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La familia del cuco

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Marta

 

Amo mucho a mis hijos pero descubrí hace tiempo que a quien más quiero es a mí misma por encima de todo y por ello manejo a quienes me rodean en beneficio propio sin importarme nada.

Ella, su hija Andrea con Pablo el marido de esta y los mellizos de cuatro años llegaron al caserón que tenían en el pueblo reconvertido en chalet un día antes de que lo hicieran su hijo Juan, con Eva su esposa desde hacía cinco años; era un grupo bien avenido que pasaba mucho tiempo junto y a nadie le importaba que Marta siguiera siendo la matriarca que lo organizaba casi todo; no tenían otros parientes cercanos y ella se hacía cargo de la mayoría de gastos; disponía junto con esa casa de una considerable fortuna que heredó y que no le importaba emplear en su familia.

Un par de días después de la llegada de Juan y Eva, llamó una de las primas de Marta y mientras cenaban anunció.

.-Mañana iremos a casa de mis primos para conocer al chiquitín que nació la semana pasada y como han de venir a reparar la cerca, Pablo, debes quedarte para indicarles lo que queremos y supervisar que lo hagan bien y tu también Eva, para cuidar de que este hombre coma como debe, si se queda solo no comerá o se ira al bar y allí no guisan tan bien como el necesita y sé que lo cuidaras bien; sabéis que tengo un montón de primos por aquí y como no conocen a los niños es muy posible que acudan desde toda la comarca.

Pablo y Eva intercambiaron una mirada fugaz que solo Marta captó y sonrió para sus adentros. Por la mañana partieron los cinco en uno de los coches y poco después de desayunar Eva salió al jardín dispuesta a tomar el sol esperando que calentara un poco más antes de bañarse; tumbada en la hamaca bocabajo soltó el sujetador del bikini para que no dejara marca y recordó aquel día en que se besó con Juan y lo que sintió; la llegada de su marido los interrumpió y jamás se dio la oportunidad, pero ahora estaban solos y no sabía si Juan...

.-Hola casi-guapa.

Esa era una broma que solía hacer y que a todos gustaba, pero el tono de voz indicaba que en este caso era algo más que una broma; notó sus manos en la espalda con un poco de crema y su suave voz continuó diciendo. .-No nos interesa que te quemes.

Eva se dio la vuelta olvidando el sujetador en la maniobra y respondió.

.-¿Y si quiero quemarme?

Pablo la tomo en sus brazos y comenzó a besarla y ella sujeto su rostro con ambas manos como si temiera que escapara. Desde que se conocieron ambos sintieron algo y ese era el resultado; Pablo la alzó sin dificultad y en brazos entraron en la casa sin dejar de besarse; no llegaron más allá del salón y el sofá fue testigo de la entrega de esos amantes que lo eran sin consumar desde hacía tanto tiempo y la forma tan intensa en que hicieron el amor no dejaba lugar a dudas; a mediodía se dieron una ducha y como dos adolescentes sin dejar de tocarse fueron a la cocina; Eva puso una pizza en el horno y sacó una botella de lambrusco que Pablo descorchó; bebieron esa primera botella mientras esperaban y tomaron un par de copas de la segunda; Eva paró el horno y Pablo la sentó encima de la mesa de la cocina, separó sus piernas y volvieron a interpretar esa bella danza con dulces piruetas que solo los amantes entregados son capaces de realizar, a Eva se le trabó un poco la lengua al preguntar sin que los espasmos del reciente orgasmo se hubieran extinguido totalmente.

 .-¿Ahora qué?

Pablo de forma resuelta respondió. .-Ahora seguiremos como siempre cuando estén los demás pero buscaremos la forma de mantener esto que tenemos; intentaremos no hacer daño a nadie porque al igual que tú a Juan, también yo amo a mi esposa aunque de forma diferente que a ti, pero si por alguna causa intentan separarnos estoy dispuesto a dejarlo todo y marchar juntos porque ahora ya no quiero perderte. ¿Te parece acertado o lo ves demasiado precipitado?

Eva respondió muy seria. .-Puede parecer cualquier cosa menos precipitado, llevo años esperando esto y al fin a llegado.

Se abrazaron y comenzó otro memorable asalto aunque en este caso fue mucho más lujurioso que romántico y es que ambos estaban atrapados en una relación donde se había instalado la monotonía. A media tarde Eva encendió el horno para que terminara de hacerse la pizza y mientras la comían sonó el móvil de Pablo.

.-Hola cariño; han venido algunos primos de mamá y mañana llegaran otros; prefiere verlos ya que estamos aquí y de ese modo se ahorraran los ochenta kilómetros que hay hasta casa y de paso no se nos llenara de curiosos. No estoy segura de sí iremos mañana o pasado; ya os avisaremos para que Eva prepare algo para todos. ¿Estáis bien? Mamá os envía saludos.

.-Si, estamos bien, pero no ha aparecido nadie por aquí para reparar la cerca.

A lo que Andrea respondió. .-¡No te apures! Ya me dijo mamá que si no vienen esta semana lo harán la próxima, pero por si acaso quedaos ahí.

Andrea cortó la comunicación y Pablo comenzó a reír de forma histérica y cuando logró parar le contó a Eva lo hablado y salieron al jardín; ella se despojó del bañador y se lanzó al agua; Pablo se reunió con ella instantes después y en una de las esquinas disfrutaron de un nuevo y tórrido episodio de sexo salvaje.

Tenían muy claro cuál sería su futuro y esa noche volvieron a hablar del asunto reiterando ambos su intención de llevar su relación hasta las últimas consecuencias. En la mente de Pablo había algo que no cuadraba y que le tenía despistado y al fin dio con ello y como no sabía lo que significaba pensó que entre los dos podían intentar despejar el enigma y a medida que lo comentaba con Eva le pareció entenderlo.

.-Cuando Marta dijo que nos quedásemos aquí nos miramos porque los dos esperábamos una oportunidad como esta desde hacía tiempo aunque no nos decidiéramos a dar el paso y ella de alguna forma lo supo, estoy seguro que conoce o al menos intuye nuestra atracción. ¿Alguna vez comentaste con alguien lo que sentías? ¡No, ya sé que no! Pero ella creo que lo sabe todo y no sé qué se trae entre manos.

Eva murmuro como si pensara en voz alta. .-Está claro. Nosotros mantendremos la buena relación con nuestras parejas por el bien de todos y ella nos manejará a su antojo; me apuesto lo que quieras a que si nos descubren ella logrará que nos perdonen, incluso que transijan para que mantengamos nuestra relación a condición de no romper la convivencia familiar. ¡¡¡Es una bruja!!!

Pablo asintió y de súbito se giró hacia Eva y abrazándola comenzó besarla y atropelladamente casi gritó.

.-¡Vamos hay que aprovechar el tiempo!

Los dos días que tardaron en regresar fueron de locura, apenas comían y solo reposaban cuando estaban agotados pero en cuanto alguno de los dos se recuperaba volvía a la carga; el sexo oral fue la piedra de toque y un gran re-descubrimiento, ambas parejas lo tenían excluido de su repertorio y es que los hermanos son muy “tradicionales”, no como los cuñados que por separado y antes de conocer a los que después fueron sus esposos gozaron de esas y otras prácticas.

Llegaron a mediodía y los hermanos parlotearon sin cesar sobre los primos de “mamá” que habían conocido y ese día no se habló de otra cosa, de madrugada, Pablo se escabullo del lecho conyugal y salió al jardín con la nada sana intención de fumar clandestinamente un cigarrillo y cuando se disponía a regresar, de la oscuridad surgió su suegra que mirándolo muy seria dijo arrastrando las palabras. .-¡¡¡Se lo que has hecho!!!

El pobre hombre se asustó y pensó que de alguna forma había averiguado su afer con Eva y cuando Marta comenzó a reír se tranquilizó, más aún cuando añadió bajando la voz. .-¡Dame uno por favor! hace mucho que mis hijos no me ven fumar pero me encanta y al parecer estoy a salvo contigo. ¡Seremos cómplices!

Al oír eso se relajó totalmente y respondió en tono de broma. .-Lo que tú digas “suegra” y acompaño las palabras con un guiño.

.-Bueno, en ese caso quiero mostrarte algo y de paso pedirte ayuda y opinión, espera aquí un momento.

Le entregó el cigarrillo y marcho, unos instantes después apareció con una botella de cava que entregó a Pablo a cambio del cigarrillo, con dos copas en la otra mano se dirigió hacia una especie de establo que es donde suelen guardar los coches en invierno; al fondo había una puerta que atravesaron para entrar en una especie de vestíbulo donde había otra puerta que cerró después de entrar ambos en una oscura estancia, y al encender la luz apareció ante sus ojos un enorme salón elegantemente adornado; contaba con dos puertas cerradas que seguro también encerraban alguna sorpresa y al mirar a Marta esta comentó.

.-¿Qué te parece? ¿Es acogedor verdad? Quiero que sea un refugio especial solo para mí y algún invitado, o en tu caso “cómplice” ¿Guardaras mi secreto?

Alegremente Pablo respondió. .-Naturalmente, no pienso decírselo a nadie y además, a quien le importa que tengas esto solo para ti.

.-Esta insonorizado, pero en realidad, el secreto es referente a la ayuda que quiero que me prestes pero de momento descorcha el cava; quiero inaugurarlo contigo.

El pobre hombre no sabía dónde se estaba metiendo, descorchó el cava y llenó las copas, Marta levantó la suya y brindó por el futuro cercano y él secundó ese brindis. La mujer después de apurarla dejó la copa y se acercó al desprevenido Pablo que en ese momento y gracias a la luz tomó conciencia de la poca ropa que vestía; un salto de cama de tul que dejaba entrever las agradables formas de la mujer que a sus cincuenta años mantenía un gran atractivo.

.-Andrea me dijo hace tiempo que se agobia al no darte lo que le pides ni dejarse hacer lo que te apetece y ayer mismo me confirmó que la cosa sigue igual a pesar de mis recomendaciones, sé que ella es la que falla y aunque soy consciente que no es lo mismo trataré de ayudarla a cumplir contigo pero estoy segura que si lo hablas con ella se hará la ofendida. Espero que no me juzgues con demasiada dureza; quiero ayudaros y además cumplir una fantasía que tengo desde que apareciste por casa.

.-Ese es el “secreto” a guardar; la “ayuda” es para que me guíes indicándome lo que te gusta y la “opinión” es la que te merece mi actuación cuando terminemos. ¡Esas son las cosas que quiero pedirte!

Pablo notó el cuerpo de la mujer y no pensó, se abrazaron y sin dejar de besarse fue empujándola hasta el enorme sofá, ella se sentó y comenzó a acariciarle la verga por encima de la ropa; soltó el cinturón y poco después tenía el capullo en la boca y miraba a su yerno a hurtadillas levantando la mirada. Pablo suspiraba entrecortadamente, apoyó una mano en su cabeza y la dejó hacer imaginando que algún día Andrea le haría algo semejante; después de que Marta cumpliera con ese primer trámite se tendió en el sofá y tiró del hombre que trató de ponerla más caliente, acariciándole los pechos y paseando un par de dedos por la vulva hasta que se recuperó lo suficiente; con una erección aceptable y recordando lo que la mujer comentaba siempre respecto a la flexibilidad que le proporcionaban las sesiones de aerobic, colocó sus piernas sobre los hombros y la ensartó con una potente estocada que le arrancó un recio jadeo; la expresión de su rostro era de profundo agradecimiento y la mujer murmuró.

.-¡Trátame como a una puta! ¡Tú puta! no quiero que pienses; fóllame salvajemente y hazme tuya como quieras.

Las siguientes envestidas fueron violentas, casi con rabia y es que Pablo seguía pensando en Andrea mientras lo hacía y de vez en cuando murmuraba.

.-¡Toma puta! ¡Toma Andrea! Eso exacerbó a Marta que comenzó a mover su pelvis a los lados todo lo que los caderázos que le estaban dispensando permitía, tratando de proporcionar mucho más placer a ambos. Los espasmos de un primer orgasmo hicieron que se retorciera pero Pablo de forma cruel no paró y a ese primero se encadenó otro y otro más y otro y al fin se vertió en ella llenándola con su esencia que chapoteó entre ambos hasta que dejó de moverse aunque sin cambiar de posición; la miraba a los ojos y cuando ella fue capaz de abrirlos, con una sonrisa descargó las piernas con sumo cuidado dejándolas junto a si sobre la cama y se tendió a su lado esperando que la mujer recobrara el aliento.

Marta se incorporó apoyándose en un codo para mirarle a la cara y con calma y a media voz comenzó a decir. .-Ha sido maravilloso y no me importa que pensaras en mi hija, es más, es lo mejor que podías hacer pues como te dije trataré de ser mientras me lo permitas su prolongación, esa que te dará lo que ella es incapaz además de satisfacerme como nadie en los últimos treinta años; el padre de estos hijos míos era muy trabajador pero una nulidad en la cama al igual que ellos, y los substitutos que elegí tampoco eran lo que necesitaba pero me apañé; soy consciente que Juan es también un inútil incapaz de darme un nieto y por eso lo arregle para que te quedaras a solas con Eva; sé que lo aprovechasteis y espero que entre los tres seamos capaz de evitar una siempre desagradable separación; he hablado con mis hijos de lo que esperaba de vosotros y aunque al principio Juan no lo tenía claro Andrea le ha hecho ver que es lo mejor para todos.

Esto otro ha sido un “quid pro quo”; yo obtengo mi “comisión” por organizarlo todo y tú a mi como compensación por continuar con mi hija y te aseguro que serás incapaz de proponerme nada que rechace, incluso si te fijas veras tengo algunos juguetes en esos cajones por si más adelante te apetece explorar otros campos no tan tradicionales como son el sado o la dominación física, podrás comprobar que todo lo férrea que es mi voluntad para manejaros desaparece cuando me entrego a esos juegos, pero ahora solo falta que preñes a Eva porque dudo mucho que Juan lo consiga, a, y por ella no te apures; hablamos largo y tendido después de la cena y convinimos en que no se opondría a nuestros encuentros si aceptabas, aunque si prefieres hablarlo antes con ella te espera en el cuarto de la plancha.

Pablo aún preguntó. .-¿Cómo sabias que aceptaríamos? Era arriesgado organizarlo todo sin tener la certeza.

.-Fue fácil, hace meses que os observo y era evidente la atracción que sentíais el uno por el otro; dejaros solos para que completarais un ciclo y ofreceros el mejor de los acuerdos al que se puede llegar sin perder nada y ganando mucho ha sido lo más lógico...

Pablo encontró a Eva donde le indicó la suegra de ambos y ella lo recibió con una sonrisa y soltó una corta frase intentando que su voz sonara seria. .-¡¡¡Es una bruja!!!

Hicieron el amor y de madrugada regresaron ambos a su respectiva habitación; Andrea se revolvió en la cama y preguntó como de pasada. .-¿Has “hablado” con mamá?

A lo que Pablo respondió con un lacónico. .- ¡Sí! Este todo hablado y aclarado. Y ¿Tú tienes alguna duda?

Andrea negó con la cabeza y añadió..-¡No! Y Juan tampoco; lo tenemos todo claro y sé que vosotros también; buenas noches cariño ¡que descanses!

©PobreCain

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