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MI DON (36)

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Mariluz – Jugando con la presentadora.

El boom de mi aparición en TV se pasó tan rápidamente como surgió, gracias a dios, las señoras por la calle dejaron de pararme, y en el mercado podía hacer cola en la carnicería sin que me acosaran. Eso si,  a la pobre Eli no la dejaban en paz, habían inventado en los programas rosas que yo era un monitor suyo, que Eli me había seducido, y que ahora habíamos discutido y por eso se había marchado de la capital, pero la historia dejó de tener gancho y pasaron del tema.  Menos mal, los ataques de risa que me daban en casa eran brutales, no entendía de dónde sacaba la prensa esa información, hasta  Teo y Manu se reían de mí, cuando quedaba con ellos.

Para mi sorpresa, Teo andaba ya con una chica rondándole, era mono y divertido, no era raro, la chica en cuestión era de la oficina dónde trabajaba de informático, estaba rehaciendo su vida amorosa. Algo que Alicia no hacía, seguía estudiando en la universidad que acababa de empezar el curso, y de allí  a su casa, salvo salir con su hermana y el resto de las chicas del piso,  no se sabía  de ella ningún novio o pretendiente.

Yo estaba disfrutando de los primeros pasos con Jeni, la deportista del parque que hacía unos días me había tirado, y desde entonces se convirtió en mi “zorra de las tardes”. Cada día iba al parque sobre las 5 y media de la tarde, hacíamos algo de ejercicio, y luego me acompañaba a casa, y allí pasábamos un par de horas follando con gusto. Jeni se acostumbró rápido a mi polla y mis ritmos,  la bestia aparecía alguna vez, pero al segundo polvo quedaba aturdida. La estaba enseñando a chuparla bien, pese a que sus mandíbulas casi no daban de sí, ya se metía el glande entero, antes solo lamía y chupaba la punta, aunque el ritmo de sus manos era constante y muy erótico. Aún sentía asco al correrme y hacerlo en su cara o su piel, pero era la impresión, ahora lo cogía con los dedos y lo chupaba con lujuria. Del anal nada por ahora, pero ya se dejaba acariciar por encima, cuando la follaba de forma animal podría hacerla lo que quisiera, se corría tanto que dejaba todo perdido. Luego Jeni se iba sobre las 20 o 21 horas, y la pobre Dani recogía todo por la mañana.

Al resto de chicas del parque las dijimos que Jeni me había pedido ir a mi casa a ducharse, para que no hubiera malos rollos, pero Lucía no era tonta, y era madre, se lo olió a la primera, y cuando se lo dijo a Lola, la menor, la furia de sus ojos fue inmensa. Me dio igual, pensaba tirármelas a ellas también, solo tenía que esperar que Lola fuera mayor de edad, y encontrar un momento en la vida de Lucía en que no tuviera que ocuparse de sus hijos,  o de su marido. Su segundo marido en realidad, el primero la dejó por una chica de 20 años cuando se divorciaron hacia unos años, eso si, dejándola una pensión bastante buena, tan buena  como para no tener que trabajar, me partí el pecho de risa cuando Lucía me dijo que la chica de 20 años  dejó a su ex marido al mes de enterarse que casi todo su gran sueldo, se iba en la pensión, y no podía seguir pagándole los detalles.

Pero regresemos a mi presente, era jueves ya entrada la noche, Jeni se acababa de ir,  los viernes no hacía deporte, ni en el fin de semana Jeni estaba disponible. Eso suponía que, con Eli de gira por el norte del país con sus gim,  no tendría a ninguna de mis chicas a mano para divertirme, hasta el lunes.

Quería quedar con los amigos y salir a reírme y divertirme al día siguiente desde bien pronto, así que tenía que planear mi siguiente víctima, y ya puestos a rellenar huecos en “mi semana”, mi objetivo, tenía que ser alguien para el fin de semana. Entre semana ya tenia a Eli por la mañana, aunque ahora estuviera de viaje, y a Jeni por las tardes, pero el fin de semana estaba libre, demasiado.

Miré entre los papeles del cajón, ¿Quien podía ser? Si iba a salir de fiesta con los amigos necesitaba a una chica joven  que no desentonara, y a su vez me espantara a las demás, sobretodo a Lara, que al verme tan recuperado esas semanas de mi ruptura, insistía en que volviera entre sus pechos, cosa que me tentaba, pero Lara era una apuesta segura, sería mi comodín cuando alguna de “mi semana” me fallara.Así que fui haciendo una criba, demasiado mayores, indispuestas, ocupadas…llamaba a algunas, y aunque eran conversaciones subidas de tono, no siempre es fácil encontrar a alguna libre.

Hasta que me encontré un papelito, era de  Yasira, la hija de Luz, la ama de llaves de Eleonor, habíamos coincidido unas cuantas veces cuando venía con su madre a probar la piscina, con el permiso de  Eleonor. Habíamos tenido nuestros cruces, y su papel cayó en mis manos. La recordaba sensual, caribeña, con el tono color cacao en la piel, y su cuerpo en biquini frotándose con el mío en la piscina, mientras jugábamos y yo la rechazaba con amabilidad. Podría haber escogido a cualquier otra que no tuviera lazos con esa parte de mi vida, pero de pronto comprendí que sería el momento idóneo para demostrarme una vez más mi nueva faceta de cabrón. Y llevarse de fiesta a bailar a una colombiana, nunca es mala idea, la llamé.

-YO: hola, ¿Yasira?

-YASIRA: si...

-YO: ah, buenas, soy Raúl...no sé si...¿Me recuerdas? – tardó medio segundo en saber quien era, y sonrió un poco.

-YASIRA: claro que si, ¿Que tal?

-YO: nada, todo bien, solo llamaba para preguntar que tal todo, no quiero que lo que  pasó con Eleonor os afectara a tu madre y a ti - me importaba un bledo en realidad, pero sonaba creíble.

-YASIRA: pues bien, muy bien en realidad, mi madre si que está enfadada contigo, pero nos ha venido de lujo, ahora la ha hecho interna y vivimos en un chalet de lujo,  a las afueras, ganamos más dinero y vivimos mejor… aunque es un poco solitario.

-YO: ¿Y eso?

-YASIRA: pues si, no sé, es que está algo apartado, y yo no tengo coche, aquí no hay nada con lo que divertirse y no me dejan traer a amigos – “De puta madre”, parecía que el universo se alineaba a mi favor.

-YO: pues una pena…- dejé un tiempo, y cambié el tono como si acabara de recordar algo -…oye, no sé si te gustaría, mañana por la  noche unos amigos y yo salimos de fiesta a bailar y beber un poco… ¿Te gustaría venirte? - se hizo un silencio sepulcral.

-YASIRA: no sé…quizá no sea adecuado…pero me apetecería…¿Seguro que no te importa? 

-YO: no, mujer, vente, te paso a buscar cuando quieras con el coche, y te llevó de vuelta cuando quieras, sabes que no bebo, será divertido y así charlamos y retomamos amistades, me quedé con muchas ganas de conocerte mejor   - podía notar su sonrisa a través de la línea telefónica.

-YASIRA: ¿Cuando puedes pasarte?...sobre las 19 horas, mi madre y Eleonor salen de casa, puedo dejarlas avisadas que saldré, y me recoges a la puerta de la urbanización… - me dio la dirección.- …¿Te parece?

-YO: perfecto, pues allí estaré.

-YASIRA: tengo que ir de alguna forma especial…no quiero hacer el ridículo.

-YO: como si yo te tuviera que decir a ti como una  mujer debe de salir de fiesta a bailar…sorpréndeme – la carcajada que soltó me hico ver que le hacía ilusión.

-YASIRA: pues nos vemos mañana… y muchas gracias.

-YO: de nada mujer, espero con ansias verte mañana.

Al colgar sentí un hormigueo en el estómago, como cuando ves algo en la nevera que no es para ti, pero que es tan delicioso que deseas comértelo. Más que por que fuera hermosa, que lo era, salvo un mentón algo pronunciado, Yasira era un objeto prohibido, y eso me atraía. Yasira hablaba perfectamente el castellano, su madre la tuvo aquí y siempre había vivido en España, tenía 20 años, y salvo algún acento, tenía una dicción perfecta. Según recordaba, un buen culo y tetas firmes, sin exageraciones, pero sus pezones duros me habían hecho fijarme en ellos cuando sobresalían en nuestros juegos en la piscina.

Planeado ya el fin de semana, el problema era que era jueves de noche, y hasta, quizá la madrugada del sábado,  no  tendría abierta de piernas a Yasira, si es que lograba tal cosa, ¿Un día y medio sin follar? De eso nada, estaba a punto de llamar a Lara cuando un mensaje me llegó, al leer el nombre sonreí, era de Mariluz, la presentadora MILF. Por lo visto ser un cabrón tenía premio,  Mariluz estaba pesada esos días, y  ahora ya le daba igual todo, abrí el mensaje multimedia, con  un vídeo de ella masturbándose, “¿Cuando me vas a follar?, Me lo prometiste, quiero que tu enorme polla me folle así”,  y metía un consolador bastante grande por su coño, sin aparente dificultad. El universo me hablaba, yo obedecía.

Cené y me acosté pensando cual sería la mejor forma de abordar a Mariluz, tenía que ser por sorpresa, que la pillara desquiciada,  como cuando la “ayudé” con la petaca del micro. Aquella mujer era, o se creía,  un tiburón blanco en busca de su presa, esas fotos y videos lo demostraban, lo suficientemente eróticos como para calentar a cualquiera, pero sin llegar a verla nunca la cara, no era su primer rodeo, lo hacía para que no pudiera usarlo en su contra, al no poder reconocerla en el material que enviaba.

No recuerdo lo que se me ocurrió, o lo que soñé esa noche, pero me levanté con una erección descomunal, solo una larga ducha fría me calmó los nervios. Tenía tiempo, había madrugado,  eran las 9 de la mañana, o al menos eso era madrugar para mí, desayuné un poco y me puse lo más casualmente guapo y juvenil que podía, un polo rojo ceñido y solo un bañador azul marino, que a primera vista disimulaba mi verga, pero en cuando me movía se marcaba. Cogí el coche y me fui al plató dónde se emitía su programa, estaba muy cerca, apenas 15 minutos. Su programa ya había empezado, puse la TV antes de salir  asegurándome de   que estaba allí, como no, Mariluz salía  con un vestido ajustado, azul cobalto, sin mucho escote pero con la tela pegada a su piel marcando sus senos de forma sensual. Embobado recordándolo, casi tenía la polla morcillona al llegar al aparcamiento. Temí por la seguridad de todos cuando pasé por el puesto de seguridad simplemente diciendo que venía con Eli a dar la clase de gim, ni se molestaron en saber que Eli estaba de viaje, y que haría su clase en conexión en directo desde su nuevo centro en el norte.

Me colé entre bastidores, mirando como seguía el matinal hasta llegar las 10, cuando conectaron con Eli, y todo en el plató pareció dejar de ser la TV por un segundo, gente hablando a gritos y moviéndose, personal de caterings, vestuario, sonido…era un caos. Apenas divisaba a Mariluz entre el jaleo, charlaba con uno de los colaboradores mientras, con gesto sensual, se quitaba el micro del escote y lo dejaba caer por dentro del vestido hasta sacárselo por debajo de una falda ceñida que llegaba a sus muslos. Sacó la petaca y lo dejó en la mesa mientras se dirigía hacía la zona despejada de camerinos, dónde la aguardaba agazapado tras un armario.

Eli ya me había indicado dónde estaba su  camerino, el más grande y apartado del resto, pasó a mi  lado sin verme y cuando iba a entrar, la sacudí en el trasero con la mano abierta, sentía vibrar mis dedos y ella dio un salto con los tacones enormes, que casi la hacer caer hacia delante si no se agarra al marco de la puerta. Un leve gemido quedó apagado por el ruido de la sala, se llevó la mano al culo, frotándoselo por encima de la tela con brío, y se giró con una mirada colérica, cogiendo aire dispuesta a montar un pollo, con la otra mano en alto para  golpear. A al verme sonreír, sacudiéndome la mano de dolor, tosió de frustración, con una risa dibujada en los labios.

-MARILUZ: ¡Que animal eres! Me has hecho daño…- me miró esperando una disculpa, una que no llegó.-… ¿Que haces aquí? Hoy no está Eli …– lo dijo con cierta indignación, por que pensaba yo estaba allí por otro motivo, que no fuera ella.

-YO: no es a por Eli a por quien vengo - mi pose directa, y poco charlatana, me había funcionado en el primer contacto con  Mariluz.

-MARILUZ: ahhhh si…- su tono era de orgullo herido, pero sin dejarse de frotar el culo -... por que llevo  una semana llamándote y no me haces caso…

-YO: ahora estoy aquí.

-MARILUZ: eso ya lo veo, ¿Que quieres? - se cruzó de brazos, con gesto altivo.

-YO: a ti  – sonrió, sin fijar la vista en nada.

-MARILUZ: ya supongo, pero es posible que a mí, ahora, no me apetezcas…- quería dominar la situación, era sutil pero yo la vi venir, si ahora me dejaba camelar sería un juguete  del que se aburriría en unos días, así que saqué el móvil y, con el volumen a tope, le enseñé su vídeo metiéndose un consolador por el coño,  gimiendo de gusto. Su sorpresa la llevó a andar hacía mí con rapidez, y cogerme el móvil tirando de  él hacia abajo,  aún en mis manos, pegando su cuerpo al mío.

-YO: ahora.

-MARILUZ: aquí no puede ser, loco - sonreía al frotar sus manos en mi polla, al estar pegadas al móvil.

-YO: ahora - acaricié su estomago subiendo hasta sentir uno de sus pechos entre mis manos.

-MERILUZ: ¡No, quieto! - pero solo se movió para retirar su larga cabellera haca atrás, con un gesto erótico.

-YO: ahora – mi otro brazo rodeó su cintura pegándola a mí, y haciéndola reposar sobre mi cuerpo con una sola pierna en el suelo, alzó la otra entre mis piernas, lo que el ancho de la falda le permitía, echando la cabeza hacia atrás, riéndose, y frotando con una de sus manos  mi pecho.

-MARILUZ: dios, como sois los jóvenes, sois puro fuego - acarició con un dedo mi mentón, mirándome con ojos tiernos.

-YO: ¿Ahora?  - fue la primera vez que lo pregunté, mi mano seguía apretando su pecho mientras la otra bajó a aferrarse de su espléndido trasero, apretando y  elevándola medio palmo, lo justo para que aún la punta de los dedos de uno de sus tacones rozara el suelo, era alta, con esos zapatos pasaría del 1,85 de altura,  fácil.

-MARILUZ: si, ahora…- me sujetó la cabeza y me besó con pasión -… pero date prisa, en 20 minutos tengo que salir en antena - metí mi mano de su trasero por dentro de la falda acariciando su tanga por encima.

-YO: me sobra tiempo para hacer que tiembles - rió fuerte creyendo que estaba bravuconeando,  tontearais de joven inexperto, pero a su vez se sujetó de mi cuello, y de un salto, se me subió encima, rodeándome con las piernas cruzándolas a mi espalda, y me agarré a su culo como si me fuera la vida en ello.

Pesaba bastante, era una MILF, corpulenta y con curvas, voluptuosa, no bajaría de los 70 kilos, pero no tenía ni rastro de carne sobrante. Al entrar en su camerino la aplasté contra una de las paredes mientras nos besábamos, ella tiraba de mi polo hasta sacármelo, al ver mi torso se mordió el labio mientras pasaba sus dedos por todo mi pectoral. Yo a duras penas podía soltarla el culo, pero no estaba quieto, lamía su cuello y la hacia reír, tenía cosquillas.

La dejé en el suelo, y mis manos fueron a su cara, me pringué con el maquillaje excesivo que les ponen para salir en TV, y la besaba con lujuria, su  lengua era lava, me quemaba en la boca. Mis manos trataron de subir su falda, y hasta cierto punto lo logré, pero el vestido era tan ajustado y apretado que, pasada sus caderas, desistí de quitárselo entero, ya tenia acceso de su cintura hacia abajo, con un tanga diminuto, de color carne. La di la vuelta para dejarla apoyada en la pared, y me agaché a besar su trasero, era enorme, caderas anchas y glúteos algo flácidos, y yo me reía, ella se contorsionó para ver de qué. Tenía la marca de mi mano en el culo, la piel  roja en carne viva en la nalga derecha, se distinguían claramente la palma de mis cinco dedos.

Tiré del hilo del tanga hasta ponérselo a un lado y la encorvé la espalda para meter mi boca entre sus muslos, lamiendo un coño que chorreaba. Lamía y chupaba de ella mientras  arqueaba la espalda con su respiración. Al levantarme me bajé el bañador, tenía la polla tan dura como por la mañana, y sin compasión alguna la penetré desde atrás, no me sorprendió nada que le entrara fácil y casi toda a la primera, aunque su grito de sorpresa y lujuria si lo hizo, y  lo habrían oído al otro lado de la puerta, seguro. Tiré de los hombros de su vestido mientras su interior palpitaba rodeando  mí falo, haciéndose sitio. Saqué sus tetas por encima del ligero escote, por que para mi regocijo  no llevaba sujetador, y sus tetas aún estaban tersas y juveniles, al tacto entendí  que no solo eran operadas,  si no que llevaban relleno. Aún así, las cogí con maestría, notando sus pezones duros y rozándolos mientras comenzaba a follármela. Era delicioso, el coño más amplio que había tenido nunca, a las pocas embestidas ya la penetraba todo lo que la posición permitía, daba un respingo cada vez que entraba y un suspiro cuando salía, terminando con un “Ohhh, que gusto”.

Sus gemidos estaban alcanzando un ruido ensordecedor, pero tuve que llamar a la bestia allí mismo, esa pedazo de hembra me estaba volviendo loco, pegaba a la pared, mientras cerraba los ojos, pero su cuerpo acompasaba mis penetraciones. La bestia se cebó,  diez minutos en que su cuerpo temblaba ante mi continuidad, Mariluz gemía y coceaba, pero no se corría, era  experta y  tenía aguante, así que tiré de ella para separarla de la pared, y con ella aún empalada, me tumbé en el suelo con gran esfuerzo de tenerla en el aire. Casi leyéndome la mente, Mariluz puso los tacones y sus dos manos en el suelo, y elevó su cuerpo un palmo, de espaldas a mí. Tomé sus caderas, y plantando bien los pies, desaté mi ira, para ver como esa MILF se retorcía ante mí, sus piernas cedían por los tacones y bajaba el cuerpo, solo para ser penetrada fuerte  y  profundamente.

Se cansó rápido y se puso en pie con mi ayuda, se dio la vuelta y midiendo distancias me puso entre sus piernas y se arrodilló metiéndose mi miembro hasta el fondo. Su boca era un túnel al sentir de nuevo como la abría. Cuando movió sus caderas, sabía y entendí, que estaba ante una diosa del sexo, su cintura era rápida y elegante, y sus gestos de haberlos practicado mucho. Mientras me acariciaba el pecho, o la tableta con las manos, subía y bajaba deleitándose, gritando, jadeando, y gritando otra vez,  más alto. En un arranque de ira y diversión, cogí del tanga mal colocado, y tiré con tanta fuerza que ella se ladeó hacía esa dirección, al segundo tirón se rompió, lo hice un gruño en la mano y me alcé para agarrarla de la nuca y vencerla hacia mi pecho, la metí el tanga hecho una bola en la boca.

Con una mano en su nuca, y la otra en la boca tapándosela,  saqué a la bestia. Sus gemidos en la nuez eran música a mis oídos,  sus ojos estaban con el rímel corrido de estar sollozando y pidiendo piedad, sus espasmos me llamaban, sus caderas se derretían, y cuando más fuerte estaba dándola… gritó, bueno, lo intentó. Abrió tanto los ojos que me asusté al no ver el iris color grisáceo en ellos, luego los vi bajar y me tranquilicé, su orgasmo había sido esplendoroso, sus emanaciones me habían llenado la pelvis, y las sentía calientes resbalar por mi piel, pero yo seguía zumbándomela, sentía que estaba cerca de correrme, y fue una gran idea continuar.

Descubrí que era multiorgásmica, y según seguía embistiéndola ella seguía corriéndose, fue maravilloso soltarla la mano de la boca y agarrar sus tetas para que dejaran de moverse, y que ella misma mordiera el tanga para apaciguar los sonidos de sexo. Eyaculé azotándola el trasero como a una montura camino de la batalla, los golpes retumbaban por la piel de su culo y por el camerino. Al sentir mi leche caliente, ella se venció a mi pecho, respirando de forma agitada y sonriendo.

La agarré de la nuca tirando de su pelo, su cara era de sadismo, lujuria y felicidad, la saqué el tanga empapado de babas y la besé con lengua hasta cortarla la respiración. “Tres minutos”, se oyó a alguien que había tocado en la puerta, ella ni se inmutó, trataba de recuperar el aliento.

Fui yo quien la puso en pie, la arreglé el vestido,  cuando se fue a poner un tanga limpio la sujeté la mano y  la metí entre sus muslos, cogiendo sus fluidos y parte de los míos, luego se la llevé a la boca, que chupó apasionada. La azoté el trasero un par de veces, pellizcándolo, y Mariluz entendió que iría sin bragas el resto del matinal. Salió de allí con gesto alegre, y sin prestar atención a las miradas de los que estaban cerca de la puerta de su camerino, tuvieron que atrasar 2 minutos  el regreso en directo para que los de maquillaje la adecentaran, y volvió en directo dando las gracias a Eli por su fantástica ayuda, no sé si se refería a las clases o a mí.

El final del matinal, hasta las 12, me lo pasé mandándola mensajes entre bastidores a la presentadora. Mariluz se mostraba distraída y poco centrada, metió la pata un par de veces, y  ahora comprendía sus videos de errores en Internet, se perdía por que me miraba a mí,  relamiéndose, rememorando el tremendo polvo que la había pegado, y me contestaba a los mensajes entre videos y reportajes.

-YO: ¿Y si cuando acabes me invitas a comer?

-MARILUZ: no puedo, tengo que quedarme unas horas  para preparar la semana que viene del programa.

-YO: una pena, tengo libre hasta las 17 horas.

-MARILUZ: dios, no te quito de mi cabeza, siento como mojo mi entrepierna cuando  te veo, y siento tu mirada acariciado mi cuerpo ummmmmmmmm – labia tenía, eso seguro.

-YO: tú misma, cuando acabe el programa me iré, tú decides sin vienes conmigo o no.

-MARILUZ: no me hagas eso, por favor, te deseo, quédate un rato…- una serie de mensajes suplicándome llenaron mi móvil, pero no contesté a ninguno, y eso solo la puso  nerviosa, me miraba deseando que acabara el programa.

Tan despistada estaba, que hablando de un incidente en la fallas de valencia, en vez de decir “una buena falla” soltó un “una buena polla”, fue leve, y corrigió al instante, pero mientras en directo se pasó por alto, salvo la cara de enfado de algún regidor, esas cosas en Internet se cotizaban, sería carne de programas de zaping.

A mi me entró una carcajada que me tuve que apartar para que no me oyeran, el resto del programa lo pasé respondiendo a los continuos mensajes de Yasira, queriendo confirmarme la “cita”. Parecía inquieta, sabía que quedar conmigo no sería del agrado de su madre, y eso creo que la excitaba.

Terminó el programa, y di de margen 20 minutos. Veía corretear y hablar con mil personas a Mariluz. Cuando la pillaba mirándome, le hacía el gesto del reloj en la muñeca, ella sonreía, y seguía intercambiando papeles con varios del equipo de producción. Rozando el minuto 18, salió corriendo hasta mí, y me cogió de la mano,  riendo, para meterme de nuevo en su camerino.

-MARILUZ: ¡Ya, podemos irnos! - lo dijo cerrando la puerta con el culo.

-YO: no me gusta esperar - tenía que seguir siendo brusco y escueto.

-MARILUZ: ya lo supongo, pero aquí estás, y te lo tendré que agradecer de algún modo - se contoneó hasta abrazarme y besarme, con sed de sexo.

-YO: ¿Nos vamos ya?

-MARILUZ: espérate, me tengo que dar una ducha y quitarme el maquillaje  y el hedor a sexo, dios, creo que lo han notado todos, apesto a sudor y semen.

-YO: es tu problema, date prisa o me voy de verdad - ni de broma me iría, vaya descubrimiento acababa de hacer, esa mujer follaba casi tan bien como Madamme o Eleonor, o eso me pareció, y era la primera vez que la tomaba. Penetrarla era como  a un oso de peluche, suave, tierno y cómodo.

-MARILUZ: bueno, ¿Y si te duchas conmigo? - se abrió la escueta cremallera de la espalda del vestido, mientras se frotaba por mi lado, caminando hacía la ducha.

Al girarme se sacaba el vestido tirando de él con los pulgares rodeando su cuerpo, hasta sacarlo por los pies dejándolo caer. Su cuerpo desnudo al darse la vuelta me gustó, sin duda hace 10 diez  años, o 15,  aquella mujer era la definición de la belleza antigua, exuberante y llena de curvas con la piel tersa. Ahora, sus tetas habían caído, y se notaba que su turgencia era mano del hombre, cierta piel de naranja en las caderas o los muslos, y el cuerpo algo fofo, con algo de piel sobrante en los ante brazos. Pero era una visión agradable, con el coño rasurado al 0.

Me llamó con el dedo, mientras con una patada me tiró el vestido a la cara con gran puntería. Cuando la alcancé  desnudo en la ducha, se había quitado los tacones, y era 10 centímetros más baja, el maquillaje se perdía entre chorros mezclados con el agua tibia, y su espesa y larga melena perdía las formas onduladas ante la humedad, pero una mujer empapada era mucho para mí. La froté cada parte de su cuerpo, lamí  de sus pechos, la besé mientras la penetraba de frente, levantándola una pierna, y la hice gritar mientras reventaba en su interior una y otra vez. La daba la vuelta follándola por detrás, mientras mi mano la masturbaba con rapidez, y sus gemidos alcanzaban la gloria. Me arrodillé a comerla el coño mientas pasaba una pierna por encima de mi hombro, se agarraba a mi pelo como si fueran las crines de un caballo salvaje, y al levantarme ella hizo lo propio, y soltando una sonora carcajada al agarrar mi polla con ambas manos,  la chupó con habilidad.

Una vez degustado el uno al otro, la volví a penetrar con fuerza, era tan fácil y tan placentero que la bestia se deleitaba, la follaba tan salvajemente que cuando se corrió solo me enteré por sus arañazos en la espalda. Fui subiendo el ritmo hasta dar lo mejor de mí, todo, en unos 5 minutos finales en que sus multi orgasmos no cesaron, y sus lamentos y gemidos tampoco. Al correrme sentí un placer enorme, lamiendo y chupándole una de sus tetas, coronadas por pezones algo diminutos, no parecían acordes con su buen par de tetas. Me di un agua rápida y me salí de la ducha para dejarla limpiarse a gusto, pero no me quitaba el ojo de encima,  su mirada irradiaba deseo.

Me  senté a esperar, vistiéndome.  10 minutos después de oír como se limpiaba el coño con tenacidad, salió desnuda secándose el pelo con una toalla, me miró sonriendo, y se sentó en mis piernas como si fuera Papá Noel. Me besó con tensión mientras la metía mano por mil sitios.

-YO: tengo que avisarte, no te preocupes por que me haya corrido dentro de ti…

-MARILUZ: ni tú, tomo la pastilla.

-YO: ¿Y eso?

-MARILUZ: el médico me lo recetó, por que dice que ayuda a regular mi cuerpo, además, nunca sé cuando me van a entrar ganas de divertirme.

-YO: pues nada entonces, mi vasectomía no viene al caso.

-MARILUZ: ¿Y ahora que hacemos?

-YO: ponte algo encima y me invitas a comer, luego vamos a mi casa y seguimos hasta las 17 horas.

-MARILUZ: ¿Y por que tan pronto? - me besó con dedicación.

-YO: por que he quedado con otra a la que tirarme - me abofeteó la cara,  enfadada.

-MARILUZ: ¿Cómo te atreves?

-YO: ¿Que te pensabas?, ¿Que vivo por ti? Follas bien, pero no eres la única a la que me voy a tirar, si te parece mal, dímelo ahora.

-MARILUZ: pues no me hace gracia, vete dejándolas…- sonreí al meter mi mano entre sus mulos, y acariciar su coño, se resistía pero luego se abrió de piernas.

-YO: no voy a  dejar a nadie, ¿O  yo te he pedido que dejes a tu marido? - me miró consternada.

-MARILUZ: creía que eso no te importaba…- suspiraba al sentir mis dedos penetrándola.

-YO: y me importa una mierda, ya lo has visto, ni a mí,  y seguro que  a todos los chavales que te has estado follando con tu marido lejos, tampoco les importaba… – me miró como si aquello fuera un secreto -… así que no te hagas la pobre esposa afligida, eres una golfa en busca de sexo, como yo, y podemos seguir siendo eso,  juntos o por separado.

-MARILUZ: no soy ninguna puta - me besó al sentir como la frotaba el clítoris.

-YO: no he dicho que lo seas, follaremos cuando queramos, pero ni yo soy tuyo, ni tú eres mía, no como para pedirnos nada.

-MARILUZ: no eres un joven novato y nervioso, no como los anteriores…- me acariciaba el pecho, mientras lamía mis dedos bañados en los jugos de su coño.

-YO: no, no soy como ellos…

Se vistió delante de mí, de nuevo se fue a poner unas bragas y la azoté negándoselo.

-MARILUZ: ¿Y qué quieres que me ponga? - sonreí al ver lo colorada que tenia la nalga  de mis golpes.

-YO: lo menos posible, y lo  más fácil de quitar.

Cogió una falda negra hasta las rodillas, vaporosa, un sujetador de encaje y una blusa amplia de flores con los hombros al aire, unos zapatos cómodos y se pintó los labios. Si vierais una foto de ella en el programa, y otra de ella sin el bote de pintura que la ponían encima, no la reconoceríais, era guapa, pero tenía la piel curtida y envejecida, y eso no se  ve en TV.

Con unas gafas enormes de sol en su cara,  nos fuimos a mi coche, comimos en un buen restaurante, de esos caros pero que te ponen bien de comer. Charlamos un poco de tonterías,  mantenía cierta distancia emocional, si la dejaba acercarse intuía que caería en su trampa. Al contrario que con Eli,  a ella casi nadie la reconocía, y era normal, sin el maquillaje, nadie diría que era ella.

Cuando llegué a casa con Mariluz del brazo, Dani estaba terminado de recoger lo que Jeni y yo armamos la tarde anterior, ella tampoco reconoció a Mariluz, pese a que trabajaba con su programa de fondo. Dani saludó cortésmente, Mariluz se le devolvió el saludo,  con cara de asco al oírla hablar,  Dani ni lo notó, y  se retiró a la cocina.

Mariluz no tuvo tiempo ni de hablar cuando vio la piscina y se acercó s mirarla a través de la cristalera de la puerta,  la levanté la falda y me saqué la polla para penetraba contra el cristal de la terraza. Horrorizada por la presencia de Dani no muy lejos, se retorcía al inicio, pero mi miembro la estaba matando, creciendo dentro de ella, antes de que pudiera hacer nada. A los pocos minutos jadeaba y pedía más.Vi a Dani mirar de reojo desde la puerta de la cocina, pero más que molestar, me excitaba.

 Le quité la blusa a Mariluz, y se la tiré a Dani, que se escondió asustada ante mis carcajadas. También le quité el sostén, y en un hábil gesto la falda. Ya estabamos los 2 desnudos cuando la cogí en brazos y me la llevé a la habitación de invitados de abajo,  la tiré a la cama y metí mi lengua en su coño, rebosaba de fluidos y lamía con sabiduría. Su clítoris era tremendo, enorme, y sobresalía cada vez que lo chupaba. Se cruzaba de piernas rodeando mi cabeza con las pantorrillas mientras se aferraba a mi cabello. Estaba encendido,  casi de un solo gesto la penetré de nuevo, “Dios, que sensación tan libre y  tan placentera”. Echado sobre su cuerpo, lamía y chupaba sus tetas mientras la follaba a gran velocidad, y cuando me separaba, acariciaba mi torso relamiéndose.Se corrió tan fuerte, pasados unos minutos, que pingó las sábanas limpias. Yo bombeaba sin parar hasta sacar a la bestia y correrme dentro de ella, aplastado sus tetas con la cara.

Me tumbé boca arriba, y ella se dedicó a chupármela hasta tenerla tiesa otra vez. Observaba,  con alegría, como se estaba babeando sus  dedos y abriéndose el culo ella sola. Sin decirla nada, ya estaba preparándose para que la follara por el culo, “¿Dónde has estado toda mi vida?”, pensé. Se acuclilló, y con una facilidad similar a su coño, fue metiéndose mi rabo por el culo, le temblaban las piernas cuando la tuvo toda dentro, y se dejó caer sobre mí,  besando lasciva. La bestia reapareció, y sentía como la abría un túnel entre las nalgas, sus golpes en mi pecho solo me marcaban que iba bien, sus gritos y movimientos de cadera eran fuertes, pero se puso roja cuando el orgasmo anal la llegó. Explotó, nunca mejor dicho, en una barbaridad de fluidos que me bañaron entero, y gran parte de las sábanas, y siguió haciéndolo hasta que, 10 minutos después, me corrí en su culo con embestidas tan fuertes que notaba el dolor en su rostro.

La di otro azote brusco en el culo ante sus risas, brillaba de sudor y sus tetas rebotaban de la respiración acelerada. Yo estaba igual, sudando y asqueado, lleno de fluidos. Me la saqué de encima, por que lamía mi tableta como si fuera de verdad de chocolate, y me fui a la piscina. Me tiré de cabeza y degusté el momento, tratando de sosegarme de aquella hembra.

Solo unos minutos de relax, los justos para oír algunos gritos en la casa, fui a ver que pasaba. Estaba Mariluz tapándose con una sábana, increpando a Dani, que se mantenía quieta, de pie con las manos juntas por delante a la altura del vientre, y la cabeza gacha, sonrojada.

-YO: ¿Que pasa?

-DANI: sentir,  señor, yo no querer…- la interrumpió.

-MARILUZ: ¡Tú no querer,  tú no querer! Tú ser lista… – le hacia burla con el tono -… aquí, la mirona, se ha metido a ver a quien te estabas follando, ¿Verdad? - la acusaba con el dedo.

-DANI: ¡No! Yo solo querer limpiar sábanas, yo oír piscina, y pensar que habitación vacía - alzó la cabeza un poco, pero se la agachó Mariluz de golpe.

-MARILUZ: ¡Una mierda! Me has reconocido, y querías asegurarte, para ir a venderlo a la  TV, ¡Cómo odio a esta chusma!… - ahora me miraba a mí - …vienen de fuera a robarnos el trabajo, o sacarnos el dinero como sea… -  Dani estaba roja de ira, o impotencia, casi la oía sollozar -... mándala a la mierda,  pero ya, y no la pagues un duro, esta no tendrá ni papeles ni  nada… – se giró hacia Dani -  … ¡Eh, ¿A que si? has visto a la Mariluz de la TV y has pensado que podrías sacar un dineral para tus 30 hijos!, ¡¡¡Sanguijuelas, que sois todos parásitos!!!! - Dani la miró asustada al fijarse bien, y reconocerla en ese momento.

Me tomé unos segundos para pensar, “Joder, que bien follaba aquella mujer”, era lo que me repetía. Pese al chapuzón aún olía a ella,   estaba claro que la faltaba un cable si se ponía así con Dani, pero si follaba así…  ¿Que más daba?

-YO: lo siento, pero voy a tener que echarte… - Dani levantó la cabeza, casi llorando, suplicándome con los ojos, mientras Mariluz se regodeaba.

-DANI: por favor, no, yo solo querer limpiar habitación antes de ir… – me miró, temblándole la barbilla.

-YO: lo sé, y te creo… – de hecho le había pedido que siempre que pudiera dejara las habitaciones hechas los viernes -… por eso,  y con gran dolor,  te pido que te vayas… vístete y márchate – Dani se quedó quieta, extrañada, casi podía verla pensar, ella iba vestida, la que iba desnuda era Mariluz, cuando lo entendió, se giró a mirarla, con la cara iluminada,  viendo como Mariluz estaba blanca como la leche.

-MARILUZ: me…me estas tomando el pelo, ¿No?

-YO: ya me has oído, nadie viene a mi casa a gritarle a mi gente, vístete y sal - la cara de Dani era un poema, de impresión,  solo superada por la de Mariluz.

-DANI: yo…señor…no hacer falta …yo…- no sabía ni que decir.

-YO: tú cálmate… y ponte aquí a mi lado - obedeció agachando la cabeza, con una sonrisa incontrolada en la cara.

-MARILUZ: ¿Pero tú estás mal de la cabeza? ¡¡¡¡Si acabamos de estar follando, me has abierto el culo cabrón de mierda!!!- si no estaba seguro de lo que estaba haciendo, esas palabras me convencieron, en el fondo quería ser un cabrón, pero era un carbón sincero y leal, y  le prometí a Dani que cuidaría de ella por encima de las “visitantes”, y  eso estaba haciendo.

-YO: no veas como lamento esto, follas como si fueras algodón de azúcar, pero vístete y vete, no te lo repito - se recogió parte de la sábana con que se tapaba, con un gesto elegante de vestido largo de noche,  y se plantó delante de mí, apuntándome con el dedo.

-MARILUZ: déjate de bromas, pedazo de payaso, ¿Te crees que puedes jugar con los mayores?, ¿Que me puedes follar cuanto te plazca y luego sacarme de tu casa? No me tientes, te puedo destrozar la vida,  mequetrefe, como te atreves a...- y siguió gritando cosas similares, puse el mute, y cuando se cansó  su cara parecía que iba a estallar.

-YO: ¿Ya?... - asintió con firmeza.- ...Dani, su ropa… – me miró, buscando confianza, se la di, corrió y cogió su falda, su blusa y su sujetador, y me los dio -... gracias.

Me acerqué a Mariluz, y le arranqué la sábana de las manos, quedando desnuda, le di la sábana a Dani,  que tenía la boca abierta  y sonreía. Le di su ropa a Mariluz, y la agarré del brazo con dureza, iba gritando y pataleando mientras la dirigía a la puerta, me soltó un bofetón fuerte cuando abría, y amenazó otra vez  antes de que la diera un leve empujón que la hizo tropezar y caer al suelo del rellano, hasta me tiró un zapato que golpeó con la puerta al cerrarla.

Al girarme, Dani se me echó encima llenándome de abrazos y besos en las mejillas, me daba las gracias, y decía algunas palabras en rumano que no entendí. La dio igual que estuviera empapado de la piscina, o desnudo, y se reía al escuchar, aún, a Mariluz golpear la puerta y berrear.

-DANI: yo gracias, yo gracias, no poder decir suficiente…- me sujetaba de las mejillas, con lagrimas en los ojos.

-YO: no pasa nada, ya te lo dije,  eres mi ama de llaves, confío en ti, ¿Acaso  no confiabas en mí? - la rodeé por la cintura con las manos.

-DANI: yo si, si, yo confiar mucho...- mentía, una cosa es lo que yo la dijera,  quizá por acostarme con ella podría suponer, y otra  que realmente cumpliera mi palabra, y lo había hecho - ...tú no deber, señora Mariluz de TV, poderosa, puede hacer daño tú.

-YO: no te preocupes por ella, es cosa mía - su mirada era de adoración, por un instante se vio en la calle, con marido sin trabajo y un hijo, perdiendo no solo el único sueldo de su casa, si no un gran sueldo, que con los extras les daba para vivir bien. No hacía falta que lo dijera, se leía en sus ojazos azules.

-DANI: yo gracias, mucho, yo…yo…yo follar tú ahora ¿Si? - me volvía a reír, esta vez no era un caramelo, me quería ofrecer un premio, por mi bondad.

-YO: no, estás agradecida, y eso no es deseo.

-DANI: si, si, si, yo deseo mucho tú, tú follárme bien… - se alzó para besarme en los labios, sabían bien, pero la forma de hacerlo era sin cariño, ni afecto, algo solo físico.

-YO: no, para, no me deseas, ¿Solo quieres dejar de estar en deuda conmigo? … - asintió, con algo de rubor -... pues hazme un favor, mándale un mensaje a Eleonor, dila que hoy he quedado con una chica, que parezco más alegre, pero no le digas con quien.

-DANI: si, yo no decir Mariluz a nadie, yo jurar...- cruzó los dedos de una mano, besándolos.

-YO: no, aunque  eso tampoco, no sé cuanto podrías sacar por vender esta historia a la prensa, pero piensa que cuando se acabe lo que te den, no tendrás más trabajo, nadie te contrata para limpiar si vas hablando de más… - me aseguré de que tuviera la boca cerrada, con lógica -... aquí tienes un sueldo bueno y fijo,  mientras te comportes.

-DANI: si, yo entender – era extranjera, no entupida.

-YO: perfecto,  mándale un mensaje a Eleonor, y dila que esta noche salgo de fiesta con una chica, y dime lo que te responda - asintió con una sonrisa enorme, y me volvió a besar en la mejilla,  cerca de mis labios, pero en ese beso si que sentí afecto.

Dani se fue cogiendo el móvil para obedecer, no me hacía falta verla hacerlo, si no me había ganado ya su lealtad con el dinero de los extras, con aquella jugada maestra sería mía para siempre. Lo hice por cumplir mi palabra, claro que si, pero me había costado un coño delicioso, aproveché la jugada para tener a Dani a mis pies, además quería saber si Eleonor seguía interesada en mi vida, y como reaccionaria.

Eran cerca de las 15 horas, mi siesta rutinaria, esa vez tomaba un cariz diferente, tenía que estar descansado y sin sueño, planeaba una noche larga de fiesta, y tenía que trabajar por la mañana del sábado, quizá me tocaría ir sin dormir a colocar aquel dichoso almacén. Seguía trabajando en el supermnercado para tener mi propio dinero, incluso al no pagar casa, ni caprichos de mujeres como Ana, estaba ahorrando algo, sumándole a los 40.000€ que aún tenía en el banco, de Madamme.

Dormí pensando en mi vida de prostitución, en Madamme, en Zeus, en aquellas mujeres, y en  la Geisha, en aquella fiesta de ricachones dónde destrocé el culo del pobre David por internar jugármela… no, por internar jugársela a Zeus, en el fin de semana con la supermodelo.

Dios, todo lo que hice para nada, por culpa de Ana, ¿Para nada? No, había tenido 2 años, o año y medio, de felicidad con Ana, felicidad pura y sincera, había merecido la pena, y ahora pensaba que, aún sabiendo como acabó, lo volvería a hacer todo, antes y después. Cada minuto junto a Ana fue un regalo, y ahora lo sabía.

Aún, ese tipo de pensamientos llenaba mi mente cuando quería quedarme en blanco, solo la dulce voz de verbos sin conjugar de Dani despidiéndose me desveló, ya que entre semana trabajaba, pero el fin de  semana no, y no la volvería a ver hasta el lunes. Me dijo que Eleonor  la respondió un “OK” sin más, sonreí y se fue.

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