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MI DON (52)

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Lorenzo – La mejor defensa.

Lara no era mi mujer, ni mi prometida, no era mi novia, y si mi apuráis, ni siquiera me parecía una gran mujer. Era una amiga a la que me follaba, y disfrutaba de sus enormes y bien puestas tetas, nada  más. Puede sonar frío, cruel y desalmado decirlo ahora, sabiendo que se suicidó, pero era la verdad. No sentía demasiado aprecio por Lara, no era una persona importante en mi vida, y si se iba lejos tendría a treinta como ella con facilidad, incluso si hubiera muerto de cualquier otra manera, no lloraría. Todo esto es cierto, aunque me cueste decirlo, todo el pesar y el dolor que sufría no era por haberla perdido, si no por que fue a consecuencia de mis actos, buenos o malos, interesados o fortuitos. Lara estaba muerta, y yo tenía la culpa, en mayor o menor parte.

Me sentía muy culpable, pero tenía claro que no era el mayor responsable, ni tampoco el único. A las personas implicadas les iba a hacer pagar por todo, por la violación y la muerte de Lara, por Alicia, que se recuperaba de su intento de suicidio, por Mara, su hermana que lo vio en directo, por haber vuelto a Naira en mi contra, por atacar a mis amigos y a mi familia…yo podría soportarlo todo, cualquier ataque a mi persona, estaba preparado, aceptaría ese juego, pero no a ellos, no volviera a cometer el mismo error, y no pondría en peligro a nadie más, salvo a mi mismo. Tenia que acabar con todo, y si era peleando y muriendo, lo haría, terminaría de la forma que fuera, pero terminaría. Esa era mi determinación, claro está, eso sólo sería si llegaba el caso, tenía planes para zanjarlo todo sin llegar a esos extremos.

Regresaba a mi casa desde el parque, donde había tenido una reunión, que llegó demasiado tarde, con un desconocido para vosotros, y casi para mí. Llevaba 10 años sin ver a esa persona, y estaba muy cambiada,  pero él me ayudaría, solo al final, cuando llegara el momento oportuno, hasta entonces, estaba solo. O quizá no tan solo, había llamado a Madamme, necesitaba ayuda y discreción, nadie mejor que ella para eso. Tal vez podría habérmelas apañado sin Madamme, pero Raúl estaba sobrepasado, con toda su fortaleza mental, ya no podía aguantar más, y le necesitaba a “él”.

Al llegar a casa, busqué una mochila, una que llevaba casi cuatro años sin ver, una mochila que en su día usé para “Asaltar y violar” a una modelo. Fue el último trabajo de Zeus, mi alter ego en la prostitución de lujo, un tipo peligroso, tenía mi astucia, mi cuerpo, mi intuición, pero carecía de bondad, de clemencia y de dudas, era una apisonadora que aplastaba todo a su paso, y era justo lo que necesitaba.

Zeus estaba dentro de mí, y durante todo ese tiempo, había sentido que, de vez en cuando, hacía algo impropio de mí. Lo achacaba a alguna parte oscura de mi carácter, de esa parte de la que no hablas a tus amigos y familia, pero aquella mochila era una representación del lugar dónde le había enterrado hacía tanto tiempo. Al abrirla salió algo de polvo, y allí estaban, la cinta americana, cuerdas, esposas, pasamontañas…todo el kit que usé en su última aparición.

-ZEUS: “Te lo advertí, dije que me necesitarías”

-YO: “Nunca negué tu regreso, pero cuando esto acabe, volverás a este agujero” – estaba hablando conmigo mismo, y me parecía normal.

Me senté en el mismo escritorio en el que me había sentando esas dos semanas, desde la muerte de Lara, ¿O quizá fueron tres semanas?. En ese escritorio en el que no había sacado nada en claro. Esa vez cogí papel y lápiz sin darme cuenta, y comencé a escribir una lista. Siempre funciono igual, necesito objetivos, si no, me pierdo, necesito saber a por quien voy, y en que orden.

1º Lorenzo

2º Carlos

3º Eleonor

Una lista corta, sí, pero ya era algo. Ya sabía a por quien ir, el cómo y el cuando era un misterio, pero lo primero era alejarme de todo, y de todos. Me tuvieran vigilado  Eleonor y Carlos, o no, sospechaba que no les merecía la pena seguirme, con tanto espía a mí alrededor.

Por el bien de los que me eran leales, y por alejarme de los que no lo eran, tenía que irme. Hice las maletas y me despedí de mi familia, quisieron convencerme pero ya no era Raúl, no del todo. Los besé con cariño, mi padre me dio un abrazo único de cariño, mi madre varios de amor y mi hermana sólo me dio una colleja.  Me despedí de ellos, y acudí a la casa de Alexis, mi jefa, o ex jefa, ya que me despidieron sin remedio por mi depresión tras la muerte de Lara.

Al verme Alexis en su portal, con una maleta y una mochila  a mis pies, me abrazó entusiasmada.

-ALEXIS: ¿Mi amo se muda conmigo?

-YO: así es, y no se lo digas a nadie, si lo haces me voy. Ahora coge mis cosas y súbelas – sabia dónde vivía, un tercero sin ascensor, Alexis no pasaría de los 58 kilos, y la maleta y una mochila como pudo, sin mi ayuda, vestida de oficina y con tacones.

 

Al entrar en su casa, esperaba una especie de sala roja, con cadenas, fustas, látigos y trajes de cuero, era una esclava del sado, eso pensaba encontrar. Pero me  encontré un piso normal, de una habitación, acomodado debido a su éxito en ventas, con amplio salón, acogedor y femenino, cocina con barra americana y un amplio baño pulcro y ordenado. Inspeccioné cada rincón de la casa con Alexis detrás de mí, como un perro sigue a su amo, obligándola a que me enseñara el piso. Al llegar a su dormitorio, abrí un armario y encontré lo que buscaba, consoladores, esposas, cadenas, látigos, fustas, pinzas y un traje negro de cuero de cuerpo entero.

-ALEXIS: son mis cosas…tus cosas ahora, para castigarme y humillarme,  como más te guste.

-ZEUS: eso tendrás que ganártelo, no pienso tocarte, me das asco, cuando sepa que eres una puta de verdad puede que me lo piense – no hacía falta que me mirara para saber que estaba excitada, aquella rudeza la encendía como nunca entendí, pero Zeus sí lo hacía.

-ALEXIS: por supuesto, se hará lo que tú digas.

-ZEUS: bien, por que cómo me desobedezcas una sola vez,  me engañes, o simplemente omitas cualquier información,  no te abandonaré, no, estaré contigo hasta el día de tu muerte, te tendré de sirvienta y jamás volverás a follar ni a poder tocarte, no te pegaré ni  te humillaré, te trataré con respeto y con dulzura,  no serás de nadie más, ¿Te gustaría eso?

-ALEXIS: no, no lo soportaría, seré buena esclava…- se arrodilló –…lo juró, y te demostraré que soy merecedora de tus castigos y humillaciones.

-ZEUS: bien, empieza ahora, vete a comprarme un móvil de tarjeta, y de paso compra una cama de perro - se puso en pie y se fue. Volvió a la hora con el móvil y la cama de perro, no más grande que un flotador.

-ALEXIS: ¿Algo más?

-ZEUS: voy a vivir aquí, tú eres mi perra, esta casa es mía, y todo lo que hay en ella, solo tengo una cama y es dónde dormiré yo, tú dormirás desnuda en esa cama de perro, en el suelo del dormitorio, por si decido hacerte mía, pero eso te lo tendrás que ganar también, me harás la comida  y me darás de comer como a un dios, si yo no te lo mando, no comerás ni beberás, vendré con mujeres a las que me follaré, las servirás a ellas como a mí, no comprarás nada ni harás nada sin mi permiso. Si cumples, tendrás un lugar en mi cama, te usaré tanto y tantas veces como me de la gana, follarás con extrañas y extraños, serás la puta de quien yo te diga, y si eres muy buena, puede que te deje dormir conmigo, pero si no, te follaré y volverás  a tu cama en el suelo, de ahora en adelante no existe la palabra “no”  …– no sabía que más decir, Alexis estaba de pie, con la cabeza gacha, ruborizada y frotando sus muslos bajo la falda del traje, podía oler la humedad de su entrepierna –…ahora desnúdate, en esta casa jamás irás vestida, solo tacones altos  de aguja, dolorosos, y si no tienes, compra tantos como para no repetir pareja en un mes. Vas a pagarme todo lo que quiera, tengo pensado tener mi propio dinero pronto, pero no te compraré nada, tú pagarás todo.

Asintió desnudándose como si yo no estuviera allí, dejando su fino cuerpo y su piel blanca a mi merced. Era espectacular, con el traje era una pin up de escándalo, tenía una cabellera larga y espesa de pelo castaño suelto, con algunos reflejos rojizos, y sus profundos ojos, del tono del ámbar, coronaban un rostro fino y delicado. Sin la ropa, sus curvas resaltaban, una cintura diminuta, con unos senos y caderas proporcionados, pezones grandes y rosados, sin bello en su monte de Venus. Todo aderezado con un tono de piel muy claro, casi de porcelana. Al verla así,  tuve una erección incontrolada, sin más me desnudé delante de ella, y al ver mi polla soltó una sonrisa leve, la agarré por el cuello poniéndola de puntillas.

-ZEUS: no te rías, perra, te la voy a meter por el culo tantas veces que vas a suplicar que pare, pero no lo haré, seguiré, durante horas …– sus ojos se tornearon de placer, se derretía entre mis manos solo de imaginárselo –… pero eso ya llegará. Ahora estoy hecho una mierda, báñame, aféitame y cuando termines, mastúrbame hasta dejarme vacío, varias veces, no te cortes, pero solo usa las manos.

Me cogió de la mano y me llevó al baño. Llenó la bañera,  echando sales y encendiendo velas dando un aire perturbadoramente sensual a todo. Me tumbé en el agua para quitarme la suciedad de varios días, desde que Lara ya no estaba, mi concepción del tiempo y la higiene era abstracta. 

Alexis cogió de mi neceser la cuchilla de afeitar, por razones que no vienen al caso yo usaba una navaja de barbero, y se metió en la bañera conmigo, sentándose sobre mis piernas. Frotó con una esponja todo mi cuerpo, el agua se puso sucia, no sé ni cuanto llevaría sin bañarme bien, pero Alexis fue muy concienzuda con mi cabello descuidado, y mi cuerpo magullado. Me dejó limpio, frotándome entre las piernas, y mi polla dura fue trabajada con delicadeza. Luego cogió la espuma de afeitar, y me la extendió por la barba casi de dos meses.  La cuchilla afilada fue pasando por mi garganta con cuidado, luego mis mejillas y más tarde la barbilla y el bigote.

Yo la miraba anonadado, Alexis estaba sonriendo, disfrutando de ser una criada, tenía la piel de un tono parecido al talco, con unos ojos bañados en avellana,  su bello rostro era rígido en las facciones de la mandíbula, debido a su delgadez. No comprendía como esa mujer estaba allí, siendo humillada, y no ganando millones en una revista. Apuró el afeitado bastante, pero no hizo ni una sola herida. Echó el after save en sus manos, y lo extendió con delicadeza acariciando mi cara, me escoció un poco, y pidió disculpas, dándome un agradable y lento beso en la mejilla.

Ya había terminado la higiene, sin preguntar, Alexis bajó sus manos a mi miembro tieso entre sus piernas, y masturbó como si fuera una holandesa haciendo mantequilla. Sus delicadas manos no cerraban del todo el contorno de mi falo, y cuando ponía las dos juntas desde la base, aún sobraba para otra mano de las suyas. No hablamos, ni dijimos nada, solo existía el ruido del agua. Se pasó  media hora con gestos de cansancio claro, pero sin parar, hasta que la falta de sexo me hizo explotar. Una risa de alivió cruzó su mirada, la cantidad de semen que salió fue enorme, pero no dejó de mover las manos sacando otra erección, y casi llegando  a la extenuación,   una segunda corrida menos copiosa. Solo entonces, la aparté, me salí del agua, y ella me secó cada centímetro de piel, con cuidado en las zonas amoratadas o dañadas que aún tenía. Pasó la navaja por mi espalda y piernas, me había descuidado tanto que me empezaba a crecer pelo por todos los lugares de mi cuerpo. Al intentar afeitarme la pelvis, la imagen de mí, hurgando en los huevos de aquel violador con el cuchillo, me tensó, le quité la navaja y lo hice yo mismo. Alexis se quedó de pie, goteando desnuda  a mi lado, sabía que si la secaba yo, me la follaría, y eso aún estaba lejos de mi cabeza. La ordené que se secara, y recordara mis normas.

Al salir del baño,me puse un pantalón solamente, y  ella salió tras de mí, limpia, sin maquillaje, con  solo  unos tacones altos, y el pelo húmedo pegado al cuerpo. Una obra de arte del renacimiento, la belleza más pura siendo humillada.

Alexis hizo una cena ligera, la senté en mi regazo y me dio de comer con la mano. Cuando yo terminé, le dejé las sobras, y comía sin manos, bajo la orden de Zeus,  cuando terminó, limpió todo, y la hice andar a 4 patas hasta su cama de perro  en el suelo. Se acurrucó sin ninguna muestra de pudor, y yo me acosté en la cama. Estaba muy cansado, y tenía que aclarar mis ideas.

Por la mañana se repitió el mismo ritual en el baño, sin afeitarme. Me bañó masturbándome, luego ella se vistió delante de mí, y se fue a trabajar, a ser la cruel jefa sin alma que todos conocían. Puede que queráis saber muchas cosas de por qué me fui a vivir al piso de Alexis en concreto, y no  a otro, o por qué no huí yo solo, pero Zeus no daba explicaciones, actuaba sin pensar, y me veía arrastrado por su convicción.

Yo me vestí esa mañana, y acudí a los juzgados. Iba a por mi primera víctima, Lorenzo, no sabía absolutamente nada de él, y Alicia no estaba disponible para sacarla información. El móvil que dio a Alicia estaba apagado desde aquel fatídico día con Lara en ese curto de calderas, y algo me decía que Lorenzo no volvería a ese bar, dónde a la salida le asalté. Le puse una denuncia, solo tenía alguna foto y su nombre. Me sorprendí cuando, una semana después, la llevaron a trámite, por que le habían encontrado. Resultaba que Lorenzo fue tan estúpido de dar su verdadero nombre, y no había tantos tan guapos como él con antecedentes por estafa  a mujeres. Le denuncié por tráfico de drogas, las que le había estado dando a Lara para endeudarla, no tenía nada más en su contra, y legalmente al menos. Engañar a Alicia no era un delito, pero era por lo que le iba a castigar. De nuevo, un abogado muy bien trajeado,  libró a Lorenzo de todo, no me extrañaba, de hecho,  contaba con ello. Al salir del juicio, nos cruzamos.

-ZEUS: hola, Lorenzo – al verme, retrocedió escondiéndose detrás de un guardia jurado.

-LORENZO: tío…déjame…no me pegues…no lo sabía…solo me pagaron…

-ZEUS: tranquilo, cómo te voy a  pegar aquí, delante de todos, Lorenzo, que vive en la calle xxxxx número x…estos juicios eran inútiles,  ya lo sabía, pero la acusación tiene derecho a la información del acusado…-  me acerqué un poco para susurrarle -…  ahora sé dónde vives – sus ojos verdes y preciosos se abrieron de par en par. El abogado empezó a berrear sobre amenazas, pero Lorenzo se fue tan asustado como debería de estarlo.

Me fui a su casa, sin dar tiempo a nada,  esperando fuera con el coche.  Lorenzo llegó unas horas más tarde, entró, y a la hora salió con dos maletas. Sin duda, mi presencia en el juicio le había asustado, y usaría el dinero de Eleonor para huir de mí…pobre, si yo  hubiera esperado  a vengarme un par de días, le hubiera perdido. Me bajé siguiéndole a cierta distancia, Lorenzo llegó a su coche, en una zona apartada, y cuando metió las maletas le di un golpe en la nuca que lo dejó KO. Le metí en el maletero de mi coche, y llamé a Madamme.

-ZEUS: hola, soy yo.

-MADAMME: ¿Qué necesitas?

-ZEUS: tengo un joven muy atractivo, ¿Lo tienes preparado?

-MADAMME: te llamo en una hora, y te digo dónde llevarlo - así lo hizo. Al llegar, sus dos moles rusas de guardaespaldas, le bajaron del coche, aún estaba KO.

-ZEUS: ¿Qué te parece?

-MADAMME: es guapo, y rubio, sin duda ganaremos dinero con él.

-ZEUS: no creo que colabore, así que atarlo bien… – Madamme sonrió. Cuanto echaba de menos a aquella mujer, una casi cincuentona con un cuerpo voluptuoso y con tantas curvas como un puerto de montaña, me parecía que había cogido algún kilo de más desde la última vez que la vi, pero eso sólo la mejoraba la figura. La besé con fuerza, y sus labios ansiosos me devolvieron el beso – …quiero verlo.

Me llevó a una nave apartada y solitaria,  detrás de Lorenzo y sus secuaces. Nos separamos al entrar en la nave,  y me metió con ella en una habitación apartada. Me presentó a varios hombres a los que saludé educadamente, y por una pantalla, vi como desnudaban a Lorenzo y le ponían en un potro con el culo ofrecido, atado de pies y manos.

Madamme hizo una subasta, y al ver tan guapo a Lorenzo, pujaron como locos. Al que ganó, casi se le salía la polla del pantalón de imaginárselo. Otra caballero, muy desalentado por no poder ganar, me rogó, y  le dije que, si no le importaba ir después del ganador, él también podría jugar…si pagaba. Aceptó encantado.

Lorenzo volvió en sí, gritando, tiritando de miedo, al verse atado y desnudo. Pasados unos minutos, la puerta se abrió, Lorenzo quería girarse a ver quien era, pero no podía ver. El ganador de la puja, era un hombre grande y gordo, se acercó  en silencio por detrás y acarició el cuerpo de aquel joven con mimo. Lorenzo lloraba impotente, el hombre se puso a besarle la espalda y metió sus manos entre sus piernas, Lorenzo se removía pero estaba muy bien sujeto. El señor le agarró la polla, y le masturbó a la vez se sacó un verga de buen tamaño, unos 20 centímetros, tiesa y apuntando a su ano, dónde llevó sus dedos.

Le acarició hasta que se lo abrió, y sin hacer caso de las suplicas y lamentos del joven, empezó a meterle su verga por el culo. El hombre jadeaba y bramaba  como una cabra en celo, haciendo fuerza en aquel agujero cerrado. Lorenzo gimoteaba como un bebé, pero cuando se la metió entera cayó en un estado de nervios en que se puso a rezar. El hombre ya se lo follaba alegremente cuando se le acabaron las plegarias, y a los 10 minutos se corrió dentro de su culo, con Lorenzo babeando sin poder emitir sonidos. Al sacársela,  un hilo de semen y sangre brotaba del culo de Lorenzo.

El hombre se vistió, y regresó a la sala, felicitándonos, “Siempre es un placer estrenar un ano virgen”, y se fue pagando lo que debía. El segundo hombre entró detrás, y no perdió el tiempo. Del espectáculo, tenía ya la tranca dura, inferior en tamaño y grosor a la de su predecesor. Se echó encima de Lorenzo, que empezó a llorar de nuevo, por que se le subió encima y le follaba como un chihuahua a un labrador. Lorenzo era más corpulento y el segundo caballero se movía cual conejo. A los cinco minutos le llenó de semen, pagó su parte, y se fue tan feliz como el anterior.

-MADAMME: ¿Te agrada?

-ZEUS: es lo que se merece.

-MADAMME: si quieres podemos acabar ya…- estaba abrazada a mi, tanto que sentí su sonrisa malvada en mi pecho.

-ZEUS: ¿Hay algo más?

-MADAMME: tenemos algo especial, tengo a unos hombres que pagarán mucho por esta cinta…– me señaló un portátil grabándolo todo – …pero  si le metemos un giro a la trama – chasqueó los dedos, y una de las moles salió de la habitación.

La mole entró en el cuarto donde Lorenzo permanecía inquieto, tiró de una palanca, y el potro donde estaba apoyado cayó medio metro, dejando a Lorenzo a 4 patas. La mole salió por otra puerta, y regresó como un pastor alemán enorme, el olor a sexo de la habitación le tenía olfateando con curiosidad.

-MADAMME: tú decides.

-ZEUS: eres una buena devota de tu dios…– la metí mano, besándola para casi partirla la espalda – …adelante.

Sonrió al alejarse, y golpeó una pared. De inmediato, la mole acercó el perro a Lorenzo, este, recelaba de miedo, el muy estúpido creía que le iba a atacar. Cuando el perro metió su lengua en el culo, casi me caigo al suelo de risa por el chillido que soltó Lorenzo, el perro se pasó 10 minutos lamiendo, y con una polla rosada sobresaliendo entre sus patas. La mole le azuzó, y el perro de un salto se montó encima de Lorenzo, que a la cuarta embestida acertó con el agujero, y se lo estuvo follando salvajemente un buen rato. Lorenzo era un mar de lágrimas y desesperación, hasta que el perro se corrió en su interior y se le hinchó la famosa bola, entonces Lorenzo entró en shock, y se desmayó. El perro desmontó quedando enganchados unos minutos, lamiéndose entre los cuartos traseros, feliz y ajeno, al castigo de Lorenzo.

-MADAMME: magnifico, con lo ganado en la subasta, y lo que pueda sacar por la cinta, tendrás mucho dinero para empezar.

-ZEUS: no soy ambicioso, dale el dinero a quien debas, a mí solamente un porcentaje justo.

-MADAMME: hecho…debo decirte que tu regreso a levantado mucho revuelo…tu fugaz aparición hace tres años fue muy sonada, y que desaparecieras así ha generado mucha expectación, tengo algunos trabajos que podrían serte muy lucrativos… si lo deseas.

-ZEUS: ve avisándome, a este número, es nuevo – le di el móvil que compró Alexis.

-MADAMME: está bien… ¿Y qué hacemos con…tu amigo? – señaló al PC, dónde se veía a un Lorenzo desolado,

-ZEUS: es tuyo, se iba de viaje,  durante unas semanas nadie preguntara por él, saca todo el dinero que puedas, que no disfrute nunca, nada de mujeres, y cuando acabes, suéltalo, asegúrate de que no sabe nada antes de hacerlo.

-MADAMME: por un chico tan guapo, muchos clientes varones pagaran por él…- se me acercó insinuándose – …¿Y si celebramos el reencuentro? No sabes cuanto deseo que mi dios  me parta el culo.

-ZEUS: si sigues así, no me va a quedar más remedio…pero por ahora no, tengo cosas que hacer.

En realidad no tenía nada que hacer, y follar con Madamme era una brutalidad que atraía, pero tenía que salir de allí. Cuando me alejé lo suficiente, despidiéndome de Madamme que se fue en un coche de lujo junto a sus moles,  me puse a vomitar. Aquello había sido, de lejos, lo más asqueroso y sórdido que había visto en mi vida. Zeus sonreía,  pero  a Raúl se le revolvieron las tripas. Me recompuse, convenciéndome a mí mismo que Lorenzo se lo tenía merecido, y me fui a mi casa, mejor dicho, a la de Alexis.

Al entrar, Alexis estaba desnuda, sentada en el suelo de la entrada. Al verme, gateó hasta mí, feliz, la acaricie como si fuera un perro, y me siguió hasta el bañó. Me di una ducha y me enjuagué la boca. El ritual de esos días se repitió, Alexis hizo la cena, me dio de comer, y luego saboreó las sobras sin las manos, tendría hambre, no le había dado permiso para comer desde que la dejé irse a trabajar, pero no dijo nada. Había pasado casi un mes viviendo juntos, y estaba exageradamente delgada, se le notaban las cotillas y perdió la belleza natural.

-ZEUS: estás siendo una buena esclava, ¿Tienes hambre?

-ALEXIS: mucha, mi señor.

-ZEUS: te has ganado tu primer privilegio, no me gusta que estés tan delgada, a partir de ahora, podrás comer cuanto quieras, pero no te pases, no quiero a un saco de huesos, pero tampoco una vaca burra – asintió con ilusión en los ojos, no sé si era por que tenía hambre, o por que se había ganado un premio.

-ALEXIS: me alegro de complacerte.

-ZEUS: seguiremos igual, solo que cuando termines de darme de comer, podrás cenar tú – la cogí de la barbilla y la besé. Era delicioso, lo hacía muy a menudo, creo que Alexis  era la mujer que mejor me había besado hasta ese momento, no sé si era por la situación, o por cualquier otro motivo, pero sus besos eran sinceros, pasionales, entregados al 100%.

Nos acostamos, yo en la cama, y ella en el suelo, hecha una bola en aquel diminuto colchón de perro, era pequeño, sucio e incómodo, pero al tumbarse en él se mecía como en una nube de algodón.

Fue un completo acierto ir a vivir con ella, Raúl entendió a Zeus. Nadie me buscaría allí, Alexis se ocupaba de todo para que no me faltara nada, y no mostrarme mucho en público, y la clase de…devoción que me mostraba, era inquebrantable, ni todo el oro del mundo ni las mentiras de Eleonor harían que esa mujer traicionara a su amo. A ojos de todos, era una jefa cruel y despiadada, que no tendría por qué ayudar en nada a un ex trabajador suyo, al que echaron por no vender lo que ella pedía, ni siquiera tenía ficha en el maletín que me dio Eleonor con toda la gente importante de mi vida. Era un escondite perfecto.

A la mañana siguiente, mi cuenta del banco creció de casi 0€ a 15.000€ gracias a Madamme, “Si eso es un % justo ¿Cuanto habrá ganado en total?”. Me sentía con el valor suficiente como para afrontar mi vida, y sin pensar, llamé antes de ir, y me aceptaron con gusto. Al llegar al piso de estudiantes, Mara me abrió la puerta y se echó a mis brazos, era la primera vez que me veía desde…desde aquel día en el balcón. Una lluvia de besos y abrazos en alguien muy poco dado a darlos era extraño, pero reconfortante. Mara había estado intentando contactar conmigo desde que casi caigo por la ventana junto a su hermana, pero no la había dejado, sentía que no me merecía su agradecimiento.

-MARA: muchas gracias, no sabes cuanto te debo – me decía sin soltar mi cara, tratando de hacerme entender cuanto creía que me debía por salvar a Alicia.

-YO: fue mi culpa, no hubiera pasado nada si…- me besó en la cara de nuevo.

-MARA: no digas estupideces – me hizo pasar, la casa parecía igual, pero el ambiente era distinto.

-YO: ¿Que tal os va todo?

-MARA: estamos algo ahogadas por el alquiler, ahora estamos Alicia y yo solas, Naira se fue, no sé si lo sabes, volvió a Canarias, y Alicia aún se está recuperando en el centro de ayuda a…suicidas. Aunque ya tengo estudiantes haciendo cola por las habitaciones, pero no quiero meter mucha prisa…ya sabes…por Alicia – me daba miedo…no, miedo no…pánico, preguntar por ella.

-YO: ¿Como…? - me cogió de la mano, secándose una lagrima creciente.

-MARA: bien…bien…los médicos dicen que fue un shock momentáneo al ver a Lara en la bañera, la han hecho pruebas y parece recuperada, de hecho, mañana o pasado  la traen a casa.

-YO: eso es bueno, ¿No?

-MARA: sí,  la hemos estado visitando cuando podíamos, poco, pero las últimas veces  parecía mucho más entera que al principio.

-YO: me alegro mucho por ella.

-MARA: ¿Por qué no vienes cuando venga a casa, y así la ves? – la cara que puse debió de ser un poema.

-YO: no…no creo que sea buena idea…. ¿Y si…la recuerdo…algo?

-MARA: es parte de su tratamiento, enfrentarse a situaciones de estrés y superarlas, ¡¡Ven, por favor!! – su mano acarició mi mejilla. El contacto humano me recordó mejores días, aquellos que quería alejar, pero que anhelaba.

-YO: si es por ella, vendré, pero pregúntala primero, no quiero asustarla.

-MARA: de hecho fue ella quien me dijo que quería hablar contigo, pero no te localizaba.

-YO: ¿Que…que quiere de mí? – me temía lo peor. Podía soportarlo todo, incluso que Alicia no quisiera volver a verme por que me culpara, yo mismo me sentía así, y si con  no volver a verla, o hablar con ella, la ayudaría a poder llevar una vida normal,  lo pagaría con gusto, pero lo que no podría soportar era que Alicia me odiara por haber evitado su suicidio.

-MARA: no lo sé, pero quiere verte – me temblaban las manos, y Mara me las cogió, besándolas con sus carnosos labios, y una sonrisa que derretiría los polos.

-YO: ¿Y si me odia por que no la dejé…? – Mara se acercó a  mí, rodeándome con sus brazos.

-MARA: eso es absurdo, te quiere con locura, siempre has sido bueno y fiel con ella,  la salvaste la vida, te está agradecida…como yo – un ligero beso, más lento y suave que los anteriores, rozó mi cara, y se quedó a escasos centímetros de mis labios. Puso morritos al ver como unas lágrimas caían por mi rostro.

-YO: estoy hecho polvo….no sé que hacer…- era cierto, Raúl estaba molido, era Zeus quien llevaba las riendas.

-MARA: ¿Que sabes de…lo tuyo? – se refería a Eleonor, al menso Mara compartía que  ella era la culpable de todo.

-YO: tengo algo en marcha, pero va para largo, por ahora quiero alejarme de todo, para que no os hagan daño – no me había dado cuenta, pero tenía a Mara casi encima.

-MARA: es una estupidez, si te alejas, ¿Como vas a protegernos?

-YO: no os puedo proteger, ya lo has visto.

-MARA: le arrancaste los huevos al tipo que violó a Lara, y te lanzaste por una ventana por Alicia, eso es protegernos, sé que estás frustrado, yo también lo estaba, pero se pasa, solo tienes que lograr encontrar un punto de paz.

-YO: pues no sé como…- me besó en los labios, de forma tan lenta y pausada que podría haberla esquivado si hubiera querido, pero no quise.

-MARA: ¿Y si te ayudo?

-YO: no…no quiero hacerte daño.

-MARA: no lo harás, solo quiero agradecerte lo que hiciste.

-YO: ya lo has hecho, esto no es necesario – volvió a besarme, esta vez fue más largo.

-MARA: le salvaste la vida a mi hermana, todo lo que haga no es suficiente – mi cabeza se nubló con el tercer beso, al sentir su lengua jugando con la mía casi rompo el pantalón. Alexis y Madamme me tenían encendido, pero no follaba con ninguna.

-YO: todas con las que me acuesto terminan mal, no puedo dejar que te pase eso…soy veneno – se me montó encima acariciando mi pecho.

-MARA: suerte que sea una víbora – su besos cayeron y mis manos fueron a su prieto y bien formado trasero, embutido en unos leggins grises.

Me sujetaba la cara con fuerza, mientras me besaba con furia. Sus manos en mis pectorales  no paraban quietas y las mías en su culo menos, era duro y firme. Se sacó un suéter blanco que llevaba,  mostrándome sus tetas, sin sujetador ya que  no lo necesitaba,  la tenía pequeñas y muy bien puestas, sus pezones oscuros y diminutos estaban duros apuntando al techo, y los lamí con gusto, dando pequeños pellizcos con los dientes.

Mara sonreía al verme tan lujurioso en sus senos, siendo sin duda la peor parte de ella. Al alzar la mirada, sus grandes ojos oscuros brillaban de pasión, su corto cabello peinado hacia un lado de su cabeza la hacía preciosa, y giraba su cadera frotando mi polla a punto de reventar. Gateó sobre mí, pasando al sofá, con su culo ceñido bien marcado bajo la prenda elástica, y lo sobé con calma. Había soñado muchas veces con meter mano a aquel trasero siempre resaltando con faldas ajustadas o  pantalones apretados, no era como el de Alicia, pero es que aquel era insuperable, grande, de caderas anchas y nalgas poderosas. En cambio, el de Mara era compacto y  redondeado, de modelo de lencería más de que de mujer exuberante. Fui tirando de los leggins hasta sacárselos, ni  siquiera llevaba un tanga minúsculo, ya estaba completamente desnuda ante mí.

-YO: ¿Y tu ropa interior?

-MARA: me la quité al saber que venias.

-YO: ¿Por qué me haces esto?

-MARA: por que quiero que vuelvas a ser tú, por que necesitas olvidar a Lara,  entender que no fue tu culpa, y sobretodo, por que deseo que me folles como lo hacías con ella…– se giró sobre sí misma, abriéndose de piernas, un coño delgado y estilizado por una línea de bello en forma de flecha apareció –… tenias razón, te vi, varias veces, montándola como a una yegua, y llevo deseando que me hagas el amor desde entonces.

Metí mi cara en aquel coño prieto, cerró los muslos sobre mi cabeza y me agarró del cabello. Al sentir mi lengua y mis labios repasando cada rincón de su interior, se retorció sobre sí misma, gimiendo de gusto.

Un dedo tras otro, la fue abriendo, encontré su clítoris inflado y lo lamía mientas hurgaba en su punto G.  Mara se movía inquieta, y tras unos ligeros espasmos se le cortó la respiración y baño mis dedos con sus fluidos. Casi poseída, se puso en pie y me arrancó la ropa, que al ver mi polla dura y firmen en todo su esplendor, casi le da algo. La cogió con ambas manos masturbando incrédula, mientras yo la acariciaba por mil sitios, besándonos con descaro, no le daba asco probar su propio interior de mis labios.

Fue haciendo un camino de besos desde mi boca hasta mi vientre, pasando sus dedos entre las hendiduras de mis músculos, menos marcados de lo que solían estar. Se arrodilló ante mi verga, insultantemente grande, y la besó con tanta delicadeza como a un niño. Aparte de los ojos saltones, tenía la boca más grande que había visto en una mujer hermosa, y le bastó un par de intentos para meterse medio miembro  en la garganta. Luego retrocedía sacándosela como al chupar un helado, y al retirase daba una ligero lametón, lo hizo tantas veces que las babas colgaban de mi verga y su barbilla. Casi no masturbaba, pero sus labios hacían maravillas, y cuando se cansaba repasaba todo el tronco de mi rabo con la lengua.

-MARA: ¿Es verdad que tienes la vasectomía hecha?

-YO: sí.

-MARA: mejor, quiero que te corras dentro de mí.

De un empujón me recostó en el sofá, y luego cayó de rodillas a horcajadas sobre mí, nos besamos fugazmente, y elevó su cadera, apuntando mi miembro a su cueva. Al sentir el glande abriéndose paso, Mara cerró los ojos mordiéndose el labio obscenamente, dio un pequeño respingo y  continuó bajando. A  ¾ de mi polla dentro de ella,  paró por que le llegó un orgasmo animal que la hizo gritar de forma aguda, sentí una presión enorme en el rabo, sus paredes vaginales iban cediendo mientras palpitaban, y cuando se repuso,  siguió bajando hasta tenerla totalmente empalada. Fue una sensación gloriosa, arqueó la espalda mostrando unos pezones durísimos y más salidos que antes, los lamí y casi se vuelve a correr, con mis manos en su trasero bien agarradas.

-MARA: ¡Dios santo!…Noto como me abre…es...enorme…¡Dios!.

-YO: si te hago daño, dímelo – me soltó un bofetón.

-MARA: no soy ninguna pánfila, fóllame como lo harías con ella, destrózame y hazme gritar.

.ZEUS: como gustes.

Elevé su cadera con las manos, y mi cintura soltó a la bestia. Al primer minuto se volvió a correr, puso la misma cara y la posición de las manos que cuando le tiraba agua desde la piscina, la tuve que sujetar más fuerte para que no se levantara  demasiado, y así hacer chocar mis huevos en su culo. A los 5 minutos estaba roja y sulfurando, pero aguantaba, e incluso notaba como movía las caderas a mi son. A los 10 minutos era ella quien llevaba el ritmo, ¡Y qué ritmo!, sin duda, follaba de cine, se convirtió en una pelea de gallos en la que yo subía la apuesta y ella la igualaba con el tiempo.

Los orgasmos eran tiempos muertos, y a los 35 minutos exploté una cantidad de semen descomunal que tenía acumulada, cada latigazo en su húmedo agujero fue más placentero que el anterior, y cuando terminé se venció sobre mi pecho llena de sudor y placer. Pasé mis manos desde sus riñones hasta la parte alta de su espalda, acariciándola con las manos abiertas, sintiendo el tacto del calor humano de una mujer sobre mí de nuevo.

-YO: ¿Estás bien? – me besó con rostro hilarante

-MARA: como en mi vida…dios…esto sí es follar…- me volvió a besar con lengua – …vamos a mi cama.

Me puse en pie con ella aún montada, se reía mientras hurgaba en su coño con una mano por detrás de su trasero. Al llegar a su cama, la recosté con cuidado cayendo sobre ella, mi polla ya estaba dura dentro de su cuerpo, y sin más me rodeó con las piernas.

Comenzó un vaivén legendario, usaba el agarre de sus pies en mis riñones como apoyo para elevar la cintura y girarla a una gran velocidad. Era la primera vez que lo veía, la seguía el ritmo profundizando largamente, lamiendo su torso y aquel par de tetas de niña de 15 años, pero follaba como una experta, solo gente como Madamme, Eli, Geisha, Eleonor o Ana se movían igual o mejor, presentando batalla a la bestia. Pero ellas  eran más mayores y expertas, o las había estado follando durante meses, o eran putas de alto nivel,  o todo a la vez.

Mara estaba pasando sus manos por mi pecho, gimiendo de placer y mordiendo las sábanas con cada orgasmo que le llegaba recorriendo su espina dorsal. La bestia apareció de nuevo, queriendo rendir a aquella amazona haciendo flexiones. Mara dejó de moverse por la intensidad de la fricción, y terminó abriéndose de piernas y saliendo de mí en un orgasmo brutal que la hacía salir un chorro de su coño sin parar mientras se frotaba. Sin darla descanso, volví a follarla salvajemente desde atrás en forma de cuchara, hasta derramarme por segunda vez en un frenesí final en que se le pusieron los ojos en blanco. Caí sobre ella besándola en el cuello, bufando,  bañados en sudor y sexo.

-YO: no lo haces nada mal – acariciaba su vientre desde atrás, y mordí de forma traviesa en su espalda.

-MARA: y aún no has probado mi culito, dicen que es demencial – sentía sus uñas clavadas en mi muslo, dónde se había agarrado.

-YO: te puedo hacer daño.

-MARA: esa es la idea…ábremelo como se lo  hiciste a ella… madre mía, es normal que Lara estuviera loca por ti.

Nos puse en pie, y la estampé de cara a la pared, usé los jugos de su coño para mojar su ano, pero no era virgen ni mucho menos por allí, entraron dos dedos con facilidad, y al final cuatro. Cuando la empalé con mi rabo, le entró casi entero del tirón, soltó  un   lamento real que  se apagó en un gemido de sexo.

Me apoyé en la pared, y la bestia se ocupó de darla por el culo tan fuerte que su cuerpo rebotaba contra el tabique. Mara gemía de placer, y se abría las nalgas con las manos, no era el mejor culo que había tenido, pero se movía al compás de mis embestidas. Cuando llegó su primer orgasmo anal saltó contra la pared dando golpes, pero yo seguía percutiendo mientras la oía pedirme  que no parara. Bajé mis manos entre sus piernas y con fuerza se las abrí como a una gimnasta, casi 180º grados, mientras seguía metiéndosela entera  colgada del aire. El segundo orgasmo anal la debilitó tanto que se dobló de piernas y la tumbé en la cama estirada, sin dejar de follarla por detrás. Tenía que corregir la postura constantemente para seguir su cuerpo, que se arrastraba como un gusano por las sábanas, y al llenarla el culo de mi leche caliente, un tercer orgasmo anal la hizo tiritar.

Caí rendido a la cama, “¡Qué mujer!”, Mara follaba como una gata salvaje, incluso allí tumbaba, levantaba el culo para que percutiera más dentro de su ser. Mucho mejor de lo que esperaba, o hubiera soñado, pero allí estaba, temblando a mi lado, brillando de la transpiración y jadeando casi ausente, como todas.

-YO: gracias.

-MARA: a ti…por todo…cuando quieras seré tuya.

-YO: no sé si Alicia lo soportará.

-MARA: no tiene por qué enterase -  se arrastró hasta mi pecho, besándome con su lengua, cortando sus palabras para poder coger aire.

-YO: no voy a mentirla, ella se merece mucho más – soltó un bufido de desesperación.

-MARA: te agradezco todo lo que has hecho, pero…. ¿Por qué ella?

-YO: ¿Por qué ella…qué?

-MARA: no seas tonto…se os ve a la legua, estás enamorado de Alicia – la miré confuso.

-YO: no estoy enamorado de ella, es mi hermanita.

-MARA: engáñate a ti mismo, pero cuando estáis juntos se nota, tenéis química, conectáis, sé que  la quieres.

-YO: no la quiero…bueno, sí…pero no de esa forma, si quisiera podría habérmela tirado ya…

-MARA: ya…aquel cumpleaños con Ana, ya me lo contó, que casualidad que te tires a Lara, y a Ana, “El amor de tu vida”, sin importarte nada…pero con Alicia te entren remordimientos…

-YO: precisamente, eso demuestra que no la quiero.

-MARA: precisamente, eso demuestra que la quieres, desde siempre…y ella a ti…

-YO: ¡No me ama, no digas bobadas!.... Estaba con Teo.

-MARA: con el que cortó por tu culpa, Teo no es tonto y vio lo mismo que todos.

-YO: pero si luego Alicia se lió con Lorenzo…

-MARA: por que tú estabas muy ocupado jugando a ser un “don juan” y no la prestaste atención –  me dio con los nudillos en la frente.

-YO: no lo sabia…no puede ser…quizá sean imaginaciones vuestras…- me soltó un ligero bofetón.

-MARA: ¿Es que te lo tengo que deletrear? Soy su hermana ¿Te crees que no me dice estas cosas?, ¡¡¡Te quiere, pedazo de idiota!!! – me quedé sin palabras, tardé un rato en reunir unas cuantas.

-YO: pero…es Alicia, yo no la veo así…- se le escapó otro bufido largo, mientras se incorporaba de la cama. Le costó trabajo, pero parecía que el esfuerzo lo hacía en encontrar las palabras adecuadas.

-MARA: me contaron lo que pasó en aquel balcón, te soltaste de la barandilla antes que dejar  caer a Alicia…muchos dicen, falsamente, que se jugarían  su vida por una persona, pensando que hay posibilidades de salir vivo, pero tú no te jugaste la vida,  Raúl, no podías ganar,  habías perdido, caíais…. y estabas dispuesto a no soltarla, a caer con ella,  sabias que ibas a morir, pero no  soltaste su mano…

-YO: todo pasó muy deprisa, yo…- me puso uno de sus delicados dedos en los labios.

-MARA: ahora  piensa esto, ¿Por cuantas personas, que no sean de tu familia, estarías dispuesto a morir?... – se puso en pie, y se fue al baño trastabillada y aturdida. Mi silencio fue como una respuesta para ella –… solo quería saber qué tiene Alicia de especial para ti, puedes tener a  la mujer que quieras, ¿Por qué ella?  - se metió en el baño al no obtener respuesta.

“¿Será verdad?”, aquello podía ser de todo. Un juego de Mara al lograr lo que quería, o quería confundirme para que me fijara en ella y no en su hermana, o hasta podía ser Eleonor con otro de sus macabros intentos de volverme loco… pero  lo que más me aterraba,  era que fuera cierto.

 

Alicia – Karma.

Un par de días después de acostarme con Mara, me llamó. Habían montado una pequeña fiesta para recibir a Alicia, regresaba del psiquiátrico. No pude decidir por mí mismo acudir o no, lancé una moneda al aire, cara era ir a la fiesta y cruz no ir. Al lanzarla salió cruz, metí la moneda en mi bolsillo… y me vestí para acudir a la fiesta. Zapatillas cómodas, pantalón de vestir y camiseta debajo de la cazadora, de lo más normal, no quería destacar en nada.

Se oía cierto bullicio al llegar, y al subir al ático de las estudiantes,  había bastante gente. Todos sonriendo y bebiendo, pero con una tensión en el ambiente muy clara, que  al llegar yo, aumentó. Si yo me creía culpable, muchos de los presentes opinaban igual.

Mara me recibió con los brazos abiertos, preciosa y bien arreglada, con un vestido ceñido de flores. Al ver a Alicia de pie, charlando tan alegre con una amiga suya, con una falda interminable hasta los tobillos, y una camiseta de manga larga blanca, me sentí aliviado. Alicia sonreía tan feliz, como si aquello no hubiera pasado, no sé que esperaba ver, ¿Una mujer demacrada con camisón blanco largo y la piel pálida con ojeras?, quizá,  pero no. Allí  estaba Alicia, tan normal.

Ni me acerqué a ella, me senté en una esquina y me dediqué a mirar a todos, casi como castigo, obligándome a ser juzgado por todas aquellas personas. Pasadas dos horas, fue la propia Alicia la que se me acercó, de refilón la veía venir hacia mí, aunque fingía no hacerlo. Mis manos temblaban de pavor, creo que todo yo temblaba. Alicia se paró a unos metros, y cogió aire.

-ALICIA: bueno, ¿Qué pasa, no me vas a saludar? – se abrió de brazos ante mí, me puse en pie a punto de echar a llorar.

-YO: hola… hermanita – al sentir su cuerpo y sus brazos rodearme, perdí una tonelada de peso.

-ALICIA: venga, charlemos un rato – se sentó a mi lado, y un ligero murmullo se escuchó de fondo en la sala. Estaba tan nervioso que sólo se me ocurrió hacer el payaso.

-YO: habrán cerrado los balcones… ¿No? – soltó una carcajada tan grande que me alivió el alma. Allí estaba ella, con su risa real,  con arrugas en las mejillas.

-ALICIA: ¡Eres tonto! Solo a ti se te ocurre…- se secó las lágrimas para no mancharse de rímel - …por favor, júrame que nunca cambiarás.

-YO: te juro que nunca maduraré, eso te lo garantizo.

-ALICIA: eso espero, eres la persona más increíble que he conocido nunca, y no quiero que esto cambie  nada.

-YO: ¿Cómo ha sido todo con los loqueros? – sonrió de forma tan agradable, que me dejó de temblar el cuerpo.

-ALICIA: menos mal, alguien pregunta, aquí todos hacen como que no ocurrió, parecen palabras tabú…bien, estoy…bien, supongo, ¿Y tú?

-YO: tengo mucho miedo a…a cualquier cosa, sé que te hice daño y no quiero que vuelva a pasar.

-ALICIA: tú no tuviste la culpa.

-YO: tú  no la tuviste – la cogí de la mano, reuniendo todo mi valor.

-ALICIA: ya lo sé…ahora lo sé…me han estado ayudando mucho…ahora lo veo todo con claridad, sé quienes son los culpables, y no están en esta casa – sus palabras hicieron que mis ojos dejaran de amagar lágrimas.

-YO: ¿Qué coño se te pasó por la cabeza?

-ALICIA: no lo sé, estaba bien, entré al baño…- cogió aire - …y la vi allí, a Lara, su cara, la sangre…mientras llamaba a la ambulancia pensaba en lo desesperada que estaría, y que en parte, era mi culpa, ahora sé que no, pero entonces lo pensaba…miré al balcón, y lo vi fácil, sencillo, sería saltar y dejar todo atrás.

-YO: fuiste una cobarde – se me escapó de rabia al recordarlo.

-ALICIA: lo fui…pero gracias a dios estuviste allí – se acariciaba la muñeca a la que me aferré, dispuesto a todo.

-YO: la  próxima vez, cuando estés así, me llamas, sea la hora que sea,  el día que sea.

-ALICIA: gracias,  sé que cuidaras de mí, aunque me duela – se remangó la camiseta, y me mostró su muñeca, con la marca de mi mano allí dónde la agarré todo el tiempo. Pese haber pasado un mes, la sujeté con tal fuerza que aún tenía  la piel de un tono morado,  que ya se desvanecía. Le acaricié con los dedos la muñeca.

-YO: lo siento.

-ALICIA: no lo hagas, es un recordatorio constante, quiero tatuarme una mano en esa zona para saber siempre que la mire lo estúpida que fui, te agradezco que te ofrezcas por si me vuelve a pasar…pero no  habrá próxima vez, te lo prometo.

-YO: más te vale, como me vuelvas a hacer esto yo mismo te tiro por la ventana – fue uno de esos momentos en que, de golpe, el puto universo se vuelve en tu contra,  la música se paró y todo el mundo se calló, escuchando mis palabras. El silencio fue largo, brutal y tenso, Alicia me miró sonrojada, y yo no pude más que echarme a reír. Nos dimos un abrazo en el que si fuera un vídeo juego, sería un “vida extra” para ambos. Al separarnos, la di un solo beso en la mejilla.

-ALICIA: ¿Cómo va tu cruzada? – no era raro que Mara la informara de que había empezado mi venganza contra Eleonor.

-YO: prefiero no decir nada.

-ALICIA: ya sé que denunciaste a Lorenzo, ese cabrón se libró,  y por lo que sé, se ha esfumado, agradezco que lo intentaras, pero me jode mucho que saliera indemne de todo esto.

-YO: el Karma dice que recibirá su castigo.

-ALICIA: me gustaría tenerlo delante, ya sabes, no sé que le haría, quizá una locura, siento que me va a pesar el corazón el resto de mi vida, y eso me enfurece, ¿Cómo me dejé engañar por él? casi le amaba… – sus ojos vidriosos regresaron, la besé en la frente y me acerqué a su oído.

-YO: suelta ese peso…ya le he castigado – al alejarme, me miró entre el asombro y el orgullo.

-ALICIA: ¿Qué le has hecho?

-YO: no quieres saberlo, es demasiado…- me cogió de la cara, su rostro era ira concentrada.

-ALICIA: necesito saberlo, necesito entender por qué, necesito comprender, y sobretodo necesito saber que fue castigado, el psicólogo dice que me olvide,  que lo supere, pero no puedo.

-YO: tienes mi palabra.

-ALICIA: lo siento…sé que tu palabra va a misa, pero necesito verlo – su cara era de auténtica urgencia.

-YO: no es agradable.

-ALICIA: eso espero… – su tono era firme y seco – …espero que ese cerdo arda en el infierno toda la eternidad con una estaca candente metida por el culo – eso me sacó una sonrisa leve. Sopesé ideas.

-YO: si es lo que quieres,  puedo lograr ponerlo delante de ti – me miró como si Papa Noel hubiera entrado por la chimenea.

-ALICIA: ¡Por favor, lo necesito! – suspiré profundamente, “No puedo negarla nada, nunca pudiste”.

-YO: dame un par de días, te llamaré cuando lo tenga listo…pero prométeme una cosa, que lo que veas o escuches no cambiará tu opinión de mí.

-ALICIA: no podría.

-YO: escúchame, tengo un lado oscuro en mi vida, y para ganar esta guerra tengo que recurrir a esa parte, no es algo que quiera que veas.

-ALICIA: todos tenemos un lado oscuro, no te preocupes, si estás a mi lado, no temeré nada, confío en ti – eso me recordó otra cosa.

-YO: no deberías, soy un cáncer…me…me acosté con tu hermana el otro día – sulfuró con los labios.

-ALICIA: joder, ¿Es que no puedes parar?

-YO: estaba sensible, perdido y necesitaba afecto…creo que ella lo sabía.

-ALICIA: claro que lo sabía, lleva mucho tiempo detrás de ti…en fin, no puedo culparte, si te encuentras así es por mi culpa.

-YO: si estoy así, es por tomar malas decisiones una tras otra, afectando a la vida de los demás,  y eso se acabó.

-ALICIA: pero no cambies, me lo has prometido – sonrío al pasar su mano por mi cara.

-YO: no sé si cuando esto acabe podré ser el mismo, o si quedará algo de mí.

-ALICIA: por favor, inténtalo, no podría perder a una persona que bromea cuando estoy a punto de saltar por un balcón – nos fundimos en el abrazo más largo hasta la fecha.

Al salir de la fiesta, llamé a Madamme y la pedí que organizara todo. Me dio un día para traer a Lorenzo de vuelta a Madrid, por lo visto, se lo había llevado de gira por medio país. Me dio lugar y hora,  y me llevé a Alicia, que iba de negro, de arriba abajo, con una blusa amplia y unos pantalones ligeros, casi de funeral. Al aparcar fuera, hablamos un momento.

-YO: mira, esto se va a poner muy raro, no te asustes, mientras estés al lado de Zeus no te pasara nada.

-ALICIA: ¿Zeus?

-YO: soy yo, mi nombre de guerra, es un papel, tú sígueme la corriente y no te metas en su camino, en serio, no puedo mostrar flaqueza ahí dentro.

-ALICIA: de acuerdo… ¿Y yo? ¿No necesitaría un nombre?

-YO: pues no es mala idea, elige…

-ALICIA: supongo que si tú eres Zeus… tiene sentido que yo sea Hera, ¿No? – dudé un instante, Madamme se podría sentir ofendida, pero la relación con ella era de amo y esclavo, me obedecía, no era mi esposa.

-YO: de acuerdo, muéstrate firme y con carácter, se orgullosa y déspota,  no te dejes amedrentar por nada, mantén la compostura y déjame hablar a mí… recuerda, son papeles, pero son importantes – asintió.

-ALICIA: vamos.

Entramos en un piso medio abandonado, una de las moles estaba abajo, y  al verme, nos dejó pasar. Subimos a uno de las habitaciones donde Madamme estaba esperando, solté la mano de Alicia y me besé con Madamme de forma obscena.

-ZEUS: ¿Le tienes?

-MADAMME: aquí está,  mi dios, tal como ordenaste.

-ZEUS: bien, ella es Hera, quiere hacerle unas preguntas – Madamme se acercó a  Alicia,  y la dio un par de besos.

-MADAMME: un placer conocerte, preciosa, tengo todo listo.

-HERA: estoy impaciente.

-MADAMME: como no sabía como actuar, podemos hacerlo de dos maneras, el chico está detrás de esa puerta, podéis entrar directamente y hablar con él, os aseguro que será a solas.

-ZEUS: imposible, si nos ve, puede reconocernos y luego meternos en líos, habría que matarlo.

-MADAMME: por eso he pensado otra manera, en este ordenador se ve una cámara que he instalado dentro …– lo encendió y se vio a Lorenzo sentado medio desnudo, con la cara llena de golpes, un gesto entre la apatía y la desesperación en su cara–… uno de mis chicos entrará, y se pondrá un pinganillo, a través de él, y el ordenador, podéis hablar directamente con él, sin descubrir quienes sois.

-HERA: excelente, no me dijiste que era tan buena sirviente – me sorprendió su actuación, Madamme la miró tan sorprendida como yo.

-MADAMME: es un placer servir – metí mi mano bajo su vestido palpando sus bragas, y gimió un segundo.

-ZEUS: como siga así, no me va a quedar otra que destrozarla – al oír esa palabra, cerró los ojos, y supongo que rememoró sentir mi verga partiéndola en dos. Mi mano se humedeció al instante.

-MADAMME: por favor…delante de su mujer no…- apreté su coño sacándola un suspiró, la agarré por el cuello estampándola contra la pared.

-ZEUS: delante de ella, o en mitad de un estadio de fútbol lleno, será dónde y cuando yo digo, ¿O se te ha olvidado? – abrió los ojos rindiéndose con la mirada.

-MADAMME: lo siento, no quería ofender.

-ZEUS: si necesitas que te lo recuerde, dímelo,  ahora mismo – apreté su cuello casi asfixiándola, Hera permanecía inmóvil, asustada.

-MADAMME: no por favor…me ahogo…– tosía cogiendo aire - …no…no hace falta…mi dios…- solté pasados unos segundos

-ZEUS: no estropees tu buen trabajo con más tonterías, ¿Ha quedado claro?

-MADAMME: sí…cofffff cofffff…perdóneme.

-HERA: perdonada estás, pero no vuelvas a desafiar a mi esposo…vamos, tenemos prisa – se acercó cogiéndome de la mano para, sutilmente, tranquilizarme.

Madamme tardó un minuto en recuperarse, y a través del ordenador, un hilo de voz leve comunicó a una de las moles que custodiaban a Lorenzo que se sentara enfrente. Así lo hizo, y Madamme nos cedió el portátil.

-ZEUS: ¿Quien eres? – le dije al micro del PC, la mole lo repitió palabra por palabra, con un marcado acento de Europa del este.

-LORENZO: yo…por favor…déjenme irme…

-ZEUS: ¿Que quien eres?

-LORENZO: soy…soy Lorenzo…- no os podéis hacer una idea de ver a un hombre de unos 25 años, rubio, guapo, apuesto, de ojos verdes y con cierta corpulencia, hablar con un tono de voz tan lastimero y endeble.

-ZEUS: ¿Por qué estás aquí?

-LORENZO: me…me secuestraron…no sé quien…quizá un amigo de una chica a la que me tiré…o quizá no…no lo sé…por favor, dejen que me vaya, no se lo diré a nadie.

-ZEUS: estás aquí por que eres un cerdo materialista que abusó de la confianza de muchas mujeres, y esta es tu redención.

-LORENZO: lo sé…me porte mal…con muchas chicas…pero…pero…esto es demasiado…no lo soporto más…quiero irme a casa – lloraba.

-ZEUS: eso depende de ti, te voy ha hacer unas preguntas muy concretas, y necesito la verdad, toda la verdad, si me la dices, puede que en unos días te dejemos libre, pero si nos mientes,  lo sabremos,  y no volverás nunca a tu hogar, seguirás aquí siendo usado día tras día hasta que mueras, ¿Lo has entendido?

-LERENZO: sí…lo que sea…os diré lo que sea…- me aparté del ordenador, y se lo dejé a Hera. La susurré algún consejo para no descubrirse.

-HERA: ¿Por qué le haces eso a las mujeres?

-LORENZO: por diversión…por que me pagan…por que puedo…

-HERA: ¿Eres consciente del dolor que puedes llegar a causar?

-LORENZO: sí…no…no lo sé…en el fondo no me importaban…- lloraba por que decía la verdad, pero eran palabras inculpatorias.

-HERA: ¿Cómo empezaste?

-LORENZO: en el colegio, con 16 años, las chicas caían a mis pies…mis compañeros me retaban, y yo me liaba con todas, a cambio de cosas… pero al crecer, pedía dinero y favores.

-HERA: ¿A cuantas has destrozado?

-LORENZO: a decenas…puede que a un centenar.

-HERA: ¿Sientes algo por ellas?

-LORENZO: nada, para mí no son más que niñas tontas…con sonreír y susurrarlas al oído se enamoran…son tan estúpidas…- seguía llorando por decir la verdad.

-HERA: me has contado como empezaste, ¿Cual fue la última? – “Muy hábil, hermanita”

-LORENZO: me…me contrataron para ligarme a una chica…nada especial…fue fácil, había roto con su novio hacía casi un año, y estaba muy sola, lo difícil fue meter a una de sus amigas en la líos de drogas, luego la secuestraron…pero yo no sabia nada de lo que  pasó después, solo me pagaron por mi trabajo, incluso me acosté con una compañera de piso, me pagaron un extra  – eso era nuevo.

-HERA: ¿Cómo se llamaba esa compañera de piso?

-LORENZO: Nuria…Nara…algo así…era canaria…me pagaron para dejarme seducir por ella, la muy idiota se lo creyó, me dijeron que lo necesitaban, que tenían que convencerla de que podía ganarse a cualquier hombre.

-HERA: ¿Por qué?

-LORENZO: no…no me lo dijeron…pero había un tipo…un amigo de las chicas, creo que todo giraba en torno a él, creo que querían liar a la canaria con aquel chico, o al menos que ella lo creyera posible…- cogió aire - …¿Es por eso que estoy aquí? Era mucho dinero…

-HERA: no, soy el padre de una de las chicas a las que destrozaste  – sonaba creíble en la voz de aquella mole.

-LORENZO: mire…le pido disculpas…sé que no está bien, pero así me gano la vida…me la ganaba…le juro que no lo volveré a hacer…pero por favor…máteme, suélteme o máteme...se lo suplico, pero no me haga volver a …- lloraba desconsolado, recordado los tres días de ser violado por hombres, que sin duda, pagarían mucho por un joven tan atractivo - …¡¡¡¡No me haga esto, por favor!!!!!

-HERA: eres un ser despreciable, y no mereces otra cosa que esto…me lo voy a  pensar – Alicia lloraba, pero podía ver en su rostro como se quitaba n peso de encima, como había hecho yo, al ver a ese pobre chico tal como era, un gusano asqueroso.

-ZEUS: ¿Es todo lo que necesitabas saber?

-HERA: es un miserable, y ya no merece más mí tiempo.

-MADAMME: siento interrumpir, aquí esta la copia de…su castigo – me entregó un CD.

-ZEUS: esto es para ti,  amor mío, un regalo que incluye la ira desatada de Zeus sobre esa escoria – lo cogió asintiendo con seguridad.

-HERA: muchas gracias, realmente necesitaba esto – hubo un momento en que nos miramos, y casi creí que me besaría, entraría dentro de su  papel de Hera, pero no ocurrió.

-ZEUS: ya es suficiente, es todo tuyo, Madamme, y recuerda las instrucciones, que cuando se vaya no tenga nada con lo que pueda hacernos daño…pero no hace falta que sepa que no morirá, no  hasta el último momento – besé a Madamme con lengua, magreando sus buenas tetas por encima de vestido.

-MADAMME: así se hará… – se giró hacia Alicia, con una reverencia –…mi señora.

-HERA: un placer conocerte, sigue así y puede que dentro de poco te recompensemos, ¿Nos vamos, querido? – me cogió del brazo. Salimos de allí y bajamos al coche, en silencio, hasta que no estuvimos bien lejos no habló.

-ALICIA: ha sido raro

-YO: te lo dije, por favor, no preguntes, no puedo decirte nada sin comprometerte… y no quiero mentirte.

-ALICIA: está bien, lo comprendo…pero…Lorenzo …estaba en muy mal estado…y las cosas que has dicho…no quiero que muera, le odio…pero me siento mal.

-YO: no le pasará nada, le soltarán en unos días, cagado de miedo y asustado, con algunos rasguños, pero vivo.

-ALICIA: creía que si le tenía delante lo mataría, pero… al verle así…

-YO: olvídate de él, es historia, ¿Tú cómo estás?

-ALICIA: bien…sorprendentemente bien…creo que he logrado lo que necesitaba.

-YO: me alegro, un montón, de verdad.

-ALICIA: ¿Qué se supone que hay aquí? - movió el CD.

-YO: le pedí una copia del castigo que está recibiendo…es duro y escabroso, pero creo que te merecías tenerlo, tú decides si ves lo que hay – lo miró como pudiendo  leer su contenido.

-ALICIA: no lo necesito, ya tengo lo que buscaba – fue a romperlo.

-YO: no, por favor, no lo veas, pero tu hermana me ha dicho que quiere verlo – torneó los ojos, curiosa.

-ALICIA: ¿Qué pasa, ahora sois unos tortolitos? -  me hizo cosquillas en el vientre.

-YO: no…no sé…es raro, nunca se habría fijado en mí…pero no veas como fo…- me corté, era su hermana.

-ALICIA: sí…ya me ha dicho más de uno de sus ex que es una tigresa en la cama.

-YO: sí te incomoda, o te parece mal, dímelo y se acabó.

-ALICIA: no, tranquilo, estoy bien…- me cogió la mano del cambio de marchas y sonrió alegre, luego miró por la ventana del coche a las luces de la cuidad -…ahora estoy bien.

Pasaron cuatro días cuando Madamme me llamó. Tal como tenía planeado, iban a soltar a Lorenzo, pero aún aguardaba una última sorpresa. Acudí al sitio dónde habían estado abusando de él la primera vez. Al verlo, casi sentía lastima, tenía el agujero del culo tan grande que le entraría una mandarina con facilidad. Le estaban dando una ducha con una manguera atado al potro, con el culo ofrecido.

-MADAMME: está todo dispuesto, no hay cámaras y no quedará constancia de nada… aunque te ruego que me dejes mirar.

-ZEUS: te has portado bien, puedes mirar, pero no haremos nada.

-MADAMME: gracias…hemos pedido un favor a la clínica, y sus últimos análisis son negativos, no tiene nada, aún así he preparado condones.

-ZEUS: lo usaré, empecemos – Madamme dio un chasquido y las moles salieron de la habitación, poniéndole un antifaz a Lorenzo.

Entré en la sala, notando el frío del lugar y los gimoteos de Lorenzo. Estaba rendido, se había cansado de pedir ayuda, o clemencia, y estaba resignado a aquello. Madamme entró detrás de mí, y desconectó cámaras, cerrando las puertas por dentro.

Estabamos solos, me desnudé, dejando mi gran polla flácida al aire, mirando el culo de Lorenzo, me asqueaba la idea, pero Zeus estaba dispuesto. Miré a Madamme, que estaba sentada cruzada de piernas, al verme, supo que necesitaría su ayuda, se abrió de piernas remangándose el vestido hasta dejarme ver su tanga, lo puso a un lado y acarició su coño húmedo ante mí, hasta se sacó un hombro del vestido, y uno de sus senos apareció. Estuvo varios minutos hasta que mi polla reaccionó, poco a poco, se puso dura, y cuando lo estuvo me puse el condón que me había dado. Me lancé con los ojos cerrados, agarrando de la cintura de Lorenzo y embestí con mi rabo en su trasero.

Del grito que  pegó, asustó a Madamme, que estaba perdida en sus caricias, se la había metido entera del tirón, y sin pensar qué estaba haciendo, saqué a la bestia, que se pasó  20 minutos follándolo entre lloros y quejas. Daba igual quien o qué animal se lo hubiera follado, mi polla era la más grande que había entrado allí, y se notaba. Lorenzo babeaba de nuevo, volviendo a pedir clemencia, su voz me turbaba, así que miré a Madamme, que estaba mirando lujuriosa, con un consolador enorme desapareciendo en su coño. Eso me animó, y estuve casi 30 minutos destrozándole el culo a Lorenzo como jamás hubiera pensado que podía hacerlo con un hombre.

Cuando descargué mi semen, Lorenzo gemía, pero no solo de dolor, creo que empezó a gustarle. Me dio igual, tuve una segunda erección y me pasé una  hora más empotrándolo con Madamme ayudándome a mantenerme erecto. estaba a 4 patas sobre la silla, abriéndose el culo con aquel consolador. Lorenzo seguía con aquel ruido entre el lamento y la pasión, y hacía el final jadeaba pidiendo más.

Me corrí dentro de su ano por segunda vez,  y le dejé allí, con un agujero en el culo del tamaño de una manzana, sudando, y lo mejor y más inesperado de todo, sabiendo que Lorenzo había disfrutado siendo sodomizado. Madamme se arregló como pudo, varios orgasmos la tenían mareada, y salimos al pasillo.

-ZEUS: ya está, suéltalo, no creo que de problemas, pero tenlo vigilado.

-MADAMME: siento haberme propasado, pero ha sido demencial…ese chico lleva llorando una semana por que abusaban de él, y en dos polvos le has dejado deseando más, ¡¡Le has vuelto gay!!!

-ZEUS: me da igual, solo me importaba una cosa, y ya está cumplida.

-MADAMME: como ordenasteis, me aseguraré de todo – la abracé sintiendo sus pechos en mi cuerpo, y la agarré del cabello tirando de él, besándola con fuerza.

-ZEUS: te has portado, mañana iremos a tu piso, y me vas a ir enseñando qué cosas te gustan que te haga, de sado – abrió los ojos ilusionada.

-MADAMME: será un placer – azoté su enorme culo, pellizcándolo. Yo no sabía como proceder con Alexis, llegado a este punto, necesitaba ideas, y Madamme era la más indicada.

Al salir de allí, no recuerdo cuando volví  a ser Raúl, me daba miedo que ocurriría o que reacción tendría ante lo acontecido. Mientras, Zeus sonreía al conducir, “Ya he terminado con Lorenzo, a por el siguiente de la lista….Carlos.”

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