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Dulce cumpleaños

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- ¿Qué te gustaría como regalo de cumpleaños? me preguntó mi dulce amiga Rosalba.

- No lo sé, son tantas cosas las que quiero. Lo pensé durante un buen rato mientras conducía mi auto rumbo al café. Faltaban pocos días para mi cumpleaños 41 y aunque ya había cumplido casi todas mis fantasías aún tenía dos o tres ideas para sentirme plenamente satisfecha.

- ¡Anda, dime! me jaló el brazo, ansiosa por saber qué idea tenía o bien, cuál era mi deseo.

¡Está bien, yo sé que no se va a poder, pero veremos! dije excitada con la idea: "Quiero estar en un lugar con muchos chicos que se coloquen antifaces y pueda mamarles su pene, hasta que se vengan todos en mi rostro.

Sabía que era una idea loca. Rosalba abrió los ojos desmesuradamente y sólo atinó a decir: "Eres una zorra amiguita".

- Riendo, le comenté que la idea me había surgido tras leer algunos libros sobre ese tipo de sexo. A decir verdad, siempre me ha encantado el semen y aunque prefería tomarlo hasta la última gota quería experimentar el tener en mi cara el semen de muchos hombres. Es verdad muchos me han arrojado su semen a la cara y boca, pero la mayor parte de las veces fue con uno y en alguna ocasión cuando tuve una orgía con una compañera y siete chicos de la escuela de cocina.

Ahora sería diferente. Ni tarda ni perezosa, Rosalba movió el culo muy rápido y fue recolectando pitos (hombres) para la gran noche. Golosa, mi amiga Claudia también donó a dos amigos que estarían esa noche en mi fiesta. El festejo se efectuó en casa de Rosalba, un departamento de varias piezas que tenia una gran sala.

Yo llegué temprano y me vestí con una pantaleta (hilo dental) blanca y una playera recortada que apenas me cubría los senos. Afuera de la habitación escuchaba la algarabía. Música, bocadillos y bebidas, todos estaban contentos para la gran noche. Traté de verme lo más bonita y sexy posible y me puse unas zapatillas de tacón alto, blancas. Rosalba me vio y me dijo que sería la estrella de la noche no sin antes sobarme las nalgas y dándome un beso de piquito en mis labios.

Cuando salió, me anunció y gritó: ¡Que salga la cumpleañera!

Salí y de inmediato escuché a los chicos ¡wow! ¡qué buena está! ¡mamacita! En fin, expresiones que se dan mucho en México. Miré a los chicos, todos tapados de sus rostros y me dio un poco de miedo: ¡Eran once! y tendría que mamarles su pito a todos hasta que se vinieran en mi cara y boca.

Respiré hondo y me dejé acariciar por todos. Sus manos acariciaban mis senos, mis nalgas y mi vulva. Algunos se repegaban a mi, arrimándome sus toletes. Había de todos tamaños, el más pequeño de 10 centímetros hasta uno que otro cañón de 20 centímetros o más. Los chicos pasaban sus labios sobre mi espalda, cuello y nalgas y realmente me calenté cuando sentí tantas manos y bocas sobre mi suave cuerpo.

Me dieron de beber un poco de ron con refresco de cola y paré mi cola lista para el placer. Los chicos se acercaron y se pusieron alrededor de mí. Me pidieron que me agachara o hincara en la alfombra para que pusieran sus penes al alcance de mis labios.

Comencé a frotar cada pito que me acercaron y los chupé. Uno a uno, los chicos estaban muy calientes y yo me derretía de pasión. Penes durísimos entraban en mi boca. Algunos chicos eran bruscos, otros delicados, pero me dejaban ir sus pitos hasta el fondo. Hasta mi garganta.

Yo estaba realmente excitada. Alguien me preguntó sobre qué es lo que más me gusta a la hora del sexo. La verdad es que me gusta todo, aunque si he de poner orden diré que me gusta chupar el pito, me encanta el sexo anal y me encanta que me penetren dos hombres, es lo máximo para mí.

Yo seguía y seguía lamiendo y chupando los pitos que tenia enfrente y la calentura subía. Mis amigas me auxiliaban frotando los penes de algunos de los chicos y debo ser agradecida que a pesar que ellas estaban calientes, me dejaron a los chicos para mí. Estaré eternamente agradecida con ellas.

Me entretenía con cada macana que me metían en mi boca, mientras seguía frotando otras vergas. Uno de los chicos, que tenia un pitote, me acarició el culo y jugueteó con mi ano. Yo gemía de placer y anhelaba ya la leche en mi cara y boca.

Esa noche en mi cumpleaños fui dedeada muy rico por los jóvenes que acudieron como buenos voluntarios a darme el placer que necesitaba.

Entonces, la fiesta comenzó: El primer chico que se acercó, gimiendo, colocó su pito directamente en mi cara y sin miramientos me lanzó su descarga. Bastante semen cayó en mi frente y comenzó a caer hacía abajo. El siguiente se colocó a unos 20 centímetros de mi cara y lanzó también una descarga descomunal. Poco a poco mi cara fue cubierta por una dulce crema que se sentia viscosa y eso me hacía muy feliz. Los pequeños sobrantes los chupaba de los pitos de los jóvenes. Cuando cayó la última gota del último pito yo gemi de placer. Sentía los labios adormecidos de tanta chupada, pero estaba feliz. El semen escurría de mi cara y yo seguía frotando esas ricas vergas que había tenido en mi boca.

Posteriormente las tres fuimos clavadas por los voluntarios. Fue una noche realmente loca. Los gemidos de las tres se escucharon quizá muy lejos, pero no podia ser de otra forma, si había pitos de sobra. Realmente pasé un dulce y cremoso cumpleaños.

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