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La prima de mi madre II

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La prima de mi madre II

 

Segundo día con Blanca

 

Primera parte

 

A la mañana siguiente me levante sobre las 7,30, después de terminar de colocar la ropa de las maletas sobre las 8,30 baje dispuesto a desayunar, Blanca ya estaba en la cocina, llevaba un bonito pijama de dos piezas blanco ligeramente ajustado con un salto de cama del mismo color desabrochado con sus respectivas zapatillas también blancas muy bonitas, insinuaba sus grandes pechos y ligeramente sus pezones no llevaba sujetador pero los pechos parecían firmes supongo que también debiera ir sin braguitas buenos días dije, buenos días cariño que tal has pasado la noche, muy bien Blanca y tu, también que te apetece desayunar me pregunto, unos cereales con leche si puede ser, ella desayuno lo mismo que yo, mientras desayunábamos de di cuenta que llevaba las manos muy bien cuidadas eran muy bonitas, llevaba las uñas no muy largas mas bien cortitas pintadas de color rojo dabas ganas de besárselas, observe en un lateral de una pared había una puerta, le pregunte donde daba y me dijo al garaje, muy practico le conteste, si me dijo es muy cómodo, al cabo de un rato me dijo que tenia que irse a hacer unas gestiones en el banco y otros papeleos, que tardaría unas cuantas horas y que después iríamos a comer fuera, muy bien le conteste, no te preocupes estate tranquila. Me voy a vestirme me dijo, acariciándome la espalda mientras yo acababa de alegrar las cosas del desayuno.

Después me fui al comedor, como e comentado bastante grande y muy bien amueblado, me situé enfrente de los ventanales, mas que ventanales eran dos grandes cristaleras que se podían abrirse y salir afuera, observando el pequeño jardín con su acogedora piscina, que estaba en el centro rodeada con dos zonas ajardinadas con buen estilo, saliendo a mano izquierda había dos amacas para tumbarse y una mesa con sombrilla, era un conjunto muy bonito, de modo que si una persona estaba tumbada o sentada veía perfectamente quien salia del comedor.

Mientras estaba observando el panorama oí la dulce voz de Blanca que me decía: me voy cariñin -durante estas escasas horas que hacia que estaba en su casa nunca me llamo por mi nombre, siempre me llamaba cariño, cariñin o cariñito- estoy en el comedor le dije, mientras venia oí un ruido que para mi era música celestial si, eran tacones, me di la vuelta y vi una maravillosa joven mujer vestida con un traje chaqueta color azul marino que le caía como un guante, la falda la llevaba por encima de las rodillas bastante ajustada insinuando un bonito trasero, llevaba una bonita blusa azul pálida muy bonita llevando los primeros botones desabrochados menos el que estaba en medio de sus generosos pechos aquel botón parecía que iba a estallar de un momento a otro insinuando un maravilloso canalillo, a través de la blusa se insinuaban los sujetadores del mismo color que la blusa, ¿llevaba medias o pantys? creo que pantys, lo que si se es que le hacían unas piernas maravillosas y para rematar la faena unos encantadores zapatos negros sin plataforma con punta redondeada con unos altísimos tacones de aguja que le hacia una silueta todavía mas hermosa, conduce con precaución le dije, no te preocupes cariño lo haré me dijo mientras me daba un beso en la mejilla, yo correspondí dándole otro, llevaba un perfume de lo mas agradable, dio media vuelta y se fue al garaje por la puerta que hay en la cocina contorneando sus bonitas caderas y su encantador trasero volviendo a hacer el dulce ruiditos con los encantadores tacones.

Me fui a la sala de estar encima de la mesita había la prensa del día empece a ojearla como cada día todo eran malas noticias, crisis, guerras y asesinatos, al lado de los periódicos me di cuenta que había una revista, pero con la portada puesta al revés, le di la vuelta, era una de estas revistas femeninas sobre moda y belleza, en la portada con una gran foto de un zapato de salón negro sin plataforma con un inmenso tacón decía: Numero Especial dedicado a los tacones, los ojos se me pusieron como platos, me tumbe en el sofá y empece a ojearla, todas las paginas estaban llenas de fotos de encantadores zapatos con inmensos tacones, marcas, modelos, tallas, colores etc.

Lo siguiente que recuerdo es la dulce mano de Blanca que me acariciaba la cara dulcemente insinuando sus opulentos pechos yenseñando un generoso escote, perdón Blanca, estaba leyendo y me e quedado adormilado lo siento, mientras disimuladamente ponía la revista encima de la mesita con la portada al revés, no tiene importancia a mi alguna vez también me pasa, ya has terminado lo que tenias que hacer de bancos y papeleos le pregunte, si todo ya esta arreglado vamos dormilón que dentro de una hora nos vamos, mientras me ofreció su bonita mano para incorporarme, nos fuimos a nuestras habitaciones contentos y riendo, mientras ella me dijo que no importaba ir de etiqueta que solo bastaba ir de sport.

Al cabo de 3/4 de hora mas o menos ya estaba listo, estábamos en otoño pero todavía hacia unos días bonitos, así que me puse unos pantalones grises y una camisa azulada de manga larga con un suéter en la espalda baje para esperar a Blanca en la cocina, la puerta de la cocina estaba abierta, mientras la esperaba me dispuse a beber un poco de agua, -en la posición que estaba deslumbraba la escalera que daba a las habitaciones- justo cuando terminaba de dar el primer sorbo oí otra vez la celestial música de los tacones Blanca estaba bajando, llevaba unos vaqueros ajustadisimos insinuando un maravilloso trasero y su invisible tesoro, haciéndole una figura maravillosa llevaba unos zapatos rojos muy bonitos sin plataforma con un tacón altísimo eran maravillosos, una camiseta blanca con manga corta muy estrecha bastante escotada que se veía bastante de su encantador canalillo y le marcaban -no me cansare de decirlo- sus voluminosos y encantadores pechos insinuando los sujetadores del mismo color, colgando de un hombro llevaba un bolso no muy grande, de lo mas mono y en el brazo izquierdo una chaqueta color rojo, a medida que se acercaba mas radiante y esbelta estaba, llevaba los ojos ligeramente pintados como e comentado anteriormente los tiene azulados, los labios en cambio los llevaba pintados de rojo intenso como las uñas de las manos apenas estuvo en la cocina le dije, estas muy guapa, ella me lo agradeció con una amplia y dulce sonrisa, todavía tenia el vaso en la mano lo cogió bebió un sorbo y lo deposito en la mesa diciendo nos vamos cariñito, si dije cuando quieras. Mientras habría la puerta que da al garaje - ella iba delante- la estuve observando los vaqueros -como e dicho anteriormente los llevaba muy ajustados- le hacían un encantador y provocativo trasero muy bien hecho y con los altos tacones lo contorneaba junto con las caderas, de una manera maravillosa y encantadora.

Entramos en el garaje no estaba mal muy bien ordenado y limpio tenia un coche muy bonito grande y de una gama bastante alta, ella puso el bolso y la chaqueta detrás y yo el jersey nos acomodamos, mientras ponía la llave en el contacto me dijo, por favor dentro de la guantera hay unas manoletillas dámelas que me las pondré es mas cómodo y seguro conducir sin tacones, abrí la puertecita cogí las manoletillas eran de color negras clásicas, mientras se las daba ella con una dulce sonrisa me dio los encantadores tacones rojos -no pude llegar a ver sus pies, no se como los tiene- que deposite junto a mis pies y ella se calzo las manoletillas diciendo ya estamos listos para pasar una tarde agradable y divertida, vamos añadí yo.

Salimos del garaje, pasamos junto al guarda de seguridad que nos saludo con un ademan. Mientras conducía le pregunte: puedo poner la radio, claro que si, buscando emisoras encontré una que daban música ambiental puse el sonido bajito te gusta Blanca, claro es una música agradable, estuvimos hablando de cosas banales sin importancia, alguna vez comentábamos algo que veíamos alguna calle, una tienda alguna vez estábamos sin decirnos nada pero una sonrisa de ella lo decía todo, conducíamos por un paseo marítimo muy bonito y agradable lleno de tiendas y restaurantes en uno de estos silencios pensé: si me los pudiera poner esos tacones rojos tan encantadores, tan cerca que los tenia es como poner a un niño delante de un escaparate de una pastelería.

 

 

Continuara

(9,55)