Nuevos relatos publicados: 6

Todo comienza con una mirada

  • 4
  • 5.773
  • 9,11 (9 Val.)
  • 0

Todo comienza con una mirada, una sonrisa… las personas mal interpretamos los gestos de total naturalidad de unos, por grandes muestras de afecto que nos ilusionan y nos llevan a un lugar infinito en nuestra imaginación, donde todo es posible… donde cada mínima palabra se intensifica hasta adquirir magnitudes inimaginables…

Muy hermosa eres – pienso al verte deambular por cada zona de la universidad – Cómo quisiera tenerte entre mis brazos, poder abrazarte y demostrarte así el tamaño del cariño que te tengo, todas tus cualidades las conozco, todos tus defectos los acepto. No hay nada de ti que me desagrade, al contrario, veo que son cosas que te definen, circuitos que forman esa persona con la que sueño todas las noches y en lo primero que pienso al levantarme…

Lamentablemente no eres para mi, nuca lo serás… con cada palabra que te dedico, la respuesta es hasta predecible de tu parte, con cada detalle que te doy, tu respuesta aún sigue siendo la misma… con cada lágrima que derramo por tu desamor, tu respuesta aún sigue permaneciendo igual… silencio, es lo único que me regalas, al principio intenté amarlo también, constantemente me daba palabras de aliento, prometiendo un mejor mañana, una magnífica tarde, una excelente noche, pero a decir verdad únicamente me estoy engañando a mí mismo, mi ingenuidad no permite ver más allá de tu sonrisa encantadora, del movimiento de tu cabello, de tus gestos…

Comencé a quererte en cuestión de horas, aquel instante inespecífico en tu mente, pero tallado en cada centro de mi cerebro, imborrable, inamovible, pero como me cuesta dejar de quererte, intento borrarlo, mi cuerpo flaquea, mi mente sufre… pero no puedo eliminar la fuerza y la profundidad con que dicha grabación ha sido realizada, el por qué es sencillo… nada es más fuerte que el cariño que te tengo, nada es más fuerte que el verte pero saber que nunca serás para mí.

Y ahí comienza mi lucha, allí comienza mi pelea… aquí comienza mi guerra interna por no ceder, por mantenerme allí fuerte, actuando como si no me importara tu actitud, tratando de mostrar una cara de seguridad, pretendiendo ser quien no soy… lamentando y maldiciendo el día en que te vi como algo más, incluso peor aún… lamentando el día que decidí dejar de buscarte, si, no puedo negarlo, lamentando el día que decidí dejar de buscarte, a ti, mi amor, a ti…

Podría apostar que siquiera te has dado cuenta de mis sentimientos, porque para ti solamente soy el amigo con quien sales a caminar cuando estás aburrida, a quien no felicitas el día de su cumpleaños, a quien no saludas al conectarte en red… a quien ignoras cuando lo ves o simplemente saludas con un frío hola ¿Y yo? Esperando por lo menos un mínimo abrazo, un pequeño beso en la mejilla, una palmada en la espalda… pero no, esas son cosas vetadas para mi, soy alguien que está limitado a una silla donde no puede moverse, que solo puede alimentarse de las migajas que le lanzan… y quien lamentablemente, acepta y hasta celebra los restos con que lo alimentan, porque esa es la realidad… al corazón no le importa que ella no te vea, no le importa que ella no te busque, ignora completamente sus maltratos, él es como un cachorro… quiere incondicionalmente y nunca, pero nunca, a pesar de todos los malos tratos… dejará de alegrarse cada vez que su amo llegue a casa, y así estoy yo, pero creo que es hora de darle a mi espíritu una nueva visión de lo que es el cariño, de lo que es aprecio, de lo que es amor… y por eso escribo esta carta, ya que será la demostración de un pasado negro, pero que dará paso a un futuro felíz…

(9,11)