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La prima de mi madre VII

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La prima de mi madre VII

Cuarto día con Blanca

Segunda parte

 

Esta tarde voy de compras vienes me pregunto? me encanta ir de compras claro que te acompañare es una de mis debilidades, voy preparando la comida y mientras tu puedes irte a cambiarte, mientras subía las escaletas iba diciendo que listas que somos, que listas que somos contorneando todavía más sus hermosas caderas y su atractivo trasero. A los pocos minutos se reunió conmigo en la cocina llevando un chándal color verde muy bonito con su camiseta del mismo color y también con sus respectivos sujetadores también verdes enseñando el sugestivo y dulce canalillo, la comida casi esta Blanquita, muy bien voy a poner la mesa.

Cuando terminamos de comer y recoger las cosas nos fuimos a sala de estar para ver un poquito la tele antes de irnos de compras. Encendí la tele y me senté en una esquina del sofá cual no fue mi sorpresa cuando Blanca se sentó en la otra esquina tumbándose y poniendo su cabeza en mi regazo con una dulce y encantadora sonrisa inmediatamente me di cuenta que se había desabrochado todavía mas la cremallera de la chaqueta del chándal no me di cuenta cuando lo izo, y claro en la posición que estaba se le insinuaban todavía mas sus opulentos pechos y por supuesto su dulce canalillo, Blanquita este modelo de corte de pelo que llevas me gusta mucho y mas si son morenas como tu mientras se lo acariciaba ella me lo agradeció con una sonrisa, suavemente le fui dando pequeños masajes en las sienes tocándole muy suavemente sus bellos ojos verdosos mientras ella los entornaba suavemente. Me deslice por sus bellas orejas tocándole los suaves glóbulos después por sus mejillas para seguir tocándole suavemente sus dulces y sedosos labios mientras ella ronroneaba como una gatita durmiendo, baje hasta el cuello que lo tenia muy suave deslizando mis dedos hasta su dulce canalillo que lo tenia como la pura seda seguí acariciando el canalillo de aquella bella joven mujer introduje un poquito mas mi mano poniéndola entre la camiseta y los sujetadores sintiendo sus pezones extendí la mano en cada uno de sus generosos pechos acariciándolos suavemente como si fuesen las montañas mas hermosas del mundo sintiendo su respiración, parecía una princesa durmiendo, quite la mano de aquel guapísimo tesoro, cerro completamente los ojos viendo cono su pecho subía y bajaba a ritmo de su respiración. Después de tener los ojos cerrados unos minutos los abrió lentamente, a sido maravilloso cariño mio maravilloso mientras con su mano me acariciaba dulcemente mis labios con una dulce sonrisa, yo se la cogí dándole dulces besitos.

Durante los siguientes días no comentamos este acontecimiento parecía que no hubiese acontecido. Hay que empezar a movernos si nos queremos ir Blanquita le comente, si dijo, estirando las piernas y los brazos perezosamente mientras me miraba con aquellos ojos verdosos con simpatía. Sobre las cuatro ya la estaba esperando en el comedor, me había puesto un traje gris con camisa blanca y corbata azulada mientras la estaba esperando me entretuve mirando unos cuadros bastante interesantes y alguno con firmas importantes mientras estaba intentando descifrar una firma volví a oír el dulce ruidito de los tacones volviéndome la vi bajar, llevaba un pantalón de vestir negro  muy ajustado que le hacia muy bonito, con un fino jersey de punto blanco de mangas cortas muy ajustado que le marcaban mucho mis admirados y opulentos pechos -el jersey no era escotado no le hacia falta- y por supuesto llevando el sujetador también del mismo color del jersey, llevando una chaqueta del mismo color que los pantalones y un bonito bolso que hacia juego con el conjunto y por supuesto unos maravillosos zapatos negros con su correspondiente tacón de 12 centímetros, estaba esplendida y radiante parecía una princesa bajando de su palacio, nada mas bajar le dije: estas radiante, tu también estas guapo me dijo con una dulce sonrisa. 

Nada mas entrar en el coche cogí las manoletillas de la guantera y se las ofrecí mientras ella con un ademan picanton me daba sus tacones tan radiantes, esta vez no los puse junto a mis pies sino en el salpicadero, me gusta nunca se me había ocurrido dijo ella, materia gris dije señalando mi cabeza con un dedo, aprendes deprisa dijo ella, nos pusimos a reír los dos al mismo tiempo. No tardamos mucho tiempo en llegar al centro de la ciudad encontrando aparcamiento con facilidad. Mientras se ponía los tacones salí del coche para abrirle la puerta saliendo con un encanto especial dándome las gracias, me gusta que me habrán la puerta me dijo riendo, le ofrecí el brazo lo cogió con mucho gusto. Tuve la impresión de que iba a gusto conmigo aun que tuviese solamente 18 años parecía que iba segura toda orgullosa, y porque no decirlo yo también iba todo orgulloso ir con una joven mujer y ademas tan bella no se puede ir todos los días. 

Fuimos por varias calles comerciales mirando escaparates, fuimos a una calle peatonal todas las tiendas eran de marcas de alta gama zapaterías, ropa, lencería, cosmética, te gustan estas tiendas me pregunto Blanca? si mucho ay cosas muy bonitas, vamos entremos en esta tienda de cosmética me faltan varias cosas. Apenas habíamos entrado la saludaron con mucho afecto, Blanca iba cogiendo las cosas que le hacían falta, yo también cogí varias cosas porque no traje todas las cosas de casa, has cogido lo que te hacia falta cariño me dijo, si le conteste, llevando ella varios productos de belleza, me disponía a sacar la cartera para pagar mis cosas ella con un ademan con la mano me indico que me guardase la cartera, póngalo todo en la misma cuenta por favor indico a la dependienta sacando una tarjeta. Salimos de la perfumería llevando yo las dos bolsas, cariñin mientras estés conmigo no tienes que preocuparte por el dinero me dijo con una dulce sonrisa, gracias Blanca se agradece.

Nos detuvimos mirando algunos escaparates de zapatos de mujer por supuesto con unos altísimos tacones sin plataforma, te gustan estos Blanquita señalando unos tacones muy bonitos, estas bien, seguiremos viendo otros escaparates me dijo, nos paramos en otro escaparate había unos zapatos de salón con un tacón de 12 centímetros - lo indicaba junto con el precio unos precios bastante altos valga le redundancia- negro con la punta redondeada era clásico pero muy bonito, también sin plataforma. Entramos en la zapatería enseguida la saludaron con mucho afecto: hacia un tiempo que lo la veíamos señora por favor siéntense, nos sentamos en unas pequeñas butacas bastante cómodas, mientras Blanca se fue con la dependienta a indicarle el modelo que deseaba yo me entretuve mirando, era una zapatería bastante lujosa estaba muy bien decorada, todos los zapatos indicaban unos precios bastante altos estaba en el paraíso de los tacones no me lo podía creer.

Que te parece me pregunto Blanca con voz bajita? Estoy en el paraíso de los tacones no me lo puedo creer le conteste también bajito, cariñito esto es real, la dependienta volvió con una caja quitandole la tapa le dio con mucha simpatía el zapato derecho era el mismo modelo que habíamos visto en el escaparate mientras Blanca se quitaba el zapato insinuando a través de la media su bonito pie poniéndose el zapato que la dependienta le había entregado, le sienta muy bien señora como siempre le indico la dependienta, si dijo Blanca com mucha simpatía, seria tan amable por favor e visto unas mules rojas con el tacón de 15, enseguida dijo la dependienta, mientras la dependienta fue a buscar las mules Blanca me dijo bajito: son para ti cariñito me las e probado yo para que tu no pasases vergüenza mientras acariciaba el tacón con dulzura, que te parece me pregunto? Sigo soñando estoy seguro, pero digo que si, le conteste sonriendo a Blanca.

La dependienta volvió con las mules dándole una para que se la probase, muy bonitas realmente, si dijo la dependienta le sientan de maravilla. Bien dijo Blanca, me quedo con las mules rojas, también con las de salón negras y ponga me dos pares de blancas y otras rojas, como no señora enseguida estará todo listo. Que te parece cariñito me dijo Blanca poniendo una de sus bonitas manos en una de mis rodillas, fantástico le conteste, ella puso una sonrisa de aprobación. La dependienta izo un ademan a Blanca indicándole que estaba todo listo, nos acercamos al mostrador mientras Blanca sacaba la tarjeta del bolso se la entrego a la dependienta después de unos minutos se la devolvió, yo cogí las dos bolsas con los zapatos mientras la dependienta nos abría la puerta diciéndole a Blanca: A sido un placer verla otra vez señora, vuelvan cuando deseen.

 

Continuará...

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