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MI DON (35)

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Raúl – De caza.

YO: que no, no insistas…- desesperado ya, me senté en la cocina -...por que no, no quiero ni voy ha hacerlo…- el teléfono móvil me pesaba una tonelada en la mano de tanto tiempo que duraba  la llamada -...¿Y a mí que más me da?...- bufé de hastío, dejando el móvil en la mesa y recostando mi cabeza sobe él -...pero a ella le gusta, a mí no…- Dani se partía el pecho de risa mientras terminaba de hacer la comida en la encimera -… pues se lo preguntaré, pero no sé si ella tiene peso para pedirlo…vale pues en cuanto la vea se lo digo…adiós…si…hasta luego…va, un beso...vaaa…adiós mama - por fin, colgué.

Solté un suspiro, que Dani reconoció como exasperación, se acercó a dejarme un plato de ensalada, riéndose aún.

-DANI: ¿Otra vez madre?

-YO: si…- enfoqué sus bonitos ojos azules, algo cansado -… gracias por la comida…- descubrí en esos días que Dani tenía buena mano con la cocina, y aunque no la tuviera, mi educación no me permitía que me hiciera la comida y me la sirviera sin agradecérselo, pese a ser una empleada.

-DANI: ¿Otra vez querer que tú salir TV?

-YO: si, desde que me vio mi madre, va por el barrio como la madre de un premio Nobel, presumiendo ante las amigas.

-DANI: ¿Y ahora que querer?

-YO: pues le ha dado por decirme que le pida a Eli que sea uno de sus monitores, y salga en antena con ella a diario.

-DANI: ¿Y tú no gusta? – me miró pensando que me apetecería.

-YO: pufff no, Eli me ha dicho que cobran muy mal por el programa, y es mucho lío, prefiero apartarme de las cámaras y de la TV lo más posible.

-DANI: ¿Y que querer que tú preguntar?

-YO: que le pidiera entradas para acudir como público al matinal de las mañanas… ¡Yo que sé!... está como una cabra - Dani me rascó la cabeza con cariño, me había escuchado discutir con mi madre varias veces sobre ese mismo tema.

Apenas había pasado una semana desde que volví en mí, desde que la enfermera me sacó de mi apatía y Eli me vació lo suficiente como para poder controlarme. Desde ese día, a las 10:45 tenia a Eli llamando a la puerta de casa, venía cada día después de su “clase” en antena, y como le pillaba camino al gim,  subía a ducharse  mejor allí que en el camerino. Obviamente follábamos un par de veces en cada visita, estrenamos la piscina y cada dormitorio, Dani se sonrojó las primeras veces que nos vio desnudos o follando por la casa, o al bajar a beber algo y ver su cara consternada por oír gritar a Eli. La primera vez que Dani escuchó a Eli sollozar, acudió en su auxilio con una bolsa de hielo, me reí tanto que me dio hipo, mientras Eli se retorció del orgasmo que la había provocado.

Después de unas cuantas veces, Dani comprendió lo que pasaba, y su papel en esa casa, quería un ancla, alguien que me recordara por que estaba en esa casa, pero sin perderme, una persona de confianza, y Dani encajó a la perfección, era buena, amable, sonriente y algo inocente para haber sido puta tanto tiempo, pero me gustaba su presencia, y en tan poco tiempo, la cogí cierto afecto.

-DANI: yo marchar ya - recogía sus cosas, después de hacer la comida se marchaba.

-YO: muchas gracias por todo – me dedicó una sonrisa hermosa, y se pensó lo que iba a decir.

-DANI: no querer molestar, yo no ver a señora Eli hoy... ¿Pasar algo?

-YO: si, resulta que le ha venido el periodo, y no anda con muchos ánimos… para hacerme una visita.

-DANI: si  tú triste, yo follar - me reía ante sus ofrecimientos, los soltaba como si ofreciera caramelos.

-YO: no, gracias preciosa, tengo planes para no terminar el día solo, aún así, te lo agradezco, y el día que lo desees, ya sabes, no tienes más que pedírmelo - asintió con cariño.

-DANI: si - se acercó a darme un beso en la mejilla, y se fue mientras yo comía.

No quería tirarme a la Dani puta que se ofrecía sin más, si no a la Dani persona, y del afecto que la estaba cogiendo no sabía ni si, dado el caso, sería capaz.

Tan cierto era que tenia planes para buscar mujeres, como que no sabía a quien. Eli me tenía muy contento, así que había aplazado unos días mis objetivos, cosa normal, dios mío como se movía aquella mujer. Pero le llegó la regla, se puso algo arisca y justo en ese fin de semana se iría de viaje al norte del país a inaugurar otro centro de los suyos y hacer promociones por la zona, así que estaría mínimo 1 semana sin ella, o lo que era lo mismo, sin sexo, y eso no podía pasar.

Llegó el momento en que tenía que elegir a mi primera víctima, aquella que, una vez desquitado con Eli, empezara un carrusel de vida de un mujeriego.

La idea de contestar alguno de los mensajes, o numerosas llamadas, de Mariluz, la presentadora MILF, me tentó, pero se puso tan pesada que dejé de contestarla solo para hacerla rabiar y acrecentar su deseo, por lo que me dijo Eli, tenía un marido periodista de prestigio en Alemania, pero casi no se veían, y Mariluz se follaba a cualquier jovenzuelo que le entrara por el ojo, y yo era su nuevo juguete, pero yo no era un novato que se ponía nervioso ante una foto de sus tetas enviada al móvil, por contundentes que fueran. La dejaría darle vueltas a la cabeza sobre mí y quien era, para tenerla loca de pasión.

Así que imaginé quien sería la siguiente. En el trabajo Adriana y la jefa se pusieron muy contentas cuando les dije que corté con Ana, de hecho se quedaron una hora más de su turno para estar hablando conmigo, inventé, o las dejé ver,  algo de dolor en mi rostro, aún me escocía, pero pensaba que Ana era una herida cerrada. El hecho de acostarme con compañeras de trabajo me podía poner en una situación delicada, así que descarté la idea por el momento, y siempre podría hacerlo en el trabajo. Otra opción, ¿Llamar a Lara?, follaba bien y ya nos conocíamos, pero la verdad, me atraían cosas nuevas, y tenía planes para el piso de estudiantes.

Así que después de comer, y una buena siesta,  salí a correr por el parque al que solía acudir, tratando de volver a tener una buen estado físico, algo en lo que Eli ayudó bastante. Retomé algunas rutinas de ejercicios leves para volver a estar al 100%, y había quedado a esas horas con algunas de las mujeres del parque, aquellas que me acosaban cuando estaba con Ana. Se alegraron mucho de mi regreso, y todas muy interesadas en saber de mi ruptura con Ana, solo  le dije a una que estaba soltero,  y al día siguiente había 10 mujeres  preguntando. Todas corrían a su manera, y estaban esperándome para que las marcara el ritmo, ya que sin saber mucho,  les hacia de monitor, aunque alguna sabía más que yo, y fingía lo contrario.

Eran de todo, desde una chica de 17 años, hasta una adulta de 52 años, se formó como una especie de grupo de apoyo entre ellas, dónde yo era el único tío. Algunas se cansaban de esperar y se iban a buscar a otro de los tíos buenos del parque, las  guapas y exuberantes en su mayoría, pero parecían  aves en busca de presa, y poco  interesadas en el entrenamiento. Eso si,  tenía 8 o 9  fieles, entre ellas 2 muy apetecibles sexualmente… 3 en realidad, la chica de 17 años tenia un polvazo, se llamaba Lola, pero era menor, y hasta su mayoría de edad no pensaba tocarla.

Estaba Lucia entre es grupo,  una mujer de 33 años, madura, casada y con 2 hijos, de 6 y 4 años, pero que se mantenía a base de ejercicio y yoga. Rubia con pelo corto, lo justo para hacerse una coleta, de ojos negros y con muy buenas tetas, tenía el culo plano pero una cintura de avispa que le alegraba las caderas, de 1,72 de altura y piel curtida, seria y  muy fuerte mentalmente, imponía respeto.

También Jennifer participaba en nuestros ejercicios,  Jeni insistía en que la llamáramos, una mujer de 24 años, castaña con larga melena, se hacia 2 coletas hasta que bromeé un día de eso, y al día siguiente una sola coleta hasta tocarse la espalda,  ojos marrones y guapa. Físicamente era la más atractiva de todas, bien proporcionada,  no destacaba en nada exageradamente, tetas normales y trasero respingón, con las curvas justas, una chica normal pero hermosa y atractiva, 1,67 de altura, con un lunar en la mejilla muy coqueto y un tatuaje en la zona del omóplato del yin y el yang. Era  divertida y con la que  tenía una conexión especial, quizá  de la edad tan cercana a la mía,  y el día que faltaba, la echaba de menos.

Lola, la menor que os decía, y  que  en realidad se llamaba Casandra,  pero todas la llamaban lolita por su aspecto y su forma de ser, tanto, que al final  se quedó en Lola. Era una muñequilla preciosa, rubia, pelo largísimo hasta la cintura, iba sin coleta y solo al correr se hacía un moño de forma graciosa con una cinta de pelo y un bolígrafo. De ojos azules y un cuerpo diminuto pero repleto de curvas que se desarrollaban, senos bien formados, enseñando gran parte del ombligo, con un  piercing en él, y la espalda al aire, con los leggins bien bajos en la cintura y el culo prieto y firme que su edad le concedía, si pasaba del 1,57 era de milagro, con los pómulos llenos de pecas. Una cabra loca en su forma de comportarse y actuar, una de esas crías que son buena gente, pero que parece que no tenían padres que la educaran, hablaba de forma barriobajera, mascaba chicle sin parar… no sé, cosas como meterse la mano en el culo para sacarse el hilo del tanga mientras decía abiertamente que la picaba el culo, poco “refinada” por así decirlo. Se comportaba como una adolescente rebelde, Lucia y las demás  la tenían tiesa como una vela, al ser la más joven,  hacían de madres, parecía que la estaban educando ellas con continuos rapapolvos,  habían conseguido que dejara de montar líos, ya que  a la mínima se ponía hecha una furia,  y  que mostrara respeto y algo de educación.

Tenía más que claro cuando me dirigía al parque, que esa tarde Lucia o Jeni vendrían conmigo a casa. Lola se me había insinuado ya varias veces de forma obvia y grosera, como colegial que era, le había rechazado de pleno, pero al volver de mi ruptura, la dije que me  enseñara el DNI para saber su fecha de cumpleaños, sonrió encantada al ver como me puse una alarma en el calendario del móvil, ya que no era en mucho tiempo. En cambio Lucía, como mucho, intentó la treta de lesionarse para ir en mis brazos, no se atrevía a pasar de eso. Jeni  no parecía interesada en tener sexo, sino más bien quería compañía al correr, pero un día me dio su móvil en un papelito repleto de corazones.

Iba maquinando cuando llegué al parque, el grupo de mujeres estaba en la entrada de siempre, estirando o charlando, la mujer de 52 años me había visto en la TV, como mi madre,  y estaba loca de felicidad, me hice fotos con ella para calmarla, saludé a todas, y como monitor que me habían erigido, fui haciendo unos ejercicios de estiramiento delante de ellas, que iban siguiendo mi cuerpo con los ojos. Sus miradas eran ya de confianza, pero no sutiles, desde que volví a mis rutinas me dio igual ir marcando polla en el pantalón sin nada debajo, o los músculos se notaran con camisetas muy ceñidas, mi eterna barba de 3 días y mi espeso cabello  negro,  corto, pero lo justo para poder agarrarlo,  y mis profundos ojos marrón oscuros con una caída ensayada. Eran mis armas, y ellas encantadas,  cuando hacían los ejercicios mal las metía mano para corregirlas, las masajeaba las piernas, las cogía del vientre,  o directamente del culo y  las tetas, algunas lo hacían mal  adrede, y otras por que sus físicos no daban  de sí, pero yo jugaba con todas. A Jeni casi nunca la corregía, estaba convencido de que sabía más que yo, era monitora o algo, pero alguna era todo lo contrario, se equivocaban mucho, demasiado para ser provocado, eran  personas torpes, pero se iban haciendo con todos los ejercicios.

Cuando por fin estiramos, comenzamos la marcha, un trote simple, a ritmo bajo, dar vueltas en grupo y así apoyarnos unos a otros y esas cosas. Íbamos aumentando el ritmo  cada vuelta, hasta que a partir de la 4º o 5º llegaban los abandonos, no se forzaba a nadie, quien no podía seguir se hacía a un lado. Para la sorpresa de todos, la señora de 52 años aguantaba más que muchas  jóvenes, dos de 40 años eran las primeras en parar, luego una de 35 años, y allí si,  la buena señora de 52 años cedía, pero mantenía un pique con Lola, la “benjamina”, que acababa de empezar en esto de hacer ejercicio,  aún sin fondo físico,  pero  hasta que no  veía pararse a la cincuentona, no paraba. Al final quedábamos los 3 de siempre, Jeni, Lucia y yo, a Lucia  correr se le daba bien, llevaba mucho tiempo haciéndolo, desde que tuvo a su primer hijo,  para conservar la figura, y a fe que lo lograba, aún así iba con la lengua fuera cuando Jeni y yo apretábamos el paso, pero esa vez decidí ir más despacio para poder hablar con las dos.

Si bien tenía el cajón lleno de aspirantes, no seria tan fácil como llamar y  abrirlas de piernas,   ni me gustaría que lo fuese, tenía ganas de cazar, y mi encontronazo con Mariluz, la presentadora MILF, me recordó lo excitante que es el cortejo. Aunque me hubieran puesto delante a Jessica Biel, si se hubiera abierto de piernas a la primera, no me interesaba, ya me cuidaba yo de ir a por las que ofrecían un reto, y ahora estaba rodeado de dos. Tenía que tener cuidado de no estropearlo, y comencé el casting sin que ellas lo supieran, hablando con ellas entre jadeos y respiraciones, por estar corriendo.

-YO: ¿Cómo vamos?

-JENI: bien.

-LUCIA: muy bien, a estas alturas otros días estoy fuera – “Normal”, pensaba,  estaba ralentizando la marcha por ella, la necesitaba allí, la quería allí.

-YO: bien,  me alegro, por que yo estoy con la lengua fuera - en parte falso, podía seguir, pero en parte cierto, aún no estaba en forma, y ya íbamos por 40 minutos corriendo.

-JENI: ¿En serio? Ya te dije que no forzaras tanto después de parar - por esas cosas intuía sus conocimientos.

-YO: me da igual, si me ganan  mujeres tan guapas se va a  reír de mí el resto del parque.

-JENI: ¿Que pasa, que por ser monas no podemos ganarte?

-LUCIA: eso, te vamos a dar una paliza.

Ambas aumentaron el ritmo, predecibles como siempre, ahora solo tenía que hacer mi papel, aguanté un rato su ritmo, pero cuidadosamente fui dándolas metros, las oía reír y vitorear. Cuando pasamos al lado del grupo de las que ya se habían rendido y las animaban, reíamos. Allí hice mi jugada, al ser alto tenía  zancadas largas  y apretando el paso las alcancé, no sin bastante esfuerzo, y las sobrepasé como un avión, me costó más de lo esperado, pero estaba dónde quería, delante de ellas, con sus ojos clavados en mí, lejos del resto ya. Entones, cada ciertos pasos, fui dando uno torpe, claramente, fui aminorando la marcha y antes de que me alcanzaran me apoyé en un árbol, agachado y sujetándome la cabeza. De inmediato se pararon a mi lado, Jeni me sentó en el suelo y Lucía me puso la mano en la frente, como madre que era.

-JENI: ¿Estás bien?

-LUCIA: tienes la frente ardiendo – “No te jode, me he marcado un sprint de la hostia  a 30º grados”.

-YO: si, si…solo se me ha ido la cabeza un segundo.

-JENI: ya te he dicho que no fuerces, pero eres un cabezón.

-LUCIA: ¡¿No nos podías dejar ganar o que? Mira como estás!

-YO: no, tranquilas… estoy bien, pero por hoy se acabó, me rindo – reí de forma obvia, demostré algo más de control sobre mí.

-LUCIA: eso no importa bobalicón, toma,  bebe agua - me dio de su botella colgada de la mochila dónde tenía de todo, sería deportista pero era madre, tiritas, spray muscular, pañuelos, agua…etc.

-YO: gracias preciosa… - le di un trago corto -… puffff me voy a casa, me encuentro algo mareado …- hice ademán de levantarme para volver a sentarme de golpe -… ufffffffffff,

-JENI: así no te puedes ir, no solo - contuve mi sonrisa.

-LUCIA: es verdad, yo te acompañaría a casa pero tengo que ir a por los niños al colegio - miró a Jeni.

-JENI: deja, ya le acompaño yo a casa - “¡BINGO!”, ya tenía ganadora.

-YO: no por dios, tendrás cosas que hacer… no te molestes, ya voy solo…- me puse en pie con cierta dificultad, apoyado en ellas.

-JENI: no es nada, no tengo nada que hacer y vives cerca, ¿No?- asentí.

-YO: si,  pero…

-LUCIA: ni pero ni pera, te acompaña y punto - era madre, no había duda.

-YO: vaaaaale, de verdad como sois,  si estoy bien…- di un par de saltos y me eché algo de agua en la cabeza para despejarme antes de devolverle la botella. El agua mojó mi camiseta, que se pegó a mi trabajado cuerpo, pillé a Lucía mirando mi torso, mordiéndose el labio,  pensé  “Lo siento, tienes críos, otro día será, sin saberlo me has servido a Jeni en bandeja”.

-JENI: vale,  vuelve con las otras y dilas que se acabó por hoy… - me miró -... ¿Por dónde está tu casa?

-YO: pues mira, casualmente es por esta primera salida – señalé, “casualmente mis cojones”, no me iba a arriesgar a hacerlo delante de otras, o lejos de la salida a mi casa, para que se ofreciera otra a llevarme a casa.

Caminé apoyado en ella hasta la salida del parque, allí la solté un poco y me probé, sabiendo perfectamente que estaba bien. Insistí tenuemente otra vez en que Jeni  se fuera, pero se negó alegando que Lucía le cortaría la cabeza  habiéndome dejado ir solo a casa, pero sus ojos contaban otra historia, me comía con ellos, la camiseta ceñida y mojada realzaba mi pecho o mi tableta,  y   mi polla rebotaba claramente bajo el pantalón.

Charlamos un poco, conmigo guiando el tema, ya sabía que estaba soltera, o eso me lo dijo en cuanto regresé y se corrió la voz de que  dejé a mi novia. Andaba de forma lenta y pausada, apoyándome en papeleras o postes en cada semáforo, estabamos cerca de mi casa cuando se la indiqué,  abrió los ojos como platos.

-JENI: ¡¿Vives ahí?!

-YO: claro ¿Por qué os extraña a todos? - no era la primera vez que me lo decían.

-JENI: no lo sé, no pareces un niño pijo…- se sonrojó al instante-... perdona, no quería decir eso.

-YO: tranquila, si no me ofendes, no lo soy, solo tuve suerte y ahora vivo en el décimo piso, solo,   ahora que Ana me dejó - les había dicho a todas que cortamos de mutuo acuerdo, pero a Jeni y Lucía, en privado,  las quise diferenciar del resto, y las dije que me Ana dejó por otro, así me ganaba su confianza separándolas del resto, haciéndolas sentir especiales, y le sumaba el factor cotilla, querían saber cómo,  por qué, y qué motivos tendría Ana para dejar a un chico tan guapo y bien dotado como yo, y sobretodo, como poder evitar hacerlo ellas. El pájaro herido también podía funcionar en este caso.

-JENI: pues ya casi hemos llegado, si hasta tienes botones en la puerta.

-YO: ya ves, Jorge, es  un soso, solo saluda  como un robot, verás, entra en el portal conmigo - sonreí cogiéndola de la mano.

-BOTONES: buenas tardes,  Don Raúl - agachó la cabeza, mientras abría la puerta.

-YO: buenas tardes Jorge, ya te he dicho mil veces que no me llames así, ese es el futbolista, yo soy Raúl,  a secas.

-BOTONES: lo siento señor, es la costumbre - sonrió con algo de falsedad.

-YO: mira, te presento a Jenifer, una amiga del parque en que salgo a correr.

-JENI: ho...hola - estiró la mano, el botones se la cogió he hizo una suave reverencia.

-BOTONES: bienvenida al edificio,  señorita.

Entramos tronchándonos de risa, ella por el botones, pero yo por que ya la tenía dentro del edificio, en concreto delante del ascensor.

-YO: ¿Lo ves? Pues así todos los putos días, si salgo a las 12:57 de casa, “Buenos días”, y cuando vuelvo a las 13:05, “Buenas tardes”, y a partir de las 19:00, “Buenas noches” - la imitación de la voz solo la hizo sonreír más.

-JENI: por dios, pobre hombre, si parece que le hayan metido un palo de escoba por el culo…  - reí con ella, lo suficiente para dar tiempo y que llegara el ascensor.

-YO: anda pasa …- la indiqué el interior del ascensor, su sonrisa se calmó, y vi dudas - ...no vas a volver a salir según entras, ¿Que va a pensar el botones?...- asintió, y entró serenándose -...anda dale al décimo piso - se giró hacia el panel, buscándolo sin encontrarlo, “Normal, no está”.

-JENI: no…no lo encuentro  - me pegué a su trasero pasándole un brazo por el hombro.

-YO: ah coño, siempre se me olvida, pasa del noveno, al ático - pulsé el botón del ático, y se giró sorprendida.

-JENI: ¿Vives arriba del todo?

-YO: eso quiere decir ático…- respondí, restándole importancia,  pero la tenía con la boca abierta incluso antes de ver el piso -… dios que ganas tengo de darme un chapuzón en la bañera…

-JENI: ¿¡Tienes jacuzzi!? – reí, dando unos segundos de tensión.

-YO: si… - estaba el de la habitación grande, con baño de hidromasaje -... pero prefiero la piscina...- si fueran dibujos animados, hubiera oído su mandíbula chocar contra el suelo.

-JENI: no es...no es buena idea… que te metas en una piscina ahora.

-YO: ¿Y eso?

-JENI: ¿Y si te da otro mareo dentro? – “Joder, se me ha pasado eso”, es difícil recordar tantas cosas cuando manipulas, pero visto de otro modo, ahora tenía un motivo para hacerla entrar en casa.

-YO: pues yo me lo voy a dar igual, si quieres pasa, y me echas un ojo.

-JENI: ya claro, y yo y mis 59 kilos te van a sacar del agua a ti - su gesto con las manos media el ancho de mi espalda.

-YO: tú misma, si pasado mañana aparezco en las necrológicas,  ahogado en la piscina,  te las tendrás que ver con Lucía…- “Joder”, para improvisarlo, me había salido genial.

-JENI: vaaale…- aceptó a regañadientes de mentira, tenía unas ganas locas de ver el piso por dentro.

Al llegar arriba, (Ese ascensor tardaba un mundo en subir y bajar), pasó delante mía, pude notar las marcas se sudor en sus pantalones deportivos rojos, y la chaqueta azul que tenía puesta, por encima de un top deportivo del mismo tono de rojo que los pantalones, con el ligero escote empapado en su transpiración. Quedó parada ante la enorme puerta blanca, y le abrí como si fuera un sueño, la luz la entrecerró los ojos, y  para cuando se acostumbró al sol ya estaba dentro, con la puerta cerrada.

-YO: anda pasa, es tu casa - fingía no mostrarla atención, mientras dejaba las cosas en el mueble de la entrada y me descalzaba.

Jeni estaba perpleja, admirando el amplio salón, andaba lentamente,  con miedo a romper algo, la ofrecí algo de beber que aceptó ensimismada, “Agua...agua fría, por favor” susurró. Se la traje, bebimos un trago largo ambos y la mostré la gran puerta corredera de cristal, menos mal que Dani le había dado un repaso por que si no, las enormes tetas de Alba, la enfermera,  seguirían allí  marcadas. El reflejo del sol  aún era fuerte, y el agua brillaba con fulgor.

Abrí la puerta y fui corriendo a saltar a la piscina, oyendo su voz riéndose de fondo, al salir a la superficie estaba en el borde, mirándome cruzada de brazos,  sonriendo.

-YO: dios, que gustazo - nadaba en círculos.

-JENI: que bestia, ni siquiera llevas bañador.

-YO: ni que fuera una piscina pública - me acerqué a  ella salpicando algo de agua, eso es inevitable cuando uno está en el agua, y otra persona está en la orilla.

-JENI: para,  que me vas a calar -  se reía esquivando las gotas de agua.

-YO: perdona, llevas algo encima que se pueda estropear, ¿El móvil o la cartera? - se palpó entera.

-JENI: no, lo dejé todo en la entrada, pero me vas a resfriar – sonrió alegre.

-YO: perdona,  anda, ayúdame a salir - hice casi todo el esfuerzo para salir y extendí mi mano,  la agarró,  y cuando la apreté,  entendió mi idea.

-JENI: ¡¡NO!! - gritó cuando ya estaba volando por los aires entre risas, se zambulló en el agua ante mi tirón del brazo, lo fuerte que tenía que ser para echarla al agua, pero lo delicado para que cayera de pie, sin peligro.

-YO: ¿Que,  está buena el agua? – se empezó a reír cuando se le pasó la impresión

-JENI: que cabrón, ¿Y  si no se nadar? – espetó al salir del agua, y apartando las gotas de sus ojos.

-YO: te hubiera tenido que rescatar y hacerte el boca a boca… una idea que me atrae - sonrió sacándome la lengua y salpicándome agua.

-JENI: pues te jodes,  por que si sé - se quitó las zapatillas de deporte encharcadas y me las tiró cerca de la cabeza sin peligro alguno, para sacarlas de las piscina, al igual que los calcetines o la chaqueta.

-YO: vale, perdona…- sonó a disculpa falsa, lo que era, estaba jodidamente preciosa, más aún cuando se soltó la coleta del pelo, y su cabello húmedo la caía por el rostro.

-JENI: no pasa nada, pero ahora tengo la ropa empapada.

-YO: ¿Y que?

-JENI: que no me puedo ir de aquí con esta ropa ajustada empapada, que se me va a marcar todo el potorro,  capullo - se rió para darle el tono de broma que era.

-YO: va, pues quítatela y déjala al sol.

-JENI: ya,  y me quedo en pelotas delante tuya…y aún así,  las zapatillas no se secan así - esa aclaración me dio la pista clave, “Si las zapatillas se secaran así, ¿Estaba dispuesta a quedarse desnuda delante de mí?”

-YO: tenemos una lavadora con secadora, pero no tengo ni puta idea de cómo funciona, eso lo sabe Dani, la sirvienta - mentira,  sabía perfectamente como funcionaba, me había ocupado de enterarme de cómo funcionaba todo, antes de dar la patada a Eleonor.

-JENI: ¿Tienes sirvienta?

-YO: bueno, no exactamente, es una mujer que viene por las mañanas y recoge mis estropicios, buena gente.

-JENI: pues ya me dirás que hacemos.

-YO: podemos probar a intentar poner la lavadora.

-JENI: y dale, no me voy a quedar desnuda delante tuya.

-YO: pues aunque sea solo por  las zapatillas, pero veo un absurdo poner la lavadora  solo para eso, teniendo albornoces…- su cara se volvió a iluminar.

-JENI: a bueno, puedo ponerme uno mientras se seca todo…- parecía ilusionada con la idea.

-YO: de puta madre, así tomamos un rato el sol… tomándonos algo.

Salí del agua de un tirón quedando ante ella con el pantalón y la camiseta envasando al vacío mi cuerpo, estiré de la zona de la pelvis para hacer que disimulaba. Jeni ofreció su mano para salir del agua, la cogí y la ayudé a subir,  cuando ella ya estaba arriba, tiró de mí con fuerza para echarme al agua, casi lo logra al pillarme desprevenido, pero la diferencia de peso, y mis piernas, aguantaron el arreón, de hecho, una vez bien plantado, tiré del ella sacándola del agua de un salto. Quedó de pie a medio metro de mí, sonriendo y secándose la cara  con las manos, chorreando agua los 2 por todos lados.

Si ella estaba comiéndome con los ojos, yo a ellas más, el cuerpo femenino húmedo siempre me atontaba, pero con prendas elásticas mojadas marcando sus pezones, y su “potorro” como bien dijo ella, se me puso morcillona, y lo vi en sus ojos. Entré a por un albornoz mientras ella se esforzaba por sacarse el agua de los recovecos de sus senos y entre las piernas, escogí el más corto que encontré, parecía uno de niña pequeña, sería de Yasmine, la hija de Eleonor, de antes de dar el estirón supuse. Al salir con él en la mano,  lo cogió y me miró.

-JENI: ¿Dónde quieres que me ponga esto?

-YO: yo que sé, el que he encontrado, esta ese y el mío, pero no sé si te dará grima…- giró la cabeza “Si no hay más remedio”, se leyó en su rostro.

-JENI: te importa si…- hizo un gesto claro con el dedo para  que me diera la vuelta, accedí disculpándome, pero me conocía bien la casa, el reflejo en la puerta corredera era como un espejo.

Se quiso poner el albornoz normalmente pero era absurdo,  le quedaba como una chaqueta larga y no cerraba del todo. De forma hábil, se puso el albornoz a modo de toalla, y con movimientos circenses se sacó el top, el pantalón y un tanga diminuto, sonreí al ver que no llevaba sujetador, no necesitaba para realzarlas y el top hacía sus funciones. Así que, mirando de reojo por si me daba la vuelta,  ató las mangas del albornoz y se hizo una especie de vestido palabra de honor que le tapaba lo justo, desde la línea del escote hasta el comienzo de sus piernas, tiraba hacía abajo, pero casi se le salían las tetas. Pese a ir así vestida, había visto a mujeres de fiesta con vestidos que cubrían menos. Así que con cierto estilo, se agachó a coger las prendas, metió el tanga escondido entre lo pantalones, y me avisó.

-JENI: ya está - sin darme la vuelta.

-YO: vaya, algún día las mujeres tendréis que enseñarnos a los tíos esos trucos - miró extrañada sin entender nada hasta que se vio reflejada en el cristal, y me vio mirándola directamente en el rebote.

-JENI: ¡Eres un mamón! - me sacudió en la espalda, con una sonrisa dibujada.

-YO: y tú una acróbata rusa, que manera de desnudarse sin enseñar nada…- abrió al boca con una indignación inexistente -  ...una lastima....- me volvió a sacudir, y esta vez me pegó en el pecho con su ropa sucia.

-JENI: anda, vamos a  ver como funciona esa lavadora - la vi andar enseñando el inicio de su culo por debajo, pero con clase.

Fuimos hacia la cocina, yo sabía como funcionaba la lavadora, pero busqué el manual de intrusiones, estuve bromeando con ella mientras se esforzaba por agacharse a leer el cuadro de mandos sin que se le viera nada. Fuimos dando botones al azar, conmigo leyéndola las instrucciones, fui indicándola con palabras  certeras, de hecho solo había que darle a dos botones, pero di mil vueltas para que fuera ella la que “descubriera” como funcionaba. Cuando estabamos listos echamos el jabón, metió su ropa y fue a darle al botón.

-YO: espera, agonías, ya puestos meto la mía también - tiré del cuello de mi camiseta, pero entre lo ceñida que era, que así salía fatal, y que estaba mojada, era difícil, si hubiera querido de un tirón la sacaba pero la dejé “ahogarme”, pidiendo auxilio entre carcajadas.

Sentí sus dedos en mi piel cuando cogió de la parte de abajo y fue ayudando a que saliera, cuando la saqué de mi cabeza aún tenía sus dedos en mi pecho y me hacía una radiografía del torso mordiéndose el labio, “Es mía”, me decía a mí mismo. Sujeté del borde de mis pantalones.

-YO: esto…podrías…- la hice su mismo gesto, para que se diera la vuelta.

-JENI: ¿Que pasa? Ahora te va a dar vergüenza que te vea en calzoncillos - rió altiva.

-YO: me lo daría... si los llevara - se sonrojó dándose la vuelta,  avergonzada.

-JENI: pero como sales a correr así…con eso…al aire - me quité el pantalón y lo metí todo en la lavadora, cogí unas bermudas que había en un montón de ropa planchada la lado de la tabla dónde Dani solía dejarme las cosas.

-YO: ya claro, y que me hagan rozaduras con el sudor, así voy mejor…- hice una pequeña pausa cogiéndome el rabo, exhibiendo,  para colocarlo bien antes de meterlo dentro de la bermuda -…ya está, puedes mirar - se giró con un gesto veloz y sensual, tanto ella como yo sabíamos que la puerta del armario de enfrente, negra y de cristal, le habían regalado mi reflejo desnudo, aunque ella no sabía que yo lo sabía.

-JENI: bien, pues en marcha - con alegría, pulsó el botón y se quedó mirando por si aquello funcionaba mal, mi ropa y la suya con sus zapatillas tardarían una hora en estar listas.

-YO: pues tú me dirás que quieres tomar…- abrí la nevera, de inmediato ella se puso entre el frescor que salía, y yo.

-JENI: a ver que tienes…- removió un par de cosas, sacó el cajón de congelados y dio palmas de felicidad al ver una caja de helados de nata - …¿Puedo coger uno? -  puso cara de cachorro.

-YO: lo que tú quieras, es tu casa - me sonrió y se abrazó de mi cuello, sentí el frío del helado en la espalda, al  separarse se recolocó el escote del albornoz con cuidado mientras desprendía la envoltura y la tiraba a la basura.

Fui detrás de ella con un refresco de cola, intentaba quitarme ese vicio pero era el único que tenía, ese y el sexo salvaje. Dudamos si sentarnos en las hamacas o en el césped, pensé que el césped sería  adecuado por el sol que aún daba en esa zona, y me tumbé allí.

Degustó el helado de nata con pasión, y yo disfrutaba al ver sus buenos lametones,  imaginado lo que ya sabéis. Reímos y charlamos, ella se aseguraba de forma constante que no se le viera nada, juntando bien las piernas y agarrándose del escote, pero al cambiar de posición sus muslos evocaban la feminidad.

-YO: en la gloria estoy,  tumbado en el césped,  tomando el sol, con un refresco en la mano y con una bella mujer a mi lado – “Coño, si hasta rima”.

-JENI: pufff vives como un rey, aunque..,

-YO: dime.

-JENI: te estoy poniendo perdido el albornoz con el césped, y me voy a quemar, sé que está feo quejarme pero…

-YO: mira a ver en ese armario de la pared, a ver que encuentras - dije con cierto desdén.

Con habilidad, se puso en pie sin enseñar nada, sujetándose el escote, no evitó que se le viera medio culo desde mi posición al andar. Al abrir el armario encontró crema solar, unas cuantas gafas de sol y unas toallas enormes colgadas, junto a dos albornoces de adulto.

-JENI: ¡Que cabrón! Mira lo que hay aquí...- miré confuso, al verlo me eché a reír, de verdad, no me acordaba de lo que había allí, eran cosas de la piscina, gafas de agua, cremas, manguitos, flotadores…etc, nunca había abierto ese armario, o no recordaba haberlo hecho.

-YO: hostias, pues no lo sabía, perdona – me reía como cuando alguien ha hecho algo malo en tu casa, y tu madre te mira insinuando que has sido tú, y tú sabes que no lo has hecho, pero pese a ello, te ríes “delatándote”.

-JENI: ya,  claro…- no me creyó, casi la única verdad, o no manipulación,  que le había dicho, y fue la que no se tragó…ironías.

-YO: pues trae la toalla y ponla debajo para no marcharse con el césped, y la crema y así no me quemo yo también.

-JENI: ¿Puedo coger una de las gafas de sol?

-YO: todas tuyas - se giró mirándolas

-JENI: ¿Cual cojo?... Es que son todas de Armani, y no quiero romper ninguna buena.

-YO: ¿Se Armani?, ¿Esos no hacen ropa?

-JENI: si, tonto, pero también gafas, estas son de mujer  todas,  y de las caras, ¿Cual cojo?

-YO: pues las que te de la gana…. y quédatelas, yo no las necesito.

-JENI: ¡¿Que dices?! Si valen una pasta.

-YO: ¿Y a mí que? Son de mujer, ¿Me las voy a poner yo?

-JENI: no…- sonreía nerviosa - … pero no puedo…

-YO: pues ya está, las que más te gusten te las quedas - me tumbé de nuevo, restándole importancia y zanjando el tema.

Un buen regalo ayudaría, Eleonor se fue, y me había dejado un dineral en complementos y botellas de vino por lo visto, ¿Que más habría por la casa de valor?

 

Jeni – Pieza de caza.

Jeni escogió unas gafas del armario  tardando unos minutos en escoger una de su gusto, “mujeres”. Se puso unas, y saltó hasta el césped,  estiró la toalla y se tumbó encima, poniendo poses, preguntando como la quedaban las gafas. La adulé, y empezó a relajarse, dándose crema en los brazos, los hombros y las piernas.

No sé si era consciente, pero la miraba todo el tiempo, como se frotaba los gemelos y el pecho, hasta se remangó un poco el albornoz para dejar que el sol la diera calor. Como detalle, me asombró un poco que no cogiera uno de los albornoces grandes del armario y se cambiara, pero si ya estaba cómoda y confiada ¿Para que andar hacía atrás?

Yo hice lo propio, y remangué las perneras de las bermudas hasta sacar mis poderosos muslos a la luz. Oía como Jeni se estiraba en el suelo y ronroneaba disfrutando de aquello.

-JENI: dios, ahora sí, podría vivir así.

-YO: tú y cualquiera.

-JENI: ¿Y tu novia te dejó teniendo todo esto,  y a ti? - la pregunta no me pilló por sorpresa, estaba esperando que ella diera el paso, no iba a alargar  aquello.

-YO: algo así, supongo que tendría sus motivos.

-JENI: pues no se me ocurren cuales.

-YO: ni a mí, pero cuanto antes pasara mejor, así puedo volver a ser libre.

-JENI: ¿Y no tienes a ninguna detrás de ti? - el tono era de amistad, pero quería información.

-YO: a unas cuantas, detrás, delante y dónde se quieran poner mientras me las tiro …- soltó una carcajada ante mi burrada -…ayuda tener la vasectomía hecha, puedo llenarlas  sin que haya problemas… – eso, por si aún no lo sabía -... por ahora estoy en una fase rara en que no busco nada serio…-  era arriesgarme a que se cerrara, pero la dejé claro que yo no me iba a atar con nadie, ella incluida.

-JENI: ya imagino…- sin duda ahora pensaba en mi cuerpo, y mi polla follándose a alguna, quizá a ella misma.

-YO: ando en una etapa algo confusa, así que no busco líos largos, solo sexo.

-JENI: como todos los tíos.

-YO: si, pero a diferencia de ellos,  yo lo logro - el silencio llenó la terraza, ella se dio la vuelta y se quedó boca abajo, apoyada sobre las palmas de las manos cruzadas, mirándome a través de las gafas de sol.

-JENI: un poco creído te lo tienes.

-YO: si, pero no más que algunas con las que he estado, pero cuando es una mujer lo llaman auto confianza – murmuró algo, pero guardó silencio unos minutos.

-JENI: dios, me estoy tostando la espalda - desvió el tema con brusquedad, pero me alegré, había entrado en una vía muerta.

-YO: déjame que te eche crema.

-JENI: si,  por favor - me alcé para coger la crema y me arrastré hasta ella, la crema la reconocí, era la que Eleonor se metió en el coño la primera vez que Ana me habló de incluirla en nuestros juegos, sonreí mientras me echaba en la mano un poco, y la extendía por la parte alta de la espalda de Jeni.

-YO: te va a quedar horrible la marca del albornoz así.

-JENI: ya… y tu idea es que me lo quite ¿No? - esa mujer tenía tablas, y los escudos activados, planeé bajarlos de un ataque feroz.

-YO: mujer,  ni que te fuera a violar…- me enfadé ante su desconfianza, era real, pretendía tirármela, pero me ponía de los nervios su coraza, me separé y me tumbé boca abajo, con rostro serio.

-JENI: perdona…no quería molestarte - sonó sincera, suspiré para jugar mis bazas.

-YO: no pasa nada Jeni,  estoy muy raro desde lo de Ana…- calmé mi tono a medida que hablaba - …llevo dos años sin entrarle a una chica que me gusta,  y estoy haciendo el ridículo – tardó unos segundos en entender lo que decía.

-JENI: ¿Te gusto? - sonrío mordiendo el anzuelo, sin saberlo.

-YO: pues claro que si, no estoy ciego,  ¿Sabes?…pero parezco un oso intentando coser, me pones nervioso y me quedo en blanco.

-JENI: no lo sabía  …- torció la cabeza de forma sensual - … es encantador.

-YO: pero te echo crema y me sales con esas, soy un patán - sonaba jodidamente triste, hasta Jeni puso morritos dulces.

-JENI:  no, no pasa nada, es solo que no sabía que te gustaba, perdona, anda, vuelve aquí, siéntate conmigo en la toalla, que vas a manchar la ropa con el césped - daba palmadas al lado de su cuerpo en la toalla, por fin, había logrado que fuera ella la que dirigiera la seducción, cuando era yo el que la pretendía.

-YO: no, déjalo, me duele la espalda y estoy cansado.

-JENI: anda tonto, ven, túmbate y te doy un masaje - sonaba como una madre  con su hijo, por dentro me reía a carcajadas, pero por fuera rodé hasta la toalla y me tumbé boca abajo, cruzando las manos bajo mi cabeza, como había hecho ella.

Solo que mi espalda era casi el triple que la suya, y en esa posición se marcaban bien los brazos y los dorsales. Extendió parte de la crema en mi espalda y la distribuyó con la mano, acariciando toda la piel que quiso, se deleitaba y sentía su respiración agitada. Se arrodilló en mi trasero abriéndose de piernas para dejarme entre ellas, y con ambas manos abarcando  espacio, se dedicó a darme un buen masaje, sin duda sabía lo que hacia, y de paso me metía mano.

-JENI: ¿Mejor?

-YO: como nuevo…puedo...

-JENI: dime.

-YO: si quieres…podría…yo dártelo a ti…vamos...un masaje…dios…- pareció más tonto de lo que pretendió ser.

-JENI: claro, bobo… - se tumbó boca abajo, y una vez así, tiró del albornoz hasta sacárselo del todo, cubriéndose solo el culo y con toda la espalda al aire - ...soy toda tuya - la sensualidad de su voz me indicó que iba bien.

-YO: dios… gracias.

-JENI: no pasa nada,  tranquilo.

-YO:  eres preciosa y muy hermosa - sonaba como un crío de 14 años en su primera fiesta, quería aparentar eso, que ella se sintiera poderosa, que dirigía la situación ante un chaval al que sacaba 3 años, la di el volante del coche, pero  la realidad es que íbamos a dónde yo quería.

Un poco de crema y planté mis enormes manos en su espalda, al sentir el contacto se estremeció, fui acariciando y pasando los dedos por toda la espalda marcando mentalmente los nudos de los músculos, allí dónde Eli me enseñó a buscar. Localizados fui apretando con los nudillos, masajeando con dedicación y destensando su cuerpo, Jeni gemía de gusto al notar como iba desenrollando su espalda, los “Oh, si”, se le escapaban mientras mis dedos se atrevían a más con cada pasada, rozando su cuello, sus senos o sus glúteos. Los suspiros fueron envolviendo todo  y mi polla reaccionaba a ello, se estaba poniendo dura y muy obvia, ¿Por que no utilizarla?

-YO: pufff, tengo que parar…- me separé lo justo, ella se dio la vuelta, y de nuevo, con habilidad se tapó con el albornoz los pechos quedando sentada de lado hacia mí, sin llegar a cubrirse la espalda, sujetándola con los brazos pegados al cuerpo.

-JENI: ¿Que te pa …- no terminó la frase,  mi polla sobresalía de tal manera que se tapó la boca de la impresión.

-YO: lo siento, no sé que me pasa, llevo mucho sin sexo  - si, en concreto unas 17 horas, desde que Eli me dejó seco el día anterior.

-JENI: tran…tranquilo, es normal, a los hombres os pasa cuando no…tenéis sexo.

-YO: dios, es que la echo tanto de menos, no sé que hacer -  “Solo un pasito más, venga”, una mención a mis sentimientos la derretiría.

-JENI: yo estoy aquí, no te preocupes - me acarició la cara.

-YO: joder, me recuerdas tanto a ella… - era verdad, era una versión más normalita de la bomba sexual exótica que era Ana, pero nada despreciable, nos miramos unos segundos y me lancé a sus labios y los besé una sola vez, la pilló desprevenida pero no se apartó - ...lo siento, no…- ahora acudió ella a lo míos.

-JENI: no ocurre nada, tú solo déjame llevarte - volvió a besarme, pero ahora con pasión, abrió la boca y sentí su lengua moverse, la seguí el ritmo y pude saborear la victoria trabajada.

Me había costado mucho, pero por fin la tenía.

Fue gateando mientras nos besamos, hasta ponerse encima mía a cuatro patas, pero eran solo 3, la otra mano sujetaba aún el albornoz en su pecho. La rodeé con las manos por la cintura sintiendo el tacto de su piel al tener toda la espalda descubierta. Los besos subían de nivel, las lenguas entraron en acción, abrimos la boca al máximo y jugábamos con pasión, su larga melena, aún húmeda, caía de su rostro al mío, sus labios carnosos bebían de los míos y se dejó caer aplastando el albornoz entre nuestros cuerpos. Noté sus senos en mi pecho, mientras que ella agarró mi cara para seguir besándonos, frotando uno de sus muslos contra mi polla,  semi erecta por ahora. En ese momento supe que había hecho bien en llamar a Eli, si hubiera sido así mi regreso, en ese momento la habría  abierto de piernas y ensartado violentamente, como me pedía el cuerpo a gritos, pero tuve la calma suficiente para fingir ser un bobo patoso una última vez.

-YO: Jeni, te deseo, quisiera…- me tapó los labios con un dedo.

-JENI: shhhh  - mandó silencio mientras sonreía, y llevaba su mano libre de sujetarse el albornoz a mi entre pierna, acariciando mi polla por encima del las bermudas, mordiéndose el  labio antes de que sus ojos se abrieran al sentir como aún la tenía creciendo.

Cuando estuvo tiesa del todo no se resistió y metió la mano por dentro de la ropa para cogerla piel con piel, yo repasaba desde sus mulos hasta su nuca con las manos mientras no dejábamos de besarnos. Al final tiré de la bermudas, y me las dejé por los tobillos, ella se abrió de piernas dejándola pasar entre nuestros cuerpos y me levanté para quedar sentado en el suelo, con ella de rodillas sobre mí.

Ella seguía masturbándome con una mano y sujetándose el albornoz con la otra, mientras la besaba, una de mis manos se hizo sitio entre los cuerpos y fui  apartando el albornoz hasta llegar a su coño, pegó su frente a la mía relamiéndose y clavando sus bellos ojos avellana en los míos, sintiendo junto a ella como acariciaba los labios mayores, y con los dedos encontrando un clítoris hinchado. Subió unos centímetros la cintura, suspirando al sentir uno de mis dedos penétrala, me besó con deseo antes de echar la cabeza hacia atrás, sin dejar de pajearme,  sintiendo como hurgaba dentro de ella y frotaba con cuidado.

Pasamos así unos minutos, la besaba el cuello y el pecho por encima del albornoz, que defendía su posición como un patriota.  La oía gemir ante mis caricias cuando posó su mano en mi pecho, y me empujó hasta dejarme tumbado, cayó sobre mi besándome, luego fue bajando dando pequeños besos en mi cuello,  mi pecho y mi vientre marcado, allí lamió cada parte de la famosa tableta, logró morder el doblez de uno de los abdominales con lujuria,  para llegar a mi polla tiesa. Sonrío al agarrarla con ambas manos,  y  aún sobrara para otra.

-JENI: ¡Dios mío!, ¿Pero esto que es?, ¡Vaya polla calzas! - se escupió en la mano para seguir masturbando.

-YO: ¿Ahora te das cuenta? Lleváis meses mirándomela a través de la ropa o sintiéndola en cada ejercicio que os explico.

-JENI: ya, pero una cosa es eso y otra esta barbaridad …- ni se molestó en negarlo -... no te embales, si te vas a correr avísame, que yo no soporto el semen y bastante que no te pongo condón por lo de la vasectomía y eso… - se quitó las gafas dejándolas en el suelo.

Lamió la punta con suavidad, mientras se le hacía la boca agua, como había hecho con el helado antes,  ahora lamía,  chupaba y degustó el sabor,  sin llegar a metérselo en la boca. No es que fuera una experta, pero mantenía una masturbación constante, y eso me calentaba.

Lamió todo, desde el glande hasta los huevos, repasando cada parte del tronco, chupando la punta sin llegar a introducir  en sus labios,  me alcé cuando sus caricias eran repetitivas, de rodillas seguía masturbando con una mano mientras la besaba. Me puse en pie y la cogí en brazos ante su sorpresa, la tumbé en la hamaca y la abrí bruscamente de piernas, se sonrojó un poco, pero tenía el coño precioso, brillaban algunas gotas de sudor y otras de excitación, era rosado con amplios labios mayores, y una fina línea de bello bien cuidado. Me saqué las bermudas del todo, y de rodillas entre sus muslos, dejé caer mi polla sobre su vientre, sonó fuerte y hizo temblar su piel, ella casi parecía esconderse detrás del albornoz al mirar como mi polla casi la llegaba al ombligo.

Froté con el tronco su coño, separándola los labios mayores, de forma lenta y pausada, luego, de un giro, me agaché para seguir hurgando con mi dedo en su interior, se encogió al sentir de nuevo la sensación, pero ahora eran dos dedos los que la penetraban. Respiraba agitada cuando metí mi boca entre sus piernas y chupé el clítoris que sobresalía, abrió y cerró piernas varias veces al sentir como succionaba y lamía con dedicación. Yo tenía una meta clara, y fui a por ella, me follé su coñito con los dedos frotando el punto G como me habían enseñado, y lamiendo sin parar, sorbiéndole la vida por aquel agujero.

Jeni gemía continuamente, y con la mano libre se sujetaba del cabello, la otra, incomprensiblemente, seguía sujetando el albornoz en su pecho. Le estaba comiendo el coño mientras la hacía un dedo a la mujer que me la había chupado hacia unos minutos, y la tía seguía con vergüenza de mostrarme sus tetas.

No sé si se lo habrían comido ya alguna vez, pero pareció la primera,  se dejó hacer de forma torpe mientras se revolvía ansiosa, sentía las oleadas de sensaciones rompiendo entre sus piernas, acompasando sus caderas a mis dedos, clamando a dios hasta que me tapó con el albornoz la cabeza y apretó con fuerza llegando un orgasmo delicioso. Chupé y lamí su interior unos segundos, al levantarme se volvió a tapar las tetas, me reía de lo hilarante de ese hecho.

-JENI: ¡Dios, que gustazo!, Que bien lo comes.

-YO: ¿Te lo han hecho antes?

-JENI: no…bueno, si, pero no de esa forma, me…me he…

-YO: te has corrido como una cerda, ¿Y sabes que? Eres deliciosa - me tumbé sobre ella besándola, con alguna reticencia entró al juego y probó algo de su propio interior.

Al levantarme de nuevo cogí del dichoso albornoz y tiré tan fuerte que salió despedido de sus manos para acabar a varios metros en el suelo. Su gesto fue como si le hubieran quitado un escudo de misiles, me miró con pasión y lujuria, pero con rostro tenso y algo de cautela.

Me abalancé sobre sus senos, eran del tamaño idóneo, ni grandes ni pequeños, con unos pezones duros y erectos, con aureolas enormes, los apreté para lamerlos, luego solté uno para chuparlo mientras el otro era acariciado por mi mano libre, la otra la bajé a su sexo frotándoselo de nuevo. Sus gemidos eran audibles y se estaba poniendo roja, se aferraba al reposa brazos de la hamaca con una mano y a mi cabeza con la otra.

-YO: tranquila, te la voy a  meter despacio.

-JENI: ah…si…por favor…me estás matando - suspiraba entre jadeos de pasión.

De nuevo de rodillas entre sus muslos, cogí parte de sus emanaciones y me mojé la punta de la polla abriendo sus labios mayores con habilidad y apretando la punta la penetré con cierta facilidad, no era virgen ni una mojigata, pero su gesto cambió a mitad de miembro, allí se quiso incorporar abriendo la boca para luego cerrarla junto con los ojos, haciendo fuerza para mantener el grito en su garganta.

La saqué un poco para darla un respiro, antes de volver a meterla lentamente, bufé al sentir que la metía casi toda dentro, repetí el proceso hasta que ya los bufidos eran de ella, con cada penetración soltaba uno y cogía aire al sacarla. Poco a poco el rimo crecía, y las embestidas eran  fuertes, sus tetas agarradas y pellizcadas por ella misma luchaban por moverse ante la inercia, y su cara congestionada con los ojos cerrados parecía a punto de reventar. No necesitaba  la bestia para estar matándola, Eli ya la había dejado saciada el día anterior. Raúl se encargaba de llevarla al paraíso, y Jeni se volvió a correr, ahora como una fuente,   gritando como si fuera la primera vez, quizá lo fuera, que se corría follando,  acariciándose el coño sin dejar de sentir como la tomaba.

Cuando se dio cuenta, estaba bamboleándose de arriba abajo dando cabezazos contra el respaldo de la hamaca, sin dejar de golpearla con la cadera me agaché a besarla, casi ni podía sujetarme la cara entre el vendaval de sensaciones nuevas. No la metía toda, pero si gran parte, y para un primer encuentro era suficiente. Su tercera corrida fue muy fuerte, casi se sale de mí, miraba hacia abajo con cara de susto, sin entender del todo que la pasaba. Yo estaba por correrme, me la saqué de su interior y tiré de ella para que mi polla llegara a sus tetas, masturbando mientras las acariciaba.

-YO: me voy a correr en tus tetas.

-JENI: .ummmm…no…por favor,  que me da mucho asco - ella misma se acariciaba los senos.

-YO: venga,  será divertido.

-JENI: para ti, pero a mi me da grima… - metí una mano en su coño para que no perdiera calentura - …ummmm…para…dios…- se estremecía de placer.

Me corrí en su tetas, cuando sintió el calor abrió los ojos un poco pero mis dedos la tenían presa en la hamaca. Eyaculé bastante golpeándola con el miembro en sus senos, manchándola todo el torso.

-YO: ¿Ves? No ha sido para tanto.

-JENI: ¡Eres un cabrón! Mira como me has puesto - llevaba sus manos al pecho, riendo nerviosa,  pero no tocaba.

-YO: venga pruébalo  - cogí con un dedo unas gotas y las llevé a sus labios.

-JENI: ¡Aparta eso de mí! - cerró los labios girando la cara.

-YO: no es tan malo.

-JENI: ya, claro, como tú no te lo tienes que meter en la boca… ¿Por que no te lo comes tú? - sonreí ante su comentario.

Pase mi lengua desde su estomago hasta su cuello recogiendo gran parte de mi corrida, se quedó atónita y boquiabierta, lo que aproveché para hundir mi manchada lengua en su boca, quiso cerrarla  pero era tarde, ya la estaba besando y tenía semen mío en su interior. Con algo de asco, me devolvió el beso, cuando notó la textura torció el gesto, pero el sabor no era malo, y cuando cruzamos las lenguas me acarició la cara con suavidad.

-YO: ¿Que tal?

-JENI:...bueno...no me gusta...pero no…no es tan malo - la volví a besar cuando la mano libre volvió a su coño.

La penetraba con los dedos como sabía, frotando el punto G con las yemas y sin parar. Se reactivó de nuevo, se abría de piernas para facilitar mis gestos y  besaba sus  tetas, chupaba mi semen para volver a besarla y dejarla mi semilla en los labios, al final saboreaba con pasión.

La dejé el pecho “limpio” antes de que se volviera a correr, cogí sus emanaciones y me chupé los dedos delante de ella, cogí otro poco y los llevé a su boca, me miró con algo de rubor, ya no era besarme con restos, si no probar su interior directamente,  pero ante mi seguridad, chupó uno de los dedos, con los ojos abiertos, el segundo dedo lo sujetó con las manos, y el tercero cerró los ojos y lamió hasta dejarlo seco.

-YO: tú tampoco sabes mal, ¿Cierto? – se ruborizó en una sonrisa deliciosa.

-JENI: no, nunca lo había probado, es algo… amargo, pero no está malo – susurró avergonzada, pero con aspecto de golosa.

-YO: pobre mía, qué de cosas te tengo que enseñar aún, ¿Que más no has hecho con un hombre en la cama?

-JENI: hombre, no soy ninguna monja, bastantes cosas hago, menos por el culo hago de todo - se relamió con algo de orgullo herido.

-YO: ¿¡Eres virgen anal!?

-JENI: ¡Si, ¿Que pasa?! - giró levemente el cuello, ofendida.

-YO: nada, que va a ser un placer abrirte el culo.

-JENI: ¡De eso ni hablar! Si ya dicen que duele, con tu pedazo de polla me destrozas, no, no, no…- negaba con la cabeza rotundamente, yo sonreía y pensaba. ”Y  hasta hace nada te negabas a probar el semen”

-YO: tranquila, por hoy dejaremos de innovar.

-JENI: ¿Por hoy? Das por sentado que vamos a volver ha hacerlo…- quiso mostrar entereza en una situación en que no la tenía, a mí se me escapó el comentario de “por hoy”,  aunque no era un secreto, no tenía pensado sacar el tema aún. Mi mano no dejaba de moverse en su coño.

-YO: claro que sí, ahora mismo además, en cuanto se me ponga dura de nuevo …- se mordía un dedo con la sonrisa dibujada en la cara -... si hablas de otros días,   no sé, si quieres, podrías venir después de correr  y darte una ducha caliente…- aumenté el ritmo de mi mano en su interior-...conmigo.

-JENI: ya…uf…- suspiraba ante la velocidad de mis dedos-... ¿Y que sería...tu zorra de las tardes?

-YO: que va, eres mucho más que eso, y lo sabes, te deseo - aguante la risa, “Mi zorra de las tardes”, era justo lo que pretendía que fuera.

Se acabó el dialogo, volvía a tener la polla dura, me senté en la hamaca y tiré de su cuerpo hasta sentarla encima mía a horcajadas, la volví a penetrar y se aferró a mi espalda con ira, pero botando,  metiéndose mi polla de golpe y saliendo con avidez, sus tetas saltaban ante mi, solo una en realidad, la otra era lamida, chupada o mordida.

Jeni no dejaba de gritar que la follara, y eso hacia,  se corría alguna que otra vez, agarraba de su culo subiéndola  alto cada vez, casi se metía y sacaba mi rabo entero, el sudor invadía todo y sus gemidos me volvían loco. Para cuando me sentía volver a correrme, decidí darla un escarmiento final para asegurarme de que volvería, los últimos 5 minutos saqué a la bestia, era del todo innecesario pero me divertía la idea. 5 minutos a gran nivel, ni siquiera al máximo.

Al sentir el cambio de ritmo se encogió de piernas y se pegó a mi pecho sollozando de gusto, se corrió dos veces seguidas,  la última como una fuente donde gritó arañándome el pecho con las uñas, y de golpe paré en seco, ella seguía tiritando, pero continuaba la inercia.

-JENI: ¿Que haces mamón?, ¡Sigue! - pataleaba  queriendo arrancar una moto imaginaria.

-YO: ¿Que me dices?

-JENI: ¿De qué?

-YO: ¿Si vas a ser “mi zorra de las tardes”? - me miró  sorprendida.

-JENI: cállate y sigue follándome…- movía la  cadera sin que yo hiciera nada.

-YO: no, no  hasta que lo digas.

-JENI: ¡¡No seré tu puta particular,  ¿Me oyes?!!

-YO: no eres una  puta, eres mi amante, y te ofrezco seguir siéndolo.

-JENI: ya… ¿Yo …y cuantas?

-YO: las que me de la gana, esto no es una relación, ya te he dicho,  no busco eso, esto es solo sexo, yo me follaré a quien quiera, y tú igual, pero necesito saberlo ahora.

-JENI: por favor,  sigue…- sopló largamente,  con fuerza -…¿Y si me niego?  - se mordía una uña de la mano derecha.

-YO: terminaré de follarte,  te irás,  y no volverás jamás, pero si te quedas…- lamí un pezón mientras la penetraba suavemente una sola vez - ...además, independientemente de que aceptes o no, esto no saldrá de aquí, no se lo diremos  a nadie,  ni siquiera a las del grupo del parque – “Es más fácil follarmelas si se creen las únicas”, pensé.

-JENI: no se lo diré, pero eres un cabrón - asentí.

-YO: si, y me encanta serlo, ¿Que me dices? - dudó, pero comencé unos giros de cadera lentos y constantes, se mordía el labio.

-JENI: vale…- susurró.

-YO: perdona, no te he oído - golpe de cadera que la levantó medio palmo.

-JENI: que si….ufffff… acepto - otro golpe de cadera.

-YO: lo siento, es que ando algo sordo ¿Que dices?  - reía al subir la velocidad de mis caderas rápidamente.

-JENI: ¡¡Que si, cabrón de mierda, fóllame, follaje así,  ábreme el coño, seré tu zorra, tu zorra de las tardes, SIIIIIII, AHHHHHHHHHHHHH!! - la volvía a reventar con la bestia,  agarrándola de las tetas con fuertes golpes de mi pelvis que la penetraban completamente, seguía gritando que sería mi zorra mientras se volvió a correr, y ya no aguanté más.

Mis bufidos la resonaban en la cabeza cuando descargué mi esperma fuertemente en su interior, quedamos abrazados sintiendo como mi polla perdía su poder dentro de ella. Jadeaba apoyada en mis hombros, la acariciaba el cuerpo sudoroso, y repasaba su tatuaje en el hombro con un dedo, me reía a carcajadas sin saber muy bien por qué.

-JENI: esto no se hace… eres un animal...me cago en la puta… ¡Pero como follas!.

-YO: y aún no has visto nada, ese culo virgen tuyo  será mío… - negó fugazmente con la cabeza, alzándola para besarme - …no era una pregunta – sonrió, y observó mi pecho,  sobrepasada.

-JENI: ¿Qué...que horas es?

-YO: pues son las 20:00 de la tarde ya.

-JENI: dios, que tarde, debería irme…

-YO: ¿Y te vas a ir sin ropa? - abrió los ojos chocando  los labios,  notando la boca seca.

-JENI: joder es verdad, ¿Estará ya la lavadora?

-YO: ya debería de estar.

-JENI: joder, pero si la hemos puesto a las 6, ¿Cuando llevamos…?

-YO: pues una hora larga, a ojo.

-JENI: ¡¡No jodas!! Si se me ha pasado volando.

-YO: gracias - soné burlón.

-JENI: cállate, y tráeme algo de agua, estoy seca - sonreí.

La cogí en brazos  y salté a la piscina con gritos y risas, eso la despertó  un poco, salpicó agua para alejarme pero la alcancé y la metí mano mientras nos besábamos con lujuria. Al rato nos salimos del agua, sequé su cuerpo con dedicación, solo un milagro evitó otro polvo, ella reía y se frotaba. La azoté el trasero con fuerza para dar a entender que ya había terminado de secarla.

La lavadora/secadora cumplió, y Jeni se vistió delante mía, sonreía como una colegiala al verme desnudo admirándola, se me acercó a darme un suave beso con lengua como despedida.

-JENI: entonces… ¿Nos vemos mañana?

-YO: iré a la misma hora a correr, después nos venimos aquí y seguimos dónde lo dejamos - me dio otro beso corto alegre, acarició mi pecho, y se despidió.

Era una chica normal en todos los aspectos,  hasta en el sexual, por como le entró mi polla había follado bastante, pero su forma de chuparla, su asco al semen o que su ano fuera virgen… Me relamía pensando en lo que me quedaba por enseñarla y disfrutar de ella, la miraba el culo,  con sus nalgas rebotando bajo el pantalón deportivo, cuando salía del piso.

Esto iba cogiendo forma, mi idea era simple pero difícil de ejecutar, así que tenía que andar con pies de plomo, al fin y al cabo, tener toda la semana  cubierta de distintas mujeres con las que acostarse,  no sería sencillo. Esa era mi idea, un reto, sin un objetivo soy un desastre, y  por ahora, entre semana, ya tenía a Eli antes de comer, y ahora a Jeni,  que sería mi “zorra de las tardes”. Quedaba mucho por hacer, y muchas horas de la semana que cubrir.

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