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Deseos con mi hijastra

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Todo empezó en una tarde de verano, cuando ella tenía 18 años. Hacia mucho calor, por lo cual llevaba una blusita muy corta y ajustada y unos pantaloncitos muy cortos. Nunca me había fijado realmente en el cuerpo que tenía, hasta ese verano caluroso, donde se mezclaron una combinación afrodisiaca de sudor y olores que despertaron en mí el mas grande morbo que hubiera tenido.

Su ropa mojada por el sudor dejaba ver su escultural belleza, tenía unas tetas firmes y sus pezones se marcaban duros. En un gesto de secarle el sudor de su cara, pase a refrescarla soplando aire de mi boca en su cuello y brazos a lo que ella muy tiernamente me contesto con una sonrisa picara y diciéndome que estaba mojada por todas partes.

El olor de su cuerpo sudado y aquella respuesta entre ingenua y provocativa, me empezó a crear un gran erección. Sentía como el tamaño de mí pene iba creciendo, marcándose cada vez mas su forma, en mi pantalón; miénstras tanto ella sin dejar de mirar mi entrepierna, sonreía y ondulaba su blusa, dejándome ver misteriosamente sus erectos pezones rozados.

Se mezclaron una gran cantidad de pensamientos en mi cabeza, quería follarme a mí hijastra y ella mostraba unas ganas algo ocultas de hacer lo mismo. Noté como en su entrepierna , sus pantaloncitos cortos dejaban ver algunos de sus pelillos de su cosita, esto me puso realmente cachondo, quería tener ese coñito en mí boca, chupar todos su jugos y entregarme a alucinar con sus olores vaginales. La temperatura cada vez subía mas, no se si en el ambiente, pero estoy seguro que en nuestros cuerpos, estaban que ardían.

Quieres que haga una limonada, para refrescarnos un poco, me preguntó. Le contesté que si y fuimos juntos a la cocina, yo no dejaba de verla, de detallarla, de desvestirla con la mirada, me imaginaba haciéndola mía. Después de tomarnos la limonada, fui a darme una ducha fría, pues sentía que me explotaría la polla. Dejé la puerta entre abierta queriendo provocarla a que se asomara y viera como mí cuerpo estaba preparado para expresar todos mis deseos. Pude entre ver que detrás de la puerta, se veía su sombra, esto retornó nuevamente mi calentura, por lo que aproveche para masturbarme. El tamaño de mí polla alcanzaba los 25 cm, dura y gruesa, la acariciaba pensándola dentro de su coñito, entrando y saliendo, haciéndola enloquecer.

No tarde mucho en explotar dejando soltar unos jadeos entrecortados por chorros de leche, entretanto pude ver la cara de mí hermosa modelo porno, observando y deleitándose de este momento, tenía su boca mordiéndose los labios en un gesto de máxima excitación y sus piernas cruzadas queriendo aguantar aquella sensación lujuriosa el máximo de tiempo posible. Sus ojos me invitaron a salir de la ducha con mi miembro todavía en buena forma y escurriendo los últimos vestigios de esperma. Sin poder aguantar mas esta situación, me le acerque y le pregunte si quería tocármela , estaba dispuesto a permitir que me tocará, que me convirtiera en su amante, me volvía loco.

Sin responder quiso hacer un acercamiento con su mano a mi polla quitándola inmediatamente al sentir su todavía dureza, me dio la espalda y se dirigió a su habitación, la seguí y después de verla recostarse en su cama boca abajo, me senté al lado de ella y empecé a acariciar su pelo, se mostraba muy tierna a mis caricias , entre cerrando sus ojos y dejando escapar una sonrisa de deseo. Seguí acariciándola en sus orejas, en el cuello, sus hombros, baje por su espalda, produciéndole algunas contracciones de cosquillas hasta llegar al borde de su pantaloncito, este dejaba ver el final de sus nalgas que al recorerlas con mis manos erizarón sus pequeñísimos bellos de las piernas.

Este juego de caricias aceleraba cada vez mas mi respiración y la de ella, uniéndonos en un solo respirar; el calor intensificaba los olores de nuestros cuerpos mojados en una mezcla de sudor y seducción. Besé su mejilla al mismo tiempo que mi mano pasaba muy delicadamente por su entrepierna hasta llegar muy cerca de su vajina, pero sin llegar a tocarla. Que divino placer, estábamos muy excitados y comencé a besar una de sus oidos .

LLevado por la pasión introduje mi lengua en el, uniendo mi saliva con su salado y esquisito sudor , mi polla nuevamente estaba totalmente repuesta y esta vez muy cerca de sus nalgas, ella se dejaba acariciar con un movimiento delicado de su cuerpo en gratitud a mis manos que la recorrían toda. Mí lengua fue situándose en su cuello, luego en sus mejilla, muy cerca de su boca, pude sentir su aliento agitado, quería besarla, pero quise provocarla aun mas, el morirme por hacerlo y no hacerlo a la vez, producía un morbo inimaginable. La besé en la boca apasionadamente al mismo tiempo que pasaba uno de mis dedos por sus labios vaginales que estaban completamente mojados por sus jugos.

Esto le produjo un escalofrío en todo su cuerpo que hizo que respondiera mis besos con la misma intensidad, juntando su lengua con la mía, comiéndonos literalmente. Sus tetas totalmente erectas, dejaban mostrar sus pezones a través de su camisita, Quería hacer mí sueño realidad, comerle el coño, sentirlo en mí boca, así que de pasar buen tiempo disfrutando de su lengua, bajé por el cuello hasta sus tetas, pase mi lengua por ellas, las mamé mientras mordía suavemente sus pezones, esto la hizo dar un grito de desesperación.......METEMELA COÑO, no aguanto mas, quiero tenerla toda dentro de mí, méteme tu polla dura en mí coñito.

Sin hacer caso de sus exigentes pedidos, seguí mi trayectoria enloquecido por sus palabras de deseo y sus olores vaginales. Estaba bajo los mas intensos deseos animales de vivir mi mayor fantasía. Ella insistía, no me hagas sufrir, METEMELA.

Llegando a su vajina y rozando mis labios con su vello púbico , sus manos bajaron mis interiores y con una destreza sutil agarro mi polla y se la introdujo toda en la boca. Ahora yo te la voy a mamar a tí, ¿te gusta?. Yo al mismo tiempo metía mi lengua en su coño y succionaba su clítoris.

Acompañados por unos rápidos ritmos, nos sobrevino el mejor de los orgasmos que jamás hayamos tenido, una explosión de leche en nuestras bocas, llenaban nuestras gargantas.

(9,00)