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La Triada

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I

Eran las 9 de la noche , tengo 25 , era virgen pero también sabia a lo que venia, no era ya una suposición porque estaba parado frente aquella puerta indeciso entre tocar el timbre o dar media vuelta pero ya estaba harto de cobardías y me atrevería a tocar ese timbre de la misma manera como me atreví esa noche aceptar aquel mensaje de mi Chat. Era curioso como había llegado esa dirección a mi buzón de amistades pero ahí estaba vibrando en la pantalla retándome a que lo acepte diciéndome que le de al sí, que perdía mas todavía aumentaba el circulo de amistades que componían mi tan corto grupo de direcciones.

Me presente como Carlo, estudiante de ingeniería 24 años y con muchas ganas de vivir. Ella en prima me reto diciéndome que quien le había dado su correo siendo extrañamente yo el sorprendido, ahora frente a esta puerta todo tomaba sentido pero no nos adelantemos a lo que pueda pasar y hablemos de lo que ocurrió, pues a veces nos hacemos ilusiones construyendo castillos en el cielo que tienden a desmoronarse como una torre de naipes endeble y sin una fuerte base. Ella se llamaba Miluska, 19 años y con ojos azules, pelo largo rubio y con una experiencia en estas lides de vivos que capturan correos con el afán de tener una aventura rápida o sorprenderte con un vocabulario vulgar, indiscreto y a la vez hasta obsceno. Yo le dije que no era de esa clase de tipos, que era respetuoso de las damas, en este caso una linda chica que me ofrecía su amistad porque ya estar conversando 15 minutos era porque me consideraba ya su amigo y hasta le causaba como si ella ni yo habíamos buscado este encuentro como era posible que ya estemos conversando. Aceptó mis pretextos según ella, pues parecía educado algo extraño en un hombre tanto así que dudo de que lo fuera pero esa es otra idea que tuve que aclarar con mis mejores argumentos pues no tener enamorada no haber tenido relaciones y hablar tan bonito tan pulcro y ser tan educado o era gay o era de otro planeta. Pero le gustaba que fuera tan educado y ella era tan suertuda de haberme encontrado.

Eran las 9 con 10 minutos y seguía indeciso de tocar el timbre cuando abrieron la reja de la quinta para salir una anciana que se dirigía a acumular la basura en un costado de la misma me miro de pies a cabeza y me pregunto si este jovencito buscaba deseaba algo o era otro vago mas que no faltaban en el barrio que estaba buscando problemas yo le dije a la señora que no se preocupe y le dije que estaba esperando a que mi amiga abriera la puerta a lo que me dijo si ya la reja estaba abierta porque no entraba así me dirigía al departamento que deseaba si es que conocía el lugar, a lo que acepta y agradecí a la anciana con una menta que traía para el aliento y bueno como agradecimiento a los ánimos involuntarios que me dio. Era el 4B y mientras iba avanzando volvió a mi mente la noche en que Miluska me confeso que había terminado con la rata de su enamorado o marido o conviviente nunca lo pudo definir de que se trataba pero esa noche no era lo único que me tenia que confesar pues mientras cada lagrima que iba cayendo se deslizaba por tan angelical rostro me imaginaba porque me encontraba tan lejos de ella y deseaba que la pantalla también pudiera trasmitir los abrazos que yo le negaba, los ánimos que volaban por la red, los besos que necesitaba, ella solo se veía impotente, frágil y con muchas ganas de querer saber porque el amor era tan difícil, tan ingrato tan intrincado, me pedía que yo le explicara, porque uno no podía amar a quien quiere y solo engañarnos con una noche de pasión, un día de sexo o tal ves con un sombrío beso bajo el farol de la esquina antes que te den las buenas noches.

Ahora yo era el impotente pues nunca había tenido enamorada, mujer o conviviente pero tenia algo a mi favor tenia tanta experiencia en lo que un hombre no debe hacerle a una mujer y rescate el corazón de Miluska esa noche lo vende con un toque de cariño y lo cure con una pizca de ternura, pues ella poco a poco secaba sus lagrimas y me decía que porque no había conocido hombre tan sensible tan tierno no los patanes que le habían usado que se habían aprovechado de ella que habían robado su virtud y habían usado su cuerpo de la forma, gusto o momento en que le toco entregarse no por amor sino porque la soledad le daba miedo. Le dije que no se preocupara porque a los 2 meses que ya la conocía poco a poco había logrado ver mas allá de sus ojos claros de su pelo rubio de sus pechos suaves y de sus formas que a otros cegaron, había yo podido ir mas allá, había podido ver su corazón, tocado su alma, por eso me estaba atreviendo y arriesgando a ser rechazado a decirle que me gustaba que la quería que si ella deseara podía consolar ese vació y no solo secar esas lagrimas que ya habían cesado sino acompañar esa soledad de la cual ya me había hablado. Pero ella levanto la mirada miro a la cámara y en la pantalla solo pudo escribir que porque hacia esto, ella era mi amiga pero no era de su agrado, pues era yo tan importante para ella que no quería hacerme daño y se fue.

 

II

Al ya ir por el 2A del edificio de la quinta seguía pensando como yo le podía hacer esto a Daniela, se podría llamar acaso traición, engaño, mentira, tanto había pregonado con el ejemplo, con la palabra y ahora me encontraba subiendo unos escalones que me enrumbaban al departamento de Miluska, pero con el afán de dejar algunas cosas en claro pues ya el tiempo había hecho su parte, no cabían medias tintas ya en estos momentos y no era yo como los otros hombres sabia que no iba a pasar nada quería que no pasara nada, pero bien sabia que esa era solo una forma de bloquear ya lo que era obvio, Al conocer a Miluska y poco a poco ir tratándola verla, idealizarla por la pantalla de mi computador mis ojos traicionaban mi mente y llevaban imágenes a mi ser que de solo recordarlas hacían que mis pasos fueran mas rápidos y decididos.

Eran las 9:30 de la noche y a lo lejos se veía una bella luna que era cómplice de mi decisión casi o igual que la luna que me acompaño cuando esa noche llegue a su trabajo de Miluska y conversaba con alguien en el Chat, la veía tan feliz tan contenta tan perdida entre el teclado y la pantalla, me dijo que se llamaba Daniela y que deseaba saber que le pasaba, me codeo y me pidió que anote su correo y que me presente como el amigo cariñoso de Miluska, yo decía que eso no era correcto como voy hacer eso ella solo te ha dado su correo a ti yo ni pinto en esta escena, vamos ella esta mal tu eres bueno ayudando, eres medio psicólogo o algo, por último es alguien que estimo mucho y deseo saber que pueda sucederle, vamos ayúdame. Como me iba a negar a esos ojos tan dulces y esos labios tan rojos cuando los dos se combinaban para pedirme auxilio en algo. Entonces me fui a una cabina contigua y luego de ingresar el tan consabido correo espere a ser aceptado con un poco de curiosidad, miedo tal vez. Ya mientras pasaban los minutos y un "hola quien eres" a lo Miluska volteo y sólo me hizo señas de que siguiera con el dialogo y deje que la conversación fluya, poco a poco iba conociendo a Daniela, Dany para ella, Meche para mi pues ese era su segundo nombre Mercedes. Ya faltando un piso para llegar recordaba esta luna y la ves que me confeso que era un gran hombre la ves que me dijo que si no fuera lo que fuera seria el hombre perfecto, pero tanto había sufrido que no deseaba sufrir otra vez. La tome la vi a los ojos y le bese con la sensación de que el tiempo se detenía en ese momento con el dulce de sus labios siendo probados por este mortal, con la sensación que da cuando las manos van subiendo y bajando por aquel cuerpo tan deseado, me miro la mire y vuelvo a recordar cuando me dijo no me mientas no me hagas sufrir no lo podría resistir, toque sus labios y la hice callar con otro beso, mientras ella ahora era la que probaba el dulce de los labios y subían y bajaban sus manos por mi espalda. Y una duda escalones antes me vino a la mente, yo quería a Miluska, Daniela me quería a mí, pero no se porque no me nacía corresponder ese amor que solo era cariño y porque Miluska me seguía repitiendo que era su gran amigo y lo nuestro no podía ser. Mas ya estando frente al 4B y sin querer ya ver el reloj el destino fue mas rápido que mi decisión y la puerta se abrió y mis ojos solo atinaron abrirse mas y preguntarme porque la vida real es mejor que la ficción.

 

III

Eran las 11 de la noche, tengo 25 años, decir que ya no era virgen y que había perdido todo pudor por lo que acababa de hacer eran cosas que daban vueltas en mi cabeza al borde de la cama de Miluska y con un cigarro que me turbaba de esta realidad, negarme la verdad que tal ves me quise negar, que era tan obvia. Pues yo quería a Miluska, con muchas dudas Daniela me quería a mi, o bueno había aprendido a quererme, mas al llegar me había dado cuenta que había pasado la noche con Miluska, pero Miluska amaba a Dany para ella, ya ni Meche para mi. Tras la puerta al abrirla el transparente camisón no me hizo evitar que alguien corría al cuarto contiguo, si la verdad ya era obvia por ella Miluska me había invitado para evitarle a Carlo una decepción peor, pero era curioso aquellas dos mujeres sin querer habían sido mas sinceras y mas puras que muchas que hace tiempo habían tocado mi corazón, mordido mis ilusiones y pisado mi tan puro amor. Entre y deje el paquete que 4 pisos había cargado, que ante la curiosidad mientras Miluska lo desenvolvía yo desvié la mirada hacia ese campo de batalla en que se había tornado el lugar que ahora me servia de asiento, la cama esmeralda con almohadas blancas ahora rociadas por el piso de parquet. Ya mas visible porque no podía estar mas tiempo en el baño salió Daniela y me miro, pregunto y levantando la mirada me pidió explicación. Pero que podía decir el silencio decía mas que mil palabras, yo sobraba ahí a lo que Miluska riendo nos acerco una copa de vino rojo y brindo a la salud del amor, y poniéndose delante de mi y abrazando a Daniela la beso a la voz de que sus mejores tesoros eran dignos invitados de ese su humilde hogar. Muchas cosas cruzaban por mi mente pero estaba atado de manos.

Y me acerque a la mesa y me serví otra copa mientras Miluska le susurraba algo al oído a Daniela, entonces sentí que una nueva sensación recorría mi espalda y un aire tibio y coqueto se dirigía a mi, mientras mis manos ya sin voluntad tocaban algo mas suave que una caricia y mas caliente que el cariño. A mi derecha besaba un pecado que no debía permitir y a mi izquierda recorría un cariño que me perdonaba, entonces ya mi cuerpo no era mió y las ropas solo eran invitados inoportunos y el lecho esmeralda recibía a tres inocentes victimas del rojo vino y del calor de la noche que a las 10 a veces nos turba y nos dice que si el destino nos coloca en situaciones inverosímiles lo único que hay que hacer es que mientras besas la mano izquierda la mano derecha la perdonara.

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