en lo que necesite, se su héroe, había salvado la clase con soltura. Muéstrate sensible y sentimental, usar la baza de Ana me pareció creíble, y en parte, era cierta. Todo pensado para que Eli se sintiera sorprendida, agradecida, complacida, en deuda y por último, con un pájaro herido al que desear curar entre las manos.

-ELI: eres un mamón, ¿Como te atreves ha hacerme eso a mi? ¿Acaso Ana era tan poco? - cesó su vendaval de golpes.

-YO: lo siento, pero trato de pasar página, solo quería divertirme un poco…¿Que te ha parecido?

-ELI: no ha estado mal…- le restó importancia, pero nunca sabré hasta dónde hubiéramos llegado sin que se diera cuenta si no se me hubiera escapado aquella carcajada.-…pero del todo inútil, no hacia falta que usaras trucos para…- pasó su mano por mi muslo, peligrosamente cerca de la punta de mi rabo, marcado bajo la tela.

-YO: ya lo suponía, pero no tendría gracia si fuera fácil.

Pasamos casi media hora  charlando, y esta vez sí, contándole todo lo que me pasó con Ana, Eleonor y las demás, necesitaba desahogarme con alguien, y Eli era la única con quien podía hacerlo. Luego, entre risas, ayudamos al negro a terminar de recoger todo, al contarle lo de la llamada a su recepcionista la tuve que parar para que no la despidiera por teléfono allí mismo, Eli tenía un carácter colérico cuando se ofuscaba,  aún tenía en la retina la imagen de Carla, su amiga, o ex amiga, que trajo en mi aprendizaje, y que castigó al intentar follar conmigo si su permiso, metiéndola un consolador descomunal por el ano, y dejándola así bastante tiempo, provocándola un repentino efecto estatua, y que no volviéramos a verla.

Después, invité a cenar a Eli, bueno, se lo propuse, al final pagó ella. Charlamos de vanidades y ella bebió alguna copa, y fue tedioso al ser interrumpidos constantemente por personas que la reconocían y la pedían autógrafos y fotos. Parecía muy interesada en mi vida sexual, la suya era simple, tenía un ritmo de vida que no la permitía estar mucho tiempo en un sitio, y cuando emergió el negocio dejó de dar clases “extra curriculares” de sexo, para dejarlo en manos de sus monitores de confianza. Salvo  polvos con el negro cuando la lujuria la llenaba, o algún calentón  repentino, no tenía relaciones.

Para cuando terminamos de cenar, y dar un paseo hasta mi coche, ambos ya teníamos claro que íbamos a follar. Ya en el camino a mi casa Eli acariciaba mi brazo con dulzura, sin dejar de mirarme con ojos llenos de fuego y mordisqueándose el dedo anular de la otra mano. Esa dulce sensación de ansia en el coche, en silencio, dedicándonos miradas ardientes y sonrisas pícaras, sabiendo los 2 lo que iba a ocurrir, me tenía la polla a reventar, y sin slip sobresalía de forma grotesca, me la tenía que acomodar a cada instante para no darme con el volante, y ella se reía, no dejaba de reírse y de cruzarse de piernas de forma sensual, acomodándose de forma erótica  el cinturón de seguridad.

No cruzamos una sola palabra, ni siquiera cuando vio el  bloque de lujo dónde vivia, o ante  el ascensor, parecía impresionada, pero solo lo parecía, no lo demostró ni por un instante,  simplemente se agarró de mi brazo y no dejaba de frotarlo. Una vez dentro del ascensor, se puso delante de mí, rodeándome con los brazos me sujetó la cabeza para darme un firme y refrescante beso.

-YO: te he echado de menos.

-ELI: mientes fatal.

-YO: ¿En que miento?

-ELI: no me echas de menos, quizá si, pero no estoy aquí por eso, me has traído para desquitarte…- sonrió levemente, con algo parecido a la pena en los ojos.

-YO: te he traído por que te necesito.

-ELI: lo sé …- me volvió a besar con dulzura,  de forma sonora -... y yo  a ti.

Acarició mi pecho por encima de la camiseta, tirando de mi nuca para que yo la besara, le sacaba cabeza y media,  se tenía que poner de puntillas pese a agacharme, la ayudé a elevarse apretando su espalda contra mí, y elevándola por mi cuerpo, mientras nuestras lenguas tenían una pequeña batalla. Girábamos nuestras cabezas y abría los labios a su ritmo, ella cerró los ojos desde el principio, yo empecé como con todas, mirándola, pero ella me enseñó casi todo y por ende, al rememorar sus besos cerré los ojos y disfruté de la pasión que se estaba iniciando. Cuando sonó el “ding” del ascensor al llegar al ático, ella dio un salto y se me subió encima, la sujeté de los muslos, y entre risas y caricias avancé hasta la puerta.

Me costó un mundo abrir la puta puerta, tenía a una gata salvaje subida encima apoyada contra ella, al abrir casi se me cae al suelo, pero se agarró bien al cuello y posó suavemente los pies en el suelo, acarició mi rostro antes de darme un  beso, y darse la vuelta. Esa vez, su rostro reflejo cierto asombro.

-ELI: madre mía, ¿Esta es la casa que le levantaste a esa ricachona?

-YO: no, esta es otra...en realidad  tengo 8  así por todo el mundo…- la sorna era evidente, y la formar en que Eli se retorció sobre si misma para mirarme, sin dejar de mostrarme su trasero, excitaría a cualquiera.

-ELI: ¿Tienes algo de beber?

-YO: tengo algún  refresco en la nevera…- de golpe me sentí estúpido al verla reírse.

-ELI: no tonto, digo vino o champan...- sonreí para disimular, tan centrado estaba en su cuerpo, deslizándose por la entrada, que no había prestado atención.

-YO: ya sabes que no bebo, hay algunas botellas encima de la nevera, Eleonor no se las llevó, no se que son.

Fuimos a la cocina y tuve que estirarme para alcanzarlas, al ver como Eli daba saltos de forma graciosa sin alcanzarlas. Bajé un par de botellas, tenían algo de polvo, y se las fui pasando, su cara de asombro fue tremenda.

-ELI: pero esto es un Rioja de 300€ y esto un blanco francés, esta de 700€ no baja...- me las enseñó por si no me lo creía, asentí encogiéndome de hombros, sé de vinos lo justo como para saber que eran buenos.

-YO: pues mira  si están malos ya, tiene pinta de llevar ahí mucho tiempo…- soltó otra carcajada que me volvió a hacer sentir tan estúpido como antes.

-ELI: no, cielo, estos vinos cuanto más tiempo pasen mejor, anda, busca un sacacorchos que esto tiene que respirar.

Entre los cajones de la encimera encontré uno, se lo di y con ojos de aprendiz vi como hundía la punta y sacaba el corcho con una habilidad que me pareció increíble. Bajé un par de copas elegantes de un armario,  y nos fuimos al salón, nos sentamos en el sofá mientras dejamos la botella del Rioja abierta, y el par de copas, una a cada lado en la mesa. Al sentarse, Eli se clavó un trozo de madera saliente y dio un respingo.

-ELI: ¿Que le pasa al sofá?

-YO: nada, que un día se me fue la cabeza y le rompí un par de tablas, tengo que cambiarlo…- lo había pensado, pero un sofá costaba bastante, y la verdad es que lo usaba poco.

Hábilmente aprovechó la coyuntura para, quitándose la chaqueta de deporte  quedando solo con un sujetador deportivo, sentarse pegada a mí, con el torso vencido sobre mi lado, pasé mi brazo por encima de su hombro, y  ella pasó  su mano en mi pecho, y fue subiéndola por mi cuello y mi cara hasta que nos fundimos en un beso pasional.

Mientras ella frotaba su pecho contra mi costado,  una mano jugaba con el cabello de mi nuca y la otra se apoyaba en el sofá para elevarse, yo acariciaba su espalda con una mano mientras la otra fue a su cintura, apretándola contra mí, obligándola a doblar la espalda de forma sensual. Estuvimos así unos minutos, probando nuestros labios y lenguas con un brillo especial en los ojos cuando parábamos a respirar, sirvió un par de copas, y pese a mis reticencias, probé la copa por su insistencia, ella pareció elevarse a los cielos al primer sorbo, lo saboreó con gusto y sonrío tapándose la boca con la mano,  y me volvió a insistir. Después de olerlo por encima y sentir un dulzor  atractivo en la nariz, me mojé los labios.

De pequeño mi madre dice que me pilló con 3 años sentado frente a la nevera, bebiendo un brick de vino barato del que usaba mi padre en las comidas, desde entonces, y salvo algún botellón con los amigos dónde solo bebía calimocho, (Una bebida típica mezcla de cola, vino, un toque de  algún licor de frutas, ya sea mora o manzana y con muchos hielos.), siempre bañado en mucha más cola que vino, no había tenido  contacto con esa bebida. Al sentirlo en la boca de inmediato noté la diferencia entre el vino de brick y uno de alto nivel, era fresco, especiado y con un sabor a madera nada desagradable. Pese a esos matices, al beberlo encogí el rostro y sacudí la cabeza al tragarlo, no podía negar que tenía un buen sabor, tampoco que no me gustaba.

Fue mejor ir probándolo de los labios de Eli, que intercalaba besos con sorbos. A media botella ya tenía a Eli subida encima montándome con una amazona, se había soltado la coleta y una melena castaña caía hasta cubrirla lo pechos con dificultad. Seguía con una copa en la mano bebiendo y frotando su pelvis contra mi polla tiesa a punto de romper la tela de mi pantalón. Me quitó la camiseta, y mientras llevaba su cadera de adelante hacia atrás friccionando con todo el largo de mi rabo, acariciaba mi pecho con la mano libre de la copa. Yo acariciaba sus mulos desde la rodillas hasta los glúteos, aferrándome a su culo y acariciando de forma circular, aun recordaba que eso la ponía a 100, y cuando lo hacía se le ponía una sonrisa enorme. A la tercera vez que apreté su culo, se quitó el sujetador deportivo, tan prieto era que al sacarlo sus pechos rebotaron de forma deliciosa, cayeron unos centímetros de hecho, la edad podía más que el ejercicio, pero aún así eran apetecibles.

Se tumbó sobre mi pecho besándome y llevando una mano a mi entre pierna, iba acariciando mi polla con suavidad, apreté su trasero con fuerza para elevar su torso y en vez de besar sus labios, besar sus senos. Los pezones estaban erectos como estalactitas de hielo, al lamerlos oí su gemido, agitando su cadera. El ritmo era lento, pero era un ritmo de sexo, se frotaba contra mí, mientras yo masajeaba su trasero y  me comía sus tetas con dedicación militar, de alguna forma metió su mano por dentro del pantalón y estaba haciéndome una paja muy leve,  solo pasaba sus dedos por la punta tirando de la piel hacia atrás, conmigo ya saboreando sus labios de nuevo.

Pasados unos minutos Eli se puso en pie, y me dio la espalda para servirse otra copa, empecé a pensar que estaba bebiendo demasiado, tenía las mejillas coloradas y no sabía si era por mí o por el Rioja. Dejé de pensar cuando, de forma sensual y lenta, se fue quitando los leggins o el pantalón elástico deportivo, lo fue enrollando y agachándose sin doblar las rodillas regalándome  una visión espectacular de su trasero, y del tanga rojo fuego que separaba sus nalgas. Me alcé pera besar y acariciar aquellas pierdas de mármol, abultadas y redondas, pero duras y firmes, no me resistí a darla un cachete fuerte dejando que mi mano quedara plasmada en su nalga derecha, pero la carne apenas se movió.

-ELI: ¡Dios! Ten cuidado, eso duele - contorsionó su cuerpo para acariciar mi pelo mientras besaba y  trataba de morder aquel culo, era como un perro intentando morder un balón de baloncesto, la piel era tan dura y firme que no se doblaba como para poder enganchar con los dientes.

-YO: eres preciosa - sonrió con ira.

-ELI: no necesitas adularme para calentarme, solo fóllame como mejor sepas - al oír eso me levanté y la rodeé con los brazos, agarrando sus tetas, masajeando con fuerza.

Seguí con mi cadera los giros que hacía Eli, mientras la besaba del cuello apartándola el pelo y continuaba trabajando con mis manos sus senos. Ella reía, gemía y bebía de la copa indistintamente, la aparté la copa de la mano y la dejé en la mesa, dándola vuelta para que quedara  frente a mí.

-YO: ¿Por qué bebes tanto?

-ELI: no lo sé.

-YO: no me engañas, todo tiene un motivo, si no, no pasaría, eso me enseñaste…- sonrío orgullosa, y me besó con lujuria, luego me abrazó, susurrándome al oído.

-ELI: por que ahora me vas a follar, y aún tiemblo cada noche al acostarme recordando la última vez que me hiciste el amor, no puedo apartarte de mi mente, cada vez que me penetra alguien cierro los ojos y te imagino a ti, ya me pasaba antes, cuando dejaste el gim, incluso el negro y su buena polla no han logrado que te olvide, entonces soñaba con ese mes, ese mes en que fuiste mío, solo mío,  y dónde me enamoré de ti, y tonta de mí te dejé ir, luego después de que aquella estudiante te diera la droga africana y en ese mismo gim me follaste hasta desvanecerme, y a la cubana también, pero cuando estuvimos con Madamme, en aquella cutre habitación de hotel, dónde destrozaste a aquella chiquilla, y luego le abriste el culo a la Madamme hasta hacerla pedir auxilio, y aún así después exigiste que fuera tuya, y me partiste en dos como a una colegiala novata, hasta que sentí que nos fundíamos en uno solo…desde ese día me masturbó a diario pensando en ti, no quiero, sé que es estúpido, has estado 2 años alejado de mí,  y al saber que me habías llamado me dio un vuelco el corazón, al oír tu voz he sido más feliz que en mi vida… – cambió el tono lascivamente, mordiendo el lóbulo de mi oreja -... y al verte en el gim he mojado las bragas como una virgen.

Fue un discurso que Eli tenía en la cabeza, habría pensado en él cientos de veces si era verdad aquello, en el momento en que me tuviera delante otra vez. No lo sabía, o desconocía esos sentimientos de Eli,  si, creía que teníamos cierto nivel de amistad, pero ella me lo había enseñado todo, era mi “maestra”,  nunca pensé en que sería yo el dominante de la relación, que la tendría así, esperándome como si hubiera ido a la guerra, y cogiera el papel de esposa devota, ansiando mi regreso.

-ELI: ¿No dices nada?

-YO: ¿Que puedo decirte? - se separó lo justo para cogerme de la cara y sonreír de forma falsa.

-ELI: casi te la cuelo eh…- reí por seguirle la broma.-…te la he devuelto – reía, y sí, tal vez quiso hacerlo así, devolverme  mi demostración,   la dejé pensar que me había pillado, y era cierto, si era real o falso, me había descolocado.

No tenía palabras, pero mientras su cara decía una cosa, sus ojos decían otra, no soy tan tonto como para creer que una mujer como ella estaría mirando por la ventana día y noche por si iba a verla, pero sin duda, había ocupado gran parte de sus pensamientos en esos 2 años, y de las primeras lecciones que me dio Eli, fue que si vas a mentir en una relación, añádele tanta verdad como sea posible, así será más creíble, y sin estar seguro del todo. Sabía que Eli estaba haciendo lo mismo, no estaba enamorada de mí, pero quizá me echaba de menos entre sus piernas.

Dejé las elucubraciones al sentir sus labios en mi cuello, y sus manos metiéndose por dentro del pantalón en mi trasero, haciendo fuerza y arrodillándose a la vez que lo bajaba. Mi polla saltó como un resorte golpeando con fuerza uno de sus brazos, me la agarró con ambas manos estrujándola y tirando de la piel hacia atrás, si me faltaba algo por endurecer,  un primer lametón al glande me la puso  de piedra. Se le escapó una sonrisa mientras masturbaba despacio.

-ELI: dios mío, había olvidado lo grande que parece.

-YO: pero la chupabas bien - alzó la vista con orgullo y lujuria.

De un  gesto constante y lento fue metiéndose la estaca de carne poco a poco en la boca, cuando se atragantaba paraba, pero no retrocedía, se acostumbraba y continuaba. Le costó no vomitar pero ¾ de polla entraron en su gaznate. Al salir tomó aire y un río de babas me bañaba el pene de arriba a abajo, con varios hilos haciendo de puente entre mi glande y su boca.

Eli, roja y congestionada, lamió y chupó hasta dejarla limpia de nuevo, trabajando el tronco y lamiendo los huevos con esmero, con una masturbación constante. Me estaba matando, salvo Madamme, no había otra que la chupara igual, cuando se dedicaba al glande su lengua era un pecado,  y un truco con los dientes, pasarlos como si mordiera una fresa, me hacía tener escalofríos. Incauto, la dejé hacer durante  20 minutos, dónde se esforzó en no aparentar un dolor en la mandíbula terrible, pero logró su premio, sujeté su cabeza y eyaculé fuertemente notando como los chorros golpeaban en su garganta y la hacían toser, pero sin separar sus labios fue dejando que la llenara la boca, y una vez terminado, chupar como un helado hasta sacarse mi polla de la boca. Sacó la lengua mostrándome parte de mi semen, se relamió con obscenidad y se repaso los labios con los dedos riéndose, antes de tragárselo todo. La cogí de los brazos y tiré de ella para ponerla de pie, la besé con furia doblándole la espalda, saboreando los restos de mi leche con el olor a Rioja.

-YO: ¿Cómo sabe la mezcla?

-ELI: es un sacrilegio estropear el vino así, pero tu semen está bueno…- se relamía tratando de recoger pegotes por toda su cara y su pecho - … ¿Hace cuanto que no te corres? Por que vaya cantidad, casi me ahogo, si lo sé no ceno …- la carcajada fue de lo más natural en ambos.

-YO: pues esta mañana me ha ayudado una enfermera, y ayer por la tarde a decir verdad, pero antes de eso,  casi mes y medio.

-ELI: sin sexo, pero alguna paja habrá caído…

-YO: pues la verdad,  no lo sé, puede que si, pero si pasó,  no lo recuerdo - era cierto y no haría el esfuerzo en recordarlo, me parecía vergonzoso reconocerlo.

-ELI: pobre mío, el atasco que debes de tener, deja que te ayude - me agarró la polla de nuevo y con dos besos largos ya estaba empalmado de nuevo.

-YO: antes deja que iguale el marcador.

Me aparté y dejé que Eli se pusiera a 4 patas sobre el sofá, me arrodillé tras ella y planté una mano en cada nalga, separándolas todo lo  posible, solo con eso gimió de gusto. Al quitarle el tanga y meter mi lengua en su coño casi le da un patatús, con un dedo frotaba los labios mayores mientras mi lengua repasaba cada recóndito lugar de su interior. Al localizar el clítoris estuve cinco minutos lamiéndolo y chupándolo, sacándola gemidos y oyendo como golpeaba el respaldo del sofá, de nada la sirvió cuando mis dedos la penetraron y buscaron su punto G, allí comenzó a mover su cuerpo al ritmo de mi mano, retorciéndose como una serpiente sobre si misma.

Yo no dejaba de abrir y cerrar sus nalgas mientras mi boca hacia viguerías, las que  ella me enseñó, y otras que fui aprendiendo con otras mujeres. Sus lamentos regalaban mis oídos, se dobló para agarrarme la cabeza por el pelo, y dando tres fuertes gritos tembló del orgasmo provocado, pero me dio igual, seguí, como  un minero, perforando su coño con dos dedos y lamiéndola el clítoris, mientras mi otra mano dejó sus nalgas y con el pulgar fui acariciando su ano. De vez en cuando apretaba para ir haciendo sitio en su culo, ella volvía a gemir solamente, pero no soltaba mi cabeza, no sé si tenía miedo a que siguiera o que parara, pero así se sentiría mejor supongo.

Al 4º intento mi pulgar entró en su ano provocándola  un silencio roto por los suspiros, sin mucha dificultad el pulgar entró entero y salía, entraba con la misma facilidad que mis otras falanges en su vagina. Eli hacía fuerza con la cadera hacia atrás, hasta que llegaba un punto y se recostaba hacia delante, para volver a hacer fuerza. Era delicioso y a los pocos minutos reventó dando coces en otro orgasmo, que esta vez me bañó la cara, disfruté de ello y seguí un minuto  lamiendo su interior.

-ELI: ¡¡ME  CAGO EN TODO………….. JODER……………. SI……………..ASI SE COME UN COÑO……………. COMO DIOS MANDA!! - soltó un risa ahogada entre respiraciones jadeantes.

La di la vuelta para tumbarla boca arriba y meterme entre sus piernas quitándola del todo el tanga. Cogí la botella de vino.

-YO: ahora quiero beber yo - vertí lo que quedaba de la botella sobre el cuerpo de Eli, su coño,  su vientre marcado y sus pechos, ella trató con recogerlo con las manos con una cara de asombro enorme.

-ELI: ¿¡¡¡Pero que haces loco!!!?

Ni la respondí, desde su pubis rasurado y sus muslos, fui lamiendo y chupando todo el vino, su cara de asombro se esfumó cuando fui subiendo por su cuerpo hasta sus tetas, el aroma era hipnótico, a sexo y buen vino. Me aferró a sus pechos, que degusté con brío, tirando con los dientes de unos pezones que parecían que iban a estallar. Al llegar a su cuello me agarró de la cabeza y probó el vino de mis labios, la lengua de ella era fuego, apenas podía seguirla el ritmo y mi polla daba cabezazos contra su vientre. Ella estaba pegajosa, apestaba al vino y a sudor, a mi semen y a sus fluidos.

-ELI: eres un bestia, acabas de tirarme encima una botella de 300€, y has destrozado lo que quedaba de este sofá… - hizo fuerza para sacarme de encima y ponerse en pie, la silueta de su cuerpo estaba marcada en el cojín, con el vino manchando todo alrededor -… mira lo que has hecho - la abracé por detrás acercándome a su oído.

-YO: lo que te debe de preocupar es lo que te voy ha hacer arriba en la habitación, pienso follarte hasta caer agotado, y me va a dar igual que supliques, no pararé hasta estar saciado.

Sentí un escalofrío que la recorrió todo el cuerpo,  incluso vi como la piel de su hombro se puso de gallina. Eli sabía que era capaz, y ella ansiaba que así  fuera.

Fue una amenaza poco potente dialécticamente, seguro que las hay mejores, pero de crío me enseñaron algo, que quizá recordéis de amenazas o promesas anteriores del relato, o que os ayudará entender como funciona mi mente en el futuro de esta historia.  Mi padre me enseñó que una amenaza  solo es tan fuerte como la capacidad que crean los demás que tienes para cumplirla, “Te voy a pegar una hostia que te voy a mandar a Saturno” suena genial, pero no es real, “Te voy a romper la muñeca como no me des esa mochila” no es tan potente, pero era  real, tanto  como que en segundo curso le partí la muñeca a un chico, que estaba jugando a pasarse la mochila de Alicia entre varios gamberros de tercer curso. Me costó que me echaran de las clases de Yudo, y un rapapolvo del colegio,  pero desde ese día mis  amenazas fueron tan efectivas que al final dejé de usarlas, no hacía falta, ningún matón se me volvió a acercar nunca, ni a Alicia, que estaba bajo mi protección. Eso me ayudó a mi vida social, al ser el “héroe” que defendía a los débiles. Me voy por ramas, lo sé, retomo.

Bien,  esta amenaza  era del segundo caso caso, Eli era consciente de que era capaz de cumplirla, y eso la incendió.

-ELI: no podemos ir así a tu cama, vamos a dejar las sábanas para la basura …- sonreí ante la idea de mi cabeza, ahora creo que ella me la implantó, pero en ese momento me dio igual.

La cogí de las piernas y me la puse al hombro como un saco de patatas, gritaba de euforia y reía hasta casi quedarse sin aire. Fui a la puerta de la terraza y la abrí para dejar que el aire de la noche acariciara nuestra piel, al girarme ella vio la piscina. Eli gritaba “No”,  pero era uno de esos “No” que dicen “Si”, que ella me enseñó.

Corrí con cuidado de no resbalar, y avisándola y poniéndola recta para que se preparara,  salté al agua, a la zona  profunda dónde no nos haríamos daño. Al emerger, Eli se apartaba la espesa maraña de pelo de la cara pasándosela por toda su cabeza y quedando pegada a su nuca y espalda, reía mientras se limpiaba la nariz, su mirada era tenaz e inquisitiva, se frotaba el cuerpo quitándose la sensación de suciedad, yo solo me deleitaba de ver como se frotaba los pechos. Al acabar con ella, se me acercó y hizo lo mismo conmigo, sobretodo en mi hombro dónde se había apoyado al llevarla a la piscina. Yo buscaba su mirada, mientras ella trabajaba, evitándome con una sonrisa clara.

-ELI: ¿A cuantas?

-YO: ¿Que?

-ELI: ¿A cuantas te has tirado con el truco del piso y de la piscina? - sonreímos los dos a la vez, de la misma forma.

-YO: pues deja que recuerde, empecé con Yasmine, luego su madre,  Eleonor, aunque el piso  era suyo por entonces, después Ana, y ayer a la enfermera… ah bueno, y a la abogada de Eleonor, se pasó un día que estaba solo.

-ELI: pues no son tantas…

-YO: ¿Y que esperabas? ¿Un harén? – torció la cabeza apretando los labios, queriendo decir,  “algo parecido”.

-ELI: no,  bobo,  pero creí que tendrías más oportunidades…- me miró confusa.

-YO: ven,  te ensañaré algo - salimos del agua, no puede contenerme a besarla y meterla mano al ver su cuerpo empapado goteando, tenía tal presión sanguínea que mi rabo miraba al cielo por pesado que fuera. Llevé a Eli al piso de abajo y la enseñé el cajón con las decenas de papelitos y números.

-ELI: ¿Y esto?

-YO: estas son las “oportunidades” que dices… – me miró sobrepasada, cogiendo y leyendo algunos -… no es que no tuviera oportunidades, es que amo a Ana…- me mordí la lengua por usar el presente, me seguía pasando - …amaba a Ana, y la fui fiel mientras ella lo fue conmigo, y cuando  fui infiel, fue con la abogada por interés, únicamente, podría haberme tirado a decenas de chicas en este tiempo.

-ELI: ya veo…hay algunas muy directas ….- me enseñó un papelito, era de Adriana, una compañera de trabajo “Cuando te canses de colocar hortalizas en el almacén, puedes meter tu pepino en mi cámara cuando quieras” junto a su número de móvil.

-YO: ya, esa me la dio el día que se metió en la cámara frigorífica a colocar los yogures junto a mí, el roce fue inevitable… – suspiré - ... ahora que estoy libre, pienso pasármelo bien con este cajón.

-ELI: y si tienes el cajón ¿Para que me llamas?

-YO: por que llevo un  mes casi sin sexo, no quiero asustar a ninguna de esas novatas, y te lo creas o no,  ahora que estás aquí, te he echado de menos.

-ELI: ya, pero piensas acostarte con ellas, ¿No? - la tristeza la descubrió, sus palabras de antes no eran tan vacías como pretendía mostrar.

-YO: Eli, te tengo un profundo respeto, y te debo todo, pero en su día quise quedarme a tu lado y me echaste, por mi bien, si por entonces pensabas así, ahora es igual, nunca te negaré un sitio en mi cama, y en mi corazón, pero ahora mismo no quiero ni estoy listo para tener una relación estable con nadie, y menos la que tú te mereces.

-ELI: ¿Quien te ha dicho que quiero una relación estable? - sonrió desviando el tema, con sabiduría.

-YO: si lo que buscas es sexo, por ahora tendrás todo el que quieras conmigo, esta casa es tuya, y podrás venir cuando quieras, pero ten claro que no serás la única, a la enfermera la he dicho lo mismo, y pienso decírselo a todas, voy a follar y voy a ser un cabrón,  engreído y mujeriego, y a quien no le guste ahí esta la puerta…- me arriesgué a que cogiera esa dirección y se fuera, pero más que decírselo a ella, era una reafirmaron en mi decisión.

-ELI: me parece bien, yo tampoco puedo tener una relación normal con tanto trabajo, así que si no te parece mal, me pasaré por aquí de vez en cuando - se contoneó hasta llegar a besarme el pecho.

-YO: perfecto, por que serás la primera de mí lista, y eres la que mejor folla que  está disponible - me pegó en el pecho con fuerza.

-ELI: ¿Cómo que “disponible”?

-YO: bueno, Madamme está descartada, Ana y Eleonor …- puse cara de circunstancias - .., y mi Leona a estas alturas ya  habrá dado a luz, así que hasta dentro de unos meses que se recupere… si, eres la mejor - me volvió a pegar en el pecho, esa vez haciéndome algo de daño, pero ella también sacudió  la mano.

-ELI: ¡Que cabrón, eso no se dice!

-YO: me da igual, bastante he soportado ya las mentiras y las falsedades de los demás, ahora voy a  ser tan cruel y cabrón como la verdad, así que vamos arriba a follar ya ¿O tengo que llamar a 4 o 5 de estas? - señalé el cajón,  me miró a los ojos algo confundida, mis palabras eran rudas, pero se me notaba en la cara que no había estado del todo convencido al decirlas, deseaba tener a Eli de nuevo,  y era la segunda vez que la indicaba la salida.

-ELI: como quieras, pero así no encontrarás a otra mujer como Ana…- me acerqué a ella y la di tal beso que casi la parto en dos, la cogí del culo y me la subí encima con una facilidad pasmosa, me rodeó con las piernas hasta cruzarlas.

-YO: no quiero a otra como Ana, quiero follar sin parar, y me da igual con quien.

-ELI: pues llévame arriba y hazme tuya.

 

Eli – Vuelta a las andadas.

El beso que me dio al invitarme a follarla fue erótico, se me había bajado algo el empalme, pero de sentir su lengua se puso dura tan fuerte que casi penetró su coño sin querer, las cosquillas la hicieron gemir y todo el trote de escaleras arriba fue sentir como le abría los labios mayores a cada escalón.

Entré en la habitación dando una patada a la puerta, encendí una luz palpando la pared con la mano mientras mi cara se perdía entre sus tetas, me senté en la cama y ella quedó a horcajadas sobre mí. Me tumbé y ella se estiró sobre mi cuerpo, contoneándose con mi polla aplastada por su vientre,  haciendo una paja con el cuerpo. Su cabello resbalaba por la cara quedándose pegado por la humedad, goteaban partes de su cuerpo sobre el mío. La besaba con lujuria mientras mis manos pellizcaban sus pezones sacándolas suspiros de placer, se volvió a abrir de piernas y llevando su mano a mi polla la pajeó con fuerza hasta tenerla como una estaca. Levantó una pierna para hacer sitio y se fue metiendo mi rabo lentamente, aguantando la respiración, poco a poco, hasta que ya tenía medio miembro dentro y pudo plantar ambas rodillas en la cama.

-ELI: ¡Virgen santa vaya pedazo de…cama! - la solté un azote entre risas, su doble sentido fue ingenioso, y la cama era monstruosamente grande, casi un cuadrado de 3 metros de lado dónde habíamos llegado a dormir Eleonor, Ana, Lili y yo, a la vez y  sin problemas.

Se tumbó sobre mi pecho para hacer algo de fuerza mientras siseaba con la boca, sentía como a partir de 3/4 de penetración había resistencia, hasta allí llegaría el negro, pero a mí me quedaban unos cuantos centímetros aún. Casi podía oír sus dientes rechinar.

Para el estoque final no la di margen,  di un golpe de cadera que la hizo toser de la impresión, sacudiendo la mano como si la tuviera en llamas, “Madre mía”, lo repetía una y otra vez, cuando no llevaba la mano a su boca para amagar morderse los nudillos. Sentía sus paredes ceder lentamente a mi invasión, el calor y la fuerza de su pelvis se iban destensando, le acariciaba la espalda pasando los dedos por todo su contorno, quería besarla pero su rostro no respondía a mis gestos, solo me miraba con los ojos en órbita. Cuando se le pasó la impresión respiró por fin, al menos de forma natural.

-ELI: como echaba de menos esta sensación, de estar…llena, de la piel tirante cediendo ante el ancho de tu polla...es increíble.

-YO: aún me descubro pensando en aquella primera vez tirado en el suelo de tu gim.

-ELI: has cambiado mucho desde entonces.

-YO: hoy te mostraré cuanto - se estremeció de nuevo.

Mis manos en su culo la separaron las nalgas, lo que la hizo gemir y elevarse de mi pecho para quedar de rodillas sobre mi totalmente empalada, se frotó o separó sus labios mayores, y con un arranque de rabia movió su cintura con un gesto fluido y constante, como una ola que  la recorría el cuerpo. Se agarraba el pelo como si se le fuera a caer, sin dejar de mover su cintura, no sacaba un milímetro de polla pero si disfrutaba de esos movimientos, se estaba acostumbrando aún cuando decidí dar un golpe de cintura leve, cada diez segundos o así, algo que la hacía elevarse medio palmo y caer a plomo.

Al poco rato puso sus manos en mi pecho mordiéndose el labio y  alzando sus caderas con un ritmo de penetración muy bueno, subía y bajaba  un tiempo,  para bajar y tomar aire mientras hacía sus giros, acompañados con mis manos en su culo, que no se separaron en ningún momento, apretando y separando como sabía que a ella le gustaba.

Para cuando se me ocurrió empezar a follármela ella se corrió de nuevo, se apretó los senos por agarrarse a algo cuando las descargas de su cuerpo la invadieron, fue idóneo. Planté lo pies con firmeza y haciendo fuerza la elevé un palmo de la cama, lo justo para que tuviera las rodillas en contacto con la cama pero no para hacer fuerza para alejarse, y allí, sin aviso previo  y dejándome de tonterías, solté a la bestia, ella fue la que presenció su nacimiento en aquella habitación cutre de hotel, vio como salió de la nada cuando perforaba el ano de Madamme, y fue ella  la que la sosegó después, pero aquella era una bestia indómita, un animal grotesco y sin miramientos, el paso del tiempo y mujeres me había dado para domesticarlo, educarlo y que fuera igual de animal, pero a mis órdenes.

Sus gemidos fueron aumentando al ritmo de mis golpes de cadera, no terminaba de bajar de la anterior cuando llegaba otro, el sonido de mis genitales golpeando invadió todo y sus fluidos bajaban por mi verga, el sudor se mezcló con el agua de la piscina y ambos nos movíamos con fiereza. Eli daba el tipo mientras se volvía a correr una vez tras otra, a la cuarta se corrió como una fuente saliendo de mi polla con un chorro que me manchó el pecho, pero al instante se la volvió a meter dentro, cayendo a mis pectorales, lamiendo sus fluidos y besándome apoyada en la cama con una mano a cada lado de mi cabeza. Podía sentir su culo temblar como el mar rompiendo en olas en una playa, el viejo animal hubiera seguido así dos o tres horas, pero ahora no, tiré de la correa y paré lo justo para provocarla otro orgasmo.

Rodé sobre la cama para dejarla boca arriba, y abriéndola de piernas la penetraba lentamente para sentir como le sacaba la energía con cada penetración. Me eché sobre ella comiéndola las tetas, y con las manos en posición de flexiones, retomé a la bestia, de las cuatro primeras embestidas tuve que reacomodar el cuerpo para “perseguir” a Eli por las sábanas. Después quedó varada al tenerla agarrada de las piernas manteniéndola bien abierta  de rodillas, y seguí perforando sin piedad.

Eli se frotaba el clítoris cuando el placer se lo permitía, se agarraba los pechos para que dejaran de moverse o se tapaba la cara con vergüenza para después golpear con ambas palmas de las manos en la cama, y aferrarse a las sábanas con fuerza, con la cara roja y las venas del cuello por explotar con cada orgasmo nuevo. Allí cedí a la lujuria y me desaté  hasta correrme, sus patadas no evitaron que la llenara de leche su precioso coño totalmente depilado.

Me lancé a sus pechos para dejarla claro que, pese a sus suspiros de gusto, aquello no había terminado. Jugaba peinándome con los dedos en la cabeza, para cuando la tuve dura otra vez me tumbó boca arriba y se sentó en mí vientre dándome la espalda, elevó su cuerpo apoyándose en las piernas y una mano, con la mano libre se metió mi polla en el coño húmedo y caliente, se dejó caer hasta tenerla penetrada del todo y mover sus caderas lo que su cuerpo la permitía. Eli me había dejado seco en el pasado, y ahora yo aún estaba fresco cuando empezó a flaquear ella. Sujeté de su cintura y volví al ataque con la bestia, de los botes que daba trataba de hacer fuerza para mantenerse lo más arriba posible, pero cuando le fallaban las fuerzas por un orgasmo era casi peor, y  la follaba brutalmente.

Cuando no aguantó  dejó caer el culo y levantó las piernas, se las sujeté  con los brazos para mantenérselas juntas y estiradas mientras seguí follándomela a gritos, la decía barbaridades que ni me acuerdo, ella solo gemía y aguantaba la respiración con cada corrida. Estabamos chorreando de sudor, brillando como muñecos de cera. Se volvió a correr como una fuente saliendo de mí y poniéndose en pie de la inercia, manchando mi cuerpo y la cama, dando un rodeo por encima del colchón a pie, algo ida.

Me puse en pie y la empotré contra la cabeza de la cama, la pared no cedió por que en el empujón final tiré de ella con algo de consciencia, rebotó contra ella cuando caí sobre sus pechos, la penetré por el coño sin darla descanso levantándola una pierna, de pie los 2 sobre la cama cara a cara. Al sentirme dentro soltó manotazos de rabia, la cogí de la muñecas y las sujeté contra la pared, bien separadas, como crucificada, embistiéndola con tal energía que sus tetas no permanecían quietas. Me rodeó con las piernas y dejó de posarse en la cama, colgada del aire de las muñecas, del agarre de sus muslos y de mis perforaciones. Su mirada era suplica, una suplica inocente y desmedida, no dijo nada, solo gemía y se dejaba follar como deseaba desde hacia dos años.

Me desaté con un ritmo final endiablado, bestia incluida, Eli se abalanzó sobre mi cuello mordiéndome el pecho y clavando las diez uñas de sus manos en mis omóplatos. Al sentir mi semen bañarla por dentro de nuevo rompió a llorar de gozo con un orgasmo que la hizo temblar y tiritar.

-ELI: ¿Ya? - espetó entre jadeos, la pregunta era una petición,  pero no, pese a mi celibato de un mes, o gracias a él, aún tenia ganas.

-YO: aún falta tu preciso culo, no me he olvidado de él - me miró con ojos atónitos, entre lujuria y miedo.

Se dejó caer tumbándose sobre mí, caímos a la cama, cogió mi mano y fue chupándome los dedos con desenfreno, el pulgar que la había penetrado antes recibió la mayor atención, como una polla pequeña. Lo interpreté como lo que era, una aceptación al anal.

Tiré de su cuerpo hasta tener su culo en pompa sobre mí, y aquella mano se metió entre sus nalgas acariciando y luego penetrando su ano, al poco tenía tres dedos dentro, la estaba follando con ellos. Mi polla dura estaba siendo acariciada por sus manos, pero al sentir aquello se giró sobre si misma, y dándome la espalda se metió mi miembro por el culo, de rodillas mirando a la pared dónde hacia nada había sido masacrada.

La separé las nalgas, y de un estacazo la metí de golpe,  gritó desesperada, dio un bote enorme pero tiré de ella para volverla a meter entera, entendió que no había otra y rebotó una decena de veces hasta que el dolor se le pasó, y el placer la inundó la mente. Me estaba follando ella a mí cuando me quise dar cuenta, su trasero era azotado con fuerza,  tenía una visión privilegiada de ella de rodillas de espaldas a mi haciendo desaparecer una barra de carne inmensa para volverla a hacer aparecer de la nada, era casi inhumano. Mi falo   le entraba entero cuando por pura física le debería de llegar hasta el estómago, pero gritaba y se movía con destreza, parecía recuperada, pero solo lo parecía.

A los diez minutos dejó de moverse y se ponía en tensión, me fui de debajo de ella y la dejé a cuatro patas, me puse tras ella y la volvía  follar el ano a lo bestia, siendo yo ahora el que estaba notando el paso del tiempo. Me fallaban las piernas y la cadera, pero mantenía un ritmo animal. Eli fue gateando hasta aferrarse a uno de los embellecedores de la cabeza de la cama, un saliente en forma de bellota, se agarró a él como el mástil de un barco en mitad de una tempestad, mientras que el huracán a  su espalda la abría el culo a pollazos, las nalgas eran sujetas con las manos cuando no la azotaba, y no paraba de percutir su culo hasta hacerlo parecer hecho de flan casero.

Cuando llegó  el orgasmo anal gritó tan fuerte que en otro tiempo me hubiera asustado, pero ahora no, demostré mi nueva faceta de cabrón en ese momento y seguí follándola salvajemente hasta sacarla el segundo anal, en ese momento hizo tanta fuerza que  rompió el embellecedor de madera y se quedó con él en la mano, su torso se desplomó sobre la cama y continué percutiendo en un culo inerte y rojo de los golpes. Eli no decía nada, solo un hilo de sonido salido de su garganta denotaba consciencia, el ritmo de mis embestidas era lento y cansado, estaba por rendirme cuando la chispa de mi corrida llegó, apenas fueron un par de sacudidas y muy poco semen, pero me dio la sensación de que me había vaciado, justo lo que había buscado.

-YO: ¡Ya! - afirmé antes de desplomarme sobre la cama, Eli tardó un par de minutos en dejar de tener el culo en pompa, se estiró hacia mí, y me besó con las últimas fuerzas que le quedaban, con espasmos musculares, en ambos,  y con una sonrisa enorme, en ambos.

Dormí, con aquel hedor a sexo brutal llenando la habitación, y con una hembra de bandera suspirando en mi pecho, abrazada, tan cansada como yo, y la amenaza quedó cumplida.

Al amanecer Eli me despertó horrorizada, eran las 9, y a las 10 tenía que estar en el plató para su matinal, por suerte no era lejos pero habíamos ido en mi coche y el suyo estaba en el gim. Así que nos dimos una ducha rápida, no pude dejar de reírme al verla andar, escocida y separando los muslos. Nos  ducharnos uno en un baño diferente,  y luego bajar a desayunar algo a toda prisa mal vistiéndonos. Dani llegó y se quedó blanca al ver el sofá, la dije que ni se molestara en limpiarlo, ya que iría a la basura en breve, la di un beso en la mejilla para dejarle recoger la botella de vino y las marcas de agua que habíamos dejado por todo el piso. Además de la habitación de arriba, con la cama hecha totalmente una leonera.

Las risas, y una   tensión alegre se mascaba en el coche, Eli no dejaba de mirar mi brazo, riéndose de la marca que había dejado el embellecedor, con forma de bellota, al dormirme sobre él. Llegamos con tiempo de sobra para que la dieran un golpe de maquillaje y algo de ropa sugerente, se cambió allí mismo delante de todos dejándose solo el tanga y me invitó a ver la sesión, más que nada, para llevarla de vuelta con el coche.

Vi como a duras penas mantuvo el tipo al dar la clase, mientras el resto del set hacía tiempo hasta terminar la clase de Eli,  y cómo la presentadora del matinal, una MILF que provocaba infartos a los ancianos que veían el programa, con escotes y vestidos ceñidos o medio transparentes, se fijaba en mí. No era raro, con las prisas iba con una camiseta ajustada marcando musculatura y un bañador tipo bermuda apretado sin nada debajo, marcando mi miembro claramente. La señora se acercó a interesante por mí, mientras Eli sudaba por no quedar descolgada delante de media España, fue muy agradable, y el maquillaje la hacia relucir, con un vestido amarillo elástico,  amplio escote con minifalda.

No era necesario para saber que le gustaba lo que veía, su mirada y su sonrisa eran esclarecedoras, pero  insistió en que la ayudara con una cinta de velcro  que se ponen las presentadoras en el muslo, para ponerse la petaca del micrófono, “Me pica mucho”, decía,  y me acompañó a una zona discreta entre roperos. Movía su culo contoneándose con unos tacones de infarto. Me arrodillé  y, amablemente, se subió el vestido hasta dejarme ver su tanga para que no se notara en el vestido “Para ayudar” dijo. La metí mano con el mayor descaro que estar rodeados de gente entre bastidores nos permitió, acaricié sus muslos y hasta la rocé el coño por encima de la prenda, cuando me puse en pie a su lado para tirar de la cinta de velcro lo más arriba posible, lo hice con tal fuerza que se elevó medio palmo en un tirón sin tocar el suelo, sonrió abriendo la boca de asombro, se aferró a mi hombro y pecho con astucia,   y sentí mi verga morcillona palpitando en su pierna desnuda, a través de mi bañador. Su impresión fue igual a su descaro, llevó una mano a mi polla y la palpó clavándome un par de ojazos azules que quitaban el hipo, morena con un peinado precioso que despejaba una cara preciosa, fue cuando se presentó, aunque no hacia falta, llevaba quince años en antena y tenía cierta fama de meter la pata,  sus videos en Internet eran frecuentes, ya fuera por decir alguna burrada o por su sensual vestimenta. “Soy Mariluz, un `placer”, dijo dejando caer su pelo sobre mi rostro, aún elevada medio palmo del suelo sujeta por mí, me dio dos besos al decirle mi nombre.

-MARILUZ: bueno, vaya pedazo de herramienta, ¿Y que eres, le novio de Eli?

-YO: no - a una mujer experimentada como ella,  la intriga era lo que mejor funcionaba, los monosílabos eran ideales, y cuanto menos palabras, y más atrevidas,  mejor.

-MARILUZ: has venido con ella, ¿No?

-YO: si.

-MARULUZ: pero entonces… ¿Salís o algo?

-YO: no.

-MARILUZ: entiendo, no quieres hablar de ello…- puso unos morritos de niña que daban ganas de follarla allí mismo.

-YO: no hay nada que hablar.

-MARILUZ: pues un placer conocerte, y gracias por tu ayuda - pasó un dedo con sensualidad por mi mentón.

-YO: el placer ha sido acariciarte los muslos – su sonrisa falta de TV fue demasiado sensual.

-MARILUZ: que galán, un joven como tú no necesita ir halagando a viejas como yo.

-YO: no es un halago, me la has puesto dura – se rió  de forma grosera.

-MARILUZ: gracias por el cumplido… - elevó sus pechos sobre mí,  sacudiéndose el pelo con estilo, echando la cabeza hacia atrás para reír,  la rodeé por la cintura, haciendo que, aún en tacones, rozara de puntillas el suelo -...quizá podríamos quedar algún día para charlar.

.-YO: claro - sonrío y me buscó el móvil del bolsillo, tardando en sacarlo de forma clara para seguir palpando mi polla medio tiesa, apuntó su móvil, y lo volvió a meter con la misma cautela, solo entonces cogió su móvil de su sujetador  y apuntó el mío.

-MARILUZ: espero que a Eli no la moleste.

-YO: tranquila.

-MARILUZ: ¿No hablas mucho verdad? ¿Ni siquiera te importa si estoy casada? - sonreí al ver como la treta funcionaba, la apreté  contra mí y le agarré una teta estrujándola.

-YO: si quieres te hago mía aquí mismo y ahora …- su mirada escupía deseo, por que la mía destellaba seguridad -… por que cuando te esté follando hasta tú te olvidaras de tu marido - la tenía a punto de caramelo, pidiendo que la besara en ese momento. “Dos minutos y volvemos” se oyó gritar de fondo.

La solté y la vi caminar con cierta  confusión hacia fuera, saliendo de entre los roperos dónde nos encontrábamos.

-YO: eh - llamé su atención.

Se dio la vuelta el tiempo justo para verme caer sobre ella, la metí una mano en el coño levantándola del suelo y aprovechando que abrió la boca para meterle mi lengua hasta su esófago, sentí como mi mano se mojaba a través de la tela de su ropa intima. Bajó hasta volver a posar los pies en el suelo lentamente,  cuando nuestras lenguas aún se movían, la di un beso final que la devolvió el aliento, llevé mi mano a su nariz, cerró los ojos y olió su propia depravación con gusto, siguiendo la mano una vez que la alejé. Abrió los ojos para quedar boquiabierta al ver mi rabo fuera del bañador rozándose con sus muslos.

-YO: esto para el camino, así tendremos algo que recordar hasta que te de lo que te mereces,   mira bien esta polla por que te haré vibrar con ella,  ahora sal a poner bien a Eli, y bájate la minifalda del vestido que ibas a salir enseñando el coño a España - la di tal azote en una nalga desnuda por el tanga,   que escupió un jadeo, asintiendo sin apartar la vista de mi miembro, tiré del vestido hasta bajárselo tanto que sus tetas casi se salen, las apreté y coloqué en su sitio de forma brusca, ella actuaba  como si fuera un muñeca de trapo. La di otro azote en el culo, esta vez sobre el vestido,  antes de dejarla irse, como al espantar un caballo.

Ni siquiera la conocía, y en 5 minutos ya era mía, me estaba gustando ser un cabrón. Eli regresó al par de minutos, abrazándome encharcada en sudor.

-ELI: ¿Que tal?, Espero que no te hayan dicho nada por estar aquí.

-YO: tranquila, he estado charlando con Mariluz - me miró consternada.

-ELI: iba a decirte que tuvieras cuidado con ella,  dicen que es una devoradora de “yogurines”, pero siendo tú, no sé si advertirla a ella sobre ti.

-YO: tarde… - le hice oler mi mano, que aún desprendía olor a hembra en celo -... a esa me la cepillo en menos de una semana, se ha librado ahora por que tengo que llevarte a casa.

-ELI: joder no das tiempo a nada, aún estoy dolorida de anoche y ya …

-YO: no quiero ser grosero, pero ya te lo dije ayer, me voy a llevar a quien se ponga por delante - guardó silencio.

-ELI: bien, deja que me de una ducha rápida en el camerino y me acercas al gim, que tengo allí el coche...- la agarré del cuello y la di un fuerte beso, ella se resistió al principio pero luego se dejó hacer.

-YO: ¿Que te parece si nos damos esa ducha juntos? - la sujeté del trasero con firmeza.

-ELI: ¿Aquí? - se mordió el labio mirando alrededor.

-YO: si tú quieres, esa zorra me la ha puesto dura.

-ELI: podrían oírnos.

-YO: te oirán  gritar, de eso me encargaría yo, pero a mí me da igual,  decide.

-ELI: eres insaciable - me besó acariciando mis mejillas.

-YO: ¿Dónde esta ese camerino?

Corrimos como el viento, pasamos el suyo y nos metimos en el más alejado, nos desnudamos a la velocidad de la luz y bajo la ducha la volví a follar dos veces, la primera por el coño,  cara a cara, montada sobre mí y manteniendo una ligera discreción, sujeta a la barra de la ducha y besándonos sin parar. La segunda por en culo, la puse de espaldas a mí y la penetré con una habilidad pasmosa, eso no cambió que sus gritos llenaran los camerinos, cualquiera que estuviera en ellos nos oiría, y hasta  en la zona del plató, pero cuando la bestia se corrió en su culo no pudo evitar gritar como una posesa.

Al salir por la puerta tras vestirnos,  una de producción con los cascos en el cuello, rechoncha y con gafas, se me acercó mientras Eli se despedía de sus monitores, con gestos de clara vergüenza.

-CHICA1: se os ha  oído desde aquí, he oído todo

-YO: ¿Y qué?

-CHICA1: también te he visto con Mariluz.

-YO: ¿Y qué?

.CHICA1: podría hablar, pero si tú,  quizá me…- la corté agarrándola de la mandíbula con fuerza.

-YO: a ti no te follaría ni aunque fuéramos la última pareja fértil de la tierra, ¡¡Ballena!! - la grité tan fuerte que rompió a llorar, me sentí fatal al instante, viéndola salir escopeteada, pero tragué aire, y me convencí que era necesario para mi nuevo rol, el de cabrón engreído.

Eli tardaba en volver, Mariluz le estaba entrevistando sobre la clase improvisada del día anterior en su gim, por lo visto   había tenido cierto impacto mediático, o se iban a ocupar de que así fuera. Eli lo hizo bien en el sentido de que asumió toda la responsabilidad, ocultando mi identidad, ya que Mariluz, y la cámara, se habían fijado en mí. Mariluz se quedó ausente unos segundos en directo, al ver en la pantalla mi torso desnudo en la grabación. Al terminar nos fuimos en mi coche, el camino a su gim fue genial, le acariciaba la pierna siempre que no tenía que cambiar de marchas y ella me acariciaba el brazo.

Me obligó a aparcar algo lejos del gim, los de la prensa rosa conocían su coche y estaban alrededor de la calle parapetamos esperando  verla aparecer. Nos dimos un beso largo y sensual.

-ELI: me tengo que ir - sonó triste.

-YO: me he alegrado  mucho más de lo que pensaba al verte.

-ELI: seguro que si, pero no más que yo, sabes,  podría pasarme por tu casa después del matinal, algunas veces,  me pilla de paso a la vuelta.

-YO: como quieras, pero…

-ELI: ya lo sé, “No seré la única”,  y puede que te pille machacando a alguna inocente mujercita - asentí con una sonrisa cómplice.

-YO: la dejaré a medias y te dedicaría toda la mañana… - solté el cinturón de seguridad y metí mi mano entre sus mulos acariciando su coño caliente por encima de los leggins, se abrió de piernas para facilitar mi masaje y volví a besarla -... eres mi preferida, no lo olvides.

Se tuvo que contener para no lanzarse encima mía, y yo para no follarla en mitad de la calle. Nos despedimos con cierta amistad, y la vi alejarse hacia su coche, poniéndose las gafas de sol. En cuanto alguno la reconoció saltaron sobre ella varias cámaras, la vi coger su coche e irse.

Al volver a casa comí algo con la TV puesta, vi algún programa rosa y no tardaron en hablar de Eli, de la clase del día anterior, y de sus palabras “en exclusiva” de hacía una hora, mostraron a Eli esquivando a los periodistas antes de coger el coche, masacrándola a preguntas sobre aquel joven tan guapo e insistiendo en  quien era yo. Eli solo dijo “No hay comentarios”. Dani se rió al reconocerme en la TV, y mi madre me llamó esa tarde gritando de emoción, era adicta a esos programas, y durante  un par de días se habló de mí en la TV,  hasta que alguna cantante de copla española le dio por desheredar a su hijo, y se olvidó el tema.

Me dio igual, obtuve lo que quería, había saciado mi sed gracias a Eli, y ahora estaba listo para empezar lo que tenía en mente.

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