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MI BELLA MADRE DURMIENTE

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Aquella mañana Rocío había tomaba una ducha el despertador fallo o no lo escucho el caso que había despertado tarde, regreso a la cocina a preparar el desayuno de su hijo, Rocío era una madre muy joven, le había vida a Sergio cuando  apenas tenía 17 años, hoy Sergio acababa de cumplir la mayoría de edad. Así que a sus 35 años Rocío era un exquisito manjar femenino para deleite de todo aquel mortal que tenía la dicha de conocerle. Sergio observaba a su madre como se afanaba al preparar sus alimentos, los finos rasgos de su madre saltaban a la vista, su rostro afilado, sus lindos ojos verdes que hacían resaltar aún más su belleza. Su rubia cabellera sedosa y brillante, y su tentadora anatomía que era blanco de las lascivas miradas masculinas, y provocando disgusto al muchacho y unos celos aun no descubiertos, apresurada como estaba Rocío no tuvo tiempo de vestirse, motivo por el cual aún portaba una breve bata mal atada, auxiliada por un trapo llevaba en su mano la espumeante cafetera, al agacharse a servir sus turgentes tetas sin sostén, pendieron libres dentro de la bata.

Aquel sensual descuido fue observado por Sergio, quiso mirar a otro lado pero su vista se negó a dejar de observar ese delicioso espectáculo.

Las carnosas esferas de blanca piel atraparon  su atención despertando su curiosidad y lujuria, después de llenar las dos tazas Rocío regreso la cafetera a la estufa. Fascinado Sergio la siguió con ojos lascivos la breve bata parecía no poder contener el volumen de sus nalgas, subían y bajaban al compás de su gracioso andar. Era demasiado tentador todo aquello que Sergio observaba no perdía detalle estimulado por su innegable excitación, cerro la llave del gas y regreso al comedor y al dar vuelta la bata se atoró levemente en la manija del horno exhibiendo sus pantaletas que eran color amarillo y su hermoso par de piernas Sergio volteo la vista para evitar abochornar a su madre, pero el impacto visual que recibió el muchacho se mostró de manera instantánea, de repente dejo de ver a su madre y miro a la deliciosa hembra que tenía frente a él. Su verga estaba hinchada al máximo y sentía la imperiosa necesidad de saciar sus deseos. En eso la gentil voz de Rocío lo saco de sus candentes pensamientos.

---no se te ofrece nada más hijo, me voy a vestir para ir a trabajar, ya no te alcanzo así que de una vez me despido.---

Se acercó para darle un beso en la mejilla, con premeditado movimiento Sergio volteo el rostro recibiendo el beso en la boca y la detuvo con sus manos permaneciendo varios segundos pegado a sus labios, con el forcejeo desesperado de Rocío por liberarse de su atrevido proceder, por fin logro separarse llena de desconcierto, lo miro incrédula y sin decir palabra se dirigió a su cuarto. Comenzó a vestirse pero lo que ocurrió instantes antes, le hizo recodar algo que pensó ya estaba superado, regreso a su mente cuando varios años atrás siendo Sergio muy niño acostumbraba dormir con él, en un principio le gustaba abrazarlo y cobijarlo en su regazo, pero el niño seguía creciendo a veces se le hacía chistoso el hecho de que le abrazaba por la espalda y recargaba inocente su cuerpo al de ella. Muchas ocasiones su pequeña verga amaneció incrustada en la fisura de sus nalgas, hecho al que no dio importancia, pero lo que ocurrió después le hizo reflexionar y ponerse alerta, aquella ocasión al despertar por la madrugada, Sergio había metido la mano dentro de sus pantaletas y sus pequeños dedos alojados dentro de su panocha, no, ya no podía dejar pasar por alto lo sucedido, tenía que tomar medidas sin embargo no fue tan fácil,  le  preparo su cama y le indico que tenía que dormir ahí pues ya era tiempo de que tuviera su propia cama, pero tercamente Sergio amanecía en su cama. Opto por ponerle un cuarto aparte pero también fue inútil. Para colmo Rocío tomaba unas pastillas que le provocaban mucho sueño, tan pesado que le hacía perder totalmente el sentido. Esto era aprovechado por Sergio que continuaba amaneciendo junto a ella. Al darse cuenta de lo inútil de su empeño Roció se vio obligada a cerrar con llave su cuarto. Con esto parecía haber logrado controlar la situación, al menos habían pasado algunos años sin ningún detalle que resaltar, eso le hizo pensar que aquello era cosa del pasado, ahora sabía que su hijo la seguía deseando y eso le hacía sentirse mal. Salió a trabajar con su mente hecha un caos, varias ocasiones intento ignorar el asunto pero su preocupación la rebasaba, su jornada transcurrió dentro de mucha tensión haciendo lomas pesado que de costumbre. Miro el reloj era tiempo de regresar a casa, dio gracias al cielo porque regreso más rápido que de costumbre, cambio sus zapatillas por unos zapatos más cómodos y comenzó a asear la casa, repasó la escena de la mañana y entonces recordó que la mirada de Sergio estaba perturbada, parecía que en ese momento sus ojos estaban clavados en su persona

Rocío se estremeció al sentirse taladrada por sus lubricas miradas, sacudió su cabeza e intento concentrarse en sus labores, afortunadamente logro olvidarlo y termino de hacer el aseo, enseguida tomo un reparador baño y se fue a vestir a su alcoba, termino de secar su mojada piel, camino hacia al tocador y tomo unas pantaletas negras de color y con desenfado se las puso, la sensual prenda contrastaba con la blancura de su piel, adquiriendo un toque irresistible de erotismo, sacudió su cabellera y regreso de nuevo al tocador, tomo un sostén al tono de sus pantaletas y apreso en el su  portentoso par, cogió e l frasco de sus pastillas tomo dos y las trago sin agua, se dirigió a la puerta y cerro con llave, y se recostó a dormir después de aquello lo que menos deseaba era ver a Sergio,. El muchacho llego ya muy noche sabía que Rocío se acostaba muy temprano, seguramente después de lo ocurrido evitaría verlo. Me importa poco ahora ya sabe lo que quiero tendrá que enfrentarme no corre prisa seré paciente, bueno que otro remedio a dormir.

El día siguiente no fue diferente con respecto a otros Rocío preparaba de nuevo el desayuno cuando Sergio llego al comedor, fue directo a ella e intento besar su mejilla pero Rocío lo rechazo.

---Está listo el desayuno---

Se retiró a la cocina ahora estaba arreglada lista para salir al trabajo traía un vestido verde bandera en tono más bien oscuro  bien ceñido caminaba despreocupada más de pronto sintió las miradas de fuego de Sergio y volteo solo para comprobar que en efecto era seguida por las lívidas miradas del joven, traía en sus manos una taza de café caliente al regresar al comedor, daba pequeños sorbos al sentarse frente a Sergio que seguía observándola con lascivia.

--¿Por qué me miras así?---

--- ¿cómo, es que no puedo mirarte?---

---si pero no de esa forma me pones nerviosa, me das miedo---

---o te acostumbras o tendré que sacarme los ojos---

---solo te pido que no mires así, me haces sentir desnuda ---

---solo piensas en ti, ¿puedes imaginar cómo me siento yo?---

---No pero te recuerdo que soy tu madre, ¡deja de mirarme así me desesperas!---

--si supieras cuanto daría por no verte de esta forma crecí viendo cómo te comían con la mirada toda la bola de cabrones, todos se mordían los labios al verte pasar expresando las ganas que sentían de cogerte yo mismo me obsesione y cuando caminabas hacia mi te veía caminar desnuda con tus pechos pendiendo libres al aire y tu sexo cubierto de pelos provocando mi deseo, lo siento no puedo verte de otra forma---

---calla Sergio estas diciendo necedades---

---lo que tú digas pero también estoy siendo sincero---

---lo que pretendes no puede ser y lo sabes---

---eso lo dirá el tiempo nadie sabe lo que pueda pasar---

-- será mejor que la relación entre nosotros se limite a lo mínimo hasta que deseches esas absurdas ideas.---

---te advierto que es en serio, estoy enamorado de ti no tienes idea cuanto te amo.---

---Por todos los cielos no digas eso, estas confundido---

--no estoy confundido se lo que quiero, o acaso no recuerdas porque decidiste que ya no durmiera contigo, yo no he olvidado, es muy posible que durante muchas noches no te hayas dado cuenta porque dormías, en cambio en otras parecías disfrutar de ello porque te movías cuando metía mis dedos en tu panocha y te mojabas en serio---

---eso no es cierto.---

---es cierto y tú lo sabes, estoy seguro que lo disfrutabas, después quizá reflexionaste, pero así como yo metía la mano en tu cosita tús manitas se  aferraban a mi verga---

---no es cierto mientes---

---no Rocío no miento, por lo que veo preferiste juzgar lo que yo hacía e injustamente olvidar lo que hacías tú, te has empeñado en olvidar aquello que para mí fue lo más lindo que pudo haber ocurrido en mi vida---

Ella no pudo soportar más, gruesas lágrimas escapaban de sus ojos.

---Es que no recuerdo eso, estas mintiendo---

---No eso no te lo permito, júrame que no te acuerdas la noche que me estabas mamando la verga, sin embargo te pusiste muy digna el día que tenía mi mano entre tus pantaletas---

---Aun cuando haya sido así esto no puede ser---

---entiendo que para ti sea fácil decir eso para mí….no, y vas a ser mía de eso no tengo duda esperare lo necesario por lo pronto olvídate de noviecitos---

--no puedes manejarme de ese modo---

---si puedo, ponme a prueba--- Rocío observo en la mirada de Sergio que no estaba haciendo alarde.

---mejor me voy no quiero seguirte escuchando---

---Como quieras mi amor al rato nos vemos porque esta charla aún no termina---

Y es que Roció sufría de un extraño caso de  sonambulismo llamado sexomnia que ella misma desconocía, había comenzado con un insomnio pertinaz que casi no le permitía dormir provocando en ella unos intensos dolores de cabeza por ello mismo tomaba aquella fuerte dosis de pastillas. Sergio no tenía la madurez para darse cuenta de la enfermedad de su madre. Así que quien podría augurar lo que podía pasar, nadie absolutamente nadie.

Después de que Roció puso a Sergio en otro cuarto Roció era quien visitaba el cuarto de Sergio, él la veía extraña pero despierta y se dedicaba a masturbar a Sergio de infinidad de formas, todo esto cambio a raíz de  que se encerraba  con llave por alguna razón no podía salir y regresaba a su cama y dormía serena.

Los días transcurrieron dentro de una calma aparente a pesar de la relación poco amistosa sobre todo de Rocío. Aun lograba entender porque Sergio había  inventado todas esas mentiras, por más que intentaba no lograba recordar aquello, en cambio esto había logrado inquietarla le excitaba el recordar todo lo que Sergio decía que hacia sin poder comprender porque. No concebía el hecho de tener pegada su boca a la verga de Sergio era algo monstruoso pecaminoso no ella no sería capaz de hacer algo así después de pasar largas horas pensando en el asunto tomaba sus pastillas y dormía sosegada. Sergio llego cerca de la media noche ese día en especial el joven estuvo pensando en Rocío algo tenía que hacer para calmar esa excitación que lo estaba abrumando, Rocío era un dilecto manjar exhibiéndose frente a un hambriento, eso lo estaba volviendo loco, las cartas estaban sobre la mesa quizá debía acosarla con más decisión, mas no quería forzarla quería una entrega voluntaria, como cuando entraba a su cuarto y le proporcionaba momentos inolvidables. Parado frente a la puerta recordó la figura de Rocío por la mañana era una visión tan clara que volvió a ver la danza sensual de sus nalgas al caminar.

Debido a esto trato de abrir la puerta en un arranque de lujuria, intento vano la puerta no cedió, ante su exasperante impotencia, toco la puerta con fuerza finalmente grito su nombre.

--- ¡Rocío, Rocío maldita suerte me estas matando!--- La respuesta nunca llego, dormía de eso no había duda. ¡Malditas pastillas! Ese instante fue crucial, porque cruzo por su mente una idea. Un día que se encontraba solo en casa sintió deseo de observar las pantaletas de su madre como tantas veces lo había hecho esta vez por azahares del destino Sergio vacío todo el cajón y al final de él estaba una llave miro a la puerta y estaba pegada una a la cerradura. No esto sería mucha suerte se dijo, pero con la llave en la mano se dirigió a la puerta, retiro la que estaba en ella y probo la que tenía en la mano, era la copia, coloco la que estaba puesta y la otra la guardo en su bolsillo algún día puede ser útil.

Al recordar esto la excitación de Sergio iba creciendo y sus pensamientos iban adquiriendo aplomo. Con la decisión reflejada en su rostro fue por la llave que había guardado y regreso a la puerta de la recamara, su corazón se agito la expectativa era excitante, abrió la puerta sin ningún pendiente, y tenía razón Rocío dormía profundamente.

Seguro de sí, se internó en la alcoba y llego hasta su lecho, aun dormida Rocío lucia bellísima, largos minutos ocupó admirando el hermoso rostro de su madre, aproximo su rostro y con inmensa ternura poso sus labios, en los suaves labios de la bella mujer. Era cual haber arribado al paraíso y comer de aquella boca roja como una manzana, había devoción detrás de aquel ósculo tierno apasionado el cual debía ser prolongado a través de los tiempos, Sergio temblaba de pasión y deseo ---no sabes lo feliz que sería si este beso me lo dieras consciente y deseosa. Con evidente excitación retiro lentamente las frazadas que la cubrían, al descubierto quedo la sinuosa y exquisita anatomía de Rocío, no tenía prisa y paso a paso admiraba y disfrutaba de aquel escultural cuerpo, de la sensual estampa que le brindaba la parcial desnudez de su madre, no había modo de detener su alevosa acción, se abalanzó sobre sus senos y los mamó con verdadera gula, húmedos de saliva sus rojos pezones brillaban y lucían adorables, su fiebre de amor crecía a pasos gigantes, tanto que desesperado apretaba los enormes globos con ambas manos, inicio con sus labios un recorrido a través de su plano vientre hasta hacer contacto con sus pantaletas, embelesado beso varias veces su mullida felpa, la movía con tal cuidado como si se tratase de una valiosa y delicada joya, cuidadoso la elevo por la cintura hasta liberar y deshacerse de sus pantaletas, los rubios risos que cubrían su puchita exaltaron de forma intensa la pasión que Sergio sentía por ella, y que le hacía sentir estallar sus cienes, sin poder contener su deseo un instante más, hundió la nariz en el cálido recipiente sexual. Aspiro lento y profundo el delicioso aroma  que brotaba de su más anhelado rincón cual platillo exquisito a punto de ser degustado, de la misma forma Sergio le miraba como un apetito como un mendigo ávido de alimento, Roció era de esas mujeres tenía abundancia de vello púbico, como espesa maleza selvática, por algunos segundos Sergio observo como hipnotizado ese peludo objeto de su deseo sus manos se mostraban ansiosas de palpar sus genitales, hizo a un lado el abundante parapeto capilar, hasta dejar expuesta su rajita, separo los sensibles labios e introdujo su blanda lengua dentro del ácido sexo de su inconsciente madre. Lamio encantado el delicioso ducto, que ayudado por la saliva y caricias del impetuoso muchacho se humedecía paulatinamente, provocando que Rocío emitiera quejidos casi imperceptibles,   el audaz muchacho sufría ya de una inclemente excitación, la verga lucia amoratada repleta de sangre y provocando cierto dolor debido a la hinchazón su libido había llegado a su máxima expresión, mostrando el excesivo apetito que Sergio tenía por aquella indefensa y apetecible dama. Libero su tremendo tolete y lo aproximo al rostro de su madre y lo froto en la suavidad de sus labios, hum…. aun dormida estimulas mis sentidos, no aceptaste mi cortejo y me obligaste a esto mi amor, espero superar tu letargo y lo disfrutes tanto como yo, la masturbación que inconsciente le aplicaba su madre le había enseñado a controlar su eyaculación y ahora iba a probar que tanto podía contenerla dentro de una húmeda y caliente vagina. Sin perder más tiempo se instaló en medio de aquel hermoso par de pierna deteniéndose un segundo para volver a contemplar su deliciosa y peluda panocha, antes de penetrarla deslizo su hinchada verga a lo largo de su ansiada rendija hasta ubicar  su grato orificio, la rígida y gorda verga pulsaba desafiante ante su inminente invasión, la panocha de Rocío estaba vulnerable a su entera deposición y entonces empezó empujársela su placer perverso se estaba consumando y fue sepultando centímetro a centímetro su endurecida verga dentro de su grata y humedecida panochita, aquella sensación transporto a Sergio al mismísimo cielo, cerró los ojos y mordió su labio inferior, antes de iniciar un lento y firme bombeo los sensibles pliegues cedían una y otra vez ante el ataque invasor del vigoroso muchacho, Sergio sudaba en forma abundante, Rocío pujaba discretamente sin lograr despertar, fue un beso que Sergio le dio el que hiso que abriera sus ojos, de nueva cuenta Sergio observo algo extraño en su mirada mas no le dio importancia y siguió embistiéndola en un salvaje e inclemente mete y saca, Rocío rodeo con sus piernas la cintura de Sergio y respondió al beso que este le daba lleno de ternura. Los afanes de Sergio habían logrado su cometido Rocío empezó agitar con fuerza sus caderas y había logrado lo que parecía imposible su madre llego al orgasmo y contraía fuertemente los músculos de su vagina, fue un apretón fabuloso que termino por vencer la resistencia del muchacho, incapaz de soportar un instante más exploto descargando en varias ocasiones grandes cantidades de semen que llenaron por completo las entrañas de su encantadora madre, el blanco liquido escapo de su orificio hasta anegar sus nalgas, Sergio permaneció dentro de ella respirando apresuradamente, Rocío totalmente quieta, agitada con la vista perdida. Aún fatigado después de un rato extrajo su flácida verga de aquel grato aposento, miro el rostro sudoroso de  Rocío y abandono su preciada monta. Tomo las pantaletas de su madre e intento ponérselas pero al ver que ella no coopero ni mostro interés en el hecho las escondió bajo la almohada. Enseguida la cubrió con las cobijas y salió cerrando con llave, Rocío despertó al día siguiente sorprendida por dos detalles que saltaban a la vista.  Primero que no tenía puestas sus pantaletas y segundo que sentía muy pegajosa su panocha como si se la hubieran cogido, se incorporó con ciertas dudas pero al abrir la puerta y ver que estaba cerrada con llave, se convenció que había sido víctima de un sueño húmedo.                 

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