CAPITULO XXVIII
-Cariño.
-Dime cielo.
-¿Cómo llevas lo de encontrar la habitación en donde me hagas tuya, y yo a ti mío?
-He hablado con mi amigo Manolo...
-¡Um! de Manolo no me fío...
-Sí, mujer. Es un chaval formal, aunque amigo de la chanza y de la broma...
-Por cierto, ¿Cómo vas a conseguir "las gomas"?
-Ese es otro problema que por solucionarlo me desvelo. Cariño ¿Y si lo hacemos a pelo.?
-Qué quieres que te diga. ¿Y si me haces una barriga?
-¿Por qué no pides consejo a tu amiga?
-A Maribel, ¿A esa?
-Sí, ¿No está casada, y te da consejo cuando interesa?
-Pero cariño, a pedirle consejo de este tema no me atrevo, igual me toma por una del sexo perversa. ¡Y no es eso!
-¿Tu empresa no es danesa?
-Sí. ¿Por qué?
-¿Y trabaja alguna chica soltera nativa?
Quedó Cristina pensativa. Eran los puñeteros problemas que nos ponían en favor de la moral. Falsa moral, pues bastaba que tuvieras dinero o un cargo de relevancia, para ser "como gallo de corral". Pero los jóvenes sin recursos lo pasábamos muy mal en el tema sexual. ¡Aquella puñetera intolerancia..!
Ya ven ustedes, mi novia y yo que nos profesamos un amor sincero y ambos muy formales, esa sociedad nos ponía en un brete que para poder echar "un polvete" .
-¿Qué piensas cariño? Le pregunté al notarla como ausente.
-Nada, que me acordaba de una compañera nativa de Copenhague. Hablando el otro día con ella decía que en Dinamarca el chico y la chica son igual ante el tema sexual. De ese tema, mucho sabe.
-Seguro que en España algún día ha de llegar. Le dije convencido
-¿El qué llegará? -Me dijo ella que no se había percibido.
-¡Leches! Pues que sea normal el follar.
-No seas guarro Amador, que esa palabra suena muy mal.
-¿Ves? Si vosotras sois las primeras que ponéis peros a lo que es lo más natural.
-No es así precisamente, pero a las chicas esa definición del sexo nos parece indecente. Nosotras, las decentes amamos, no follamos.
-Lo siento cielo. Te juro que yo deseo amarte bajo las condiciones más sinceras que honra al amor; pero comprende que a los chicos cuando se nos hinchan los ... perdemos las razones... y algunos pierden hasta el honor.
-¡Qué horror! -Volviendo al tema del preservativo. Lo haremos con goma, así lo he decidido. Me dijo Cristina, y añadió: - Hacerlo a pelo, prohibido. ¿Por qué no se las pides a tu amigo?
-¡Es verdad! no había caído. Seguro que Manolo me los puede proporcionar o sabe donde se pueden comprar. ¡Ya te digo!
Dejamos el tema pendiente para ultimar los últimos detalles, y haber si Manolo nos conseguía los preservativos.
-Amador.
-Dime amor.
-¿Te ha comentado algo José Luis sobre mi hermana?
-Poca cosa.
-Tú, ¿cómo los ves?
-Creo que Roberta a algo mejor puede aspirar; te lo digo con sinceridad y decirlo no me apura. Y no es que menosprecie a mi amigo, pero hay bastante diferencia entres los dos, sobre todo en la cultura.
-¿Y crees que eso será óbice? Inquirió Cris.
-Quizás lo que te diga tranquilice, pero creo que él con tu hermana simpatice. -De momento una relación de amistad no le asusta, quizás cuando esta amistad profundice, igual con el tiempo al temperamento de "Jose" se ajusta.
-Te digo de antemano, que "Jose" es muy raro; tan pronto es delicado cómo de repente te da un palo.
-Pues sí que es raro, sí. ¿No será un "chico malo"?
-No, no es malo, te lo aseguro, y si es preciso lo avalo, lo que pasa que las chicas le dan apuro; ese es su lado oscuro, en ese aspecto está algo inmaduro.
-¿Y crees que mi hermana con él tendrá futuro?
-Cariño, eso no lo aventuro, pero que pueden llegar a hacer una buena pareja, eso si que lo auguro.
-Lo que sea, lo veremos en el futuro. Dispuso Cristina.
-Exacto cariño. No le pongamos al amor un muro.