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Jacinta, mi sobrina
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Jacinta me sorprendió por detrás. Cubrió mis ojos con sus suaves manos y me dio un beso en la mejilla. Sus labios húmedos y su fragancia llegaron muy dentro de mí, agitando mi corazón. Supe que era ella desde que aspiré su perfume. Siempre me produjo un especial estado de pseudo excitación su cercanía, su risa desparpajada, sus caricias suaves por mi abdomen, por mi cuello, cada vez que coincidíamos en algún evento familiar. Siempre cruzábamos miradas que de alguna manera transmitían una calidez poco común, no existente con otros parientes cercanos. Nunca estuve totalmente seguro si esa manera de mirarme, esa sonrisa que a veces dejaba ver su lengua acariciando su labio superior, tenía una intención distinta oculta. Nunca hasta ahora.

En esta oportunidad me encontraba escribiendo una memoria técnica para un proyecto industrial, cuando llegó por detrás y me brindó su grato contacto.

– Hola tío!

-Hola mi corazón! Que grata sorpresa! ¿Qué te trae por aquí? Me tenías abandonado…

-Ganas de verte tío. He tenido unos sueños extraños contigo… extraños y agradables… Pero la verdad tío, tengo problemas con Margot, tu hermana. Deberías hablar con ella. Te quiere mucho y sé que te escucha… Quisiera poder pasar un tiempo aquí contigo, mientras se calman las tensiones entre nosotras.

-Claro mi vida. Esta también es tu casa.

Ese par de palabras "extraños y agradables" disparó mi imaginación. ¿Será posible que…? Esa posibilidad me puso a millón. ¿Mariposas en mi estómago? Hacía tiempo que no me sucedía…

-Pero cuéntame, ¿Qué está pasando entre ustedes?

– Mi madre no entiende que ya soy adulta, que tengo 18 años y necesito tener cierta libertad. Tío, estoy pasando por una etapa donde deseo tener mi privacidad y poder decidir cosas sin temor a ser investigada o ser sometida a aprobación a cada rato…Tío, yo se cuidarme… mi madre cree que soy tonta, que cualquiera puede hacerme daño u obligarme a hacer algo que yo no desee.

-Entiendo a qué te refieres cariño… pero bueno, después hablo con Margot. No te preocupes. Creo que Margot se refiere al aspecto sexual de tu vida ¿me equivoco?

– No tío. Eso es exactamente. Pero si no me deja decidir por mí misma, no voy a adquirir experiencia para conocer a los hombres, aprender sobre ese placer que tengo vetado aún.

Me pareció un buen momento para comenzar a intentar abrirnos y hablar en profundidad de sexo.

– Bueno mi vida. Te tengo una propuesta. Te la hago por la confianza y el cariño que nos tenemos. Lo que vamos a hablar aquí, no saldrá de nosotros ¿correcto?

-Claro tío querido, puedes hablar conmigo lo que quieras. Eso quedará entre nosotros.

– Bien, puedes decir que no y todo volverá a ser como siempre ¿si?… Margot tiene razón en algo. Cualquiera en la calle no le va a importar lo que pase contigo después que logre tener de ti aquello tan delicioso que guardas. No es muy bueno que una chica se deje coger por un desconocido solo para aprender cómo es eso. Es preferible hacerlo con alguien que tengas la seguridad que te quiere, que te estima, que se preocupa por ti…

En este punto, Jacinta puso sus dedos sobre mis labios y me dijo:

-Si tío… vine aquí porque quiero que seas tú quien me enseñe. Sé que contigo estoy protegida. Que no harás nada que yo no quiera o que no me convenga. El cariño y la confianza que te tengo es suficiente para querer que seas tú quien me guíe en esto. ¡Uy tío… te estoy hablando y me estoy mojando como no tienes idea!

Me acerqué a ella extasiado con sus palabras. La abracé y la llevé al sofá. Nos sentamos muy juntos. Su minifalda se le subió a medio muslo, dejando ver unas piernas por demás hermosas y provocativas. Noté que su respiración se disparaba, sus mejillas sonrosadas y su mirada entregada. Por mi parte, mi pene estaba a millón, soltando algo de aceite preseminal, como un preámbulo de lo que se avecinaba…

-Bueno mi vida! Esta experiencia va a ser crucial en tu vida, por lo que vamos a ir muy despacio, paso a paso, sin encabritamientos, sin barrancos…

-Si tío, como tú quieras, haz lo que tu creas conveniente…

-Bueno corazón, lo primero es sensibilizar tu piel. Voy a ponerme más cómodo y a traer un aceite aromático muy apropiado… Te gusta el incienso?

-Me encanta tío. Voy a cerrar las cortinas y a encender la lámpara de la esquina. Mientras regresas, me voy a desnudar y a acostarme en el sofá. ¿Te parece bien tío?

– Si… excepto por el sofá. Permíteme sacar una camilla de masajes que tengo en ese closet… Coloca música suave en el equipo, desnúdate y acuéstate boca abajo en la camilla. Ya regreso.

-Espera!

Jacinta me tomó del brazo y me estampó un tierno beso sobre mis labios, y me dijo:

-Gracias de antemano tío, no sabes la falta que esto me hace… Eres un sol!

Con sus palabras apernaba en mí ese cariño que ya le tenía e instalaba en mi corazón ese deseo de hacer mejor aún las cosas, para que ella pudiera tener la mejor experiencia sexual que pueda existir. Recordaba como su madre, mi hermana Margot (Relato: Cariño de Hermanos), me regaló ese primer contacto sexual que, de haberlo tenido con una extraña, mi percepción de ese placer no hubiera tenido los ingredientes de cariño y compromiso que se logra cuando tu sexualidad se modela dentro de la familia, los seres que de verdad te aman sin ningún interés, sin orgullo, sin envidias, sin pedir nada a cambio: Solo discreción.

Llegué a mi cuarto. Decidí darme un baño bien cuidadoso y perfumarme. Quería que Jacinta tuviera la mejor experiencia sexual de su vida. Me rasuré las axilas, los testículos y toda el área alrededor del pene. Me bañé con agua tibia, lavando profusamente el glande y el ano. No quería contrariedades.

Al regresar, el ambiente estaba de lo mejor. Una suave y cálida luz en una esquina. Una música instrumental china, muy suave. Jacinta, desnuda, acostada boca abajo en la camilla… La luz de la lámpara la cubría por un lado, haciendo un juego de luz y sombra que la hacían ver como una diosa… Coloqué el incienso y lo encendí…Me acerqué, desnudo, a la camilla y su huésped… Jacinta dormitaba serenamente, esperándome…

Comencé levantando su cabello y besando su cuello. Un suspiro profundo me indicó que le llegó el mensaje. Recorrí con mis labios su columna, impregnándola con mi saliva desde el cuello hasta esas hermosas nalgas, resbalando mi lengua hasta el mágico círculo color café que se encuentra escondido en la linda rajita que se forma entre las nalgas. Al llegar al ano, Jacinta empinó sus glúteos un poco, ampliándose el espacio entre ellas, para que mi lengua pudiera deleitarse a plenitud con ese amado círculo, que recibió la punta, se insertó y salió infinidad de veces como cuatro centímetros dentro del ano, llenándolo de saliva y facilitando el desplazamiento. A estas alturas ya mi pene se encontraba totalmente erecto y babeando. La música, la iluminación, el incienso y los suspiros de mi sobrina, hacían muy difícil contener el impulso de querer montarme sobre ella y penetrarla por el ano con mi güebo sediento… Pero mi amor por esa tierna criatura era más poderoso que la pasión que estaba desatándose en mi pecho.

-¡Tiiiiooo! eres grandioso! ¡no sabía de lo que me he estado perdiendo! ¡Te amo tío!

Las manifestaciones de placer de Jacinta, me volvían loco. Pero así como ella se extasiaba, yo también disfrutaba enormemente el sabor del culo de Jacinta.

-Tío, quiero más, mucho más… que rico tío… hazme lo que quieras mi tío!… Aaaahhh!! Tío que me pasa? qué es esto tan rico que siento?

La tentación era muy grande. Pero la responsabilidad y la cordura estaban de mi lado. Jacinta empinaba y bajaba el culo con movimientos espasmódicos, mi lengua entraba más adentro. No lo podía creer. Estaba teniendo un orgasmo anal gracias a mi lengua! Aquello me puso a mil y con mi mano izquierda me hice una paja bestial mientras le mamaba el culo a mi sobrina y ella acababa de manera colosal!

Cuando terminaron los espasmos, saqué mi lengua de ese sitio tan candente y subí vuelta al cuello por la columna, poco a poco, llenándola de saliva y deshaciendo el camino andado… Ella levantó un poco su cara y la giró para recibir en su boca mi lengua y chuparla con fruición.

-Ahora mi bien, relájate… Jacinta acarició mi rostro y obedeció.

Impregné de aceite mis manos y comencé a darle un suave masaje, iniciando en la parte alta de su espalda. En círculos cada vez más amplios, iba tocando sus hombros, la parte baja de la espalda y esas nalgas esplendorosas que posee, para luego concentrarme en los lados. En esta parte, lograba tocar suavemente el lateral de sus tetas y de su vientre. Cada vez que tocaba las tetas por el costado, Jacinta emitía un gemido de placer. Decidí enfocar el masaje en los laterales para darle mayor contacto a las tetas y al vientre. Esto pareció gustarle mucho. Cada vez metía un poco más las manos hacia la parte de abajo de cuerpo, logrando llegar un poco más cerca de sus pezones y de su pubis. Entre pequeños gemidos, Jacinta, disimuladamente, levantaba un poco el torso para forzar que mi mano tocara su pezón. Ardía de ganas de que se lo tocara, pero yo sabía que debía dejarla "sufrir" un poco, para que después el placer fuera irrefrenable. Igualmente, cuando mis manos tocaban el lateral del vientre, ella intentaba girar un poco para tratar que mi mano le tocara accidentalmente su monte de venus, pero igualmente, yo lograba salir ileso en sus intenciones. Me producía un placer intenso verla "sufriendo" por mi falta de atención.

-Tío que ricooo! Tienes unas manos prodigiosas! Me tienes súper caliente! Necesito que apagues ese fuego!! Me provoca meter los dedos en mi cuquita tío!!

Dicho esto comenzó a bajar sus manos hacia su pubis, pero suavemente se las pude detener. No iba a permitir que me quitara el placer de introducirle los míos y hacerla acabar!

-Mi niña, gira y ponte boca arriba…

Se volteó suavemente. El aroma a sexo, incienso y perfume, creaban una atmósfera de puro placer extremo. Por primera vez veía esas hermosas tetas… Que tetas! No me imaginé nunca que fueran tan hermosas. Ni grandes ni pequeñas. La punta del pezón totalmente duro y redondo, como el botón de una rosa en formación. La aureola no muy oscura, sin mayor pretensión de opacar a su centro. Exquisitas tetas!

– Que hermosa eres mi corazón! tus tetas son de diosa! provoca comérselas!

-Son tuyas tío! Haz con ellas lo que quieras!

Dirigí mi atención a su pubis… perfectamente rasurado. Por los lados de sus labios vaginales, no tenía vello, pero por encima de la rajita, conservaba suficiente, no muy largo, de unos 5mm de alto, en forma triangular. El clítoris rosado, húmedo, apenas se asomaba entre sus labios interiores, viendo hacia arriba, hacia el vientre. Al verle esa cuquita se me hacía agua la boca. Quería comérmela! Quería chupar ese clítoris y ese vello púbico que tanto me gustaba!

-Tu cuca es bella mi niña!

En ese momento, ella tomó la iniciativa levantando el torso, dándome un beso en los labios e introduciendo su lengua en mi boca, buscando desesperadamente la mía. A su vez agarró mi mano derecha y la llevó a su pubis.

-Tío, no aguanto más. Necesito que me cojas! Quiero que me metas el güebo de una vez por todas! Necesito sentirte dentro mí!

Sus palabras de súplica venían apadrinadas por esa carita inocente de una niña que le pide a su padre que le compre un dulce. Con mucha calma y conteniendo mis ansias de penetrarla, la recosté de nuevo en la camilla, puse su mano izquierda en mi pene que estaba totalmente erecto, puse mi mano derecha en su pubis y mi izquierda en su teta derecha.

– Mi niña, cierra los ojos y disfruta. El secreto del placer extremo está en saborear el momento, degustarlo, catarlo como un buen vino. Cierra los ojos y sigue mi voz. Vive el momento presente, renuncia a lo que esperas y solo deja fluir las sensaciones. Vive cada toque, cada olor, cada sonido

Dicho esto, tome su mano que estaba sobre mi pene y le indiqué que subiera y bajara alternadamente. Estaba tan excitado, que el aceite preseminal embadurnaba todo mi glande y la parte interior del escroto. Inmediatamente, mi mano izquierda comenzó a jugar con su pezón y la derecha inició una exploración suave alrededor de sus labios vaginales. Con los dedos en forma de "V" los desplazaba por el espacio que hay entre los labios externos e internos, y ocasionalmente, los introducía en su vagina, solo un poco, y en otras, palpaba su clítoris con presión controlada. Estaba tan excitada, que mis dedos chapoteaban en sus jugos vaginales. No veía el momento en que mi boca estuviera succionando esa cuquita.

-Tío, me vas a mataaar… aahh!.. ¿Qué haces? ¿Qué es esto tan rico que siento?

-Shiii! disfruta mi vida. Se feliz. Este es tu momento…

Mientras con la mano izquierda le sobaba las tetas alternadamente, pellizcándole suavemente los pezones endurecidos a reventar, con la derecha comencé a tocar un poco más adentro, la parte de atrás del clítoris, una zona rugosa que la llaman a veces "punto G". La reacción no se hizo esperar.

-Tiiiiiooo!! Dale! dale! más rápido tíooo!! Que es eso coño! que vaina tan buena tío. Disculpa el coño tío! No puedo aguantar… aahhh!!!

Fue un orgasmo espectacular. Salió un chorro de fluidos que se depositó en mi mano y chorreó por sus piernas. No me pude contener y me llevé la mano a la boca para saborear ese manjar.

-Dame! dame tío! quiero probarlo!

Le entregué mi mano a sus fauces, lamiéndola con desesperación.

-Uhmm tío! que rico! No sabía que yo tenía toda esa ricura por dentro.

-Y cuando pruebes la mía te va a gustar más, mi corazón.

-Quiero, quiero ya tío!

-Quédate acostada, me voy a poner encima de ti, pero al revés. Tú me mamarás el güebo y yo te mamaré la cuca. Eso es lo que se llama un "69". Quiero que disfrutes mi pene, que lo chupes y saborees toda la leche que voy a arrojar. Yo me deleitaré con tus fluidos y me tomaré todo el que arrojes cuando acabes de nuevo, mi niña!

-De pensarlo ya estoy que acabo. Dale mi tío!!

Me subí a la camilla, introduje todo mi falo en su boca y, por fin!, mi boca se encontraba lamiendo y chupando esa cuquita de mis sueños.

-Chupa despacio corazón! luego verás que iras incrementando a medida que el placer vaya creciendo. No te desesperes. Te amo!

Sacando momentáneamente el pene de su boca, Jacinta dijo:

– Si mi tío… lo que digas… esto es demasiado rico… Si pudiera contarle a mi mamá, seguro que vendría a verte tío… Eres exquisito!

Ella no sabía nada de lo que había pasado entre Margot y yo. Me causó gracia lo que dijo. Quizá le cuente algún día. Todavía debo devolverle los favores a Margot.

-Si mi niña, pero sigue mamando, que me tienes loco de placer!

Mi boca se deleitaba succionando el clítoris. Estaba duro, divino! Mi lengua, esporádicamente, se deslizaba unas veces entre los labios vaginales, y otras penetraba la vagina hasta donde podía, poniendo especial cuidado en no romper el himen sagrado de mi sobrina. Finalmente, mientras chupaba el clítoris, introduje cuidadosamente el dedo medio, un poco, hasta la zona detrás del clítoris, para darle ese placer mientras lo chupaba por delante. Esto es lo máximo del placer femenino.

-Tiiiooo!!! Coño…! coño…! coño…! me vooooy aaaahhhh!!! tíiiiooo te amoooo!!!

Diciendo esto, sentí como entraba en mi boca un chorro de líquido producto del orgasmo sentido por Jacinta. Me lo tragué todo con placer, provocando irremediablemente el propio, tragándose Jacinta toda mi leche…

-Uhmmm tío… tío… tío… creo que me voy a morir… No me hubiera imaginado nunca que tirar fuera tan rico… tu leche es exquisita tío, me encanta su sabor… que divino! y eso que todavía no me lo has metido… sueño con eso tío…

-Eso es otra etapa mi niña. Hasta aquí llegamos hoy. Tus jugos son deliciosos, guao! quedé extasiado mi vida! la verdad que eres una deidad. Después te contaré algo sobre tu mamá y quizá podamos contarle esto que sucedió hoy. Pero dame algo de tiempo.

-Si? Como es eso tío?

-No te adelantes. Dime una cosa Jacinta. ¿Alguna vez "jugaste" con alguna amiga?

-Tío… bueno, creo que ya te tengo tanta confianza, que no me da pena decirte nada… Si tío… y me gustó… Pero no se compara para nada a esto que hicimos hoy… Esto es lo máximo…

-Bueno mi vida, eso es un buen paso, ya tienes adelantada una materia jajaja… Pronto te contaré algo de tu mamá, que te va a excitar mucho… y después, creo que le podremos contar esto.

– Tío? me sorprendes ja ja ja…

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