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'Las Calientapollas' de hoy y las de ayer

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Parte primera: Las Calientapollas de ayer.

En aquellos años de la represión sexual, aquí en España, se daba la figura de "La Calientapollas". Se le denominaban así, a las que encandilaban a los tíos, les ponían a "mil". pero a la hora de la verdad: "Tararí que te vi" *

La mayoría de las mujeres de aquella época, no es que fueran Calientapollas" por placer, lo eran por convicciones morales y religiosas, ya que estaban muy bien avisadas por sus padres y preceptores.

-¡Hijas mías! Guardar bien la honra (en este caso el virgo) para el matrimonio, que una mujer deshonrada (en este caso desvirgada) no podrá hacer feliz a su marido, ni será una madre ejemplar.

¡Claro! Con estas consignas, no había forma humana de follar de soltero; salvo como ya he dicho en otros relatos, que fueras millonario y tuvieras queridas mantenidas en pisos, o yendo de putas. Era la doble moral imperante de entonces: "Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga".

Pero como a la Naturaleza ningún ser humano ni divino, le pueden poner freno, aquellas jóvenes, sentían entres sus piernas y en sus cerebros, exactamente los mismo que sienten hoy la mujer. La diferencia, es que la de hoy está liberada sexualmente, y la de otrora estaba presa de sus prejuicios.

La que es hoy mi señora, a la que amo profundamente, y bendigo la hora en que la conocí, era una de aquellas "Calientapollas". Pero no porque ella disfrutara poniendo a los hombres cachondos, y luego dejarles con el clásico dolor de huevos; no, no. Mi señora era una de aquellos millones de jovencitas, convencidas de que la misión de la mujer en el Sagrado Matrimonio, era llegar a ese Sacramento puras cual auras puras. Y sin duda, gracia a su formación espiritual, me lleva aguantado cuarenta y dos años. Nos casamos en 1968, ella 20 añitos, y un servidor 27.

Nuestro noviazgo fue breve, (14 meses) ya que un servidor tuvo la absoluta seguridad de que había encontrado a la mujer perfecta. Pero durante esos 14 meses, ya novios formales y con el piso comprado, no me dio "ni un anticipo" . Recuerdo con inmensa ternura, e infinito amor aquellas pláticas en el pisito que nos compramos en el Barrio de Moratalaz de Madrid, o en mi primer coche; un Sinca 1000.

-Cariño; pero si nos vamos a casar dentro de quince días. ¿Es que me vas a dejar así?

Hay una frase acá en España, que cuando se hace referencia a algo sólido o duro, se suele decir:

"Eso está más duro que la polla de un novio"

¡Cierto, muy cierto! A esa edad, se le pone a uno que parece que va a reventar, y al no disponer de un chochito donde"fraguarla" , pues "paja que te crió".

Íbamos al piso casi todos los días, para amueblarlo y prepararlo, ya que la boda era inminente: Recuerdo un día....

-¡Mi vida...! Pero si nos vamos a casar la semana que viene…¿Es que también me vas dejar así...?

Antes de terminar de decir "así", ya tenía fuera de la bragueta mis 18 cm de polla para que viera en "qué estado se encontraba".

-¡Pero que cochino eres...! ¡Anda! "guárdate eso". ¿Es qué no puedes esperar a la noche de bodas?

-Cariño. –Qué cara pondría que se asustó. –O te follo por las buenas, o te violo aquí mismo. Porque lo que tú eres, es una CALIENTAPOLLAS.

Debo decir, que, durante nuestro noviazgo, no pasamos de los besos (y sin lengua) ya que decía ella, que eran una cochinada, y algún sobeo por encima de la ropa. Nada más.

Pobrecita, al escuchar aquella palabra, vocablo que era la primera vez que lo escuchaba, entró en una especie de llanto que me asustó. Hacia pucheritos igual que un bebe, y entre gemidos decía...

-¡Tú crees que yo no tengo ganas! ¡Qué me muero por abrazarte! ¡Qué eres el hombre de mi vida!

Callé, pero la miré con profundo respeto.

-Mi ilusión es que en nuestra noche de bodas te sientas el hombre más feliz del mundo, y que tengas la absoluta seguridad que te has casado con una mujer virgen. En los pocos días que faltan para nuestra boda, pueden ocurrir muchas cosas.

La verdad, al ver la actitud tan sincera, equivocada o no, pero sincera, de la que a los ocho días después fue mi esposa, "se me arrugó". Entendí sus razones y la respeté.

A los ocho días nos casábamos, y si quieren saber que pasó en la noche de bodas...

 

Lamento decepcionaros

aunque los ojos se os enturbie

y el espectáculo aguaros,

puse el cartel: "do not disturb".

Pero podéis fácilmente imaginaros

aquella imagen, aunque os turbe.

Pero si os diré que fue maravillosa.

Noche que nunca se olvidará en la vida.

Cuando el amor supera todas las cosas

el alma queda por siempre ungida

tañendo las campanas gestas gloriosas

en honor de aquella sobrevenida.

Queda pues todo dicho

de lo que se supone hecho;

y si alguno tiene el capricho

de saber que se hizo en el lecho,

todo está ya sobredicho:

sólo diré que tembló el techo.

 

* Tararí que te vi: expresión que indica no cumplir las promesas. Dejar con un palmo de narices.

 

Segunda parte: las calientapollas de hoy

Hoy también existe la figura de "la Calientapollas" , pero no por motivaciones religiosos o de tipo moral. A la "calientapollas" de hoy, lo que le gusta y como disfruta es poniendo a los tíos cachondos, y luego dejarles con la polla "gimiendo y llorando"

Se suele dar en Internet. Es la mujer generalmente casada o con pareja estable; exhibicionista y con mucho morbo. Su satisfacción no es el follar con otros, es la de lucirse ante los hombres a través de las redes sociales; preferentemente en foros, chats y MSN.

Buscan por las redes a los hombres que ellas calculan adecuados a sus caprichos: suelen ser hombres que intuyen por sus comentarios, cultos y con grandes capacidades de respuesta, pues creen son los idóneos para sus juegos. Desestimando a los que no responden a sus insinuaciones con la actitud que buscan.

He sido "víctima" de varias damas, a través de la Red. He sido seleccionado por ellas por creerme el tipo ideal para sus juegos morbosos. La primera fue una que me perseguía por todos los chat. Casada y con dos hijos, según me dijo, pero aburrida, y que buscaba a alguien como yo, que le pusiera un "poco de sal" en su vida.

Llegamos a ser ciber amantes, pero nunca me mostró su rostro, sólo su cuerpo. Al principio entendí su postura, pero a los dos o tres meses que duraba nuestro ciber idilio, y con promesas por parte de ella, de hacer reales nuestros ciber polvos; le pedí ver su cara, pero seguía negándose.

¡Eso sí! me enseñaba su coño peludo y tus preciosas tetas. Yo también le mostraba la polla por la webcam, y nos hacíamos unas pajas tremendas. Lo que empezó a mosquearme de ella, fue, que me pedía a la hora de eyacular ver mi cara, ver como la ponía y que gestos hacía. Eso era lo que de verdad le ponía cachonda; ver la cara de los tíos a la hora de "correrse". Y un servidor accedía a sus deseos: que viera la cara de gilipollas que ponía cuando me corría.

Hasta que un día le dije:

-Yo también quiero ver tu rostro, me parece absurdo esta situación. De lo contrario lo dejamos.

Decir estas palabras, y no volver a conectar con ella, fue fulminante.

Otra Calientapollas que conocí a través de un foro erótico, fue la que respondía a mis versos eróticos colgados en ese foro con encendidas palabras de elogios. Decía:

-Si yo tuviera un marido como tú, que me compusiera esos versos, sería la mujer más feliz del mundo. Tus versos me trasladan a edenes y vergeles maravillosos.

Pero cuando le compuse algunas odas para ella, decía que se derretía de placer. A ésta si llegué a ver su rostro, y ¡lo juro! que quedé prendado. Era sencillamente preciosa: rubia de unos 30 años, y con un cuerpo que me enseñaba por webcam en todas nuestros "ciberpolvos". Me enamoré (o me ilusioné) de tal manera, que le pedí en unos de nuestros más ardorosos "polvos por teléfono", hacer realidad "este amor".

Recuerdo que me decía por teléfono, una vez dado rienda suelta a nuestras pasiones:

-Acabo de follar con mi marido, hace menos de una hora, pero el placer que he sentido en el "polvo telefónico" que me acabas de echar, tus palabras me han hecho disfrutar más, que la polla de mi marido.

Y uno que nunca aprende (ni aprenderá) a conocer a la mujer, se lo creía. Hasta que un día le dije.

-Voy a donde me digas, tomo el avión, el tren, o el medio que sea para llegar hasta ti coño. No aguanto más, necesito hacer real esta situación.

A partir de aquí, nunca más volví a saber de ella.

Otras dos mujeres, casadas según me confiesan, responden a mis relatos eróticos con respuestas llenas de arrebato y exaltación a mi imagen. Dicen masturbarse o pensar en mi cuando follan con sus maridos o parejas. Pero ninguna accede a mis deseos de sexo real, a pesar de que una de ellas, vive muy cerca de mi localidad.

Estas son las Calientapollas de hoy. Mujeres casadas, estables e incluso felices con sus parejas; pero con un morbo que les domina; y gracias a los medios de que hoy se disponen, puede hacer virtual esa inquietud, ya que no les representa ningún peligro ni compromisos a sus situaciones personales y sociales.

Gozan como "gatas en celo" viendo como ponen cachondos a los tíos. Como dije antes, esta actitud corresponde al tipo de mujer, sabedora de sus atractivos, y que por causas normales de las rutinas que llegan a desembocar los matrimonios, necesitan potenciar esos encantos en otras personas extrañas, para seguir sintiéndose "diosas" de sus Olympos.

 

FIN DEL ENSAYO

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